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Callejones Oscuros
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Callejones Oscuros
La situación de Gatsu era crítica, era un renegado para la ley romana, habiendo asesinado a un soldado y escaparse de sus guardias al momento de ser encarcelado. Sumándole un par de asesinatos mas en el instante en que soltaba de los guardias.
Caminaba errante, sin destino como cuando llegó a Roma, por entre la gentuza de un distrito de mala fama del Imperio. Borrachos, vagos, prostitutas, peleas a cuchillo; para muchos sería como un paraíso, para Gatsu simplemente basura y todos aquellos que allí estaban eran las cucarachas que habitaban el basural. Con su mano siempre sobre el mango de su daga por precaución, buscaba un lugar para sentarse a descansar y de paso tomar algo ya que la larga caminata lo tenía cansado.
Mirando a todos de reojo, sin mirarlos a los ojos de la repulsión que le daban, se adentró en un callejón sin saber que podría haber allí dentro, sólo buscaba un lugar para poder sentarse a beber algo y descansar del arduo viaje. El callejón estaba oscuro, más tétrico que el ambiente en las calles apestada de gentuza maloliente pero no había otro lugar en donde buscar, ya se había recorrido la mayoría del pueblucho.
-Este lugar da asco, ¿cómo demonios fui a terminar en un lugar así? Que idiota fui…
-La verdad que si, has sido demasiado idiota en terminar en un callejón oscuro como este, sin una protección… Hubieses sido más cauteloso y mantenido en la vía publica, donde al menos no saldrías tan lastimado.
La voz nueva era gruesa y ronca, era la voz típica de un fumador y alcohólico, con sus cuerdas vocales quemadas. Gatsu estaba algo sorprendido, y más aun cuando sintió como el filo de un cuchillo le cortó suavemente la mejilla izquierda. Unas pocas gotas de sangre caían de su cara pero no dejó de observar como un hombre de corpulencia menuda, con un cuchillo en su mano derecha y su rostro fijo que lo miraba retándolo.
-Oops ¿te he cortado? Que suerte la tuya, quería rebanarte la yugular y quedarme con lo mucho o poco que lleves contigo…
El ex soldado estaba entrando en cólera, nuevamente el ardor que se juntaba en su brazo derecho, el cual se tomaba para contenerse. No podía hacerlo, tenía ya en su poder con su daga y tenía en mira el cuello del bastardo atrevido que quería robarle lo poco que llevaba consigo, su amuleto familiar.
-Si en verdad quieres robarme algo, solo me quedaré aquí parado, pero ten en cuenta que apenas tenga la oportunidad, te dejaré mirando con el culo al norte por inepto.
Gatsu quitó su daga del cinturón y se quedó tal cual dijo, parado inmóvil esperando a un rival el cual poseía alto grado de autoconfianza, que se le iría en un pestañeo si no era más precavido en sus palabras y sobre todo, sus acciones.
El ladrón ya había puesto en marcha su cuerpo, se estaba moviendo ágilmente aunque no lo suficiente para que Gatsu no lo pudiera ver. Chocaban sin cesar las dagas de ambos, realizando chispas que iluminaban el oscuro callejón permitiendo así ver como varios vagabundos despiertos miraban atrapados de la acción que en ese momento se propinaban aquellos dos aguerridos. Un vaivén de golpes con sus filos y ninguno cedía, nadie lograba dañar al otro de ninguna manera y Gatsu comenzaba a aumentar su confianza, sonreía más notoriamente.
-Es el momento, me has aburrido así que dejaré de jugar…
-¿Jugar dices? Creo que no entiendes que esto es a muerte, el que acabará en el suelo teñido de rojo ser…
Gatsu no permitió que aquel terminara su frase, se había aburrido en verdad y clavado su daga en el cuello, retorciendo la hoja y expandiendo el tajo hasta la yugular, cortándosela permitiendo que todo aquel líquido carmesí se desparrame por el suelo.
-…seré yo.
El malviviente soltó rápidamente su cuchillo y se tomó su cuello instantáneamente, obviamente sin resultado positivo ya que la sangre brotaba por entre sus dedos, desplomándose en el suelo. Gatsu había vuelto a hacerlo, nuevamente anotando un nombre en su lista de asesinatos y otra vez más un revuelo que generó una nueva huida por parte del ex soldado romano. Nuevamente al ruedo, caminar sin destino…
Caminaba errante, sin destino como cuando llegó a Roma, por entre la gentuza de un distrito de mala fama del Imperio. Borrachos, vagos, prostitutas, peleas a cuchillo; para muchos sería como un paraíso, para Gatsu simplemente basura y todos aquellos que allí estaban eran las cucarachas que habitaban el basural. Con su mano siempre sobre el mango de su daga por precaución, buscaba un lugar para sentarse a descansar y de paso tomar algo ya que la larga caminata lo tenía cansado.
Mirando a todos de reojo, sin mirarlos a los ojos de la repulsión que le daban, se adentró en un callejón sin saber que podría haber allí dentro, sólo buscaba un lugar para poder sentarse a beber algo y descansar del arduo viaje. El callejón estaba oscuro, más tétrico que el ambiente en las calles apestada de gentuza maloliente pero no había otro lugar en donde buscar, ya se había recorrido la mayoría del pueblucho.
-Este lugar da asco, ¿cómo demonios fui a terminar en un lugar así? Que idiota fui…
-La verdad que si, has sido demasiado idiota en terminar en un callejón oscuro como este, sin una protección… Hubieses sido más cauteloso y mantenido en la vía publica, donde al menos no saldrías tan lastimado.
La voz nueva era gruesa y ronca, era la voz típica de un fumador y alcohólico, con sus cuerdas vocales quemadas. Gatsu estaba algo sorprendido, y más aun cuando sintió como el filo de un cuchillo le cortó suavemente la mejilla izquierda. Unas pocas gotas de sangre caían de su cara pero no dejó de observar como un hombre de corpulencia menuda, con un cuchillo en su mano derecha y su rostro fijo que lo miraba retándolo.
-Oops ¿te he cortado? Que suerte la tuya, quería rebanarte la yugular y quedarme con lo mucho o poco que lleves contigo…
El ex soldado estaba entrando en cólera, nuevamente el ardor que se juntaba en su brazo derecho, el cual se tomaba para contenerse. No podía hacerlo, tenía ya en su poder con su daga y tenía en mira el cuello del bastardo atrevido que quería robarle lo poco que llevaba consigo, su amuleto familiar.
-Si en verdad quieres robarme algo, solo me quedaré aquí parado, pero ten en cuenta que apenas tenga la oportunidad, te dejaré mirando con el culo al norte por inepto.
Gatsu quitó su daga del cinturón y se quedó tal cual dijo, parado inmóvil esperando a un rival el cual poseía alto grado de autoconfianza, que se le iría en un pestañeo si no era más precavido en sus palabras y sobre todo, sus acciones.
El ladrón ya había puesto en marcha su cuerpo, se estaba moviendo ágilmente aunque no lo suficiente para que Gatsu no lo pudiera ver. Chocaban sin cesar las dagas de ambos, realizando chispas que iluminaban el oscuro callejón permitiendo así ver como varios vagabundos despiertos miraban atrapados de la acción que en ese momento se propinaban aquellos dos aguerridos. Un vaivén de golpes con sus filos y ninguno cedía, nadie lograba dañar al otro de ninguna manera y Gatsu comenzaba a aumentar su confianza, sonreía más notoriamente.
-Es el momento, me has aburrido así que dejaré de jugar…
-¿Jugar dices? Creo que no entiendes que esto es a muerte, el que acabará en el suelo teñido de rojo ser…
Gatsu no permitió que aquel terminara su frase, se había aburrido en verdad y clavado su daga en el cuello, retorciendo la hoja y expandiendo el tajo hasta la yugular, cortándosela permitiendo que todo aquel líquido carmesí se desparrame por el suelo.
-…seré yo.
El malviviente soltó rápidamente su cuchillo y se tomó su cuello instantáneamente, obviamente sin resultado positivo ya que la sangre brotaba por entre sus dedos, desplomándose en el suelo. Gatsu había vuelto a hacerlo, nuevamente anotando un nombre en su lista de asesinatos y otra vez más un revuelo que generó una nueva huida por parte del ex soldado romano. Nuevamente al ruedo, caminar sin destino…
Gatsu- Cantidad de envíos : 10
Re: Callejones Oscuros
La verdad no me apetecía estar demasiado tiempo en el mercado, así que tras dar una corta caminata por aquel lugar me aleje por una de sus calles llegando al lugar más pestilente y miserable de Roma conocido como el Distrito del Tíber por los locales, ahora que lo recuerdo por aquí paso la ex dueña de este cuerpo buscando a su querida hermanita, lástima perdió su oportunidad la encontró y la perdió, mi andar me llevo a un callejón algo alejado en el cual no había nadie mejor para mí presentía que algo llegaría.
