Vieja Casona incendiada

por Aspros Lun Ago 16, 2010 11:08 am

Pienso
Hablo
Anciano

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Aspros proseguía en su camino, aun estando entre la muchedumbre se podía percibir su aislamiento, no deseaba estar junto a ellos, sentir su hedor a pobreza e ignorancia. Sencillamente le asqueaba verlos como romanos, había sido criado como noble, para él esa fina gente de togas blancas eran los únicos que debían ser llamados como "romanos", un titulo que quedaba vacío ante sus ojos al ver a la gente.

Era mil veces mejor estar entre piratas, al menos los podía considerar como objetos o animales rumiantes, pero esta gente me produce una paradoja... y solo de pensarlo me produce nauseas.

Luego de deambular largo rato sin rumbo fijo, sus fuerzas comenzaban a menguar, estaba harto de seguir parado, el sol caería pronto en el horizonte, debía buscar algún refugio.

Pero donde diablos...

El viento árido levantaba un mechón de su cabello, éste pasaba por su cara que justo mostraba estupefacción al ver algo fuera de lo común y al mismo tiempo familiar. Era una casona, si bien era antigua y casi a punto de colapso, le recordó a Aspros un tiempo ya muy lejano, los colores alegres de la fachada se habían oscurecido por la huella dejada por e humo, seguramente había recibido el castigo del fuego, las ruinas parecían llamarle...Aspros no lo pensó dos veces, después de todo era un lugar perfecto para él.

Veamos que sanguijuelas hay adentro...

Solo basto de tocar la reja para que esta cayera por efecto de su propio peso, avanzo sin antes poner nuevamente la "puertecilla" en su lugar, eso le serviría de cualquier intruso estupido.

Craaaaack...

La puerta produjo un rechinido al momento de abrirse, el joven al adentrarse vio algunos de los muebles, estaban carbonizados algunos u otros imposibles de reparar. No parecía existir alma alguna. La madera bajo sus pies sonaba a cada paso, parecía que existía algún salón debajo.

Que...ese sonido es el de antorchas...

Pero no había nada a su alrededor, todo era calmo. Pronto encontró unas escaleras a las que subió, extrañamente éstas parecían renovadas.

Alto!

...?!

La imagen de un anciano aparecía de entre las sombras, estaba justo al borde final de las escaleras ya en el segundo piso, su voz aguardentosa era resultado de su adicción a la bebida, no era competencia para el joven guerrero. Aspros estaba listo para sacarlo de aquel lugar cuando vio la sortija que llevaba el anciano en su mano, era de plata y en ella estaba impregnado el sello característico de la casa del padre de Aspros.

...

Él quedo helado por minutos sin atreverse a acercar, el anciano entonces comenzó a tocar con una vara lo más próximo a los peldaños de la escalera, estaba completamente ciego. Aspros no pudo evitar el sentirse afligido y al mismo tiempo curioso. El anciano encorvado por la edad solo realizo un gesto de desconfianza y dando media vuelta desapareció de a vista del joven diciéndole...

Ya que más da...

Aspros seguía de pie, esperando algo más, al no aparecer el anciano decidió terminar de subir aquellos peldaños, cuando subió dio cuenta que el segundo piso de aquella casona estaba en perfectas condiciones, el piso había sido parchado y los muebles estaban en buen estado.

Anciano... será mejor que se largue...

Al ver Aspros el estado real de la casa no iba a permitir que su corazón se ablandara, esa casa era exactamente lo que había buscado y un decrepito romano no iba a obstaculizarle. Lo busco entre los cuartos hasta que lego a un copado de vegetación y humo blanco de hierbas. Hallo al hombre sentado fumando de una pipa con absoluta tranquilidad, frente a él había una olla de donde salían la humadera, en las paredes estaban estatuillas de gran cantidad de dioses, no solo existían romanos...había también fenicios, babilónicos y más. El anciano replico entonces.

No me interesa...esta es mi casa, y si vas a matarme lo harás aquí, es la ultima morada que me queda y no pienso dejarla. Fue un deber que se me fue encomendado desde hacia mucho.

Aspros titubeo, si bien seria fácil darle muerte no lo creía del todo justo. El anciano con la mirada nublada parecía percibirle, e joven comenzó a tener la impresión de que éste podía leerle los pensamientos o incluso el alma. La sonrisa amorfa del viejo hizo retroceder al en otro tiempo llamado noble de roma.

Si no viniste a matarme, ni tampoco a irte entonces quédate...

Aspros dudo un tanto, le parecía todo tan extraño... dando media vuelta comenzó a caminar siendo interrumpido por el anciano.

La soledad algunas veces no pone una venda, nos aleja del resto, de ver su realidad.

Aspros solo refunfuño bajando de las escaleras regresando a la calle.

por Aspros Dom Sep 05, 2010 7:46 pm

Con las fuerzas recuperadas, tanto física como anímicamente, Aspros tomo la decisión de regresar a roma, no tardo mucho esta vez, aun con la temperatura ascendiendo, su cuerpo regenerado parecía estar lleno de energía, paso entre las casas de los barrios con nuevo animo, ahora ya podía caminar como ellos, su camuflaje era perfecto, sin perder la velocidad dio un salto ante la aparición de un niño que casi arrastra ante sus poderosos pasos.

Su camino estaba bien fijo en su mente, dando vueltas y guiándose por el sol, llego por fin a donde su destino le había llevado desde un principio. Era la vieja casona quemada, aquella misma donde conoció a aquel anciano que le parecía familiar aunque no le recordase a nadie en particular.

Este es mi camino.

Se abrió paso rápidamente entre la maleza del césped, abriendo con cuidado la puerta de metal y luego la madera, la noche aconteció mas rápido de lo que pensaba, ya adentro vio el segundo piso iluminado, camino a tientas hasta final encontrar el camino hacia la escalera, el anciano le esperaba arriba.

…

Esta vez estaba erguido, pese a su edad no mostraba ninguna curvatura, parecía esperarle, llevaba un hábito marrón que terminaba en una capucha que ocultaba vagamente su rostro.

