Gelum en busca de Ioros.

Despues de dejar mi caballo en los establos empecé a deambular por toda la ciudad de Roma en busca de alguien que me indicase donde podria encontrar al la casa de Ioros. Acabé antes de darme cuenta en el mercado, por allí anduve durante un buen rato, pero no encontraba a ningun legionario , que eran los que mas me podrian ayudar a encontrar la casa de Ioros. Agotado me senté apoyado contra una pared y allí saqué mi caltimplora, llena de agua, bebí un poco y luego me enjuagué la cara, despues de restregar el agua por toda la cara par alimpiarme el sudor me di cuenta de que la tenia cubierta de escarcha, me la quité de con las manos...miré hacia los lados y luego verti un poco de agua en el suelo...acerqué mi dedo al pequeño charco que se había formado y este se comenzó a congelar, luego de repente, el hielo se quebró y algunos pedazos saltaron por los aires.-Esto...es raro... Volví a derramar algo de agua , esta vez sobre mi mano. Al instante de tocarla se me congeló, luego me quedé mirandola con algo de rabia.-Que me pasa? Maldita sea deja de congelarte! Al gritarle al trocito de hielo este extalló, con mas violencia que antes, giré la cara y cerré el ojo.Tenia varios pedazos de hielo clavados en mi mejilla y un pequeño arañazo. Pronto el hielo de mi cara se derritió y calló por mi cara un par de gotitas de agua mezcladas con sangre, mi mano temblaba, podia ver como de ella emanaba un aire entre indigo y azul . Cerré el puño algo asustado y me puso de pie, me miraba el puño, aun emanaba ese extraño aire, pero comenzó a desaparecer.-Cada vez...me cuesta mas entender que me está pasando.

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Pasé un buen rato dando vueltas por el mercado hasta que al fin encontré una pareja de legionarios, a los que me dirigí.-Perdon...podria alguno de vosotros indicarme donde vive el general Ioros? -Chico, mucho me temo que el general no vive en la ciudad, tengo entendido que vive en una villa.-Es cierto, yo mismo fui enviado una vez allí como escolta de su madre.-Recuerda como llegar?-Por supuesto fue hace menos de medio año, ademas un buen amigo mio tiene una pequeña cabaña un poco antes de llegar a la villa,¿porque?-Me vendria bien que me llevaras alli, por favor.-Chico, estamos ocupados, no podemos saltarnos nuestras obligaciones a la torera, de buen gusto te llevaría pero no puedo hacer eso ahora, como bien comprenderas tengo ciertos deberes.-Es muy urgente, verá en unos dias me voy a Egipto y quisiera ver una ultima vez al general.-Y que se le ha perdido a un joven como tú en Egipto?-Bueno...vereis... Me acerqué un poco a ellos.-Se me ha elegido para casarme con la emperatriz de Egipto.-Entonces, tu eres ese tal Gelum, hermano menos de Fye y Primo de Vergilius-Comprendes ahora?-Claro, haberlo dicho antes, vamos iremos a por mi caballo, tienes montura?-Si-De acuerdo, entonces, sigueme, te guiare hasta la villa del general Ioros, si quieres esperame en los establos, mi caballo está en el cuartel,nos veremos allí.-De acuerdo!El legionario fue hacia el norte y yo hacia el sur, me dirigí a los establos, y allí me quedé esperandole a la sombra de un arbol mientras acariciaba a mi caballo.-Espero que no quede muy lejos la villa de Ioros...

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1er post de AD

Las piedrecillas del camino salían disparadas conforme el caballo de Solomon avanzaba a todo galope, quien lo montaba parecía inusualmente colérico, sus ojos mostraban una llama predadora pocas veces vista de parte suya. No era ya aquel senador de excelentes modales y amante de la paz, desde aquel suceso de hacía tres días y lo recién descubierto por parte de Diva le había sonsacado de su imagen controlada haciéndolo mas similar a sus otros primos.

