Conectarse
User del Mes
Mapycozo
El gran ilusionista
El gran ilusionista
¡Prepárense para vivir las vacaciones en la playa!
Próximamente...
Últimos temas
Ganador de la 1º Era
Eras del Mundo
Deathless Love +18
Magical Hope
Damned Worlds
Vit Astrale
Digital Pocket
La cancion de Eventyr
Ilvermorny School
Fate/Requiem
Fate/Light of Extinction
Nine Beast, One Symbol
Neoarghia +18
Little Fears
Las calles del mercado
+59
Teiroth
Chrystalle
Kardia1
Solomon
Dhoko
Ganymede
Drakins
Michiru
Dahinten
Ambrose
Arwen
Aixa
Octavius
Talos
Jezzara
Lukas
Larissa
Lestat
Alize
Burzum
Khrysis
Ada
Lydia
Andrea
Kainan
Ace
Helena
Albireo
Armand
Aramse
Aglaya
Cassie
Arone
Deuteros
Gintoki
Steven
Diva
Nia
Defteros
Maka
Lady
Astrid
Sheznarda
Alucard
Samantha
Pandora1
Gelum
Fye
Vergilius
Jabranth
Sophia
Alessa0
Mauritius
Lucy
Ioros
Aspros
Argol
Enya
Luna
63 participantes
Página 10 de 13.
Página 10 de 13. • 1, 2, 3 ... 9, 10, 11, 12, 13
Las calles del mercado
Recuerdo del primer mensaje :
Cubría mi rostro con la capucha para disimular un poco la mascara, simplemente no me acostumbraba a no usarla, tan solo en privado o frente a algunas personas no la utilizaba. Pero bueno tampoco era la idea llamar la atención, así que nada que unos harapos no hicieran pasar desapercibido.
-Tsk…hmhmhm – Contenía la risa, ya que la mascara haría ecos un poco extraños. Pero ver la reacción de la gente a nuestro alrededor cada vez que el estomago de Enya rugía de hambre era en verdad gracioso. Aunque mejor eran esas caras que ponía de ruego por llegar a las tiendas del mercado.
No fue mucho lo que habíamos caminado cuando comenzamos a ver algunos de los puestos ambulantes en el horizonte. Pero el calor y el sol hacían el camino mas extenuante, nos habíamos alejado un poco de la brisa que traía el río. Cada vez había más puestos, más grandes, con más variedades. Por instantes me detenía observando lo que exponían en alguno que otro pero suponía que el hambre de mi amiga ya la estaría hostigando mucho. – ¿Viste algo que le apetezca al ruidoso?- inquirí volteándome, pero me encontré hablando a la nada ya que Enya no estaba allí. Dirigí mi mirada unos metros mas adelante encontrando a mi compañera ya en un puesto. –Haha que impaciente.- musité mientras me acercaba a ella a ver que había encontrado.
-Tsk…hmhmhm – Contenía la risa, ya que la mascara haría ecos un poco extraños. Pero ver la reacción de la gente a nuestro alrededor cada vez que el estomago de Enya rugía de hambre era en verdad gracioso. Aunque mejor eran esas caras que ponía de ruego por llegar a las tiendas del mercado.
No fue mucho lo que habíamos caminado cuando comenzamos a ver algunos de los puestos ambulantes en el horizonte. Pero el calor y el sol hacían el camino mas extenuante, nos habíamos alejado un poco de la brisa que traía el río. Cada vez había más puestos, más grandes, con más variedades. Por instantes me detenía observando lo que exponían en alguno que otro pero suponía que el hambre de mi amiga ya la estaría hostigando mucho. – ¿Viste algo que le apetezca al ruidoso?- inquirí volteándome, pero me encontré hablando a la nada ya que Enya no estaba allí. Dirigí mi mirada unos metros mas adelante encontrando a mi compañera ya en un puesto. –Haha que impaciente.- musité mientras me acercaba a ella a ver que había encontrado.
Luna- Cantidad de envíos : 8
Re: Las calles del mercado
El guitarrista paró su marcha por un momento al ver el cabello de Alizé moverse entre la multitud. Giró su cuerpo y miró en la dirección en la que el joven ojiazul había corrido, levantando su mano izquierda como si intentara alcanzarlo. Todo indicaba que su reconciliación seria en un escenario y día diferente, pues ese ya estaba terminando y no creía que el chico regresara por tercera vez, eso seria ya muy poco probable. Se había quedado con un mal sabor de boca, pues conociendo lo predecible que era el joven Alizé, seguramente se lanzaría a sus brazos y se pondría a empaparlo con su llanto. Pero las cosas no fueron así a fin de cuentas.
Recordó que por enfocarse en Alizé se había olvidado totalmente de Burzum, seguramente el hombre ya estaba cansado de verlo angustiado por el destino del chico de los ojos llorosos. La noche hacia su aparición sobre el cielo nocturno, todo siendo iluminado por la resplandeciente perla en el cielo.
Burzum, en respuesta a la pregunta del músico, le dijo que el lugar en el que estaba pensando era en Egipto. Egipto, lo conocía bien, pues fue uno de los lugares a los que fue llevado por su abuelo mucho antes de haber pisado Roma. Recordaba vagamente aquel lugar que Burzum describía como bello, pero era algo más difícil de lo que creía, pues suprimió varios de los recuerdos que correspondían a su infancia por causa de Endimión, tuvo que bloquear muchas cosas para crecer como un hombre normal.
Aunque era algo extraño que Burzum, una persona a la que conocía de horas solamente, le propusiera emprender un viaje a tierras tan lejanas. Era verdad que la música era bien apreciada allá, pero tenia dudas sobre si era adecuado comenzar a viajar en compañía de Burzum: nunca había sido el tipo de persona desconfiada, pero desde lo ocurrido con Endimión desarrolló el hábito de no tomar esas decisiones tan a la ligera.
Se quedo callado por unos minutos, con los brazos cruzados y mirando a todo a su alrededor menor a Burzum, y luego de eso emitió su respuesta: -claro que lo conosco, y me parece un plan perfecto. Y bueno, yo estoy listo, sólo necesito mi guitarra, del resto me ocupare cuando lleguemos a Egipto. Andando!- exclamó mientras retomaba la marcha, tomando a Burzum de brazo y dejando atrás las calles del mercado.
Recordó que por enfocarse en Alizé se había olvidado totalmente de Burzum, seguramente el hombre ya estaba cansado de verlo angustiado por el destino del chico de los ojos llorosos. La noche hacia su aparición sobre el cielo nocturno, todo siendo iluminado por la resplandeciente perla en el cielo.
Burzum, en respuesta a la pregunta del músico, le dijo que el lugar en el que estaba pensando era en Egipto. Egipto, lo conocía bien, pues fue uno de los lugares a los que fue llevado por su abuelo mucho antes de haber pisado Roma. Recordaba vagamente aquel lugar que Burzum describía como bello, pero era algo más difícil de lo que creía, pues suprimió varios de los recuerdos que correspondían a su infancia por causa de Endimión, tuvo que bloquear muchas cosas para crecer como un hombre normal.
Aunque era algo extraño que Burzum, una persona a la que conocía de horas solamente, le propusiera emprender un viaje a tierras tan lejanas. Era verdad que la música era bien apreciada allá, pero tenia dudas sobre si era adecuado comenzar a viajar en compañía de Burzum: nunca había sido el tipo de persona desconfiada, pero desde lo ocurrido con Endimión desarrolló el hábito de no tomar esas decisiones tan a la ligera.
Se quedo callado por unos minutos, con los brazos cruzados y mirando a todo a su alrededor menor a Burzum, y luego de eso emitió su respuesta: -claro que lo conosco, y me parece un plan perfecto. Y bueno, yo estoy listo, sólo necesito mi guitarra, del resto me ocupare cuando lleguemos a Egipto. Andando!- exclamó mientras retomaba la marcha, tomando a Burzum de brazo y dejando atrás las calles del mercado.
Khrysis- Cantidad de envíos : 75
Re: Las calles del mercado
Mientras Caminaban por las calles de Roma para irse rumbo a el bello Egipto, Burzum miraba todo su alrededor y contemplaba las calles de aquella ciudad. Todo quedaba en el pasado, seguramente volvería, tenia una casa que cuidar, de todas formas no le pasaría nada, muy pocos ladrones había en la zona en la que el muchacho de pelo castaño se encontraba, Aun así debería volver…seguramente para pelear.
Después de escuchar las palabras de Khrysis decidió contestarle, ya hablarle, el camino iba de ser larguísimo.
-¿Lo conoces?....Muy bien, entonces será bueno volver, es un lugar hermoso, bah¡¡¡ cuando yo fui era bello, espero que siga siendo así.- Dijo con una sonrisa mientras miraba al músico como caminaba en dirección desconocida, rumbo a Egipto.
Habían ojos por todos lados, los cuales Burzum no les sacaba la vista, intimidantes, serian seguro vagabundos o ladrones, de todas formas siempre salían, en las noches eran comunes verlos por las calles, mientras actuaban extrañamente, los dos muchachos seguían caminando como si nada en la calle. El guerrero Romano no le importaba para nada, cualquier ladrón o extraño que aparezca en el lugar, si los quisiera atacar seria silenciado por el mismo Burzum, que tenia muchas tácticas de combate, además de dos dagas que las escondía por si las dudas entre su ropa.
-Hey Khrysis, desde cuando es que tocas esa guitarra?, realmente eres bueno con ella- manifestó el muchacho mientras seguían con su caminata, cortando el silencio del lugar y mientras miraba la cara de el músico en vez de la de aquellos ojos observadores de las calles romanas
Después de escuchar las palabras de Khrysis decidió contestarle, ya hablarle, el camino iba de ser larguísimo.
-¿Lo conoces?....Muy bien, entonces será bueno volver, es un lugar hermoso, bah¡¡¡ cuando yo fui era bello, espero que siga siendo así.- Dijo con una sonrisa mientras miraba al músico como caminaba en dirección desconocida, rumbo a Egipto.
Habían ojos por todos lados, los cuales Burzum no les sacaba la vista, intimidantes, serian seguro vagabundos o ladrones, de todas formas siempre salían, en las noches eran comunes verlos por las calles, mientras actuaban extrañamente, los dos muchachos seguían caminando como si nada en la calle. El guerrero Romano no le importaba para nada, cualquier ladrón o extraño que aparezca en el lugar, si los quisiera atacar seria silenciado por el mismo Burzum, que tenia muchas tácticas de combate, además de dos dagas que las escondía por si las dudas entre su ropa.
-Hey Khrysis, desde cuando es que tocas esa guitarra?, realmente eres bueno con ella- manifestó el muchacho mientras seguían con su caminata, cortando el silencio del lugar y mientras miraba la cara de el músico en vez de la de aquellos ojos observadores de las calles romanas
Burzum- Status :
Cantidad de envíos : 25
Re: Las calles del mercado
Estaban caminando por un sendero peligroso, era fácil de determinar con sólo ver los rostros criminales que poseían los tipos que vagaban a esas horas. La fría noche se había presentado y eso significaba una cosa; que era el momento preciso para marcharse. A Khrys ese tipo de gente no le provocaba miedo, pero se sentiría responsable si algo le llegara a pasar a Burzum. El pelirrojo había vivido toda su vida en las calles, por lo que sabia sobrevivir muy bien en ellas sin necesitar de la ayuda de otros.
