Templo en Ruinas

La fantasma del hambre se adentró en el templo en ruinas caminando muy despacio, sus pasos hacían eco en el vací lugar en donde alguna vez se rindió el culto a la diosa de la discordia y se la homenajeó como debía ser; esos tiempos aquellos hacían recordar a Sheznarda cuán feliz era al lado de su diosa sirviéndole aún sin pensar en que ella se decepcionaría de sus acciones o se entristeciera por ella.

-Aramse ven a ver esto- dijo la ladrona mientras avanzaba hasta el centro del templo en donde la luz del sola aún penetraba alumbrando lo que parecía ser un altar de adoraciones a la diosa Eris ttodo destruido, pero no era eso lo que ella quería que viera su hermano, sino lo que estaba en la cima de ese altar, que era la presencia de dos cajas de hierro pesadas de color morado; no había que ser un genio para saber qué era eso, sabía ciertamente que eso que estaba ahí era la caja de las armaduras de los fantasmas del hambre y del sufrimiento, quiso acercarse más, pero estaba vez decidió que no haría esto hasta que su hermano llegara con ella para ver esa cosa tan hermosa que Eris les había regalado.

-Es... Magnífica... Y espera a que se abra la caja. No lo podrás creer...

Sheznarda retrocedió un poco mientras apretaba entre su mano derecha el dije del colalr qu e le había regadado su amado Jabranth, ahora estaba haciéndose más poderosa, quería avanzar más, quería ser como el; o no mejor quería ser más fuerte y poderosa que el, para probarle que ni todos los berskers del mundo podrían alguna vez contra ella.

Sheznarda al fin vio a su hermano llegar al sitio donde estaban sus armaduras, el no pudo evitar tener la misma reacción de sorpresa que ella, pero esta vez el no se puso a mirarla de lejos como ella, sino que se atrevió a acercarse para admirar las cajas en donde estaban contenidas las piezas de metal que cubrirían sus cuerpos y los protegerían cuando ellos pelearan por defender a su diosa; con el pasar del tiempo y con la realización de ese viaje la joven mujer de cabellos rubios también se acercó para poder ver de cerca las cajas y poderlas admirar con más detenimiento, luego algo sucedió, algo inusual empezó a suceder.

-Qué es esto que está pasando? - Sheznarda abrió los ojos de par en par, ahora estaba sintiendo una gran energía corriendo por todo su cuerpo y sin siquiera mover la pesada caja, esta descendió lentamente para ponerse frente a ella y abrirse dejando ver la armadura del fantasma del hambre.

-Es... Tan hermosa como pensé que sería, o más bien como la recordaba...- La ladrona de los cabellos rubios se quedó muy sorprendida de ver la hermosura de su armadura, y es que era igual de bella que la primera vez que la vio, era como estar frente a un sueño, su diosa las había devuelto a la vida con su cosmos y eran perfectas; un destello de luz cegó un poco a Sheznarda quien cerró sus ojos y al abrirlos pudo descubrir su cuerpo ataviado con la armadura morada del fatasma del hambre, sintiendo un nuevo poder recorrer su cuerpo y alma llenándola de júbilo.

Al fin la armadura del fantasma del hambre estaba frente a sus ojos, y esta apenas Sheznarda dio un paso se desarmó y se puso encima de su cuerpo amoldándose a cada curva, a cada espacio sin dejar un solo pedazo de piel descubierto, al fin ella era un fantasma del ambre, pero tenía que hacer más; tenía que perfeccionar su ataque para poder seguir adelante con su formación como guerrera de Eris, por lo que ahora estab la parte más importante, la que venía con entrenar con su hermano y cobrarse las cosas que le había dicho y que aún no olvidad para nada, todo era perfecto, esa armadura oscura tenía un brillo interesante y especial que no la dejaba despegarse de la misma,pero decidió guardarla para después, por lo que al elevar su comos la armadura de la fantasma regresó a su sitio y se guardó en la caja quedando ahora las agarraderas para que ella llevara la misma a cuestas.

-Bueno hermanito es hora de que luchemos aquí y ahora, no tendremos contemplaciones porque somos hermanos, lucharemos hasta que uno de los dos caiga, vivo o muerto.

