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Renacimiento
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Renacimiento
Incesante silencio, un casi eterno silencio hacía eco en su cabeza. Después de derribar aquel muro de mentiras que Astrid había creado, Phantasos se sintió asqueado mientras repasaba los recuerdos que su cuerpo almacenaba, sentía el veneno del rencor fluir por su cuerpo, quería castigar a aquellos que habían ensuciado aquel cuerpo perfecto, el envase que había escogido para su alma, estaba realmente fastidiado al saber que había sido ultrajado de tal forma. Abusado más de una vez, pero aún y con aquellas marcas seguía viéndolo como el más perfecto de todos.
Phantasos apareció pronto en una de las Villas de Roma, si Kamei y su apariencia masculina no estaban. Su máscara femenina era la que daba la cara ahora; un rostro hermoso, fino, con una piel blanca y suave que parecía de porcelana. Aquella belleza, la belleza de ambas máscaras eran las que degustaba aquel dios.
Se vistió con ropa tradicional del lugar, tenía ganas de pasar desapercibido, o al menos intentarlo ya que era inevitable que aquella sedosa y larga cabellera rosada, junto con aquellos hermosos y profundos ojos grises los pasara por alto. No obstante se sentía desganado, era indiferente ante la presencia de gente y se encontraba concentrado en sus futuros planes. Debía vengarse, quitarse esa sensación de suciedad en su cuerpo, quitarse la sensación de las caricias lujuriosas que recorrieron su cuerpo. Era tiempo de pensar, organizarse; ya llegaría el momento de tomar cartas en el asunto.
Escuchaba a lo lejos el bullicio de la gente, sólo sentía cómo el viento golpeaba su rostro revolviendo sus cabellos y su ropa, desconocía si estaba nublado, o si estaba soleado, sólo mantenía la mirada al frente y caminaba sin detenerse, sin siquiera distraerse un poco. Pero ya llegarían las distracciones pronto, pero por ahora sólo quería escabullirse por ahí y pensar tranquilamente.
Phantasos apareció pronto en una de las Villas de Roma, si Kamei y su apariencia masculina no estaban. Su máscara femenina era la que daba la cara ahora; un rostro hermoso, fino, con una piel blanca y suave que parecía de porcelana. Aquella belleza, la belleza de ambas máscaras eran las que degustaba aquel dios.
Se vistió con ropa tradicional del lugar, tenía ganas de pasar desapercibido, o al menos intentarlo ya que era inevitable que aquella sedosa y larga cabellera rosada, junto con aquellos hermosos y profundos ojos grises los pasara por alto. No obstante se sentía desganado, era indiferente ante la presencia de gente y se encontraba concentrado en sus futuros planes. Debía vengarse, quitarse esa sensación de suciedad en su cuerpo, quitarse la sensación de las caricias lujuriosas que recorrieron su cuerpo. Era tiempo de pensar, organizarse; ya llegaría el momento de tomar cartas en el asunto.
Escuchaba a lo lejos el bullicio de la gente, sólo sentía cómo el viento golpeaba su rostro revolviendo sus cabellos y su ropa, desconocía si estaba nublado, o si estaba soleado, sólo mantenía la mirada al frente y caminaba sin detenerse, sin siquiera distraerse un poco. Pero ya llegarían las distracciones pronto, pero por ahora sólo quería escabullirse por ahí y pensar tranquilamente.
Alize- Cantidad de envíos : 83
Re: Renacimiento
Los designios del destino eran innegables y el fluir de los eventos que movían al mundo seguían escribiendo su historia, una tierra donde los dioses usaban a los humanos como sus peones y donde algunos muñecos de barro se levantaban en contra de los designios de aquellos que originalmente los habían creado. Una de las facciones más reconocidas por ir en contra de los deseos expresos de los gobernante del planeta eran los tan llamados Santos de Athena y en contraposición directa a ellos se encontraban los Espectros, el ejército de las tinieblas que servían al dios del Inframundo, Hades. Bajo el rango principal de comandante del Infierno estaban los dioses gemelos, Thanatos e Hypnos seguidos de cerca de los hijos y hermanos de este último, denominados como los Oneiros. Y justo en aquel polvoroso camino en dirección a las villas romanas se encontraba uno de aquellos seres, reencarnado en un cuerpo delicado de cabellos rosas, oculto con los ropajes propios de la época. Aún cuando pudiera engañar a cualquier ser debido a sus poderes como dios de los sueños, su cosmos divino era innegable…y por tanto, era algo que para el avatar humano del Pecado Capital de la Gula no pasaba desapercibido. Siguiendo de cerca al muchacho sin poder detectada gracias (o debido) a su falta de cosmos, la mujer de oscuros cabellos decidió que había llegado el momento de presentarse…sus tareas no podían retrasarse más allá de lo necesario y debía ponerse en marcha para cumplir con aquello que originalmente se le había encargado.