- ¿Qué será? - la interrogante se respondió sola del suelo surgió primeramente apareció un aura oscura para ser seguida de un cosmos rojo el cual rodeaba una armadura de apariencia ciertamente buena, pero que no lo era, me acerqué a esta al fin podría estar completa mi querida armadura la de la señora de la cobardía al fin aparecía para mí, su aspecto de una dama dentro de una flor con un harpa ciertamente no parecía la típica armadura de un Berserker, pero eso no importaba con el simple toque de uno de mis dedos la armadura se dividió para luego acoplarse a mi cuerpo, me abracé a mi misma la había extrañado tanto, del bolso que tenía la chiquilla saque lo que parecía una capa - Servirá - dije mientras la colocaba para cubrir mi cuerpo junto con la armadura, no era momento de que me viesen no quería pelea, así que procedí a reanudar la marcha.
- ¿Qué será? - la interrogante se respondió sola del suelo surgió primeramente apareció un aura oscura para ser seguida de un cosmos rojo el cual rodeaba una armadura de apariencia ciertamente buena, pero que no lo era, me acerqué a esta al fin podría estar completa mi querida armadura la de la señora de la cobardía al fin aparecía para mí, su aspecto de una dama dentro de una flor con un harpa ciertamente no parecía la típica armadura de un Berserker, pero eso no importaba con el simple toque de uno de mis dedos la armadura se dividió para luego acoplarse a mi cuerpo, me abracé a mi misma la había extrañado tanto, del bolso que tenía la chiquilla saque lo que parecía una capa - Servirá - dije mientras la colocaba para cubrir mi cuerpo junto con la armadura, no era momento de que me viesen no quería pelea, así que procedí a reanudar la marcha.
Alice- Berseker de Ares
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Cosmic Wings
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Re: Callejones Oscuros
La luna majestuosa y brillosa dejaba ver el sendero por recorrer.
Debo seguir mi camino sin importar que ocurra.
Sus pasos eran tan silenciosos como la brisa que se movía entre él y el mundo que lo rodea, su mirada fija en el horizonte. Su cuerpo aún se encontraba en un estado grave, sus músculos aun no regresaban a su antiguo estado, sin embargo una sonrisa se mostraba en su rostro, pero dentro de sí estaba preocupado por lo que le podía pasar.
El frio aumentaba y su espada le pesaba, junto con su escudo que cargaba en su espalda, el cielo comenzó a oscurecerse, la luna comenzaba a desaparecer y el abrigo de la oscuridad decencia sobre aquel joven que yacía en esos callejones.
Parece que el mundo se está sumergiendo en una oscuridad esto es raro que estará ocurriendo.
Murmuraba, el joven, cuando de un momento a otro el sonido de una lata impactándose con el suelo, hizo que este se detuviera, rodeado ahora si por la oscuridad total y una brisa fría y penetrante le recordaba que estaba solo y que su dolor crecía con el tiempo.
Quien está aquí? Quien también recorre estos caminos?.
El joven se detenía, todo quedaba en silencio, poco a poco fue llevando su mano izquierda, hacia su espada, su pie derecho lo fue poniendo un paso adelante del izquierdo, y su mirada se concentraba en un solo punto, curveando un poco su columna. Se preparaba para cualquier cosa y cualquier movimiento brusco.
UN búho comenzó emitir. Sonido en el ambiente, mientras se movía entre aquellas casas, el joven movía su cabeza de lado a lado, pero no podía ver nada ni escuchar otra cosa que el búho, cerrando sus ojos comenzaba a caminar poco a poco, lentamente estando atento a cualquier cosa que pudiera pasar.
Alto.
Se escuchó claramente, el cielo se despejo el búho callo, y la luna brillo, el joven se paralizo, sonriendo sarcásticamente, y dando un giro de trecientos sesenta grados, con su espada apuntando a donde salía aquella voz, abrió los ojos y dijo.
Quien eres ¿ y que buscas¿
Un hombre, salió de las sombras, de muy avanzada edad, que se dirigía poco a poco hacia donde aquel joven, sin embargo este no bajaba su espada, y su sonrisa aún seguía, alzando la mirada hacia la luna por unos breves segundos espero hasta que el viejo hablara o estuviera lo suficientemente cerca de este, pues pensaba que por su avanzada edad no lo avía escuchado y no tenía intenciones de alzar su voz.
Esas preguntas deberías de hacértelas a ti mismo, no crees?.
Decía el anciano a pocos metros del joven, este cambio su expresión radicalmente, y bajo su espada, y miro al anciano como pasaba por un lado de este sin decir más nada, el joven no respondía ni se movía, cerrando sus ojos volvió a girar y guardando su espada se dispuso a continuar pensado en que si de verdad esas preguntas se las tenía que hacer el mismo, o el viejo solo quería detener el paso del joven por alguna razón.
Parece que mi viaje será calmado…
Decía el joven que se cuestionaba quien era y que quería. Su memoria estaba fragmentada, por el letargo, y su cuerpo aún estaba adormilado, pero seguía su camino hacia la salida de la misma roma.
En donde está el anciano si lo acabo de ver
Decía el joven en voz alta, no conseguía aquel viejo con la vista, y no podría avece ido tan rápido, eso lo preocupaba, pero tenía que seguir su camino y conseguir respuestas, a pasar las horas el joven aun pensaba en aquel viejo y ya estaba llegando al final de aquellos callejones, podía ver una de las salidas y entradas de roma, sonriendo siguió sus caminos fuera del imperio. Pero pensativo por aquello que le avía pasado horas atrás.
Mirando hacia atrás, podía ver como la cuidad de roma desaparecía de su vista y poco a poco se internaba en los bosques.
Ayem- Status : Candidato Dios Guerrero
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Re: Callejones Oscuros
La noche en los suburbios era muy peligrosa para cualquier persona mucho más si eran visitantes de otros lados que no estaban acostumbrados a estos lares de mala muerte. Entre los callejones donde la poca luz de la luna no llegaba a iluminar caminaba la joven de cabello gris conocida como Amelia una de las figuras más importantes del mundo del dinero y las apuestas.
Su falda azulada se balanceaba por las brisas del lugar, en su bolsillo se podía preciar un paquete rectangular con forma de paralelepipedo que sobresalía de la tela azul y que podía intrigar a muchos sobre su contenido, si era un objeto valioso o algo lo suficientemente valioso por lo que pudieran atacar y dañar a la joven con aspecto de niña. Amelia cruzó una calle adentrándose en uno de los callejones que la llevarían más rápido a su destino, su hogar provisional donde pudiera descansar de una noche pesada tras conocer al rubio y su mujer.
Los ecos de unos pasos tras ella delataron a un sujeto que seguramente la estaba siguiendo para robarle o peor aun tratarla como una vil ramera de cantina. Sin vacilaciones la joven siguió su camino sin voltear hacia atrás y sin procurar levantar sospecha de que era seguida. Disimuladamente llevo su mano derecha al bolsillo de la falda sacando el contenido que por la oscuridad no podía decifrarse ni decir que era aunque eso para Amelia no era un misterio. Las yemas de sus dedos rozaron la superficie lisa y resbaladiza del objeto que se balanceaba suavemente sobre sus manos que en un sutil y rápido movimiento desprendió dos objetos más delgados que se incrustaron en el rostro del acosador.
El hombre cayó de bruces sobre la superficie de piedra tallada por el desgaste, siendo iluminado por un farol de la calle adyacente. Un hombre calvo y de mal vestir, estaba desparramado sobre el suelo con dos cartas, una incrustada sobre su rostro y la otra en su cuello, siendo la herida del cuello la que provocó su muerte al cortar la vena principal.
Amelia se acercó hasta el hombre retirando las cartas de su cuerpo que de a poco se enfriaba y adoptaba lividez temprana quizás por su mala condición, la joven observó su trabajo con agrado, riéndose de aquella miserable vida. Colocó uno de sus pies sobre el pecho del sujeto mientras vociferaba abiertamente.
-Es una lástima que no hayas visto quien te mato y lo mejor es con que-
Una última risa y la muchacha partió dejando el lugar atrás sin remordimiento alguno, por fin podía mostrarse cómo era en realidad y sólo la oscuridad de la noche era testigo de ello.
