Caminando por el sendero del Bosque

Los diferentes senderos que se ramificaban de un lado a otro al nivel de suelo indicaban una ruta que continuaba hacia el noroeste, la vista que proveían las ramas más altas de los árboles (algunos unos endemoniados y repetitivos pinos, claro…) no estaba equivocada. La tierra amarillenta se extendía cada vez más, teniendo un tono oscuro que era casi imposible de ver debido a la enorme cantidad de árboles intercalados en un patrón aleatorio que al rato, podía llegar a confundir y de cierta forma, enfurecer a cualquier que se pasara demasiado tiempo recorriendo el sitio más que todo por la impresión y sensación de dar vueltas en círculo que generaba el bosque… dejando eso de lado tan solo continué como si nada, pasando de vez en cuando a lado de varios claros en los cuales habían pequeños animalillos de bosque bien fuera comiendo, peleando, matándose, correteando o simplemente, haciendo las cosas por las cuales eran conocidos. Debía admitirlo…empezaba a cansarme siempre de lo mismo.

Que monótono...ugh... comenté en voz baja, saltando a un pino (como diablos habían tantos pinos en aquel sitio!?) y sentándome en una de sus ramas para rascarme la cabeza con pesadez…verdaderamente, no sabía como demonios es que no me había vuelto loco con tanto de lo mismo una y otra y otra vez. Pasar por aquel bosque resultaba hastiante, muy hastiante, de hecho. No hay nada mejor que hacer, supongo…mejor me apresuro y llego con los chicos, a saber que son capaces de hacer sin el cerebro para dirigirlos… finalicé con un suspiro resignado y hasta aburrido, volviendo a levantarme y ponerme en posición para saltar y así comenzar de nuevo con las andadas entre los árboles.

La ruta que iba por los bosques de Roma seguía más y más allá…

Caminar por los bosques que hacía algún tiempo atrás albergaban a las legiones romanas era una experiencia edificante, más que todo porque hacía años que el ex-senador no lo hacía. Según creía recordar, la última vez había sido hacía más de cinco años, en la época en la que había entrenado para usar la espada con algunos de los viejos Generales que se especializaban en aquella rama de combate…un conocimiento que de seguro, le sería útil en algún momento de su vida, pero que por los instantes parecía realmente inútil. Suspirando, el geminiano continuó avanzando mientras evitaba algunos arbustos con ramas atravesadas que de seguro habrían de haberle rasgado la ropa sino fuera porque los había evitado a último momento. Partiendo algunas ramas caídas, se dio cuenta que cerca de allí se encontraba uno de los tantos cosmos que había percibido a la distancia…pero por suerte, no era uno de los agresivos y sedientos de sangre sino que más bien contenía una cierta chispa de inocencia y por demás, nobleza.

Ahí fue cuando oyó la voz algo asustada de la mujer, que pronunciaba un tímido “Hola?” que se perdió entre los árboles que en esos momentos, se antojaban tenebrosos y amenazantes.

Saludos. respondió Aspros con calma, intentando sonar lo más neutral posible mientras se mostraba frente a la mujer de cabello azabache, cuya piel pálida parecía estar ardiendo, evidenciado por las gotas de sudor que la empapaban de cabo a rabo. Aún sin haber intercambiado más que saludos fugaces, el ex-senador podía aseverar que aquella chica estaba enferma de gravedad y algo más le decía que su presencia en el bosque no era mera casualidad…otra prueba era por supuesto, el cosmos que emanaba lentamente de todos los poros de su piel. Perdone por asustarla, no fue mi intención. aclaró el peliazul rápidamente mientras levantaba las manos y señalaba que venía en son de paz. Solo me encuentro cruzando el bosque para hallar el camino de los mercaderes y llegar a Roma.

