[Alejandria] Choza de Kisame

por Kisame Mar Oct 26, 2010 10:48 am

Luego de salir del palacio empeze a caminar sin rumbo por la ciudad. A decir verdad aun tenia ese olor de las rosas en mis fosas nasales, por lo que seguia un poco mareado luego de todo lo que habia pasado. Hasta los mas fuertes siempre se veian como cachorros debiles en algun momento y este era sin duda mi momento. Empeze a caminar entre las casas dirigiendome a una en especial. Me tope con una puerta de madera y la empuje levemente y entre a la morada.

-Finalmente en casa-

Todo estaba como lo habia dejado desde un principio. Habia una pequeña biblioteca bastante dañada con algun que otro libro que el padre de Selene me habia regalado, habia una mesa con un plato de guiso frio de hace varios dias atras y finalmente una gran y comoda cama en un costado. Sonrei al ver la almohada. Me retire la Samehada de mi espalda y sin pensarlo dos veces me acoste en el colchon tan suave como la seda. Mi mente aun estaba trabajando en todo lo que habia sucedido, en la enfermedad de Selene... pero algo me decia que ella estaba bien, por lo que empeze a preocuparme por mi. Cerre los ojos y me tape la cabeza con la almohada, listo para una gran velada conmigo mismo.

Ignore los ruidos del exterior. En esos momentos estaba solo yo y mi consciencia que me hablaba en pequeños murmurllos, como era costumbre antes de cerrar mis ojos. Era una voz, una voz que no alcanzaba a identificar si era de un hombre o mujer, pero a veces resultaba bastante molesta.

por Kisame Miér Oct 27, 2010 2:11 pm

Mis sueños eran generalmente todos iguales. Yo estaba en medio de un infierno de fuego, tratando de despertar mi verdadero yo. Siempre que lo lograba o estaba por hacerlo, me despertaba de golpe con todo mi cuerpo transpirado y agitado, como si hubiera vivido en carne y hueso las llamas comiendo mi cuerpo. Y no fue la excepcion de hoy. Soñe exactamente lo mismo, salvo que esta vez fue con mucha mas intensidad de lo habitual. Ahora mismo estaba sentado en la cama. Me habia quitado el abrigo que llevaba encima puesto que tenia demasiado calor. No me puse a recapacitar en las pisadas que estaban rodeando mi casa. Eran pisadas pesadas, posiblemente de hombres armados.

La puerta se abrio de golpe y mis reflejos ardieron como el mismisimo sol al reaccionar mas rapido que los dos hombres que entraban a mi choza. Clave una cuchilla en el marco de la puerta a centimetros del rostro de un soldado egipcio que observo aterrado el arma. El otro trato de hablar pero no pudo. Yo solo sonrei.

-Dejenme adivinar. La reina quiere verme-

Mientras que uno tartamudeaba el otro asentia repetidamente con su cabeza no pude evitar pensar ¿La mocosa ya me extrañaba? Y eso que solo habian pasado unas cuantas horas...

-Isis le espera en la tumba de Alejandro Magno, señor Kisame-

Dijo uno de los guardias con su lanza apuntando al techo. Se les veia nerviosos, mas de lo normal. ¿Asi era el ejercito de Egipto? ¿Soldados asustadisos? Kehehehe

Me levante de la cama y me coloque el abrigo nuevamente, cerrando su cierre hasta la altura de mi menton. Agarre la Samehada y me la coloque en la espalda. Observe la puerta de madera tumbada en el piso y frunci un poco el entrecejo. ¿Que manera era esa de entrar a un lugar privado? Mentecatos.
Pase por un costado de los guardias y desclave la cuchilla. Observe su filo y se lo enseñe al guardia quien retrocedio un poco. Luego les sonrei mostrando todos mis colmillos.

-Sera mejor que cuando vuelva la puerta este donde estaba antes-

Y sin mas me retire de alli. Tenia un largo camino para la tumba de Alejandro Magno.

por Kisame Miér Feb 16, 2011 12:23 pm

Despertar de la armadura Bennu.

Abrio la puerta de la choza y se mantuvo con una mano apoyada al marco de la misma, susando y jadeando entrecortadamente. No recordaba cuando fue la primera vez que habia sentido algo asi, tanta emocion pero a la vez miedo, y mucho. Sentia que esta vez era diferente, que si hacia caso a las voces en su cabeza no volveria a ser el mismo.

Cerro la puerta de madera con un estruendoso ruido. La madera parecio astillarse. Retiro la gran espada vendada de su retaguardia y la lanzo con furia en un rincon oscuro y sucio de su hogar… luego, instintivamente llevo ambas manos a su cien, apretando su cabeza con mucha presion pero sin resultado, aun escuchaba las voces salir de su mente.

Comenzo a gritar, moviendose de aquí para alla, tirando jarrones y pequeños adornos que él mismo habia hecho con barro hace años atrás. Parecia que algo lo asfixiaba, algo que colgaba de su pecho empezaba a arder, tanto que sentia como su piel era quemada por el colgante que el viejo, que lo habia cuidado en su niñez, se lo habia regalado.
Sus ojos, inyectados en sangre, parecian desorbitarse por momentos. Era ahí cuando el alma de Bennu intentaba adueñarse del sentir de Kisame, aunque este no se dejaba manipular y por eso estaba sufriendo de este modo.

