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Lukas
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Going To Home¡¡¡
Recuerdo del primer mensaje :
Ya casi eran dos días de caminata al que Lukas se sometía para encontrar aquella casa que yacía en las montañas para vivir. De todas formas no la encontraba, acordándose de las palabras de aquel anciano tenia en cuenta que la casa estaba muy escondida entre aquellas enormes montañas y árboles.
Las gotas de transpiración brotaban de la cara de Lukas. Había estado horas en la luz del sol caminando. El clima tremendamente pesado hacia de una caminata normal a un ejercicio muy cansador. Por esta razón el joven romano decidió tomar un descanso para retomar luego.
Luego de unas horas de acostarse bajo un enorme árbol que daba gran cantidad de sombra fue a por la cabaña escondida, a todo a nada. Aquel lugar era muy importante para el, Simplemente aquella pequeña casa era la base con la que empezaría su nueva vida. Una vida de tranquilad y de paz.
Varios minutos pasaron corriendo para encontrar aquel lugar y de divisar el hermoso paisaje de montaña que había en el lugar, Lukas encuentra una pequeña casa que estaba escondida entre pequeños árboles y entre rocas que estaban en el lugar, aquella hermosa casa realmente escondida era divina, echa de hermosa madera, resplandeciente por todos lados. El joven romano estaba desesperado, no veía la hora de habitarla, era una casa de sueños rodeada por arbustos y por flores color roja.
Sin embargo Lukas recordó las palabras del anciano, los ladrones seguramente seguirían allí ya que como punto estratégico para un ladrón era perfecto, una casa oculta entre las montañas, era indivisible si se escapaban de algún crimen .
Pasaron segundos y Lukas comenzó a ver movimiento en dentro de aquella casa, por eso se escondió en unos arbustos cercanos para ocultar su presencia.
-Tendré que ver detenidamente las acciones que suceden en aquel lugar antes de atacarlo y hace pode…….ah-
Cuando Lukas se quiso dar cuenta una espada estaba a punto de ser estocada en su espalda, esta no lo dejo ni de terminar de pensar. Solamente toma aire y se dio vuelta para ver la persona que lo tenia acorralado, era un hombre robusto con una enorme y larga barba, vestido de cueros bordados y con una hermosa espada que relucía y que tenia inscriptos distintas frases árabes.
Solamente trago saliva fuertemente mientras veía que lo habían atrapado. Después de haber pasado segundos el hombre le dijo amenazante.
-Vete de aquí, o te arrepentirás te daré tiempo, la próxima te matare….De que te ríes?-
-Me río, porque se que aquí me divertiré un largo rato-
Instantáneamente Lukas golpeo con su mano la espada de aquel muchacho y salto hacia atrás poniéndose en posición ofensiva para atacar a su enemigo.
Aquel muchacho que estaba por pelear contra Lukas pego un gran grito y llamo a sus camaradas, eran dos más que estaban dispuestos a luchar contra el muchacho romano que estaba espiándolos.
Comenzaron a atacar, era un hombre pequeño, pero rápido, se acerco rápidamente al cuerpo de Lukas, sus dos cuchillos que portaba eran únicos. Pero no fue difícil para el romano que logro esquivar los ataques con facilidad y contraatacar con una estocada en la mano y una patada en el mentón que dejo a aquel hombre tirado en el piso medio dormido, Las caras de los demás restantes era de sorpresa.
Allí estaba Lukas con su tunica blanca que se dejaba llevar por el viento y su pelo que se desacomodaba por esa brisa matinal. Con su Katana desenfundada y chorreando un poco de sangre, esperaba a alguno de los 2 restantes para luchar
Con gran ira otro de los que había llegado recientemente va a atacar a Lukas con sus puños. En ese momento Lukas desenfunda su katana, y pelea a mano limpia dejándolo herido luego de unos golpes en el cuerpo.
-Tan solo faltas tú-
Decía el joven mientras el mismo hombre que lo acorralo comenzaba a ponerse en una posición defensiva para pelear contra aquel joven que fácilmente derroto a sus camaradas.
La pelea era inevitable, Lukas hirió a dos de los amigos y se quería apoderar de aquel lugar.
-Supongo que tengo que atacarte, prepárate –
Dijo Lukas mientras los dos luchadores corrían para enfrentarse, Las espadas chocaron fuertemente. Una de estas era enorme y muy pesada, en cambio la otra era una katana que aunque sea, más delgada pero aun así tenía una velocidad sin igual, el hombre fuertemente comienza a atacar a Lukas con gran fuerza, este solamente se cubría de los ataques.
Luego los ataques de aquel hombre cesan y los dos luchadores quedan enfrentados cara a cara con sus espadas haciendo fuerza. El muchacho romano luego de lo sucedido con su pierna derecha logra darle una patada a su contrincante y así alejarlo del campo de batalla.
El hombre quedo a unos metros de Lukas, después de limpiarse una pequeña proporción que salía de su boca.
-Eres muy bueno pequeño-
Musito el hombre, mientras comenzó a sacarse la tunica de cuero puesta, para dar origen a una armadura que se componía de hombreras/torso y pantalones .Aquella armadura relucía enormemente, Luego de mostrar su armadura dijo
-Soy un ex soldado de Roma que opto por ser renegado, mi fuerza y mi combate es mejor que la tuya, yo soy un gran soldado que tiene gran técnica, tu eres un insecto de la calle, morirás en mis manos-
El hombre era enorme y fuerte guerrero que se estaba ocultando en túnicas
Rápidamente corre hacia Lukas y con gran fuerza trata de cortarlo, el joven nota la fuerza de aquel hombre y decide comenzar a esquivarlo en aquel momento el chico comenzaba a dificultarse.
Pero luego de contraatacar pudo hacerle un corte en el brazo, este soltó la espada y luego de esto Lukas lo corto la pierna seguido del otro brazo dejándolo herido ya a su merced
-No eres tan bueno, y tanto que aparentabas, te digo que por un momento pensé que me ibas a ganar. Ahora hazme el favor de irte antes que te mate -
Dijo Lukas con su gran sonrisa característica, mientras que poco a poco caminaba hacia la casa ,Luego de llegar a la misma, abre la puerta y ve una sombra….
-Quien anda ahí?-
Las gotas de transpiración brotaban de la cara de Lukas. Había estado horas en la luz del sol caminando. El clima tremendamente pesado hacia de una caminata normal a un ejercicio muy cansador. Por esta razón el joven romano decidió tomar un descanso para retomar luego.
