Las calles del mercado

Cubría mi rostro con la capucha para disimular un poco la mascara, simplemente no me acostumbraba a no usarla, tan solo en privado o frente a algunas personas no la utilizaba. Pero bueno tampoco era la idea llamar la atención, así que nada que unos harapos no hicieran pasar desapercibido.

-Tsk…hmhmhm – Contenía la risa, ya que la mascara haría ecos un poco extraños. Pero ver la reacción de la gente a nuestro alrededor cada vez que el estomago de Enya rugía de hambre era en verdad gracioso. Aunque mejor eran esas caras que ponía de ruego por llegar a las tiendas del mercado.

No fue mucho lo que habíamos caminado cuando comenzamos a ver algunos de los puestos ambulantes en el horizonte. Pero el calor y el sol hacían el camino mas extenuante, nos habíamos alejado un poco de la brisa que traía el río. Cada vez había más puestos, más grandes, con más variedades. Por instantes me detenía observando lo que exponían en alguno que otro pero suponía que el hambre de mi amiga ya la estaría hostigando mucho. – ¿Viste algo que le apetezca al ruidoso?- inquirí volteándome, pero me encontré hablando a la nada ya que Enya no estaba allí. Dirigí mi mirada unos metros mas adelante encontrando a mi compañera ya en un puesto. –Haha que impaciente.- musité mientras me acercaba a ella a ver que había encontrado.

Las calles del mercado eran un lugar en el que era sencillo pasar desapercibido, con todas las personas dirigiéndose a lugares distintos creaban una pantalla perfecta para que Alizé pudiera seguir vigilando al pelirrojo sin que éste se le volviera a acercar y comenzar con las típicas preguntas. Aún estaba confundido por ese beso, pues le inquietaba saber que todavía podría sentir algo por el joven músico.

Pero tener alguna relación fuera de la amistad que compartían en la villa de Endimión cuando niños era algo que sinceramente no deseaba. Ya tenia bastantes problemas con la relación que tenía con Talos como para pensar en abrir otra con un hombre del que no sabía nada en bastante tiempo. Tal vez en el pasado lo amo con la misma intensidad que el general, pero eso ya era un recuerdo que formaba parte de su pasado más distante, y ya no quería seguir viviendo el pasado, quería mirar hacía el mañana.

Antes de irse a la villa que le pertenecía al General Talos, el chico miró por última vez el rostro de Khrys, pues dudaba que después de su actuación en ese día quisiera volver a verlo. Fue cruel en su reaccionar, pero no tenia otra alternativa, tenia pánico como para pensar correctamente tras recibir ese maldito beso que agitó su mundo.

El cielo comenzaba a oscurecerse, era más tarde de lo que había pensado cuando se separo de su caballo y se fue al mercado a distraerse de la realidad. Y al parecer él no era el único que tenia prisa por irse; Khrysis también había recogido sus cosas y se marchó del lugar junto al hombre de cabello castaño.

-He de irme.-

No tenia ni la menor idea de quién era el hombre que había estado acompañando a Khrysis, pero Alizé no demoró en comenzar a sentirse celoso. Y después de eso se preguntó por qué rayos estaba celoso. Al no encontrar una razón salió corriendo asustado y con la cara roja de vergüenza, mientras se dirigía a toda velocidad a la villa.