Bifurcación

Paso tras paso y minuto tras minuto la distancia que separaba al grupo de tres que viajaba desde los linderos que separaban a Rodorio del resto de Grecia se hacía más pequeña hasta que finalmente podían darse por hechos: habían llegado a la encrucijada por la cual se podía seguir hasta el Santuario o bien, a la Villa que se encontraba a sus pies.

Dándose la vuelta el Santo de Géminis observó tanto a Seiren como al chiquillo, notando que este último parecía exhausto.

Bien...supongo que aquí nos separaremos, ¿no Seiren? Sino Sylvanas es capaz de romperme la cara. Dijo Aspros en tono pensativo, llevando su mano a la barbilla en una actitud un tanto sarcástica. Y también veo que será un poco más rápido si te encargas de los romanos que llegaron con ella, si tenemos suerte no los habrá hecho estallar…con esa actitud que tiene… Suspiró el peliazul cerrando los ojos para así acomodar un mechón rebelde que le tapaba la vista.

Volteándose y así mirando a la lejanía en dirección a la montaña que era el corazón del Santuario, finalmente Aspros terminó decidiendo que el mejor lugar para empezar con la introducción del chiquillo a la parte técnica del control del cosmos sería su propio Templo, para algo debía servir el tan llamado Laberinto de Luz y Sombra.

Eh...tú. Dijo el geminiano dirigiéndose al pelirrojo con una expresión un tanto extraña…ahora que lo notaba ni siquiera sabía su nombre y ese no era precisamente el mejor inicio si es que planeaban entablar una relación maestro-alumno. ¿Puedes continuar?

Mientras observaba la despedida Traian miraba con asombro el nuevo lugar en el que había sido depositado. Tenía muchas preguntas para el caballero de armadura brillante, pero antes dejaría que terminara con aquella mujer. Lo último que quería era ser grosero. Se cubrió los oídos ya que creía incorrecto meterse en las conversaciones de otros, y también el escucharlas.

El hombre lo miró de forma extraña, como si se hubiera percatado del cansancio que lo embargaba y preguntó si podía continuar. Traian no quería ser una carga, así que en lugar de decirle que estaba desfalleciendo optó por no comentar nada y tratar de resistir. También podía ser que temía que aquel hombre fuera como Sokaro y no le importase en lo más mínimo su condición. -Estoy bien.- Dijo el muchacho mientras retomaba el paso, puesto que se había detenido por un segundo para tomar un respiro. Antes de dejar atrás a Aspros se tambaleó y cayó en sus brazos.-No sé qué es lo que pasa conmigo, me siento tan débil y cansado.- No podía ponerse de pie, como si la gravedad a su alrededor hubiera aumentado. Era igual a lo que había experimentado mientras yacía bajo el árbol, la sensación de pesadez.

Incluso le estaba costando algo de trabajo el respirar. –Lo siento, parece que no puedo seguir después de todo.- Comentó apenado ya que no le agradaba su situación. Recordó que no le había dicho su nombre y creía conveniente decirlo para que no se siguiera refiriendo a él como “tú”. –Mi nombre es Traian.- Espetó, todavía incomodo por la posición en la que estaba, con sus brazos aferrados al hombre y esperando que éste no lo fuera a dejar caer.

Mirando de reojo al chiquillo pelirrojo Aspros se preguntó si todo estaría bien con él dado que…se cubría las orejas, tal como si no quisiera escuchar lo que estaban conversando los dos Santos. Menuda curiosidad, ciertamente eso podía clasificarse como una severa estupidez o un gran aprecio a los modales…el problema era saber exactamente a cual de las dos clasificaciones pertenecía el germano.

Una vez Seiren se hubo marchado sin embargo el menor intentó continuar con la caminata para inútilmente caerse encima del gemelo de Cambre, quien lo miró con ambas cejas levantadas, suspirando y escuchando su nombre para así cargarlo en un solo hombro y ponerse a marchar teniéndolo a cuestas. No es que pesara demasiado en realidad.

No hay de que disculparse…después de todo ya me parecía un tanto increíble que continuaras tan campante luego de haber demostrado todo ese poder allá en Germania. No te preocupes, igual, esto lo puedes considerar tan solo como el primer paso para lo que te espera. Explicó Aspros sin dejar de mirar al frente y sin dejar de avanzar, llegando a un callejón natural formado por dos paredes de rocas que si no se equivocaba terminaba en uno de los accesos laterales que lo llevarían directamente a la escalinata por donde se subía hacia las Doce Casas del Zodiaco. Traian ¿eh? Curioso nombre...yo me llamo Aspros y puedes considerarme…eh…a ver, como explicarlo.

Mmm…dime, ¿acaso te han contado historias sobre héroes mitológicos o algo por el estilo? Inquirió el gemelo de Cambre, entrando a la zona ensombrecida por las paredes de roca sin dejar de avanzar, esperando una respuesta afirmativa de parte del menor. Si lo había hecho eso le ahorraría un montón de trabajo en cuanto a explicaciones.