Sabía que volverías.

Aspros subió con el cargo de un noble de su casta, vio al hombre, podía percibir sus ojos puestos en él, no le dio importancia, más tenia una pregunta, que fue rápidamente evadida antes de siquiera mencionarla, el anciano parecía mago o adivino.

Tu cuarto esta a la izquierda, ya mañana comenzaremos…

El anciano dio media vuelta y avanzo hacia su cuarto cerrándolo de inmediato, Aspros avanzo, existía frente a él una mesita en la cual estaba un plato con un par de pescados fritos encima. Sin formalidades se sentó y se dispuso a comer.

por Aspros Dom Sep 19, 2010 2:12 pm

Que era eso?

Una bestia ensangrentada nacia de la humadera negra, Aspros vio hacía sus pies, no existia nada a su alrededor, yacia solo y desamparado sin escape alguno a la imagen de horror que se le estaba acercando sin prisa, sus ojos llameantes parecían observarlo detenidamente, llevaba una latigo de fuego el cual alzo en contra del pobre ser humano, sin piedad la bestia lo lanzo contra él, el choque fue tremendo, más por fuerzas incomprensibles el hombre no se caia, su espiritu se iluminaba al mismo tiempo que su mirada.

La bestia abrio entonces sus mandibulas acercandose hacia el rostro de Aspros, parecia querer hablarle.

Despierta!

Aspros levanto su cabeza de pronto, estaba en una habitación rodeado de plantas, frente a él estaba el anciano quien con voz agria y cara de pocos amigos le decía.

Has dormido por más días de lo que pensaba, levantate y come que tu entrenamiento comienza...jejeje...aunque veo que ya lo conociste.

El viejo se retiro dejando en la profunda confusión al joven, el sudor marcado en sus sabanas demostraba su alborotado sueño. Su agitada respiración desaperio lentamente, se levanto y saliendo a la sala contigua encontro su alimento, se sento y comenzo a comer, al termino busco al anciano sin fortuna, la voz del viejo se oyo en lo alto...subio y alli estaba en el techo de aquella casa quemada y vieja. Era bastante amplio, lo suficiente para que no se notara desde la calle, estaba rodeado de escombros a proposito, en el medio estaba sentado fumando una pipa.

Sientate...

por Aspros Dom Sep 26, 2010 7:44 pm

Aspros avanzo sin mostrar aturdimiento alguno, su cuerpo sin embargo, se hallaba muy fatigado, a pesar de dormir por tanto tiempo, se hallaba cansado y solo con ganas de dormir. Pero se mantuvo en todo tiempo firme y sereno, con la misma mirada vacia de siempre.

Tus ojos reflejan tus motivaciones muchacho, son fuertes no lo dudo, pero es realmente lo que quieres?.

Los dientes incisivos del joven alzaban la primera advertencia en contra del viejo, habia aceptado ser su pupilo pero no estaba dispuesto a esperar a que alguien le diga qeu debe o no hacer.

Eso no es asunto tuyo anciano...para que ma haces sentar, si solo es para esto, sera mejor que renuncias a una causa perdida.

Aspros decidio levantarse, pero no pudo algo le impedia levantarse, sus manos parecian de piedra, la sonrisa del viejo se ampliaba a medida que se notaba cada vez más la frustracion del muchacho.

hahaha, veo que al fin aprendes tu primera lección, te has creido un ser autosuficiente no?, pero al verdad es tan lejana.

La presencia del viejo aparecia marcada en el espiritu de Aspros, era asombroso el saber que un ser tan decrepito ocupase tal fuerza mental.

Quieres este poder, no es asi?.

Por supuesto, es lo que soñe.

El anciano no dijo más, quedandose alli un buen tiempo hasta que finalmente algo resplandecio desde su interior, un vapor plateado era traspasado al cuerpo del joven.

por Defteros Dom Oct 03, 2010 5:03 pm

Aún deambulando por las calles de aquella zona decadente, Defteros no parecía tener nociones de Aspros. Parecía que por este lugar su presencia no sería localizada. Si bien había entablado una pequeña platica en una posada recientemente, sus ánimos comenzaban a menguar y ya la idea de regresar a Cambre o aquel local se estaba formando con mayor firmeza.

Daría una vuelta más en dirección a otra posada, conocería si Aspros había tomada la decisión de hospedarse ahí o simplemente sería otra búsqueda fútil como lo había sido desde que dejó la villa de Cambre. Poco a poco el cansancio estaba gobernando su cuerpo, desde las primeras horas que se mantenía en activo y aún para ese tiempo seguía con su empresa de conocer los movimientos de su hermano gemelo.

Sus pasos lo llevaron hacia una zona sumamente aislada, ni siquiera los perros se aventuraban a rondar esa calle. Sus ladridos se escuchaban en otras localidades pero en ese lugar parecía que no había vida alguna. Lo que más destacaba era una casona en pésimas condiciones. Mantenía sobre sus paredes la dura marca de algunas llamas que sin duda la consumieron en alguna época pasada. Pero no por eso demeritaba la belleza con la cual estaba edificada.

Parecía raro que tal construcción se encontrara en esa zona de Roma. La casa en sí mostraba al parecer dos pisos y dentro de ella una pequeña columna de humo se alzaba hacia el cielo estrellado. ¿Quienes podrían estar habitando esa casa? ¿Serían maleantes o el mismo Aspros? Las dudas seguían creciendo en su mente. Lo pensó un poco y Defteros decidió por fin investigar que o quienes estaban en el interior de la vieja casona.

Tendría que entrar furtivamente a no ser que quisiera revelar su presencia y alertar a quien quiera que fuese. Se detuvo en la entrada examinando con mucha meticulosidad la puerta descubriendo que estaba herrumbrosa en las bisagras. Aventurarse a abrirla sin duda habría provocado un sonido delator y era eso lo que menos quería para ese instante. Desistió de la idea y se puso a rodear la casa en busca de alguna entrada alterna.