Khrys sujetó su guitarra con mayor fuerza y luego miró a Burzum, contestando a la pregunta que le había hecho pero que no había respondido por tener los ojos sobre los hombres de aspecto sombrío que caminaban, con sus caras tenuemente ocultas bajo el velo de la noche: -Pues yo diría que ha pasado un año entero desde que comencé a tocar la guitarra. Cuando era más joven hacía otras cosas para sustentarme, pero al final aprendí a tocar la guitarra porque era fácil. Tengo el don de aprenderlo todo rápido, pues nunca se sabe que giros inesperados dará la vida y necesitaras comprender algo nuevo para poder ganarte el pan de cada día.-
-Sigh...- farfulló al ver a un hombre con una enorme cicatriz que atravesaba su rostro que estaba bloqueando su camino. Khrys tintineo por haber sido detenido de esa forma tan apresurada, lo que hizo que las piezas de oro dentro de sus ropajes hicieran ese sonido metalico al chocar las unas con las otras. -Apártese.- le dijo Khrysis mientras empujaba al hombre y seguía avanzando, pero el hombre se negó y le encestó un golpe en el estomago al guitarrista.
Se le fue el aire, pero se recuperó rápidamente para conectarle un golpe en el rostro, haciendolo caer y provocando que los demás malandrines escondidos en la sombra se esfumaran al ver la fuerza impresionante del pelirrojo. -Nos vamos?- le preguntó a Burzum.
Khrys sujetó su guitarra con mayor fuerza y luego miró a Burzum, contestando a la pregunta que le había hecho pero que no había respondido por tener los ojos sobre los hombres de aspecto sombrío que caminaban, con sus caras tenuemente ocultas bajo el velo de la noche: -Pues yo diría que ha pasado un año entero desde que comencé a tocar la guitarra. Cuando era más joven hacía otras cosas para sustentarme, pero al final aprendí a tocar la guitarra porque era fácil. Tengo el don de aprenderlo todo rápido, pues nunca se sabe que giros inesperados dará la vida y necesitaras comprender algo nuevo para poder ganarte el pan de cada día.-
-Sigh...- farfulló al ver a un hombre con una enorme cicatriz que atravesaba su rostro que estaba bloqueando su camino. Khrys tintineo por haber sido detenido de esa forma tan apresurada, lo que hizo que las piezas de oro dentro de sus ropajes hicieran ese sonido metalico al chocar las unas con las otras. -Apártese.- le dijo Khrysis mientras empujaba al hombre y seguía avanzando, pero el hombre se negó y le encestó un golpe en el estomago al guitarrista.
Se le fue el aire, pero se recuperó rápidamente para conectarle un golpe en el rostro, haciendolo caer y provocando que los demás malandrines escondidos en la sombra se esfumaran al ver la fuerza impresionante del pelirrojo. -Nos vamos?- le preguntó a Burzum.
Khrysis- Cantidad de envíos : 75
Re: Las calles del mercado
El frío que se hacia mas intenso, comenzaba a perturbar a el muchacho que estaba caminando lentamente por las calles Romanas en plena noche. El guerrero podía observar como la mirada de su compañero comenzaba a desviarse hacia aquellas personas que estaban en el lugar con sospechosa pinta. No parecía importarle, Khrysis era un callejero, por así decirlo, no temería de unos cuantos hombres raros a su alrededor.
-Esas caras…- Murmuro muy despacio para que tan solo el pelirrojo escuche, ya que con el silencio de la noche, lo único que se escuchaba en la calle era la conversación de los dos chicos.
De pronto y para sorpresa de Burzum, un hombre de aspecto criminal se acerco hacia el lugar donde estaba el músico caminando, Al encararlo, el guerrero de pelo castaño puso su mano rápidamente en sus dagas escondidas para sacarlas, pero en un instante se sorprendió al ver que, Khrysis lo había anulado con tan solo un golpe en el mentón. En aquel momento el muchacho de pelo castaño quedo sorprendido. El pelirrojo que no parecía ningún luchador con un golpe dejo desparramado a una bestia que lo encaro de la nada.
Luego de esto, y al escuchar las palabras del chico, siguieron caminando como si nada
-mmmm…Repito, creo que deberías venir con migo al ejercito, ¡¡jajá jajá¡¡- manifestó esta vez con voz alta hacia su acompañante de caminata, el chico había demostrado una gran fuerza, algo que el le pareció medio sorprendente en un chico con tan poco volumen muscular
- Caminamos mas rápido, este frío me esta matando- Dijo mientras se tocaba la cabeza y miraba hacia delante en la caminata, el viaje era largo, habría que caminar lo mas rápido posible para lograr la meta, sino seria casi inalcanzable
-Esas caras…- Murmuro muy despacio para que tan solo el pelirrojo escuche, ya que con el silencio de la noche, lo único que se escuchaba en la calle era la conversación de los dos chicos.
De pronto y para sorpresa de Burzum, un hombre de aspecto criminal se acerco hacia el lugar donde estaba el músico caminando, Al encararlo, el guerrero de pelo castaño puso su mano rápidamente en sus dagas escondidas para sacarlas, pero en un instante se sorprendió al ver que, Khrysis lo había anulado con tan solo un golpe en el mentón. En aquel momento el muchacho de pelo castaño quedo sorprendido. El pelirrojo que no parecía ningún luchador con un golpe dejo desparramado a una bestia que lo encaro de la nada.
Luego de esto, y al escuchar las palabras del chico, siguieron caminando como si nada
-mmmm…Repito, creo que deberías venir con migo al ejercito, ¡¡jajá jajá¡¡- manifestó esta vez con voz alta hacia su acompañante de caminata, el chico había demostrado una gran fuerza, algo que el le pareció medio sorprendente en un chico con tan poco volumen muscular
- Caminamos mas rápido, este frío me esta matando- Dijo mientras se tocaba la cabeza y miraba hacia delante en la caminata, el viaje era largo, habría que caminar lo mas rápido posible para lograr la meta, sino seria casi inalcanzable
Burzum- Status :
Cantidad de envíos : 25
Re: Las calles del mercado
Kainan seguia vagando solo por las calles romanas sin una dirección clara, como echaba de menos a su hermana,desde hacia mucho no había estado tanto tiempo sin ella y nunca se había dado cuenta de ello por eso necesitaba encontrarla para volver juntos a la verde Germania.Andaba con sigilo con ojos avisor pues cualquier imprevisto podía ser fatal para el extranjero, al fin pudo visualizar algo curioso un par de chicos y uno de ellos llevaba colgada una guitarra, serían músicos?¿ quizá podría pedirlos ayuda pues solo no llegaria a ningun fin, así que acelerando el paso se fue acercando a ello hasta al final casi correr para adelantarlos y detenerlos viendoles la cara, pues como se decía por lo menos en su tierra los ojos son el reflejo del alma.
Los tenía delante de los ojos y justo cuando iba a hablarles algo raro le sucedio al germano, su vista se nubló formando extrañas imagenes, no se sentía mareado ni mal tan solo que la imagen de ese par de desconocidos se intercalaba con otra de ellos mismos peró con otra vestimenta parecída a algun tipo de armadura, tubo que cerrar los ojos para esperar que esas visiones se fueran y mientras estaba en esa condicion cayó en lo que le había sucedido a esa chica ante él anteriormente, acaso le había contagiado alguna extraña enfermedad contagiosa¿
-Vosotros.... podrías llevarme con vosotros.. donde sea,,, no ando en buenas condiciones y pareceis buenas personas, y sino siempre tengo dinero.-fijando la vista con los ojos entrecerrados en el chico de la guitarra- se.. tocar el violín.. podríamos pasarlo bien.
Los tenía delante de los ojos y justo cuando iba a hablarles algo raro le sucedio al germano, su vista se nubló formando extrañas imagenes, no se sentía mareado ni mal tan solo que la imagen de ese par de desconocidos se intercalaba con otra de ellos mismos peró con otra vestimenta parecída a algun tipo de armadura, tubo que cerrar los ojos para esperar que esas visiones se fueran y mientras estaba en esa condicion cayó en lo que le había sucedido a esa chica ante él anteriormente, acaso le había contagiado alguna extraña enfermedad contagiosa¿
-Vosotros.... podrías llevarme con vosotros.. donde sea,,, no ando en buenas condiciones y pareceis buenas personas, y sino siempre tengo dinero.-fijando la vista con los ojos entrecerrados en el chico de la guitarra- se.. tocar el violín.. podríamos pasarlo bien.
Kainan- Status :
Ataques :
AD - Explosión Mágica (500)
Defensa :
Barrera Arcana
Cantidad de envíos : 99
Re: Las calles del mercado
La caminata se hacia pesada, la noche daba un toque especial a el muchacho, dándole un cansancio sin igual. No había charla, solamente se escuchaba los pasos de dos muchachos sobre las calles romanas, todo estaba en silencio.
El silencio y la tranquilidad desapareció cuando desde lo lejos se podía escuchar unos pasos y se podía ver un muchacho tambaleando. También era pelirrojo como Khrysis, eso hizo hablar a Burzum con burla hacia su camarada.
-Mira, casi nunca aparecen chicos con ese color de cabello, hoy los vi a todos- murmuro con una sonrisa picara al ver que el muchacho se acercaba como podía por la calle, on tatuajes y con una mirada casi perdida hacia lo posible por mirar a el músico. Le hablo y le dijo que por favor los dejen llevarlo con el, aclarando el tema que tenia un violín y sabia tocarlo. El muchacho de pelo castaño miro a su amigo con una sonrisa
-Por mi esta bien, No crees Khrysis?- Dijo mientras con una palmada tocaba su espalda y miraba nuevamente a el muchacho, no parecía de ese lugar, tenia un acento extraño, y el comportamiento lo delataba, seguramente era un pordiosero que hacia música al igual que el otro muchacho, para Burzum seria divertido, emprender viajes con dos músicos experimentados
-Que dices?- Repitió nuevamente ante la mirada de el guitarrista a el otro muchacho
El silencio y la tranquilidad desapareció cuando desde lo lejos se podía escuchar unos pasos y se podía ver un muchacho tambaleando. También era pelirrojo como Khrysis, eso hizo hablar a Burzum con burla hacia su camarada.
-Mira, casi nunca aparecen chicos con ese color de cabello, hoy los vi a todos- murmuro con una sonrisa picara al ver que el muchacho se acercaba como podía por la calle, on tatuajes y con una mirada casi perdida hacia lo posible por mirar a el músico. Le hablo y le dijo que por favor los dejen llevarlo con el, aclarando el tema que tenia un violín y sabia tocarlo. El muchacho de pelo castaño miro a su amigo con una sonrisa
-Por mi esta bien, No crees Khrysis?- Dijo mientras con una palmada tocaba su espalda y miraba nuevamente a el muchacho, no parecía de ese lugar, tenia un acento extraño, y el comportamiento lo delataba, seguramente era un pordiosero que hacia música al igual que el otro muchacho, para Burzum seria divertido, emprender viajes con dos músicos experimentados
-Que dices?- Repitió nuevamente ante la mirada de el guitarrista a el otro muchacho
Burzum- Status :
Cantidad de envíos : 25
Re: Las calles del mercado
Los dos jóvenes seguían caminando pacíficamente por la calle, preparándose para iniciar el viaje a Egipto. Cerraba los parpados con fuerza, intentando recordar cómo eran los paisajes de aquella tierra en la que de niño tuvo la oportunidad de visitar en compañía de su difunto abuelo, pero no podía. Era como si todas las imágenes que había guardado de su travesía por el mundo egipcio se estuvieran escondiendo de él en los lugares más recónditos de su mente.
