Llegando al banco

por Lydia Jue Ago 19, 2010 12:07 pm

La joven hija del emperador hizo detener su carruaje frente al banco, las cosas como siempre en ese lugar iban a ser aburridas, pero esto podría ser cambiado dependiendo de la velocidad con la que hiciera las cosas. Lentamente la joven bajó del carruaje y miró con detenimiento el lugar.

Ciertamente le inspiraba confianza el sitio y le parecía el más seguro para guardar su dinero, sin embargo le daba algo de recelo la dueña del sitio, le daba la impresión de que esa mujer podría ser incluso peor que ella si se la llegaba a enojar. Sin embargo ella jamás en su vida había demostrado miedo a nadie, y la forma de ser de los otros por muy idiota o antipática que fuera, no era para nada comparada a su forma de ser.

-Bueno pues... ahora mismo debo hacer esto para poder regresar a mis actividades normales- dijo en voz baja la joven mientras miraba al conductor del carruaje que la había traído, y con su tono estricto y atoritario de siempre dijo:

-Más te vale que cuando salga estés listo para salir así me demore una eternidad en ese lugar.- Luego de decir esto le dio unas monedas y le dijo sonriendo- No digas que te las he dado si? Ve y cómprate algo por ahí, pero no te me distraigas mucho.

Una vez hecho esto la joven entró al sitio donde guardaría cada una de sus monedas para regresar por ellas algún día, esperaba que eso fuera pronto, puesto que la idea de marcharse de viaje por un tiempo le seducía casi como la idea de irse a cazar, pero por como era su conducta, suponía que Diva no iría a pagarle el viaje, o talvez sí, eso era algo que no podía determinar.

Una vez que Lydia depositó todo su dinero salió del banco y buscó a su esclavo con la mirada, había hecho lo primero que le había advertido que no hiciera. Por unos segundos pensó en maltratarlo por aquello, pero decidió mejor esperar a que el regresara para poder irse a su casa. Una vez que el llegó la joven se subió al carruaje sin decirle nada y esperó a que este se pusiera en marcha. Una vez que este se movió, la joven se dedicó a mirar por la ventana las actividades de la gente, hasta que dejaron el mercado al fin.

-Espero las que las cosas que dejé quemando no hayan hecho un desastre- dijo en voz baja mientras pensaba en la forma de poder hacer de manera rápida otro arco para su primo y se arrepintió mil veces de haberlo quemado presa de su ira.

por Alessa0 Lun Sep 06, 2010 11:01 pm

EL resultado llegaba con el atardecer que escaseaba, por fin Alessa entregaba parte de su dinero a aquella que parecía ser pirata, bien trata sin embargo un poco extraño para provenir de aquella etiqueta dada por la sociedad jocosa, aun así, se retiro de aquel lugar, pues Jabranth lo había dejado solo en el rio pues en ese solido lugar nada era seguro, menos si se trataba de un forastero de tierras barbarás, suspirando regresa por otro lado, era una doncella al fin y acabo siempre era recomendable cambiar rumbos para despistar, al acosador que te estuviera espiando.

Nuevamente cambia la tonalidad de su paso, pues no podía ser perezosa al caminar, tenía que cuidad inconscientemente de aquel que se proclamaba amante incondicional, tronando su cuello y moviendo sus brazos en círculos esta corre entre la calzada de aquel mercado aglomerado por extraños…

-Espero aun encontrar consiente a aquel hombre vago, y lo más importante que se le allá bajado la puta calentura, que me friega que se me este repagando a cada rato en mi sensual cuerpo…jaja mierda que digo…, por los malditos dioses gordos, que me asquea que me corten mi espacio, aun así es tierno y no lo puedo matar…aun jajajajaj…

Todo aquello lo dijo de la formas más sarcástica posible, pues tan solo era su forma de bromear, cuando a una persona le gustaba de la miles formas que existiera tal cariño así era su forma “tierna” de expresarse. Observo por segundos el cielo crepuscular y sigue su andancia hacia el Tiber…

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