No tardó mucho en descubrir una ventana mal tapiada, era como si hubieran querido bloquearla desde afuera. Los viejos tablones estaban mal coladas de tal forma que sería fácil retirarlas apenas ejercer un poco de fuerza sobre ellas. Se tenía que tener sumo cuidado si lo hacía, corría el riesgo de provocar un pequeño sonido pero esta vez lo intentaría y estaría preparado para lo que fuese. Sujetó con sus manos firmemente el tablón ejerciendo primero un poco de fuerza para comprobar el estado.

No le convenía romper aquella madera que parecía ya los signos del tiempo. Tiró una vez y la vieja madera aguantó, los clavos estaban flojos por lo que retirarla era relativamente sencillo. Forcejeó con mucha habilidad en repetidas ocasiones hasta que los clavos perdieron la fijación en la pared. Su acción fue sumamente cautelosa, ningún ruido había provocado en el proceso, pero aún así permaneció en silencio, estático con los sentidos al máximo en busca de algún indicio de movimiento.

» ¿Qué ando pesando? Esto seguramente será inútil ¿Y por qué soy tan cauteloso? «

Pensó un momento pero alejo aquellas ideas de su mente, que importaba ahora a esas alturas. Se adentro y una vez ahí pudo escuchar una pequeña platica. Lo que resultó en una ligera sorpresa fue el timbre de voz muy familiar para él. No había duda, su hermano estaba dialogando con alguien en ese lugar por lo que Defteros seguiría aquella voz y comprobar lo que su hermano estaría haciendo en aquel miserable lugar.

OFF

Aspros tiene autorización para ejercer la manipulación que crea conveniente para mi personaje.

por Aspros Mar Oct 05, 2010 12:10 pm

Los ojos del anciano se abrieron de par en par al termino de la transferencia inusual de energía, Aspros se acero rápidamente pensando en un hipotética muerte por parte del decrepito guerrero. Pero solo se quedo allí sentado, parecía conectarse con toda la casa.

Hay alguien abajo…alguien a entrado a este aposento.

El joven se paro de inmediato, no podía creer la percepción del viejo, quien se atrevería a ingresar a ese lado de la ciudad de seguro seria un delincuente o un desquiciado, o aun peor…

Rápido, baja Aspros…

No espero a las palabras del viejo, sea quien sea recibiría su merecido de parte de uno de los más destacados espadachines de todo roma, sus fuerzas extrañamente habían sido recuperadas, su energía aun más enriquecida, algo parecía cambiar lentamente en él a partir de lo sucedido con el viejo arriba, de un salto llego a la planta baja encontrándose con una imagen que podría ser considerada como su reflejo.

Pasó el tiempo para que Aspros se diese cuenta de la situación, de la realidad de ver a su hermano gemelo justo frente a él. Era Defteros en persona.

Así que hasta aquí llegaste…Defteros.

Sacando su espada pequeña de su funda embistió al hermano hasta ponerlo en contra de la pared

por Defteros Jue Oct 07, 2010 12:42 pm

La conversación mas adelante por la cual Defteros se guiaba cesó sin ninguna explicación sumiendo aquella casona devastada en el más sepulcral silencio. Sus pasos se detuvieron por acto reflejo a la espera de un suceso extraño, de algún indicio inesperado. Fue entonces cuando unos pasos apresurados irrumpieron aquel silencio perpetuo. Por el estilo de las pisadas Defteros rápidamente comprendió que su presencia estaba anunciada y ahora, en una reacción perentoria le buscarían ante tal incursión para nada furtiva.

Instintivamente llevó su mano hacia la empuñadora de su espada, aquella que tiempo atrás había adquirido con un comerciante de tierras extranjeras. Una pieza única entre muchas con una rara manufactura y acabado artístico que la hacía un objeto único de sus posesiones. No era un artículo suntuoso para nada en particular, era el arma predilecta que Defteros empleaba para su defensa. También él así como su hermano tenía grandes cualidades para la lucha cuerpo a cuerpo. Los dos desde pequeños habían mostrado talento para la manipulación de cualquier arma.

Y en repetidas ocasiones entre ellos existía una gran rivalidad para demostrar cual de los dos era el mejor en los artes del combate. Obedecía simplemente a alguna individualidad que los hiciera distinguirse por algo. Siendo ellos unos gemelos normalmente se les catalogaba como idénticos y por aquella simple razón alguno de los dos intentaba imponerse o destacar donde el otro tenía facultades.

A causa de aquellos reiterados enfrentamientos sus habilidades se habían afinado. Cualquiera que los miraba pelear difícilmente se inclinaba por un favorito. ¿Pero sería entonces que su hermano estuviera habitando esa localidad en ruinas? Si bien había identificado el timbre de la voz tal vez su búsqueda y los ánimos disminuidos por todos los reveses del día le habían hecho una mala jugada. Se había forjado quizá en su interior el afán por encontrarle que tal vez eso le hubiera provocado relacionar una de las voces con la de su hermano.

Despejó su mente lista y preparada para confrontar al adversario en caso de que sus suposiciones hubieran sido equivocadas. Fue entonces cuando entre las sombras atisbó la figura de un hombre que de un salto habilidoso lo colocaba de frente a Defteros sin darle oportunidad de buscar un sitio que le ocultara o del cual pudiera tomar ventaja. Sin duda aquella acción oportuna estaba bien efectuada, el calculo de tales movimientos obedecía a su hermano.

Defteros relajó su puño entorno a la espada teniendo en consideración que por ahora no la iba a necesitar. Su mirada quedaba prendida en la persona que encaraba, era como verse en un espejo, solo que aquella imagen idéntica a su ser mostraba diferencias notables en la mirada y la forma en que fruncía el ceño. Aquel encuentro era tal y como se lo esperaba, Aspros no distaba mucho de su niñez y su trato seguía siendo frío y distante.

- Pensé que te alegrarías de verme Aspros. Sabes, eres una persona difícil de localizar, sin duda habrías ganado en este tipo de jugos en tu niñez.