Luego de unas horas de acostarse bajo un enorme árbol que daba gran cantidad de sombra fue a por la cabaña escondida, a todo a nada. Aquel lugar era muy importante para el, Simplemente aquella pequeña casa era la base con la que empezaría su nueva vida. Una vida de tranquilad y de paz.
Varios minutos pasaron corriendo para encontrar aquel lugar y de divisar el hermoso paisaje de montaña que había en el lugar, Lukas encuentra una pequeña casa que estaba escondida entre pequeños árboles y entre rocas que estaban en el lugar, aquella hermosa casa realmente escondida era divina, echa de hermosa madera, resplandeciente por todos lados. El joven romano estaba desesperado, no veía la hora de habitarla, era una casa de sueños rodeada por arbustos y por flores color roja.
Sin embargo Lukas recordó las palabras del anciano, los ladrones seguramente seguirían allí ya que como punto estratégico para un ladrón era perfecto, una casa oculta entre las montañas, era indivisible si se escapaban de algún crimen .
Pasaron segundos y Lukas comenzó a ver movimiento en dentro de aquella casa, por eso se escondió en unos arbustos cercanos para ocultar su presencia.
-Tendré que ver detenidamente las acciones que suceden en aquel lugar antes de atacarlo y hace pode…….ah-
Cuando Lukas se quiso dar cuenta una espada estaba a punto de ser estocada en su espalda, esta no lo dejo ni de terminar de pensar. Solamente toma aire y se dio vuelta para ver la persona que lo tenia acorralado, era un hombre robusto con una enorme y larga barba, vestido de cueros bordados y con una hermosa espada que relucía y que tenia inscriptos distintas frases árabes.
Solamente trago saliva fuertemente mientras veía que lo habían atrapado. Después de haber pasado segundos el hombre le dijo amenazante.
-Vete de aquí, o te arrepentirás te daré tiempo, la próxima te matare….De que te ríes?-
-Me río, porque se que aquí me divertiré un largo rato-
Instantáneamente Lukas golpeo con su mano la espada de aquel muchacho y salto hacia atrás poniéndose en posición ofensiva para atacar a su enemigo.
Aquel muchacho que estaba por pelear contra Lukas pego un gran grito y llamo a sus camaradas, eran dos más que estaban dispuestos a luchar contra el muchacho romano que estaba espiándolos.
Comenzaron a atacar, era un hombre pequeño, pero rápido, se acerco rápidamente al cuerpo de Lukas, sus dos cuchillos que portaba eran únicos. Pero no fue difícil para el romano que logro esquivar los ataques con facilidad y contraatacar con una estocada en la mano y una patada en el mentón que dejo a aquel hombre tirado en el piso medio dormido, Las caras de los demás restantes era de sorpresa.
Allí estaba Lukas con su tunica blanca que se dejaba llevar por el viento y su pelo que se desacomodaba por esa brisa matinal. Con su Katana desenfundada y chorreando un poco de sangre, esperaba a alguno de los 2 restantes para luchar
Con gran ira otro de los que había llegado recientemente va a atacar a Lukas con sus puños. En ese momento Lukas desenfunda su katana, y pelea a mano limpia dejándolo herido luego de unos golpes en el cuerpo.
-Tan solo faltas tú-
Decía el joven mientras el mismo hombre que lo acorralo comenzaba a ponerse en una posición defensiva para pelear contra aquel joven que fácilmente derroto a sus camaradas.
La pelea era inevitable, Lukas hirió a dos de los amigos y se quería apoderar de aquel lugar.
-Supongo que tengo que atacarte, prepárate –
Dijo Lukas mientras los dos luchadores corrían para enfrentarse, Las espadas chocaron fuertemente. Una de estas era enorme y muy pesada, en cambio la otra era una katana que aunque sea, más delgada pero aun así tenía una velocidad sin igual, el hombre fuertemente comienza a atacar a Lukas con gran fuerza, este solamente se cubría de los ataques.
Luego los ataques de aquel hombre cesan y los dos luchadores quedan enfrentados cara a cara con sus espadas haciendo fuerza. El muchacho romano luego de lo sucedido con su pierna derecha logra darle una patada a su contrincante y así alejarlo del campo de batalla.
El hombre quedo a unos metros de Lukas, después de limpiarse una pequeña proporción que salía de su boca.
-Eres muy bueno pequeño-
Musito el hombre, mientras comenzó a sacarse la tunica de cuero puesta, para dar origen a una armadura que se componía de hombreras/torso y pantalones .Aquella armadura relucía enormemente, Luego de mostrar su armadura dijo
-Soy un ex soldado de Roma que opto por ser renegado, mi fuerza y mi combate es mejor que la tuya, yo soy un gran soldado que tiene gran técnica, tu eres un insecto de la calle, morirás en mis manos-
El hombre era enorme y fuerte guerrero que se estaba ocultando en túnicas
Rápidamente corre hacia Lukas y con gran fuerza trata de cortarlo, el joven nota la fuerza de aquel hombre y decide comenzar a esquivarlo en aquel momento el chico comenzaba a dificultarse.
Pero luego de contraatacar pudo hacerle un corte en el brazo, este soltó la espada y luego de esto Lukas lo corto la pierna seguido del otro brazo dejándolo herido ya a su merced
-No eres tan bueno, y tanto que aparentabas, te digo que por un momento pensé que me ibas a ganar. Ahora hazme el favor de irte antes que te mate -
Dijo Lukas con su gran sonrisa característica, mientras que poco a poco caminaba hacia la casa ,Luego de llegar a la misma, abre la puerta y ve una sombra….
-Quien anda ahí?-
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Re: Going To Home¡¡¡
Vergilius se puso de cunclillas frente a ella acariciandole el rostro. Sophia le sonrió pues se sentía feliz de que él le hiciera cariño. Con delicadeza puso su mano sobre la que tenía libre Vergilius, acariciandola con las yemas de sus dedos y tomando con cuidado la botellita de Alexandra para llevarla a su regazo y destaparla. Seguía mirando a Vergilius a los ojos, sus pupilas casi brillaban por la tranquilidad y amor que sentía al estar con él. La fragancia a la manzanilla y la miel inundo el espacio entre ambos, relajando el espiritu. Era un aroma bastante refrescante por el limon, pero dulce por la miel... daba deseos darle un sorbo, y eso fue justo lo que hizo Sophia. Bebió uno o dos sorbos y la volvió a tapar. Confiaba ciegamente en que fuera lo que fuera que tuviera esa botella la haría sentir bien.
