Tramo previo a Sagitario

Descendiendo la escalada de las Doce Casas en medio de la abrumadora oscuridad que siempre dominaba el mundo antes del amanecer, el gemelo de Cambre conocido como Aspros era guiado por la naturalidad de la cuesta así como por el brillo dorado del ropaje sagrado al que tanto se había acostumbrado durante el último año vivido en el Santuario de Athena, llegando por supuesto al tramo final que conducía al acceso de la retaguardia del Templo del Centauro.

Deteniéndose unos cuantos escalones antes de pisar las baldosas de la Novena Casa del Zodiaco el peliazul quedó inmerso en la línea de pensamientos que había hilado desde el mismísimo instante en que hubo salido del Templo del Patriarca. No había una razón particular para ello, pero tan solo…no tenía la motivación para continuar andando.

Berserkers, Espectros, Ángeles, dioses…todas esas cartas se mantenían jugando en el mundo en esos instantes y su tarea asignada desde el primer momento había sido la de buscar información sobre éstos, aprovechando diversas instancias para entrenar varios buenos prospectos de Santos; todo durante la prolongada ausencia de Athena y ahora que ésta se presentaba, la incertidumbre sobre una buena directiva empezaba a inmiscuirse en su mente. ¿Y si… y si todo resultaba ser un fracaso y Sophia no era capaz de la sobrellevar la presión? ¿Y si al final…

-He. Realmente no tiene caso.- Murmuró Géminis, sintiendo como las dudas eran bloqueadas por efecto del Satán Imperial aplicado más de un mes antes. Lo verdaderamente curioso en esos momentos era que la técnica parecía perder su efectividad; tal vez alcanzar un nivel divino socavaba las bases de las espinas mentales, pero…

-No importa, la verdad.- Dijo con calma, retomando el paso que llevaba antes para así terminar de bajar la cuesta del Santuario. Tenía cosas que hacer por delante.

Viéndose interrumpido antes de poder continuar con su camino descendente el gemelo de Cambre volteó la mirada, observando como Arone de Aries le dirigía la palabra, preguntando sobre su muy aparente estado de dudas.

-Realmente nada. Es solo que estaba pensando algunas cosas.- Respondió el geminiano con calma, sin otra expresión más que su usual pose estoica y rostro impasible mostrándose en esa hora tan particular. Ahora que se disponía a pensarlo era una tremenda curiosidad la forma en que evolucionaban las cosas conforme pasaba el tiempo; ¿Quién hubiera apostado a que terminarían viéndose como iguales? Más después de tal cantidad de encuentros no precisamente pacíficos en lo que llevaban de historia como Santos de Athena. -Por decirlo de alguna forma, mesuraba las capacidades de Sophia como Athena. La verdad tiene el potencial…al menos si lo tomo por el historial de la familia, pero no tiene la actitud, al menos no ahora. Incluso con su iniciativa no veo como hará para encarar al dios de la guerra, especialmente por la identidad de su avatar…

…hmp, creo que tan solo estoy dándole muchas vueltas a todo esto. Ya ni debería molestarme, después de todo lo que importa es sobrevivir para dejar las bases del futuro ¿no?.- Dijo Aspros respondiéndose a sí mismo, volviendo a avanzar para llegar a la corta explanada que conducía al pasillo de acceso del Templo del Centauro. -La idea sería dejar todo para la próxima generación o lo que es lo mismo, evitar que se repitan los errores del pasado. He, supongo que tan solo he madurado con respecto al pasado.- Concluyó Géminis con una sonrisa fugaz. De nuevo sentía como el efecto del Satán Imperial se resquebrajaba poco a poco, pero dejando que las grietas de las dudas brillaran por sobre la oscuridad del estoicismo.

-Bien, es hora de seguir construyendo el futuro. Adelante Arone.- Terminó el peliazul con confianza, siguiendo su camino. Todavía quedaban bastantes cosas que resolver antes de declarar el clímax de la historia que se entrelazaba frente a sus ojos y tal cual, se encargaría de que todo avanzara se diera de la forma correcta, costara lo que costara.

