Tierras de Macedonia

Ioros tras recibir sus órdenes, entre las cuales entraban llevar algunos manípulos de refuerzo a la V Legión, salío del cuartes para dirigirse a los barracones donde supuestamente los legionarios ya habían sido informados y estaban a la espera, el joven oficial no tubo que andar mucho pues las casernas estaban allí mismo, y como era de esperar una columna de soldados con todos sus pertrechos entre ellos armamento completo y mochilas para acampar estaban esperando formados.Ioros se presentó al centurión que dirigia a esos hombres, tenía que ganarse su confianza pues era el hombre en el cual esos valientes algunos jovenes otros veteranos de algunas campañas confiaban su vida,igual eso no le molestaba pues era de entender que no confiasen en un joven oficial.

Igualmente durante el camino hacia la base macedonica ya intentaria ganarse su afecto y lealtad pues es lo que mas deseaba hacer bien su trabajo aún simpre protegiendo a sus subordinados y con los nuevos poderes que había adquirido veía mas cerca que nunca ese objetivo, tendrían que hacer un largo viaje de semanas, el motivo... Macedonia no tenia mucha comunicación en el mar, por lo tanto tendrían que andar por las largas calzadas construidas para comunicar el vasto Imperio romano.Pasaban los dias y con ellos los territorios que pasaban, perdían de vista los nevados Alpes, los frondosos bosques de la Helvetica y bordeando el mar siguieron hasta llegar a la legendaria tierra del gran conquistador Alejandro hijo de Filipo el tuerto.

El campamento estaba alzado en una meseta protegiendo sus empalizadas de madera por los rocosos acantilados solo había un camino de acceso al portón, Ioros había andado a pie al lado de sus hombres y a pesar de la rudeza y experiencia en sus caras de marcaba el cansancio y las ganas de comer algo que no fuese comida fácil de preparar,el campamento les abrió paso tras haber comprobado debidamente las órdenes de esos hombres de Roma,así Ioros había travesado medio Imperio para llegar a su destino y su nueva casa.

La vida en el cuartel era muy rutinaria, cada dia despertarse cuando salía el Sol, comer la ración junto con sus soldados y como su tarea era defensiva pasaban la gran mayoria del dia reforzando las empalizadas, arreglando sus armas tanto defensivas como personales y entrenando en simulacros para ver como respondían los legionarios,los resultados eran excelentes se notaba que habían estado en territorio hostil durante mucho tiempo, la verdad Ioros cada vez pensaba más en porque lo habían mandado allí, los oficiales eran más que capaces y la situación tampoco era tan grave como la habían dibujado o al menos eso había podido entrever.Poco a poco en los momentos de descanso Ioros entablaba conversacion con los soldados para conocerlos un poco, la mayoria eran veteranos romanos que desde la invasión de esas tierras no se habían movido de allí,pero este encontraba que se mantenian distantes por eso cuando conocío a Quinto, un legionario de unos 30 años mucho más jovial que los demás, se le hizo más fácil entretenerse.

-Oye Quinto,ya hace algo que nos conocemos y me sigo preguntando siempre dónde estan los mencionados problemas de esta zona?hay alguna cosa que se oculte?-cuando pregunto eso el legionario se paro y mirando el suelo nervioso al final empezó a largar la lengua- veras general... no hay rebeliones como tal,más bien corren rumores de una zona cercana a Atenas, una zona donde se nota un ambiente diferente,una zona dónde han desaparecido hombres, ese es el temor por el cual todos se mantienen callados,,,,la mayoria temen que nos manden allí.

Era hora de hacer algo, los dias pasaban en el campamento y Ioros no encontraba nada que hacer,así que viendo que se presentaba un dia soleado mandó presentarse un grupo de voluntarios para ir a inspeccionar esos territorios misteriosos de que los legionarios hablaban.No iba a esperar mucho a que salieran tenía que ser algo voluntario y no forzado, era ir o no ir, no había mucho que pensar,así que finalmente una decena de legionarios entre ellos algunos arqueros se presentaron ante su tienda y claro... no podía faltar en ese grupo Quinto, que siempre andaba deseoso de aventuras y retos que le probaran,el general romano iba a dar unas palabras antes de partir:

-Soldados... hoy nos dirigiremos hacia las tierras costeras de Grecia,nuestro objetivo queda a algunos dias a pie del campamento,se que esta no es la misión que nos encomendaron por eso os agradezco vuestra valentía y disposición,si salimos exitoso... si regresamos significará que hemos resuelto el misterio, significara que el destino de muchos de nuestros amigos y compañeros sera desvelada, tengamos fe... nadie sabe si siguen con vida y si es así... regresaremos con ellos, aquí,a nuestra casa.
Los portones de madera se abrieron con unos estruendosos sonidos, los guardias observaban desde sus parapetos como el pequeño grupo desfilaba en fila de dos por la pendiente de acceso, Ioros junto con diez valientes se alejaban,tentaban su destino,o quizá algo les llamaba a ir en esa dirección,una fuerza interior como las que Ioros había visto anteriormente en Roma,quizá todos eran soldados de Athena sin saberlo.

Había una larga marcha entre el campamento y esa tierra misteriosa, caminos sinuosos y largos, muchos dias de camino por andar sin descanso, pero ese no era el caso para esos hombres, Ioros les daba sus momentos de relajación, ese sitio no iba a esconderse o desaparecer en la nada seguiria allí cada día que pasara, el general aprovechaba el camino para conocer más sobre esa oscura leyenda, fue así que descubrió que sus destinos se encontraban cerca de Atenas, antaño la ciudad de los sabios filosofos,quien más parecía saber de todo ese asunto era Demetrio, un joven auxiliar griego que estaba destinado al fuerte de la V, era entonces en los momentos de descanso que Ioros junto a los hombres que tambien les interesaba escuchar se reunian alrededor del fuego para aprender sobre la antigua religión, es religión de confabulaciones divinas, de heroes y demonios, en una de esas historias se decía que la mismisima diosa Athena residia en su templo, y junto a sus guardianes mantenian la paz sobre la Tierra, cualquier persona hubiese pensado que eran viejas palabras, pero el hecho era que las desapariciones de soldados y personas habían sucedido misteriosamente, quizá algun grupo de forajidos o rebeldes usaba esa historia para alimentar el miedo quizá no, pues esa era la tarea que se había presentado, descubrir la verdad, resolver el misterio y regresar... todo eso estaba cada dia más cercano.

El paso del tiempo y de las tierras aumentaba, el humor entre los hombres era bueno, pues hasta ese entonces no habíamos encontrado señales de bandidos o rebeldes y más que una misión militar parecía un paseo, pero en medio de esos dias fue cuando se añadió al grupo un nuevo compañero, no era humano, tampoco era animal, al menos Ioros no sabía reconocer su especie, todo sucedió un dia como cualquier otro, el joven oficial escuchaba por la noche sonidos que parecían aparecer y desaparecer del campamento provisional, no solo era cosa suya pues por la mañana escuchaba a los hombres hablar de ese detalle, no era nada peligroso pues hasta ese entonces nadie había resultado herido pero si se habían dado cuenta de que algunas provisiones desaparecían o mostraban signos de mordeduras,entonces mas como diversión que obligación Ioros decidió capturar a esa ladrona bestia,ató una bolsa con migas de pan a su cinturón e hizo un pequeño agujero en el fondo, así mientras proseguian la marcha iban dejando un rastro por el camino,y así fue como ese animal más curioso que miedoso fue siguiendo a la tropa, a la distancia recogiendo la comida,Ioros iba intentado verlo por el rabillo del ojo o girandose de golpe, pero era rápido pues no se dejaba ver. Pero con el paso del tiempo parecía que la confianza empezaba a crecer y el ser alentaba sus movimientos pues se podía ver como algo de color azul se escurría para ocultarse en los obstaculos del camino.

El viaje ya se estaba volviendo algo aburrido y monótono para los hombres e incluso para el mismo General pero todo quedo de lado con la nueva intervención de aquella criatura que se dejaba ver a veces de entre la maleza mostrando un bello pelaje gris azulado o al menos eso era lo que alcanzaban a ver pues era demasiado rápido como para descubrirse así mismo.

Así pasaron parte del medio día tratando de averiguar de dónde les estaba siguiendo tan curioso ser, incluso sin querer las preocupaciones de la desaparición sobre sus compañeros se había desvanecido levemente por tan simpática intervención aunque su misión seguía siendo clara, dirigirse a Grecia para encontrar las respuestas que buscaban. La luz del sol se opacaba en colores anaranjados y violáceos, llegó el momento ansiado por algunos de descansar pues faltaba poco para dirigirse a la costa.