El efecto no se hizo esperar... pero no porque se sintiera más fuerte solo por beber eso, sino que imagenes de su madre se venían a su mente... una hermosa mujer de larga cabellera roja con una sombra en su rostro proyectada por su cabellera. La sensación de aquella calidez la hizo sonreir aun con mas ternura de la que ya sentía de por si.
- Me siento mucho mejor Vergilius... gracias por tu preocupación. - Dijo cerrando los ojos con algo de alegría, llevando uno de sus manos sobre la de Vergilius en su rostro, entrelazando sus dedos con los de él. Por alguna razon las manos de Vergilius siempre estaban frías... y las de ella eran calidas como la primavera, siempre buscando entibiarselas... - Aunque me sienta un tanto egoista al tenerte aquí, es siempre lindo estar contigo.- Abrió sus ojos y volvió a encontrarse con los de él. Cada vez que lo miraba o lo tenía cerca, sentía que el tiempo podría haberse detenido y no lo hubiese notado. La hacía realmente feliz estar en su compañía. - Hubiese sido todo más facil si tu y Fye se llevaran mejor. No es mi intención entrometerme en eso... -Aclaró de inmediato hablando con rapidez excusandose, no quería entrometerse en los asuntos de los hombres de su familia. - Sólo... mi hermano no es una mala persona. Yo se que no lo es.
El conflicto entre ambos primos era una de las pocas cosas que entristecía a Sophia, quien bajó algo la mirada. Era imposible para ella esconder lo que iba sintiendo, aunque lo intentase. Si Fye y Vergilius hubiesen tenido una mejor relación ambos hubiesen podido pasar todo el tiempo que quisieran juntos, sin tener que esconderse o esperar situaciones familiares para verse. Era tal el desprecio que Fye sentía por Vergilius que si se enteraba que él iba a estar en algun lugar dejaba de asistir, por ende, Gelum y Sophia habían vivido casi toda su vida bastante alejados de el resto de sus primos, tan solo acompañados por el otro, o por las veces que Solomon, Samantha o Richard los visitaban que era con bastante distancia.
- Hace mucho tiempo que no estabamos solos... sin tener que escondernos. - Dijo sonrosandose un tanto, pero intentando ocultar su verguenza. - Aun no me cuentas como me encontraste aquí... ¿Fye te pidió que me buscaras? - Se arrepintió de inmediato de haberle preguntando aquello, era evidente que Fye jamás habría podido pedir algo así. Aun así Sophia deseaba escuchar aquello, por ello permaneció callada esperando la historia de Vergilius de como la había encontrado en medio de la nada.
El efecto no se hizo esperar... pero no porque se sintiera más fuerte solo por beber eso, sino que imagenes de su madre se venían a su mente... una hermosa mujer de larga cabellera roja con una sombra en su rostro proyectada por su cabellera. La sensación de aquella calidez la hizo sonreir aun con mas ternura de la que ya sentía de por si.
- Me siento mucho mejor Vergilius... gracias por tu preocupación. - Dijo cerrando los ojos con algo de alegría, llevando uno de sus manos sobre la de Vergilius en su rostro, entrelazando sus dedos con los de él. Por alguna razon las manos de Vergilius siempre estaban frías... y las de ella eran calidas como la primavera, siempre buscando entibiarselas... - Aunque me sienta un tanto egoista al tenerte aquí, es siempre lindo estar contigo.- Abrió sus ojos y volvió a encontrarse con los de él. Cada vez que lo miraba o lo tenía cerca, sentía que el tiempo podría haberse detenido y no lo hubiese notado. La hacía realmente feliz estar en su compañía. - Hubiese sido todo más facil si tu y Fye se llevaran mejor. No es mi intención entrometerme en eso... -Aclaró de inmediato hablando con rapidez excusandose, no quería entrometerse en los asuntos de los hombres de su familia. - Sólo... mi hermano no es una mala persona. Yo se que no lo es.
El conflicto entre ambos primos era una de las pocas cosas que entristecía a Sophia, quien bajó algo la mirada. Era imposible para ella esconder lo que iba sintiendo, aunque lo intentase. Si Fye y Vergilius hubiesen tenido una mejor relación ambos hubiesen podido pasar todo el tiempo que quisieran juntos, sin tener que esconderse o esperar situaciones familiares para verse. Era tal el desprecio que Fye sentía por Vergilius que si se enteraba que él iba a estar en algun lugar dejaba de asistir, por ende, Gelum y Sophia habían vivido casi toda su vida bastante alejados de el resto de sus primos, tan solo acompañados por el otro, o por las veces que Solomon, Samantha o Richard los visitaban que era con bastante distancia.
- Hace mucho tiempo que no estabamos solos... sin tener que escondernos. - Dijo sonrosandose un tanto, pero intentando ocultar su verguenza. - Aun no me cuentas como me encontraste aquí... ¿Fye te pidió que me buscaras? - Se arrepintió de inmediato de haberle preguntando aquello, era evidente que Fye jamás habría podido pedir algo así. Aun así Sophia deseaba escuchar aquello, por ello permaneció callada esperando la historia de Vergilius de como la había encontrado en medio de la nada.
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Re: Going To Home¡¡¡
-Quiero recompensarte todo el tiempo perdido, mi ausencia en tu vida, y creo que este es un buen comienzo.- dijo mientras aceptaba el calor de las manos de su prima. Pero hubo algo que lo dejo con gusto de a poco; al pronunciar el nombre de Fye el joven no pudo evitar poner una expresión de desagrado total en su rostro. El pelinegro dejó que la mano de Sophia se quedara en el aire mientras él se apartaba unos centímetros, era hora de que su prima conociera el motivo de haber emprendido esa búsqueda, que era otro además de esclarecer el asunto de su supuesto secuestro. Negó con la cabeza. -Fye no fue quien me envio. De hecho vine hasta aquí porque creí que habías sido capturada por un secuestrador, pero el verdadero combustible para buscarte ha sido mi inseguridad, necesito despejar mis dudas y solo tú tienes el poder para hacerlo. Aunque creo que ya no necesito hacerte un interrogatorio, tus acciones me han demostrado que lo dicho por Fye eran mentiras como lo sospeche desde un principio. - le dijo a Sophia mientras se erguía y se apoyaba contra una de las paredes con los ojos cerrados y cruzaba los brazos.