Empezando a caminar en el interior del Templo del Centauro, la oscuridad parecía no amainar sin embargo, la luz dorada de las armaduras de Géminis y Aries impedían que se tropezaran a mitad de la inconmensurable negrura que dominaba el terreno sagrado. Deteniéndose de un momento a otro el peliazul encaró a su compañero quien parecía estar absorto en sus propias cavilaciones personales. Al parecer él no era el único enfrascado en un monólogo peculiar.

-Je. Curioso que te envíen a entrenar a los novatos, Arone.- Dijo de pronto Aspros con su usual tono de superioridad, esta vez con un aire algo más tradicional en él. -¿Estás seguro de poder cumplir con esa misión cuando ni siquiera eres capaz de darme un simple golpe con la que es tu técnica más poderosa? Ju, lo veo tan…improbable.- Comentó el Santo de Géminis retomando el paso y la delantera en esa particular caminata, sin prestarle ya demasiada atención a su interlocutor quien de seguro captaría su punto sin tener que repetirlo demasiado: comparado a lo que un verdadero maestro debía tener, Arone no era ni de cerca lo suficientemente poderoso o hábil como para tomar las riendas de un guerrero que sirviera como guía para los demás…mucho menos la actitud suficiente como para comandar. Ese era uno de sus tantos fallos y por lo mismo, una de las razones que Aspros veía como un peso para poder cumplir con la simplísima tarea impuesta por Sophia.

-Deberías preocuparte más bien por fortalecerte a ti mismo antes de siquiera considerar preparar a otras pobres almas. En tu estado actual fracasarás patéticamente. Si ni siquiera te has recuperado por completo de la paliza que te di la última vez, estás cojeando ligeramente con la pierna derecha.-

Si antes la voluntad de Arone parecía hecha de hierro, ahora se asemejaba más a la dureza de un verdadero diamante. Incluso en medio de la prepotencia y orgullo usuales en el Santo de Géminis el chiquillo se mantenía firme y le recordaba las verdadera fortaleza que había mostrado en la última pelea que habían mantenido el uno contra el otro.

Y eso era precisamente lo que Aspros pretendía comprobar. Efectivamente, Arone no había degenerado ni un solo momento: su actitud se mantenía y con ella la convicción y potencial innato del muchacho podrían ser aprovechados.

Escuchando la última petición de Aries, Aspros se detuvo de improviso. Realmente parecía que había una o dos cosas que terminar de mostrarle al Santo de Aries y dado que…

-He, ¿Estás completamente seguro de que ese es tu deseo? Creo que lo comprobaste antes, cuando combatimos en la Casa de Géminis: entrenar conmigo es como estar a un solo paso de la muerte. ¿Estás dispuesto a correr (de nuevo) el riesgo de ser aplastado por alguien que es muchísimo más fuerte que tú…tan solo para volverte más poderoso? ¿Tanto es tu deseo por proteger aquello que no deseas ver destrozado?- Inquirió Aspros por millonésima vez. Realmente sentía que se repetía; la respuesta que le llegaría de seguro sería otro “sí” carente de dudas. Ya ni necesitaba otra reafirmación de parte de Arone para saber qué era lo que se vendría a continuación. -Aunque puedes ahorrarte la respuesta. Ya la conozco…ya te conozco, Arone de Aries.

Si quieres volverte fuerte, si quieres cumplir con la misión encomendada por Sophia y por sobre todo, si quieres ganar la capacidad de proteger a todos aquellos que consideras importantes, entonces ve a la Isla Kanon. Si llegas, entonces me encargaré de darte las pautas finales para que te conviertas en un verdadero guerrero. Llámalo tu prueba final si así lo deseas. Te estaré esperando…de hecho, te daré un plazo a cumplir: si no llegas a la Isla antes de que el sol se ponga en lo alto del cielo, estarás por tu cuenta. ¿Quieres ser un Santo Dorado? Usa tus habilidades entonces.- Dijo Géminis con calma, dándose la vuelta y desapareciendo de la vista de Arone. Ya se había retrasado bastante y la verdad por delante, quería ver si Aries tomaba la iniciativa. Había más de una forma en que pudiera cumplir con esa simple tarea…si se le ocurrían o no, eran otra cosa.