Sus palabras estaban impregnadas de mordacidad, pero entre los dos normalmente obraba ese trato. Pocas veces se les miraba fraternalmente o accesibles y era en ocasiones Defteros el que rayaba casi en la provocación. Sus palabras habían provocado una reacción en su hermano, era típico de Aspros actuar por impulso con él. La mente calculadora del gemelo mayor solía desaparecer apenas tenía contacto con Defteros.

Impulsado por sus instintos el mayor arremetió contra su hermano de forma rápida y violenta. En un instante la espalda de Defteros chocaba contra la pared polvorienta de la casa. Aquel impacto cimbro la pared de donde pequeñas estelas de polvo se levantaron flotando por el aire como una pequeña neblina pasajera.

- Si, a mi también me alegra verte. - Con una mirada serena, Defteros se daba cuenta que el semblante de su hermano se miraba un poco demacrado. Lucía un poco fatigado, falto de descanso y un buen alimento. - Interesante reacción para una persona como tú hermanito. - Un ligero esbozo de sonrisa surcaba en sus labios al sentir el filo de aquella daga sobre su cuello.

Ejerció un poco de presión y aquella daga se hundió ligeramente sobre su piel dejando un pequeño corte pero no lo suficiente como para causarle algún sangrado aparente. - Si así tratas a los que llevan tu sangre no quisiera ver como sería tu encuentro con Mauritius. Sería entendible en cierto punto, lo que no comprendo es porque ahora buscas estos lugares. No importa de todas maneras, si así has preferido vivir quien soy yo para hacerte cambiar de parecer como también para impedir que desates ese sentimiento que se anida en tu alma.

Podrías hacerlo sin que nadie se entere, de una vez por todas verte librado de mi presencia de la cual apenas toleras. Sería sencillo para alguien como tú de seguro, no sabría contemplar una mejor oportunidad como esta o simplemente es tu forma de decir hola luego de tanto tiempo de ausencia.

Los dos se quedaban quietos un momento, era quizá Defteros un tanto desafiante a estas alturas. Su hermano habría adquirido otras costumbres fuera de Roma lo cual ahora lo hacía impredecible. Unos pasos tranquilos y meticulosos se escucharon por sobre la madera desgastada. El peso de quien se acercaba hacía crujir lastimeramente los tablones de forma lacónica. Y fue así como él apartaba la mirada de Aspros en dirección de donde seguramente aparecería la persona que estaba con ellos. Defteros comenzaba a tener un profundo interés justamente en esos momentos surgía por el anhelo de esclarecer de quien estaba hablando con Aspros en aquella casa apartada en los bajos distritos del Tiber..

por Cassie Vie Oct 08, 2010 11:50 am

Nuevamente las lluvias azotaban con desde aquellos parajes insólitos donde la melancolía abundaba excesivamente, Cassie se resguardaba entre los techos de paja, aun así el viento era feroz y con ello tanto basura como lluvia llevaban golpeando y segando a la dama por minutos, el ambiente era gélido causando el temblar de su cuerpo, bajando al mirada y dando un pequeño vistazo a su persona notaba como su vestido enlodado ya estaba, levemente su reflejo vio entre los montículos de vidrios en uno de los extremos de la calle, percatando su total figura desalineada, ciñendo su frente aquella se refutaba:

-Madison, no puedo llegar con estas fachas frente a m amo, pues lee puedo causar una preocupación o enfado pues mancharía s reputación, es mejo quedarme a dormir por estos lares y mañana si me decido ir a la villa ara trabajar…

Rasco su cabeza mojada mientras buscaba donde pasar aquella noche de tormenta entre los barrios bajos de Roma, sus ojos se estancado en una casucha vieja, tal parecía que abandonada, esta sonrió y salió corriendo para así llegar a estar frente a frente y percatarse que estaba en lo correcto, la puerta tal parecía que estaba atrancada de adentro, aquella no tenía la suficientes fuerzas para golpearle y abrirla, por lo que busco en derredor del edifico para tan solo encontrar una ventana rota en un costado del edificio, haciendo maniobras de agilidad esta se adentro tropezándose con un madero en el piso y sucumbiendo bruscamente provocando el levantar de las censas ya que tal parece que aquel edificio no estaba abandonado por no poder mantener los impuesto si no que un fuego voraz le avía consumado, Cassie se quedo ahí tirada mientras se carcajeaba, dando vuelta y acostándose derecha aquella decía:

¿Y ahora que are?

por Aspros Jue Oct 14, 2010 8:29 pm

Jaa...hermano.

Menciono con una gran sonrisa formada por sus labios azulados por el frio, su cabellera del mismo color del mar caia abruptamente luego de levitar por breves segundos por efectos de la inercia. Quería avanzar para rebanarle en dos el pecho, más algo le detenia, no era él, pues en su mente solo la venganza reinaba, era una fuerza invisible que controlaba su cuerpo y que provenia del piso superior.

Tienes razón, sería tan facil cortarte el pecho y de paso el cuello aqui mismo, pero no lo hare hermano mio.

Solo cuando dejo de mantener empuñada su espada la fuerza que le manipulaba ceso de repente, Aspros resignado retiro su afilada hoja para devolverla a donde debía estar.

No sabía que seguías en Roma Defteros, y menos aun el hecho en que buscaras, dime...acaso ya entraste en razón y te decidiste a ponerte de mi lado?

Le increpo mientras retrocedia un par de pasos hacía atras, la mirada de su hermano no era la de un aliado, era todo lo contrario, pero Aspros sentía curiosidad, quería saber su respuesta. La sonrisa de su cara no desaparecía, todo lo vivido ultimamente le parecía un sueño, algo salido de la realidad.

por Defteros Vie Oct 22, 2010 3:20 am

Los ojos enturbiados de Aspros relucían alarmantes. Jamás en su niñez Defteros le había visto de esa manera, pero a pesar de todo aquella simple provocación no fue del todo atendida. Había algo extraño que lo maniataba y el menor aún no lo comprendía. Repentinamente, aquel frenesí controlado por Aspros se menguaba gradualmente y su mirada volvía a ser serena pero audaz, reflejaba en todo momento la lucidez de alguien que tiene entre manos un fin personal.

