Recinto de la Muerte

por Pandora1 Miér Jul 13, 2011 5:42 pm

Segundo post de cuatro de maestría para Defensa Especial. Elemento: Manipulación de la muerte y las almas

caminaba a paso lento y fuerte por los pasillos del templo de la discordia, aquellos retumbaban a lo largo del camino por el enorme silencio que allí podía presenciarse. Dejaba atrás aquel salón principal donde las dos deidades se encontraban platicando sus asuntos. No me interesaba y tampoco creía que sea de mi incumbencia. Mientras tanto mi cosmos, aquella energía de color oscuro y casi invisible se expandía más y más a lo largo del pasillo y llegando hasta una de las puertas que allí se encontraban, donde estaba mi habitación.

No sabía si Sheznarda me estaría buscando o quisiera saber lo que había pasado y lo que habían dicho los dioses mientras me encontraba en el salón principal, pero no iba a detenerme a averiguarlo. Deseaba estar sola por un momento aunque sea, pero si mi compañera fantasma deseaba hablar conmigo acerca de algo o estar conmigo no iba a negárselo, después de todo las únicas y más queridas guerreras de Eris debían mantenerse unidas y más en aquel momento.

Pronto llegaba hasta aquella puerta y de un solo movimiento con mi mano empujé con delicadeza abriendo aquella puerta. Al entrar a la sala, todo se veía bello y acogedor, era bastante amplio el lugar, era agradable. Cerré la puerta nuevamente. Una de las ventanas de aquel sitio se encontraba abierta, aquella dejaba ver los jardines del palacio, tenía una linda vista. Pero yo no le presté mucha atención. Sólo entre en aquel lugar y me quedé parada en el mismo lugar, pensativa. No me importaba nada, tan sólo deseaba ver a mi diosa.

Mi cosmos aumentaba su intensidad mientras más me concentraba, era una buena manera de canalizar la energía y lograr aumentar el poder. Lo había aprendido de aquel espíritu de la muerte en nuestro primer encuentro. El pensar en las acciones y encontrar un camino era lo que debía hacer si quería ser más fuerte. En ese momento deseaba serlo, siempre lo deseaba. Era aquel afecto especial que tenía hacia Eris, aquel deseo por protegerla, lo que me hacía más fuerte y me daba fuerzas para elevar mi poder. Deseaba ser invencible.

por Pandora1 Miér Jul 20, 2011 5:20 pm

Tercer post de cuatro de maestría para Defensa Especial. Elemento: Manipulación de la muerte y las almas

Aún parada en medio de la habitación me encontraba con mi mente en blanco, tan sólo pensando en aumentar mi poder al máximo o al menos hasta donde llegara mi límite. Sólo esperando el momento en que mi diosa regresara, anciosa y preocupada, ambas sensaciones al mismo tiempo me invadían al pensar en ella. No sabía a donde se había dirigido pero podía sentir claramente su energía a lo lejos. Ella estaba peleando, eso era seguro. Algo pasaba y aquellos dioses que se encontraban en el salón principal no me habían dado mucha información como para tranquilizarme lo suficiente. Eso hacía que mi cosmos aumentara con más intensidad en ese momento. Se juntaba todo lo que estaba en mi mente y automáticamente mi energía aumentaba.

Se desprendían destellos y llamas indefensas de color índigo oscuro que revoloteaban por toda la habitación. Algunas de ellas lograban salir al exterior, por aquella ventana que se encontraba abierta. Incluso aquella energía lograba verse o sentirse en los pasillos del templo. Era el momento justo para que avanzara un poco, aumentara mi fuerza, tratara de crear una nueva defensa para cuando tuviera que pelear por mi diosa, por mi hermana fantasma, por mis seres queridos, aquellos que me quedaban que tan sólo eran aquellos miembros del ejército de la discordia. Entonces fue que una especie de nube de energía oscura cubrió todo el techo de la habitación, oscureciendo gran parte de ella. Alguna parte de esa energía se escapaba al exterior afectando el ambiente también. Era impresionante como a cada momento mi cosmos creía más y más tan rápido. Pero más impresionante sería saber la razón por la cual eso estaba pasando; la lealtad a mi diosa, y protección a mi compañera, era todo lo que yo tenía en mente.

-Mi señora... necesito que regrese. Sin usted esta simple mujer no es nada más que una débil niña con su aramadura. Al menos creo que con usted a mi lado mi deseo por cumplir cada objetivo crece...- decía en un murmullo a penas. La verdad era, que detrás de aquella mujer dura y fría que mostraba siempre estando frente a los demás, había un corazón frágil. Era ese el momento en que mi debilidad se mostraba, la débil y poca escencia humana que me quedaba allí se mostraba. Pero extrañamente cuando aquello ocurría también lograba despertar mi cosmos, me hacía más fuerte. No había forma de debilitarme, cada cosa que ocurriera con mi diosa o mi hermana del hambre, me hacían más fuerte para continuar a su lado.