Su falda azulada se balanceaba por las brisas del lugar, en su bolsillo se podía preciar un paquete rectangular con forma de paralelepipedo que sobresalía de la tela azul y que podía intrigar a muchos sobre su contenido, si era un objeto valioso o algo lo suficientemente valioso por lo que pudieran atacar y dañar a la joven con aspecto de niña. Amelia cruzó una calle adentrándose en uno de los callejones que la llevarían más rápido a su destino, su hogar provisional donde pudiera descansar de una noche pesada tras conocer al rubio y su mujer.
Los ecos de unos pasos tras ella delataron a un sujeto que seguramente la estaba siguiendo para robarle o peor aun tratarla como una vil ramera de cantina. Sin vacilaciones la joven siguió su camino sin voltear hacia atrás y sin procurar levantar sospecha de que era seguida. Disimuladamente llevo su mano derecha al bolsillo de la falda sacando el contenido que por la oscuridad no podía decifrarse ni decir que era aunque eso para Amelia no era un misterio. Las yemas de sus dedos rozaron la superficie lisa y resbaladiza del objeto que se balanceaba suavemente sobre sus manos que en un sutil y rápido movimiento desprendió dos objetos más delgados que se incrustaron en el rostro del acosador.
El hombre cayó de bruces sobre la superficie de piedra tallada por el desgaste, siendo iluminado por un farol de la calle adyacente. Un hombre calvo y de mal vestir, estaba desparramado sobre el suelo con dos cartas, una incrustada sobre su rostro y la otra en su cuello, siendo la herida del cuello la que provocó su muerte al cortar la vena principal.
Amelia se acercó hasta el hombre retirando las cartas de su cuerpo que de a poco se enfriaba y adoptaba lividez temprana quizás por su mala condición, la joven observó su trabajo con agrado, riéndose de aquella miserable vida. Colocó uno de sus pies sobre el pecho del sujeto mientras vociferaba abiertamente.
-Es una lástima que no hayas visto quien te mato y lo mejor es con que-
Una última risa y la muchacha partió dejando el lugar atrás sin remordimiento alguno, por fin podía mostrarse cómo era en realidad y sólo la oscuridad de la noche era testigo de ello.
Última edición por Amelia el Lun Abr 30, 2012 11:49 pm, editado 1 vez
Amelia- Cantidad de envíos : 26
Re: Callejones Oscuros
Me escondí entre las sombras de un oscuro callejón en los rincones más peligrosos de Roma. El cosmos oscuro que me rodeaba y el cual me llevó hasta esa zona pronto desaparecía de a poco hasta que sin dejar rastros se desvaneció por completo.
Me escondía entre las calles como una simple humana que vagaba sin rumbo pero quien viera mi rostro, el gesto siniestro y algo fuera de lo común en él podría sospechar que no era una mujer cualquiera; quienquiera que lo notara quizás podría percibir que mi cuerpo y mi mente ocultaban un poder inigualable, algo oscuro y peligroso.
Pude escuchar ruidos en las cercanías, seguidos de una voz femenina que parecía hablar con mucha seguridad, aunque no pude oír con claridad lo que decía. Fue así que me adelanté a paso lento y disimuladamente, esperando no llamar la atención de nadie.
No tuve que caminar mucho hasta llegar a las profundidades de un oscuro callejón donde pude ver a alguien en el suelo. Me acerqué y pude notar con claridad que se trataba de un hombre que yacía inmóvil, sin vida. Me extrañó aquello, pues por su estado, hacía poco tiempo que éste había perdido la vida. Pude ver en su cuello una pequeña pero profunda herida, que no parecía haberse efectuado con ninguna especia de arma blanca ni nada que se le pareciera. Era diferente.
“Que extraño” –Pensé.
No tardé en afirmarme nuevamente en el suelo y mirar hacia el frente. En la oscuridad y a la lejanía podía ver una sombra que se alejaba; escuchaba sus pasos que se hacían audibles gracias al inmenso silencio del lugar. Parecía ser una mujer aunque no estaba segura de ello.
Me decidí seguirla a paso rápido, casi en un trote donde mis pasos podían sentirse fácilmente aunque no me interesaba mucho. Creía que aquella mujer había causado la muerte de ese sujeto, pues era la única presencia que estaba cerca de la zona. Y si era así... me resultaba demasiado interesante.
Aguarda... detente mujer. –Hablé en un tono fuerte y claro, para que ella pudiera oír. Mientras tanto no detenía mi paso pues mi intención era alcanzarla.
Me escondía entre las calles como una simple humana que vagaba sin rumbo pero quien viera mi rostro, el gesto siniestro y algo fuera de lo común en él podría sospechar que no era una mujer cualquiera; quienquiera que lo notara quizás podría percibir que mi cuerpo y mi mente ocultaban un poder inigualable, algo oscuro y peligroso.
Pude escuchar ruidos en las cercanías, seguidos de una voz femenina que parecía hablar con mucha seguridad, aunque no pude oír con claridad lo que decía. Fue así que me adelanté a paso lento y disimuladamente, esperando no llamar la atención de nadie.
No tuve que caminar mucho hasta llegar a las profundidades de un oscuro callejón donde pude ver a alguien en el suelo. Me acerqué y pude notar con claridad que se trataba de un hombre que yacía inmóvil, sin vida. Me extrañó aquello, pues por su estado, hacía poco tiempo que éste había perdido la vida. Pude ver en su cuello una pequeña pero profunda herida, que no parecía haberse efectuado con ninguna especia de arma blanca ni nada que se le pareciera. Era diferente.
“Que extraño” –Pensé.
No tardé en afirmarme nuevamente en el suelo y mirar hacia el frente. En la oscuridad y a la lejanía podía ver una sombra que se alejaba; escuchaba sus pasos que se hacían audibles gracias al inmenso silencio del lugar. Parecía ser una mujer aunque no estaba segura de ello.
Me decidí seguirla a paso rápido, casi en un trote donde mis pasos podían sentirse fácilmente aunque no me interesaba mucho. Creía que aquella mujer había causado la muerte de ese sujeto, pues era la única presencia que estaba cerca de la zona. Y si era así... me resultaba demasiado interesante.
Aguarda... detente mujer. –Hablé en un tono fuerte y claro, para que ella pudiera oír. Mientras tanto no detenía mi paso pues mi intención era alcanzarla.
Pandora1- Espectro de Hades
- Reino : Giudecca
Inframundo
Ataques :
AD - Soul Squad (3900)*
AD - Soul Explosion (4000)*
AM - Sombra de la Muerte (4100)
AM - Cosmos Oscuro (4200)*
AM - Hell of Death (4300)*
AF - Demon Army (4500)*
AF - Muerte y Putrefacción (4600)*
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Muro de Almas
DE - Phantom of Death
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Re: Callejones Oscuros
Dialogo - Pensamiento
La oscuridad de la noche permitía que todos los sonidos del ambiente fueran amplificados y que por lo tanto fueran más audible para Amelia que caminaba despreocupadamente en los callejones de los suburbios después de haberle quitado la vida a un miserable hombre que seguramente sería encontrado a la mañana siguiente cuando la luz del alba diera sobre su destrozado rostro producto de la carta que ella misma había lanzado y que aún residía en su mano, el objeto se encontraba manchado de sangre, pero que con un ágil movimiento de velocidad la sangre fue despedida de su preciada posesión dejándola limpia nuevamente gracias a la elasticidad y a lo resbaladizo del material.
Acto seguido, el eco de unos pasos llegaron hasta sus oídos provocando que se detuviera un momento pero que segundos después retomara su marcha de nuevo para no levantar sospechas ni parecer culpable de lo sucedido con anterioridad. Mas fue una voz un tanto espectral pero que sin duda pertenecía a una mujer lo que provocó que se detuviera de nuevo y antes de que volteara sus labios formaron una risa siniestra que poco después se entreabrió dejando escapar su falsa molestia.
-Tsk... Si eres la mujer de ese tipo, yo no se nada así que busca a otra persona que te ayude...-
Pronunció mientras giraba sobre sus pies en un ángulo de ciento ochenta grados quedando frente a frente con la mujer y notando su aspecto que claramente podía ser apreciado por la luz de la luna. Sus cabellos eran blancos y largos, algunos mechones caían sobre su rostro de tez palida y algo sombrío que destacaban aun más sus ojos rojos como la sangre.
-Imposible que sea la mujer de ese tipejo... Ella es diferente-
-¿Qué es lo que deseas?... Será dinero por lo que seguramente encontraste hace unas calles... O es otra cosa-
Su tono de voz cambio desde uno burlesco y orgulloso hacia uno siniestro y un tanto aterrador para cualquier persona pero aquella mujer frente a ella no entraba en la categoría de "cualquier persona", ella era muy diferente y lo que buscaba era algo más importante que el sucio dinero de Roma.