Sheznarda sólo retrocedio un poco más mirando a su hermano ataviado con la armadura, no tenía miedo de luchar con el sin la armadura, estaba confiada en su poder y en el poder que le había concedido su amada diosa, la diosa de la discordia; su fin era demostrar que era una mujer muy oderosa y que no tenía miedo de su hermano, claro que sabía que ella podría resultar herida por los golpes que el pudiera darle, pero ella confiaba firmemente en su técnica de la defensa, ahora no estaba su diosa y aunque lucharan fuera por el motivo que fueran estaban entrenando.

-El primero que se rinda será humillado durante toda la era por el vencedor y este no podrá quejarse, además debe aceptar que el vencedor es un ser superior a el.- Shenarda dijo estas duras palabras mientras seguía delineando el cuerpo de su hermano sólo con su vista, como si quiera grabarse cada detalle de el fantasma del sufrimiento.

Quinto post del ataque:

Elemento: Trueno

Sheznarda escuchó las palabras de su hermano, al parecer el sí iba a pelear con la armadura puesta, y no estaba para menos, ya que el sabia a ciencia acierta que su apariencia junto a la armadura del hambre era más imponente e interesante. Tal y como ella, aún su hermano no había olvidado su discusión anterior y tenía el mismo deseo que ella de darle un par de golpes para cobrarse cada afrenta en esa discusión. Como siempre al final su hermano no cambiaba para nada su modo para la pelea, empezaba desde un principio con un gran despliegue de poder y lo que era más característico en el desde el principio, empezaba atacando.

-Está bien hermanito,entonces aprenderé tal y como me gusta, con tus ataques, he de admitir que me llama bastante la atención lo que estás dando a formación a tu alrededor- La ladrona elevó su cosmos para estar preparada, porque no sabia qué era lo que prentendía su hermano con esas almas en pena rondando al rededor de Aramse, pero luego de pensarlo por unos segundos la fantasma de Eris se dio cuenta, de que el ataque de su hermanito consistía en el uso de almas en pena precisamente; y fue justo cuando el dio origen a la gran formación gigante con forma de demonio que se dio cuenta de qué iba el ataque.

-Así que es esto no? Un ataque donde predomina la fuerza bruta, muy propio de tí- Dijo la hermosa ladrona mientras daba primero inicio a la formacion de su pared de tornaditos verdes que enviaron una gran ráfaga de viento que impidió que el golpe llegara a la joven mujer de cabellos rubios.

-No me humillarás lindo, eso esi imposible, y yo no tengo que hacer nada para ganarme el amor de mi diosa, porque ya lo tengo!

Sheznarda elevó su cosmos y dio media vuelta para dar origen a su técnica, pero más que todo para darle más fuerza y que la misma fuera capaz de golpear a su hermano; una corriente eléctrica serpenteante salió disparada del cuerpo de la joven ladrona, era relamente rapida, más rápidad que lo habitual pensaba que eso era por el poder de la armadura, Sheznarda, o mejor dicho el fantasa del hambre, estaba más que nunca estaba resuelta a ganarle a ese hermano suyo y probar lo que valía de una vez, el hambre se impondría ante el sufrmiento o los dos caerían juntos, pero ella no iba a caer frente a el.

-Hermano el día de hoy vas a caer así sea lo último que haga, no me interesan tus ambiciones, las mías van encaminadas a mostrarte que yo soy diez veces mejor que tú y eso haré cueste lo que cueste.

Sheznarda sacó su cadena y corrió hacia el moviendo la misma, aún tenía su espada y le daba igual si ese mosntruo la intentaba golpear, no importaba cuanto cosmos usara ella al final prevalecería y lo golpearía tan fuerte que se acordaría de ello incluso si reencarnaba otra vez en otra era.

Su ataque eléctico no había sido tan potente como tenía que ser y su hermano estaba totalmente tranquilo como si ella no fuera una amenza para el, estaba pensando en cuánto tiempo iba a durarle esa pelea, estaba empezando a pensar que fue un error el haber propuesto una pelea así porque ella podría aburrirse de un combate tan extenso y empezar a dejar de atacar a propósito para que la misma terminara de una buena vez; aunque con eso solo consiguiera que su hermano ganara y la fastidiara toda la eternidad.