- A pesar de las similitudes los dos obramos de una manera diferente. - Sin un dejo de alteración en su voz, Defteros vigilaba la discreta retirada de su hermano. Le conocía un poco en su niñez pero ahora con esa ausencia no tenía noción de las nuevas costumbres adquiridas. - Así como tú decidiste apartarte apenas Mauritius apareció yo por mi parte decidí quedarme a confrontar los hechos. Tal vez habría sido para ti una gran humillación que alguien venido de la calle de pronto ostentará lo que por legitimidad te iba a corresponder.

Las puntas de sus dedos recorrieron ligeramente el pequeño corte que la daga le había hecho. Nada serio como para tomarse en cuenta. - Pero no he venido a recordar el pasado ni tampoco a hacer alianzas mal infundadas sea lo que te tengas entre manos. A decir verdad me da curiosidad el motivo de tu regreso, pasaste un rato a la villa de Cambre pero sólo eso. ¿Qué es lo que te propones hermano? Siempre has resultado un gran misterio, no sólo para mi si no para nuestros padres.

Y ahora apareces de la nada y te refugias en un sitio como este. Lugares que siempre despreciaste de sobremanera. No cabe la menor duda que las personas con el tiempo se moldean ya sea para bien o para mal. Aunque de todas formas... - Sus palabras se vieron interrumpidas por una extraña sensación proveniente de esa misma construcción. Defteros en un momento se sintió oprimido y desconcertado de nueva cuenta. - Hmmm y ahora parece que no te encuentras solo en este lugar, ¿o nuevamente me estoy equivocando estimado hermano?

por Aspros Lun Oct 25, 2010 4:03 pm

Hablas de Mauritius con tanta familiaridad hermano, acaso lo tomas como igual al hijo de la ramera de nuestro padre?!...

El cuerpo contenido del joven Aspros seguía sin responderle, no podía actuar como deseaba, solo hablar y gestualisar, pero eso sería suficiente de momento.

Defteros yo nunca huí de Roma para despejarle el camino a tu ahora hermano, solo decidí esperar al instante oportuno, y si tienes razón…uno nunca sabe que haría en estado de desesperanza. Aquí me ves en esta pocilga, rodeado de ratas y cosas peores, pero siempre preparándome algo entre manos.

El crujido de la estructura del edificio comenzaba a aumentar, pasos lentos y poco sonoros se podían percibir arriba, Aspros sonrió con soltura de saber que hiciera lo que hiciera Defteros, jamás le sería un digno contrincante.

Poco has honrado a tu madre, aunque seamos gemelos, somos tan distintos, pero me pregunto, quien de los dos guarda mayores resentimientos…tu o yo?

Es interesante que tu hayas recibido tan bien al bastardo sin tener la menor consideración a nuestra sangre…¿es que acaso es tu forma de vengarte porque en el pasado nadie te hacia caso…segundo?

Con sombría malignidad vio fijamente a Defteros y su interminable pasividad.

Todo tiene un fin… y hasta tu felicidad lo tendrá. Y si alguien tiene que preguntarle al otro sobre su interés en este sitio, ese soy yo Defteros ¿Qué vienes a hacer aquí? si solo es para verme o disuadirme, pierdes el tiempo…ahora lárgate!

por Defteros Jue Oct 28, 2010 3:42 am

Por el tono de voz expelido de Aspros, Defteros evidenció al momento la animadversión que tenía por Maurituis. Aunque él no lo aceptara, no había duda de que los tres compartían la misma sangre de su padre. Quizá era el más grande de los tres, que no poseía el linaje o la hidalguía como la de los gemelos, pero no borraba el hecho que era éste último el que ahora ostentaba un prestigio que sin duda le habría correspondido a Aspros. Tales acciones, que ante los ojos de la ciudadanía romana era un acto de deshonra terminó por alejar al mayor de los gemelos en una odisea personal.

- El mismo Aspros, él que tiene por ahora los lujos y estatutos sociales que le legó nuestro padre en su lecho de muerte. - Hizo referencia a Mauritius examinando las expresiones de su hermano gemelo. Trataba de dilucidar el sentimiento arraigado en su alma. - Que pareció afectarte un tanto, el hijo bastardo y que provocó que nuestro nombre fuera juzgado ante la opinión pública.

Sus labios se mantenían en una línea recta, no sonreía pero sus ojos refulgian la misma inteligencia que mostraba su hermano. Ladeo su rostro y una escueta sonrisa aparecía en sus labios al escuchar las replicas infantiles por parte de su hermano.

- ¿Venganza? Que ridiculeces sueles decir hermano. A diferencia tuya, yo he preferido labrarme mi propio destino. Luchar por lo que deseo sin esperar que alguien me lo haya legado. Tu caso sin duda fue distinto y no te forjes ideas sin fundamente, sabes que desde niños nunca hemos velado por el bienestar del otro. Mis razones eran constatar lo que Alejandra evidenció en Cambre. Si tu has optado por vivir entre lo que siempre aborreciste, no quisiera arruinar tus nuevos gustos. - Aquello tenía un tinte de provocación. Sabía que Aspros no reaccionaría a eso. - Y por eso no intentaría convencerte de tus acciones por algunas otras que yo considere prudente. No me gusta cuidar del mayor o asumir una postura de niñera por ti. Lo sabes, y tus invitaciones para retirarme me tienen sin cuidado, podría ser interesante, constatar que tanto has cambiado en estos años de ausencia querido hermano.