Acto seguido, el eco de unos pasos llegaron hasta sus oídos provocando que se detuviera un momento pero que segundos después retomara su marcha de nuevo para no levantar sospechas ni parecer culpable de lo sucedido con anterioridad. Mas fue una voz un tanto espectral pero que sin duda pertenecía a una mujer lo que provocó que se detuviera de nuevo y antes de que volteara sus labios formaron una risa siniestra que poco después se entreabrió dejando escapar su falsa molestia.
-Tsk... Si eres la mujer de ese tipo, yo no se nada así que busca a otra persona que te ayude...-
Pronunció mientras giraba sobre sus pies en un ángulo de ciento ochenta grados quedando frente a frente con la mujer y notando su aspecto que claramente podía ser apreciado por la luz de la luna. Sus cabellos eran blancos y largos, algunos mechones caían sobre su rostro de tez palida y algo sombrío que destacaban aun más sus ojos rojos como la sangre.
-Imposible que sea la mujer de ese tipejo... Ella es diferente-
-¿Qué es lo que deseas?... Será dinero por lo que seguramente encontraste hace unas calles... O es otra cosa-
Su tono de voz cambio desde uno burlesco y orgulloso hacia uno siniestro y un tanto aterrador para cualquier persona pero aquella mujer frente a ella no entraba en la categoría de "cualquier persona", ella era muy diferente y lo que buscaba era algo más importante que el sucio dinero de Roma.
Amelia- Cantidad de envíos : 26
Re: Callejones Oscuros
La respuesta de aquella mujer era de esperarse, no me esperaba otras palabras más que aquellas que salieron de su boca. Pero lo que buscaba yo, no era nada de lo que aquella mujer sospechaba; mis intenciones eran otras. Lo que oí de ella confirmó mis sospechas, claramente el hombre que había hallado calles atrás fue asesinado por esa misma mujer, y no precisamente con un cuchillo o algo parecido. Eso me había interesado verdaderamente, la manera en que alguien podía quitarle la vida a un humano sin sentir remordimientos luego.
Era lo que buscaba, un espectro así sería ideal para el ejército de Hades.
–Jm… –Entrecrucé mis brazos frente a mi pecho mostrando una sombría sonrisa –No deseo nada de eso mujer, no es lo que piensas.
No voy a cuestionarte ni pedirte nada por haber matado a ese hombre. –Dije aquello en un tono relajado y desinteresado, sólo para ver como aquella mujer reaccionaba –De hecho esa actitud que posees me resulta interesante y eres la clase de persona que estoy buscando.
Suspiré pesadamente y cerré los ojos por un momento. El que ella le hubiera quitado la vida a alguien – o así lo pensaba yo – no me importaba, ni tampoco resultaba un riesgo para mí.
Después de todo, en este mundo, aquellos que son débiles y no poseen la aptitud para matar sin remordimientos, no merecen permanecer con vida, y si lo hacen sólo resultan estorbos.
Mis palabras podían sonar un tanto siniestras y quizás cargadas con algo de demencia, pero era lo que yo creía en verdad. No me interesaba como pensara aquella mujer, mi objetivo era hacerle saber de la existencia del ejército de las tinieblas y la futura guerra. Deseaba formar un guerrero fuerte y decidido, no como los que actualmente poseía.
Era lo que buscaba, un espectro así sería ideal para el ejército de Hades.
–Jm… –Entrecrucé mis brazos frente a mi pecho mostrando una sombría sonrisa –No deseo nada de eso mujer, no es lo que piensas.
No voy a cuestionarte ni pedirte nada por haber matado a ese hombre. –Dije aquello en un tono relajado y desinteresado, sólo para ver como aquella mujer reaccionaba –De hecho esa actitud que posees me resulta interesante y eres la clase de persona que estoy buscando.
Suspiré pesadamente y cerré los ojos por un momento. El que ella le hubiera quitado la vida a alguien – o así lo pensaba yo – no me importaba, ni tampoco resultaba un riesgo para mí.
Después de todo, en este mundo, aquellos que son débiles y no poseen la aptitud para matar sin remordimientos, no merecen permanecer con vida, y si lo hacen sólo resultan estorbos.
Mis palabras podían sonar un tanto siniestras y quizás cargadas con algo de demencia, pero era lo que yo creía en verdad. No me interesaba como pensara aquella mujer, mi objetivo era hacerle saber de la existencia del ejército de las tinieblas y la futura guerra. Deseaba formar un guerrero fuerte y decidido, no como los que actualmente poseía.
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Re: Callejones Oscuros
Narración - Dialogo
Según las palabras de la peli blanca no deseaba su dinero por lo que sus sospechas anteriores eran ciertas, ella era diferente de la lacra con la que vivía a diario, su apariencia y esa sonrisa llena de oscuridad y vacía de sentimientos le resultaba interesante a la peli gris que en ningún momento se vio intimidad por ella e imitando la misma acción que la mujer frente a ella le respondió sin cavilaciones.
-Me ahorras mucho dinero y explicaciones mujer… Más interesante me resulta tu actitud viendo que no buscas dinero entonces que es lo que buscas de mí para detenerme en mi travesía nocturna-
Su voz sonaba altiva más no tan fuerte para no llamar la atención de los guardias cercanos que seguramente ya se estaban retirando de los prostíbulos cercanos del lugar. Amelia se acercó hasta ella quedando a tan sólo unos cuantos pasos justo donde la luz de la luna moldeaba y mostraba su figura con claridad.
-No seas tan estricta mujer, en ocasiones es necesario esos estorbos para la diversión propia como las apuestas o…- La muchacha camino más y quedo cara a cara con la peli blanca de ojos rojos –Para satisfacer las ansias de matar y de sentir su miserable sangre recorrer la mísera tierra de donde provienen- Terminó de hablar con una sonrisa sádica y se alejó de la joven de nuevo quedando en su posición anterior.
-Vuelvo a repetir que es lo que buscas… Si es una propuesta interesante lo tomare en cuenta y de no serlo… Creo que disfrutare tu compañía un momento-
Hablo con sorna mientras levantaba su brazo derecho hasta su cabeza con la palma abierta mirando hacia su cien luego en un repentino movimiento su palma giró noventa grados dejando ver un resplandor plateado de una carta de color negro.
-Me ahorras mucho dinero y explicaciones mujer… Más interesante me resulta tu actitud viendo que no buscas dinero entonces que es lo que buscas de mí para detenerme en mi travesía nocturna-
Su voz sonaba altiva más no tan fuerte para no llamar la atención de los guardias cercanos que seguramente ya se estaban retirando de los prostíbulos cercanos del lugar. Amelia se acercó hasta ella quedando a tan sólo unos cuantos pasos justo donde la luz de la luna moldeaba y mostraba su figura con claridad.
-No seas tan estricta mujer, en ocasiones es necesario esos estorbos para la diversión propia como las apuestas o…- La muchacha camino más y quedo cara a cara con la peli blanca de ojos rojos –Para satisfacer las ansias de matar y de sentir su miserable sangre recorrer la mísera tierra de donde provienen- Terminó de hablar con una sonrisa sádica y se alejó de la joven de nuevo quedando en su posición anterior.
-Vuelvo a repetir que es lo que buscas… Si es una propuesta interesante lo tomare en cuenta y de no serlo… Creo que disfrutare tu compañía un momento-
Hablo con sorna mientras levantaba su brazo derecho hasta su cabeza con la palma abierta mirando hacia su cien luego en un repentino movimiento su palma giró noventa grados dejando ver un resplandor plateado de una carta de color negro.
Amelia- Cantidad de envíos : 26
Re: Callejones Oscuros
Sonreí ante la última acción que aquella mujer realizó. En ese mismo instante me di cuenta de que el arma que había utilizado para acabar con su anterior víctima había sido nada más ni nada menos que una carta, una carta un tanto extraña, de color negro y lo que más me sorprendió fue la lúgubre energía que sentí emanar de ella en ese instante. Sentí el cosmos de la mujer, aquel que escondía en su interior.
Interesante... - Murmuré aún mostrando esa mueca de seguridad en mi siniestro rostro -Así que esa es tu arma letal ¿eh?
¿Quieres saber qué es lo que busco? -Inquirí aunque sin esperar respuesta ya que posteriormente agregué -Alguien como tú es lo que busco.