En aquel momento lo único que intentaba era concentrarme para aumentar mi fuerza, nada más. Tenía que lograrlo nada más, no me importaba otra cosa.

por Sheznarda Sáb Jul 23, 2011 1:50 pm

Luego de varios segundos de caminar por los pasillos, la mujer de los cabellos rubios empezó a sentirse aburrida, al igual que su mascota, quien ya no brincaba de un lado para otro porque no había nada, pero absolutamente nada que hiciera que la misma se interesara por brincar y hacer gracias que a los ojos de su ama se vieran preciosas; y es que la falta de humor transmitida por Sheznarda hacia ese animalito, era tan grande que la fantasma estaba segura que a ella se la podría confundir con el fantasma de la muerte y no del hambre.

-Heero, es bastante aburrido estar aquí escondida si no está mi deidad. ¿Será tan grave el castigo si yo me voy a pasear un rato? Solo por unos segundos a afuera... Me gustaría enterrar el cuerpo de Jabranth aunque creo que eso no será posible...- Sheznarda siguió su camino con lentitud en el oscuro pasillo, hasta que llegó a un lugar donde se veía una división del camino, al final del camino de la derecha se veía una luz encendida que llamó la atención de la ladrona, quien al principio pensó que podría tratarse de un intruso, pero al sentir el cosmos de su hermana se dio cuenta de que se trataba del fantasma de la muerte, por lo que decidió ir en su busca para poder hablar con ella aunque fuese un rato.

-¿Flori puedo pasar? No quiero molestarte, pero es que creo que sería mejor que estuvíesemos juntas en este lugar, ya que Eris no está...- La fanstasma se detuvo en la puerta del cuarto para esperar la respuesta de su hernana, no se sentía tan bien molestándola, pero es que no tenía nada más que hacer en es lugar que tratar de estar a su lado porque no se perdonaria si alguien se atrevise si quiera a lastimarla y que ella no estuviese en tal lugar porque no se le daba la gana de tratar de hablar con la fantasma de la muerte.

por Pandora1 Jue Jul 28, 2011 9:11 am

Cuarto y último post de maestría para Defensa Especial. Elemento: Manipulación de la muerte y las almas

Mi cosmos seguía aumentando con rapidez mientras los minutos pasaban. Estando sin Eris en el templo, y teniendo la orden de no salir de allí, todo era aburrido y nada tenía sentido. Si salíamos estaríamos más vulnerables y podrían atacarnos, y aún no éramos del tipo de guerreros que pueden defenderse de cualquier cosa que amenazara. Era claro que la peor idea que se nos podía ocurrir en ese momento era escapar del templo de la discordia, eso estaba más que claro. Por lo que no hice otra cosa más que seguir aumentando mi cosmos.

De la nada comenzaron a crearse espíritus oscuros, como almas en pena que comenzaban a rodearme y pasear por toda la habitación a mis alrededores, mientras que mi cosmos se mostraba como llamas y destellos de color índigo que mostraban un enorme poder en mi ser. Cada vez era más fuerte y eso, me ponía orgullosa de mí misma, pues con la ayuda de Eris y ese deseo de estar junto a ella y protegerla me hacía más fuerte cada día.

Aquel hecho que se estaba dando gracias a mi cosmos duró varios minutos, nada más sentía como mi fuerza aumentaba y aquellas ánimas seguían rondando por allí. Tras varios minutos de aquello, hice estallar mi cosmos en una explosión de energía que sacudió los muros del templo, sin causar daños en este. Y en seguida algo llamó mi atención. Sentí la voz de mi hermana del hambre que se dirigía hacia mí, pidiendo permiso de entrar a la habitación y qué mejor que eso. Quizás me haría bien hablar un rato con ella, estar con una de mis compañeras un momento. Entonces me acerqué a la puerta y abrí lentamente, viéndola a ella con su mascota allí afuera.

-Si, adelante Sheznarda. También creo que es lo mejor que permanezcamos juntas en este momento.- pronuncié en un tono bastante relajado mientras me hacía a un lado para dejar paso a mi compañera.

En ese momento comencé a sentir una presencia más en el templo. Era muy débil, pero definitivamente era el cosmos de otro fantasma, uno de los nuestros. Nuevamente podía sentirse. –“¿Acaso ese es… Aramse?”- me decía en mi mente, estaba confundida. Aquel chico había desaparecido por un tiempo bastante largo, ni su cosmos podía sentirse y ahora estaba sintiendo esa energía nuevamente.

