odisea en el descierto

por Anhai Mar Sep 20, 2011 7:56 pm

Después de descubrir “por así decirlo” quien era me dirigí hacia el desierto de Egipto, más que nada para pensar en lo que tendría que hacer, sobre mi futuro ya que estoy sola y no conozco a nadie en este lugar.
Camine por varias horas (o eso creo) por las calurosas arenas que cubren todo el terreno el lugar se ve deshabitado casi muerto, es raro ver hasta algún animal rastrero como las serpientes o algún animalejo, un viento leve corre por el lugar pero aun así no ayuda refrescar pues el calor es solo lo que se siente en el sitio, decidí descansar un rato pues no es fácil estar en un lugar como eso así que tomando la capa que llevaba puesta la puse en la arena como mantel, a un lado mío (a decir con exactitud fue el derecho) puse mi katana y después de sentarme tome algo de agua de un cántaro que tengo colgado en la cintura, con esta agua me refresque mucho, luego cerré mis ojos y empecé a meditar.
-¿Qué puedo hacer?, supuestamente soy una guerrera (o algo así) al servicio de Poseidón……………………..ok….no puedo hacer mucho aquí, pero ¿Cómo comienzo?...............más que nada tengo que aprender a pelear, a duras penas se manejar mi katana pero no creo que sea suficiente…………………………………..y como segundo punto ……..creo que debería conocer a quien le tengo que servir…………….
Mis ideas me daban vueltas en la cabeza una y otra vez, por fin deje a un lado el tema y empecé a ver el panorama, todo parecía así que empecé a distraerme viendo como brillaba la sortija que llevaba en la mano, me trae muchos recuerdos algo tristes, por eso no me gusta verla mucho así que cerré mis ojos.
En ese momento un mal presentimiento empezó a correr por todo mi cuerpo, era como un escalofrió, al girar mi rostro vi lo el motivo de aquello, una tormenta de arena se avecinaba, debo decir que me asusté mucho al verlo y solo hice lo que se me ocurrió, con mi misma capa manteniendo mi katana conmigo así forme como un tipo de capullito y deje que pasara la tormenta, el aire y la arena pegaban con fuerza por mi cuerpo, podía sentirla y si estaba asustada pero no podía tener miedo en ese momento, tenía que sobrevivir.
Pasaron varias horas hasta que se calmó la tormenta, termine casi enterrada por la arena pero como pude me levante, pero vi con tristeza que se estaba empezando a oscurecer, no tenía donde refugiarme así que me volví a tapar con mi capa, no se me ocurrió algo más, la noche cayo muy rápido y el frio era casi insoportable, pero por arte de magia sobreviví, tenía calosfríos y estaba algo aturdida pero no había muerto, tal vez el alma de la sirena scyla me había protegido, esa impresión me dio, pasando unos minutos cuando recobre fuerzas pude levantarme y decidí irme del lugar.