Conjunto de Mausoleos

por Solomon Jue Feb 03, 2011 8:53 pm

El oculte del sol fue rapido, Solomon había dado vueltas alrededor de toda Roma, sin rumbo fijo, esperando a que el sol volviese salir para terminar con su cometido. El disco plateado ya comenzaba a emanar su magico resplandor cuando Solomon se detuvo, sin querer había llegado a un antiguo lugar, un cementerio, un lugar sagrado, el cual no visitaba desde hacía tanto tiempo.

Solomon bajo de su bello corcel amarrandolo a un arbol proximo, dejandole tranquilo se decidio a entrar al conjunto de mausoleos exquisitos que distaban mucho de los cementerios vulgares al otro lado del Tiber, los ucales eran usados por el común de la gente, estos no, eran joyas arquitectonicas, una más bella que la otra, construidas con el unico fin de enaltezer al familiar difunto.

Sin conocer el rumbo, no tardo en perderse, no recordaba el hecho que existieran tantas edificaciones, pero desde luego, la gente rica moria, y desde su ultima visita de seguro habrian construido más.

Buscaba el mausoleo de sus padres, que yacian juntos en la muerte, muy proximos del antiguo emperador Adriano, un antiguo familiar, tan honorable como lo intentaba ser él.

No se dio cuenta que entre las paredes figuraban enormes obeliscos, similares a los egipcios que llevaban en medio altorelieves con el mismo simbolo del tridente.

por Solomon Mar Dic 13, 2011 8:25 pm

Nuevamente sin rumbo, su conciencia perdida le hacía deambular por tan diversos sectores de la ciudad, guiado unicamente por el disco de plata que le llamaba en dirección del cielo, si volver hacía él fuera posible de hecho lo habría hecho. Pero no, en aquella noche nada cierto o seguro le deparaba.

Sus corazonadas habían desaparecido más su corazón volvía a latir, no por extraños presentimientos o recuerdos perdidos, sino por hambre, una sed insaciable casi mistica.

La memoria de aquel pobre hombre yacia fragmentada, lo que venía sucediendo en realidad sólo aparecía en su mente muchos minutos o incluso horas después. Así fue que pronto se dio cuenta de un frio inexplicable que le llenaba de la cintura hacía abajo. Su demás sentidos fueron apareciendo lentamente hasta darle verdadera conciencia de su situación.

La hierba fria rozaba la piel que envolvia su par de piernas, sus pies yacian cubiertos por el lodo de lo que parecía un terreno pantanoso; rafagas lentas de frio intenso hacían presagiar de algo tan poco perceptible cómo lo era la neblina. Pero algo era seguro, todo aquello previamente deducido no podía ser el causante del liquido gelido que seguía goteando de lo que quedaba de su fina ropa.

Ese olor...sangre.

Ciertamente lo era, su olor era inconfundible. Resultaba abundante y sumamente fresca, recien recogida de algo o alguien. Pronto los gritos de la mujer a la cual esa sangre pertenecia resonaban en su cabeza. Pero eso no le asustaba, unicamente le intrigaba el porque de su necesidad.

El viento lo sacaba de trance. Parecía estar frente al mar, se podía percibir facilmente su brisa, un tanto nostalgica. Sus ropajes rasgados por garras le hacían tropesar mientras se encaminaba al extraño murmullo que venía arreando el oceano.

Era un canto, muy melodioso y armonico. Parecía familiar aunque dificil de recordar. No sabía que le rodeaba algo más que cesped y mar; eran gigantescos monolitos de una civilización extinta, todos marcados por el simbolo de la diosa y reina del mar. La luna de aquella noche era tan roja cómo lo era la sangre que seguía emanando de los labios del hombre que seguía avanzando tentativamente.

No logrando oir claramente por el ruido marino pronto termino por caer a los pies de lo que parecía ser un pequeño mausoleo.

Que hago aquí?...sólo perder el tiempo. Pero...que es esto...

El movimiento de sus manos revelaba los aterciopelados petalos de centenares de rosas. Su conciencia parecía gritarle con fuerza que se aleje de aquel sitio. Pero no podía, yacía embelezado por algo tan insignificante cómo lo era una flor.

Poseidon. Poseidon. Poseidon. Quien rayos eres dios del mar. Porque no despertaste cómo tus hermanos y hermanas. !¿Porque?!

Una inusual emanación de energía parecía emanar fugazmente de su cuerpo congelando de inmediato los delicados petalos que le rodeaban. Pronto su semblante corrompido por algo tan simplista cómo lo era el rencor desaparecia.

Nunca lograre destruir a Ares, ni algun dios sin el mismo grado de fuerza y conocimiento...entonces...entonces...

No. Me rehuso a hacerlo. Aun me queda una carta bajo la manga, la sabiduria de este rey falso del mar yace en forma material y si es cierto estoy seguro que ella sabe donde esta.

Levantandose rapidamente comenzo a retroceder, alejandose del canto con increible fuerza, sacandose el embrujo del cual era merced de cualquier forma hasta lograr escapar de su destino.

por Solomon Mar Ene 03, 2012 11:06 pm

Pronto olvido quien era, que buscaba en aquel territorio al que la mayoria conoce cómo realidad, para él ahora era sólo un gigantesco patio de juegos. Protegido de toda malicia, aquel hombre avanzaba sereno, muy pasadamente llevando el cuerpo lo más erguido posible. Dentro de aquella oscuridad plena a causa de las nubes de tormenta su figura se hacia mística y fantasmal. Todo su cuerpo resplandecía sutilmente de un blanco magnánimo, las finas telas de su traje mostraban el mismo porte de todo un emperador a pesar de estas estar sucias por lodo y sangre, se habían mecido tan sólo una vez quedándose allí a perpetuidad, ajenas a las reglas físicas del tiempo y la gravedad.

Pronto el frío que subía por sus pies descalzos le hacía despertar de aquel estado casi onírico en el cual yacía inmerso. Sus orbes metálicos fijaban en su rostro el asombro de verse otra vez en medio de lo que parecía un continuo Dejavu. Los pilares pintarrajeados le daban la bienvenida una vez más, hacía el fondo, aquel mausoleo en teoría familiar que llevaba sobre su dintel el emblema del mar.

Amor...que es el orgullo sino...otra clase de amor...

Su voz salía sin pensarlo. El no tenía la intención de decirlo, pero así sucedía, ni siquiera tenía razón del porque o para quien hablaba, carecía de toda lógica pero ahí estaba, un ardor que llenaba su gélido corazón de a pocos y que intentaba de reventar en su caja torácica.

Acéptalo o muere. Resígnate o muere. La degradación del concepto de un “yo” es peor que la muerte física misma. Los mortales viven así, siempre lo harán...regidos por los sentimientos más mundanos.

Su actual yo" no lo comprendía. Intentaba frenarse, reprimirse, controlarse con todas sus fuerzas, pero era imposible hacerlo del todo...aquella voz que no era la suya y que venía brotando de sus labios no se detenía.

Que soy?...

Musito apenas brevemente tomando pronto la certeza que aquella pregunta si había sido producto de su conciente.

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