Tal vez quería conocer más detalles de la situación, y él se los iba a contar. Aunque no sabía como se lo podía tomar Sophia, al decir que sabia que Fye no era malo en el fondo, pero Vergilius podía dar una respuesta que podría contradecir las palabras de su prima. -Te explicaré que fue lo que paso: fui a buscarte a tu casa, tan sólo quería verte, tanto era mi deseo que no estaba pensando claramente cada uno de mis actos tal y como hago a menudo. - le confesó, admitiendo que había actuado irracionalmente con el único propósito de poder tener un encuentro más con su prima adorada.
-No me importaba de que forma iba a logarlo, fui tan poco brillante que se me ocurrió trepar por una pared con la finalidad de poder entrar sin tener que ver la cara de Fye. Y fue desagradable cuando me encontré con él, no por verme en la necesidad de encararlo para que me dejara acceder a ti, sino por que afirmó que tú no deseabas volver a verme, que me odiabas al no estar ahí para ti cuando en verdad me necesitabas. Por eso estoy aquí, porque quería escuchar la verdad de tus propios labios y no de los tu hermano.-
No era fácil para él decir algo como ese en una situación así; Sophia no necesitaba que Vergilius hablara mal de Fye cuando las fuerzas apenas estaban volviendo a ella. Tenia que reposar y no mortificarse por una riña entre ambos primos. Como le había expresado al detestable de Fye, lo último que quería era que Sophia pudiera ser involucrada en una batalla que no le concernía.
Terminó de hablar, no tenia mucho más que decir no sin antes escuchar lo que su prima pensaba sobre aquello. Pudo haber omitido ciertas cosas, pero así era Vergilius, sólo comunicando lo justo y preciso, remarcando lo más importante.
Tal vez quería conocer más detalles de la situación, y él se los iba a contar. Aunque no sabía como se lo podía tomar Sophia, al decir que sabia que Fye no era malo en el fondo, pero Vergilius podía dar una respuesta que podría contradecir las palabras de su prima. -Te explicaré que fue lo que paso: fui a buscarte a tu casa, tan sólo quería verte, tanto era mi deseo que no estaba pensando claramente cada uno de mis actos tal y como hago a menudo. - le confesó, admitiendo que había actuado irracionalmente con el único propósito de poder tener un encuentro más con su prima adorada.
-No me importaba de que forma iba a logarlo, fui tan poco brillante que se me ocurrió trepar por una pared con la finalidad de poder entrar sin tener que ver la cara de Fye. Y fue desagradable cuando me encontré con él, no por verme en la necesidad de encararlo para que me dejara acceder a ti, sino por que afirmó que tú no deseabas volver a verme, que me odiabas al no estar ahí para ti cuando en verdad me necesitabas. Por eso estoy aquí, porque quería escuchar la verdad de tus propios labios y no de los tu hermano.-
No era fácil para él decir algo como ese en una situación así; Sophia no necesitaba que Vergilius hablara mal de Fye cuando las fuerzas apenas estaban volviendo a ella. Tenia que reposar y no mortificarse por una riña entre ambos primos. Como le había expresado al detestable de Fye, lo último que quería era que Sophia pudiera ser involucrada en una batalla que no le concernía.
Terminó de hablar, no tenia mucho más que decir no sin antes escuchar lo que su prima pensaba sobre aquello. Pudo haber omitido ciertas cosas, pero así era Vergilius, sólo comunicando lo justo y preciso, remarcando lo más importante.
Vergilius- Dios/a
- Reino : Inframundo
Ataques :
AD- Levantamiento de los Muertos (4750)
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AF- Putrefacción (5950)
AF- Canto del Demonio Satanás (6050)
Defensa :
Oscuridad Eterna
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Re: Going To Home¡¡¡
Era evidente que a Vergilius le incomodaba hablar de Fye. Lo mismo ocurría con Fye cuando Sophia mencionaba a su primo. De hecho en su casa en el Valle Dulce no se hablaba de Vergilius, pues de hacerlo su hermano se ponía completamente fuera de si. Se entristeció un poco al sentir que Vergilius alejaba sus manos de las de ella y se retiraba un tanto hacia atrás, visiblemente molesto. Ambos cambiaban cuando se hablaba del otro, y al escuchar a su primo hablar entendió a la perfección lo desagradable que toda esa situación había sido para él… sobre todo escuchar de Fye que Sophia no quería verlo.
La joven bajó la mirada pues sintió algo de pena en su corazón. Las circunstancias entre su hermano y su primo eran complicadas. Era posible que lo que ninguno entendía era lo que tanto que le hería a ella que dos de las personas que más quería no se llevaran bien. Lamentablemente ella dependía por completo de la voluntad de Fye, era su hermano mayor y el padre de familia, podía hacer lo que se le diera la gana con ella… pero decirle a la persona que amaba que en realidad lo odiaba y que no quería verlo era a los ojos de Sophia un acto cruel y sin ningún tipo de honor en él. Entendía si Fye hubiese querido herir así a algún enemigo, pero ¿por qué a ella que era su propia hermana? Una cosa era que le prohibiera ver a Vergilius, relacionarse con él, pero otra que le mintiera sobre sus sentimientos. Cualquiera que conociera a Sophia sabía que no había persona con sentimientos más puros que los de ella.
Volvió a subir la mirada cuando Vergilius dijo que quería escuchar la verdad del asunto venir de ella. La declaración la tomó bastante desprevenida. En ningún momento pensó que el joven pudiese haberle creído a Fye. La conocía desde siempre, si había una persona que realmente la conocía pensó que era él. Sobre todo después de la conversación que ambos habían tenido atrás de aquel pilar en el Coliseo. Aun así, la sorpresa desapareció con rapidez pues no tenía caso sentirse lastimada por la poca confianza que Vergilius mostraba sobre sus sentimientos. No iba a armar un escándalo al respecto, si el joven era inseguro sobre lo que Sophia sentía por él, ella se encargaría una y otra vez de repetírselo.
- Sabes lo que siento por ti. Te amo Vergilius. Realmente te amo… y me hace muy feliz estar contigo. - Una sonrisa algo melancólica apareció en su rostro mientras buscaba los ojos de Vergilius y volvía a tomarle la mano aunque él se hubiese alejado. - Siempre lo has sabido. Tú me conoces, jamás diría algo así .