Se relajó a la espera de las acciones de Aspros, algo raro había en el ambiente, las sombras se proyectaban en la estancia que reunía a dos gemelos que siempre habían llevado una relación de múltiples confrontamientos.

por Aspros Dom Oct 31, 2010 4:22 pm

Alli estaban, ambas figuras iguales y distintas al mismo tiempo, como cortados por la propia tijera, Aspros y Defteros eran los gemelos que simbolizaban a la perfección el Ying y Yang de los espíritus humanos. Envueltos ambos por una competencia arraigada desde la infancia, que siempre les había llevado a confrontarse innumerables veces en el pasado, siendo Sophia la única capaz de soportarles sus juegos y alentarles para llegar a un concilio, pero ella ya no habitaba el corazón de su primo de cabellera oscura, hacía mucho que olvido su dulce cantar y sus bellas melodías, Aspros ahora era alguien muy distinto, parecía un ser poseído.

Pero en esta escena no eran solo los gemelos los únicos actores de la trama, existía un personaje más oscuro y misterioso que les vigilaba desde las sombras, su presencia era la que incidía sobre Aspros y causaba incomodidad en Defteros. Esta energía comenzaba a cambiar diminutamente el ambiente interno de la casona, cambiando pequeños detalles, como candelabros boca abajo y extrañas desapariciones de muebles, todo este cambio físico era intencional, y provenía de quien yacía supuestamente en el piso superior, sí, aquel mismísimo anciano quien tapado con una manta de seda ocultaba la mitad superior de su rostro.

¿Lastime tu orgullo hermano?...decirme que has labrado tu propio camino es tan jocoso como las comedias atenienses, deberías aceptar que siempre fuiste el segundo en todo.

El joven asentaba su peso sobre uno de sus pies para dar un cuarto de vuelta para dirigirse a una vieja cómoda, casi carcomida por completo donde estaba un flor de Liz, las palabras de Defteros seguirían corriendo para finalizar en un mutis casi perpetuo, expectante de lo que pudiera suceder.

Una naciente sed de guerra comenzaba a recorrer el cuerpo del mayor de los hermanos cubriéndole de una rebosante fuerza y alegría que cubría su rostro de una sonrisa macabra. Pero él no daba cuenta de aquello aun, las palabras de su hermano era todo lo que podía percibir y la deshonra que le significaba saber que el mismo liquido recorría el cuerpo de ambos.

Pero existía alguien aun más contento que Aspros, y era su maestro quien comenzaba a acercarse a la baranda para escuchar mejor lo que sucedería, traía a rastras sus sabanas y sin embargo no producía ruido, los fieros colmillos perlados del decrepito sobresalian de sus mandíbulas mientras formaban un grotesco arco hacia arriba, eso era lo único que se veía de él tapado como estaba, pero sus sombra proyectada por un delicada vela a la pared opuesta marcaba una imagen muy distinta, aparecía allí la de un joven encorvado con un sombrero y prolongaciones de su espalda similares a las alas de los murciélagos nocturnos.

El acto…el acto…

Mascullaba el supuesto maestro de Aspros mientras que con una rejuvenecida mano comenzaba a cambiar aun más la realidad de las cosas dentro de la mansión, algo que solo podría divisar su pupilo. Eran las sombras y la luces que comenzaba a circundar por todas partes, se asemejaban a las ondas formadas en un charco, pegados en todo objeto que tenían como punto de inicio el índice extendido del extraño demonio que dominaba al mayor de los gemelos.

La flor de Liz que resplandecía en juventud se marchitaba hasta quedar hecha en cenizas ante los ojos del propio Aspros quien borraba de su faz sus blancos dientes para luego desaparecer por completo su sonrisa, estaba serio, pues percibía no solo la extraña magia negra que le rodeaba, sino, también, sentía un punzón en su corazón, algo o alguien intentaba dominarle para completar el homicidio de quien estaba a pocos pasos suyos.

Claro, nunca, ni en la niñez nos hemos cuidado Defteros…precisamente por eso deberías lárgate de aquí ahora mismo.

Aspros dio media vuelta para luego agarrar su túnica y arremeter contra su hermano, lo tomaba desprevenido no dándole lugar a verle el rostro para un contrataque, lo tomo cubriéndole con el manto y arrojarse junto a él por una de las ventanas, el sonido del cristal roto resonó hasta los oídos del anciano que extrañado dejo de emanar su energía negativa.

El golpe fue duro para ambos hombres, Aspros caía sobre Defteros apoyando todo su peso en el suyo como amortiguador y Aspros recibía los cortes interminables de los retazos de la ventana traspasada, su pecho cubierto de largas líneas de rojo vivo se alzaban junto con él en el patio exterior a la casona, esperando a que su menor se sacara el manto y se parara.

El brillo del sol que había aparecido luego de la pequeña lluvia reflejaba en vivo esplendor de estrella a la afilada hoja de las espadas del mayor de los gemelos, poseía dos, una pequeña y otra más larga.

Decídete irte segundo, pues no tendrás forma de derrotarme…vete antes que una tragedia suceda aquí mismo.

Le decía seriamente el joven de cabellera oscura mientras veía de reojo aquella mansión del mal donde seguramente su maestro aguardaba. Cerrando los ojos por un instante, poso su mano izquierda por sobre el mango de su espada mayor, separando ambos pies espero con calma.

No me fui inútilmente al oriente Defteros…no huí como piensas, solo me dedique a prepararme.

Una atmósfera de serenidad se estableció por sobre su mente y la firmeza de acero del cuerpo de Aspros lo convertían en una maquina y muy poco quedaba del pedante que poco o mucho conocía Defteros de su hermano.

por Defteros Sáb Nov 06, 2010 3:50 am

El entorno derruido de la estancia solitaria daba la impresión de transmutarse en algo ajeno a la percepción y el entendimiento humano. Ligeras distorsiones al parecer de la realidad se conjugaban en la psique de Defteros que escuchaba la voz de su hermano a la distancia. La sensación de vacío le hacía entornar su mirada en dirección de una silueta singular que se aproximaba en un letárgico andar.

Situado a varios metros de la ubicación de los gemelos, aquel misterioso ser era único testigo del encuentro nada casual entre Defteros y Aspros. El primero, extrañado por su apariencia que era muy difícil de dilucidar no reparó en la estratagema de su hermano que en un acto imprevisto hacía uso de sus atuendos tomándolo por sorpresa. Aquella visión de una tela a punto de cubrirlo provocaron en Defteros la reacción espontánea de sujetar con firmeza el mango de su espada.