Le miré súbitamente a los ojos mostrando ese gesto oscuro en mí, pero que a la vez daba cierta seguridad. No planeaba ir contra la muchacha, al contrario, quería beneficiarla y de esa manera hacer crecer al ejército mismo del inframundo.
Pareces tener... un increíble potencial. Eres muy rápida y astuta para ser una simple humana. No encuentro muchos como tú menudo en este mundo. -Con aquellas oraciones declaraba evidentemente que yo no era una mujer común y corriente. -Y ni hablar de tu manera de ver el mundo... eres justo lo que busco.
No desconfíes de mí, sólo quiero beneficiarte. No me conoces, pero yo, quizás, sepa a donde apunta verdaderamente tu destino. Pero... déjame hacerte una pregunta antes de hacerte una interesante propuesta... ¿Tienes en verdad un propósito en la vida más allá de lo que me mencionaste anteriormente?
Fue lo último que dije. Enseguida, mi cosmos se dejó mostrar para hacerle saber a aquella mujer que mis planes iban más allá de algo normal. Mi rostro se rodeó de un aura oscura y claramente aterrorizante. Probablemente la mujer frente a mí se quedara paralizada del miedo como todos los que presenciaban mi poderosa energía, o tal vez, si en verdad tenía el potencial que yo suponía, intentase atacarme o algo por el estilo; ciertamente eso también podía ser una buena opción. En verdad me interesaba comprobar de qué era capaz esa joven.
Interesante... - Murmuré aún mostrando esa mueca de seguridad en mi siniestro rostro -Así que esa es tu arma letal ¿eh?
¿Quieres saber qué es lo que busco? -Inquirí aunque sin esperar respuesta ya que posteriormente agregué -Alguien como tú es lo que busco.
Le miré súbitamente a los ojos mostrando ese gesto oscuro en mí, pero que a la vez daba cierta seguridad. No planeaba ir contra la muchacha, al contrario, quería beneficiarla y de esa manera hacer crecer al ejército mismo del inframundo.
Pareces tener... un increíble potencial. Eres muy rápida y astuta para ser una simple humana. No encuentro muchos como tú menudo en este mundo. -Con aquellas oraciones declaraba evidentemente que yo no era una mujer común y corriente. -Y ni hablar de tu manera de ver el mundo... eres justo lo que busco.
No desconfíes de mí, sólo quiero beneficiarte. No me conoces, pero yo, quizás, sepa a donde apunta verdaderamente tu destino. Pero... déjame hacerte una pregunta antes de hacerte una interesante propuesta... ¿Tienes en verdad un propósito en la vida más allá de lo que me mencionaste anteriormente?
Fue lo último que dije. Enseguida, mi cosmos se dejó mostrar para hacerle saber a aquella mujer que mis planes iban más allá de algo normal. Mi rostro se rodeó de un aura oscura y claramente aterrorizante. Probablemente la mujer frente a mí se quedara paralizada del miedo como todos los que presenciaban mi poderosa energía, o tal vez, si en verdad tenía el potencial que yo suponía, intentase atacarme o algo por el estilo; ciertamente eso también podía ser una buena opción. En verdad me interesaba comprobar de qué era capaz esa joven.
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Re: Callejones Oscuros
Su sonrisa se ensanchó más al escuchar las palabras de la mujer de cabellos blancos que parecía no asustarse ni mostrar la sensación de asombro que mostraban sus palabras.
-¿Interesante dices?... Pero si aún no te muestro lo interesante, no comas ansias mujer que para eso tenemos toda la noche-
Dijo mientras estiraba las manos a su costado y levantaba los hombros en señal de la larga noche con la que contaba, esa acción ocasiono que la carta pudiera ser apreciada por la joven, solamente si ella prestaba atención a ese detalle. Un As de espadas con la forma de un corazón cubierto con un vendaje de sangre era el símbolo de la carta en manos, contando que cada carta contaba un detalle único. Mas, todo ese momento agradable para la muchacha se perdió cuando escuchó que ella era lo que buscaba aquella mujer siniestra.
-Estas segura de tus palabras, yo no soy como las personas que has conocido ni como las que conocerás...-
Sus palabras estaban llenas de orgullo hacia y frialdad, y no le importaba que buscaba aquella mujer pero si era algo muy interesante o si ella era capaz de ofrecerlo algo distinto que el banal mundo quizás se lo pensaría, aunque ella no era tan fácil de tratar. Por los vocablos siguientes de ella parecía que buscaba alguien que tuviera la facilidad de matar y considerar que la vida es solo un cascaron vacío que en cualquier momento puede resquebrajar-se.
-Tú tampoco portas simpleza... El aura que te rodea es oscura y maligna, sin duda una rareza en estas podridas calles-
De inmediato el rostro de la mujer se tornó lúgubre que sería capaz de inferir temor a cualquier ser humano pero Amelia no era cualquier persona aquel gesto sombrío solo causo en ella una ligera impresión y a la vez una excitación sobre saber más de ella y sobre su destino que ella alardeaba conocer.
-No tengo ningún propósito en esta vida y para que tener uno en esta miseria de mundo que me rodea... Todo esto es pasajero y algún día se perderá, quizás busco algo eterno pero eso es imposible... ¿O acaso me dirás que puedes ofrecerme algo así?-
Sin terminar la última palabra, Amelia lanzó la carta con gran rapidez que era imposible para un humano normal el poder verla más esa mujer era distinta por lo que debía y era probable que esquivara su ataque, así que de inmediato llevo su mano hasta su falda y sacó un par de cartas más. La primera la lanzo tras la primera de tal forma que la primera carta cubriera el rastro de la segunda y la última carta la lanzó hacia su brazo derecho.
-La muerte es un castigo para algunos, para otros un regalo, para muchos un favor y para otros una diversión... ¿Qué piensas tú-
-¿Interesante dices?... Pero si aún no te muestro lo interesante, no comas ansias mujer que para eso tenemos toda la noche-
Dijo mientras estiraba las manos a su costado y levantaba los hombros en señal de la larga noche con la que contaba, esa acción ocasiono que la carta pudiera ser apreciada por la joven, solamente si ella prestaba atención a ese detalle. Un As de espadas con la forma de un corazón cubierto con un vendaje de sangre era el símbolo de la carta en manos, contando que cada carta contaba un detalle único. Mas, todo ese momento agradable para la muchacha se perdió cuando escuchó que ella era lo que buscaba aquella mujer siniestra.
-Estas segura de tus palabras, yo no soy como las personas que has conocido ni como las que conocerás...-
Sus palabras estaban llenas de orgullo hacia y frialdad, y no le importaba que buscaba aquella mujer pero si era algo muy interesante o si ella era capaz de ofrecerlo algo distinto que el banal mundo quizás se lo pensaría, aunque ella no era tan fácil de tratar. Por los vocablos siguientes de ella parecía que buscaba alguien que tuviera la facilidad de matar y considerar que la vida es solo un cascaron vacío que en cualquier momento puede resquebrajar-se.
-Tú tampoco portas simpleza... El aura que te rodea es oscura y maligna, sin duda una rareza en estas podridas calles-
De inmediato el rostro de la mujer se tornó lúgubre que sería capaz de inferir temor a cualquier ser humano pero Amelia no era cualquier persona aquel gesto sombrío solo causo en ella una ligera impresión y a la vez una excitación sobre saber más de ella y sobre su destino que ella alardeaba conocer.
-No tengo ningún propósito en esta vida y para que tener uno en esta miseria de mundo que me rodea... Todo esto es pasajero y algún día se perderá, quizás busco algo eterno pero eso es imposible... ¿O acaso me dirás que puedes ofrecerme algo así?-
Sin terminar la última palabra, Amelia lanzó la carta con gran rapidez que era imposible para un humano normal el poder verla más esa mujer era distinta por lo que debía y era probable que esquivara su ataque, así que de inmediato llevo su mano hasta su falda y sacó un par de cartas más. La primera la lanzo tras la primera de tal forma que la primera carta cubriera el rastro de la segunda y la última carta la lanzó hacia su brazo derecho.
-La muerte es un castigo para algunos, para otros un regalo, para muchos un favor y para otros una diversión... ¿Qué piensas tú-
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Re: Callejones Oscuros
Tras un largo discurso de palabras que para mí resultaron demasiado… interesantes, la mujer adoptó una posición que delataba su próximo ataque, como suponía que iba a ocurrir. Por su comportamiento anterior, no se me hacía extraño que en cualquier momento arremetiera contra mí de esa manera.
