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Un nuevo comienzo
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Un nuevo comienzo
Un hombre joven, de cabello negro y con una resplandeciente armadura de oro, se aproximaba rápidamente hacia el Santuario. Se había separado de su compañero de viaje Genas, quien le había enseñado lo básico, como aprender a controlar su cosmos, desarrollar poderosas defensas y ataques, e incluso a manejar la velocidad legendaria que poseían todos los caballero de oro al servicio de la Diosa Athena. La armadura debía estar dentro de la caja en la que vino a él, pero Night había optado por llevarla puesta para ser reconocido por sus camaradas; temía que éstos lo atacaran y lo confundieran con un guerrero de un ejercito diferente.
En cierta forma, aquella Cloth de oro iba a servir como identificación. Autenticando la validez del rango y lealtad de aquel hombre de ojos carmesí como la sangre. En su mano izquierda estaba un mapa, que había sido trazado por Genas y entregado al Capricornio tras despedirse del fénix de bronce en el puerto. Fue decisión de Genas dejar que Night siguiera su viaje solo, pues el destino de un dorado era diferente al de un caballero de bronce. Mientras que los Santos de bronce tenían la libertad para estar en cualquier lugar, un caballero de oro tenía que permanecer atado a la casa que tenia que proteger en el complejo de templos zodiacales.
La cabra de oro, pronto se iba a reunir con sus compañeros. Comía ansias por ver a sus hermanos de armas, y poder aprender más. Era como un niño curioso, que quería comprenderlo todo. Mientras se acercaba más a las imponentes estructuras, el joven comenzó a sentir una energía que brotaba desde su interior, con tremenda fuerza, como si intentara salir.
Estaba apunto de descubrir un nuevo talento que le ayudaría a combatir, pero que para él todavía era desconocido aquel poder especial que estaba palpitando en su interior. Se sentía tan lleno de vida, como si fuera capaz de hacerlo todo. Nadie podría detenerlo, nadie. Se acercaba manteniendo un paso firme y veloz, sin vacilar, sólo pensando en llegar a su destino.
Había sido un viaje largo para Night, y estaba impaciente por culminarlo. Una experiencia que no podría olvidar nunca, y todo se lo debía al caballero de fénix. Y también debía agradecerlo a su cualidad para asimilar nuevos conocimientos con tanta velocidad.
Un velo color oro comenzó a materializarse alrededor del cuerpo de Night, provocándole un cosquilleo mientras seguía agarrando velocidad. Dando saltos y trepando sin descanso por el sinuoso camino. Cuando llegó, vio una imponente escalera que conducía hacia los Doce templos. Eran muchos escalones, y estaba listo para subir, pero antes de continuar se detuvo en seco.
Las dudas regresaban, preguntándose si era digno de ser un caballero del ejército de Athena. Estaba titubeando, algo que no había ocurrido antes. En todo el camino había estado seguro de sí mismo, no había retrocedido ni un paso ni cuando llegó a Rodorio. Pero al ver las escaleras le fue imposible no perder la confianza.
-¿Tengo lo que se necesita?- dijo en un susurro, colgando la pregunta en el aire.
En cierta forma, aquella Cloth de oro iba a servir como identificación. Autenticando la validez del rango y lealtad de aquel hombre de ojos carmesí como la sangre. En su mano izquierda estaba un mapa, que había sido trazado por Genas y entregado al Capricornio tras despedirse del fénix de bronce en el puerto. Fue decisión de Genas dejar que Night siguiera su viaje solo, pues el destino de un dorado era diferente al de un caballero de bronce. Mientras que los Santos de bronce tenían la libertad para estar en cualquier lugar, un caballero de oro tenía que permanecer atado a la casa que tenia que proteger en el complejo de templos zodiacales.
La cabra de oro, pronto se iba a reunir con sus compañeros. Comía ansias por ver a sus hermanos de armas, y poder aprender más. Era como un niño curioso, que quería comprenderlo todo. Mientras se acercaba más a las imponentes estructuras, el joven comenzó a sentir una energía que brotaba desde su interior, con tremenda fuerza, como si intentara salir.
Estaba apunto de descubrir un nuevo talento que le ayudaría a combatir, pero que para él todavía era desconocido aquel poder especial que estaba palpitando en su interior. Se sentía tan lleno de vida, como si fuera capaz de hacerlo todo. Nadie podría detenerlo, nadie. Se acercaba manteniendo un paso firme y veloz, sin vacilar, sólo pensando en llegar a su destino.
Había sido un viaje largo para Night, y estaba impaciente por culminarlo. Una experiencia que no podría olvidar nunca, y todo se lo debía al caballero de fénix. Y también debía agradecerlo a su cualidad para asimilar nuevos conocimientos con tanta velocidad.
Un velo color oro comenzó a materializarse alrededor del cuerpo de Night, provocándole un cosquilleo mientras seguía agarrando velocidad. Dando saltos y trepando sin descanso por el sinuoso camino. Cuando llegó, vio una imponente escalera que conducía hacia los Doce templos. Eran muchos escalones, y estaba listo para subir, pero antes de continuar se detuvo en seco.
Las dudas regresaban, preguntándose si era digno de ser un caballero del ejército de Athena. Estaba titubeando, algo que no había ocurrido antes. En todo el camino había estado seguro de sí mismo, no había retrocedido ni un paso ni cuando llegó a Rodorio. Pero al ver las escaleras le fue imposible no perder la confianza.
-¿Tengo lo que se necesita?- dijo en un susurro, colgando la pregunta en el aire.
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Primer post de seis, especialización en el elemento: manipulación del sonido.
Primer post de seis, especialización en el elemento: manipulación del sonido.
Night- General Marino
- Reino : Atlántida
Ataques :
AD - Burning Star Crusher (2550)
AD - Tempestad de los Jóvenes Águila (2650)
AM - Abyss Retrace (2850)
AM - Posesión Divina (2950)
AF - Carte Garde (3150)
Defensa :
Extra HandsDE - Blooming
Cantidad de envíos : 248
Re: Un nuevo comienzo
Era un día soleado en el Santuario, las actividades habían empezado desde temprano por lo que había mucho movimiento en todos lados. Los aspirantes habían empezado a entrenar desde el amanecer y era hora de un pequeño descanso.
A poca distancia de las primeras escalinatas hacia el primer templo, había un pequeño grupo de aspirantes que parecía descansar. Dos de ellos comenzaron a empujarse mientras los otros dos trataban de calmarlos, el que parecía ser mayor, un chico castaño de ojos verdes tomó de la cintura del otro chico de cabellos celestes, una máscara que alzó y demostró con orgullo.
El chico peli celeste trató de golpearlo pero el otro fue más rápido y comenzó a correr pero era algo difícil alcanzarlo. - ¡Yulij, ya déjalo!- gritaban los otros dos que corrían detrás. Finalmente, cuando estaban a pocos metros de las escaleras, el chico de cabellos celestes, alcanzó a quitarse uno de los zapatos y lo lanzó, con tanta fuerza, que logró golpear la cabeza de castaño y hacerlo caer al suelo. La máscara salió volando por los aires hasta los pies de otro joven a quien ninguno había visto.
El chico no le dio mucha importancia y se abalanzó sobre el castaño listo para golpearlo.- Yu-Yulij Detente, solo estaba jugando.- Excusó el castaño- ¿Jugando? Sabías que para una amazona, el verle sin la máscara es una ofensa peor que verla desnuda, y aun así lo hiciste.- Dijo el joven de nombre Yulij. Antes de poder golpearlo los otros dos le sujetaron y levantaron para calmarle. - Tranquilízate, además, presta atención. ¿no escuchas algo raro?- preguntó el más joven. - ¿ Algo raro?, Sólo los quejidos de... ¿una mujer? -dijo extrañado; otro de los chicos que le acompañaban se le acercó al otro caballero- Us...usted escucha esas voces, ¿verdad?- Preguntó con algo de dificultad, era el mas introvertido de los cuatro.
Los cuatro jóvenes escuchaban gemidos, lamentos, gritos de dolor mas no podían ver quién los producía, el castaño se levantó reflejando temor en su mirada, tomó la máscara metálica y se la regresó a Yulij -Y-yo... me retiro ¡Tengo que entrenar! -nuevamente se excusó para salir corriendo y vilmente huir. -Y..yo también iré, nos vemos después Yulij- dijo el más pequeño. - ¿Acaso son cobardes? ¿Cómo piensan ser caballeros si.. huyen asi?... Tu también te irás, Teneo -volteó hacia donde estaba el caballero dorado y donde supuestamente estaba el otro chico pero no había nadie más que el caballero- Serán... Tú... ¿ No escuchas esos sonidos? -preguntó al joven a quien se acercó con suma confianza.
Era alguien que no sentía alguna diferencia entre Caballero y aspirante. Era algo que muchas veces le causaba problemas con sus superiores pero era algo que no podía evitar hacer. Aún así, aquellos ruidos en su cabeza comenzaban a inquietarle bastante.
A poca distancia de las primeras escalinatas hacia el primer templo, había un pequeño grupo de aspirantes que parecía descansar. Dos de ellos comenzaron a empujarse mientras los otros dos trataban de calmarlos, el que parecía ser mayor, un chico castaño de ojos verdes tomó de la cintura del otro chico de cabellos celestes, una máscara que alzó y demostró con orgullo.
El chico peli celeste trató de golpearlo pero el otro fue más rápido y comenzó a correr pero era algo difícil alcanzarlo. - ¡Yulij, ya déjalo!- gritaban los otros dos que corrían detrás. Finalmente, cuando estaban a pocos metros de las escaleras, el chico de cabellos celestes, alcanzó a quitarse uno de los zapatos y lo lanzó, con tanta fuerza, que logró golpear la cabeza de castaño y hacerlo caer al suelo. La máscara salió volando por los aires hasta los pies de otro joven a quien ninguno había visto.
El chico no le dio mucha importancia y se abalanzó sobre el castaño listo para golpearlo.- Yu-Yulij Detente, solo estaba jugando.- Excusó el castaño- ¿Jugando? Sabías que para una amazona, el verle sin la máscara es una ofensa peor que verla desnuda, y aun así lo hiciste.- Dijo el joven de nombre Yulij. Antes de poder golpearlo los otros dos le sujetaron y levantaron para calmarle. - Tranquilízate, además, presta atención. ¿no escuchas algo raro?- preguntó el más joven. - ¿ Algo raro?, Sólo los quejidos de... ¿una mujer? -dijo extrañado; otro de los chicos que le acompañaban se le acercó al otro caballero- Us...usted escucha esas voces, ¿verdad?- Preguntó con algo de dificultad, era el mas introvertido de los cuatro.
Los cuatro jóvenes escuchaban gemidos, lamentos, gritos de dolor mas no podían ver quién los producía, el castaño se levantó reflejando temor en su mirada, tomó la máscara metálica y se la regresó a Yulij -Y-yo... me retiro ¡Tengo que entrenar! -nuevamente se excusó para salir corriendo y vilmente huir. -Y..yo también iré, nos vemos después Yulij- dijo el más pequeño. - ¿Acaso son cobardes? ¿Cómo piensan ser caballeros si.. huyen asi?... Tu también te irás, Teneo -volteó hacia donde estaba el caballero dorado y donde supuestamente estaba el otro chico pero no había nadie más que el caballero- Serán... Tú... ¿ No escuchas esos sonidos? -preguntó al joven a quien se acercó con suma confianza.
Era alguien que no sentía alguna diferencia entre Caballero y aspirante. Era algo que muchas veces le causaba problemas con sus superiores pero era algo que no podía evitar hacer. Aún así, aquellos ruidos en su cabeza comenzaban a inquietarle bastante.
Re: Un nuevo comienzo
Segundo post de seis, especialización manipulación del sonido.
El joven seguía mirando las escaleras con indecisión, preguntándose si en verdad era lo suficiente bueno y apto para seguir con el camino. Sí, estaba siendo realmente cobarde al no querer avanzar más cuando él por sí mismo era el que se había impulsado hasta aquellas tierras que eran no totalmente conocidas. Y quizá tenía la razón, que estaba pisando el lugar que no le correspondía y sólo habían sido cosas de la suerte haber llegado tan lejos. Que en realidad todo había sido una enorme perdida de valioso tiempo que no se podría recuperar y que se estuvo mintiendo al decirse que podría ser uno de los elegidos, como les llamaba el otro joven, Genas.
Aunque si eso era cierto se sentiría furioso, irritado, por haber tenido que hacer ese largo viaje sólo para encontrarse con la puerta y dar vuelta, sin antes probar que estaba haciendo lo correcto. Un brillo blanco que era desprendido de la silueta de Night comenzó a tomar más cuerpo, resplandeciendo y volviéndose una luz que iluminaba ligeramente al muchacho. Las luces extrañas que hacían acto de presencia al invocar sus poderes aparecieron también, pero sólo eran visibles para los ojos de Night.
Parecían estar enojadas, causado su bramido por la inseguridad que proyectaba el joven, casi como si ellas hubieran visto todo su desarrollo como caballero y no quisieran verlo irse por donde vino. Las esferas, que parecían no pesar nada y rondaban alrededor del pelinegro brillaban con mayor intensidad según el cosmos iba extendiéndose. Esas partículas de luz producían un ligero chillido, que progresaba, haciéndose más potente para dar origen a un grito desgarrador, como el aullido de las almas dolidas.