Los habitantes de roma no le reconocieron aun estando por corto tiempo a una menuda distancia, era su velocidad imparable, la actitud lívida del querido primo de Lydia lo hacía irreconocible, sus blanco atuendo estaba sucio por su salida rápida de la cueva secreta debajo de palacio, solo tenía clavada en la mente la idea de hallar a Gelum y salvaguardar el futuro de roma, esperaba que a él no le haya pasado nada, que no tuviera algún cambio como ya lo habían demostrado Octavius, Mauritius e incluso Diva.

Dando la media vuelta a la ultima esquina y avanzando unos cuantos minutos logra observar a un chiquillo muy bien vestido esperando sobre su caballo en uno de los varios establos de la zona sur de la ciudad, aunque no había podido pasar mucho tiempo junto a Gelum, Solomon le reconoció casi enseguida.

El senador aumento su prisa hasta llegar a donde el joven veia impaciente al horizonte, parecía estar esperando a alguien, tal vez un guardia de escolta.

Gelum...

Le menciono cuando estuvo lo suficientemente cerca poniendo su elegante caballo frente al suyo en mitad del camino para evitar su avance.

Primo justo me dirigía hacía tu villa para hablar contigo de algo muy importante, bien debes saber la decisión que acaba de tomar el senado pocos días atrás.

Solomon bajo de su caballo para acercarse a donde se hallaba su primero, parecía algo acelerado como si estuviera buscando a alguien.

Si bien creo que esto no debería ser tratado en esta forma, seré claro contigo primo. ¿Te sientes seguro de la aventura que tomaras?...¿Acaso no deseas permanecer en roma para proseguir con tu aprendizaje y guardia para tu hermana y hermano?...esas son as preguntas que nacen en mi mente al ver como los senadores inescrupulosos te osan enviar a una tierra llena de víboras...

Se distancia un poco dejando que la luz hiciera casi celestial su aspecto.

Pues bien Gelum, como tu pariente y hombre más cercano al senado vengo a proponerte la liberación de tamaña barrabasada. Iré en tu lugar Gelum... no te confundas, no es solo por el aprecio que llevo a tu hermana Sophia, también lo hago por entablar un ambiente más conciliador y estratégico en estas relaciones... siempre piensa en que Roma es lo más importante Gelum, por eso lo hago principalmente.

Ahora respóndeme primo, aceptas?

Mientras esperaba al legionario que haría de guia para mi un hombre se acercó a mi, al principio no lo reconocí, pero luego comprendí que se trataba de Solomon, mi primo, aunque me costó bastante reconocerle, ya que apenas nos habiamos visto mucho.-Solomon...me alegra verle... Dije educadamente a modo de saludo, esperando que prosiguiera, pues parecia tener algo importante que decirme.

Comenzó a hablarme sobre el senado y sobre la decisión que se habia tomado para pactar la tregua entre Roma y Egipto mediante mi casamiento con Selene, luego me preguntó varias veces, la respuesta a aquellas preguntas eran mas que obvias.-Por supuesto que temo esta ''aventura''. Por supuesto que extrañaré Roma, pero da por supuesto también que soy un hombre, o al menos eso intento, y como tal debo cumplir con mi deber, no me importa si eso es doloroso o no para mi, nunca he sido habilidoso con la espada ni he destacado en ninguna de las artes, tan solo soy aficionado a la pintura y mis obras dejan mucho que desear, por eso mismo, ahora se me ha dado la oportunidad de ser util para Roma, haré que Fye y Sophia estén orgullosos de mi, por una vez al menos, así que la respuesta es no, ademas, se me ha explicado porqué se me ha elegido a mí de entre muchos otros y la verdad es que me parece mas que logico y por lo que mas quiera primo, esa tierra de viboras es la tierra sobre la que reina mi futura esposa, asi que haga el favor de ser mas cortés.

La sorpresa del senador fue más que grande al escuchar atento las primeras palabras de su joven pariente, parecía raudo a lo dispuesto por aquel grupo de mentecatos a los que una vez trato como colegas. Gelum estaba decidido a ir para demostrar su valía ante el mundo de roma, eso era algo inesperado para Solomon quien siempre lo vio como un escuálido y hasta indefenso niño a faldas siempre de Sophia, pero ese muchachito débil estaba cambiando frente a sus ojos.