El hombre que lo había llevado hasta ahí le reveló finalmente su nombre y despejó las dudas que tenía respecto al cansancio que lo agobiaba. Estuvo contemplando el rostro del Santo como si buscara las respuestas escritas en éste. La verdad es que sí había escuchado alguna vez sobre héroes pertenecientes a la mitología, pero no entendía muy bien cuál era el objetivo al hacerle esa pregunta. Se sonrojó ligeramente mientras decía: Sí, mi abuelo solía relatarme historias cuando era niño. Aunque no estoy seguro de a qué mitología se refiere porque mi madre era germana y mi padre romano, y mi abuelo es una de esas personas que viaja mucho y al regresar siempre tiene cuentos y relatos nuevo para mí. Hay muchos héroes y me sé varios nombres e historias. Pero para serle franco nunca les he dado mucha importancia ya que estoy más interesado en las cosas reales, como la historia. Mi sueño siempre ha sido… ¡ser parte de la historia! Pero quiero que las personas me recuerden como un hombre bueno y no uno malo como lo fue mi padre, que era poseedor de una mente brillante pero sólo supo usarla para dañar a mi gente. Y me prometí a mi mismo que iba a ser mejor que él. Lo siento, tengo el hábito de divagar, mi abuelo dice que eso no es malo pero suelo fastidiar a la gente, y muchas veces me golpean señor Aspros. Lo lamento, ¿prefiere que lo llame simplemente Aspros?- Recargó su cabeza sobre el hombro del peliazul involuntariamente, no aguantaba el cuello. En cualquier momento esperaba que el hombre lo derribara por eso, aunque hasta ese momento Aspros había sido muy atento con él.

Creía que ya no le ocasionaría más percances, pero podía haber hablado demasiado rápido. Sintió un ardor en sus brazos, no quemaduras, eran las heridas que se produjo al tocarse. Y eso no era todo, también podía sentir una fuerte picazón en su trasero. Había caído en el barro, y por si eso fuera poco Sokaro lo había tratado como un muñeco de trapo, abriéndole heridas leves y también destruyendo la ropa que llevaba. Si su abuelo lo viera en ese momento probablemente le regañaría puesto que él se esforzaba mucho para que su nieto tuviera ropa en buen estado. Y finalmente se había tostado la piel, sin embargo lo que más le fastidiaba definitivamente era el barro endurecido en sus partes vergonzosas. Heridas, el tan sólo recordar que se había hecho múltiples aberturas en la piel le producía temor: repetidamente el abuelo le daba la advertencia de que no era prudente exponer las heridas abiertas a la suciedad ya que eso provocaba infecciones feas y dolorosas. Traian era sumamente miedoso cuando se trataba de enfermedades cutáneas y pus raro surgiendo de ampollas. –Señor Aspros, ¿me ayuda a rascarme? Apenas puedo mover los brazos y mi… trasero me pica. Necesito asearme un poco, me da pena que usted me vea así…- Emitió, parecía que en realidad le daba bastante vergüenza ese asunto ya que se sentía como un bebé al que tenían que cambiarle los pañales.

Por favor, solo Aspros. Dijo el Santo de Géminis mientras que levantaba ambas cejas para así continuar caminando en pos de la entrada del Santuario y escuchar las palabras del chiquillo. Y hasta allí decidió llegar dado que lo había pensado mejor. Si bien Grecia era un lugar hartamente caluroso, no era precisamente el mejor para entrenar a alguien que manejaba el fuego…se necesitaban verdaderas condiciones para hacerlo y había un sitio mejor para lograr aquello. De hecho, la única razón por la que había viajado hasta allí había sido más que todo por Seiren, en retrospectiva un país ubicado más al sur era propicio para el entrenamiento de ese muchacho…quien por cierto, no parecía creer sobre la veracidad de los héroes de la mitología.

Había mucho trabajo por delante.

Mmm...lo lamento, pero no puedo hacer tal cosa. No sería correcto, además Traian- Empezó Aspros, atreviéndose a tomar cierta confianza con el muchacho ya que después de todo, el pedía lo mismo en retorno. -eres un hombre, ¿no? No puedes estar pidiendo eso sin valerte por ti mismo. La primera lección que debes aprender si quieres ser alguien que se quedará en los anales de la historia es…aprender a superarte, y eso incluye el agotamiento. Explicó el gemelo de Cambre al tiempo que otro portal interdimensional se abría frente a sí mismo y a través del cual cruzaba para así llegar al sitio donde todo adquiriría significado para el chico y en el cual, se convertiría en un verdadero héroe.

Repasando los puntos estos serían: apagar los sentimientos, mínima comunicación y finalmente, desconocimiento de la identidad ¿no? Preguntó el Santo de Géminis con calma, dejando que su melena azulada fuera azotada por el viento mientras que continuaba con su caminata hasta ahora ininterrumpida. Desde la Isla Kanon se había transportado hasta los linderos del Santuario sin siquiera realmente pensarlo ya que después de todo estaba concentrado en su pequeña tertulia mental. Estoy de acuerdo, eso nos ahorrará bastante el trabajo. Dijo el peliazul en tono conclusivo, deteniéndose justamente en la bifurcación del camino de piedra que ahora se encontraba transitando.

Precisamente. Así que bien, lo único que falta ahora es lanzar la orden directamente a nuestro cerebro y dejar que todo siga su curso. ¿Qué estamos esperando?

Por ahora nada…pero por lo menos déjame terminar de asentar esta perspectiva en mi cerebro. Como quien dice, estoy terminando de sentir lo que obviamente voy a perder una vez que el Satán Imperial entre en acción. Le replicó el Santo con lentitud, encogiéndose de hombros. Aunque conociendo a la sombra de seguro que interpretaría aquello como…

¿Dudas de último minuto? No me esperaba ese tipo de debilidad de tu parte, otro “yo”.

No confundas las cosas…es tan solo una medida cautelar. ¿Acaso nos viene mal poner en orden nuestros pensamientos ahora para ahorrarnos aún más problemas en un futuro? No. Es mejor de esta forma.