No me preocupaban para nada las cartas que se dirigían a gran velocidad hacia mí, sino que estaba concentrada en otro asunto. La manera en que aquella mujer hablaba de la vida y la muerte, así como también de su punto de vista acerca del mundo mismo, me hacía reflexionar ¿Acaso esa oscura dama sería la adición perfecta para el ejército de Hades? Si decidía entrenarla ya me temía que iba a ser muy complicado lidiar con ese temperamento, pero todo valía la pena si de formar un poderoso guerrero se trataba.
Sonreí y casi por instinto hice arder mi cosmoenergía que me rodeó de un aura oscura así como también la presencia de lo que parecía fuego traslúcido se formaba en torno a mi cuerpo. Esta energía no hizo menos que detener aquellos naipes oscuros evitando que tocasen mi cuerpo, haciéndolos cenizas en un instante.
¿Y qué es la muerte para ti? –Inquirí tras su última frase, sonriendo con sorna.
Si tú sólo causas sufrimiento, matas simplemente por placer, porque es algo que te divierte deberías escuchar lo que tengo para decirte, mujer.
Entrecrucé los brazos frente a mí pecho mostrándome tranquila, como si fuera una simple charla de negocios o algo parecido. Cerré los ojos y me dediqué a hablar.
Yo no soy como todas las inocentes almas que caminan por este mundo, mi hogar muy lejos de aquí. Mi nombre es Pandora, y tengo mucho más poder que un simple mortal, soy capaz de concederte esa vida eterna que anhelas.
Hice una pequeña pausa abriendo nuevamente mis ojos que destellaron un color rojo potente con la luz que proyectaba la luna en ese sitio.
Dime una cosa. ¿Qué harías si decidiera concederte esa vida eterna? Si me sigues puedo mostrarte cosas que están mucho más allá de este mundo terrenal y vacío en el cual no tienes un propósito para vivir según me has dicho. –Volví a detenerme para continuar luego de unos segundos – ¿Haz visto lo que les pasó a tus cartas? ¿Pudiste sentir la energía a tu alrededor, en el ambiente? Es algo que no sólo yo poseo. Si me sigues… puedo ayudarte a despertar ese poder que escondes en tu interior para que puedas hacer lo que te plazca y cuando te dé la gana. Tu poder estaría mucho más allá que cualquier alma mortal.
Suspiré ligeramente.
Pero está en ti la decisión, no voy a obligarte. Aunque… te sugiero que lo pienses bien. Son muchos los beneficios que te estoy ofreciendo, ¿no lo crees? Deberías, al menos, intentarlo. –En ese momento volví a sonreir con aquella malicia que me caracterizaba.
Ahora esperaba la reacción de aquella joven. Seguramente habría un cambio bastante notorio en ella, ya que no era cualquier estupidez lo que estaba ofreciéndole.
No me preocupaban para nada las cartas que se dirigían a gran velocidad hacia mí, sino que estaba concentrada en otro asunto. La manera en que aquella mujer hablaba de la vida y la muerte, así como también de su punto de vista acerca del mundo mismo, me hacía reflexionar ¿Acaso esa oscura dama sería la adición perfecta para el ejército de Hades? Si decidía entrenarla ya me temía que iba a ser muy complicado lidiar con ese temperamento, pero todo valía la pena si de formar un poderoso guerrero se trataba.
Sonreí y casi por instinto hice arder mi cosmoenergía que me rodeó de un aura oscura así como también la presencia de lo que parecía fuego traslúcido se formaba en torno a mi cuerpo. Esta energía no hizo menos que detener aquellos naipes oscuros evitando que tocasen mi cuerpo, haciéndolos cenizas en un instante.
¿Y qué es la muerte para ti? –Inquirí tras su última frase, sonriendo con sorna.
Si tú sólo causas sufrimiento, matas simplemente por placer, porque es algo que te divierte deberías escuchar lo que tengo para decirte, mujer.
Entrecrucé los brazos frente a mí pecho mostrándome tranquila, como si fuera una simple charla de negocios o algo parecido. Cerré los ojos y me dediqué a hablar.
Yo no soy como todas las inocentes almas que caminan por este mundo, mi hogar muy lejos de aquí. Mi nombre es Pandora, y tengo mucho más poder que un simple mortal, soy capaz de concederte esa vida eterna que anhelas.
Hice una pequeña pausa abriendo nuevamente mis ojos que destellaron un color rojo potente con la luz que proyectaba la luna en ese sitio.
Dime una cosa. ¿Qué harías si decidiera concederte esa vida eterna? Si me sigues puedo mostrarte cosas que están mucho más allá de este mundo terrenal y vacío en el cual no tienes un propósito para vivir según me has dicho. –Volví a detenerme para continuar luego de unos segundos – ¿Haz visto lo que les pasó a tus cartas? ¿Pudiste sentir la energía a tu alrededor, en el ambiente? Es algo que no sólo yo poseo. Si me sigues… puedo ayudarte a despertar ese poder que escondes en tu interior para que puedas hacer lo que te plazca y cuando te dé la gana. Tu poder estaría mucho más allá que cualquier alma mortal.
Suspiré ligeramente.
Pero está en ti la decisión, no voy a obligarte. Aunque… te sugiero que lo pienses bien. Son muchos los beneficios que te estoy ofreciendo, ¿no lo crees? Deberías, al menos, intentarlo. –En ese momento volví a sonreir con aquella malicia que me caracterizaba.
Ahora esperaba la reacción de aquella joven. Seguramente habría un cambio bastante notorio en ella, ya que no era cualquier estupidez lo que estaba ofreciéndole.
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Re: Callejones Oscuros
Pensamiento - Dialogo
Los vientos habían levantado sutilmente los pliegues de su falda en el instante en que sus cartas eran consideradas tan sólo basura y despedazadas de forma tan simple que causo que Amelia gruñiera tras ese acto mas sin mostrar el verdadero interés que había causado en ella. Aquellas cartas eran especiales para ella, y para el camino que había elegido desde que supo como era ella en realidad.
Realmente no esperaba esas palabras de ella y mucho menos que le formularan ese tipo de pregunta pero como lo había supuesto, la peliblanca no era alguien normal. Lo extraño de todo ello era que sentía una sensación extraña proveniente de ella, era como si el aire a su alrededor se evaporara y se volviera más denso y que la poca luz del lugar fuera atrapado en la oscuridad de ella.
Una sonrisa se reflejo en el rostro de la peli gris al escuchar esa pregunta inusual y que no pudo dejar pasar desapercibido y de tal forma carcajeando levemente, mientras explayaba sus brazos hacia su costado y respondía con alegría y satisfacción.
-¡Mujer!... Es innecesario preguntar eso... Obviamente es diversión, un juego que no tiene escape y un sólo error significa tu muerte-
Sus gestos fueron acallados por la propuesta que le era ofrecida como si se tratase de un intercambio de dinero o de mujerzuelas, como si la muerte fuera algo fácil de tratar mas para Amelia así lo era y no podía negar que su propuesta era interesante.
-Hacer lo que me plazca ¿eh?...-
Repitió mientras llevaba una de sus manos hacia su barbilla y adoptaba una pose pensativa, y buscando los beneficios de seguir a esa mujer y ser entrenada por ella, de por si la idea era inaceptable ya que detestaba que alguien le mandara pero debía considerar los beneficios que conllevaba seguir ese camino. Así que sin pensárselo dos veces, Amelia camino unos cuantos pasos hacia ella y sonrió de forma arrogante.
-De acuerdo, te seguiré mujer... Y quizás así pueda matarte-
Realmente no esperaba esas palabras de ella y mucho menos que le formularan ese tipo de pregunta pero como lo había supuesto, la peliblanca no era alguien normal. Lo extraño de todo ello era que sentía una sensación extraña proveniente de ella, era como si el aire a su alrededor se evaporara y se volviera más denso y que la poca luz del lugar fuera atrapado en la oscuridad de ella.
Una sonrisa se reflejo en el rostro de la peli gris al escuchar esa pregunta inusual y que no pudo dejar pasar desapercibido y de tal forma carcajeando levemente, mientras explayaba sus brazos hacia su costado y respondía con alegría y satisfacción.
-¡Mujer!... Es innecesario preguntar eso... Obviamente es diversión, un juego que no tiene escape y un sólo error significa tu muerte-
Sus gestos fueron acallados por la propuesta que le era ofrecida como si se tratase de un intercambio de dinero o de mujerzuelas, como si la muerte fuera algo fácil de tratar mas para Amelia así lo era y no podía negar que su propuesta era interesante.