Por instantes sintio respeto y hasta orgullo de saber que los retoños de su parentela mostrasen grandes frutos, tal como ya le había demostrado Lydia misma, esa nueva generación estaría destinada a la gloria. Todo iba bien hasta la parte fina de su discurso solemne...

se me ha explicado porqué se me ha elegido a mí de entre muchos otros y la verdad es que me parece mas que lógico y por lo que mas quiera primo, esa tierra de viboras es la tierra sobre la que reina mi futura esposa, así que haga el favor de ser mas cortés.

Fue alli mismo cuando decidió instintivamente dar un paso hacía atrás, lo honorable de la causa de Gelum se veía mancillada completamente por lo último dicho. Solomon no concebía tamaña vuelta del destino, podía percibir como lentamente la tierra que pisaba, el aire que respiraba se hacían insoportablemente irreales. Los colores desaparecían, se volvían grises y con pocos focos de luz. Solomon no pudo evitar mostrar hacía su primo ira al notar que el también cambio.

Esposa...?!...sabes de lo que hablas Gelum... entierras el orgullo y la honra de nuestra familia que lucho tanto para lograr finalmente la hegemonía de Roma. Ahora han decidido venderla por unos cuantos granos...

Subió de inmediato a su potro sin mostrarle nunca la espalda a quien ahora no reconocía como su primo, Solomon ya no creía en nada, ni en nadie, sus ojos así lo mostraban.

Y es aquí cuando el principio del fin de este noble imperio comienza, a manos tuyas Gelum y de esa ladrona egipcia. Ojala puedas estar tranquilo con tu conciencia a hechar al abandono las voces de tus padres y de todos los que murieron en nombre de Roma.

Por primera vez en su vida sintió repudio y asco a los usurpadores de su querida familia. Sería la gran piedra en e camino de cualquiera de aquellos que deshonren a la sangre imperial. El triste sol sería su testigo. De inmediato se marcho con la misma rapidez con la que había llegado.

El sonido constante de los cascos del caballo que iba a toda marcha comenzaba a resonar con mayor fuerza en la cabeza de su jinete, quien notaba como su dolor de cabeza acrecentaba, detuvo con las riendas a su inseparable amigo. El fastidio corporal era demasiado como para persistir en aquella marcha, tomaba con sus manos su frente tratando de cubrirse de los rayos solares que solo parecían agravar su situación.

Que pasa con todos!....acaso me estaré volviendo loco.

Veía la tierra seca bajo sus pies, árida y sin vida, pero de repente, una delicada sombra la cubría, se volvía más notoria a medida que pasaba el tiempo, el ambiente se tornaba denso y húmedo. Solomon levanto su cabeza para ver lo que sucedía, se sorprendió al encontrarse atrapado dentro de la misma niebla que presencio en los jardines de palacio, el potro mantenía su quietud a las justas respiraba.

Alguien venia acercándose a paso lento, venia cubierto en polares y montado a caballo, detrás suyo, decenas más de hombres aparecían cruzando frente a él. Solomon no reconocía a ninguno en particular, solo a quien iba al frente, esa cabellera plateada era sin duda característica del gobernador de Londinium, Archer.

General…espere.

Pero su avance fue corto al notar que el hocico de su corcel traspasaba el muslo de uno de los hombres de la tropa del general, el senador quedaba estático sin siquiera musitar una palabra, fue allí cuando noto que la apariencia de cada uno de los legionarios frente suyo eran traslucidos y sin colores vivos, solo un corazón de brillo azulado nacía de sus centros de gravedad.

Rápidamente tomo su cabeza, con sus manos frías trato de no ver lo que había visto, intentar pensar que todo es producto de su imaginación, un mal sueño, que pronto seria despertado por su querida hermana Samantha en su villa para advertirle de la llegada de Vergilius a Roma. Pero todo era en vano. Lo acontecido no era una fantasía, si no, la realidad misma. Lagrimas se escabullían por entre los dedos del senador, eran de miedo ante lo desconocido, discurrían por sus mejillas hasta caer sobre el suelo húmedo en el cual se encontraba.

