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El comienzo del juego
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El comienzo del juego
Este será un buen lugar.-Dijo una voz que resonó en aquel bosque cubierto por la nieve. Las ramas de los árboles se encontraban sin hojas a causa de las bajas temperaturas del lugar, se podía apreciar la forma en que la humedad de los árboles se congelaba ya que en su corteza se podía observar una pequeña capa de escarcha y no solo eso, también pequeños hilos de agua congelados que se encontraban colgando de las ramas de aquellos árboles que luchaban por sobrevivir en aquel reino helado. El suelo se encontraba adornado por una gran capa de nieve, la misma que parecía una gran alfombra de color blanco.
Una gran cantidad de nieve se comenzó a levantar del suelo en formaban de espiral. Dentro de él se podía observar un resplandor plateado, pocos segundos después de que se apreció aquel resplandor el espiran se disipo a los alrededores dejando ver con ello al joven de cabellera plateada y a un hombre de cabellos rubios que parecía un tanto aterrado. Sigfrid callo de rodillas sobre la nieve, este respiraba rápidamente a causa del temor que sentía hacia Ashrael o más bien hacia Odín.-Eres demasiado patético...-Decía con desagrado el dios ya que esperaba ver más agallas en aquel guerrero que intento matarlo hace poco.
Esperaba algo mejor de ti, pero veo que me equivoque.-El joven comenzó a caminar sin importarle que aquel humano le siguiera el paso o no. Odín no se mostraba demasiado expresivo pero lamentablemente necesitaba a Sigfrid para jugar con Deleore.-¡Vamos!, levántate de una vez...-Al dios le comenzaba a irritar las acciones de aquel estúpido guerrero. Sin decir nada más aquel vikingo se levantó como pudo mientras intentaba olvidar el temor que sentía por el dios. El dios suspiraba ya que sentía decepcionado, se comenzó a acercar hasta el lugar en que se encontraba Sigfrid.-¿Mostraras valor cuando estemos frente de Deleore?.-El joven miraba con una enorme frialdad a Sigfrid mientras le cuestionaba, ya que si no mostraba aunque sea una pisca de valor no le serviría para nada…así que simplemente acabaría con su vida ya que no le seria de utilidad, el dios no quería presionar más así que ya no hablo, tan solo esperaba la respuesta de aquel guerrero vikingo.
Sigfrid tenía dos opciones, morir o mostrar la actitud que el dios quería, este hombre se quedó callado por varios minutos pero el dios tan solo cero los ojos mientras esperaba su respuesta. Al parecer aquel hombre sabía que tan riesgoso era desafiar a su dios y mucho más decepcionarlo después de que le ofreció de trato de dejarlo vivir siempre y cuando le fuera útil.-Me…me controlare para poderle ser de utilidad.-Su voz se escuchaba un tanto temblorosa a causa del miedo pero también se escuchaba un tanto decidida cosa que le agrado al dios.-Que bien, si cumples con tu palabra yo cumpliré con la mía.-El joven peli plateado sonreía de una manera un tanto siniestra.-Ahora, dirijámonos al palacio.-Se dio la media vuelta esperando a que Sigfrid lo siguiera, sus ropajes y sus cabellos eran movidos por un viento que comenzó a llegar desde el este del bosque. El cielo de Asgard por lo general se encontraba lleno de nubes grises pero debes en cuando estas permitían que algunos rayos de luz iluminaran a aquel paramo, pero esta no era la ocasión ya que Odín comenzó a elevar su cosmos para que comenzara una nevada y ocasionalmente se convirtiera en una terrible ventisca.
Una gran cantidad de nieve se comenzó a levantar del suelo en formaban de espiral. Dentro de él se podía observar un resplandor plateado, pocos segundos después de que se apreció aquel resplandor el espiran se disipo a los alrededores dejando ver con ello al joven de cabellera plateada y a un hombre de cabellos rubios que parecía un tanto aterrado. Sigfrid callo de rodillas sobre la nieve, este respiraba rápidamente a causa del temor que sentía hacia Ashrael o más bien hacia Odín.-Eres demasiado patético...-Decía con desagrado el dios ya que esperaba ver más agallas en aquel guerrero que intento matarlo hace poco.
Esperaba algo mejor de ti, pero veo que me equivoque.-El joven comenzó a caminar sin importarle que aquel humano le siguiera el paso o no. Odín no se mostraba demasiado expresivo pero lamentablemente necesitaba a Sigfrid para jugar con Deleore.-¡Vamos!, levántate de una vez...-Al dios le comenzaba a irritar las acciones de aquel estúpido guerrero. Sin decir nada más aquel vikingo se levantó como pudo mientras intentaba olvidar el temor que sentía por el dios. El dios suspiraba ya que sentía decepcionado, se comenzó a acercar hasta el lugar en que se encontraba Sigfrid.-¿Mostraras valor cuando estemos frente de Deleore?.-El joven miraba con una enorme frialdad a Sigfrid mientras le cuestionaba, ya que si no mostraba aunque sea una pisca de valor no le serviría para nada…así que simplemente acabaría con su vida ya que no le seria de utilidad, el dios no quería presionar más así que ya no hablo, tan solo esperaba la respuesta de aquel guerrero vikingo.