-Lloran por mí? No quieren que dejé todo inconcluso?-
Dijo, intentando aplacar a las descontroladas animas que le rodearon y se comunicaban con él mediante gritos que pondrían al más valiente a temblar. Quería consolarlas, pues no soportaba escuchar su apabullante sonido golpear sus tímpanos. Causaba cierto grado de dolor, eso no podía ocultarlo.
Todo indicaba que Night no era el único con la capacidad de escuchar esos sonidos extraños, y gracias a un chico que le preguntó si también oía los sonidos raros supo que sólo él podía verlas girar a su alrededor. -Deberías irte, hay almas lamentándose a mi alrededor y podrías salir muy... herido.- le advirtió, pero sólo eso, pues no pensaba ser niñera de nadie, si quería marcharse que lo hiciera, le daba lo mismo.
Aunque si eso era cierto se sentiría furioso, irritado, por haber tenido que hacer ese largo viaje sólo para encontrarse con la puerta y dar vuelta, sin antes probar que estaba haciendo lo correcto. Un brillo blanco que era desprendido de la silueta de Night comenzó a tomar más cuerpo, resplandeciendo y volviéndose una luz que iluminaba ligeramente al muchacho. Las luces extrañas que hacían acto de presencia al invocar sus poderes aparecieron también, pero sólo eran visibles para los ojos de Night.
Parecían estar enojadas, causado su bramido por la inseguridad que proyectaba el joven, casi como si ellas hubieran visto todo su desarrollo como caballero y no quisieran verlo irse por donde vino. Las esferas, que parecían no pesar nada y rondaban alrededor del pelinegro brillaban con mayor intensidad según el cosmos iba extendiéndose. Esas partículas de luz producían un ligero chillido, que progresaba, haciéndose más potente para dar origen a un grito desgarrador, como el aullido de las almas dolidas.
-Lloran por mí? No quieren que dejé todo inconcluso?-
Dijo, intentando aplacar a las descontroladas animas que le rodearon y se comunicaban con él mediante gritos que pondrían al más valiente a temblar. Quería consolarlas, pues no soportaba escuchar su apabullante sonido golpear sus tímpanos. Causaba cierto grado de dolor, eso no podía ocultarlo.
Todo indicaba que Night no era el único con la capacidad de escuchar esos sonidos extraños, y gracias a un chico que le preguntó si también oía los sonidos raros supo que sólo él podía verlas girar a su alrededor. -Deberías irte, hay almas lamentándose a mi alrededor y podrías salir muy... herido.- le advirtió, pero sólo eso, pues no pensaba ser niñera de nadie, si quería marcharse que lo hiciera, le daba lo mismo.
Night- General Marino
- Reino : Atlántida
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AD - Tempestad de los Jóvenes Águila (2650)
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AM - Posesión Divina (2950)
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Re: Un nuevo comienzo
El joven quedó anonadado mas se mantuvo tranquilo en todo momento, aquellos lamentos que podía escuchar eran causados por almas que le seguían. Parecía que ya se había acostumbrado un poco pero eso no quitaba que fuera algo realmente extraño. - ¿Irme? No pienso irme sólo por escuchar almas quejándose. No es diferente a escuchar a la gente cuando sufre por las guerras.-
Aquellos bullicios parecían reclamantes, molestos; Era curioso, parecía que le empujaban a seguir con algo que él quería tratar de evitar. No quiso meterse tanto en otros asuntos pero era algo por lo que sentía una extraña inquietud. Alzó su mano levemente hacia el Caballero de cabellera color azabache. Una sonrisa inclinada y larga se dibujó en sus labios. - Mi nombre es Yulij, ¿ quién eres tu, Caballero de Capricornio?- Comentó con curiosidad esperando que el chico hiciese por lo menos alguna seña.
Detrás, el trío de compañeros observaban curiosos lo que sucedía, se encontraban a una distancia en la que ya no escuchaban aquellos bullicios escabrosos por lo que se ocultaron detrás de enormes rocas para observar a su compañero tratando de familiarizarse con los superiores. - Es... increíble, ¿Qué creen que haga? ¿Creen que le pida entrenamiento?- comentó el más sumiso. -Tch, no lo creo, debe saber cuál es su lugar como simple aprendiz. Además... si lo hace ya sabe que su secreto estaría en riesgo y eso le traería muchos problemas... - Comentó el castaño, tenía toda la razón, el secreto más importante de aquel chico se pondría en peligro si recurriese a tal cosa. - Aunque, después de todo, es Yulij. Nunca sabemos qué sucederá si se encuentra en el camino, ¿Cierto? Así que procuremos ser los únicos en saber su gran secreto.-
Poco le importaba aquel secreto suyo. Después de todo, era la misma persona. Seguía peleando por lo mismo, tendría los mismos ideales y metas. Pero para Yulij, valía la pena arriesgarse un poco. No sabría lo que pasaría hasta que llegase el momento justo. Y cuando llegara, ya se las apañaría por sus propias manos.
Aquellos bullicios parecían reclamantes, molestos; Era curioso, parecía que le empujaban a seguir con algo que él quería tratar de evitar. No quiso meterse tanto en otros asuntos pero era algo por lo que sentía una extraña inquietud. Alzó su mano levemente hacia el Caballero de cabellera color azabache. Una sonrisa inclinada y larga se dibujó en sus labios. - Mi nombre es Yulij, ¿ quién eres tu, Caballero de Capricornio?- Comentó con curiosidad esperando que el chico hiciese por lo menos alguna seña.
Detrás, el trío de compañeros observaban curiosos lo que sucedía, se encontraban a una distancia en la que ya no escuchaban aquellos bullicios escabrosos por lo que se ocultaron detrás de enormes rocas para observar a su compañero tratando de familiarizarse con los superiores. - Es... increíble, ¿Qué creen que haga? ¿Creen que le pida entrenamiento?- comentó el más sumiso. -Tch, no lo creo, debe saber cuál es su lugar como simple aprendiz. Además... si lo hace ya sabe que su secreto estaría en riesgo y eso le traería muchos problemas... - Comentó el castaño, tenía toda la razón, el secreto más importante de aquel chico se pondría en peligro si recurriese a tal cosa. - Aunque, después de todo, es Yulij. Nunca sabemos qué sucederá si se encuentra en el camino, ¿Cierto? Así que procuremos ser los únicos en saber su gran secreto.-
Poco le importaba aquel secreto suyo. Después de todo, era la misma persona. Seguía peleando por lo mismo, tendría los mismos ideales y metas. Pero para Yulij, valía la pena arriesgarse un poco. No sabría lo que pasaría hasta que llegase el momento justo. Y cuando llegara, ya se las apañaría por sus propias manos.
Re: Un nuevo comienzo
Las voces eran cada vez más presentes, escuchándose más fuertes y molestas, inspirando algo de miedo en Night. Se acordaba de la vez primera en que había llamado a las almas errantes, sí, cómo iba a olvidar aquello, cuando las almas tomaron la forma de unas manos largas y pálidas y luego miró con sorpresa a Genas cuando éste le dijo que las luces que lo rodeaban eran almas. Aún en ese punto, de haber conseguido experiencia y tener que estar ya acostumbrado a ese tipo de eventos, no lo hacía, era todavía muy aterrador encarar a los espíritus.
Le desagradaba enormemente que las almas estuvieran interfiriendo, pues no era asunto suyo lo que él decidiera hacera con su vida. Después de todo, si iba a luchar se pondría en constante riesgo peleando por una causa que no terminaba de convencerlo. La guerra, las peleas, la sangre, todo eso traía malos recuerdos. A su cabeza venia todo lo malo que tuvo que pasar cuando su pueblo natal se vio hundido en la guerra y luego de él no quedó nada, sólo fuego y casas destruidas. Por ello estaba inseguro, porque no sabía si estaba preparado para ser un hombre de guerra cuando todavía se sentía un niño incapaz de alzar los puños y combatir.
Aunque Night aparentaba ser un hombre duro y con un gran ego, sólo se trataba de una fachada creada por el mismo para no ser tachado de débil. Él nunca había tenido necesidad de luchar, y no la tenia en esos momentos, podía escoger retirarse y jamás volver si tan poco confiado se sentía. El canto de las almas evitaba que se fuera, pues ellas le hacían recordar todos los pasos, todos los caminos, todo lo aprendido, cosas que se iban a desperdiciar si se atrevía a marcharse.
-¿Qué debo hacer?
-Luchar.
-¿Por qué he de hacerlo?
-Tienes que hacerlo, sólo así podrás demostrar lo que vales. No a los demás, sino a ti mismo. Si te vas seguirás siendo cobarde y nunca podrás mirarte como lo que pudiste ser en verdad. Y te recordamos, la razón de irte es debido a que afirmabas que tu vida era aburrida, se te presentó esta oportunidad y la tomaste, y ahora te quieres ir... Si te vas, ¿qué es lo que te espera? ¿Entiendes lo que tratamos de decir?
-Sí... Yo acepté portar esta armadura porque en Roma no tenía futuro, ni rumbo, ni esperanza. Yo no veo a Athena como a una Diosa, la veo como una oportunidad, la oportunidad para escapar de mi vida sin propósito ni rumbo. Lo sé, soy egocéntrico, sólo me preocupo por mí, pero así soy yo.
-No soy un héroe, no soy valiente, no soy noble, no soy justo... Soy Night. No seré un hombre perfecto que lucha por causas justas, pero tampoco soy una mala persona. Luchare por Athena, pero fuera de eso me interesare sólo en mí, el resto se puede ir al demonio.
Entendido.- dijeron las voces de las almas al unísono, las cuales seguían sin ser visibles, pero sus voces indicaban que estaban ahí. La conversación no había sido privada, cualquiera que estuviera en los alrededores pudo haber escuchado las voces fantasmales sermonear a Night. El joven creía estar sólo, pues ya no prestó atención al mundo que lo rodeaba.
-Ustedes me asustan porque gritan la verdad...
Yo soy Night.
Dijo para finalizar, con sus ojos perdidos y una sonrisa dudosa.
Le desagradaba enormemente que las almas estuvieran interfiriendo, pues no era asunto suyo lo que él decidiera hacera con su vida. Después de todo, si iba a luchar se pondría en constante riesgo peleando por una causa que no terminaba de convencerlo. La guerra, las peleas, la sangre, todo eso traía malos recuerdos. A su cabeza venia todo lo malo que tuvo que pasar cuando su pueblo natal se vio hundido en la guerra y luego de él no quedó nada, sólo fuego y casas destruidas. Por ello estaba inseguro, porque no sabía si estaba preparado para ser un hombre de guerra cuando todavía se sentía un niño incapaz de alzar los puños y combatir.
Aunque Night aparentaba ser un hombre duro y con un gran ego, sólo se trataba de una fachada creada por el mismo para no ser tachado de débil. Él nunca había tenido necesidad de luchar, y no la tenia en esos momentos, podía escoger retirarse y jamás volver si tan poco confiado se sentía. El canto de las almas evitaba que se fuera, pues ellas le hacían recordar todos los pasos, todos los caminos, todo lo aprendido, cosas que se iban a desperdiciar si se atrevía a marcharse.
-¿Qué debo hacer?
-Luchar.
-¿Por qué he de hacerlo?
-Tienes que hacerlo, sólo así podrás demostrar lo que vales. No a los demás, sino a ti mismo. Si te vas seguirás siendo cobarde y nunca podrás mirarte como lo que pudiste ser en verdad. Y te recordamos, la razón de irte es debido a que afirmabas que tu vida era aburrida, se te presentó esta oportunidad y la tomaste, y ahora te quieres ir... Si te vas, ¿qué es lo que te espera? ¿Entiendes lo que tratamos de decir?
-Sí... Yo acepté portar esta armadura porque en Roma no tenía futuro, ni rumbo, ni esperanza. Yo no veo a Athena como a una Diosa, la veo como una oportunidad, la oportunidad para escapar de mi vida sin propósito ni rumbo. Lo sé, soy egocéntrico, sólo me preocupo por mí, pero así soy yo.
-No soy un héroe, no soy valiente, no soy noble, no soy justo... Soy Night. No seré un hombre perfecto que lucha por causas justas, pero tampoco soy una mala persona. Luchare por Athena, pero fuera de eso me interesare sólo en mí, el resto se puede ir al demonio.
Entendido.- dijeron las voces de las almas al unísono, las cuales seguían sin ser visibles, pero sus voces indicaban que estaban ahí. La conversación no había sido privada, cualquiera que estuviera en los alrededores pudo haber escuchado las voces fantasmales sermonear a Night. El joven creía estar sólo, pues ya no prestó atención al mundo que lo rodeaba.
-Ustedes me asustan porque gritan la verdad...
Yo soy Night.
Dijo para finalizar, con sus ojos perdidos y una sonrisa dudosa.
Tercer post de seis, especialización en Sonido.