El chico pelirrojo dejó de tratar de acordarse de todo lo vivido en el extranjero y continuó marchando al lado de Burzum. Un joven con el cabello rojo apareció de la nada y sorprendió al músico, provocando que dejara caer su instrumento y que éste dejare escapar un sonido cuando la caja de resonancias golpeó el suelo e hizo vibrar las cuerdas de la guitarra. Sacando al músico de golpe de su fallido intento de retrospectiva. Era una guitarra de muy buena calidad, pues podía soportar todos los maltratos que sufría por los descuidos del chico, que aflojó el brazo sin quererlo cuando vio al otro pelirrojo aproximarse.
Tenia una serie de tatuajes que le daba un toque rudo, pero por su rostro se podía dar a entender que no era un mal tipo. Además de que decía saber tocar el violín. Un hombre con el don de interpretar música con el violín no podía ser malo, según el punto de vista del chico de ojos dorados.
Se veía algo cansado, como si estuviera muy enfermo o algo por el estilo. No lo consideró ni un minuto más, él los acompañaría. -Yo no tengo problema. Mientras nos puedas seguir el paso serás bienvenido.- le dijo sonriendo y tendiéndole su mano izquierda, y con la derecha sujetó la guitarra antes de olvidarse de ella.
Desconocía por qué aquel muchacho lucia tan mal, y también se preguntaba cuál seria el motivo de querer acompañarlos. Esperaba que lo que tuviera ese muchacho no fuera contagioso. Odiaría enfermar antes de ver Egipto nuevamente.
-Sí Burzum, es raro encontrarse con dos personas con éste color de cabello el mismo día, y más si ambos saben tocar música. - dijo divertido hacia el castaño.
El chico pelirrojo dejó de tratar de acordarse de todo lo vivido en el extranjero y continuó marchando al lado de Burzum. Un joven con el cabello rojo apareció de la nada y sorprendió al músico, provocando que dejara caer su instrumento y que éste dejare escapar un sonido cuando la caja de resonancias golpeó el suelo e hizo vibrar las cuerdas de la guitarra. Sacando al músico de golpe de su fallido intento de retrospectiva. Era una guitarra de muy buena calidad, pues podía soportar todos los maltratos que sufría por los descuidos del chico, que aflojó el brazo sin quererlo cuando vio al otro pelirrojo aproximarse.
Tenia una serie de tatuajes que le daba un toque rudo, pero por su rostro se podía dar a entender que no era un mal tipo. Además de que decía saber tocar el violín. Un hombre con el don de interpretar música con el violín no podía ser malo, según el punto de vista del chico de ojos dorados.
Se veía algo cansado, como si estuviera muy enfermo o algo por el estilo. No lo consideró ni un minuto más, él los acompañaría. -Yo no tengo problema. Mientras nos puedas seguir el paso serás bienvenido.- le dijo sonriendo y tendiéndole su mano izquierda, y con la derecha sujetó la guitarra antes de olvidarse de ella.
Desconocía por qué aquel muchacho lucia tan mal, y también se preguntaba cuál seria el motivo de querer acompañarlos. Esperaba que lo que tuviera ese muchacho no fuera contagioso. Odiaría enfermar antes de ver Egipto nuevamente.
-Sí Burzum, es raro encontrarse con dos personas con éste color de cabello el mismo día, y más si ambos saben tocar música. - dijo divertido hacia el castaño.
Khrysis- Cantidad de envíos : 75
Re: Las calles del mercado
El recorrido que había echo Lestat desde las villas hasta el mercado, había durado demasiado, pues el reloj de sol que construido estaba en medio de la plaza romana; marcaba ya el medio día. Reduciendo que era la hora mas calurosa que podía tener el mundo. Lestat relamía sus labios pues resecos estaban, horas antes su reserva de agua se había culminado, por lo que ya padecía de deshidratación, mas sin embargo aguanto, hasta llegar a una de las fuentes del mercado.
Bajando del caballo, aquel lo aseguro en una de las varas de hierro que yacían clavadas en derredor de la fuentecilla, llamando y pagando así a un joven de escaso trece años, con unas cuantas monedas de cobre… para que le cuidara y peinara al enorme animal.
Lestat se alejo de aquella sección de la plaza y comenzó una expedición en las tantas tienduchas del mercado. Diagonales maltrechas le indicaban por donde mas o menso estaba, hasta que por fin pudo ubicar la sección de fondas que administraba la comida. Por lo que con tranquilidad se adentro a una, más o menos decentes que existía en el terreno.
Sentándose en la primera mesa con las piernas cruzadas en forma de cuatro, y raspando un poco su garganta hizo llamar a un hermosa edecán, a la cual le pido un poco de pan y vino, la damisela con una sonrisa de lado a lado le atendió atentamente, trayendo la orden con rapidez, Lestat agradecía respetuosamente para después simplemente comenzar a nutrirse, tranquilamente sin que nadie le molestara.
Bajando del caballo, aquel lo aseguro en una de las varas de hierro que yacían clavadas en derredor de la fuentecilla, llamando y pagando así a un joven de escaso trece años, con unas cuantas monedas de cobre… para que le cuidara y peinara al enorme animal.
Lestat se alejo de aquella sección de la plaza y comenzó una expedición en las tantas tienduchas del mercado. Diagonales maltrechas le indicaban por donde mas o menso estaba, hasta que por fin pudo ubicar la sección de fondas que administraba la comida. Por lo que con tranquilidad se adentro a una, más o menos decentes que existía en el terreno.
Sentándose en la primera mesa con las piernas cruzadas en forma de cuatro, y raspando un poco su garganta hizo llamar a un hermosa edecán, a la cual le pido un poco de pan y vino, la damisela con una sonrisa de lado a lado le atendió atentamente, trayendo la orden con rapidez, Lestat agradecía respetuosamente para después simplemente comenzar a nutrirse, tranquilamente sin que nadie le molestara.
Lestat- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
Ataques :
AD - Lingua infernum (1350)
Defensa : Mirror Ignis
Cantidad de envíos : 126
Re: Las calles del mercado
Parecía que no hubo mucha discusión entre ese par de chicos para que se añadiera al grupo, lo habían aceptado bastante rapidamente cosa que le alegro pues ya se sentía solo, nunca iba mal un par de compañeros con quien hablar.El chico de la guitarra le tendió una mano y Kainan se estrecho con fuerza como debía hacerse entre hombres. para mostrar que no eran débiles o esa era la tradición en Germania.
-Hola... soy Kainan, tienes un buen intrumento, el sonido de las cuerdas es fantastico lo he podido apreciar cuando cayó - le estaba dando un cumplido para fomentar la amistad aunque todavía no sabía mucho de ellos - tranquilos no seré un estorbo aunque tenga mal aspecto todavía tengo fuerzas... peró.... me gustaría saber donde os dirigís.No tengo inconveniente en acompañaros es puramente curiosidad.
Luego el germano se dirigió al otro chico que esperaba de pie, y le alargó la mano tambien a él para saludarle, era un saludo como a primera vista parecía pero secundariamente tambien le servía para observar y conocer una primera impresión de los desconocidos amigos.
-Tu... tambien eres músico?¿ no veo tu instrumento... por cierto... me alegro que te parezca gracioso el color de nuestros cabellos, la verdad no me había dado cuenta que aquí escaseaban los de nuestro tipo ( refiriendose a los pelirojos)-bueno viendo que los estaba distrayendo mucho con su presentación era hora de irse - bueno chicos... nos vamos!! largo caminos nos espera lleno de aventuras espero.
-Hola... soy Kainan, tienes un buen intrumento, el sonido de las cuerdas es fantastico lo he podido apreciar cuando cayó - le estaba dando un cumplido para fomentar la amistad aunque todavía no sabía mucho de ellos - tranquilos no seré un estorbo aunque tenga mal aspecto todavía tengo fuerzas... peró.... me gustaría saber donde os dirigís.No tengo inconveniente en acompañaros es puramente curiosidad.
Luego el germano se dirigió al otro chico que esperaba de pie, y le alargó la mano tambien a él para saludarle, era un saludo como a primera vista parecía pero secundariamente tambien le servía para observar y conocer una primera impresión de los desconocidos amigos.
-Tu... tambien eres músico?¿ no veo tu instrumento... por cierto... me alegro que te parezca gracioso el color de nuestros cabellos, la verdad no me había dado cuenta que aquí escaseaban los de nuestro tipo ( refiriendose a los pelirojos)-bueno viendo que los estaba distrayendo mucho con su presentación era hora de irse - bueno chicos... nos vamos!! largo caminos nos espera lleno de aventuras espero.
Kainan- Status :
Ataques :
AD - Explosión Mágica (500)
Defensa :
Barrera Arcana
Cantidad de envíos : 99
Re: Las calles del mercado
Una hora había transcurrido desde que Lestat yacía perdiendo le tiempo admirando todo lo que entre las calles de aquel aglomerado mercado pasaba. Su copa de vino vacía perduraba y del pan… simples migajas quedaban. No tardo mucho y aquel una vez mas suspiraba, mientras repasaba juguetonamente las yemas de sus dedos entre su boca, otro suspiro y ahora una lagrima emanaba de sus ojos azulados. Era claro que aquel hombre hacendado ya estaba aburrido, por lo que con tranquilidad saco unas cuantas monedas de plata y las dejo rodando entre aquella mesa.
Simplemente sin dar las gracias Lestat se levanto y se alejo de aquel establecimiento de alimentos, para así distraerse un paco mas entre la aglomeración que propiciaba todo aquella chusma.
Si vista se perdía entre las cientos de personas que deambulaban como meros pescados descarriados… generando el desesperar de su paciencia. Mas no lo hizo notar, simplemente se dejo ser guiado pro el trancito hasta por fin llegaba a un hermoso apartado, algo lejano y solitario… pero al final de todo… hermosos.
Y era una fuente que expedía un sereno acongojador, lo que aquel hombre viudo admiraba, este surco una sonrisa de lado a lado y se dirigió hasta estar frente a frente, dando media vuelta echo su espalda hacia el quicio de aquella pieza de mármol y se sentó cruzado de piernas, mirando con tranquilidad el pasar de las horas diurnas, olvidando pro completo sus demás obligaciones bélicas.
Simplemente sin dar las gracias Lestat se levanto y se alejo de aquel establecimiento de alimentos, para así distraerse un paco mas entre la aglomeración que propiciaba todo aquella chusma.