Sigfrid tenía dos opciones, morir o mostrar la actitud que el dios quería, este hombre se quedó callado por varios minutos pero el dios tan solo cero los ojos mientras esperaba su respuesta. Al parecer aquel hombre sabía que tan riesgoso era desafiar a su dios y mucho más decepcionarlo después de que le ofreció de trato de dejarlo vivir siempre y cuando le fuera útil.-Me…me controlare para poderle ser de utilidad.-Su voz se escuchaba un tanto temblorosa a causa del miedo pero también se escuchaba un tanto decidida cosa que le agrado al dios.-Que bien, si cumples con tu palabra yo cumpliré con la mía.-El joven peli plateado sonreía de una manera un tanto siniestra.-Ahora, dirijámonos al palacio.-Se dio la media vuelta esperando a que Sigfrid lo siguiera, sus ropajes y sus cabellos eran movidos por un viento que comenzó a llegar desde el este del bosque. El cielo de Asgard por lo general se encontraba lleno de nubes grises pero debes en cuando estas permitían que algunos rayos de luz iluminaran a aquel paramo, pero esta no era la ocasión ya que Odín comenzó a elevar su cosmos para que comenzara una nevada y ocasionalmente se convirtiera en una terrible ventisca.
Ashrael- Dios/a
- Reino : Asgard
Ataques :
AD- DrehzahlStrafe (2300)
AM- Eisigen Abmessung (2650)
Defensa :
Eisdecke
Cantidad de envíos : 133
Re: El comienzo del juego
La reencarnación de Odín caminaba varios pasos delante del guerrero vikingo que “persuadió” de ayudarle. Los copos de nieve que estaban cayendo comenzaron a cubrir las hojas de los árboles. La luz del sol apenas se podía apreciar a través de aquellas densas nubes, apenas se podía ver un resplandor blanco filtrándose en estas. El joven miraba con cierta tristeza los alrededores ya que los recordaba de una manera completamente distinta, se acercó a uno de los árboles que se encontraban a sus costados para posar su mano derecha en él, tan solo tocar la corteza con la punta de sus dedos fue demasiado para esta ya que no tardo mucho tiempo en resquebrajarse. Aquel árbol no pudo resistir mucho el poder del dios nórdico ya que su corteza estaba quemada, y quizás este ya se encontraba muerto desde hace tiempo pero el frio del hielo lo pudo conservar hasta ahora.
Lo que esperaba ver…ahora no son más que míseros recuerdos en mi mente.-Decía un tanto melancolía, ya que todo había cambiado con completamente desde la última vez que estuvo en Asgard…hace más o menos dieciséis años. Era un dios poderoso y supremo, por esa misma razón no debía de importarle lo que le sucediera a unos cuantos árboles o animales que se encontrasen en su reino ya que ante la vista de los demás tan solo eran vidas insignificantes, pero para él era distinto ya que la agresión hacia estos lo sentía como un insulto hacia él, todo lo que se encontrara en Asgard le pertenece a Odín, a nadie más, por esa razón ningún humano , hijo de Asgard o dios tenía el derecho de tomar las vidas que yacían tranquilas en su reino.
Que es lo que pasa mi señor.-Preguntaba Sigfrid, sin saber que ese era el peor momento para acercarse a su dios. El ambiente alrededor del dios se comenzó a sentir terroríficamente pesado, enseguida su aura plateada se comenzó a apreciar alrededor de su cuerpo.-Sera mejor que te alejes...-Por más que el dios se quisiera controlar no podía ya que el saber que un simple insecto mortal había hecho estragos en su preciado reino le causaba una gran molestia, su ira había sido apaciguada por la idea de jugar con él, mirar su rostro consumido por el miedo, el escuchar sus chillidos mientras pedía piedad. El vikingo que lo acompañaba comenzó a sentir un enorme terror ya que podía ver lo que pronto la ira de Odín se manifestaría como algo horrible si no lo lograba calmar, ¿pero que podía hacer él? Un simple mortal para poder convencer a un dios de que aún no era el momento de desatar sus infinitos poderes. La nieve que se encontraba alrededor del dios se comenzó a esparcir de tal forma que parecían retazos de tela blanca que comenzaban a ser llevadas por una enorme ráfaga de viento.