Saludos...regente de los sueños. se presentó la mujer con un tono pasivo y cordial, sin intentar algo precipitado…ya que después de todo, desconocía la identidad propia del Oneiro, y no podía arriesgarse. No, ella iba por lo seguro en aquella situación. Con una calma propia de una persona en luto, Trista esperó por la respuesta del chiquillo, cuyos ojos grises parecían estar nublados por sentimientos que ni ella podía llegar a reconocer…todo quedaba en manos del destino ahora.
Saludos...regente de los sueños. se presentó la mujer con un tono pasivo y cordial, sin intentar algo precipitado…ya que después de todo, desconocía la identidad propia del Oneiro, y no podía arriesgarse. No, ella iba por lo seguro en aquella situación. Con una calma propia de una persona en luto, Trista esperó por la respuesta del chiquillo, cuyos ojos grises parecían estar nublados por sentimientos que ni ella podía llegar a reconocer…todo quedaba en manos del destino ahora.
Trista- Cantidad de envíos : 21
Re: Renacimiento
El dios estaba aún ensimismado en sus pensamientos, apenas y prestaba atención a la gente con la que, de vez en cuando, se topaba, les miraba indiferente, con una muy ténue sonrisa forzada. Se encontraba tan pensativo que no se dio cuenta de que alguien le estaba siguiendo, tal vez era sólo un ser insignificante ya que no podía sentir alguna presencia mínimamente especial.
No fue hasta que aquella joven le llamó que rompió la burbuja en la que el dios se había encerrado. Su paso se detuvo y giró su cuerpo hacia atrás para ver quién le llamaba, quería saber quién había visto debajo de su máscara. No esperó encontrarse con quien ahora veía frente a sus ojos. Era una joven de largos cabellos verde oscuro, sedosos igual que los suyos, sus ojos de un color púrpura muy oscuro. Nunca antes le había visto, ni siquiera sentía alguna prescencia, algún cosmo.
Phantasos pronto puso su atención en aquella joven, le intrigaba que alguien le ubiese reconocido y que él no tuviera la más mínima idea de quién estaba al frente suyo.
Frunció su ceño después de observarla - ¿ Se puede saber quién eres tu? Y, más importante ¿cómo sabes quién soy yo?- Bastante curioso era que una simple mujer, sin cosmo energía, sin presencia, pudiera acercársele y llamarle sin cuidado. ¿Sería acaso una consecuencia de algún descuido suyo? De ser así, entonces aquella no sería una simple e insignificante mujer. - Responde, mujer.
No fue hasta que aquella joven le llamó que rompió la burbuja en la que el dios se había encerrado. Su paso se detuvo y giró su cuerpo hacia atrás para ver quién le llamaba, quería saber quién había visto debajo de su máscara. No esperó encontrarse con quien ahora veía frente a sus ojos. Era una joven de largos cabellos verde oscuro, sedosos igual que los suyos, sus ojos de un color púrpura muy oscuro. Nunca antes le había visto, ni siquiera sentía alguna prescencia, algún cosmo.
Phantasos pronto puso su atención en aquella joven, le intrigaba que alguien le ubiese reconocido y que él no tuviera la más mínima idea de quién estaba al frente suyo.
Frunció su ceño después de observarla - ¿ Se puede saber quién eres tu? Y, más importante ¿cómo sabes quién soy yo?- Bastante curioso era que una simple mujer, sin cosmo energía, sin presencia, pudiera acercársele y llamarle sin cuidado. ¿Sería acaso una consecuencia de algún descuido suyo? De ser así, entonces aquella no sería una simple e insignificante mujer. - Responde, mujer.
