[Gran Cráter de la Primavera] Ruinas del templo principal de Kore

ANTES

DESPUES

Llegaron a las ruinas del templo de la Diosa Kore siendo transportados por la misma, quien los invitaba a ver la forma en la que de los escombros iba a resurgir una antigua construcción que fue destruida por el mismo Hades y del que extrajo un objeto muy especial para la Diosa de la primavera. El chico esperaba ver algo diferente pues cuando escuchó que era ruinas imaginaba los restos de un templo antiguos en lugar de un enorme cráter en el que brotaban flores.

Alizé abrazaba fuertemente a Stern para no perderlo y el pequeño animal parecía haber desistido de huir, por lo que no opuso más resistencia y simplemente permitió que Alizé lo tratara como a un objeto al que podía apretujar.

Kore comenzó a depositar su cosmos en la tierra, como si invocara al espíritu de las flores con su poderosa energía cósmica. Pese a que era una deidad que había sido degradada todavía poseía un poder más allá del que el joven Alizé esperaba. Mágicamente el templo de la primavera se reconstruyó ante ellos, dejándolos en la entrada de la excepcional construcción que se había alzado en poco tiempo.

Del enorme cráter no quedó huella, transformandose en un hermoso lago. En vez del sitio destruido que encontraron se veía en su lugar un hermoso templo rodeado por las flores primaverales, algo digno de un lugar dedicado a la Diosa Kore.

El chico se atrevió a entrar mientras bajaba a la pequeña criatura y le decía poniéndose en cuclillas:-Anda a jugar por ahí, pero recuerda no alejarte demasiado.- el animal obedeció la orden y desapareció, advertido de que debía volver pronto.

Alizé, tras darle un poco de libertad a Stern, comenzó a subir los escalones para llegar donde Kore quien le había enviado un mensaje mediante su cosmos para que entrara al elevarse el templo. Cuando Alizé pisó el primer peldaño sintió una sensación extraña en su pecho, una gran energía que se estaba concentrando en ese punto, como si su pecho fuera a estallar de un momento a otro. Avanzó un poco más y la sensación se hizo más notoria. Al llegar al quinto escalón el chico cayó al suelo, desmayándose.

Las memorias que había perdido, todo lo que fue suprimido por Astrid regresaba a él. La entidad divina que se encontraba en su interior había guardado todo para que al momento de despertar pudiera recordarlo tal como lo había vivido, pues no consideraba correcto que existieran secretos. Pero simplemente era algo que Phantasos había recolectado para despedirse de su lado humano, derribando la mentira construida por Astrid y permitiendo que su verdadera vida saliera a la luz. El muchacho recordó todos los malos momentos que Endimión y Talos le hicieron pasar, y también se lamentaba por haber dejado escapar a su verdadero amor en más de una ocasión. Al ver que había errado tanto en su vida aceptaría cualquier destino, pero ciertamente no esperaba lo que seguía.

De pronto Alizé se encontró en un enorme mar oscuro y un cielo pintado de gris sobre él. Su cabello, su piel, sus orbes, todo había perdido el color, volviéndose blancos. No había tierra a su alrededor, estaba levitando sobre el mar y luego, sin aviso, cayó en él. Intentó nadar pero no podía, como si algo lo estuviera jalando hacia abajo.


Una luz blanca apareció sobre él, y esa luz tomó una forma humanoide, adquiriendo el aspecto del joven. Su doble lo miraba desde arriba, y él extendía su brazo todo lo que podía para alcanzarlo pero, era algo inútil, él sólo se dedicaba a flotar por encima de su cabeza y mirarlo con desprecio.

-Le digo adiós mi debilidad...-

El pálido chico vio como sus manos, sus brazos, todo su cuerpo se iba convirtiendo en espuma en medio de ese mar mientras la figura idéntica a él sonreía con malicia extrema. Lagrimas inundaron los ojos de Alizé al estar muriendo, destinado a desaparecer en ese mar extraño. Mientras su cuerpo se despedazaba parte por parte, volviéndose una espuma blanca, observó como la replica caminaban hacia el cielo nublado.

Alizé quería gritar pero todo sonido que emitía era mudo en ese mundo. Finalmente esa parte de él murió, dándole espacio al hijo de Hipnos para tomar total control.