Sophia no pensó que tenía la necesidad de decir algo más sobre la veracidad o falsedad de lo que Fye había dicho. Después de todo, no había persona en Roma que pudiese decir que Sophia alguna vez le había negado una visita o hablado descortésmente sobre él… menos su propia familia. Independiente de los sentimientos encontrados entre su hermano y su primo, ella lo único que sentía por Vergilius era un profundo amor. Por lo mismo, jamás habría podido negarse a verlo. La joven entendía lo difícil que eso debió haber sido para Vergilius, escuchar de una persona como Fye que Sophia no quería verlo… pero confiaba que no lo creyó ni por un momento. No después de todo lo que habían pasado juntos hasta entonces.
Sophia apretó levemente la mano de Vergilius y la movió hacia arriba a la altura de su mentón y besó con cuidado su piel. Fue un unico beso sobre el dorso de la mano de Vergilius, en el cual sus labios se deslizaron por su piel sin humedecersela. Fue algo tan natural que ni si quiera se sonrojó. Tan sólo le sonrió con sinceridad… A veces una acción podía decir mas que mil palabras y ella siempre había creído que entre ellos el silencio decía muchas cosas, sobre todo por la forma en que la dura mirada de Vergilius cambiaba cuando se fijaba sobre sus ojos.
Bajó nuevamente la mano de su primo y movió levemente su rostro hacia la ventana mirando el paisaje solitario de aquel lugar pensando en Fye. Si él hubiese estado ahí le habría dado un ataque de verle de la mano con Vergilius. Pero su hermano no estaba en ese lugar y era probable que cuando Alexandra le dijera que Sophia se había quedado con Vergilius en las montañas le diera un ataque de ira, tomara su caballo y fuera personalmente a buscarla. Mientras eso no ocurriera (ya que si llegaba a suceder era no solo posible sino un hecho de que Sophia sería repudiada por él) la joven planeaba aprovechar su tiempo con Vergilius.
- A veces las personas son capaces de hacer o decir cualquier cosa por no perder a sus seres queridos. – La mirada de Sophia se perdía por la ventana sumergida en sus propios pensamientos. Quedó en silencio un momento prolongado, hasta que suspiró. - Él era mucho mayor que yo cuando murió mamá. Creó memorias con ella que ni yo ni Gelum tenemos. Seguramente verme ahora como una mujer sólo le recuerda el dolor de perderla. ¿Sabes a lo que me refiero? – Sus ojos volvieron a posarse en Vergilius, en el fondo lo que hacía era justificar la actitud de Fye, algo que cualquier hermana que ama a su hermano haría. - Creo que Fye no quiere volver a sentirse solo… supongo que no te odia a ti, odia la idea de que yo ame a alguien y pueda dejarlo. Él esta tan sólo Vergilius… con los únicos que habla a veces son sus criados. Incluso a mi me cuesta acercarme a él. Y aunque haya dicho algo tan ruin y despreciable como que yo te odio y no quiero verte… y aunque me haya golpeado y humillado frente a todos los que quisieran verlo… se que lo que hace por que cree que es lo mejor para mí.
Todo lo que decía Sophia tenía un tono de amabilidad y hasta amor. Cualquier persona a quien su propia familia la tratase como basura sentiría algo de rencor o resentimiento en contra de ellos… pero no Sophia. A sus ojos todos tenían motivos para hacer cosas malas y aquellos motivos siempre en el fondo tenían ocultos preocupación, cariño y hasta amor. Sophia pensaba que los que realizaban actos viciosos o infames, tenían una justificación… e incluso aquellos que no lo tenían podían arrepentirse luego y volver a la bondad. Por eso a veces se entristecía, era como si las penas del mundo la deprimieran y pudiera sentir el dolor en cada uno de los corazones que la rodeaban
… y al mismo tiempo cuando observaba la bondad en el resto su sonrisa podía iluminar una habitación, porque no había nadie que se riera con más sinceridad que ella. Era tan poco lo que se necesitaba para hacer a esa joven feliz.
- Se que te molesta hablar de mi hermano, y que es probable que nunca lo entiendas. Pero sigue siendo mi hermano, mi dueño y señor. Me guste o no él tiene mi vida en sus manos… ¿Entiendes eso no es así?
Si dependiera de mi, no me separaría nunca de ti. Lamentablemente… las cosas no son así y tengo que hacer lo que él ordene.
La joven bajó la mirada pues sintió algo de pena en su corazón. Las circunstancias entre su hermano y su primo eran complicadas. Era posible que lo que ninguno entendía era lo que tanto que le hería a ella que dos de las personas que más quería no se llevaran bien. Lamentablemente ella dependía por completo de la voluntad de Fye, era su hermano mayor y el padre de familia, podía hacer lo que se le diera la gana con ella… pero decirle a la persona que amaba que en realidad lo odiaba y que no quería verlo era a los ojos de Sophia un acto cruel y sin ningún tipo de honor en él. Entendía si Fye hubiese querido herir así a algún enemigo, pero ¿por qué a ella que era su propia hermana? Una cosa era que le prohibiera ver a Vergilius, relacionarse con él, pero otra que le mintiera sobre sus sentimientos. Cualquiera que conociera a Sophia sabía que no había persona con sentimientos más puros que los de ella.
Volvió a subir la mirada cuando Vergilius dijo que quería escuchar la verdad del asunto venir de ella. La declaración la tomó bastante desprevenida. En ningún momento pensó que el joven pudiese haberle creído a Fye. La conocía desde siempre, si había una persona que realmente la conocía pensó que era él. Sobre todo después de la conversación que ambos habían tenido atrás de aquel pilar en el Coliseo. Aun así, la sorpresa desapareció con rapidez pues no tenía caso sentirse lastimada por la poca confianza que Vergilius mostraba sobre sus sentimientos. No iba a armar un escándalo al respecto, si el joven era inseguro sobre lo que Sophia sentía por él, ella se encargaría una y otra vez de repetírselo.
- Sabes lo que siento por ti. Te amo Vergilius. Realmente te amo… y me hace muy feliz estar contigo. - Una sonrisa algo melancólica apareció en su rostro mientras buscaba los ojos de Vergilius y volvía a tomarle la mano aunque él se hubiese alejado. - Siempre lo has sabido. Tú me conoces, jamás diría algo así .
Sophia no pensó que tenía la necesidad de decir algo más sobre la veracidad o falsedad de lo que Fye había dicho. Después de todo, no había persona en Roma que pudiese decir que Sophia alguna vez le había negado una visita o hablado descortésmente sobre él… menos su propia familia. Independiente de los sentimientos encontrados entre su hermano y su primo, ella lo único que sentía por Vergilius era un profundo amor. Por lo mismo, jamás habría podido negarse a verlo. La joven entendía lo difícil que eso debió haber sido para Vergilius, escuchar de una persona como Fye que Sophia no quería verlo… pero confiaba que no lo creyó ni por un momento. No después de todo lo que habían pasado juntos hasta entonces.