Si vista se perdía entre las cientos de personas que deambulaban como meros pescados descarriados… generando el desesperar de su paciencia. Mas no lo hizo notar, simplemente se dejo ser guiado pro el trancito hasta por fin llegaba a un hermoso apartado, algo lejano y solitario… pero al final de todo… hermosos.
Y era una fuente que expedía un sereno acongojador, lo que aquel hombre viudo admiraba, este surco una sonrisa de lado a lado y se dirigió hasta estar frente a frente, dando media vuelta echo su espalda hacia el quicio de aquella pieza de mármol y se sentó cruzado de piernas, mirando con tranquilidad el pasar de las horas diurnas, olvidando pro completo sus demás obligaciones bélicas.
Lestat- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
Ataques :
AD - Lingua infernum (1350)
Defensa : Mirror Ignis
Cantidad de envíos : 126
Re: Las calles del mercado
El Violinista parecía haberse recuperado un poco, ya su mirada no enfocaba cansancio y fatiga, ya era normal, su cuerpo lo podía mover, con aun mayor movilidad, de todas formas, necesitaba talvez un poco de ayuda para poder caminar. Tras escuchar como elogio la guitarra de Khrysis e hizo una pregunta
-Iremos hacia Egipto, Ya se, queda muy lejos de aquí, pero será toda una aventura llegar hacia allí- Dijo con una voz tranquila al muchacho que estaba mirándolo en el medio de la calle. Todo parecía un gran viaje para el muchacho de pelo castaño, con dos músicos, a explorar el mundo mas aun que con las filas romanas. Dejar todo atrás, para luego volver tiempos después, hacia sentir una sensación de alegría inmensa al soldado.
Tras darle la mano en señal de saludo y sonreír, el Muchacho seguio caminando lentamente con los muchachos para no perder la marcha. Mientras caminaban lentamente, Burzum empezó a espiar con ligereza le violín de Kainan, para ver como, no consiguió verlo, tan solo esperaba que el pelirrojo sea un músico virtuoso como Khrysis.
Un silencio hacia notar el lugar, cuando Kainan le hablo.
-Yo no toco ningún instrumento, Kainan. En cuanto a los pelirrojos, casi están extintos en Roma, creo que tu no eres Romano, o me equivoco?- Termino mientras aceleraba el paso sobre las calles, el acento lo delataba a el muchacho, no era de Roma, Burzum daba todas las fichas porque no lo fuera, Sin embargo, el acento que empleaba era conocido por el guerrero, en algún otro lugar lo había escuchado.
-Me llamo Burzum, Un gusto- murmuro mientras seguía el paso, el camino se hizo corto, ya que los muchachos se encontraban ya en los limites de la ciudad, al estar cerca de ella…miro a los Pelirrojos río y siguió caminando……….
-Iremos hacia Egipto, Ya se, queda muy lejos de aquí, pero será toda una aventura llegar hacia allí- Dijo con una voz tranquila al muchacho que estaba mirándolo en el medio de la calle. Todo parecía un gran viaje para el muchacho de pelo castaño, con dos músicos, a explorar el mundo mas aun que con las filas romanas. Dejar todo atrás, para luego volver tiempos después, hacia sentir una sensación de alegría inmensa al soldado.
Tras darle la mano en señal de saludo y sonreír, el Muchacho seguio caminando lentamente con los muchachos para no perder la marcha. Mientras caminaban lentamente, Burzum empezó a espiar con ligereza le violín de Kainan, para ver como, no consiguió verlo, tan solo esperaba que el pelirrojo sea un músico virtuoso como Khrysis.
Un silencio hacia notar el lugar, cuando Kainan le hablo.
-Yo no toco ningún instrumento, Kainan. En cuanto a los pelirrojos, casi están extintos en Roma, creo que tu no eres Romano, o me equivoco?- Termino mientras aceleraba el paso sobre las calles, el acento lo delataba a el muchacho, no era de Roma, Burzum daba todas las fichas porque no lo fuera, Sin embargo, el acento que empleaba era conocido por el guerrero, en algún otro lugar lo había escuchado.
-Me llamo Burzum, Un gusto- murmuro mientras seguía el paso, el camino se hizo corto, ya que los muchachos se encontraban ya en los limites de la ciudad, al estar cerca de ella…miro a los Pelirrojos río y siguió caminando……….
Burzum- Status :
Cantidad de envíos : 25
Re: Las calles del mercado
Khrysis seguía un poco atontado por la imagen que proyectaba el otro joven; había algo en él que se le hacía extraño. Pero no podía conseguir adivinar qué era. Sintió el fuerte apretón de manos del muchacho, para Khrysis no parecía ser molestia, en todos los lugares que había visitado en la vida, si algo era común, era ese tipo de saludos entre hombres.
-Encantado de conocerte, Kainan. Mi nombre es Khrysis.-
Escuchó lo que dijo Burzum acerca de los pelirrojos. Khrys también tenía tiempo sin ver a otro hombre con ese rasgo. Quizá era porque Khrysis era un extranjero, al igual que Kainan. Aunque el otro joven no había hablado al respecto podía saber que él no era un romano: Khrysis conocía bien a los romanos, pues los veía en las calles todos los días, por lo que podía jurar que Kainan provenía de otro lugar.
-Gracias... supongo. Ah, eso mismo iba a preguntar, no pareces de por aquí, Kainan. Aunque yo tampoco lo soy.-
Agregó, no quería que pensara que tenia algo en contra de los forasteros, pues Khrysis también entraba en ese grupo. Desconocía si Kainan era un músico vagabundo como él o si tenía algún otro motivo para haber venido a Roma. Se dejo de andar perdiendo el tiempo pensando en cosas que no tenían ni la menor relevancia, si querían irse lejos de Roma tendrían que transitar un largo trayecto. El pelirrojo ya estaba acostumbrado a hacer ese tipo de cosas, pues cuando era un menor de edad y mucho antes de que Endimión tocara su cuerpo infantil, el joven había podido explorar Egipto con su abuelo y un pequeño grupo de artistas.
Eso le hacía acordarse de que había perdido contacto con todas las personas que conoció cuando estaba en movimiento por aquellas tierras repletas de misterio. Cuando era niño no pudo apreciar todo lo que tuvo oportunidad de ver, pues de haberlo hecho tendría recuerdos más claros de sus días de aventura. Esperaba que Burzum fuera el guía. Khrysis tenia un pésimo sentido de la orientación, incluso en Roma, un lugar en el que había vivido años atrás, le resultaba desconocido durante su segunda visita.
Él era un espíritu libre, que no obedecía los caminos trazados en los mapas: simplemente caminaba hacia el frente, sin mirar atrás. Cuando tenia deseos de llegar a un lugar en especifico pedía indicaciones a otros viajeros en el camino tan sólo para asegurarse de que estaba en la dirección correcta, pero nunca memorizando los caminos para no depender de la ayuda de extraños en el futuro cuando le tocara a él volver a hacer otro de de esos viajes.
Khrysis aceleró para no quedarse atrás. No quería que se retrasaran por su culpa y que creyeran que no estaba tan entusiasmado como ellos. -Quiero irme de Roma cuanto antes. No me gusta este lugar, ya no es lo que era. Ya nada me sabe ni se ve como yo lo recordaba.- dijo mientras aseguraba bien la guitarra a su espalda, iba apresurar el paso y no quería que ocurriera otro incidente.
-Encantado de conocerte, Kainan. Mi nombre es Khrysis.-
Escuchó lo que dijo Burzum acerca de los pelirrojos. Khrys también tenía tiempo sin ver a otro hombre con ese rasgo. Quizá era porque Khrysis era un extranjero, al igual que Kainan. Aunque el otro joven no había hablado al respecto podía saber que él no era un romano: Khrysis conocía bien a los romanos, pues los veía en las calles todos los días, por lo que podía jurar que Kainan provenía de otro lugar.
-Gracias... supongo. Ah, eso mismo iba a preguntar, no pareces de por aquí, Kainan. Aunque yo tampoco lo soy.-
Agregó, no quería que pensara que tenia algo en contra de los forasteros, pues Khrysis también entraba en ese grupo. Desconocía si Kainan era un músico vagabundo como él o si tenía algún otro motivo para haber venido a Roma. Se dejo de andar perdiendo el tiempo pensando en cosas que no tenían ni la menor relevancia, si querían irse lejos de Roma tendrían que transitar un largo trayecto. El pelirrojo ya estaba acostumbrado a hacer ese tipo de cosas, pues cuando era un menor de edad y mucho antes de que Endimión tocara su cuerpo infantil, el joven había podido explorar Egipto con su abuelo y un pequeño grupo de artistas.
Eso le hacía acordarse de que había perdido contacto con todas las personas que conoció cuando estaba en movimiento por aquellas tierras repletas de misterio. Cuando era niño no pudo apreciar todo lo que tuvo oportunidad de ver, pues de haberlo hecho tendría recuerdos más claros de sus días de aventura. Esperaba que Burzum fuera el guía. Khrysis tenia un pésimo sentido de la orientación, incluso en Roma, un lugar en el que había vivido años atrás, le resultaba desconocido durante su segunda visita.
Él era un espíritu libre, que no obedecía los caminos trazados en los mapas: simplemente caminaba hacia el frente, sin mirar atrás. Cuando tenia deseos de llegar a un lugar en especifico pedía indicaciones a otros viajeros en el camino tan sólo para asegurarse de que estaba en la dirección correcta, pero nunca memorizando los caminos para no depender de la ayuda de extraños en el futuro cuando le tocara a él volver a hacer otro de de esos viajes.
Khrysis aceleró para no quedarse atrás. No quería que se retrasaran por su culpa y que creyeran que no estaba tan entusiasmado como ellos. -Quiero irme de Roma cuanto antes. No me gusta este lugar, ya no es lo que era. Ya nada me sabe ni se ve como yo lo recordaba.- dijo mientras aseguraba bien la guitarra a su espalda, iba apresurar el paso y no quería que ocurriera otro incidente.
Khrysis- Cantidad de envíos : 75
Re: Las calles del mercado
Agitaba y bastante apresurada, la joven de cabellos castaños que respondía a los nombres de Larissa llegó al mercado a comprar las cosas que necesitaba para empezar sus labores, se le había hecho bastante tarde, y era imposible de creer que llevando tan solo cuatro días en esa villa tuviera que hacer tantas cosas y no se hubiera acostumbrado al ritmo de vida de ese lugar, peor aún era que llevando cuatro días en ese lugar, no recordara bien el nombre de la villa en donde trabajara y que jamás hubiera visto el rostro del hombre que era su jefe y empleador.
-NO puede ser ya se me hizo tarde, si el señor llega a la villa y no hay comida no quiero ni pensar en lo que me podría decir.
Larissa estaba realmente preocupada por el asunto de no tener la comida tiempo que no podía evitar tropezar cada do por tres con las personas que caminaban en ese lugar de forma tan lenta y rara, como si fueran zombies, esto claro hizo que la joven se sintiera un poco molesta, por no decir molestísima con la lentitud de los demás, pero ya tenia que aguantarse todo eso; fue entonces cuando al fin la vía se despejó y la sirvienta corrió cona todas sus furzas para poder llegar hasta una fuente en donde el espacio era mejor para caminar y tomar nuevo rumbo, pero no pudo ver que alguien estaba en ese lugar y tropezó estrepitosamente cayendo al suelo.
