Salón Principal

por Drayden Mar Ago 31, 2010 2:03 pm

En el majestuoso salón de audiencias, el único miembro del grupo de asesoramiento del difunto Knoll aguardaba ligeramente paciente. Su herida había sido atendida por uno de los médicos del lugar y sobre su torso un vendaje sustituía la camisa sucia y ensangrentada. Ahora sólo portaba una especie de piel de oso a manera de capa que cubría su espalda del intenso frío que siempre gobernaba en aquellas vetustas tierras heladas.

La gran fogata en el centro de la habitación se ubicaba enfrente del trono, lugar de donde se gobernaba el pequeño pueblo de Asgard. Drayden mantenía la mirada enfocada en las múltiples formas de las llamas que parecían estar en una danza, como si una especie de celebración le ofrecieran a sus ojos. Después de todo, para él no había hecho más fortuito que lo acontecido en la sala de armas. En su memoria volvían aquellos sucesos que enfrentaban al elegido por los dioses nórdicos y sus más allegados servidores.

«Sólo falta eliminar al estorbo de Squalo y todo estará consumado.» - De momento aún no tenía noticias de los fugitivos de Seisyll ni de Jabranth, rumores de los soldados relataban que una nave había partido con rumbo desconocido. No era una de la gran flota vikinga, al parecer era una nave comercial que había estado atracada días antes. Aquello le parecía sumamente misterioso. Era raro que algún comerciante llegara hasta esas localidades, sin embargo Drayden entendía que en cualquier parte del mundo nunca faltaban los locos.

- Señor Drayden... - Aquella voz le sacó de su pequeña meditación, giraba en redondo observando a un grupo de hombres que arrastraban un cuerpo inerte. - ... encontramos a Squalo en sus habitaciones tal y como lo dijo, pero se resistió a ser detenido. No hubo más remedio que matarle.

Drayden escuchó las palabras del hombre y aquella noticia le delató en su rostro una emoción controlada. - En verdad es una "lastima" que haya sucedido tal evento. Me hubiese gustado interrogarlo y conocer los motivos de su aparente traición. - Respondía mientras avanzaba hacia el pequeño contingente. Con una pequeña muestra de consuelo, él posaba una de sus manos sobre el hombro del oficial a cargo de esa búsqueda. - Has hecho bien Bayron. Eres sin duda un verdadero hijo de Asgard, no podría estarte más agradecido con tan profunda lealtad. «Aunque si noto alguna especie de duda o desobediencia no dudaré en eliminarte de mi camino.»

Sus pasos se dirigieron hacia la salida del salón, se detuvo en seco ladeando hacia un costado su rostro. - Bien, traigan el cuerpo de Squalo, debemos notificar todos los hechos a nuestros "hermanos".- Él y los demás soldados salían a las afueras donde un pueblo estaba ansioso de conocer las razones de tan inusual despliegue soldados y esclarecer el misterio que obraba en esos momentos.