Off:
Night
Almas
Night- General Marino
- Reino : Atlántida
Ataques :
AD - Burning Star Crusher (2550)
AD - Tempestad de los Jóvenes Águila (2650)
AM - Abyss Retrace (2850)
AM - Posesión Divina (2950)
AF - Carte Garde (3150)
Defensa :
Extra HandsDE - Blooming
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Re: Un nuevo comienzo
Las voces no cesaban, ahora se podía escuchar claramente que entablaban conversación con el Caballero dorado, sentía que ya no tenía nada que ver ahí, después de todo, sólo se habían encontrado por casualidad pero había una peculiar sensación que le hacía quedarse ahí, escuchando con suma atención la discusión que se estaba suscitando.
Una suave brisa revolvió sus cortos cabellos turquesas, de los cuales colocó un mechón detrás de su oreja y, repentinamente alcanzó a ver cómo un largo mechón del mismo color se mecía a un costado. Sus orbes se abrieron sorprendidos, su sangre se heló y sintió que todo a su alrededor se detenía. Al tomar con su mano aquel mechón y lo jaló suavemente supo que no era de su cabeza. Extrañado se giró hacia atrás para llevarse un gran susto. Había una persona detrás de él y ni siquiera le sintió, cosa que realmente le extrañaba. No obstante, algo en aquella persona era extraña, no sentía su presencia, no podía ver claramente su rostro y ni siquiera tenía ese aroma característico y único en las personas. Yulij extendió su diestra para alcanzar a aquella persona, de sexo indefinido, pero parecía inalcanzable a la vez de que sabía que estaba a una corta distancia.
Una persona de larga cabellera ondulada del mismo color que los cabellos del chico, parecía tener la mirada clavaba en el Caballero Dorado. Yulij por fin la alcanzó pero al momento de sujetar sus ropas aquella persona gritó de tal manera que podría descargar toda la furia que tendría dentro. El grito era ensordecedor, Yulij retrocedió y cubrió sus oídos, era impresionante el sentimiento que aquel grito de desesperación podía inspirar.
Para sorpresa de Yulij, quien ahora yacía sentado en el suelo por caer gracias a la sorpresa, las almas que seguían al Caballero reaccionaban con aquel ensordecedor y furioso llamado. Parecían estar a la defensiva y el chico seguía sin entender nada, más importante era ¿Quién demonios era aquella persona?.
Los minutos y segundos parecían horas para el muchacho de cabellos turquesas pero pronto cesaría, la misteriosa persona parecía quedarse sin voz, el grito parecía cada vez más ronco y sin fuerza; se había cansado. Quedaría el aturdimiento, sus oídos se habían acostumbrado a tal grito que ahora era extraño escuchar el silencio del terreno. El chico bajó sus brazos lentamente mientras observaba a aquel ser. Se veía notoriamente cansada, agitada, e incluso era perceptible ver cómo corrían lágrimas por sus mejillas.
Lo que Yulij ignoraba, era que sólo él y nadie más podía ver a aquella figura. El ser giró su cabeza hacia Yulij y éste sólo se tensó. Sonreía con calidez, y hasta cierto punto con algo de ternura; extendió su brazo y él solo no podía quitarle la mirada hacia su rostro; era extraño, como si se tratase de un sueño, por más esfuerzo que hiciera no podía ver claramente su rostro, sólo su cálida sonrisa. El brazo del muchacho se levantó lenta y temblorosamente, sus dedos rozaron insignificantemente los de aquella figura y jamás imagino que alguien pudiera tener tan fríamente su cuerpo.
Seguía anonadado, sólo estaba ahí, en el suelo, con el brazo extendido, los dedos temblorosos y la sorpresa e incredibilidad en su rostro. Se sentía mal, ahora ignoraba por completo lo que fuera que estuviesen diciendo aquellas almas, algo le enfermaba, tal vez era el hecho de la presencia de aquel extraño ser; si, tal vez era eso, la sensación de ver a alguien que no inspiraba ningún acto de presencia o existencia, algo simplemente inexplicable.
Una suave brisa revolvió sus cortos cabellos turquesas, de los cuales colocó un mechón detrás de su oreja y, repentinamente alcanzó a ver cómo un largo mechón del mismo color se mecía a un costado. Sus orbes se abrieron sorprendidos, su sangre se heló y sintió que todo a su alrededor se detenía. Al tomar con su mano aquel mechón y lo jaló suavemente supo que no era de su cabeza. Extrañado se giró hacia atrás para llevarse un gran susto. Había una persona detrás de él y ni siquiera le sintió, cosa que realmente le extrañaba. No obstante, algo en aquella persona era extraña, no sentía su presencia, no podía ver claramente su rostro y ni siquiera tenía ese aroma característico y único en las personas. Yulij extendió su diestra para alcanzar a aquella persona, de sexo indefinido, pero parecía inalcanzable a la vez de que sabía que estaba a una corta distancia.
Una persona de larga cabellera ondulada del mismo color que los cabellos del chico, parecía tener la mirada clavaba en el Caballero Dorado. Yulij por fin la alcanzó pero al momento de sujetar sus ropas aquella persona gritó de tal manera que podría descargar toda la furia que tendría dentro. El grito era ensordecedor, Yulij retrocedió y cubrió sus oídos, era impresionante el sentimiento que aquel grito de desesperación podía inspirar.
Para sorpresa de Yulij, quien ahora yacía sentado en el suelo por caer gracias a la sorpresa, las almas que seguían al Caballero reaccionaban con aquel ensordecedor y furioso llamado. Parecían estar a la defensiva y el chico seguía sin entender nada, más importante era ¿Quién demonios era aquella persona?.
Los minutos y segundos parecían horas para el muchacho de cabellos turquesas pero pronto cesaría, la misteriosa persona parecía quedarse sin voz, el grito parecía cada vez más ronco y sin fuerza; se había cansado. Quedaría el aturdimiento, sus oídos se habían acostumbrado a tal grito que ahora era extraño escuchar el silencio del terreno. El chico bajó sus brazos lentamente mientras observaba a aquel ser. Se veía notoriamente cansada, agitada, e incluso era perceptible ver cómo corrían lágrimas por sus mejillas.
Lo que Yulij ignoraba, era que sólo él y nadie más podía ver a aquella figura. El ser giró su cabeza hacia Yulij y éste sólo se tensó. Sonreía con calidez, y hasta cierto punto con algo de ternura; extendió su brazo y él solo no podía quitarle la mirada hacia su rostro; era extraño, como si se tratase de un sueño, por más esfuerzo que hiciera no podía ver claramente su rostro, sólo su cálida sonrisa. El brazo del muchacho se levantó lenta y temblorosamente, sus dedos rozaron insignificantemente los de aquella figura y jamás imagino que alguien pudiera tener tan fríamente su cuerpo.
Seguía anonadado, sólo estaba ahí, en el suelo, con el brazo extendido, los dedos temblorosos y la sorpresa e incredibilidad en su rostro. Se sentía mal, ahora ignoraba por completo lo que fuera que estuviesen diciendo aquellas almas, algo le enfermaba, tal vez era el hecho de la presencia de aquel extraño ser; si, tal vez era eso, la sensación de ver a alguien que no inspiraba ningún acto de presencia o existencia, algo simplemente inexplicable.
Re: Un nuevo comienzo
La cabalgata se había vuelto el mayor fiasco posible en la historia de Manigoldo. Llevaban horas buscando un buen lugar donde acampar, pero nada le parecía adecuado al hombre… los sitios eran muy desprotegidos, muy visibles, muy fríos, muy secos, muy húmedos… no habían encontrado ningún lugar donde mereciera poner su cabeza en la tierra y dormir. El asunto lo traía bastante irritado, de hecho si tenía que escuchar a Jezzara quejándose por no haber encontrado el Santuario, o un lugar para dormir… hubiese reaccionado de la peor forma posible y simplemente explotado todo lo que estaba guardando desde la tarde. Estaba irritado, fastidiado y harto de cabalgar. Ese silencio le calaba el estomago. El hecho de que entre él y la mujer no se hubiese hablado nada lo traía enojado y de pésimo humor.
Y para la guinda de la torta de su mierdosa situación… estaba perdido. Sí, él, uno de los legionarios mas destacados de la doceava legión que asaltaba fortalezas en todas partes del mundo… que había recorrido Britania, la Galia, Hispania, Germania, Persia, Egipto, Macedonia y Grecia… estaba perdido. No tenía la más mínima idea de que tan lejos o cerca estaba el Santuario desde que el sol se había escondido. Había algo extraño en ese lugar que lo había hecho desorientarse por completo, o tal vez, el mal rato que había pasado con Jezzara le había arruinado la concentración.
De cualquier forma, estaba cabalgando cuando a lo lejos vio una luz azulesca en el camino. Sonrió aliviado pensando que finalmente había encontrado gente en medio de esa nada y le podría pedir direcciones sobre donde estaban. La oscuridad de la noche era espesa, había pasado tanto tiempo sobre ese caballo que lo único que ya estaba deseando era armar una fogata, comer algo y dormir… tal vez podrían hacerlo si esas personas estaban ahí alumbrando el camino.
Decepcionante fue cuando descubrió al acercarse, que lo que sus ojos veían a la distancia eran almas en pena… muertos… alumbrando el camino alrededor de un hombre y un montón de críos.
- No te muevas. No hables. – Le ordenó a Jezzara en voz baja con su mirada seria y fija en Night. – No son de fiar.
Movió con lentitud su caballo en dirección al hombre. Una persona que lo rodeara la muerte no podía ser buenas noticias. Mantuvo siempre su daga cerca de la mano metida en su bolsillo, jugando con ella en caso de que tuviera que usarla en cualquier instante. El sujeto no le daba una buena impresión, nada bueno podía venir de alguien a quien la muerte seguía. Como sería lo sorprendido que se encontraba que ni si quiera se fijo en el resto de personajes que se encontraba cerca del hombre… pero notó la distancia que había entre todos y las posibilidades de que alguno de esos mocosos intentara dañarlos era baja, se veían débiles y mal alimentados, sobre todo el chico de cabelleras azulescas, un tanto afeminado y mas delgado que de costumbre.
- Salve Roma. – Dijo como acostumbraba decir siempre que se encontraba con un forastero, de cualquier forma sabrían que él era romano pues no hablaba una palabra de griego, sólo el hermoso lenguaje latín que cualquier griego habría entendido lo suficiente como para responder. - ¿Me podrías indicar el camino hacia el Santuario de la diosa Athena que en su ejercito acepta mujeres? - Lo último lo dijo con burla, pues la idea de que una mujer pudiera ser útil en batalla aun le parecía ridicula.
Era claro que estaban perdidos en medio de la noche, de lo contrario Manigoldo habría visto que el Santuario se abría frente a ellos, comenzando las escalinatas a poca distancia. Pero la noche era pesada y el cansancio aun más grande, por lo cual no era realmente su culpa… sin mencionar el hecho de que lo único que podía ver con claridad en esa noche eran los espíritus que rodeaban a esos dos extraños seres. No quiso actuar fuera de lo normal, pero él podía verlos. Era su maldición desde siempre y se acrecentaba en ocasiones como esa cuando se sentía fastidiado. Lo único que lo alegró, fue que ninguna de aquellas almas en pena lo venía persiguiendo a él, hasta ahora, estaba escapando una vez más de la muerte.
Y para la guinda de la torta de su mierdosa situación… estaba perdido. Sí, él, uno de los legionarios mas destacados de la doceava legión que asaltaba fortalezas en todas partes del mundo… que había recorrido Britania, la Galia, Hispania, Germania, Persia, Egipto, Macedonia y Grecia… estaba perdido. No tenía la más mínima idea de que tan lejos o cerca estaba el Santuario desde que el sol se había escondido. Había algo extraño en ese lugar que lo había hecho desorientarse por completo, o tal vez, el mal rato que había pasado con Jezzara le había arruinado la concentración.
De cualquier forma, estaba cabalgando cuando a lo lejos vio una luz azulesca en el camino. Sonrió aliviado pensando que finalmente había encontrado gente en medio de esa nada y le podría pedir direcciones sobre donde estaban. La oscuridad de la noche era espesa, había pasado tanto tiempo sobre ese caballo que lo único que ya estaba deseando era armar una fogata, comer algo y dormir… tal vez podrían hacerlo si esas personas estaban ahí alumbrando el camino.
Decepcionante fue cuando descubrió al acercarse, que lo que sus ojos veían a la distancia eran almas en pena… muertos… alumbrando el camino alrededor de un hombre y un montón de críos.
- No te muevas. No hables. – Le ordenó a Jezzara en voz baja con su mirada seria y fija en Night. – No son de fiar.
Movió con lentitud su caballo en dirección al hombre. Una persona que lo rodeara la muerte no podía ser buenas noticias. Mantuvo siempre su daga cerca de la mano metida en su bolsillo, jugando con ella en caso de que tuviera que usarla en cualquier instante. El sujeto no le daba una buena impresión, nada bueno podía venir de alguien a quien la muerte seguía. Como sería lo sorprendido que se encontraba que ni si quiera se fijo en el resto de personajes que se encontraba cerca del hombre… pero notó la distancia que había entre todos y las posibilidades de que alguno de esos mocosos intentara dañarlos era baja, se veían débiles y mal alimentados, sobre todo el chico de cabelleras azulescas, un tanto afeminado y mas delgado que de costumbre.