Alize- Cantidad de envíos : 83
Re: Renacimiento
Soy la representante en esta era del Pecado Capital de la Gula, una dama al servicio de la señora Perséfone y por ende, del señor del Inframundo…Hades. se presentó Trista con un semblante calmado y confiado, después de todo sabía que no iba a ser lastimada…al menos no en público, hacerlo significaría que el dios se pondría en evidencia y con eso sería capaz de atraer visitantes indeseados a donde se encontraban. A pesar de que carezco de la capacidad de usar el cosmos al haber despertado recientemente, poco a poco voy a ir recuperando mis capacidades. Aunque eso no debe interesarle a una de las cuatro majestades que reinan sobre el mundo de los sueños…mi motivo para estar aquí, es para pedirle una audiencia, necesito discutir algo con usted. pidió la mujer de cabello oscuro, llevando una de sus manos a la barbilla y dejando que su cabello ondeara libremente con la suave brisa que soplaba en los caminos a las villas donde se encontraba con la encarnación de una de las deidades de los sueños a la cual todavía no había sido capaz de identificar correctamente. A pesar de que sabía lo caprichosos que podían llegar a ser los dioses, estaba total y absolutamente segura de que podría convencer al oneiro de que la ayudar a cumplir su misión, si no se equivocaba, con ese impulso sería capaz de hacer regresar a su señora al Inframundo…al lugar del que originalmente, jamás debía de haber salido. Así que esperaré a su respuesta, honorable señor de los sueños
Trista- Cantidad de envíos : 21
Re: Renacimiento
Habían llegado distracciones para Phantasos, pensó que tal vez sería buena idea librarse de aquellos pensamientos unos momentos, después de todo comenzaba a darle un ligero dolor de cabeza, justo en las sienes.
Miró con algo de indiferencia a la mujer que ahora se detenía a charlar con él. Otra dama del pecado, no era que le cayeran mal, ni siquiera las conocía, la verdad siquiera estaba interesado en hablarles o tratarlas. No obstante se dio tiempo para ponerle atención a la peli verde. Mientras le escuchaba hablar fue frunciendo el entrecejo de a poco. Se preguntaba qué podría ser aquello que ella necesitaba discutir con él, viendo que en ese preciso momento no tenía nada importante qué hacer, aceptaría entonces la propuesta. - No entiendo qué asunto podría relacionarse entre tu y yo, y la verdad no me apetece saberlo, pero ya has llegado hasta aquí. ¿Qué quieres? - Espetó con sinceridad. No quería malgastar su tiempo en inventarse algo o simplemente parecer buena gente, no ahora.
Estaba algo molesto, tampoco tenía mucha paciencia consigo en ese momento, pero tampoco tenía la obligación de tratar bien a la joven, siquiera tenía la obligación de hablar con ella, pero ya era tarde para no hacerlo.
Miró con algo de indiferencia a la mujer que ahora se detenía a charlar con él. Otra dama del pecado, no era que le cayeran mal, ni siquiera las conocía, la verdad siquiera estaba interesado en hablarles o tratarlas. No obstante se dio tiempo para ponerle atención a la peli verde. Mientras le escuchaba hablar fue frunciendo el entrecejo de a poco. Se preguntaba qué podría ser aquello que ella necesitaba discutir con él, viendo que en ese preciso momento no tenía nada importante qué hacer, aceptaría entonces la propuesta. - No entiendo qué asunto podría relacionarse entre tu y yo, y la verdad no me apetece saberlo, pero ya has llegado hasta aquí. ¿Qué quieres? - Espetó con sinceridad. No quería malgastar su tiempo en inventarse algo o simplemente parecer buena gente, no ahora.
Estaba algo molesto, tampoco tenía mucha paciencia consigo en ese momento, pero tampoco tenía la obligación de tratar bien a la joven, siquiera tenía la obligación de hablar con ella, pero ya era tarde para no hacerlo.
Alize- Cantidad de envíos : 83
Re: Renacimiento
Aún sin tener cosmos, aún sin poder usar todo el potencial que tenía para poder cumplir su objetivo cuanto antes, en ese instante fue que la mujer conocida como Trista y que en ese momento representaba la forma física reencarnada del Pecado Capital de la Gula fue capaz de percibir en lo más profundo de su ser, en la raíz misma de su corazón, como era que su señor Hades despertaba…no sentía su cosmos, sino que simplemente sus emociones y su espíritu de Campanillas corrompidas hacía más de doscientos años por el señor del Inframundo tembló…la sensación era inequívoca. La rueda del destino había comenzado a girar con más fuerza…por tal razón, no podía desperdiciar más tiempo, debía hablar cuanto antes con la ex-emperatriz de la Oscuridad…Perséfone, ahora conocida como Kore. Cerrando los ojos y finalmente inclinándose frente al oneiro, la dama de la Gula hizo su petición, sin dejar escapar cierto tono de angustia y desespero.
Por favor regente de los sueños, necesito que me lleve a ver a mi antigua señora Perséfone…la que ha renacido como Kore en esta época. Tengo una conversación pendiente con ella, algo sumamente importante que también concierne al Emperador de la Oscuridad…nuestro señor, Hades. Si me concede ese favor, se lo agradecería. pidió Gula, sabiendo que el tiempo había empezado a correr…y con lo que se venía encima de ellos no sería fácil de sobrellevar y no solo eso, sino que al final bien podía impedir que ella misma no terminara de llevar a cabo su misión…y para ella, fallar era total y absolutamente inadmisible.