-Oye ¿Sientes esa débil energía? Debe tratarse de otro fantasma...- Me asomé un poco para ver la cara de mi compañera al preguntar aquello, aunque lo dije algo desinteresada. A decir verdad no me lo había tomado enserio, al menos no aún que recién lo sentía, pero de igual manera deseaba saber si ella también podía sentirlo.

Yo no estaba muy segura de quién se tratase, pero era un fantasma eso era evidente. Me quedé a un lado para que Sheznarda entrara en la habitación mientras estaba pensativa.

por Sheznarda Jue Jul 28, 2011 3:49 pm

La mujer de los cabellos rubios escuchó la respuesta de su amiga la fantasma del hambre, porque más que hermana, a ella sólo se le podía dar este título, ya que la mujer de cabellos rubios no tenía tanta confianza con el fantasma de la muerte. Luego de que ella dijera algo que daba a pensar lo mismo que ella había refierido, la fantasma del hambre sintió la presencia de su hermano el fantasma del sufrimiento. Hacía ya bastante tiempo que no sabía de él por lo que el saber que se encontraba en ese lugar la ponía bastante atenta a la idea de poder pelear contra él para ponerlo en su sitio, porque esa era la única forma en la que podría llevarse con él.

La pregunta de Flori le pareció un poco desinteresada, por lo que la mujer de cabellos amarillos decidió imitar a su amiga y contestar en el mismo tono mientras se encogía de hombros- No lo sé. Supongo que sí, y si es así de débil no pienso en otro fantasma más que ese, ya que se perdió por un buen tiempo y no tuvo la ocasión de entrenar con nosotras. ¿deberíamos buscarlo en el salón? Ahí está la diosa que es amiga de nuestra señora.

Sheznarda dijo esto sin desear tando que su amiga le contestase de forma positiva, puesto que prefería quedarse con su hermana en esa habitación pasando el rato que yendo a ver a aquel fantasma quien con su imprudencia, seguro ya habría logrado que la princesa de Roma se molestase con cada una de sus acciones y frases sin sentido, bastante salidas de tono además.

-Creo que el sí es el fantasma del sufrimiento. No tengo dudas de eso, pero la verdad es que no deseo ir para allá ahora. Me muero de ganas por ver tu habitación, de modo que yo entraré a este lugar para ver cómo lo has arreglado. - Al decir esto Sheznarda, la mascota que ella tenía sobre sus brazos saltó bastante animada y cayó a suelo de pie para adelantarse a ella y entrar a la habitación de su hermana.

por Pandora1 Miér Ago 03, 2011 11:23 pm

Mi compañera, la fantasma del hambre, contestó de inmediato a mi pregunta con un tono similar al que yo había usado. Actuaba también desinteresada con respecto a la presencia del otro fantasma. Que por cierto se mostraba con una energía bastante débil. Al haber estado desaparecido un tiempo, no pudo entrenar como lo hicimos sus compañeras de reino, pero definitivamente había regresado al templo. Pero a decir verdad no me interesaba mucho. Mi caracter había sido siempre indiferente y una mujer solitaria, por ello estaba acostumbrada a preocuparme por mí misma y no dar mucha atención a lo demás. Cosa que era totalmente opuesta a mi rubia compañera.

Al hacer aquella pregunta mi compañera me quedé un momento callada, iba a contestarle pero pronto lo hizo ella misma. No deseaba ir en busca de Aramse que estaba supuestamente dentro del palacio. Tampoco iba a ir yo, eso estaba claro. No me interesaba mucho ayudar a los demás en cosas tan simples. A la hora de proteger el templo o en medio de una batalla era muy necesario y estaba dispuesta a ayudar, pero no en aquella situación. Además, en el salón principal estaban aquellos dioses a los que enviaron a protegernos. Seguramente nuestro compañero del sufrimiento iba a encontrarse con ellos primero. Lo quer haría en ese momento, estaba en su decisión. Por lo pronto me propuse a estar un momento con Sheznarda.

-Tienes razón. Mejor nos quedamos aquí hasta el regreso de Eris. No hay mucho que hacer, y por lo visto no podemos salir de este lugar hasta que ella vuelva. Supongo que si Aramse se sabe cuidar sólo, no hará nada fuera de lugar.- dije en un tono algo desganada. Estaba agotada de tanto trabajo, además considerando que hacía un momento había estado entrenando.

Pronto Sheznarda se acercó a la entrada y en ese momento saltaba su mascota de sus brazos al mismo tiempo que entraba a la habitación mi pequeño felino, pasando por el espacio que quedaba al lado de la joven rubia.