- Salve Roma. – Dijo como acostumbraba decir siempre que se encontraba con un forastero, de cualquier forma sabrían que él era romano pues no hablaba una palabra de griego, sólo el hermoso lenguaje latín que cualquier griego habría entendido lo suficiente como para responder. - ¿Me podrías indicar el camino hacia el Santuario de la diosa Athena que en su ejercito acepta mujeres? - Lo último lo dijo con burla, pues la idea de que una mujer pudiera ser útil en batalla aun le parecía ridicula.
Era claro que estaban perdidos en medio de la noche, de lo contrario Manigoldo habría visto que el Santuario se abría frente a ellos, comenzando las escalinatas a poca distancia. Pero la noche era pesada y el cansancio aun más grande, por lo cual no era realmente su culpa… sin mencionar el hecho de que lo único que podía ver con claridad en esa noche eran los espíritus que rodeaban a esos dos extraños seres. No quiso actuar fuera de lo normal, pero él podía verlos. Era su maldición desde siempre y se acrecentaba en ocasiones como esa cuando se sentía fastidiado. Lo único que lo alegró, fue que ninguna de aquellas almas en pena lo venía persiguiendo a él, hasta ahora, estaba escapando una vez más de la muerte.
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Re: Un nuevo comienzo
Seguimos cabalgando durante varios minutos, el camino cada vez se hacía más corto hacia el santuario, pero el clima no ayudaba en mucho, Manigoldo había estado buscando un lugar en donde acampar para descansar un rato sin mucha suerte, no había un cómodo sitio donde dormir y descansar un tiempo. Yo permanecía sin dirigirle ni una sola palabra, no era que no tuviese deseos de hablar, es más era lo que quería, un viaje de dos personas sin que estos se hablaran es algo incómodo e irritante, pero prefería no hacerlo a tener que soportar nuevamente sus críticas, puede ser que con el tiempo volvamos a hablar al menos un poco pero por ahora no era el momento.
Seguía detrás de Manigoldo cuando de pronto vimos a unos muchachos adelante, a deir verdad sentía algo extraño cerca de ellos pero no era malo, pronto Manigoldo me habló, diciéndome que no hable ni me mueva, aquellos sujetos no parecían ser malvados ni nada de eso pero por si las dudas había que tener precauciones, jalé las riendas de mi caballo para detener un poco su paso, ya que mi compañero les habló al muchacho que estaba en frente. Me mantuve en silencio, no tenía nada que decir, más que esperar la respuesta para poder avanzar, a decir verdad estaba bastante agotada, necesitaba un descanso y comer algo.
Seguía detrás de Manigoldo cuando de pronto vimos a unos muchachos adelante, a deir verdad sentía algo extraño cerca de ellos pero no era malo, pronto Manigoldo me habló, diciéndome que no hable ni me mueva, aquellos sujetos no parecían ser malvados ni nada de eso pero por si las dudas había que tener precauciones, jalé las riendas de mi caballo para detener un poco su paso, ya que mi compañero les habló al muchacho que estaba en frente. Me mantuve en silencio, no tenía nada que decir, más que esperar la respuesta para poder avanzar, a decir verdad estaba bastante agotada, necesitaba un descanso y comer algo.
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Re: Un nuevo comienzo
Night seguía viendo la forma en la que las almas destellaban y giraban entorno a él, murmurando entre ellas y volviéndolo loco de poco a poco. Cerró sus ojos para apartarse del resto del mundo, quería tranquilizarse antes de hacer algo más, puesto que sabía bien que cuando se descontrolaba podía tomar todo tipo de decisión idiota, como por ejemplo entrar en el ejercito de Athena, entrenar y no estar seguro en el momento crucial sólo porque alguien lo había retado en un estúpido Coliseo y quería demostrar que no era nada más otro chico aburrido y ordinario.
Todavía podía ver aquel día en el que se había logrado transformar en todo lo que él odiaba y al mismo tiempo formaba parte de él; cubierto de sangre y pidiendo más gladiadores para mutilar con una Gladius. Manchas rojas que parecían estar tatuadas sobre su piel, acompañadas por el olor concentrado de la sangre. En el reflejo de la espada podía ver su rostro distorsionado, como si ese brillo reflejara el monstruo en el que se estaba convirtiendo al tener algo de sangre enfrente.
Era un experto en tomar decisiones precipitadas, se había ido de Roma sin decirle a nadie, sin despedirse, sólo se fue porque así se le antojo. Pero no tenía más opciones, era sacar provecho de esa oportunidad única en la vida o quedarse al lado de su padre para seguir queriendo ser parte del ejército y morir en algún sitio. Aunque además de eso pudo haber huido por tener miedo a ver lo mismo en el reflejo, ese rostro demoniaco pidiendo ver más sangre de un oponente caído en batalla.
Le daba tanta ira ver que aquellas almas conocieran todo sus secretos y ahora se comunicaran entre ellas, debatiendo sobre la vida que llevaba el joven antes de encontrar la cloth dorada de Capricornio y embarcarse en ese viaje. Las murmuraciones de las almas eran más molestas con el pasar de los minutos, como si quisieran hacer que Night explotara.
El muchacho escuchó una voz desconocida, al principio pensó que el que le había hablado era uno de esos mocosos que se escondían detrás del otro muchacho. Por mucho tiempo había ignorado al otro chico de cabello color celeste, pues él ya le había advertido que no era seguro estar junto a su persona cuando los espíritus se ponían a rondarlo. Los lamentos eran la interferencia responsable de que el chico no hubiera oído el sonido del caballo al acercarse.
-¿Es usted ciego? Suba esas escaleras y encontrara lo que está buscando.-
Dijo el chico mientras apuntaba con su dedo, sin abrir los ojos para mirar el rostro del extraño y su acompañante, hacia las escaleras que se encontraban más atrás, las cuales conectaban con el primer templo, la casa de Aries, el punto en el que Night se había congelado y ahora se negaba a pasar.
El Santo observó a las almas, seguían brillando y haciéndose más grandes, como burbujas de luz que aumentaban su tamaño a cada segundo. El movimiento de las almas desesperaba al chico en gran medida, sin contar ese barullo insoportable que sólo él parecía estar escuchando al no oír queja del resto.
-¡¡¡Quiero que se vayan!!!-
Exclamó el joven con gran fuerza y en ese momento las almas guardaron silencio, haciendo que la paz y la calma volvieran a reinar, pero después de eso un pequeño temblor pudo sentirse en la zona. Grietas comenzaron a abrirse bajo los pies de Night y los espíritus bajaron y se metieron dentro de las fisuras. -Yo les dije que se fueran, no que se enterraran.- musitó mientras observaba curioso.
-¿La tierra se está moviendo? Mi día va de mal en peor.- dijo al sentir una segunda sacudida en el terreno.
Todavía podía ver aquel día en el que se había logrado transformar en todo lo que él odiaba y al mismo tiempo formaba parte de él; cubierto de sangre y pidiendo más gladiadores para mutilar con una Gladius. Manchas rojas que parecían estar tatuadas sobre su piel, acompañadas por el olor concentrado de la sangre. En el reflejo de la espada podía ver su rostro distorsionado, como si ese brillo reflejara el monstruo en el que se estaba convirtiendo al tener algo de sangre enfrente.
Era un experto en tomar decisiones precipitadas, se había ido de Roma sin decirle a nadie, sin despedirse, sólo se fue porque así se le antojo. Pero no tenía más opciones, era sacar provecho de esa oportunidad única en la vida o quedarse al lado de su padre para seguir queriendo ser parte del ejército y morir en algún sitio. Aunque además de eso pudo haber huido por tener miedo a ver lo mismo en el reflejo, ese rostro demoniaco pidiendo ver más sangre de un oponente caído en batalla.
Le daba tanta ira ver que aquellas almas conocieran todo sus secretos y ahora se comunicaran entre ellas, debatiendo sobre la vida que llevaba el joven antes de encontrar la cloth dorada de Capricornio y embarcarse en ese viaje. Las murmuraciones de las almas eran más molestas con el pasar de los minutos, como si quisieran hacer que Night explotara.
El muchacho escuchó una voz desconocida, al principio pensó que el que le había hablado era uno de esos mocosos que se escondían detrás del otro muchacho. Por mucho tiempo había ignorado al otro chico de cabello color celeste, pues él ya le había advertido que no era seguro estar junto a su persona cuando los espíritus se ponían a rondarlo. Los lamentos eran la interferencia responsable de que el chico no hubiera oído el sonido del caballo al acercarse.
-¿Es usted ciego? Suba esas escaleras y encontrara lo que está buscando.-
Dijo el chico mientras apuntaba con su dedo, sin abrir los ojos para mirar el rostro del extraño y su acompañante, hacia las escaleras que se encontraban más atrás, las cuales conectaban con el primer templo, la casa de Aries, el punto en el que Night se había congelado y ahora se negaba a pasar.
El Santo observó a las almas, seguían brillando y haciéndose más grandes, como burbujas de luz que aumentaban su tamaño a cada segundo. El movimiento de las almas desesperaba al chico en gran medida, sin contar ese barullo insoportable que sólo él parecía estar escuchando al no oír queja del resto.
-¡¡¡Quiero que se vayan!!!-
Exclamó el joven con gran fuerza y en ese momento las almas guardaron silencio, haciendo que la paz y la calma volvieran a reinar, pero después de eso un pequeño temblor pudo sentirse en la zona. Grietas comenzaron a abrirse bajo los pies de Night y los espíritus bajaron y se metieron dentro de las fisuras. -Yo les dije que se fueran, no que se enterraran.- musitó mientras observaba curioso.
-¿La tierra se está moviendo? Mi día va de mal en peor.- dijo al sentir una segunda sacudida en el terreno.
Cuarto post de seis, especialización en sonido.
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Re: Un nuevo comienzo
El chico seguía inducido en una especie de trance gracias a aquel ser que veía frente a él. Aún sonreía pero ahora ya no le tendía la mano, sólo estaba ahí sin hacer nada. Detrás de aquel ser el chico visualizaba a un hermoso semental, por la poca atención que le prestó, éste se veía muy sano y fuerte, el brillo de la crin confirmaba aquella teoría, el equino sostenía encima a dos personas, ambos jóvenes. Se quedó en el suelo, sentado observando la escena, el caballero de Capricornio respondía de una manera... tosca. No era manera para responder a alguien que recíen llegaba.
Los ojos celestes se posaron en la joven de cabellos dorados que estaba detrás del otro joven y sonrió casi disimuladamente. Finalmente el chico se levantó y se sacudió. Aquel ser aún seguía a su lado sonriendo cálidamente, ¿Acaso nadie le veía? Repentinamente el joven de cabellos azabaches gritó desesperado para aplacar el bullicio de aquellas almas que aún murmuraban. Yulij aún parecía "aturdido" por el hecho anterior, no obstante volvió a llevarse una sorpresa al sentir cómo la tierra debajo de sus pies temblaba repentinamente, Night parecía un poco incrédulo, de la nada comenzaron a abrirse grietas en el suelo seguidas de otro temblor. Yulij retrocedió, ¿qué seguía, lluvia de meteoros? Todo lo que sucedía era extraño, ¿acaso eso era a lo que se refería el caballero?.
Los ojos celestes se posaron en la joven de cabellos dorados que estaba detrás del otro joven y sonrió casi disimuladamente. Finalmente el chico se levantó y se sacudió. Aquel ser aún seguía a su lado sonriendo cálidamente, ¿Acaso nadie le veía? Repentinamente el joven de cabellos azabaches gritó desesperado para aplacar el bullicio de aquellas almas que aún murmuraban. Yulij aún parecía "aturdido" por el hecho anterior, no obstante volvió a llevarse una sorpresa al sentir cómo la tierra debajo de sus pies temblaba repentinamente, Night parecía un poco incrédulo, de la nada comenzaron a abrirse grietas en el suelo seguidas de otro temblor. Yulij retrocedió, ¿qué seguía, lluvia de meteoros? Todo lo que sucedía era extraño, ¿acaso eso era a lo que se refería el caballero?.
Re: Un nuevo comienzo
- Vaya que gente tan simpática. – Dijo en voz baja mientras daba media vuelta en su caballo y se daba cuenta que el final del camino había llegado. Empezaban unos pasos más allá lo que sería el comienzo de los doce templos zodiacales. Manigoldo no tenía idea de que había ahí, estaba en ese lugar para guiar a Jezzara aun sin saber donde mierda estaban parados.
Aun así, ver que esas personas estaban cercados por espíritus no le causaba buena espina, por lo cual no le interesó pasar más tiempo del necesario junto con ellos. Cabalgó despacio hacia donde se encontraba Jezzara y la miró con una sonrisa mientras se comenzaba a tapar con una capa que cubría también su cabeza. La noche estaba demasiado fresca como para haber andado simplemente con su ropa habitual.
- Bien Jezzara… - No sabía aun como hablarle. Su herido orgullo le impedía poder si quiera mirarla a la cara. – Llegamos.
No le importaba dejarla con esas personas, si ella quería unirse a un ejercito de muertos era su problema. Era la chica quien estaba buscando ser parte de esos lunáticos… por su parte Manigoldo tenía que buscar algún lugar donde poder pasar la noche y tal vez unos días, ahí o en la villa Rodorio. La cosas debían enfriarse antes de que pudiese volver a Roma, pues haberlo hecho en ese instante habría significado una muerte segura… aun no sabía porque había dejado a la chica ir siendo que se había tomado tantos problemas para sacarla de su casa. Algo en el no le había permitido maltratar a Sophia como lo hacia con el resto de las personas.