La mujer parecía estar al punto del colapso, su piel empapada en sudor, sus mejillas sonrojadas y sus ojos suplicantes constataban que estaba desesperada. Sus palabras eran más que claras y obviamente, era una situación en la cual no tenía opciones…la llegada del peliazul le había salvado (literalmente) la vida y frente a algo así, el ex-senador no tenía dudas de que haría a continuación…o al menos, su lado noble sabía cual sería su proceder. Entiendo, entonces…permítame el atrevimiento. dijo Aspros con calma, tomando a la fémina con sus brazos para pasar sus extremidades por sobre sus hombros y así cargándola a su espalda, Aspros inició el avance mientras sentía el delicado peso que ahora le tocaba llevar hasta la capital Romana. Era extraño ser de ayuda, al menos de esa forma…hacía bastante tiempo que no hacía algo de forma tan desinteresada, no desde que había ayudado a aquel rechoncho mercader a bajar fardos de paja de la carreta en la distribución de mercancía a través del distrito residencial de la Isla Kanon, era curioso ver como aquellos tiempo se veían tan lejanos en retrospectiva.

Poco a poco, los linderos del bosque empezaron a despejarse y en menos tiempo del pensado, los árboles se separaron para dejar ver el camino que seguían los mercaderes en dirección a Roma. Con solo seguir las señalizaciones, llegarían a la ciudad. Justo en ese instante, por la mente del peliazul pasó la idea de usar su técnica de Otra Dimensión, pero no se arriesgaría a llamar la atención, al menos no por los instantes…todavía debía darle tiempo a Night de cumplir con su cometido, así que lo único que quedaba por hacer era transitar a pie el corto trayecto hacia los muros de Roma, después de todo, ya Aspros había medido la distancia y aquello no representaría nada para él, mucho menos después de todo lo que había vivido desde la última vez que había pisado los suelos de su tierra natal.

Mientras avanzaban por el camino de los mercaderes, Aspros escuchó el nombre de la fémina seguido de una pregunta que lo hizo considerar varias cosas y que de paso, le quitaba un peso de encima. Al menos ahora estaba plenamente consciente de que aquella mujer no era nada común y corriente, algo un tanto evidente por el ligero cosmos que emanaba y que ahora había confirmado con sus palabras…además con el tono y los términos que había empleado, de seguro alguien le había hecho una introducción a las bases de todo aquel asunto. Suspirando con calma y sintiendo el calor febril de la chica, Aspros tan solo respondió con la calma que por lo visto había empezado a caracterizarlo después de haberse librado del peso de los demás Santos de Oro en el Coliseo del Santuario. Efectivamente...soy uno de los Doce Guardianes principales del Recinto Sagrado de la diosa Athena, Aspros de Géminis. Aunque actualmente no es un título del que me sienta demasiado orgulloso… respondió el lado noble del geminiano, siendo absolutamente sincero en su proceder…después de todo, aquello podía significar una segunda oportunidad para hacer las cosas de forma correcta y era algo que no desaprovecharía al haberse presentado tan pronto. ...pero si está preguntando eso, debe significar que sabe lo básico, cierto? inquirió el peliazul, mientras una brisa ligera soplaba y refrescaba a la chica, cuya fiebre no parecía descender pero por lo menos, no se forzaba al tener el hombre mismo que cargarla durante el trayecto. Y si deduzco...alguien debe habérselo mencionado. Puedo saber quien? preguntó Aspros con calma mientras continuaba marchando adelante, notando como sus pies chocaban contra el suelo y levantaban ligeras nubes de polvo que se dispersaban casi al instante.

Desde su posición, el gemelo de Cambre notó como los muros de Roma ya eran visibles…faltaba poco para llegar a su destino, tan solo esperaba que no hubieran más obstáculos en lo que restaba del trayecto ya que sería muy…molesto, por decirlo de forma simple, y con alguien a cuestas además de no querer llamar la atención, Aspros no estaba en posición para pelear o al menos, no estaba dispuesto a llegar a ello.

Ya veo. Fue la respuesta de Aspros a las palabras de la mujer, notando que una parte de su mente empezaba a arrancar con brío, procesando la información a una velocidad alarmante…algo que el geminiano ya había experimentado con anterioridad…algo que auguraba que se acercaba otro choque de sus personalidades internas, esta vez iniciada por la sombra que había accedido a su mente desde el mismo instante en que había vestido la Armadura Dorada de Géminis.