Sophia apretó levemente la mano de Vergilius y la movió hacia arriba a la altura de su mentón y besó con cuidado su piel. Fue un unico beso sobre el dorso de la mano de Vergilius, en el cual sus labios se deslizaron por su piel sin humedecersela. Fue algo tan natural que ni si quiera se sonrojó. Tan sólo le sonrió con sinceridad… A veces una acción podía decir mas que mil palabras y ella siempre había creído que entre ellos el silencio decía muchas cosas, sobre todo por la forma en que la dura mirada de Vergilius cambiaba cuando se fijaba sobre sus ojos.
Bajó nuevamente la mano de su primo y movió levemente su rostro hacia la ventana mirando el paisaje solitario de aquel lugar pensando en Fye. Si él hubiese estado ahí le habría dado un ataque de verle de la mano con Vergilius. Pero su hermano no estaba en ese lugar y era probable que cuando Alexandra le dijera que Sophia se había quedado con Vergilius en las montañas le diera un ataque de ira, tomara su caballo y fuera personalmente a buscarla. Mientras eso no ocurriera (ya que si llegaba a suceder era no solo posible sino un hecho de que Sophia sería repudiada por él) la joven planeaba aprovechar su tiempo con Vergilius.
- A veces las personas son capaces de hacer o decir cualquier cosa por no perder a sus seres queridos. – La mirada de Sophia se perdía por la ventana sumergida en sus propios pensamientos. Quedó en silencio un momento prolongado, hasta que suspiró. - Él era mucho mayor que yo cuando murió mamá. Creó memorias con ella que ni yo ni Gelum tenemos. Seguramente verme ahora como una mujer sólo le recuerda el dolor de perderla. ¿Sabes a lo que me refiero? – Sus ojos volvieron a posarse en Vergilius, en el fondo lo que hacía era justificar la actitud de Fye, algo que cualquier hermana que ama a su hermano haría. - Creo que Fye no quiere volver a sentirse solo… supongo que no te odia a ti, odia la idea de que yo ame a alguien y pueda dejarlo. Él esta tan sólo Vergilius… con los únicos que habla a veces son sus criados. Incluso a mi me cuesta acercarme a él. Y aunque haya dicho algo tan ruin y despreciable como que yo te odio y no quiero verte… y aunque me haya golpeado y humillado frente a todos los que quisieran verlo… se que lo que hace por que cree que es lo mejor para mí.
Todo lo que decía Sophia tenía un tono de amabilidad y hasta amor. Cualquier persona a quien su propia familia la tratase como basura sentiría algo de rencor o resentimiento en contra de ellos… pero no Sophia. A sus ojos todos tenían motivos para hacer cosas malas y aquellos motivos siempre en el fondo tenían ocultos preocupación, cariño y hasta amor. Sophia pensaba que los que realizaban actos viciosos o infames, tenían una justificación… e incluso aquellos que no lo tenían podían arrepentirse luego y volver a la bondad. Por eso a veces se entristecía, era como si las penas del mundo la deprimieran y pudiera sentir el dolor en cada uno de los corazones que la rodeaban
… y al mismo tiempo cuando observaba la bondad en el resto su sonrisa podía iluminar una habitación, porque no había nadie que se riera con más sinceridad que ella. Era tan poco lo que se necesitaba para hacer a esa joven feliz.
- Se que te molesta hablar de mi hermano, y que es probable que nunca lo entiendas. Pero sigue siendo mi hermano, mi dueño y señor. Me guste o no él tiene mi vida en sus manos… ¿Entiendes eso no es así?
Si dependiera de mi, no me separaría nunca de ti. Lamentablemente… las cosas no son así y tengo que hacer lo que él ordene.
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Re: Going To Home¡¡¡
entre frias y tranquilas montañas , la cabalgata se hacia amena con la compañia de alexandra , se me hacia mas tranquilo el camino , un descanso justo para los corseles y una inquietud por la señorita sophia no dejava a acongojarme , havia sido lo correcto dejarle en compañia de joven vergilis pero eso no devia juzgarlo yo , despues de una exaustiva busqueda y un largo camino , nos detenemos en un paraje hermoso , alenadra se perdio por unos instante mientra , iva a recoger agua de un pequeño ruiachuelo que pasaba por hay , una sencion de nostalgia invadia mi ser , pensando quisa en una persona que tal nunnca pensaria en mi .
Vaya que hermoso partaje , pero que nostakgia se siente es como si la misma montaña tubiera una cierta tristeza , al igual que la mia , me pregunto si aquella mujer tan bella , y fria , pensara en mi como yo en ella , sera dificil ssaber donde se encuentra ella , mis dias y mis noches an sido frustrantes al pensar en sus mirada tan profuinda y tan triste en ella se reflejava un profundo basio pero a la vez una gran frajilidad , pero en fin espero en cuanto regresemos poder ir a ver si por gracia del destino puedo encontrame con ella y conocerle un poco mas.
Mas sin embargo la situacion actual me preocupa tambien , el amo fye se molestar por no llevar a la señorita sophia con nosotros fue muy inpulsivo el dejarlos pero son sus deseos y ante so no podemos hacer mucho alexandra y yo pero ya veremos cuando regresmos que es lo que nos depara la suerte, pero bueno ya me tarde demasiado bedo ir a ver a lexandra apra emprender de nuevo nuetro viaje .
solo espero que el amo fye no se moleste demasiado
[Vaya que hermoso partaje , pero que nostakgia se siente es como si la misma montaña tubiera una cierta tristeza , al igual que la mia , me pregunto si aquella mujer tan bella , y fria , pensara en mi como yo en ella , sera dificil ssaber donde se encuentra ella , mis dias y mis noches an sido frustrantes al pensar en sus mirada tan profuinda y tan triste en ella se reflejava un profundo basio pero a la vez una gran frajilidad , pero en fin espero en cuanto regresemos poder ir a ver si por gracia del destino puedo encontrame con ella y conocerle un poco mas.