Miró a Jezzara un tanto cansada, cabizbaja y notablemente silenciosa. No sabía como tratarla en ese instante pues ella era una mujer después de todo… pero el no tenía una gota de caballerosidad en su cuerpo. Bostezó un instante un tanto desinteresado de todo ello y finalmente habló:
- El sujeto ese dice que estamos en el Santuario, el lugar que tanto estabas buscando. Si deseas quedarte con ellos y aclarar tus dudas pues hazlo. Por mi parte espero la segunda parte de nuestro trato para poder largarme de este lugar.
Se bajó del caballo indiferente sin mirar a Jezzara y empezó a arreglar las cosas en el lomo del animal para acabar con su parte del trato.
Aun así, ver que esas personas estaban cercados por espíritus no le causaba buena espina, por lo cual no le interesó pasar más tiempo del necesario junto con ellos. Cabalgó despacio hacia donde se encontraba Jezzara y la miró con una sonrisa mientras se comenzaba a tapar con una capa que cubría también su cabeza. La noche estaba demasiado fresca como para haber andado simplemente con su ropa habitual.
- Bien Jezzara… - No sabía aun como hablarle. Su herido orgullo le impedía poder si quiera mirarla a la cara. – Llegamos.
No le importaba dejarla con esas personas, si ella quería unirse a un ejercito de muertos era su problema. Era la chica quien estaba buscando ser parte de esos lunáticos… por su parte Manigoldo tenía que buscar algún lugar donde poder pasar la noche y tal vez unos días, ahí o en la villa Rodorio. La cosas debían enfriarse antes de que pudiese volver a Roma, pues haberlo hecho en ese instante habría significado una muerte segura… aun no sabía porque había dejado a la chica ir siendo que se había tomado tantos problemas para sacarla de su casa. Algo en el no le había permitido maltratar a Sophia como lo hacia con el resto de las personas.
Miró a Jezzara un tanto cansada, cabizbaja y notablemente silenciosa. No sabía como tratarla en ese instante pues ella era una mujer después de todo… pero el no tenía una gota de caballerosidad en su cuerpo. Bostezó un instante un tanto desinteresado de todo ello y finalmente habló:
- El sujeto ese dice que estamos en el Santuario, el lugar que tanto estabas buscando. Si deseas quedarte con ellos y aclarar tus dudas pues hazlo. Por mi parte espero la segunda parte de nuestro trato para poder largarme de este lugar.
Se bajó del caballo indiferente sin mirar a Jezzara y empezó a arreglar las cosas en el lomo del animal para acabar con su parte del trato.
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Re: Un nuevo comienzo
La respuesta de aquel sujeto no fue de mi agrado, fue algo maleducado pero no me importó demasiado. Por fin estábamos cerca del Santuario, frente había unas altas escalinatas que llevaban a un camino en donde había varios templos uno seguido del otro. Manigoldo se detuvo, y me dijo que ya estábamos en el Santuario, a mi parecer el camino fue mucho más corto de lo que parecía que iba a ser. Llegué a creer que ibamos a tardar más de dos días enteros en llegar, creí que era un viaje demasiado largo, pero no fue así. No habló mucho el muchacho que me había acompañado hasta allí, pero tampoco me importaba hablarle demasiado, me había tratado de mala forma y eso no me gustó mucho, por suerte ya estábamos en el lugar de destino, eso me aliviaba en una parte de mi ser, la otra mitad de mi no quería quedase sola.
-Bueno... entonces... ¿aquí acaba el camino verdad?...- Sabía que debía cumplir la otra parte del trato, debía entregarle mi caballo, ese animal que me había costado alguna de mis joyas, pero no me importaba, ya estaba en donde quería, era el momento de seguir a pie, no necesitaba un caballo para recorrer el camino de esos templos, cada vez estaba más cerca de lo que quería. Me bajé de un salto del lomo del animal -Debo cumplir mi parte del trato entonces...-
Tomé las riendas del corcel y me acerqué a Manigoldo, extendiendo una mano para entregarle al animal. Con mi mirada fija en sus ojos y una sonrisa dije -Gracias... espero que algún día nos volvamos a ver... aunque no lo creas te aprecio...- Sabía que iba a quedarme sola y que él debía irse, y aunque había algunas cosas que me molestaban de él sabía que en el fondo no era tan así, lo consideraba en parte una buena persona, por su puesto que con su carácter, cada uno tiene diferentes actitudes y a eso lo respetaba. -Te deseo suerte en tu camino de regreso...- En ese momento un viento cálido comenzó a correr y extrañamente un aura dorada comenzó a rodear mi figura, a penas se notaba, era algo débil pero pude verse por un momento.
Me quedé esperando la reacción de Manigoldo, parada en el mismo lugar y sin dejar de mirarlo, ya no me importaba como iba a reaccionar, estaba lista para cualquier respuesta.
-Bueno... entonces... ¿aquí acaba el camino verdad?...- Sabía que debía cumplir la otra parte del trato, debía entregarle mi caballo, ese animal que me había costado alguna de mis joyas, pero no me importaba, ya estaba en donde quería, era el momento de seguir a pie, no necesitaba un caballo para recorrer el camino de esos templos, cada vez estaba más cerca de lo que quería. Me bajé de un salto del lomo del animal -Debo cumplir mi parte del trato entonces...-
Tomé las riendas del corcel y me acerqué a Manigoldo, extendiendo una mano para entregarle al animal. Con mi mirada fija en sus ojos y una sonrisa dije -Gracias... espero que algún día nos volvamos a ver... aunque no lo creas te aprecio...- Sabía que iba a quedarme sola y que él debía irse, y aunque había algunas cosas que me molestaban de él sabía que en el fondo no era tan así, lo consideraba en parte una buena persona, por su puesto que con su carácter, cada uno tiene diferentes actitudes y a eso lo respetaba. -Te deseo suerte en tu camino de regreso...- En ese momento un viento cálido comenzó a correr y extrañamente un aura dorada comenzó a rodear mi figura, a penas se notaba, era algo débil pero pude verse por un momento.
Me quedé esperando la reacción de Manigoldo, parada en el mismo lugar y sin dejar de mirarlo, ya no me importaba como iba a reaccionar, estaba lista para cualquier respuesta.
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Re: Un nuevo comienzo
La Tierra dejó de estremecerse por unos minutos, tiempo que aprovechó para mantenerse de pie firmemente. Curiosamente ya no escuchaba los bullicios de antes, era como si aquel pequeño sismo ubiese callado a aquellas voces, era extraño. Pero ahí nada era normal. Yulij comenzaba a desesperarse, miraba fijamente a la persona que estaba al frente suyo y ella a él, y esa sonrisa, esa brillante y larga sonrisa ¿qué demonios quería?. - ¿Qué se te ofrece? Ve a buscar a alguien más para que fastidies...- Bufó y cruzó sus brazos, definitivamente no tenía nada que hacer ahí.
Se giró hacia donde había visto sus amigos se habían ocultado, caminó un par de pasos y aquel ser le seguía, al detenerse y girarse, sintió un aura extraña por parte de aquel ser, vio cómo la sonrisa en su rostro se borró repentinamente, parecía inquieto, pero sabía que le miraba directamente. Fue cuando se aproximó rápidamente y, simplemente, lo atravesó y desapareció, dejando al chico con una incertidumbre gigantesca.
Sintió que alguien lo había empujado e incluso fue ligeramente impulsado hacia atrás. Giró su cabeza hacia los lados, negando, seguramente fue su imaginación, efecto posible de las voces que había escuchado, o ¿estaba enloqueciendo?.
Fuera lo que fuera llegaría el momento en que lo pensaria, pero ahora estaba apunto de suceder algo interesante. La Tierra nuevamente tembló, con más fuerza que antes, a penas comenzó el sismo y comenzó a dibujarse algo extraño en el suelo, algo alrrededor de Night, un círculo con signos extraños de un color dorado. Brillaba de una manera extraña, comenzaron a nacer rayos de luz que se levantaban verticalmente desde el suelo hasta perderse en la lejanía del firmamento. Era algo impresionante y a la vez intimidante, tenía la sensación de que algo malo sucedería.
-¿Qué está sucediendo...? ¿Qué estás haciendo?- cuestionó con intriga al caballero dorado. - Tu te lo buscas, él te lo advirtió y no quisiste entender... eso te ganas por tener curiosidad, Yulij- Se regañaba asímismo al ir comprendiendo la situación en la que se había metido. -Juro no volver a meter mis narices...al menos por ahora- Se murmuró.
]Diálogo-Pensamiento-Murmuro/Susurro]
Se giró hacia donde había visto sus amigos se habían ocultado, caminó un par de pasos y aquel ser le seguía, al detenerse y girarse, sintió un aura extraña por parte de aquel ser, vio cómo la sonrisa en su rostro se borró repentinamente, parecía inquieto, pero sabía que le miraba directamente. Fue cuando se aproximó rápidamente y, simplemente, lo atravesó y desapareció, dejando al chico con una incertidumbre gigantesca.
Sintió que alguien lo había empujado e incluso fue ligeramente impulsado hacia atrás. Giró su cabeza hacia los lados, negando, seguramente fue su imaginación, efecto posible de las voces que había escuchado, o ¿estaba enloqueciendo?.
Fuera lo que fuera llegaría el momento en que lo pensaria, pero ahora estaba apunto de suceder algo interesante. La Tierra nuevamente tembló, con más fuerza que antes, a penas comenzó el sismo y comenzó a dibujarse algo extraño en el suelo, algo alrrededor de Night, un círculo con signos extraños de un color dorado. Brillaba de una manera extraña, comenzaron a nacer rayos de luz que se levantaban verticalmente desde el suelo hasta perderse en la lejanía del firmamento. Era algo impresionante y a la vez intimidante, tenía la sensación de que algo malo sucedería.
-¿Qué está sucediendo...? ¿Qué estás haciendo?- cuestionó con intriga al caballero dorado. - Tu te lo buscas, él te lo advirtió y no quisiste entender... eso te ganas por tener curiosidad, Yulij- Se regañaba asímismo al ir comprendiendo la situación en la que se había metido. -Juro no volver a meter mis narices...al menos por ahora- Se murmuró.
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Re: Un nuevo comienzo
Quinto post de seis, especialización en sonido
El pequeño sismo que se sintió alrededor se detuvo, y del mismo modo las grietas que se abrieron en el suelo dejaron de ensancharse. Era algo muy extraño, pero no tenía ganas de indagar en el asunto puesto que estaba ya harto de ese tipo de cosas. Ya tenía suficiente con las almas molestándolo todo el tiempo, no iba a mostrarse preocupado por unas cuantas grietas y un leve temblor que apenas lo movió de su lugar. El Santo de Capricornio seguía prestando muy poca de su atención a lo que hacían esas personas a su alrededor, pues por el simple hecho de no conocerlas no le interesaba lo que hicieran, mientras no se metieran con él todo iría bien.
Escuchó el sonido de la voz de aquel muchacho de singular color de cabello, y en ese instante vio el símbolo que se estaba dibujando en el área a su alrededor. Era un símbolo de formas muy extrañas, tres óvalos que se conectaban dentro de un enorme círculo. Los rayos de luz formaban una especie de jaula para atrapar a Night en su luminosidad mientras más grietas cuarteaban el suelo.
Night no sabía qué debía hacer, ya que podía sentir que él había sido el causante de todo eso y le desesperaba no saber cómo ponerle punto final. Sólo podía quedarse observando la destrucción que causaba aquel dibujo que tatuaba la tierra con su resplandor incandescente.
Un grito ensordecer comenzó a escucharse, una voz horrenda que parecía estar emitiendo potentes alaridos de dolor. Eran mucho peores que los expulsados por las almas, un aullido que hacía sentir escalofríos al joven caballero de Capricornio.
Pensaba que ya había visto lo peor, que la parte más horrenda ya había pasado con esos alaridos del infierno, pero no, cuando estaba apunto de salir del circulo brillantes sintió que algo estaba sujetando su pie. De una de las grietas bajo el círculo estaba una garra con plumas, como la de un ave o algo similar que lo estaba fijando a la tierra.
Estaba aterrado, se podía ver claramente en su rostro, todo a causa de que desconocía cuál era esa fuerza extraña que había invocado. Más de los gritos destructores de tímpanos se podía escuchar conforme la criatura que estaba bajo la tierra terminaba de emerger, rompiendo el suelo con sus afiladas garras, haciendo lo posible por salir de su prisión bajo tierra.
Un montoncito de plumas que salía de las aberturas en la tierra era visible. Night estaba en espera de ver qué era lo que intentaba aparecer en la superficie. En otra parte del círculo otra de esas garras sobresalía, ¿podría ser que fueran más de uno?
Observando atento se mantenía, y sin moverse, ya que no podía al estar siendo sujetado por esa extremidad no humana. La luz del circulo se hizo más brillante, cegándolo y sintió otro movimiento de la tierra.-Las sorpresas nunca se terminan, ¿verdad?- masculló mientras se cruzaba de brazos y esperaba recuperar el sentido de la vista.