Rasgar la tela y prácticamente estocar a su hermano hubiera sido tan sencillo para él. Pero el sólo recuerdo de su prima, que adoraba por sobre todas las cosas y provocarle un dolor tremendo por la muerte de Aspros era algo que no habría podido hacer y sobre todo, causarle esa gran pena para ella. Tensando cada fibra de su ser se mantuvo estático a la espera de lo que viniera por parte de su hermano. El golpe fue inevitable, los dos salían expelidos por una de las ventanas derruidas de la casona devastada.

Del sonido estridente de los cristales al romperse siguió el dolor provocado por aquellos fragmentos que se le incrustaban en su cuerpo. Y es que Aspros había calculado metódicamente el impacto de tal proyección siendo así que Defteros recibía el mayor daño. Reincorporándose el menor retiraba la ensangrentada manta de su rostro con su diestra, mientras que con la izquierda tapaba el lado izquierdo de su rostro por donde se asomaba un torrente carmesí.

Le miró unos instantes impertérrito de las amenazas que con su labia y su postura ofensiva le mostraba. Expresó una media sonrisa por las locuras de su gemelo. - No has perdido el tiempo por lo que se ve hermano. Pero me tienen sin cuidado tus amenazas, te jactas de una superioridad ilusoria como la que ha acontecido dentro de aquellas instancias. - Movió ligeramente su rostro hacia el interior de la casa a sabiendas de que aquel extraño sujeto les escrutaba.- Tal vez no podría derrotarte si tienes al parecer alguien quien te respalda, y más por aquellos que te aman.

El recuerdo de su prima se hizo latente, sus ojos llenos de bondad atormentados por la perdida de uno de ellos. - Pero con todo el progreso que hayas mostrado, aún no tienes disciplina, te abalanzaste irracionalmente preso de tus emociones y prueba de ello es que has sufrido un daño por tu imprudencia. Reconozco cierta mejoría en tus movimientos, pero aquella mirada sagaz e inteligente por ahora te ha evidenciado que no la tienes para encararte conmigo.

Mirate, apenas logras controlar lo que se anida en tu alma. - Retiró la mano de su rostro mostrando una herida en la frente de donde la sangre escurría por su piel cegándole la vista de su ojo izquierdo mismo que mantenía cerrado. Avanzó con paso confiado deteniéndose a un costado de su hermano. - No he venido hoy a confrontarte, no está en mis planes inmediatos. Sin duda nos volveremos a encontrar Aspros, y sólo entonces se sabrá si de verdad sustentas tus habilidades por tu cuenta y haces validas dichas amenazas. - Pasó de largo encaminándose por las calles polvorientas.

Había constatado la incursión de Aspros, la resolución y sus movimientos ahora que al parecer tenía un nuevo motivo para su vida. Defteros por otra parte le dejaría solo para que culminara lo que misteriosamente se traía entre manos.

por Aspros Dom Nov 07, 2010 4:04 pm

Es cotidiano encontrar pequeñas riñas y rivalidades dentro del ambiente familiar, normalmente estas pasan a un segundo plano con el paso de los años, los hermanos adquirían experiencia y madurez, la suficiente como para resolver sus problemas como la gente decente. Pero para todo regla existía una excepción, y ese era el caso claro de Defteros y Aspros, quienes llevaban caminos distintos e irreconciliables, incluso antes de la llegada de Mauritius, estaban separados de toda una vida, como si sus astros guardianes así lo hubiesen predispuesto.

Porque eso somos para los dioses, solo peones…Defteros.

Eso era lo que sus labios se obligaban a no pronunciar ante la salida de su gemelo, tal vez deseaba abrir sus ojos solamente para poder dar un ultimo vistazo a su hermano, pero no, su orgullo se lo impediría, quizás Defteros se habría dado cuenta de sus verdaderas intenciones como también fuera posible todo lo contrario, eso no le debía incumbir a Aspros quien respiraba ahora más tranquilo mientras veía de soslayo la casona que yacía a su lado, las hileras de roja sangre seguían cayendo por sus dedos hasta pasar a la hoja de su espada larga.

La energía era muy distinta en el exterior, incluso las emociones exaltados del joven estaban desapareciendo abruptamente, sin duda, aquel viejo contenía dentro de si más de un secreto, y si bien se había considerado escéptico de la religión, comenzaba a dilucidar la verdadera naturaleza del ser que llamaba maestro.

Rápidamente ingreso sin prestar atención en el ruido que haría, pues de seguro aquel sujeto ya conocía cada paso suyo aun sin siquiera verle, Aspros subió al segundo piso esperando encontrarle más ya no existía rastro de su existencia, solo algunas humaderas brotando de las distintas plantas que el anciano había atesorado y guardado con esmero.

Pero la melancolía era lo que reinaba de aquella fragancia entregada por las hierbas, hacía del ambiente denso y poco favorable para vivir, Aspros se resigno a no poder hallarlo, lo mejor sería salir de allí y seguir su rumbo.

Salio en una hora, luego de equiparse con todo comestible que pudiese hallar, grande fue su sorpresa en encontrar un cuarto lleno de oro y joyas, con un puñado de aquellas riquezas comenzó a salir a toda prisa siempre esperando un ataque furtivo del viejo quien nunca apareció, su figura finalmente desaparecía por el horizonte, en dirección contraria a la que tomaba su hermano.

Sin embargo, la sombra del extraño sujeto aparecía por sobre el techo de la casona, aun sin poder verle se percibía su felicidad, una macabra alegría.

por Aspros Jue Dic 23, 2010 7:53 pm

La lluvia caia sobre aquella vieja casona, pareciese que se hubiese incendiado hace poco ya que salia un poco de humo por todas las partes de esta, en medio de aquel lugar Aspros estaba tirado en el suelo, las gotas de aggua caian sobre su cuerpo, mojando sus cabellos y su rostro, hasta pareciese que llorase un poco y la lluvia escondia eso, estaba botado sobre el segundo piso de aquel lugar, al parecer dormido o inconsciente... sus ojos estaban cerrados mientras mantenia una de sus manos sobre su frente, una bolsa con sus pertenencias estaba botada sobre el piso de aquel lugar y la sangre causada por las heridas de su espalda, recorria el lugar en conjunto con el agua que caia.