Interesante...que caprichoso es el destino, todo parece repetirse. dijo el Santo del pasado, mientras el tiempo parecía detenerse para el peliazul. Sería brillante ver que hubieran más casualidades, otra reencarnación tal vez? Sí…eso sería lo que completaría el espectáculo. De nuevo las personalidades, pasiones y emociones de la Guerra Santa anterior renacen. No me esperaba menos, después de doscientos cincuenta años, el perro más fiel de Athena ha encontrado a su ama. dijo la sombra, revolviéndose de gusto total…y en ese momento, la parte noble de Géminis lo detuvo en medio de su celebración.

Olvídalo. fue lo único que dijo el otro, mientras su percepción del tiempo volvía a lo que se podía denominar como “normalidad”. De todas formas, mi misión ahora es encontrar a otras personas. Cuando sea el momento adecuado, Athena se manifestará…se podría decir que no hay que apresurar las cosas. explicó Aspros, manifestando que aún sabiendo que su deidad se hallaba cerca sus deberes eran otros. Era una cuestión de prioridades…y de desengaño. Aspros todavía no estaba totalmente convencido de que valiera la pena buscar a alguien que había abandonado a todos en su tierra de origen, y eso era algo que precisamente le plantearía a aquella mujer una vez la tuviera en frente. Deteniéndose un mero instante, el peliazul cerró los ojos y usó su percepción para intentar determinar donde es que se encontraban las energías de los enemigos a donde había enviado a Night, solo para constatar que siguieran allí y de paso, verificar si la de Capricornio seguía latente…cosa que resultó ser positiva. Con un cabeceo Aspros continuó su camino, sintiendo la brisa del día agitar sus mechones con ligereza. Y...hay algo más que crea pudiera resultar ser de interés común?

Mientras los muros de la ciudad se antojaban cercanos, Aspros escuchó todas y cada una de las palabras de la mujer, quien por lo visto parecía estar algo inmersa en sus pensamientos…y después de todo, el peliazul no la culpaba. Lo que se venía encima no era nada fácil de digerir, en ningún aspecto. Suspirando con calma, el gemelo de Cambre tan solo retomó el paso para vislumbrar los límites de la ciudad ya a un tiro de piedra de distancia.

Seguramente se encontró con algún soldado de un dios que se opone a Athena…son fácilmente identificables. explicó el geminiano con la mayor franqueza de la que era capaz. O si lo que dices resulta ser tan serio, se habrá salvado de la ira de una deidad en persona…y ten por seguro que de ser así, no tiene demasiadas posibilidades de seguir vivo por mucho tiempo o en el mejor de los casos, quedar entero. la frase del Santo estaba libre de malicia, más bien era una suposición basada en datos poco fiables ya que apenas si sabía sobre lo que había pasado además de que Seiren también se encontraba dudosa de lo que decía. Además...hay seres capaces de conceder un destino mucho peor a unas simples heridas de batalla o que la muerte. sin indagar demasiado en aquel aspecto, Aspros avanzó para finalmente cruzar los límites del camino de los mercaderes para adentrarse en el umbral de la enorme capital del Imperio…ya ambos se encontraban en Roma.

Las calles, que normalmente estaban atestadas a esa hora parecían muertas en vida…las personas caminaban de un lado a otro y parecían estar sumergidas en una extraña aflicción, casi como si una peste hubiera consumido todo el sitio…y eso que no había pasado demasiado tiempo desde la última vez que el ex-senador las había transitado.

Ah si... dijo el peliazul de pronto, adquiriendo un aire mucho más amigable y animado en comparación al que había tenido en su última explicación. ...sí, se podría decir que vine por ti.

Era por aquí, cierto?

Ahora Seiren y Aspros llegaban al claro por el cual habían accedido al camino principal de mercadeo que llegaba desde el norte de la capital del Imperio Romano, adentrándose en el bosque y caminando poco a poco a través de la espesura de los árboles y además, notando que la oscuridad de la noche le daba un aspecto realmente temible a aquel lugar en particular si se le comparaba con el aspecto que tenía en la tarde, más específicamente unas horas atrás, cuando el romano había encontrado a la egipcia en una pésima condición física y asediada por una terrible fiebre que ahora había remitido gracias a los esfuerzos y la ayuda del ex-senador. Si antes era difícil poder distinguir un camino entre la maleza, la hierba y las plantas, ahora era casi imposible…la oscuridad y la negrura dominante de la hora lo imposibilitaban bastante. La ventaja de todo era que los sonidos del bosque sonaban reconfortantes, mucho más que amenazantes…o así lo percibía el peliazul, era su manera de ver la vida y el mundo en general. Una vez que se encontró en un claro conocido, el gemelo de Cambre se detuvo para voltearse y encarar a Seiren con cara algo relajada pero sin embargo, mostrando su usual semblante desinteresado en casi todas las cosas que presenciara.