Al principio el joven de cabellos plateados pensó en la posibilidad de dejarlos ir con vida, pero después de ver el bosque hecho trisas decidió acabar con sus miserables vidas.-¡Señor espere!...debe de esperan un poco más.-El dio se volteó hacia el hombre mientras lo miraba con sus ojos que se encontraban encendidos por su cosmos, quitándoles con ellos su tono dorado y dejando ver un color plateado brillante. Levanto su mano la cual apuntaba a Sigfrid con todas las intenciones de matarlo.-Mi señor si desata su ira no solo acaba con Deleore y sus seguidores, sino que también con la gente que aún espera el regreso del joven príncipe…ósea, usted.-Odín se encontraba un poco indeciso ya que por una parte quería acabar ya con Deleore, pero por otra parte también quería salvar a los pocos que aun creían en él. Suspiro y dejo de apuntar al vikingo con su mano mientras intentaba tranquilizarse comenzó a suprimir su cosmos para ya no causar tanto alboroto antes de tiempo.
Sin decir alguna palabra el dios se agacho para tomar un puñado de nieve que yacía bajo sus pies.-Supongo que aguardare un poco más...-Lanzo el puñado de nieve hacia arriba para que los cubriera a ambos, enseguida la nieve que los cubrió se comenzó a transformar en túnicas de color marrón.-Ahora vamos al pueblo para que comencemos con el juego.-Sujeto el gorro que se encontraba en su espalda para colocarlo sobre su rostro, a diferencia de la túnica de Sigfrid la del dios se encontraba completamente hecha harapos para aparentar un poco de maltrato, también se encontraba cubierta por algunas manchas oscuras que daban la impresión de ser sangre.-Es hora de pequeña actuación Sigfrid...
Lo que esperaba ver…ahora no son más que míseros recuerdos en mi mente.-Decía un tanto melancolía, ya que todo había cambiado con completamente desde la última vez que estuvo en Asgard…hace más o menos dieciséis años. Era un dios poderoso y supremo, por esa misma razón no debía de importarle lo que le sucediera a unos cuantos árboles o animales que se encontrasen en su reino ya que ante la vista de los demás tan solo eran vidas insignificantes, pero para él era distinto ya que la agresión hacia estos lo sentía como un insulto hacia él, todo lo que se encontrara en Asgard le pertenece a Odín, a nadie más, por esa razón ningún humano , hijo de Asgard o dios tenía el derecho de tomar las vidas que yacían tranquilas en su reino.
Que es lo que pasa mi señor.-Preguntaba Sigfrid, sin saber que ese era el peor momento para acercarse a su dios. El ambiente alrededor del dios se comenzó a sentir terroríficamente pesado, enseguida su aura plateada se comenzó a apreciar alrededor de su cuerpo.-Sera mejor que te alejes...-Por más que el dios se quisiera controlar no podía ya que el saber que un simple insecto mortal había hecho estragos en su preciado reino le causaba una gran molestia, su ira había sido apaciguada por la idea de jugar con él, mirar su rostro consumido por el miedo, el escuchar sus chillidos mientras pedía piedad. El vikingo que lo acompañaba comenzó a sentir un enorme terror ya que podía ver lo que pronto la ira de Odín se manifestaría como algo horrible si no lo lograba calmar, ¿pero que podía hacer él? Un simple mortal para poder convencer a un dios de que aún no era el momento de desatar sus infinitos poderes. La nieve que se encontraba alrededor del dios se comenzó a esparcir de tal forma que parecían retazos de tela blanca que comenzaban a ser llevadas por una enorme ráfaga de viento.
Al principio el joven de cabellos plateados pensó en la posibilidad de dejarlos ir con vida, pero después de ver el bosque hecho trisas decidió acabar con sus miserables vidas.-¡Señor espere!...debe de esperan un poco más.-El dio se volteó hacia el hombre mientras lo miraba con sus ojos que se encontraban encendidos por su cosmos, quitándoles con ellos su tono dorado y dejando ver un color plateado brillante. Levanto su mano la cual apuntaba a Sigfrid con todas las intenciones de matarlo.-Mi señor si desata su ira no solo acaba con Deleore y sus seguidores, sino que también con la gente que aún espera el regreso del joven príncipe…ósea, usted.-Odín se encontraba un poco indeciso ya que por una parte quería acabar ya con Deleore, pero por otra parte también quería salvar a los pocos que aun creían en él. Suspiro y dejo de apuntar al vikingo con su mano mientras intentaba tranquilizarse comenzó a suprimir su cosmos para ya no causar tanto alboroto antes de tiempo.
Sin decir alguna palabra el dios se agacho para tomar un puñado de nieve que yacía bajo sus pies.-Supongo que aguardare un poco más...-Lanzo el puñado de nieve hacia arriba para que los cubriera a ambos, enseguida la nieve que los cubrió se comenzó a transformar en túnicas de color marrón.-Ahora vamos al pueblo para que comencemos con el juego.-Sujeto el gorro que se encontraba en su espalda para colocarlo sobre su rostro, a diferencia de la túnica de Sigfrid la del dios se encontraba completamente hecha harapos para aparentar un poco de maltrato, también se encontraba cubierta por algunas manchas oscuras que daban la impresión de ser sangre.-Es hora de pequeña actuación Sigfrid...
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