En la bruma...

2do Post AM – Especialización

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El valle hundido sobre el cual se elevaban las montañas cercanas a Starhill era una tierra árida y completamente abandonada, en la cual muy pocas personas se atrevían a entrar en varias eras seguidas. Aquellos que lo hacían eran bien Santos Dorados o los mismos Patriarcas elegidos por designios divinos, de la mano de la mismísima Athena. El suelo atiborrado de piedrecillas y grietas de enorme tamaño era irregular, en el cual un paso en falso fácilmente podía costar una caída riesgosa y varios huesos rotos si no se tenía cuidado; las diferentes subidas y bajadas no eran realmente de cuidado de por sí, sino que el factor determinante en todo aquello era la incipiente niebla que no se desvanecía con nada. El grisáceo y espeso elemento gaseoso que se revolvía sobre sí mismo una y otra vez era un obstáculo más para llegar al único destino de importancia que existía en los alrededores, y los constantes y violentos soplidos del viento no eran de ayuda alguna. Vagando en medio de la explanada atiborrada de tantos obstáculos que activamente buscaban ahuyentar a cualquier invasor se encontraba el actual Santo de Géminis: Aspros, ex-senador y gemelo de Cambre, antiguamente una de las casas más honrosas de Roma antes de que cayera en desgracia por culpa de un par de acciones estúpidas tomadas por la cabeza de la familia; aunque ese pasado ya había sido descartado por el peliazul, para quien esas tonterías políticas ahora no significaban nada…en su mente, todos los habitantes de Roma podían irse al mismísimo infierno y quedarse ardiendo por toda la eternidad en aquel sitio.

Pero…porque pensaba en eso? Era algo que de pronto asaltó la mente de Aspros…había un detalle oculto en sus recuerdos, había algo curioso cuya importancia era trascendental pero aún no lograba descubrir su significado. Ahora su tumulto mental se hacía más y más complicado: por un lado estaba el “misterio” de saber porque de pronto se había quedado pensando en Roma, por otro estaba la voz de la voluntad anclada en su Armadura Dorada quien le daba las direcciones precisas y finalmente, estaba su otra cara quien parecía estar todavía desesperado por algo que no llegaba a interesarle del todo. Deteniéndose y sabiendo que si Night lo seguía, era realmente probable que se perdiera, por tanto Géminis chasqueó los dedos para crear una flama, minimizando su poder de controlar la temperatura que había aprendido en la Isla Kanon hacía ya un tiempo atrás. Sin duda, aquella sería la guía perfecta para que el otro le pudiera seguir el ritmo además del rastro que sus cosmos dejaba por cada lugar en el que transitaba. Con eso en mente el Geminiano continuó caminando, mientras el ruido de sus pasos seguía siendo amortiguado por el extraño efecto de la espesa niebla que dominaba el valle…

Estamos cerca… le susurró la sombra, mientras un manchón se manifestaba frente a Aspros…finalmente, vislumbraba la enorme pared de piedra que era Starhill.

Después de haber abandonado el sitio en donde se encontraban la diosa del Amor y los demás participantes que carecían de total importancia para el Santo de Géminis, este mismo tan solo había circulado una gran distancia entre el bosquecillo que rodeaba al Santuario para darle la vuelta a la montaña, llegando al pequeño valle que discurría desde el recinto de Athena en dirección a Starhill; más exactamente se encontraban en medio de la zona cubierta permanentemente por una bruma espesa que apenas si dejaba ver unos treinta centímetros más adelante.

Soltando a Arone de Aries con fluidez y calma, el peliazul tan solo resopló para así avanzar unos tres pasos en una dirección que por el clima tan particular, no se podía determinar con facilidad.

Cuidado con lo que dices Aries. Lo que menos necesitamos en este momento es que una diosa tonta te termine odiando… Comentó Aspros con una ceja levantada, pisando con cuidado más allá de las zona que podía ver para así descubrir que estaban al borde de un risco alto; sentándose en el borde con las piernas entrecruzadas al igual que sus manos, Géminis distinguió que detrás de ellos se acercaba una presencia de cosmos un tanto débil.

Al parecer “esos” dos se traían algo entre manos. La misma mirada del chico lo había delatado.

Pero...no importa. Tómate tu tiempo. Tenemos bastante que gastar o al menos, hasta que se caiga el cielo. Finalizó el Dorado mirando hacia arriba, sin poder distinguir los colores de la bóveda celeste pero al menos, los relámpagos ocasionales y el ruido que proferían los truenos revelaban el estado del Olimpo. Esa noche era bastante agitada y por como iba, estaría llena de sorpresas.

Y con eso ya se solucionó todo. Murmuró Aspros sin cambiar el tono de su voz o expresión en general una vez el cielo se hubo calmado. Al parecer ya lo que hubiera pasado en el Olimpo había concluido y con eso los minutos transcurrieron con normalidad…

Hasta que una nueva energía, la misma que hubiera sentido en su momento por Roma cuando investigaba el paradero de varios de los miembros de su familia se hizo sentir con una fuerza que era…de temer. Sí, incluso él debía admitirlo, el poder que dominaba Solomon era vasto y si se dejaba sin asegurar…

Creo que ya le dimos bastante tiempo, mi estimado Aries. Deberíamos empezar a movernos a riesgo de que destruyan todo el Santuario…

…que molestia, en serio. Dijo el peliazul con reticencia, justo cuando otra energía más se hizo sentir. Era la misma que por lo bajo hubo percibido en el interior de Sophia, el cosmos de Athena.

Sigh… precisamente…¿ahora? Suspiró Géminis sin verdaderas intenciones de levantarse del lugar. Todavía quedaban varias cosas que arreglar antes de siquiera poder presentarse, o al menos, desde el punto de vista que poseía. Entonces Arone...¿nos vamos a poner en marcha o no? Inquirió el ex-senador mientras se levantaba y cruzaba los brazos, notando como la bruma se espesaba más y más alrededor de su interlocutor.

Por otro lado sintió la forma en que Solomon chocaba con…

Oh, ¿lo sentiste? Parece que van a callar a la ridícula diosecita.

Es obvio, ¿realmente creías que iban a hacer algo aparte de ser unos estorbos? Eso ya había quedado claro en el momento que la idiota de Afrodita se presentó y la oímos hablar. Sinceramente…los rangos divinos se degeneran con cada era que pasa. Respondió el gemelo de Cambre ante la inquietud del Santo de Aries con su ya usual tono mordaz pero que a final de cuentas no expresaba sino la verdad, fueran dioses o no, actuaban como retrasados mentales.

Ahí fue que su interlocutor declaraba que por fin les tocaba moverse en dirección al Santuario para…a saber que; en esos momentos todo parecía demasiado fogoso como para actuar “apropiadamente”. La reunión de cosmos inferiores junto a la esencia de Athena en las escalinatas tampoco era demasiado interesante, al menos para Géminis; por algo nunca había sido el tipo más sociable o dado a encontrarse en grupos grandes.

Andando entonces. Murmuró Aspros mientras daba un simple chasquido con sus dedos, reuniendo el poco calor que se formaba en el ambiente para así subir la temperatura y con el roce de sus yemas contra el metal de la armadura crear una chispa que se quedó flotando sobre su cabeza gracias al poder de su cosmos, actuando además como una lámpara en medio del inconmensurable banco de niebla que además se vio dispersado (en parte) por Arone. Dado que no había prisa alguna, el peliazul tan solo resopló para así ponerse a caminar en dirección sur, la misma ruta que los llevaría a la entrada del Santuario luego de una curva que aún estaba algo lejos.