El joven abrió los ojos, pero había algo muy distinto en ellos. Su color se había vuelto gris, el mismo color que tenía el sueño final de Alizé antes de fallecer en su propia mente. Ahora sólo quedaba Phantasos. En un principio había sido generoso y permitido que ambas esencias convivieran, pero decidió suprimir su personalidad humana, dándole muerte a aquel niño dulce y sin maldad.

Al haber recuperado sus poderes divinos, con sólo pensarlo el chico se transportó, y apareció sentado al lado de Kore. Aunque no había cambiado físicamente se podía notar gran diferencia en el chico con sólo verlo a los ojos. Una brecha se abrió en medio del aire, como una fisura que quebraba el espacio, de la que surgió una armadura de colores oscuros. El Kamei que le correspondía a Phantasos lo había localizado tras recuperar sus poderes para reunirse con él, indicando que él había despertado totalmente como un Dios.

La armadura de oscuras tonalidades purpúreas comenzó a desarmarse, dividiéndose en diferentes piezas que flotaron alrededor de la deidad. Se levantó del lugar en el que descansaba sentado mientras esperaba a que la Kamei terminara de vestirlo de pies a cabeza. Las diferentes partes que conformaban el súrplice del Dios del sueño iban cayendo sobre el lugar adecuado, hasta tener cubierto todo su cuerpo. Estaba completamente listo para comenzar con cualquier cosa que le pidiera Kore, ahora que había recobrado todos sus poderes y había eliminado a esa parte suya que era considerada por él algo tan débil e inútil, podía cumplir con cualquier mandato de la que alguna vez fue la consorte de su Señor.

La última pieza de la súrplice se acomodó sobre la cabeza de Phantasos, aquella especie de diadema que hacía sus cabellos para atrás, evitando que esas hebras rosadas impidieran que viera a la Diosa directamente a la cara. Un aura de colores púrpuras rodeaba al Dios, mientras su armadura parecía aumentar los destellos brillantes de su superficie según el cosmos de la entidad se volvía más prominente.

-Kore, ya he despertado totalmente, incluso me a desecho de aquel defecto que tenía y que me evitaba apoderarme por completo de mi nuevo cuerpo.-

Le dijo a la Diosa pues era verdad, había suprimido a su parte humana y sensible, no quedando nada de ese chico llamado Alizé. Miró a la deidad de la primavera mientras se cruzaba de brazos. Estaba ansioso por hacer algo y como él no tenía idea le estaba pidiendo a Kore que le asignara alguna misión o algo ahora que eran aliados y dejaría que ella fuera su líder temporal, por así decirlo.

Su lealtad seguía con Hades, y si Kore quería volver al lado de su Señor y éste la aceptaba de vuelta vería aquella alianza como algo de utilidad y no como una verdadera perdida de tiempo.

-¿Qué es lo que deseas de mí Kore?-

El joven simplemente sonrió para luego darle la espalda a la Diosa de la primavera y dirigirse a la salía de aquel lugar. -Acepto la invitación que me hace. Ahora si me disculpa tengo que ir a atender otros asuntos de vital importancia.- le dijo, aunque en realidad aquellos asuntos de gran importancia no eran más que los deseos de Phantasos por separarse, que ya se estaba molestando de tener que permanecer tanto tiempo con la Diosa de la primavera como si fuera su perro faldero.

Cuando llegó a las afueras del templo silbó para llamar a la criatura peluda que le pertenecía a la Dama del Orgullo y que lo había acompañado durante el viaje. Bueno, al que había seguido hasta ahí era a Alizé, pero no por haber despertado podía abandonar a ese animal en el reformado templo de la primavera. La pequeña criatura salió de entre unos arbustos y luego se transportó para quedar justo entre los brazos del joven.

Phantasos revisó su aspecto físico, no le gustaba para nada ya que no lo sentía acorde con él. Fue cosa de pensarlo para que su cuerpo fuera modificado por el de una joven de larga cabellera rosada y aspecto tierno, como el equivalente en femenino del cuerpo original de Alizé.

Después de haberse cambiado la deidad caminó hacia adelante, desapareciendo en un destello junto a la criatura, borrando su presencia del templo de las flores. Su destino era incierto, ni él mismo sabía a dónde se estaba dirigiendo.