Aspros abrio lentamente los ojos, se preguntaba si estaba viviendo una pesadilla, o un sueño... desde cuando su mundo se habia partido en dos, lo habia perdido todo, estaba solo y era un pobre diablo, ahora que era verdad o mentira? que era una ilusion y la realidad, por el dolor que sentia en su espalda sabia que en enfrentamiento con su hermano habia sido cierto, pero aquel anciano? Aquella extraña sensacion? esas sombras? que serian? verdaderas? o si ira... su deseo de venganza, su tristeza, su odio... empezaban a hacer estragos con su cordura...

Aun tumbado sobre el piso miro a su alrededor, seguia en aquella casona, sus espadas estaban botadas sobre el piso al igual que sus escasas pertenencias, habia soñado que habia una enorme fortuna en un cuarto contiguo pero en realidad era un poco de muebles incinerados y partes del techo que habian caido sobre la habitacion, el cielo estaba gris al igual como su corazon, el odio y el resentimiento ahora dominaban su ser... todo por culpa del destino.. de su padre... del estupido de mauritius y ahora por culpa de su propio hermano, todo estaba en su contra... pero no podia quedarse alli tumbado en el suelo y mirando al cielo en busca de un milagro, debia ir a recuperar lo suyo, debia ir por Mauritius... lo mataria recuperaria lo suyo y volveria a ser feliz... ese era su nuevo camino y no le importaba sobre quienes debia pasar para lograrlo

Pero al fin de cuentas estaba solo, si queria actuar deberia buscar alguien que le ayudara a realizar sus planes, no se marcharia de Roma como lo hizo antes, no saldria correindo escapando de la situacion aunque antes uso un vano pretexto ya no seria asi...

Aspros cogio sus cosas, enfundo sus espadas y dejo aquel lugar... la lluvia era mas fuerte, los rayos empezaban a caer y la luz producida por estos dejaba un tetrico paisaje tras aquella casona, y asi mismo el corazon de Aspros se marchitaba aun mas... un lado oscuro se apoderaba de aquel corazon y empezaba a devorarlo por dentro

por Bárbara Dom Feb 06, 2011 10:54 pm

Caminaba a paso largo, con mis manos cruzadas hacia atrás, con un andar de soldado bastante rebuscado, el cementerio habia quedado atrás y con él mis sabrosas cervezas. No era de caminar mucho pero hoy parecía estar predispuesta a hacerlo y mucho por lo que veía. Mi malestar había desaparecido por completo, aunque los hechos de las anteriores noches no estaban muy claros, sentía cierto alivio el recordar las palabras de Aglaya.

Seguí caminando a lo lejos podía divisar una vieja casona que no se mostraba en muy buen estado, apresuré el paso subiendo la pequeña colina que estaba al lado del camino y donde se erguía la casa.

Trepé la falda y llegué a la casa, se encontraba más que en mal estado, estaba vuelta nada, completamente quemada solo era carbon de pie. Mi curiosidad pudo más e ingresé al recinto, estaba completamente amueblada, pero todo completamente destruido, el olor a madera quemada aún se sentía en el ambiente, atravesé el pasillo principal y todo por todos lados había sido consumido por las llamas. Me quedé pensativa la casa aún en medio de aquel estado mostraba opulencia, hice una mueca de desagrado y dije: - Estos estúpidos ricos romanos sino saben en que gastar el oro y su riqueza, gastenlo en mi!

Apoyé mi mano en una de las paredes e instantáneamente mi palma quedó manchada de ceniza, traté de limpiarla en alguna parte pero solo me quedaba mi vestido, no había más remedio, tomé un trozo volteándolo y limpiando posteriormente mi vestido. Aún un tenue mancha en la palma de mi mano se mostraba pero no era tan evidente como cuando estaba recién hecha; inspeccioné un poco más el lugar, miré por varias partes y no habia nada interesante, sin nada que llevarme y sacarle provecho, salí de allí sin rumbo fijo.

por Alessa0 Miér Feb 09, 2011 9:41 pm

La dama del pecado un tanto molesta seguía en silencio a su pequeña hermana traviesa, la cual se escurría como una vil víbora por entre las cales de aquel distrito de mala muerte, ahora estaba en una sección un tanto desolada, ahí las casas parecían abandonadas, pero tan solo eran las facetas que tomaban esos edificios con sus respetivos dueños, que tal parecían se ahogaban en la misma miseria amarga de aquel mundo. Alessa pudo divisar como su hermana se detenía frente a un casona enorme, con hermosos diseño pero con un extraño color… pues estaba totalmente tintaba con un denso negro grisáceo producto de un holocausto incendio, Alessa a unos cuantos metros se detuvo y se sentó en la banqueta, sabia muy bien que Bárbara no la podría ver, por lo que cruzada de piernas espero a que aquella se alejara, mientas que en mente divagaba:

-A ver, ¿Qué estoy haciendo? No veo factible seguir a mi hermana que no me desea a su lado, como que es algo inhumano, cruel y masoquista, de que me sirve pisarle la sombra si nunca vera lo mucho que la amo, pero aunque se que es un caso perdido lo que intento hacer aquí estoy de necia siguiéndola… pero que estúpida soy… ajajaja

Despertando de su inconsciencia Alessa ladeaba el rostro hacia donde Bárbara yacía, notando como una vez mas tomaba el paso esta se levanto, sacudió sus vestidos harapientos y continuo siguiéndole, mientras que susurraba para ella misma:

-Da igual, no me importa adema es divertido, adema me distraigo un poco de mi destino, no tardando dejare este estúpido juego y me iré… jejeje