-Hacer lo que me plazca ¿eh?...-
Repitió mientras llevaba una de sus manos hacia su barbilla y adoptaba una pose pensativa, y buscando los beneficios de seguir a esa mujer y ser entrenada por ella, de por si la idea era inaceptable ya que detestaba que alguien le mandara pero debía considerar los beneficios que conllevaba seguir ese camino. Así que sin pensárselo dos veces, Amelia camino unos cuantos pasos hacia ella y sonrió de forma arrogante.
-De acuerdo, te seguiré mujer... Y quizás así pueda matarte-
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Re: Callejones Oscuros
No me sorprendí de lo que escuchaba. El hecho de que estuviera ofreciéndole una vida eterna y que pudiera hacer cualquier cosa que quisiera con sus poderes, para ella parecía ser simple diversión. Me agradaba notar que no le temía a la muerte, eso era bueno si se trataba de un soldado que debía alistarse para la guerra. A pesar de que desconfiara de esa actitud arrogante y desinteresada que poseía aquella mujer, creía que iba a ser una adición interesante para el ejército del inframundo. Aunque debía ser cautelosa con ella.
– Bien. Me agrada que aceptaras la propuesta. En estos tiempos hay pocas personas como tú, que no temen a la muerte. – Mostré media sonrisa en mi rostro después de aquellas palabras.
– Ahora, si planeas seguirme y conseguir eso que te mencioné, deberás escuchar cada cosa que te diga. No hagas alguna estupidez. – Mencioné al mismo tiempo que hacía materializarse a mi tridente en mi mano derecha, el cual se cubría con un aura oscura igual a la que rodeaba mi cuerpo.
– Supongo que antes de todo, tendrás que conocer nuestra naturaleza, la clase de territorios por los cuales te moverás en un futuro. –
Pronto se hizo presente una energía oscura y lúgubre que podía sentirse entre los callejones solitarios. Llegaba un carruaje adornado de una madera oscura con detalles en verdad tenebrosos, transporte digno de la princesa del Inframundo. Era jalado por caballos decapitados, los cuales provenían del mismísimo mundo de las tinieblas, nunca antes vistos por cualquier humano común y corriente.
– Espero no le temas a algo como esto. La mayoría se aterra al ver a estas criaturas. – Mencioné en un tono irónico. Y es que era algo muy cierto. Nadie en el mundo estaba acostumbrado a esa clase de energías demoníacas.
Caminé hacia el carruaje y me volteé mirando a la muchacha.
– No perdamos tiempo, sube al carruaje. Hay muchas cosas que debes conocer. – Hice una pausa – ¿Cuál es tu nombre, mujer?
Ahora simplemente esperaba su reacción. Mientras más rápido accediera, más pronto podría comenzar a instruirla. Sospechaba que iba a ser complicado, pero valdría la pena.
– Bien. Me agrada que aceptaras la propuesta. En estos tiempos hay pocas personas como tú, que no temen a la muerte. – Mostré media sonrisa en mi rostro después de aquellas palabras.
– Ahora, si planeas seguirme y conseguir eso que te mencioné, deberás escuchar cada cosa que te diga. No hagas alguna estupidez. – Mencioné al mismo tiempo que hacía materializarse a mi tridente en mi mano derecha, el cual se cubría con un aura oscura igual a la que rodeaba mi cuerpo.
– Supongo que antes de todo, tendrás que conocer nuestra naturaleza, la clase de territorios por los cuales te moverás en un futuro. –
Pronto se hizo presente una energía oscura y lúgubre que podía sentirse entre los callejones solitarios. Llegaba un carruaje adornado de una madera oscura con detalles en verdad tenebrosos, transporte digno de la princesa del Inframundo. Era jalado por caballos decapitados, los cuales provenían del mismísimo mundo de las tinieblas, nunca antes vistos por cualquier humano común y corriente.
– Espero no le temas a algo como esto. La mayoría se aterra al ver a estas criaturas. – Mencioné en un tono irónico. Y es que era algo muy cierto. Nadie en el mundo estaba acostumbrado a esa clase de energías demoníacas.
Caminé hacia el carruaje y me volteé mirando a la muchacha.
– No perdamos tiempo, sube al carruaje. Hay muchas cosas que debes conocer. – Hice una pausa – ¿Cuál es tu nombre, mujer?
Ahora simplemente esperaba su reacción. Mientras más rápido accediera, más pronto podría comenzar a instruirla. Sospechaba que iba a ser complicado, pero valdría la pena.
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AM - Sombra de la Muerte (4100)
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Re: Callejones Oscuros
-Basta de tanta pregunta y sigamos con eso del poder... ¿Te parece?-
Se dirigió hacia la peli blanca tratando de sonar aburrida y algo molesta para ver su reacción para con ella, como su nueva alumna oficial y a la que debía entrenar con prestigio y con rudeza si buscaba formar una guerrera de élite para la mejoría de su ejército. Elevo sus manos a sus costados mientras alzaba los hombros al escuchar la palabra "estupidez", su expresión era como si se excusaba de hacer algo inadecuado pero si lo hacia era sólo por diversión y que no siempre obedecería las palabras de su "Maestra".
-Si que eres una mujer del mal ¿no?-
Nuevamente sus palabras adoptaban una mala imitación de un tono de sorpresa al ver el tridente en mano de su dueña y como el aura se intensificaba a su alrededor mucho más que podría provocar miedo hasta el gladiador mas valiente de todo Roma, lamentablemente Amelia no caía de esos juegos de opresión ni de temor infundado, para ella no importaba nada mas que divertirse en su basta vida que estaba a punto de empezar. -Me corrijo, eres una princesa del mal- Sonrio mientras observaba los caballos decapitados como si fuera algo normal en el mundo. -Nunca ví nada igual... pero tampoco es muy impresionante del todo- Vocifero mientras se acercaba un poco y observaba los caballos de la peli blanca para luego cambiar su sonrisa a una sádica mientras pensaba como podía jugar con esos suculentos manjares del mundo oscuro.
Sin alegar más de lo que veía, la muchacha se subió al carruaje tras la peli blanca, observando el detalle del interior, era un lugar digno de una princesa del mal, no esperaba menos de los objetos usados por la mujer frente a ella -¿Cuánto de dinero obtendré por todo esto?- Su mente no pudo evitar pensar en su fetichismo mas no era una ladrona ni nada por el estilo, ella lo ganaba todo legalmente en el bajo mundo, si consideraban que era legal en ese lugar.
-Amelia... Y puedo saber el nombre de mi instructora o será de mi víctima-Otra sonrisa llena de emoción al pensar en la muerte, se vio reflejado en su blanquecino rostro infantil, ni siquiera buscaba ocultar sus expresiones ya que de nada serviría, esa mujer frente a ella pensaba de una forma similar.
-Me llevaras al Infierno... O a un lugar más fascinante- Dijo casi como una pregunta mientras sus orbes violáceas observaban por última vez como humana las calles manchadas del bajo mundo.
Se dirigió hacia la peli blanca tratando de sonar aburrida y algo molesta para ver su reacción para con ella, como su nueva alumna oficial y a la que debía entrenar con prestigio y con rudeza si buscaba formar una guerrera de élite para la mejoría de su ejército. Elevo sus manos a sus costados mientras alzaba los hombros al escuchar la palabra "estupidez", su expresión era como si se excusaba de hacer algo inadecuado pero si lo hacia era sólo por diversión y que no siempre obedecería las palabras de su "Maestra".
-Si que eres una mujer del mal ¿no?-
Nuevamente sus palabras adoptaban una mala imitación de un tono de sorpresa al ver el tridente en mano de su dueña y como el aura se intensificaba a su alrededor mucho más que podría provocar miedo hasta el gladiador mas valiente de todo Roma, lamentablemente Amelia no caía de esos juegos de opresión ni de temor infundado, para ella no importaba nada mas que divertirse en su basta vida que estaba a punto de empezar. -Me corrijo, eres una princesa del mal- Sonrio mientras observaba los caballos decapitados como si fuera algo normal en el mundo. -Nunca ví nada igual... pero tampoco es muy impresionante del todo- Vocifero mientras se acercaba un poco y observaba los caballos de la peli blanca para luego cambiar su sonrisa a una sádica mientras pensaba como podía jugar con esos suculentos manjares del mundo oscuro.
Sin alegar más de lo que veía, la muchacha se subió al carruaje tras la peli blanca, observando el detalle del interior, era un lugar digno de una princesa del mal, no esperaba menos de los objetos usados por la mujer frente a ella -¿Cuánto de dinero obtendré por todo esto?- Su mente no pudo evitar pensar en su fetichismo mas no era una ladrona ni nada por el estilo, ella lo ganaba todo legalmente en el bajo mundo, si consideraban que era legal en ese lugar.