Pero algo sonaba en el aire, era un zumbido que raramente le sonaba familiar, Solomon estaba harto, furioso de sentirse como una pulga ante el destino extraño que los dioses le estaban deparando, saco una de sus palmas para ver lo que ocurría, la horda ya estaba desapareciendo dirigiéndose al norte, solo se veían sus auras color zafiro guiadas por los entes creadores de tan extraña sonido, eran esas esferas rojas, las mismas que vio aquella mañana en el palacio, estaba seguro que aquellos seres eran los responsables de todos los cambios en los romanos, las usurpaciones, los cambios de conducta y pensamiento, todo tenia que ver con aquellas esferas sangrientas.

Ahora con un renovado coraje, el joven tomo con fuerza las riendas de su fiel caballo y comenzó a cabalgar para darle alcance a aquellas cosas.

Pero que haré, si ni siquiera soy capaz de elevarme tan alto…Carajo!

Recordo las habilidades de Lydia, le habrían servido de mucho allí, instintivamente Solomon tomo la superficie del saco montado en la parte trasera de su potro, se dio cuenta que el regalo dado por parte de su prima seguía junto a él, lo saco rápidamente, era el arco y flecha que poco tiempo antes le obsequio Lydia, ahora le sería de ayuda. Con o son experiencia le atinaría, estaba seguro de aquello, posiciono al frente su arco tomándolo con ambas manos dejando al caballo proseguir ruta derecha, tenso su brazo izquierdo con la flecha apuntando erráticamente el centro de uno de los blancos, solo tenía una oportunidad ya que se alejaban más rápido de lo que se acercaba.

Esto es por Roma!!!

La flecha salio disparada con fuerza justo antes que el caballo cambiara de dirección y terminara por detenerse, la punta dorada de la saeta incidió efectivamente sobre alguno de esos seres, pues a lo lejos se podía ver un foco carmesí apagarse. Pero la tristeza cubrió a Solomon al ver que la niebla desaparecía al igual que esa horda de almas, apretó sus puños con fuerza mientras veía con odio aquella dirección.

No permitiré que Roma sea arrasada por nadie, ni por los propios dioses si así es preciso…

Los colores regresaban a su normalidad y las calles de roma aparecían, esta cerca al mercado, donde al parecer nadie se había dado cuenta de la aventura de su senador, Solomon se dio cuenta que no había avanzado mucho o nada de su posición inicial, pero eso ahora resultaba ser una ventaja, pues esta vez su mirada se fijaba en el lugar donde estaba Gelum…adelanto a toda marcha hacía donde estaba él.

No paso mucho tiempo en encontrarle, seguía esperando allí a quien fuese. El joven de cabellera rubia y ojos más azules que el mar o el cielo bajo encolerizado con aquel sujeto que se hacia pasar por su pariente, ya no existían dudas para él, ese muchachito era un vil farsa y de ninguna manera le permitiría seguir con sus planes.

A pocos pasos de él, noto que pocas personas yacían en los alrededores y ninguno de ellos les observaban.

Gelum...

El chiquillo solo lo vio frente suyo pocos segundos antes de sentir un prominente golpe de Solomon a la altura de su vientre, aquel impacto era sobrehumano pues estaba inyectado de furia y rabia. Solo se pudo obtener un resultado, la inconciencia de Gelum quien era sostenido poco antes de caer por los brazos del senador quien amargo le veía la nuca para luego taparla con una tela.

No…no arruinaras la obra de mis padres. Seas quien seas, no iras a Egipto, eso no lo permitiré.

Solomon lo subió a su caballo, sabia que la inconciencia de Gelum no duraría lo suficiente, para eso la imagen de un viejo brujo aparecía en su cabeza, lo tenia ya todo pensado, una vista más para ver si alguien era testigo de lo sucedido, al no ver a nadie se escabullo entre las sombras de la parte posterior del establo y emprendió la partida.