Algunos árboles rodeaban las tiendas que ya se estaban levantando, estando lista en seguida la tienda del General y algunas fogatas para preparar los alimentos de esa noche. A Ioros le llamó la atención el ruido de algunas hojas que caían y el crujido de pequeñas ramas, la sonrisa se surcó sobre sus labios pues sabía a la perfección de quién se trataba.

-¿Cuánto tiempo seguirás escondiéndote?

Su vista se perfilo en un punto exacto, como dos canicas brillando entre los arbustos, seguramente se trataba de sus ojos, solo vasto un segundo para que desapareciera nuevamente, extrañado por tal comportamiento.. – General.. ya hemos levantado el campamento, ¿gusta de comer con nosotros? Todo está listo.

Esa debió ser la razón por la que huyó, ese animal era más listo y perspicaz de lo que esperaba, afirmo con la cabeza para apoyar su mano en el hombro de Quinto concediéndole una sonrisa. El aroma de la carne que apenas cazaron desprendía un aroma sumamente agradable, tomando su parte se sentaba con los demás disponiéndose a comer cuando…

-¿Creen que es de buena suerte que esa cosa nos acompañe?.. ¿más cuando estamos más cerca del sitio donde desaparecieron nuestros compañeros?

Nadie lo había visto desde ese punto de vista, las miradas se entrecruzaron entre ellos haciendo un silencio más que incomodo, Ioros no dejaría que el buen ambiente se interrumpiera por lo que comiendo despreocupadamente aclaro: Yo pienso que es todo lo contrario… desde su llegada no han sucedido aquellos acontecimientos extraños que me relataron.
Ninguno pudo negar que su respuesta era bastante certera por lo que prefirieron cambiar de tema sobre lo que llegarían a hacer cuando su misión terminará. El encuentro con una bella mujer o el regreso al imperio romano para invertir la fortuna de su campaña emprendida, Ioros no pudo dejar de pensar especialmente en alguien hasta que llegó la hora de dormir. Antes de que se despidieran el romano ordenó guardar todo sin dejar rastro de la comida al alcance de ese pequeño ladronzuelo, cumpliendo dicha tarea entonces se dedicó a dejar rastros de comida que guiaban justo hasta su tienda, esparciendo los restos al fondo cerro la cortina dedicándose solo a recostarse.
Pasaron varias horas para que se lograra escuchar el ruido, la luna no era lo bastante clara aun para distinguir la forma de tal animal por lo que siguió aguardando pacientemente mientras que la criatura se deleitaba ante el manjar que le dejaron, arriesgándose entró en la tienda encontrando su gran premio abalanzándose sobre este. Dándole la espalda al legionario este ya tenía preparado un gran saco que sin hacer ruido lo lanzó sobre este atrapándolo fácilmente, un pequeño lamento se escuchó por parte de este pero el General no le haría daño alguno.
Abrió la bolsa mirando su interior, se trataba de algo fuera de lo común pero el animalillo no ofreció resistencia de querer escapar.

Finalmente la bestia había sido capturada, Ioros quiso apreciar mejor el extraño animal que acojería en su pequeña familia,asi que con cuidado acercó una antorcha y la plantó en el suelo, una vez alumbrada la pequeña tienda el romano se dispuso a observar al animalillo,bajaba con cuidado la tela que lo cubria dejando entresalir su cuerpo poco a poco muy atento de que no se asustara y huiera, en grandes rasgos podía describirse como un ser parecido a un conejo pero no lo era, pues tenia un par más de largas orejas caídas y un rabo largo, pero lo más fascinante era el resplandor plateado que emitía su cuerpecito, a Ioros le resultó gracioso y no pudo evitar sonreír al ver como el animal tambien lo analizaba dand leves espasmos con el cuello, mirandolo bien tenía un rostro algo atontado, con un colmillo que sobresalía de su boca.Cogiendo una galleta el general fue acercando su mano poco a poco hacia su invitado con la intención de acariciarlo,este parecía hipnotizado por el dulce y lo iba siguiendo agilmente con la mirada, hasta que igual de rápido la agarraba y se la llevaba a la boca, iban saltando migajas y a la vez un montón de saliva.

Ioros se atrevió pues finalmente a acariciar la cabeza del animal, le pasaba un dedo por tu piel acariciandolo lentamente mientras disfrutaba de la galleta:

-Amiguito.... tienes que aprender a comer como un caballero,que es esta barbarie?¿ como castigo... te llamaré.....te llamaré..... Babillas - si, ese era un buen mote a la vez gracioso.