-Amelia... Y puedo saber el nombre de mi instructora o será de mi víctima-Otra sonrisa llena de emoción al pensar en la muerte, se vio reflejado en su blanquecino rostro infantil, ni siquiera buscaba ocultar sus expresiones ya que de nada serviría, esa mujer frente a ella pensaba de una forma similar.
-Me llevaras al Infierno... O a un lugar más fascinante- Dijo casi como una pregunta mientras sus orbes violáceas observaban por última vez como humana las calles manchadas del bajo mundo.
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Re: Callejones Oscuros
Por fin había logrado convencer a aquella mujer de que viniera conmigo, sin embargo todavía no lograba confiar en ella, y al parecer, ella tampoco confiaba del todo en mí. Podía verlo en su mirada, se notaba en su forma de actuar. Sabía que no podía perder la oportunidad de expandir el ejército del inframundo, sin embargo tenía que ser cautelosa con mis elecciones, decisiones que en ese momento dirigían a los pocos soldados espectrales que habían despertado.
– “¿Qué debería hacer? Esto no ha avanzado en nada y no encuentro manera de acabar con el humano que domina al espíritu de Hades” – Me decía en mi mente mientras que mis ojos permanecían perdidos en la nada.
– “No hay tiempo para gastarme recolectando soldados por el mundo para que sigan mi voluntad” – seguía analizando las opciones que tenía, que no eran muchas por cierto. – “No hay tiempo de localizar a los dioses gemelos. No tengo nada”.
– Entonces... – Musité en voz alta.
– “Debería encargarme de ello, hacerlo con mis propias manos” –.
– ¿Es que piensas continuar sola con esto? – De pronto comentó la presencia en mi interior, ese espíritu que quién sabe por qué me seguía a todas partes con esa molesta voz que retumbaba una y otra vez en mi mente.
– “Siempre he estado sola. Incluso cuando pensé haber tenido compañía de las personas que fingían que les importaba, estuve sola. Y el final de esta era se acerca... y un mundo gobernado por las tinieblas espera en un cercano futuro. Seré yo quien de comienzo al fin” –.
– Me pregunto qué es lo que planeas –.
– “Voy a limpiar este mundo. Voy a acabar con todo lo que resulte un estorbo para mí, especialmente aquello que impide el despertar de Hades. Las almas puras... morirán, y el ejército de las tinieblas resurgirá por fin. Y finalmente esa mujer… Sophia. Aunque por lo que pude oír aquella vez de Zeus, que ella es la reencarnación de Athena, de igual manera pienso hallarla y acabarla con mis propias manos. Y así por fin el mundo entero conocerá al verdadero Hades, y el inframundo triunfará.” –
– No es buena idea actuar tan confiada si se trata de un dios. Puede que seas Pandora, pero hay otras opciones que deberías priorizar –.
– “No dije estar cien por ciento segura de eso, pero para saberlo, tengo que comprobarlo. Creo tener el poder suficiente como para hacerle frente a una deidad. Además, dije que no queda mucho más por hacer… esto es casi un caso perdido y hay que actuar cuanto antes.” –
Miré a la mujer que estaba a mi lado y antes de que subiera al carruaje, le advertí:
– Hay un cambio de planes – Dije seriamente. – Y no creo que puedas ayudar en esto puesto que ni siquiera conoces lo que es el poder del cosmos. Tengo que irme –.
Los caballos espectrales empezaron a moverse junto con el carruaje yendo camino hacia mi próximo destino.
– Iré al Santuario... averiguaré dónde está esa tal Sophía, y no me importa qué tenga que hacer para conseguir la información. No me importa en lo absoluto quiénes sean esos famosos caballeros dorados, yo soy Pandora y nadie puede impedir que cumpla mis objetivos. Acabaré con todo esto al final.
– hm... esto será divertido.
PD: Disculpen mis delirios ;), pero ya no se me ocurre que más hacer >.<
– “¿Qué debería hacer? Esto no ha avanzado en nada y no encuentro manera de acabar con el humano que domina al espíritu de Hades” – Me decía en mi mente mientras que mis ojos permanecían perdidos en la nada.
– “No hay tiempo para gastarme recolectando soldados por el mundo para que sigan mi voluntad” – seguía analizando las opciones que tenía, que no eran muchas por cierto. – “No hay tiempo de localizar a los dioses gemelos. No tengo nada”.
– Entonces... – Musité en voz alta.
– “Debería encargarme de ello, hacerlo con mis propias manos” –.
– ¿Es que piensas continuar sola con esto? – De pronto comentó la presencia en mi interior, ese espíritu que quién sabe por qué me seguía a todas partes con esa molesta voz que retumbaba una y otra vez en mi mente.
– “Siempre he estado sola. Incluso cuando pensé haber tenido compañía de las personas que fingían que les importaba, estuve sola. Y el final de esta era se acerca... y un mundo gobernado por las tinieblas espera en un cercano futuro. Seré yo quien de comienzo al fin” –.
– Me pregunto qué es lo que planeas –.
– “Voy a limpiar este mundo. Voy a acabar con todo lo que resulte un estorbo para mí, especialmente aquello que impide el despertar de Hades. Las almas puras... morirán, y el ejército de las tinieblas resurgirá por fin. Y finalmente esa mujer… Sophia. Aunque por lo que pude oír aquella vez de Zeus, que ella es la reencarnación de Athena, de igual manera pienso hallarla y acabarla con mis propias manos. Y así por fin el mundo entero conocerá al verdadero Hades, y el inframundo triunfará.” –
– No es buena idea actuar tan confiada si se trata de un dios. Puede que seas Pandora, pero hay otras opciones que deberías priorizar –.
– “No dije estar cien por ciento segura de eso, pero para saberlo, tengo que comprobarlo. Creo tener el poder suficiente como para hacerle frente a una deidad. Además, dije que no queda mucho más por hacer… esto es casi un caso perdido y hay que actuar cuanto antes.” –
Miré a la mujer que estaba a mi lado y antes de que subiera al carruaje, le advertí:
– Hay un cambio de planes – Dije seriamente. – Y no creo que puedas ayudar en esto puesto que ni siquiera conoces lo que es el poder del cosmos. Tengo que irme –.
Los caballos espectrales empezaron a moverse junto con el carruaje yendo camino hacia mi próximo destino.
– Iré al Santuario... averiguaré dónde está esa tal Sophía, y no me importa qué tenga que hacer para conseguir la información. No me importa en lo absoluto quiénes sean esos famosos caballeros dorados, yo soy Pandora y nadie puede impedir que cumpla mis objetivos. Acabaré con todo esto al final.
– hm... esto será divertido.
PD: Disculpen mis delirios ;), pero ya no se me ocurre que más hacer >.<
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Muro de Almas
DE - Phantom of Death
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Re: Callejones Oscuros
A pesar de la falta de confianza Amelia había aceptado ir con aquella dama espectral que por varios momentos permaneció callada y pensativa quien sabe sobre que situaciones, pero la mujer parecía no tomar en cuenta que la peligris estaba junto a ella, esperando partir para que esta le mostrara los poderes de los que estaba tan orgullosa.
-!Hey¡Que haces perdiendo el tiem..-
Amelia empezó a exasperarse lo que provoco que hablara con voz fuerte y clara mas sus palabras fueron cortadas por las de la mujer frente a ella que parecía haber cambiado de opinión sobre sus asuntos y pensaba marcharse dejando atrás a la muchacha que se quedo sin habla por unos segundos y que se vio reflejado en su rostro, su boca semi-abierta y sus cejas alzadas insinuaban tal impresión en ella.
No agrego nada mientras veía a la mujer marcharse en su hermoso carruaje, no estaba molesta pues enojarse no le ayudaría en nada, mas se quedó ahí pensativa repasando las palabras dichas por quien hubiera sido su instructora antes de sonreír de lado y alzar la mirada hacia el cielo -Cosmos ¿eh?...- Tal palabra había sido mencionada por primera vez y parecía ser la fuente de poder de la que hablaba la mujer y la cual planeaba mostrarle.
Amelia giró sobre sus talones para perderse en los callejones del bajo mundo mientras su sonrisa se ensanchaba aun mas, ya se encontraría con esa mujer despues de eso estaba segura sólo esperaba que el tiempo le alcanzara para ver y ser participe de aquella guerra que debía ser desatada en cualquier momento. Alzo sus manos al cielo para estirar su cuerpo por la falta de sueño para luego seguir caminando con calma mientras susurraba unas cuantas palabras -Es hora de dejar este miserable lugar...-
Amelia- Cantidad de envíos : 26
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