-No puede ser esto es demasiado, lo que me faltaba tropezar de forma tan tonta, da igual no tengo tiempo para mirar mis heridas- dijo la chica de cabellos castaños mientras recogía su canasta vacía y sus monedas que habían caído frente a ella, para nuevamente ponerse de pie y marcharse corriendo sin disculparse, con ese hombre rubio contra el que tropezó, sin saber que ese era su jefe, el dueño de la villa en donde estaba trabajanado.
-NO puede ser ya se me hizo tarde, si el señor llega a la villa y no hay comida no quiero ni pensar en lo que me podría decir.
Larissa estaba realmente preocupada por el asunto de no tener la comida tiempo que no podía evitar tropezar cada do por tres con las personas que caminaban en ese lugar de forma tan lenta y rara, como si fueran zombies, esto claro hizo que la joven se sintiera un poco molesta, por no decir molestísima con la lentitud de los demás, pero ya tenia que aguantarse todo eso; fue entonces cuando al fin la vía se despejó y la sirvienta corrió cona todas sus furzas para poder llegar hasta una fuente en donde el espacio era mejor para caminar y tomar nuevo rumbo, pero no pudo ver que alguien estaba en ese lugar y tropezó estrepitosamente cayendo al suelo.
-No puede ser esto es demasiado, lo que me faltaba tropezar de forma tan tonta, da igual no tengo tiempo para mirar mis heridas- dijo la chica de cabellos castaños mientras recogía su canasta vacía y sus monedas que habían caído frente a ella, para nuevamente ponerse de pie y marcharse corriendo sin disculparse, con ese hombre rubio contra el que tropezó, sin saber que ese era su jefe, el dueño de la villa en donde estaba trabajanado.
Larissa- Berseker de Ares
- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
Ataques :
AD - Anima sola (1650)
Defensa :
Canzone d'amore nuovo
Cantidad de envíos : 123
Re: Las calles del mercado
La sensación bochornosa que escupía el viento tras recorrer en derredor de aquel mercado, paulatinamente se fue calmando, dejando así tan solo una sensación gélida, pues la tarde ya se avecindaba entre el enorme firmamento, los matices que antes eran doradas y azules rey, cambiaban por un grisáceo y un tenue rojizo. Lestat que yacía sentado tranquilamente en el quicio de una solitaria fuente, simplemente surcó una ligera sonrisa y suspiro… y alzando su fas para clavar su mirada una última vez en el firmamento, se levanto, dando así una media vuelta alejándose de aquel cachito de mundo donde perdió el tiempo por algunas horas.
Su caminata lo arribo a estar nuevamente en el punto de inicio… el reloj de sol, donde el joven a quien le había dado el trabajo de cuidar y peinar su caballo yacía con gran honradez esperando a su patrón, Lestat le apretó con fuerza la mano y no dijo mas, el pago ya se había dado horas atrás, por lo que tomando las riendas de su elegante caballo , este se alejo a pasos contados… pues ya había estado demasiado tiempo sentado y no deseaba el joven de cabellos rubios cortos, seguir maltratando su espalda, además su casa no muy lejos quedaba… no era un palacio ni mucho menso una villa de senador, pero era un lugar demasiado espacioso y tranquilo que gustaba siempre visitar. Y aunque no fuese alguien demasiado importante para la elite de Roma, tenía suerte de tener algias hectáreas cerca de las faldas de las villas hacendosas.
Lestat salía por fin del mercado y este simplemente echo su pierna derecha hacia el cielo para así poderse sentar en el lomo del cuadrúpedo y así cabalgar rumbo a su prospero hogar.
Su caminata lo arribo a estar nuevamente en el punto de inicio… el reloj de sol, donde el joven a quien le había dado el trabajo de cuidar y peinar su caballo yacía con gran honradez esperando a su patrón, Lestat le apretó con fuerza la mano y no dijo mas, el pago ya se había dado horas atrás, por lo que tomando las riendas de su elegante caballo , este se alejo a pasos contados… pues ya había estado demasiado tiempo sentado y no deseaba el joven de cabellos rubios cortos, seguir maltratando su espalda, además su casa no muy lejos quedaba… no era un palacio ni mucho menso una villa de senador, pero era un lugar demasiado espacioso y tranquilo que gustaba siempre visitar. Y aunque no fuese alguien demasiado importante para la elite de Roma, tenía suerte de tener algias hectáreas cerca de las faldas de las villas hacendosas.
Lestat salía por fin del mercado y este simplemente echo su pierna derecha hacia el cielo para así poderse sentar en el lomo del cuadrúpedo y así cabalgar rumbo a su prospero hogar.
Lestat- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
Ataques :
AD - Lingua infernum (1350)
Defensa : Mirror Ignis
Cantidad de envíos : 126
Re: Las calles del mercado
Larissa al final decidió irse por las calles del mercado que por las calles de Roma porque esas le quedaban más cerca de la casa en donde trabajaba, estaba sintiéndose mal, porque no podía encontrar al joven con el que había tropezado y pedirle disculpas, sin embargo su suerte estaba por cambiar, porque cuando llegó algo decepcionada a la fuente y caminó recto pudo ver al joven de cabellos rubios con el que se tropezó, por lo que sin contener su emoción dijo en voz alta.
-Señor qué bueno que lo he encontrado, es que necesitaba decirle algo importate, verá usted hace poco me tropecé con usted y no se lo pude decir, pero aquí va, lamento mucho haber tropezado con usted, seguro le hice daño y no me marché sin disculparme por ello, lo lamento.
Larissa hizo una reverencia y miró espectante a su interlocutor, estaba preparada para recibir retos y reclamos por parte de él, después de todo ella fuer la culpable de esa situación tan incómoda, sólo esperaba que la respuesta de su interlocutor no tardara tanto porque tenía que ir a preparar la comida en su villa. El viento sopló trayendole a la sirvienta de cabellos castaños el rumor del murmullo de la gente ocupada en sus asuntos; y es que así era, todo el mundo estaba ocupado en sus asuntos y seguro ese joven estaba en lo mismo por lo que aquel incidente seguro se había ido de la memoria del mismo, pero ella sentía que tenía que disculparse con el mismo.
-Señor qué bueno que lo he encontrado, es que necesitaba decirle algo importate, verá usted hace poco me tropecé con usted y no se lo pude decir, pero aquí va, lamento mucho haber tropezado con usted, seguro le hice daño y no me marché sin disculparme por ello, lo lamento.
Larissa hizo una reverencia y miró espectante a su interlocutor, estaba preparada para recibir retos y reclamos por parte de él, después de todo ella fuer la culpable de esa situación tan incómoda, sólo esperaba que la respuesta de su interlocutor no tardara tanto porque tenía que ir a preparar la comida en su villa. El viento sopló trayendole a la sirvienta de cabellos castaños el rumor del murmullo de la gente ocupada en sus asuntos; y es que así era, todo el mundo estaba ocupado en sus asuntos y seguro ese joven estaba en lo mismo por lo que aquel incidente seguro se había ido de la memoria del mismo, pero ella sentía que tenía que disculparse con el mismo.
Larissa- Berseker de Ares
- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
Ataques :
AD - Anima sola (1650)
Defensa :
Canzone d'amore nuovo
Cantidad de envíos : 123
Re: Las calles del mercado
Lestat después de tomar su caballo y culminado la corta charla que había empleado con el jovenzuelo que le cuido su caballo, este se montaba en tal, pero como si fuese un soplo de vida invisible, declino en su proceder, generando que bajara del cuadrúpedo y tomara un ultimo sorbo de aquella agua dulzona que emanaba con bondad una pequeña fuente de mármol, aquel aparte de zacear su leve sed, se lavó el rostro y dio media vuelta para por fin tomar las riendas de su caballo y emprender su viaje, pero algo le detuvo, pues una señorita de largos y castaños cabellos, chocaba como si fuese una desquiciada rondan entre las calles, todas sus cosas salían desparramadas y aquel como acto de caballerismo trato de ayudarle a levantarlas y por lo menso cuestionar el como se encontraba.
Pero como si fue un soplo efímero de aire, la damisela así salía de aquella escena de encuentro, Lestat frunció su ceño, suspiro un poc y se quedo mirando como la mujer se alejaba, acto seguido aquel le siguió, pues testaba intrigado del por que la pequeña rondaba de ese modo por las calles del mercado… era acaso que alguien había abusado de su inocencia al forzarla en un acto indecente, era un hombre de ley y le gustaba que también su alrededor fuese legar, por lo que corrió a gran velocidad, hasta por fin encontrarla con actos inconscientes Lestat le detenía de un brazo, leve fuerza había empleado pero s la suficiente para que dicho cuerpo esbelto dejara de correr entre el sendero de peregrinases, dándole la media vuelta y bajando un poco su pecho, aquel le dijo de una manera amable:
-¿Señorita esta usted bien? Esto igual y no le interese, pero haya en fuente donde usted choco conmigo, me dejo intrigado en a forma en la que usted esta… ¿Dígame linda señorita, alguien le hizo daño? Soy el general Lestat y mi deber como tal es proteger a las personas lindas como usted.
Después de eso, soltó su brazo y echo su pierna izquierda hacia atrás para así hacer una ligera reverencia y después sonreírle a la dama esperando su respuesta con impaciencia.
Pero como si fue un soplo efímero de aire, la damisela así salía de aquella escena de encuentro, Lestat frunció su ceño, suspiro un poc y se quedo mirando como la mujer se alejaba, acto seguido aquel le siguió, pues testaba intrigado del por que la pequeña rondaba de ese modo por las calles del mercado… era acaso que alguien había abusado de su inocencia al forzarla en un acto indecente, era un hombre de ley y le gustaba que también su alrededor fuese legar, por lo que corrió a gran velocidad, hasta por fin encontrarla con actos inconscientes Lestat le detenía de un brazo, leve fuerza había empleado pero s la suficiente para que dicho cuerpo esbelto dejara de correr entre el sendero de peregrinases, dándole la media vuelta y bajando un poco su pecho, aquel le dijo de una manera amable:
-¿Señorita esta usted bien? Esto igual y no le interese, pero haya en fuente donde usted choco conmigo, me dejo intrigado en a forma en la que usted esta… ¿Dígame linda señorita, alguien le hizo daño? Soy el general Lestat y mi deber como tal es proteger a las personas lindas como usted.
Después de eso, soltó su brazo y echo su pierna izquierda hacia atrás para así hacer una ligera reverencia y después sonreírle a la dama esperando su respuesta con impaciencia.
Lestat- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
Ataques :
AD - Lingua infernum (1350)
Defensa : Mirror Ignis
Cantidad de envíos : 126
Re: Las calles del mercado
Larissa no pudo evitar sentirse algo abrumada ante tanto caballerismo por parte del joven que estaba frente a ella, tan educado era que hasta le había hecho una reverencia yse había presentado frente a ella con una amabilidad y espíritu altruísta que no era normal en todos los hombres; pero eso no era lo único que le llamaba la atención, sino también el hecho de que se compadeciera de ella en caso de que alguien le hubiera hecho mal lo que le habia gustado a la sirvienta, además de la belleza y porte que se manejaba tal hombre.