Mas sin embargo la situacion actual me preocupa tambien , el amo fye se molestar por no llevar a la señorita sophia con nosotros fue muy inpulsivo el dejarlos pero son sus deseos y ante so no podemos hacer mucho alexandra y yo pero ya veremos cuando regresmos que es lo que nos depara la suerte, pero bueno ya me tarde demasiado bedo ir a ver a lexandra apra emprender de nuevo nuetro viaje .
solo espero que el amo fye no se moleste demasiado
Armand- Status :
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Re: Going To Home¡¡¡
El acercamiento y el beso de su prima lo hicieron perder su semblante, mostrando una ligera sonrisa para ella. -No, en ningún momento lo dude. Pero aún quería escucharlo de ti y no de... Fye. Te amo tanto Sophia. Efectivamente, me disgusta hablar de tu hermano. Pero si eso te afecta yo intentaria mejorar la relación con él, tan sólo para verte feliz.- dijo mientras observaba el paisaje indicado por Sophia, que se filtraba através de la ventana de aquella humilde cabaña desvencijada. Al igual que su prima él también se sentía sumamente feliz por poder estar con ella. Conocía a Sophia a la perfección, y desde un principio pudo afirmar que eran mentiras todo lo que salía de la boca de Fye. Sin embargo, la razón por la que había dicho eso era por que temía que la joven ya no lo quisiera tener cerca: su hermano tenía la razón en algo, él había preferido el campo de batalla a permanecer con Sophia en los momentos de necesidad, y eso podría justificar que ella no quisiera verlo nunca más.
Aunque de todas formas, aún si Sophia se negara a verlo tal como lo había expresado el detestable de Fye, él haría hasta lo imposible, todo lo que estuviera a su alcance para logar el perdón de Sophia. O al menos poder acercarse a ella de rehusar verlo de nuevo. Vergilius se abrazó a Sophia, impidiéndole escaparse de sus brazos, como si la quisiera retener ahí sólo para él. Vergilius volvía a ser el egoísta al no querer dejar que su prima regresara a Roma donde Fye.
-Sophia... Sabes que las palabras no son mi fuerte pero... Ah, olvidalo, no importa.-
Tenía muchas cosas que decirle a Sophia, pero con ese abrazo lo había expresado muy bien nuevamente lo que tenía que declarar: que la amaba, que nunca dudo de ella y su amor, y que comprendía la situación difícil en la que se encontraba. Jamás hubiera podido concebir perdón si Fye le hubiera hecho algo malo. Y en verdad se sentía tan miserable al saber que el amor de su vida estaba apasionado en manos de su primo.
Pero como decía Sophia, nada se le podía hacer. Ni siquiera su nombre podía ser pronunciado en presencia de Fye, por lo que la idea de estar juntos era algo que se veía distante. Siempre supo que no seria algo fácil, pero intentaría lograrlo, permanecer con Sophia aunque Fye y el mundo estuvieran en contra de esa relación. Las cosas no siempre son sencillas de obtener, hay que luchar, y él estuvo apunto de enfrentarse a Fye en su hogar sin importarle lo que dijeran las otras personas que fueron testigos de su escena de rabia y odio.
Y así como no le había importado nada en ese momento, era igual al encarar ese problema; no interesaba Fye, él la amaba y ella lo amaba a él. No deseaba volver a Roma, pero tenia que hacerlo. No ganaba nada retrasando las cosas, pues tarde o temprano tendrían que volver, y prefirió que fuera temprano, antes de cambiar de opinión, perder la cabeza como en la residencia de Fye y cometer algún acto disparatado. El era un adulto y el responsable de sus decisiones, pero no tenia por que involucrar a Sophia.
Cargó a Sophia en brazos, de pronto el joven sintió sus fuerzas renovadas y volver a su cansado cuerpo. Era hora de irse, y aunque no se habían dicho mucho entre ambos, había sido una experiencia que Vergilius iba a atesorar; pues pudo volver a encontrarse con su amada, brevemente, pero el tiempo era lo de menos, al igual que las palabras. Con el silencio y las acciones había comunicado todo.
-Creo que debemos retornar. Veo que te estás mejor, así que supongo que podrías resistir un viaje. De igual modo, si sientes que aún no puedes hacerlo podemos quedarnos un poco más.-
Aunque de todas formas, aún si Sophia se negara a verlo tal como lo había expresado el detestable de Fye, él haría hasta lo imposible, todo lo que estuviera a su alcance para logar el perdón de Sophia. O al menos poder acercarse a ella de rehusar verlo de nuevo. Vergilius se abrazó a Sophia, impidiéndole escaparse de sus brazos, como si la quisiera retener ahí sólo para él. Vergilius volvía a ser el egoísta al no querer dejar que su prima regresara a Roma donde Fye.
-Sophia... Sabes que las palabras no son mi fuerte pero... Ah, olvidalo, no importa.-
Tenía muchas cosas que decirle a Sophia, pero con ese abrazo lo había expresado muy bien nuevamente lo que tenía que declarar: que la amaba, que nunca dudo de ella y su amor, y que comprendía la situación difícil en la que se encontraba. Jamás hubiera podido concebir perdón si Fye le hubiera hecho algo malo. Y en verdad se sentía tan miserable al saber que el amor de su vida estaba apasionado en manos de su primo.
Pero como decía Sophia, nada se le podía hacer. Ni siquiera su nombre podía ser pronunciado en presencia de Fye, por lo que la idea de estar juntos era algo que se veía distante. Siempre supo que no seria algo fácil, pero intentaría lograrlo, permanecer con Sophia aunque Fye y el mundo estuvieran en contra de esa relación. Las cosas no siempre son sencillas de obtener, hay que luchar, y él estuvo apunto de enfrentarse a Fye en su hogar sin importarle lo que dijeran las otras personas que fueron testigos de su escena de rabia y odio.
Y así como no le había importado nada en ese momento, era igual al encarar ese problema; no interesaba Fye, él la amaba y ella lo amaba a él. No deseaba volver a Roma, pero tenia que hacerlo. No ganaba nada retrasando las cosas, pues tarde o temprano tendrían que volver, y prefirió que fuera temprano, antes de cambiar de opinión, perder la cabeza como en la residencia de Fye y cometer algún acto disparatado. El era un adulto y el responsable de sus decisiones, pero no tenia por que involucrar a Sophia.
Cargó a Sophia en brazos, de pronto el joven sintió sus fuerzas renovadas y volver a su cansado cuerpo. Era hora de irse, y aunque no se habían dicho mucho entre ambos, había sido una experiencia que Vergilius iba a atesorar; pues pudo volver a encontrarse con su amada, brevemente, pero el tiempo era lo de menos, al igual que las palabras. Con el silencio y las acciones había comunicado todo.
