Y seguimos caminando...tan tan tan~

Y ahora el propósito de vagar por los territorios adyacentes a las montañas había mostrado ser bastante agradable, aún cuando me hubiera mantenido como tal en los caminos de las faldas sin tener que atravesar los valles escarpados o…escalar. Como odiaba escalar, en cualquier forma, de hecho…escalar me molestaba tanto como ver la invasión de pinos en cualquier bosque al que me dirigiera. Dejando eso de un lado, ya que no llegaría a ningún lado si me rompía la cabeza por eso, la pista de antiguos y valuables artefactos era muy clara respecto al sendero que seguir para poder dar con ellos…más que todo por la larga lista de escritos y cuentos de tradición oral que estaban desperdigados por ahí y predispuestos para que uno se molestara en atar los cabos sueltos, pero de esas personas que se tomaran tantos problemas no habían. La razón más probable por la cual esos artefactos seguían siendo conocidos como algo “ficticio”.

Fuera como fuera, las villas y los pequeños pueblitos que visitaba conforme me dedicaba a preguntar de un lado a otro sobre las tradiciones de cada uno me llevaban a una simple conclusión que en vista de todo lo que había pasado…no me terminaba de gustar, para nada: en algún punto, tendría que escalar… bueno, en lo posible lo evitaría y solo lo efectuaría si no tenía más opciones a la mano. Una de las historias más prominentes de todas y que curiosamente era de las más consistentes entre las versiones que se contaban era la de un demonio cuyo poder había sido capaz de destruir todo un pueblo y un continente con la furia de los mares…o algo por el estilo. Era solo una historia, un cuento que se les contaba a los niños antes de dormir para asustarlos pero no podía dejar de sentir cierta aprehensión por el…sin razón lógica o concreta, hablando con la verdad por delante. Igual, solo me quedaba continuar hacia un diminuto poblado que según varios ancianos, tendría varias respuestas más que añadir a mi lista de chequeo.