-No es nada de eso, pero muchas gracias- Larissa levantó su canasta de compras y la señaló con el dedo índice de su mano izquierda mientras sonreía- Lo que pasa es que yo iba con prisa porque tengo que ir a preparar el alimento para el señor de la villa en donde trabajo.
Una vez dicho esto Larissa suspiró un poco y se acomodó los cabellos, estaba empezando a pensar que exageró bastante al tomar tanta prisa porque tenía tiempo de sobra ahora que había comprado todo. Dándose cuenta de su mala educación al no presentarse la joven de cabellos cataños extendió su mano y se presentó diciendo:
-Mi nombre es Larissa, soy una sirvienta que trabaja en una villa cuyo nombre no recuerdo aún, pero es nueva eso sí- la chica se presentaba de esta forma tan poco ortodoxa, porque al final de cuentas al ser hija de un matrimonio pobre y humilde, las reglas que diferenciaban a los hombres y a las mujeres no existían para ella, y su forma de presentarse era esa porque así le enseñó su difunto padre.
-Lamento si le hice perder el tiempo con todo esto, pero como verá no me ha sucedido nada malo, gracias por su amabilidad.
-No es nada de eso, pero muchas gracias- Larissa levantó su canasta de compras y la señaló con el dedo índice de su mano izquierda mientras sonreía- Lo que pasa es que yo iba con prisa porque tengo que ir a preparar el alimento para el señor de la villa en donde trabajo.
Una vez dicho esto Larissa suspiró un poco y se acomodó los cabellos, estaba empezando a pensar que exageró bastante al tomar tanta prisa porque tenía tiempo de sobra ahora que había comprado todo. Dándose cuenta de su mala educación al no presentarse la joven de cabellos cataños extendió su mano y se presentó diciendo:
-Mi nombre es Larissa, soy una sirvienta que trabaja en una villa cuyo nombre no recuerdo aún, pero es nueva eso sí- la chica se presentaba de esta forma tan poco ortodoxa, porque al final de cuentas al ser hija de un matrimonio pobre y humilde, las reglas que diferenciaban a los hombres y a las mujeres no existían para ella, y su forma de presentarse era esa porque así le enseñó su difunto padre.
-Lamento si le hice perder el tiempo con todo esto, pero como verá no me ha sucedido nada malo, gracias por su amabilidad.
Larissa- Berseker de Ares
- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
Ataques :
AD - Anima sola (1650)
Defensa :
Canzone d'amore nuovo
Cantidad de envíos : 123
Re: Las calles del mercado
[color=#FFE000]
Lestat escucho y admiro con atención ala jovencita, surcando aun mas su sonrisa para demostrar su humildad ante aquella damita de cabellos largos y castaños, mirada cristalina. El general estaba algo extrañado en la forma que se presentaba y decía a que casa pertenecía, pues a única villa nueva era la de el, que ni eso era… pues tan solo era una enorme casa la cual el gobierno romano le había otorgado por tan importante trabajo en sus legiones.
La dama extendió su mano, a lo que aquel l tomo con delicadeza y con la educación aprendida en sus tantas travesías, la besó y le sonrió aun mas, para tan solo decir:
-Un placer conocerla señorita Larissa… me alegra que no le haya pasado nada, y no se preocupe en dar las gracias mi labor ante Roma es estar al pendiente del bienestar del ciudadano. Dice usted que tiene trabajando para ese señor cuatro días ( Lestat aguanto la carcajada, pues ya sabia de que señor hablaba la inocente dama) bueno señorita, si gusta la acompaño hasta donde usted barbaja, pues ya es un poco tarde y así no se expone a un amargo momento, mientras yo le ayudo con el canasto y usted me platica n poco mas de su gran trabajo.
Después de eso se acerco despacio y con delicadeza a la señorita y le quito el canasto, para así posarse a un costado de ella, suspirar, ladear su rostro y admirarle en silencio, pues en mente trataba de recordar si alguna vez se la había topado en la su casa, mas nunca lo logro recordar, agito su cabeza de lado alado, para así no dar algo que mail interpreta, surco una vez mas su sonrisa y dijo:
-¿Usted esta de acuerdo niña Larissa de que le acompañe?
[/color]La dama extendió su mano, a lo que aquel l tomo con delicadeza y con la educación aprendida en sus tantas travesías, la besó y le sonrió aun mas, para tan solo decir:
-Un placer conocerla señorita Larissa… me alegra que no le haya pasado nada, y no se preocupe en dar las gracias mi labor ante Roma es estar al pendiente del bienestar del ciudadano. Dice usted que tiene trabajando para ese señor cuatro días ( Lestat aguanto la carcajada, pues ya sabia de que señor hablaba la inocente dama) bueno señorita, si gusta la acompaño hasta donde usted barbaja, pues ya es un poco tarde y así no se expone a un amargo momento, mientras yo le ayudo con el canasto y usted me platica n poco mas de su gran trabajo.
Después de eso se acerco despacio y con delicadeza a la señorita y le quito el canasto, para así posarse a un costado de ella, suspirar, ladear su rostro y admirarle en silencio, pues en mente trataba de recordar si alguna vez se la había topado en la su casa, mas nunca lo logro recordar, agito su cabeza de lado alado, para así no dar algo que mail interpreta, surco una vez mas su sonrisa y dijo:
-¿Usted esta de acuerdo niña Larissa de que le acompañe?
Lestat- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
Ataques :
AD - Lingua infernum (1350)
Defensa : Mirror Ignis
Cantidad de envíos : 126
Re: Las calles del mercado
Larissa no sabía mucho qué decir, puesto que no sabía bien si era bueno o no ir en compañía de un extraño al lugar en donde trabajaba, pero no era tan indefensa as que podía ir por lugares bastante transitados y llenos de gente, de modo que no se preocupaba tanto de ir con él al sitio donde ahora vivía como sirvienta, llegando a eta conculisión la sirvienta de cabellos castaños asintió con la cabeza y dejaba que el tomara su canasta mientras miraba un poco ida la sonrisa hermosa que se marcaba en el rostro de su acompañante.
-Es usted muy amable, acepto su invitación.- dijo Larissa sonriente mientras dejaba que el tomara su canasta y ponía una expresión pensativa mientras trataba de encontrar las palabras para poder describir el sitio donde ella trabajaba, luego de unos segundos o más bien minutos de silencio, la chica de los cabellos castaños empezó a hablar.
-La verdad es que el sitio donde yo trabajo es grande, es una casa hermosa, casi parece la villa de un senador sabe?- Los ojos de Larissa brillaron y sus manos se movían mientras hablaba haciendo gestos mientras gesticulaba, ya que ella no sólo hablaba con su boca sino también con su cuerpo.
-Es un lugar muy pacífico y he tenido suerte de encontrar trabajo en ese lugar, la jefa de las sirvientas es también muy amable me recuerda a mi querida madre, y en cuanto al señor de ese lugar... La verdad no lo he visto jamás, pero sé por todos los sirvientes que es un hombre gentil y justo, muy amable con todos a pesar de ser un soldado.
Larissa guardó silencio algo asustada, puesto que se había dado cuenta de que había metido la pata hasta el fondo del lago Estigia, porque ese hombre también era un soldado y lo estaba ofendiendo seguro. -Lo lamento, no pensaba ofenderlo, usted también es muy amable, pero no he conocido soldados que lo sean... Espero me entienda no quise ofenderlo- La joven se sintió tan mal que no pudo evitar detener su caminar y hablar en tono bastante apenado, puesto que pensaba que el soldado se enojaría con ella y no querría seguir a su lado acompañándola- Supongo que ya no quiere estar más en mi presencia verdad?
Larissa- Berseker de Ares
- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
Ataques :
AD - Anima sola (1650)
Defensa :
Canzone d'amore nuovo
Cantidad de envíos : 123
Re: Las calles del mercado
Narración/ Dialogo de Lestat/ pensamientos de Lestat
Lestat se sintió correspondido al escuchar como la damisela accedía a su invitación de presencia, entre aquellas calles del mercado, ahora ya de noche. Lestat le sonreía mientras veía el como se expresaba, no nada mas era la forma de hablar si no de transmitir una exquisitita e indescriptible sensación… de tal vez paz y excitación con sus ademanes. Haciendo más nutrido sus relatos.
Y conforme se adentraba más a la plática de su trabajo, mas Lestat armaba el rompecabezas del proceder de Larissa, efectivamente aquel general estaba hablando con una de sus sirvientes. Pero es que no se sentía ni ofendido ni mucho menos decepcionado al ver que su servidumbre ni le conociera, si no al contrario, por que aquella esbelta dama, de cabellos largos y castaños, era natural ante su presencia… era una mujer inocente y agradable.
Y una comparación llego entre aquellas palabras que soltaba Larissa. Causando su acallar en su dialecto y el detener de sus finos pasos, Lestat que en toda la charla había permanecido taciturno, se detuvo a un paso más que Larissa, mirándole un poco desubicado.
Larissa se disculpaba sin ni siquiera dejar hablar a Lestat, por lo que simplemente el caballero de cortos cabellos dorados, se quedo serio sin palabra alguna. Después algo disgusto al gallardo general y era que ni siquiera Larissa le había dejado hablar con respecto al error inconsciente de la damisela, tomando ya una desbocada conclusión.
Lestat cerró sus ojos y con gran descaro suspiro, para después poner así su mano derecha en la curvatura del hombro de la damisela, y acercándose un poco más el joven le musito con tranquilidad:
-Jajajaja… usted niña si que sobre excede los limites de inocencia… eso la hace ser una persona mas hermosa de lo que ya es. Mire, usted no debe disculparse en absoluto, se muy bien la fama que tiene un general, somos hombres moldeados para ser crueles, solo que existen excepciones, en el caso de su jefe y el mío… ajajaja quien sabe igual y yo sea su jefe y usted ni lo inquiera… ajjaaja pero eso seria totalmente absurdo ¿no lo cree hermosa?
El caballero guardo silencio y aun con más descaro, tomo la diestra de la muchacha y le beso, para que aun con sus labios rosando la piel de aquella mano, alzara su vista y la proyectara a la de la mujer y le digiera:
No se detenga en buscar las palabras apropiadas para expresarse, usted siga, sea natura…(soltando su mano comenzó a caminar) bueno señorita Larissa proseguimos en nuestra andancia, antes de que se haga mas tarde y no la vayan a reprender por mi culpa… y sígame contando de su vida que es demasiado interesante, señorita ¡Claro! Si también quiere saber de mí, puede preguntar, con toda la confianza del mudo.
Mientras que en mente divagaba un poco:
-¿Por los dioses mi caballo donde quedaría?… jajaja por el afán de hablar con un persona extraña, quien sabe donde lo deje, pero bueno… por lo menos no es el que ocupo en batalla… ahora bien y espero y la niña Larissa no se moleste cuando sepa que yo soy su jefe, otra cosa mas importante, hoy es viernes ¿que acaso nadie le dijo? que los días vienes en la tarde hasta sábado en la noche, les doy el permiso a mi servidumbre que vayan a visitar a sus parientes o emborracharse, yo que se… esta mujer que tengo como jefa de sirvientas lo más seguro no se lo comunico, pero bueno lo hare yo ahora que lleguemos a la casa, me prepare lo suficiente para comer y que me explique mas o menos que puedo hacer cuando quiera mañana desayunar… jajaj ya de ahí la dejare que se vaya con su familia… ¡si!