-Creo que debemos retornar. Veo que te estás mejor, así que supongo que podrías resistir un viaje. De igual modo, si sientes que aún no puedes hacerlo podemos quedarnos un poco más.-
Vergilius- Dios/a
- Reino : Inframundo
Ataques :
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AF- Canto del Demonio Satanás (6050)
Defensa :
Oscuridad Eterna
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Re: Going To Home¡¡¡
Sentirse entre los brazos de Vergilius sólo le trajo una sonrisa, diferente a las otras… esta venía desde el lugar en el cual las personas se sienten tranquilas y en paz. Estar así con él le daba un sentimiento de calma que nada podría haber roto. Se olvidaba de cualquier problema que hubiese que los separara, pues no había en ese instante espacio entre ellos. Lo rodeo también con sus brazos y tan apoyó delicadamente contra su pecho. Su primo iba a decirle algo, pero no lo hizo. Sophia tan sólo lo abrazó con mas fuerza entendiendo perfectamente que no había palabras que pudieran describir lo que experimentaban con la cercanía del otro. Sentirlo bastaba, las palabras entre ellos no siempre fluían con naturalidad, pero no las necesitaban… una mirada, un abrazo, un beso… decía todo lo que querían decir.
En ese momento, los brazos de Sophia decían, no me dejes sola. Egoísta, claro, pero no podía evitar no querer separarse de él. Ya habían pasado tres años sin verse, en los cuales ella había esperando ansiosa su regreso, rezado para que no se lastimara en la guerra, y guardado cada uno de sus sentimientos en sus estudios y complacer a su hermano mayor en todo… guiar a Gelum para que fuera un mejor hombre, siempre distrayéndose de cualquier forma para evitar pensar en Vergilius, pues en el momento en que lo hacía el mundo se detenía y la tristeza invadía su corazón. Se había propuesto ser una mujer que le causara orgullo no sólo a su hermano, sino tambien a Vergilius. Para ello vivía, para poder apoyarlo en lo que él necesitara, por lo mismo el no necesitaba decir palabra alguna, porque Sophia era feliz de saber que él estaba ahí y sentía lo mismo que ella.
- No tienes que decir nada Vergilius… yo entiendo. – Su mano bajó buscando la de Vergilius, entrelazando sus dedos con los de él, sintiendo la respiración de su primo sobre su cuello. Sentía un intenso cosquilleo sobre su piel al tenerlo tan cerca. Recordaba la forma en que se ponía cuando Vergilius estaba cerca, pero nunca hasta entonces había sentido que sus mejillas ardieran de esa forma y su piel cosquilleara. Sintió vergüenza por ello, y escondió su rostro en el espacio entre el cuello y el hombro del joven.
De pronto, sintió que sus pies no estaban tocando ya el suelo. Vergilius la había tomado entre sus brazos. Al parecer ya era el momento de volver a Roma. Sophia no se opuso pero si se sintió algo incomoda de que su primo pensara que ni si quiera podía caminar por si misma. Odiaba sentirse como una carga. Pero no dijo nada… después de todo conociendo a Vergilius, sabía que la había cargado no porque ella no pudiese caminar, sino por caballerosidad. Eran pequeñas formas de consentirla. Por ello, Sophia sólo sonrió.
- No te preocupes, me siento bien. No me gustaría retrasarte aun más aquí. Me imagino que tienes muchas cosas que hacer de vuelta en Roma.
La idea de volver a Roma por algún motivo la entristecía. De sólo pensar todas las cosas que tendría que escuchar por parte de Fye, se le revolvía el estomago. Pero era una dama, por ello tenía que volver a su hogar que era el lugar donde debía estar. Mientras su primo la cargaba hacia fuera para montarla en el caballo que deberían compartir… Sophia no pudo evitar preguntarse que habría sido de ellos si hubiesen podido estar juntos para siempre lejos de Roma. ¿Habrían sido felices todo el tiempo como en aquellos instantes que acababan de compartir?
En ese momento, los brazos de Sophia decían, no me dejes sola. Egoísta, claro, pero no podía evitar no querer separarse de él. Ya habían pasado tres años sin verse, en los cuales ella había esperando ansiosa su regreso, rezado para que no se lastimara en la guerra, y guardado cada uno de sus sentimientos en sus estudios y complacer a su hermano mayor en todo… guiar a Gelum para que fuera un mejor hombre, siempre distrayéndose de cualquier forma para evitar pensar en Vergilius, pues en el momento en que lo hacía el mundo se detenía y la tristeza invadía su corazón. Se había propuesto ser una mujer que le causara orgullo no sólo a su hermano, sino tambien a Vergilius. Para ello vivía, para poder apoyarlo en lo que él necesitara, por lo mismo el no necesitaba decir palabra alguna, porque Sophia era feliz de saber que él estaba ahí y sentía lo mismo que ella.
- No tienes que decir nada Vergilius… yo entiendo. – Su mano bajó buscando la de Vergilius, entrelazando sus dedos con los de él, sintiendo la respiración de su primo sobre su cuello. Sentía un intenso cosquilleo sobre su piel al tenerlo tan cerca. Recordaba la forma en que se ponía cuando Vergilius estaba cerca, pero nunca hasta entonces había sentido que sus mejillas ardieran de esa forma y su piel cosquilleara. Sintió vergüenza por ello, y escondió su rostro en el espacio entre el cuello y el hombro del joven.
De pronto, sintió que sus pies no estaban tocando ya el suelo. Vergilius la había tomado entre sus brazos. Al parecer ya era el momento de volver a Roma. Sophia no se opuso pero si se sintió algo incomoda de que su primo pensara que ni si quiera podía caminar por si misma. Odiaba sentirse como una carga. Pero no dijo nada… después de todo conociendo a Vergilius, sabía que la había cargado no porque ella no pudiese caminar, sino por caballerosidad. Eran pequeñas formas de consentirla. Por ello, Sophia sólo sonrió.
- No te preocupes, me siento bien. No me gustaría retrasarte aun más aquí. Me imagino que tienes muchas cosas que hacer de vuelta en Roma.
La idea de volver a Roma por algún motivo la entristecía. De sólo pensar todas las cosas que tendría que escuchar por parte de Fye, se le revolvía el estomago. Pero era una dama, por ello tenía que volver a su hogar que era el lugar donde debía estar. Mientras su primo la cargaba hacia fuera para montarla en el caballo que deberían compartir… Sophia no pudo evitar preguntarse que habría sido de ellos si hubiesen podido estar juntos para siempre lejos de Roma. ¿Habrían sido felices todo el tiempo como en aquellos instantes que acababan de compartir?
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