Por favor regente de los sueños, necesito que me lleve a ver a mi antigua señora Perséfone…la que ha renacido como Kore en esta época. Tengo una conversación pendiente con ella, algo sumamente importante que también concierne al Emperador de la Oscuridad…nuestro señor, Hades. Si me concede ese favor, se lo agradecería. pidió Gula, sabiendo que el tiempo había empezado a correr…y con lo que se venía encima de ellos no sería fácil de sobrellevar y no solo eso, sino que al final bien podía impedir que ella misma no terminara de llevar a cabo su misión…y para ella, fallar era total y absolutamente inadmisible.
Trista- Cantidad de envíos : 21
Re: Renacimiento
Por favor regente de los sueños, necesito que me lleve a ver a mi antigua señora Perséfone…la que ha renacido como Kore en esta época. Tengo una conversación pendiente con ella, algo sumamente importante que también concierne al Emperador de la Oscuridad…nuestro señor, Hades. Si me concede ese favor, se lo agradecería.
El Señor de la Oscuridad, en pleno traslado de Heinstein hacia Egipto, escuchó la plegaria de uno de sus Espectros. No cualquiera, se trataba del Espectro de la Gula. Decidió cumplirle su deseo, por decirlo de alguna manera. El viento empezó a agitarse entorno al hombre de cabello rosado, sí, el disfraz femenino del hijo de Hypnos no podría engañarlo a él. El aura macabra también acechaba a la mujer, siendo evidente que no era un cambio climático cualquiera. El Dios del Inframundo los estaba convocando. Una nube de oscuridad, espesa y con rayos de energía purpúreos que explotaban a su alrededor, se materializó sobre el regente de los sueños y la Dama Inframundana. Ella todavía no estaba lista para recibir por completo al espíritu de la Gula, pero parecía que no le faltaba demasiado para ello. Por otro lado estaba el semi-dios de los sueños quien sentía no había despertado hace mucho. Con sólo pensarlo hizo que la nube descendiera sobre ellos, convirtiéndose en una bruma que rodeaba tanto al Espectro como al Dios del Sueño. Ni siquiera había hecho acto de presencia, sólo proyectado su cosmos a la distancia para recoger a esos dos súbditos.
Vengan a mí.
Sabía que no se iban a resistir al rapto, el cosmos del Señor Oscuro desbordaba de esa nube de negrura y malignidad. La nube tomó la forma de una cúpula que se hizo más oscura, haciendo que los dos desaparecieran en sus entrañas, y del mismo modo en el que había llegado se desvaneció, sin dejar pista. Quería que Gula le explicara el porqué quería ver a la Ex Emperatriz del Inframundo. Naturalmente, el lugar en el que tendría su reunión con los Espectros ya no sería Egipto al haber más involucrados de los que esperaba. Ya había visualizado un nuevo punto de encuentro en el bosque.
El Señor de la Oscuridad, en pleno traslado de Heinstein hacia Egipto, escuchó la plegaria de uno de sus Espectros. No cualquiera, se trataba del Espectro de la Gula. Decidió cumplirle su deseo, por decirlo de alguna manera. El viento empezó a agitarse entorno al hombre de cabello rosado, sí, el disfraz femenino del hijo de Hypnos no podría engañarlo a él. El aura macabra también acechaba a la mujer, siendo evidente que no era un cambio climático cualquiera. El Dios del Inframundo los estaba convocando. Una nube de oscuridad, espesa y con rayos de energía purpúreos que explotaban a su alrededor, se materializó sobre el regente de los sueños y la Dama Inframundana. Ella todavía no estaba lista para recibir por completo al espíritu de la Gula, pero parecía que no le faltaba demasiado para ello. Por otro lado estaba el semi-dios de los sueños quien sentía no había despertado hace mucho. Con sólo pensarlo hizo que la nube descendiera sobre ellos, convirtiéndose en una bruma que rodeaba tanto al Espectro como al Dios del Sueño. Ni siquiera había hecho acto de presencia, sólo proyectado su cosmos a la distancia para recoger a esos dos súbditos.
Vengan a mí.
Sabía que no se iban a resistir al rapto, el cosmos del Señor Oscuro desbordaba de esa nube de negrura y malignidad. La nube tomó la forma de una cúpula que se hizo más oscura, haciendo que los dos desaparecieran en sus entrañas, y del mismo modo en el que había llegado se desvaneció, sin dejar pista. Quería que Gula le explicara el porqué quería ver a la Ex Emperatriz del Inframundo. Naturalmente, el lugar en el que tendría su reunión con los Espectros ya no sería Egipto al haber más involucrados de los que esperaba. Ya había visualizado un nuevo punto de encuentro en el bosque.
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