Y conforme se adentraba más a la plática de su trabajo, mas Lestat armaba el rompecabezas del proceder de Larissa, efectivamente aquel general estaba hablando con una de sus sirvientes. Pero es que no se sentía ni ofendido ni mucho menos decepcionado al ver que su servidumbre ni le conociera, si no al contrario, por que aquella esbelta dama, de cabellos largos y castaños, era natural ante su presencia… era una mujer inocente y agradable.
Y una comparación llego entre aquellas palabras que soltaba Larissa. Causando su acallar en su dialecto y el detener de sus finos pasos, Lestat que en toda la charla había permanecido taciturno, se detuvo a un paso más que Larissa, mirándole un poco desubicado.
Larissa se disculpaba sin ni siquiera dejar hablar a Lestat, por lo que simplemente el caballero de cortos cabellos dorados, se quedo serio sin palabra alguna. Después algo disgusto al gallardo general y era que ni siquiera Larissa le había dejado hablar con respecto al error inconsciente de la damisela, tomando ya una desbocada conclusión.
Lestat cerró sus ojos y con gran descaro suspiro, para después poner así su mano derecha en la curvatura del hombro de la damisela, y acercándose un poco más el joven le musito con tranquilidad:
-Jajajaja… usted niña si que sobre excede los limites de inocencia… eso la hace ser una persona mas hermosa de lo que ya es. Mire, usted no debe disculparse en absoluto, se muy bien la fama que tiene un general, somos hombres moldeados para ser crueles, solo que existen excepciones, en el caso de su jefe y el mío… ajajaja quien sabe igual y yo sea su jefe y usted ni lo inquiera… ajjaaja pero eso seria totalmente absurdo ¿no lo cree hermosa?
El caballero guardo silencio y aun con más descaro, tomo la diestra de la muchacha y le beso, para que aun con sus labios rosando la piel de aquella mano, alzara su vista y la proyectara a la de la mujer y le digiera:
No se detenga en buscar las palabras apropiadas para expresarse, usted siga, sea natura…(soltando su mano comenzó a caminar) bueno señorita Larissa proseguimos en nuestra andancia, antes de que se haga mas tarde y no la vayan a reprender por mi culpa… y sígame contando de su vida que es demasiado interesante, señorita ¡Claro! Si también quiere saber de mí, puede preguntar, con toda la confianza del mudo.
Mientras que en mente divagaba un poco:
-¿Por los dioses mi caballo donde quedaría?… jajaja por el afán de hablar con un persona extraña, quien sabe donde lo deje, pero bueno… por lo menos no es el que ocupo en batalla… ahora bien y espero y la niña Larissa no se moleste cuando sepa que yo soy su jefe, otra cosa mas importante, hoy es viernes ¿que acaso nadie le dijo? que los días vienes en la tarde hasta sábado en la noche, les doy el permiso a mi servidumbre que vayan a visitar a sus parientes o emborracharse, yo que se… esta mujer que tengo como jefa de sirvientas lo más seguro no se lo comunico, pero bueno lo hare yo ahora que lleguemos a la casa, me prepare lo suficiente para comer y que me explique mas o menos que puedo hacer cuando quiera mañana desayunar… jajaj ya de ahí la dejare que se vaya con su familia… ¡si!
Lestat- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
Ataques :
AD - Lingua infernum (1350)
Defensa : Mirror Ignis
Cantidad de envíos : 126
Re: Las calles del mercado
Larissa una vez más se sorprendió con las actitudes del joven que estaba a su lado, porque su interlocutor lejos de mostrar molestia o ira por lo que ella había dicho, se mostro más comprensivo y amable que nunca, porque hasta dijo entender las razones por las cuales ella se expresó de esa manera, aunque también le dijo que estaba exagerando las cosas; una vez que el terminó de decir esto, la joven se sonrojó un poco mientras veia como el hombre de cabellos rubios tomaba su mano para besarla y hacer que ella misma se sintiera algo abrumada por la situación.
-Pues sí, sería absurdo principalmente porque por muy amable que fuera mi jefe, es un hombre muy responsable, y segun sé por la sirvienta mayor gusta del cumplimiento del deber y lo único que le molesta es que se pasen por alto las responsabilidades.
Larissa seguía en su caminar mientras escuchaba lo demás que decía su acompañante, quien ofrecía acompañarla y además le permitía preguntarle agunas cosas sobre el; Larissa quien era una mujer curiosa no dudò ni un segundo en empezar con sus preguntas, pero claro antes dijo unas cuantas cosas.
-Debo darle las gracias por ser tan amable y condescendiente conmigo, y está en confianza de preguntar lo que desee, yo por mi parte quiero preguntarle lo siguiente. Dígame acerca de su edad y su pasatiempo, siempre me ha parecido que los pasatiempos son divertidos.
Larissa hizo un ademán con su mando derecha indicando el camino hacia las villas, porque después de todo a ese lugar era que tenían que ir, ella necesitaba llegar a cumplir su deber, aunque no podía negar que se sentía bastante a gusto con ese hombre, sin embargo recordó sus decepciones pasadas por lo que decidió no ilusionarse por gusto.
-Es usted casado?
-Pues sí, sería absurdo principalmente porque por muy amable que fuera mi jefe, es un hombre muy responsable, y segun sé por la sirvienta mayor gusta del cumplimiento del deber y lo único que le molesta es que se pasen por alto las responsabilidades.
Larissa seguía en su caminar mientras escuchaba lo demás que decía su acompañante, quien ofrecía acompañarla y además le permitía preguntarle agunas cosas sobre el; Larissa quien era una mujer curiosa no dudò ni un segundo en empezar con sus preguntas, pero claro antes dijo unas cuantas cosas.
-Debo darle las gracias por ser tan amable y condescendiente conmigo, y está en confianza de preguntar lo que desee, yo por mi parte quiero preguntarle lo siguiente. Dígame acerca de su edad y su pasatiempo, siempre me ha parecido que los pasatiempos son divertidos.
Larissa hizo un ademán con su mando derecha indicando el camino hacia las villas, porque después de todo a ese lugar era que tenían que ir, ella necesitaba llegar a cumplir su deber, aunque no podía negar que se sentía bastante a gusto con ese hombre, sin embargo recordó sus decepciones pasadas por lo que decidió no ilusionarse por gusto.
-Es usted casado?
Larissa- Berseker de Ares
- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
Ataques :
AD - Anima sola (1650)
Defensa :
Canzone d'amore nuovo
Cantidad de envíos : 123
Re: Las calles del mercado
Ese Burzum era muy observador, Kainan pensó que últimamente encontraba mucha gente lista, no tontos brutos que solo sabían obedecer las leyes y reglas.Ya que iban a ser compañeros de viaje no tenían porque ocultarse cosas y si alguien tenia en contra suya peor para él pues no sería el germano el que saldría mal de la situación.
-Veras Burzum... no soy romano de Roma, pero como todos sabran el Imperio llega hasta los confines de lo conocido, y como tambien se sabe este Imperio a adquirido territorios últimamente así que soy un romano forzado.... espero que no te importe compañero.
Aunque quizá Burzum si fuera de Roma, Khrysis no, y sus palabras lo demostraban pues dejo escapar que tenia ganas ya de irse de esa ciudad que según él había decaído, Kainan no tubo mucho tiempo para pensar en ello tampoco conocía la ciudad de antes, solo sabía que el grupo se quería dirigir a Egipto una tierra que solo conocía por los relatos de Octavius,su misión era encontrar a su hermana peró no sabía como hacerlo. Iban hablando entre ellos mientras iban andando de manera que pronto llegaron a las murallas exteriores de la ciudad, y a través del portal se podía observar los paramos contiguos, los que guiaban al puerto puesto que para llegar a la tierra de arena tenian que viajar en barco pues ir a pie o caballo requeriría mucho tiempo y dinero del cual no tenian.
-Bueno chicos, alguno sabe cuanto tiempo se demora en llegar a esas lejanas tierras? o hablar el idioma ?¿ o algo mucho más sencillo.. cual barco debemos tomar para que nos lleve? os confesaré que estoy plenamente en vuestras manos, soy un ignorante músico de tierra adentro - eso último era verdad pues los únicos barcos que Kainan había tomado eran de agua dulce.
-Veras Burzum... no soy romano de Roma, pero como todos sabran el Imperio llega hasta los confines de lo conocido, y como tambien se sabe este Imperio a adquirido territorios últimamente así que soy un romano forzado.... espero que no te importe compañero.
Aunque quizá Burzum si fuera de Roma, Khrysis no, y sus palabras lo demostraban pues dejo escapar que tenia ganas ya de irse de esa ciudad que según él había decaído, Kainan no tubo mucho tiempo para pensar en ello tampoco conocía la ciudad de antes, solo sabía que el grupo se quería dirigir a Egipto una tierra que solo conocía por los relatos de Octavius,su misión era encontrar a su hermana peró no sabía como hacerlo. Iban hablando entre ellos mientras iban andando de manera que pronto llegaron a las murallas exteriores de la ciudad, y a través del portal se podía observar los paramos contiguos, los que guiaban al puerto puesto que para llegar a la tierra de arena tenian que viajar en barco pues ir a pie o caballo requeriría mucho tiempo y dinero del cual no tenian.
-Bueno chicos, alguno sabe cuanto tiempo se demora en llegar a esas lejanas tierras? o hablar el idioma ?¿ o algo mucho más sencillo.. cual barco debemos tomar para que nos lleve? os confesaré que estoy plenamente en vuestras manos, soy un ignorante músico de tierra adentro - eso último era verdad pues los únicos barcos que Kainan había tomado eran de agua dulce.
Kainan- Status :
Ataques :
AD - Explosión Mágica (500)
Defensa :
Barrera Arcana
Cantidad de envíos : 99
Re: Las calles del mercado
Tras caminar mucho tiempo sobre las montañas y otras partes dentro del territorio romano, Lukas logro entrar a la ciudad de Roma, aquella ciudad que no veía desde hace mucho tiempo, ya que su antiguo hogar era el Tibet y casi nunca visitaba las calles del mercado.
La gente estaba saliendo de los lugares, poco a poco comenzaron a poblar las calles y esto se hacia fastidioso para el mismo Lukas, empujones, calor ni una sola gota de viento, comenzaba una odisea, en aquel mar de gente que había. Mirando para todos los lados posibles, para ver si conocía a alguien el muchacho de cabello blanco.
Para desgracia no encontró a nadie, tan solo comerciante a el que el había robado, cuando este paraba en el distrito del Tibet.
Escondiéndose y tapándose la cabeza, pasaba cerca del hombre para que no notara su presencia.
-Buen lugar para pasar unos diasPensó mientras se colocaba en un costado y miraba el transitar de la gente sobre las calles. Las gotas de sudor por el día pesado comenzaban a caer sobre la frente del chico.