Frente a él estaban tres extraños seres, con los brazos y las extremidades inferiores cubiertas de plumas y con afiladas garras. Su torso iba desnudo, por lo que asumía que eran varones al no tener ninguna elevación en esa área. Eran como un extraño hibrido entre un ser humano y un águila, como las harpías de la mitología pero estas eran varones. Sus rostros eran inexpresivos y también creaban un extraño contraste; con esas horribles alas y plumas oscuras, pero con rostros casi angelicales.
El sello en la tierra se iba perdiendo según pasaban los segundos y cuando éste se borró totalmente las criaturas con alas abrieron sus bocas al mismo tiempo, dejando escapar uno de esos alaridos que lo habían desorientado desde un principio.
-Por lo que más quieran, ¡cierren la maldita boca!- exclamó en un intento inútil de callarlos.
Escuchó el sonido de la voz de aquel muchacho de singular color de cabello, y en ese instante vio el símbolo que se estaba dibujando en el área a su alrededor. Era un símbolo de formas muy extrañas, tres óvalos que se conectaban dentro de un enorme círculo. Los rayos de luz formaban una especie de jaula para atrapar a Night en su luminosidad mientras más grietas cuarteaban el suelo.
Night no sabía qué debía hacer, ya que podía sentir que él había sido el causante de todo eso y le desesperaba no saber cómo ponerle punto final. Sólo podía quedarse observando la destrucción que causaba aquel dibujo que tatuaba la tierra con su resplandor incandescente.
Un grito ensordecer comenzó a escucharse, una voz horrenda que parecía estar emitiendo potentes alaridos de dolor. Eran mucho peores que los expulsados por las almas, un aullido que hacía sentir escalofríos al joven caballero de Capricornio.
Pensaba que ya había visto lo peor, que la parte más horrenda ya había pasado con esos alaridos del infierno, pero no, cuando estaba apunto de salir del circulo brillantes sintió que algo estaba sujetando su pie. De una de las grietas bajo el círculo estaba una garra con plumas, como la de un ave o algo similar que lo estaba fijando a la tierra.
Estaba aterrado, se podía ver claramente en su rostro, todo a causa de que desconocía cuál era esa fuerza extraña que había invocado. Más de los gritos destructores de tímpanos se podía escuchar conforme la criatura que estaba bajo la tierra terminaba de emerger, rompiendo el suelo con sus afiladas garras, haciendo lo posible por salir de su prisión bajo tierra.
Un montoncito de plumas que salía de las aberturas en la tierra era visible. Night estaba en espera de ver qué era lo que intentaba aparecer en la superficie. En otra parte del círculo otra de esas garras sobresalía, ¿podría ser que fueran más de uno?
Observando atento se mantenía, y sin moverse, ya que no podía al estar siendo sujetado por esa extremidad no humana. La luz del circulo se hizo más brillante, cegándolo y sintió otro movimiento de la tierra.-Las sorpresas nunca se terminan, ¿verdad?- masculló mientras se cruzaba de brazos y esperaba recuperar el sentido de la vista.
Frente a él estaban tres extraños seres, con los brazos y las extremidades inferiores cubiertas de plumas y con afiladas garras. Su torso iba desnudo, por lo que asumía que eran varones al no tener ninguna elevación en esa área. Eran como un extraño hibrido entre un ser humano y un águila, como las harpías de la mitología pero estas eran varones. Sus rostros eran inexpresivos y también creaban un extraño contraste; con esas horribles alas y plumas oscuras, pero con rostros casi angelicales.
El sello en la tierra se iba perdiendo según pasaban los segundos y cuando éste se borró totalmente las criaturas con alas abrieron sus bocas al mismo tiempo, dejando escapar uno de esos alaridos que lo habían desorientado desde un principio.
-Por lo que más quieran, ¡cierren la maldita boca!- exclamó en un intento inútil de callarlos.
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Re: Un nuevo comienzo
Nuevamente un grito, aún más potente que el que anteriormente le había aturdido, se comenzó a escuchar fuertemente, aquel símbolo en el suelo no tardó en desaparecer pero sólo para dar la entrada a tres bestias asombrosas pero a la vez irritantes, extendieron sus alas al momento en el que al unísono volvieron a gritar. - Demonios... este tipo, ¿está maldito? - Resopló el chico al retroceder nuevamente.
Era un sonido abrumador, Yulij de inmediato perdió el equilibrio, nunca antes se había aturdido tanto como para sentir tal malestar. Por más que cubriera sus oídos el grito taladraba su cabeza causando un dolor similar a una jaqueca. Sentía como si en cualquier momento sus tímpanos fuesen a reventar. Era algo horrible, desesperante, tanto el joven caballero como el joven aprendiz querían que se callasen a cualquier costo. Yulij comenzó a desesperarse cada vez más, su cabeza dolía demasiado, se sentía mareado y estaba en el suelo.
Curiosamente, al momento en el que se aferraba a sus piernas y bajaba la cabeza para cubrirse, sintió dos manos cálidas sobre sus hombros, éstas le brindaron tranquilidad y el dolor comenzó a bajar. Seguido de aquello alguien a su espalda comenzó a entonar una hermosa melodía, la melodiosa voz de una mujer comenzó a llenar el lugar, no comprendía la lengua en la que hablaba pero parecía que de algún modo refutaba el aturdimiento de aquellas extrañas bestias. El aturdimiento disminuía, no desaparecía pero por lo menos quitaba el malestar. El joven dirigió su mirada hacia atrás para darse cuenta que la mujer que se encontraba cantando detrás de él era la misma persona que había visto minutos atrás. - ¿Un himno?... Hermoso... - Dijo con una ligera sonrisa mientras se levantaba. - Increíble... el efecto ya no es tan potente, no es tan molesto... ¿Quién eres? - cuestionó a la mujer quien había cesado con la melodía. Ella miró al joven y sus labios dijeron algo, pero no se escuchó nada, pensando que era por lo aturdido que ya estaba no le dio mucha importancia. Le era difícil mantenerse en pie correctamente, aún se sentía mareado pero podía por lo menos estar de pie.
Su mirada se dirigió nuevamente en busca del responsable, aquellos seres eran impresionantes, ¿sería esa la potencia del cosmos de un Caballero Dorado? Se repetía en su cabeza. Quería saber más, saber cuán poderosos son aquellos Caballeros.
Era un sonido abrumador, Yulij de inmediato perdió el equilibrio, nunca antes se había aturdido tanto como para sentir tal malestar. Por más que cubriera sus oídos el grito taladraba su cabeza causando un dolor similar a una jaqueca. Sentía como si en cualquier momento sus tímpanos fuesen a reventar. Era algo horrible, desesperante, tanto el joven caballero como el joven aprendiz querían que se callasen a cualquier costo. Yulij comenzó a desesperarse cada vez más, su cabeza dolía demasiado, se sentía mareado y estaba en el suelo.
Curiosamente, al momento en el que se aferraba a sus piernas y bajaba la cabeza para cubrirse, sintió dos manos cálidas sobre sus hombros, éstas le brindaron tranquilidad y el dolor comenzó a bajar. Seguido de aquello alguien a su espalda comenzó a entonar una hermosa melodía, la melodiosa voz de una mujer comenzó a llenar el lugar, no comprendía la lengua en la que hablaba pero parecía que de algún modo refutaba el aturdimiento de aquellas extrañas bestias. El aturdimiento disminuía, no desaparecía pero por lo menos quitaba el malestar. El joven dirigió su mirada hacia atrás para darse cuenta que la mujer que se encontraba cantando detrás de él era la misma persona que había visto minutos atrás. - ¿Un himno?... Hermoso... - Dijo con una ligera sonrisa mientras se levantaba. - Increíble... el efecto ya no es tan potente, no es tan molesto... ¿Quién eres? - cuestionó a la mujer quien había cesado con la melodía. Ella miró al joven y sus labios dijeron algo, pero no se escuchó nada, pensando que era por lo aturdido que ya estaba no le dio mucha importancia. Le era difícil mantenerse en pie correctamente, aún se sentía mareado pero podía por lo menos estar de pie.
Su mirada se dirigió nuevamente en busca del responsable, aquellos seres eran impresionantes, ¿sería esa la potencia del cosmos de un Caballero Dorado? Se repetía en su cabeza. Quería saber más, saber cuán poderosos son aquellos Caballeros.
Re: Un nuevo comienzo
Sexto post de seis, especialización en sonido
El sonido destructor que esos seres extraños y emplumados emitían prometía volver loco a Night, que ya estaba en las últimas de su paciencia, cuando era bien sabido por varios que era poca cuando se trataba de asuntos de esa índole. El trío de criaturas aladas volaba alrededor de Night, con sus rostros perfectos y con esas alas extrañas que rozaban su armadura al volar tan cerca de él. Parecía que sólo tenían un objetivo y ese era hacer que el chico perdiera los estribos con sus cantos infernales, la tortura ideal para tener al joven bajo control. Los ruidos tan molestos siempre habían sido la debilidad de Night, y ahora tenía que enfrentarla al tener a esas cosas volando y chillando para dañar su sentido del oído.
La sensación de mareo era lo siguiente, que hizo que casi perdiera la estabilidad pero, el sonido de las criaturas de abundante plumaje fue detenido por algo, que no pudo identificar pero que parecía ser obra del chico con el que había intercambiado un par de palabras al momento de pisar las escaleras y dar el paso hacia atrás, como una canción que no era entonada por alguien, sólo una melodía en el viento. Quería ir con aquel muchacho pero, las criaturas no se iban de ahí, sólo seguían volando entorno al caballero de oro, como si fuera el prisionero de las bestias fantasiosas que salieron del portal trazado en el piso.
Todavía carecía de noción de cómo fue que pudo crear o, invocar, al trío de bestias emplumadas que lo estaban vigilando con sus ojos color fucsia brillante, y también le era extraño que sólo estuvieran con él cuando había más personas en los alrededores, lo que le daba a entender que debía ser él y no alguien más el que le pusiera solución al problema.
Ahora que los seres mitad pájaro habían tenido el deseo de cerrar sus bocas podía pensar más ordenadamente, sin tener ese asqueroso sonido inundando sus pensamientos. Ahora iba a intentar algo que iba totalmente en contra de lo que acostumbraba, un método al que no recurría muy a menudo, al menos no desde que obtuvo su armadura de oro y se convirtió en uno de los guerreros de la Diosa Athena, a la que todavía no conocía y aún así estaba listo para defender en cualquier momento.
-Por favor, ¿Podrían irse?-
Les dijo, pero esta vez sin usar aquel tono de ser superior que tanto empleaba desde que dejo Roma, ahora fue a pedir algo amablemente. Quizá ser educado no hacía ningún daño, y posiblemente esas criaturas podrían comprender, aunque lo dudaba y no sabía por qué se tomaba la molestia. Una de los jóvenes ave se detuvo, provocando que el resto también lo hiciera, un joven de cabellera roja, que parecía ser el líder de aquel grupo, dijo: -Concedido.- con una voz tan diferente a la usada para golpear los oídos de Night.
Los tres jóvenes mitad pájaro desaparecieron al introducirse en otro sello que apareció en el aire, como si fuera una puerta que conducía a otro lugar. El chico sonrió, no debido a que había logrado deshacerse de esas harpías masculinas, sino porque había encontrado la paz otra vez. Después, y sin haber dado señales el chico cayó al suelo con una sonrisa, que se mantenía ahí porque no era capaz de mover los labios, probablemente por el gasto de energías que utilizo sin querer a la hora de la invocación.
-Maldita sea, me siento como si un carruaje me hubiera pasado por encima.-
La sensación de mareo era lo siguiente, que hizo que casi perdiera la estabilidad pero, el sonido de las criaturas de abundante plumaje fue detenido por algo, que no pudo identificar pero que parecía ser obra del chico con el que había intercambiado un par de palabras al momento de pisar las escaleras y dar el paso hacia atrás, como una canción que no era entonada por alguien, sólo una melodía en el viento. Quería ir con aquel muchacho pero, las criaturas no se iban de ahí, sólo seguían volando entorno al caballero de oro, como si fuera el prisionero de las bestias fantasiosas que salieron del portal trazado en el piso.
Todavía carecía de noción de cómo fue que pudo crear o, invocar, al trío de bestias emplumadas que lo estaban vigilando con sus ojos color fucsia brillante, y también le era extraño que sólo estuvieran con él cuando había más personas en los alrededores, lo que le daba a entender que debía ser él y no alguien más el que le pusiera solución al problema.
Ahora que los seres mitad pájaro habían tenido el deseo de cerrar sus bocas podía pensar más ordenadamente, sin tener ese asqueroso sonido inundando sus pensamientos. Ahora iba a intentar algo que iba totalmente en contra de lo que acostumbraba, un método al que no recurría muy a menudo, al menos no desde que obtuvo su armadura de oro y se convirtió en uno de los guerreros de la Diosa Athena, a la que todavía no conocía y aún así estaba listo para defender en cualquier momento.
-Por favor, ¿Podrían irse?-
Les dijo, pero esta vez sin usar aquel tono de ser superior que tanto empleaba desde que dejo Roma, ahora fue a pedir algo amablemente. Quizá ser educado no hacía ningún daño, y posiblemente esas criaturas podrían comprender, aunque lo dudaba y no sabía por qué se tomaba la molestia. Una de los jóvenes ave se detuvo, provocando que el resto también lo hiciera, un joven de cabellera roja, que parecía ser el líder de aquel grupo, dijo: -Concedido.- con una voz tan diferente a la usada para golpear los oídos de Night.