Creo que aquí te toca seguir la marcha, Seiren…en este lugar nos encontramos, no se por donde continuar. Indica el camino. pidió Aspros con normalidad, ladeándose y permitiendo que así, su compañera liderara la marcha de ahora en adelante…lo único que quedaba ahora era esperar y así, llegarían a su destino con prontitud.

Y como lo esperaba Aspros, Seiren tomó la iniciativa y la delantera, agarrándolo de la mano y usando su percepción del cosmos para dirigirlo en pos de donde se encontraba su compañero original. Mientras empezaban a caminar un trayecto de árboles cerrados y arbustos de ramas espinosas, el geminiano decidió que era el momento propicio para dar un pequeño sondeo que le permitiera monitorear la situación con Night…sabiendo que el Santo de Capricornio se encontraba atrapado en un cuerpo que era el suyo y que a la vez, no lo era, Géminis no había dejado que su percepción le perdiera el rastro a su cosmos…no es que no confiara en él, sino que no confiaba en lo que lo traicionera que podría llegar a ser una habilidad descontrolada y eso sin contar que el pequeño se encontraba en la presencia de un enemigo de crueldad y vicio más que probada…y eso era algo que el ex-senador había comprobado tan solo con sentir el cosmos de la acompañante de Night. Era un cosmos que se percibía agresivo, maligno e inherentemente dado a la destrucción…era algo que no se pasaba por alto con facilidad. El problema vino cuando ambos guerreros parecieron bajar la guardia, de pronto Aspros si podía percibir el cosmos de los dos involucrados…sería que estaban llegando a un acuerdo o que? Géminis no lo sabía y ahí fue cuando su distracción momentánea le hizo perderse en el presente, razón por la cual recibió un ramazo en un lado de la cara, algo no muy preocupante pero que le recordó que no estaba solo. Mmm...supongo que falta poco, no es así? preguntó el gemelo de Cambre, todavía dejándose llevar por la egipcia.

Tranquila...es algo que pasa a menudo con mis conocidos. contestó Aspros ante la confesión de Seiren, admitiendo el curioso detalle que lo afectaba desde el momento en que había observado como Octavius se convertía en una deidad frente a sus ojos, pero por razones de seguridad, tanto personales como de la misma egipcia, obvio los detalles más problemáticos del asunto. Lo que menos necesitaba la parte noble del geminiano era que su codicia se empeñara en salir o hacer alguna de sus jugarretas en un momento de descuido…pero si se ponía a pensarlo, la cara dominante de Aspros en aquel momento se dio cuenta de algo muy, muy particular que le despertó una sombra de duda que se guardó para sí mismo sin exteriorizarla: su otra mitad había permanecido callada por mucho, mucho tiempo…incluso la sombra de la era pasada había enmudecido, lo que quería decir que de ahora en adelante, debía cuidarse en demasía…si el otro llegaba a aparecer en ese instante…

Muere, patética mujer! de pronto el gemelo de Cambre lanzó un potente golpe en dirección al pecho de Seiren, atravesándolo limpiamente mientras una salpicadura de sangre manchó el rostro del romano, tiñéndolo de un carmesí profundo al tiempo que la luz de los ojos de la muchacha se apagaban con una rapidez abrumadora. Los débiles merecen morir, y tú eres una de ellos…insulsa basura egipcia. dijo la codicia de Géminis, retirando su extremidad con un sonido de succión y dejando que su víctima inerte al suelo…

Así que no te preocupes, Seiren, no es algo que debas considerar demasiado. Si vieras que hasta yo mismo en ocasiones me siento perdido dentro de mí mismo. dijo finalmente Aspros, descartando la escena que su cerebro por inercia le mostró. Eso nunca, jamás llegaría a materializarse en la realidad…aunque tuviera que cortarse el brazo para evitarlo. Sigamos, no podemos perder más tiempo.