Se sentó en un costado del aquel lugar y empezó a recordar todo lo sucedido en la cabaña como Vergilius interrumpió en ella y como se fue mientras Manigoldo seguía en un difícil momento con el que seria el próximo rey de Roma. Todavía estaba con el remordimiento, ya que todavía no sabia lo que le paso a el guerrero romano.
No sabia que hacer, además de tener una hambruna y sed terrible, estaba cansado, pero gracias a la…preciosa gente, Lukas no podía acomodarse como podía y descansar un poco. Tendría que esperar a la noche para hacerlo
La gente estaba saliendo de los lugares, poco a poco comenzaron a poblar las calles y esto se hacia fastidioso para el mismo Lukas, empujones, calor ni una sola gota de viento, comenzaba una odisea, en aquel mar de gente que había. Mirando para todos los lados posibles, para ver si conocía a alguien el muchacho de cabello blanco.
Para desgracia no encontró a nadie, tan solo comerciante a el que el había robado, cuando este paraba en el distrito del Tibet.
Escondiéndose y tapándose la cabeza, pasaba cerca del hombre para que no notara su presencia.
-Buen lugar para pasar unos diasPensó mientras se colocaba en un costado y miraba el transitar de la gente sobre las calles. Las gotas de sudor por el día pesado comenzaban a caer sobre la frente del chico.
Se sentó en un costado del aquel lugar y empezó a recordar todo lo sucedido en la cabaña como Vergilius interrumpió en ella y como se fue mientras Manigoldo seguía en un difícil momento con el que seria el próximo rey de Roma. Todavía estaba con el remordimiento, ya que todavía no sabia lo que le paso a el guerrero romano.
No sabia que hacer, además de tener una hambruna y sed terrible, estaba cansado, pero gracias a la…preciosa gente, Lukas no podía acomodarse como podía y descansar un poco. Tendría que esperar a la noche para hacerlo
Lukas- Status :
Cantidad de envíos : 48
Re: Las calles del mercado
Recorriendo las calles del mercado, me encontraba en busca de algún vendedor o alguien que posea algún corcel que pueda venderme, por el precio no me hacía ningún tipo de problema ya que en mi encuentro con Selene me había entregado algunas de sus joyas por si necesitaba hacer gastos o comprar comida o cosas útiles para mi viaje, y la verdad todavía no había hecho uso de ellas, ni siquiera las mostré en ningún sitio. Pero tal vez este era el momento de aprovechar lo que tenía, por una oportunidad para viajar a Grecia, donde iría al encuentro de algo sorpresivo, realmente no sabía lo que era pero mi corazón me decía que ahí estaba mi destino, entonces no quería perder más tiempo.
Pronto vi en frente a un sseñor bastante anciano que poseía a su lado a un lindo potrillo de color café con pequeñas manchas blancas, era mmuy bonito y parecía estar bien cuidado. Quizás no lo vendía solo lo usaba de transporte, pero tal vez si le frecía alguna de mis joyas quiera entregármelo aunque sea. Entonces me adelanté y me detube frente al sujeto.
-Disculpe, señor... quisiera saber si usted vende ese hermoso animal.- decía con una voz suave y amigable.
-En realidad no, pero si usted me entrega una buena paga por él es posible que se lo gane...-
-hamm si, es que debo hacer un largo viaje y necesitoo un medio de transporte...- Dije al mismo timepo que sacaba desde debajo de la capa marrón que llevaba algunas joyas, de oro y diamantes, eran hermosas, estiré las manos entregándoselas al hombre. - Es todo lo que tengo, espero sea de utilidad...-
-Claro, jovencita, el animal es todo tuyo...- Me dijo el señor mientras tomaba las joyas, entonces yo me adelanté y acaricié un poco el pelaje del potrillo y tomé de sus riendas, impulsándome para subir en su lomo.
-Bien muchacho, ¿Listo para viajar?- Y jalé de las riendas, por lo cual el animal comenzó a trotar, levanté una mano saludando al hombre y me marché lo más rápido que pude del lugar.
Pronto vi en frente a un sseñor bastante anciano que poseía a su lado a un lindo potrillo de color café con pequeñas manchas blancas, era mmuy bonito y parecía estar bien cuidado. Quizás no lo vendía solo lo usaba de transporte, pero tal vez si le frecía alguna de mis joyas quiera entregármelo aunque sea. Entonces me adelanté y me detube frente al sujeto.
-Disculpe, señor... quisiera saber si usted vende ese hermoso animal.- decía con una voz suave y amigable.
-En realidad no, pero si usted me entrega una buena paga por él es posible que se lo gane...-
-hamm si, es que debo hacer un largo viaje y necesitoo un medio de transporte...- Dije al mismo timepo que sacaba desde debajo de la capa marrón que llevaba algunas joyas, de oro y diamantes, eran hermosas, estiré las manos entregándoselas al hombre. - Es todo lo que tengo, espero sea de utilidad...-
-Claro, jovencita, el animal es todo tuyo...- Me dijo el señor mientras tomaba las joyas, entonces yo me adelanté y acaricié un poco el pelaje del potrillo y tomé de sus riendas, impulsándome para subir en su lomo.
-Bien muchacho, ¿Listo para viajar?- Y jalé de las riendas, por lo cual el animal comenzó a trotar, levanté una mano saludando al hombre y me marché lo más rápido que pude del lugar.
Jezzara- Reino : Santuario de Athena
Ataques :AD - Light and Dark illusion (2000)AD – Illusory Copy (2150)
Defensa :Psychic Barrier
Cantidad de envíos : 193
Re: Las calles del mercado
:::::::::::::::::::::::::::: flasback:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
- Esa es la idea Tafariel –
Una sonrisa de satisfacción se dibujo en sus rojizos labios, mientras las piezas de su armadura se desprendieron de su cuerpo, Madareth era una joven alta y delgada tenia una buena contextura física, aunque había recibido entrenamiento como un Espartano su cuerpo no había perdido aquella delicadez femenina, llevaba un vendaje en toda la parte superior de su cuerpo y sobre este una camisa corta, unos pantalones cortos y unas sandalias espartanas, su apariencia era como la de un guerrero en entrenamiento. Se coloco encima una capa de color tierra para evitar llamar la atención, mas de lo que hacia con sus cabellos rojizos y su cara de pocos amigos. No vio necesario que su armadura continuara en Roma por lo que regreso al Olimpo esperando el llamado de su ama.
:::::::::::::::::::::::::::: flasback:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
En las calles del mercado las mujeres miraban a Madareth y murmuraban entre ellas unas con temor y otras en medio de risas, cosas que a la señora de la guerra no le importaban en absoluto, estaba sintiendo aquella presencia y estaba concentrada en ello, asi como que al naciente cosmos de su señor no le pasara nada.
- Hay varias cosas que me preocupan en estos momentos también. Quien sabe con cuantos caballeros cuente Athena en estos momentos, nuestras fuerzas son capaces de superar a varios caballeros dorados, pero hay ciertos elementos que podría considerar “débiles”… Bazir es un desperdicio, lo presiento, aun sigue untado de esa asquerosa humanidad, uh de tan solo hablar de eso me produce asco –
Interrumpio el silencio que se mantenía mientras las dos mujeres mientras caminaban por las transitadas calles del mercado, Madareth se detuvo frente a una taberna, sonrio como si estuviese a punto de cometer una masacre, aunque en realidad esa no era la idea, la señora de la guerra era reconocida por preparar el campo de batalla y a los oponentes antes de que una verdadera batalla empezara por lo que seria divertido jugar con uno que otro santo antes de empezar.
- Solo venimos a medir que tan estúpidos son, mas adelante nos regocijaremos en su derrota, pero ese dia no será hoy -
- Esa es la idea Tafariel –
Una sonrisa de satisfacción se dibujo en sus rojizos labios, mientras las piezas de su armadura se desprendieron de su cuerpo, Madareth era una joven alta y delgada tenia una buena contextura física, aunque había recibido entrenamiento como un Espartano su cuerpo no había perdido aquella delicadez femenina, llevaba un vendaje en toda la parte superior de su cuerpo y sobre este una camisa corta, unos pantalones cortos y unas sandalias espartanas, su apariencia era como la de un guerrero en entrenamiento. Se coloco encima una capa de color tierra para evitar llamar la atención, mas de lo que hacia con sus cabellos rojizos y su cara de pocos amigos. No vio necesario que su armadura continuara en Roma por lo que regreso al Olimpo esperando el llamado de su ama.
:::::::::::::::::::::::::::: flasback:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
En las calles del mercado las mujeres miraban a Madareth y murmuraban entre ellas unas con temor y otras en medio de risas, cosas que a la señora de la guerra no le importaban en absoluto, estaba sintiendo aquella presencia y estaba concentrada en ello, asi como que al naciente cosmos de su señor no le pasara nada.
- Hay varias cosas que me preocupan en estos momentos también. Quien sabe con cuantos caballeros cuente Athena en estos momentos, nuestras fuerzas son capaces de superar a varios caballeros dorados, pero hay ciertos elementos que podría considerar “débiles”… Bazir es un desperdicio, lo presiento, aun sigue untado de esa asquerosa humanidad, uh de tan solo hablar de eso me produce asco –
Interrumpio el silencio que se mantenía mientras las dos mujeres mientras caminaban por las transitadas calles del mercado, Madareth se detuvo frente a una taberna, sonrio como si estuviese a punto de cometer una masacre, aunque en realidad esa no era la idea, la señora de la guerra era reconocida por preparar el campo de batalla y a los oponentes antes de que una verdadera batalla empezara por lo que seria divertido jugar con uno que otro santo antes de empezar.
- Solo venimos a medir que tan estúpidos son, mas adelante nos regocijaremos en su derrota, pero ese dia no será hoy -
Ada- Berseker de Ares
- Reino : Olimpo
Templo de la Guerra
Ataques :
AD - Lanzas de la Guerra (1050)
Defensa :
Ejercito de Esparta
Cantidad de envíos : 172
Página 10 de 13. • 1, 2, 3 ... 9, 10, 11, 12, 13
Temas similares
» Mercado de joyas
» Plazuela del Mercado
» Mercado de brebajes
» Mercado de armas
» En el mercado de la ciudad
» Plazuela del Mercado
» Mercado de brebajes
» Mercado de armas
» En el mercado de la ciudad
Página 10 de 13.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Lun Nov 18, 2024 2:26 pm por Nathaniel
» Magical Hope {Afiliación élite}
Miér Jul 17, 2019 2:41 am por Invitado
» Hantā no Odessei {Afiliación Elite}
Mar Jul 16, 2019 9:20 pm por Invitado
» Busquedas de Rol
Lun Jul 08, 2019 7:11 pm por MapyCozo
» Ficha de Entrenamiento de Alderion De tauro
Jue Jul 04, 2019 12:31 pm por Alderion
» Ficha de entrenamiento de Virgil Juez de Griffo
Miér Jul 03, 2019 1:23 pm por Sasha
» Petición Caballeros de Athena
Miér Jul 03, 2019 1:16 pm por Sasha
» [Reino de Poseidón - Alta] La Manzana Dorada
Dom Jun 30, 2019 10:24 pm por Boreas