Los tres jóvenes mitad pájaro desaparecieron al introducirse en otro sello que apareció en el aire, como si fuera una puerta que conducía a otro lugar. El chico sonrió, no debido a que había logrado deshacerse de esas harpías masculinas, sino porque había encontrado la paz otra vez. Después, y sin haber dado señales el chico cayó al suelo con una sonrisa, que se mantenía ahí porque no era capaz de mover los labios, probablemente por el gasto de energías que utilizo sin querer a la hora de la invocación.
-Maldita sea, me siento como si un carruaje me hubiera pasado por encima.-
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Re: Un nuevo comienzo
-Maravilloso- Musitó el joven al observar detenidamente a los tres híbridos que rodeaban al caballero, su plumaje era lo que más le llamaba la atención. Nunca antes había visto algo de semejante naturaleza por lo que se había atontado y perdido un poco por aquellos personajes.
Pronto el Caballero pediría tranquilidad, de forma amable a comparación del comentario que anteriormente había hecho tan amargamente, finalmente se había desesperado. Las tres bestias le concedieron la tranquilidad y el espacio que se merecía para desaparecer rápido y sin problemas atravéz de otro sello extraño al aire. Al bajar la mirada, Yulij alcanzó a percibir la sonrisa cansada que se dibujaba en el rostro del gastado guerrero antes de caer finalmente al suelo.
-O-¡OYE! - Gritó el joven para correr hacia el chico y agacharse. Estaba preocupado y un poco angustiado, también algo impresionado por todos los sucesos que habían sucedido en tan sólo unos minutos, ésto le llenó de una grata satisfacción y a la vez una gran curiosidad. Quería saber de los sucesos que perseguían a los Caballeros Dorados. Le sonrió al caballero y le extendió el brazo- Menos mal, parece que sólo de agotaste demasiado. Vamos, no querrás quedarte ahi tendido - Esperó a que el chico tomara su brazo para ayudar a levantarse.
Pronto el Caballero pediría tranquilidad, de forma amable a comparación del comentario que anteriormente había hecho tan amargamente, finalmente se había desesperado. Las tres bestias le concedieron la tranquilidad y el espacio que se merecía para desaparecer rápido y sin problemas atravéz de otro sello extraño al aire. Al bajar la mirada, Yulij alcanzó a percibir la sonrisa cansada que se dibujaba en el rostro del gastado guerrero antes de caer finalmente al suelo.
-O-¡OYE! - Gritó el joven para correr hacia el chico y agacharse. Estaba preocupado y un poco angustiado, también algo impresionado por todos los sucesos que habían sucedido en tan sólo unos minutos, ésto le llenó de una grata satisfacción y a la vez una gran curiosidad. Quería saber de los sucesos que perseguían a los Caballeros Dorados. Le sonrió al caballero y le extendió el brazo- Menos mal, parece que sólo de agotaste demasiado. Vamos, no querrás quedarte ahi tendido - Esperó a que el chico tomara su brazo para ayudar a levantarse.
Re: Un nuevo comienzo
Ignorando completamente a los otros sujetos maleducados y claramente enfermos mentales, Manigoldo se quedó a una distancia más que pertinente de ellos y se concentró en Jezzara. El trato entre ambos terminaba, y era hora de que la jovencilla cumpliera con su palabra. Manigoldo estaba realmente ofendido aun por la actitud de esa joven pero al menos ahora tendría dos animales y podría vender alguna para costear su exagerado y decadente estilo de vida... alcohol y prostitutas (Como un Charlie Sheen de la edad antigua.)
Recibió las riendas del corcel y vio la expresión de alivio pero nostalgía en Jezzara, y por algun motivo se le revolvió el estómago, como si tambien se hubiese acostumbrado a la compañía de la joven.
- Pues... no se si es el final del camino, pero es el destino donde querías llegar ¿No? - Sonrió con algo de picardía como siempre. No se sabía si Manigoldo estaba bromeando, siendo sarcastico, desagradable... su tono de voz era demasiado especial, pues todo lo que hablaba sonaba a cansancio, flojera o burla.
De pronto en medio de la oscuridad y los lamentos de ese lugar, los cuales Manigoldo decidió ignorar como había hecho toda su vida cuando estaba alrededor de espíritus, una suave luz dorada cubrió a Jezzara. No era la primera vez que veía algo así. Recordó de inmediato a Sophia el día en que la conoció. A ella tambien la cubría una especie de Aura Dorada, pero a diferencia de lo que estaba alrededor de Jezzara, esa aura dorada brillaba mas fuerte que el sol.
- ¿Quien sabe si nos volveremos a ver? No pienso en el mañana, vivo el hoy. - Intentó ignorar lo que estaba viendo, pero no dejaba de pensar en lo inevitable... ¿Acaso Jezzara sería su respuesta? ¿Sabría ella la forma de alejar a la muerte de él? - Deberías hacer lo mismo mocosa... no vaya a ser que termines muriendo por alguna causa estupida. - Le picó una mejilla visiblemente jugando con ella, pues extrañamente, se sentía un tanto responsable y "mal" de que ella se entristeciera por verlo partir. Y al mismo tiempo... porque creía que estaba a punto de pedirle que no se fuera, que se marcharan juntos y vivieran en alguna de las cabañas abandonadas en los alrededores para intentar descifrar aquella energía dorada que la cubría. Pero... no se atrevía a preguntar, no aun, no de golpe o ella vería atraves de sus intenciones.- No me extrañes... hehee.... ¿Estarás bien? ¿Segura que es esto lo que deseas? ¿Quedarte en este lugar con esos lunáticos?
Recibió las riendas del corcel y vio la expresión de alivio pero nostalgía en Jezzara, y por algun motivo se le revolvió el estómago, como si tambien se hubiese acostumbrado a la compañía de la joven.
- Pues... no se si es el final del camino, pero es el destino donde querías llegar ¿No? - Sonrió con algo de picardía como siempre. No se sabía si Manigoldo estaba bromeando, siendo sarcastico, desagradable... su tono de voz era demasiado especial, pues todo lo que hablaba sonaba a cansancio, flojera o burla.
De pronto en medio de la oscuridad y los lamentos de ese lugar, los cuales Manigoldo decidió ignorar como había hecho toda su vida cuando estaba alrededor de espíritus, una suave luz dorada cubrió a Jezzara. No era la primera vez que veía algo así. Recordó de inmediato a Sophia el día en que la conoció. A ella tambien la cubría una especie de Aura Dorada, pero a diferencia de lo que estaba alrededor de Jezzara, esa aura dorada brillaba mas fuerte que el sol.
- ¿Quien sabe si nos volveremos a ver? No pienso en el mañana, vivo el hoy. - Intentó ignorar lo que estaba viendo, pero no dejaba de pensar en lo inevitable... ¿Acaso Jezzara sería su respuesta? ¿Sabría ella la forma de alejar a la muerte de él? - Deberías hacer lo mismo mocosa... no vaya a ser que termines muriendo por alguna causa estupida. - Le picó una mejilla visiblemente jugando con ella, pues extrañamente, se sentía un tanto responsable y "mal" de que ella se entristeciera por verlo partir. Y al mismo tiempo... porque creía que estaba a punto de pedirle que no se fuera, que se marcharan juntos y vivieran en alguna de las cabañas abandonadas en los alrededores para intentar descifrar aquella energía dorada que la cubría. Pero... no se atrevía a preguntar, no aun, no de golpe o ella vería atraves de sus intenciones.- No me extrañes... hehee.... ¿Estarás bien? ¿Segura que es esto lo que deseas? ¿Quedarte en este lugar con esos lunáticos?
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Re: Un nuevo comienzo
También ignoraba a los sujetos que estaban a unos metros de nosotros, me parecían un tanto raros y maleducados por la forma en que ese muchacho le había contestado a Manigoldo. Sinceramente no me gustaba para nada la idea de que él me dejase sola con esos tipos, no me agradaban en los más mínimo y lo peor de todo es que no me había gustado su presencia desde que los encontramos en ese camino. En mi mente revoloteaba esa espantosa idea, pero si Manigoldo me dejaba asola en ese momento me iría sola, ni siquiera les dirigiría la palabra a los otros sujetos, no me había gustado para nada su actitud, sinceramente prefería mil veces las bromas de mal gusto, el sarcasmo y la ironía del hombre que hasta ahora me acompañaba.
Manigoldo tomó las riendas de mi caballo, ya era un hecho que se lo llevaría pero no me importaba en lo más mínimo, de todas formas iba a tener que caminar para continuar el camino, y no me importaba caminar demasiado si era por mi deseo. Pronto pronunció unas cuantas palabras, sinceramente no me interesaba como sonaba, ya me había acostumbrado al tono de voz del muchacho, me daba lo mismo, ni siquiera me enfadaba, era un hecho que me estaba acostumbrando a su presencia y había en momentos que me desagradaba el hecho de haber llegado a mi destino y tener que quedarme sola. Pasé unos segundos reflexionando hasta que volví a escuchar su voz. Me sonreí con lo que dijo y miré hacia abajo.
-Es cierto...- Comenté, era verdad que debía pensar en el hoy y no en lo que vaya a pasar en un futuro, porque haciendo eso hace muchos años me fue mal, el destino me había jugado una mala pasada con mi familia y con mi propia vida, por eso era que hoy tan solo pensaba en lo que estaba viviendo y no en el futuro.
Pronto oí esas preguntas, lo que me hizo pensar un buen rato, como lo dije antes, no me agradaba esa idea, el hecho de tener que quedarme sola en ese lugar y junto a esos tipos que no me daban un muy buen presentimiento. Entonces decidí contestar con la verdad, no se que baya a pensar él pero yo estaba acostumbrada a dirigirme a la gente de frente y con la verdad, así me había ido muy bien en los últimos años.
-Estar bien... sí, eso si... estaré bien pero....- hice una pequeña pausa preparándome para continuar con mi frase -...en realidad no se si esto sea correcto... no me agrada la idea de quedarme sola aquí con esos sujetos... sinceramente no me agradan para nada... a diferencia de ti, creo que me he acostumbrado a tu compañía...- me atreví a confesarlo de una vez, casi siempre me dirigía a la gente con la verdad, cuando más lo sentía conveniente. Quizás estaba insinuando que pretendía que me acompañe un tiempo más ni siquiera yo sabía si lo había dicho intencionalmente pero era lo que salió de mi boca.
-Me hubiera gustado que me acompañes un poco más, pero se que debes tener tus cosas que hacer...- Fue lo último que comenté y luego me quedé callada, sin tenía que continuar sola no tendría problema, después de todo ya estaba en el lugar que quería, faltaba poco y podría alcanzar lo que soñaba.
Off: Disculpa la demora, tuve muchas cosas que hacer y no me daba el tiempo. Tuve que hacer el post media a apuradas pero x suerte lo terminé jeje
Manigoldo tomó las riendas de mi caballo, ya era un hecho que se lo llevaría pero no me importaba en lo más mínimo, de todas formas iba a tener que caminar para continuar el camino, y no me importaba caminar demasiado si era por mi deseo. Pronto pronunció unas cuantas palabras, sinceramente no me interesaba como sonaba, ya me había acostumbrado al tono de voz del muchacho, me daba lo mismo, ni siquiera me enfadaba, era un hecho que me estaba acostumbrando a su presencia y había en momentos que me desagradaba el hecho de haber llegado a mi destino y tener que quedarme sola. Pasé unos segundos reflexionando hasta que volví a escuchar su voz. Me sonreí con lo que dijo y miré hacia abajo.
-Es cierto...- Comenté, era verdad que debía pensar en el hoy y no en lo que vaya a pasar en un futuro, porque haciendo eso hace muchos años me fue mal, el destino me había jugado una mala pasada con mi familia y con mi propia vida, por eso era que hoy tan solo pensaba en lo que estaba viviendo y no en el futuro.
Pronto oí esas preguntas, lo que me hizo pensar un buen rato, como lo dije antes, no me agradaba esa idea, el hecho de tener que quedarme sola en ese lugar y junto a esos tipos que no me daban un muy buen presentimiento. Entonces decidí contestar con la verdad, no se que baya a pensar él pero yo estaba acostumbrada a dirigirme a la gente de frente y con la verdad, así me había ido muy bien en los últimos años.
-Estar bien... sí, eso si... estaré bien pero....- hice una pequeña pausa preparándome para continuar con mi frase -...en realidad no se si esto sea correcto... no me agrada la idea de quedarme sola aquí con esos sujetos... sinceramente no me agradan para nada... a diferencia de ti, creo que me he acostumbrado a tu compañía...- me atreví a confesarlo de una vez, casi siempre me dirigía a la gente con la verdad, cuando más lo sentía conveniente. Quizás estaba insinuando que pretendía que me acompañe un tiempo más ni siquiera yo sabía si lo había dicho intencionalmente pero era lo que salió de mi boca.
-Me hubiera gustado que me acompañes un poco más, pero se que debes tener tus cosas que hacer...- Fue lo último que comenté y luego me quedé callada, sin tenía que continuar sola no tendría problema, después de todo ya estaba en el lugar que quería, faltaba poco y podría alcanzar lo que soñaba.