De pronto la habitación parecia desaparecer: los pequeños muebles que estaban acomodados en rincones oscuros y humedos desaparecian al igual que las paredes de barro seco de su pequeña choza. Todo se borro, dejando a Kisame en un cuadrado negro y solitario. Alli el dolor parecia haber desaparecido y su mente habia quedado tranquila, por ahora. Empezo a caminar sin rumbo, ya que de verdad no tenia idea de donde estaba. Solamente queria encontrar un lugar para descansar, porque por algun motivo sus parpados iban cerrandose. A lo lejos distinguio una pequeña llama, de seguro una fogata, y empezo a dirigirse hacia alli. Entre la fogata notaba unos cosmos muy conocidos reunidos, esperando algo… o a alguien. Sintio un ligero escalofrio cuando distinguio a los hombres sentados. Todos voltearon para verlo… sus ojos no tenian expresión.

-Que mierda es esto?-

Los hombres tenian la misma armadura, pero todos eran diferentes. Sin que Kisame lo sepa, eran los portadores de la armadura a la que el monstruo postulaba, los antiguos portadores que habian muerto en las anteriores guerras santas. Kisame quedo desconcertado, no porque se sentia incomodo, si no porque sentia un extraño lazo familiar con cada uno de ellos.
Ninguno de los presentes parecia realmente importarle la presencia de él, ya que luego de observarlo detalladamente volvieron a observar el gran fuego de la fogata que ahora habia crecido mucho, demasiado.

“Bennu”

Sintio un susurro detrás suyo, y al voltearse solo habia oscuridad. No habia reconocido la voz de quien lo llamaba, ya que le era difícil identificar si se trataba de un hombre o una mujer.

“Despierta, Bennu”

-¡Pero que mierda!-

Kisame retrocedio unos pasos, demasiado tarde. El fuego de la fogata habia adoptado forma: se trataba de nada menos que una gigantesca ave egipcia de fuego que con un grito aterrador emprendio vuelvo hacia él. El monstruo, sin posibilidad alguna de defenderse, sonrio aun mas.

El ave embistio de lleno al guardaespaldas, y el fuego empezo a envolverlo, quemandolo. Kisame se observo las manos y las vio rodeadas de fuego, al igual que sus brazos, torso… piernas. ¡Era un puto infierno, pero aun y asi, sonreia!

Las ropas negras, un regalo del antiguo rey de Egipto, ahora solo eran pedazos de tela envueltos en fuego que caian lentamente. Su torso desnudo revelaba las cicatrices de una vida de guerrero, de monstruo y de espia. Aquel cuerpo podria hablar por si solo: torturas, guerra, castigos, etc. Aquel hombre era un hueso duro de roer y no cederia fácilmente hacia aquella alma que buscaba despertar en su cuerpo.

Tuvo una pelea interna en su mente contra aquel ave que no cederia hasta que ocupe el cuerpo de él. Craso error. Kisame le demostraria que habia buscado el cuerpo equivocado para dominar.

-HAAAAAA!! AL DIABLO CONTIGO-

Y un aura amarillenta y negra lo cubrio de pronto, expulsando todo el fuego que lo habia rodeado minutos antes. Cerro sus ojos mientras sentia como su cuerpo se alivianaba lentamente, sintiendo el arder del fuego a su alrededor. Abrio los ojos y se vio nuevamente en su cabaña… o al menos lo que quedaba de ella, ya que todos los muebles de madera, incluida la puerta eran presa de las flameantes llamas negras.

Corrio hacia el unico objeto que reconocio y que, inexplicablemente, no habia sido afectado por el fuego. Recogio su espada y la colgo en su espalda, pasando el cinto de agarre por medio de su torso atletico. Cuando estuvo decidido correr hacia la puerta y salir de alli… se mareo momentáneamente.

Sus piernas temblaban ligeramente, las puntas de sus dedos se movian alternativamente, demostrando lo difícil que le estaba costando mantenerse de pie. Unas gotas caian por sus mejillas, gotas de sudor caliente bajaban de su frente hasta su menton. Jadeaba continuamente pero entrecortado. Le costaba respirar en ese lugar: el humo del fuego lo estaba sofocando. Su vision era borrosa, pero aun podia distinguir la silueta de la puerta a un metro de él.

-Vamos Kisame… tu eres mucho para que este humo te… te…-

Cerro sus ojos por unos momentos, denotando su concentración. De inmediato un aura empezo a rodearlo. Pero el color de este cosmos, de su cosmos era diferente. Tenia un color indigo y negro. Se podia sentir la tristeza, el enojo, la frustración, la ira y la violencia que ahora mismo el hombre-tiburon sentia. Y como si fuera una bomba a punto de estallar… su cosmos exploto hasta el infinito por primera y tal vez unica vez. La choza desaparecio en un mar de fuego y la explosion tuvo lugar, llevandose consigo un gran perimetro de los barrios bajos… generando una gran humarada que se extendio hasta los cielos.

Kisame abrio los ojos, viendose alrededor de todo el fuego que habia inundado los barrios bajos… y noto algo frio en su cuerpo. Bajo la vista y observo con una peculiar sonrisa una armadura negra como la noche cubriendo su cuerpo. Kisame… habia dominado a Bennu.

por Contenido patrocinado

[Alejandria] Choza de Kisame

[Alejandria] Choza de Kisame

Re: [Alejandria] Choza de Kisame

Re: [Alejandria] Choza de Kisame

Re: [Alejandria] Choza de Kisame