-Hermanito tampoco me subestimes a mi, porque ya te lo dije tu y yo caeremos juntos, o yo te ganaré, pero no permitiré que tú ganes, eso no es aceptable para mí y no lo será jamás!- Musitó la hermosa ladrona mientras veía como las almas en pena hacían un clol sombrío de su hermano y absorbían el ataque desapareciendo luego de ello.

-Que bueno que se fue, porque pensé que con un Aramse estaba más que suficiente, con dos ya el mundo sería un martirio.- Sheznarda dio una vuelta con su cadena la cual cubrió con su cosmos haciendo que la serpiente eléctrica se desviara hacia un pilar del templo en ruinas.

Sheznarda vio como su hermano ahora en otra posición sacaba su espada, no imaginaba que el iba a atacarla con eso, porque era demasiado ovbio, presentía que el tenía un plan, una treta malvada, por lo que al final decidió desistir del ataque con su cadena y detener su marcha a medio andar, quedando en la mitad de su trayecto hacia su objetivo; algo no iba bien, su hermano ahora se había cubierto con el escudo, supuso que pensaba que ella iba a seguir con su ataque, pero la verdad era que ella ya no deseaba seguir si no tenía la garantía de que su hermano no iba a intentar una treta para hacerla caer en pocos segundos.

Unas llamas negras al fin rompieron el piso, al parecer las almas del haberno habían sido invocadas por el, y sencillamente trataban de hudirla junto con ellas a ese sitio, pero aún las grietas no habían llegado a ella, por lo que la ladrona tensó los músculos de sus piernas y pegó un solo brico muy alto hacia atrás para caer cerca de la caja de su armadura y conseguir ver el espectáculo infernal que se ponía frente a ella.

-Ah si? Pues mejor que vallas tu mismo con ellas, porque yo no iré ni a patadas!- Gritó la ladrona mientras otra vez daba origen a su defensa con los tornaditos verdes, al ver como esas almas iban en su busca, tratando de fastidiarla; justo cuando al fin llegaron esas almas a los tornaditos, fueron repelidas una a una hacia Aramse, porque después de todo eran de el, así que tenían que estar a su lado porque el mismo las había llamado, lo justo era que el les diera la atención que se merecían.

-Hermanito te he dicho que yo no caeré a menos que tú caigas- Sheznarda otra vez elevó su cosmos y una corriente serpenteante en forma de espiral se posicionó alrededor de sus piernas, cadera y cintura. Una vez que la corriente se hizo gruesa, la ladrona dio una media vuelta para lanzarla con fuerza hacia su hermano, el fantasma que le tenía celos y por esa razón ella se deleitaba viendo como el en vano trataba de vencerla sin éxito.

-Aramse no me gusta la idea de que haya uno solo, que te hace pensar que me gusta que haya dos?- Sheznarda guardó silencio y observó el estado de las estruturas que estaban cerca de donde ella estaba de pie, esos pilares eran tan débiles que no le sorprendía que su querido hermano saliera con la locura de quer destruir lo que quedaba del templo sólo para sacarle ventaja; el pensamiento de la joven ladrona no fue para nada alejada de la verdad, porque su hermano le dio con tanta fuerza a los pilares que estos empezaron a debilitarse, y de paso tomó su armadura y salió corriendo, pero Sheznarda había observado bien ese lugar, y sabía que en el sitio donde estaban antes las armaduras no había ni techos ni pilares que podrían caer encima de ella; como ese sitio estaba casualmente cerca de ella, la joven mujer de cabellos rubios comenzó a tomar su armadura y se puso en ese sitio que hacía las veces de punto ciego, luego se paró encima de la caja de su armadura y esperó que todo cayera dejando ver a su hermano de fantasma.

-Hola hermanito espero estés bien porque accindentalmente hiciste caer esas columnas, cualquier pensaría que fue a propósito- La ladrona agitó su mano en señal de saludo y sonrió mientras esperaba la respuesta del fantasma del sufirmiento.