Off: Disculpa la demora, tuve muchas cosas que hacer y no me daba el tiempo. Tuve que hacer el post media a apuradas pero x suerte lo terminé jeje
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Re: Un nuevo comienzo
Manigoldo abrió los ojos sorprendido al escuchar que la chica decía que estaba acostumbrandose a estar en su compañía. Era el momento perfecto para intentar volver a seducirla, pero por algun motivo no tuvo el coraje de hacerle un mal de esa forma. Era tan sólo una joven que mostraba sus primeros signos de convertirse en una mujer, arruinarla así sería algo completamente vil... y aunque comunmente hubiese gustado arruinarla, destrozar su cuerpo de niña en los placeres de la carne, no se sintió capaz de poder lastimarla al mirar esos ojos tan bondadosos y sentir esa calidez que provenía de su voz. Era diferente... esa chica era completamente diferente a cualquier persona que hubiese conocido hasta entonces, aunque similar a Sophia. Tenían ojos de personas que nunca han visto el mal ni han pasado grandes tristezas... completamente inocentes, ingenuas y virgenes de la maldad del mundo.
Manigoldo no quería llevarla con él, se sintió asustado de que no pudiese controlarse y terminar dañandola... pero por otro lado, dejarla con esos sujetos tan raros cubiertos de espiritus le pareció aun peor.
- No tienes que quedarte aquí con estos sujetos. - Le dijo, con una decisión genuina, tal vez la primera en su vida. - Puedes venir conmigo. Tengo cosas que hacer de cualquier modo por aquí.
No estaba seguro de lo que estaba haciendo. Pero tener una mujer viviendo con él podría resultar algo bueno, podría limpiar y hacerle de comer... así por una vez en su puta vida no tendría que comer mierda de comida de viaje, como pan duro y carne seca.
- Voy a acampar por estos lugares por un tiempo, si lo deseas puedes quedarte conmigo.
Pero tampoco le iba a rogar por lo cual, comenzó a caminar alejandose del lugar, si la chica lo quería seguir podría hacerlo, de lo contrario... se podía quedar ahí o seguir su propio camino.
Manigoldo no quería llevarla con él, se sintió asustado de que no pudiese controlarse y terminar dañandola... pero por otro lado, dejarla con esos sujetos tan raros cubiertos de espiritus le pareció aun peor.
- No tienes que quedarte aquí con estos sujetos. - Le dijo, con una decisión genuina, tal vez la primera en su vida. - Puedes venir conmigo. Tengo cosas que hacer de cualquier modo por aquí.
No estaba seguro de lo que estaba haciendo. Pero tener una mujer viviendo con él podría resultar algo bueno, podría limpiar y hacerle de comer... así por una vez en su puta vida no tendría que comer mierda de comida de viaje, como pan duro y carne seca.
- Voy a acampar por estos lugares por un tiempo, si lo deseas puedes quedarte conmigo.
Pero tampoco le iba a rogar por lo cual, comenzó a caminar alejandose del lugar, si la chica lo quería seguir podría hacerlo, de lo contrario... se podía quedar ahí o seguir su propio camino.
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Re: Un nuevo comienzo
Con mis palabras estaba insinuando que quería seguir acompañando a Manigoldo por otro tramo del camino. La verdad era que no quería quedarme sola y menos cerca de esos sujetos que parecían estar locos en mi opinión y no me había agradado para nada esa actitud que habían tenido con nosotros. Pero eso era lo de manos, lo que me interesaba era seguir a mi compañero para así conocerlo mejor y averiguar que es esa extraña y cálida energía que siempre lo rodea, algo que me hizo recordar mucho a Edward pero definitivamente no era igual, sino que tenía un extraño rasgo que me lo recordaba, pero me hacía sentir cómoda estando a su lado, más allá de esa actitud irónica y bromista que él poseía siempre.
Su respuesta fue positiva, eso me alivió, me propuso que si quería podía seguirlo, me sonformaba solo con eso, no me importaba si no me dirigía la palabra por el resto del camino, tan solo quería estar en compañía de alguien que por lo menos conocía un poco mejor, no así aquellos extraños sujetos.
-Bien...- me dije a mi misma murmurando, era casi imposible que se entendiera para luego mirar al muchacho -G... gracias...- Dije algo temerosa, no sabía si agradecer o no, pero era mi costumbre siempre lo hacía, de hecho desde que Edward me ayudó a llegar a Roma le agradecí poco más de tres veces, era algo que llevaba por costumbre y me parecía lo más respetuoso que podía hacer sin importar a la clase de persona que me dirija. Él tomó las riendas de mi caballo y comenzó a caminar, ya era muy tarde y no quería estar sola por lo que comencé a seguirlo. Lo que iba a hacer a continuación era tratar de ser sociable y amiga o por lo menos ganar un poco más de confianza de aquel hombre, porque si iba a acompañarlo tenía que ser aunque sea un poco compañera pero algo tenía que hacer.
-Oye... no creas que seré una carga... puedo ayudar si me pides algo...- Dije mientras caminaba a unos metros detrás de él, no planeaba seguirlo solamente, si él me lo decía podía ayudar, no quería ser solo una carga, o una niña caprichosa que tan solo caminaba detrás de él, en mi opinión yo era una buena mujer que ayudaba si se lo proponía y esta vez lo planeaba así. -...no tengo problema en hacer cualquier trabajo que me pidas... después de todo si te acompaño tengo que ser de ayuda...- Era mi opinión y planeaba hacerlo así. Pero solo si Manigoldo aceptaba mi propuesta.
Su respuesta fue positiva, eso me alivió, me propuso que si quería podía seguirlo, me sonformaba solo con eso, no me importaba si no me dirigía la palabra por el resto del camino, tan solo quería estar en compañía de alguien que por lo menos conocía un poco mejor, no así aquellos extraños sujetos.
-Bien...- me dije a mi misma murmurando, era casi imposible que se entendiera para luego mirar al muchacho -G... gracias...- Dije algo temerosa, no sabía si agradecer o no, pero era mi costumbre siempre lo hacía, de hecho desde que Edward me ayudó a llegar a Roma le agradecí poco más de tres veces, era algo que llevaba por costumbre y me parecía lo más respetuoso que podía hacer sin importar a la clase de persona que me dirija. Él tomó las riendas de mi caballo y comenzó a caminar, ya era muy tarde y no quería estar sola por lo que comencé a seguirlo. Lo que iba a hacer a continuación era tratar de ser sociable y amiga o por lo menos ganar un poco más de confianza de aquel hombre, porque si iba a acompañarlo tenía que ser aunque sea un poco compañera pero algo tenía que hacer.
-Oye... no creas que seré una carga... puedo ayudar si me pides algo...- Dije mientras caminaba a unos metros detrás de él, no planeaba seguirlo solamente, si él me lo decía podía ayudar, no quería ser solo una carga, o una niña caprichosa que tan solo caminaba detrás de él, en mi opinión yo era una buena mujer que ayudaba si se lo proponía y esta vez lo planeaba así. -...no tengo problema en hacer cualquier trabajo que me pidas... después de todo si te acompaño tengo que ser de ayuda...- Era mi opinión y planeaba hacerlo así. Pero solo si Manigoldo aceptaba mi propuesta.
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Re: Un nuevo comienzo
Manigoldo rodo los ojos con algo de indiferencia mientras escuchaba a Jezzara hablar nerviosamente. ¿Por qué sería que las mujeres empezaban a hablar y balbucear tanto cada vez que una situación las incomodaba, dándose aires de fortaleza? El hombre no lo sabía. No le interesaba saberlo tampoco, los misterios de las mentes femeninas era algo que tal vez jamás entendería.
- Esta bien, esta bien… - Dijo a modo de silenciar de una vez a Jezzara, después de todo no le estaba pidiendo explicaciones de que tan capaz era de poder sobrevivir lejos de su hogar y sin nada. Pero al mismo tiempo, en su mente se formó la idea retorcida de que si tenía una mujer viviendo un tiempo con él al menos no se tendría que preocupar de comer mierda, alguien le podría lavar la ropa, cocinar, limpiar… y si todo salía bien tendría alguien con quien dormir. – Ya veremos que tan “fuerte” eres. Por ahora cierra la boca y sígueme el paso. Si te pierdes por el camino no me volveré a buscarte, tengo sueño.
Y tajando el tema de esa forma, caminó frente a Jezzara guiando a ambos caballos de las riendas. Tendría que vender uno de seguro… probablemente el que él mismo cabalgaba, pues el caballo de Jezzara era una belleza y el, un pobre soldado muerto de hambre, nunca había cabalgado algo tan bello como eso… (A menos que con cabalgar se refería a las mujeres/prostitutas con quien había pasado sus noches de vagancia en Roma).
Sin preocuparse más del asunto de esos dos sujetos que estaban por ahí jodiendo con las almas, siguió el sendero de las escalinatas pero sin subirlas. Por el costado se abrían varios caminillos que de seguro lo llevarían a las barracas en donde se encontraban el resto de los miembros de ese ejército. Recordó haber visto cabañas abandonadas por el camino, tal vez haría una de ellas su nuevo hospedaje en cuanto no pudiese volver a Roma por sus actos impulsivos que lo llevaron al exilio.
- Esta bien, esta bien… - Dijo a modo de silenciar de una vez a Jezzara, después de todo no le estaba pidiendo explicaciones de que tan capaz era de poder sobrevivir lejos de su hogar y sin nada. Pero al mismo tiempo, en su mente se formó la idea retorcida de que si tenía una mujer viviendo un tiempo con él al menos no se tendría que preocupar de comer mierda, alguien le podría lavar la ropa, cocinar, limpiar… y si todo salía bien tendría alguien con quien dormir. – Ya veremos que tan “fuerte” eres. Por ahora cierra la boca y sígueme el paso. Si te pierdes por el camino no me volveré a buscarte, tengo sueño.
Y tajando el tema de esa forma, caminó frente a Jezzara guiando a ambos caballos de las riendas. Tendría que vender uno de seguro… probablemente el que él mismo cabalgaba, pues el caballo de Jezzara era una belleza y el, un pobre soldado muerto de hambre, nunca había cabalgado algo tan bello como eso… (A menos que con cabalgar se refería a las mujeres/prostitutas con quien había pasado sus noches de vagancia en Roma).
Sin preocuparse más del asunto de esos dos sujetos que estaban por ahí jodiendo con las almas, siguió el sendero de las escalinatas pero sin subirlas. Por el costado se abrían varios caminillos que de seguro lo llevarían a las barracas en donde se encontraban el resto de los miembros de ese ejército. Recordó haber visto cabañas abandonadas por el camino, tal vez haría una de ellas su nuevo hospedaje en cuanto no pudiese volver a Roma por sus actos impulsivos que lo llevaron al exilio.
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Re: Un nuevo comienzo
Escuchaba a Manigoldo aunque me desagradaba por completo el tono que usaba para dirigirse a mí, no estaba acostumbrada a que los hombres me traten de esa forma, sino que en mi vida había conocido muchos hombres que me ayudaron mucho y me dieron su atención por la situaciones por las que he pasado numerosas veces en mi vida desde que comencé a vagar por Roma y hasta que viaje nuevamente e Egipto, muchos viajes había realizado y muchas personas había conocido pero nadie con el carácter de quien acompañaba ahora. Me parecía una nueva experiencia, algo que nunca antes había vivido y por eso me interesaba tanto seguirlo además de averiguar de que se trataba esa extraña presencia que sentía estando a su lado.
Ya era de noche, el cielo cubierto por la capa oscura en donde podían contemplarse los astros brillantes por doquier y al ser una llanura bastante amplia podía notarse aún más, era algo muy bello que no había visto en mis días de andanzas por roma. Pero el frío comenzaba a azotar las tierras cercanas al Santuario, comenzaba a sentirlo en mi cuerpo, por lo que tomé mi capa que llevaba colgada en la espalda y me cubrí gran parte del cuerpo con ella, cubriendo mi cabeza con la capucha, no era mi costumbre pasar frío. Muy pocas veces había vivido esos fríos pero yo era fuerte y lo creía de verdad por eso nada de lo que pasaba me molestaría.
Comencé a caminar siguiendo el paso de Manigoldo, sin siquiera hablar, ni dirigirle la palabra, tan solo caminaba detrás de él. Tampoco sabía a donde se dirigía pero quería compañía aunque sea por un tiempo hasta que mi destino lo decida.
Ya era de noche, el cielo cubierto por la capa oscura en donde podían contemplarse los astros brillantes por doquier y al ser una llanura bastante amplia podía notarse aún más, era algo muy bello que no había visto en mis días de andanzas por roma. Pero el frío comenzaba a azotar las tierras cercanas al Santuario, comenzaba a sentirlo en mi cuerpo, por lo que tomé mi capa que llevaba colgada en la espalda y me cubrí gran parte del cuerpo con ella, cubriendo mi cabeza con la capucha, no era mi costumbre pasar frío. Muy pocas veces había vivido esos fríos pero yo era fuerte y lo creía de verdad por eso nada de lo que pasaba me molestaría.
Comencé a caminar siguiendo el paso de Manigoldo, sin siquiera hablar, ni dirigirle la palabra, tan solo caminaba detrás de él. Tampoco sabía a donde se dirigía pero quería compañía aunque sea por un tiempo hasta que mi destino lo decida.
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