-Ruffo. ¿Donde estabas, travieso? jajaja siempre se escapa y luego aparece de la nada.- comenté en un tono gracioso. Parecía que el pequeño felino estaba animado al igual que la mascota de mi compañera pues se acercó a él con la intención de querer jugar. Sonreí y volví a mirar a Sheznarda.

-Pasa, Sheznarda. Adelante, no te quedes allí afuera...- mencioné en un tono amable mientras me hacía a un lado, dejandole paso. -¿Sabes? Según lo que la diosa Afrodita me dijo, nuestra señora les ha encargado a ellos que cuiden de nosotras durante su ausencia. Me ha dicho que no iba a darnos ninguna oreden más que la que Eris nos dió antes de irse: Que no podemos salir de este lugar.-

Comencé a caminar hasta adentro de la habitación, sentándome en la cama, mientras que a los pies, a unos pocos metros se encontraban los animalitos jugando.

-A decir verdad esto comienza a aburrirme un poco. No hay nada que hacer y se hace pesado tener que esperar tanto, sin saber lo que ralmente sucede. ¿A ti no te ocurre eso? A estas alturas ya no se que hacer en este largo tiempo de espera...- decía en el mismo tono que en un principio, algo desganada y agotada, mientras que miraba a mi compañera fijamente.

por Sheznarda Jue Ago 04, 2011 5:09 pm

La fantasma del hambre al igual que su amiga pensaba claramente que esa situación de punto muerto era por demás aburrida y engorrosa. El no tener nada qué hacer en un lugar así hacía que el genio de la joven se pusiera feo, pero lo que más horrososo se ponía con el paso de los minutos era la situación de espera e incertidumbre que no dejaba paso a ni un solo pensamiento bueno o alentador para ningún guerrero que intentaste imponerse ante los otros seres de un ejército ajeno.

-Así que has visto a esa deidad? - Sheznarda pasó y tomó asiento en un cojín que estaba en el suelo mientras pensaba cómo podría ser esa deidad a la que sólo vio de lejos una vez para entregarle un mensaje de su superiora-¿Es tan hermosa como dicen los cuentos? ¿Cómo se siente la energía de su cosmos? Y o sólo la ví una vez pero fue de lejos, no sé si como diosa sea más linda que como humana. ¿Tú que opinas?

Sheznarda jugó un poco con sus cabellos mientras miraba a su mascota jugar con la otra de su compañera, la verdad era que esos dos se llevaban bien y no había forma de que se estresaran tanto como ellas, si tenían la compañía el uno del otro. Por un segundo la idea de que Eris quizá tardaría más de lo esperado en regresar, por lo que no tuvo más opción que preguntar a riesgo de que su amiga se molestase lo siguiente:

-¿Crees tú que si decido ir a buscar el cuerpo de bazir para enterrarlo en este lugar en lo que llega Eris se enoje? Es que demora demasiado y pues no veo por qué deba tenernos encerradas. ¿Tú que piensas de todo esto?

por Pandora1 Dom Ago 07, 2011 5:47 pm

Mientras que veía a mi compañera pasar y sentarse sobre un cojín que se encontraba en el suelo, escuchaba con atención sus palabras, preguntando por aquella hermosa deidad con la que había estado hacía algunos minutos atrás. La joven rubia parecía estar verdaderamente intrigada a la espera de una respuesta, a lo que sonreí entonces y mirándola contesté.

-Sí, he estado hablando con ella. Justo cuando tú fuiste a los pasillos sentí un cosmos divino que me llamó la atención y decidí regresar al salón principal entonces la encontré allí.- Dije con un tono serio y a la vez algo relajado, aunque manteniendo una leve sonrisa en mi rostro. Y tras una pequeña pausa decidí proseguir a contestar lo que Sheznarda había preguntado.

-Yo creo es realmente hermosa esa mujer, y su cosmos es tan bello como ella misma. No se, esa presencia que sentí al estar allí realmente era muy agradable y cálida. Nunca antes había estado en su presencia y realmente me he sorprendido de tal energía que he sentido.- dije en un tono más elevado, pero de una manera agradable, contando los hechos que había presenciado al estar en el salón principal junto a Afrodita.

Después de una pausa de algunos segundos, en los cuales me dediqué a pasear mi vista un poco alrededor de toda la habitación, pues hacía mucho que no entraba a ese lugar. Nuestras mascotas se veían realmente contentas y divertidas a diferencia de nosotras, que permanecíamos expectantes a la espera de una respuesta, o al menos algo que nos dijera que las cosas estaban bien. Estaba tranquila por un lado, pues confiaba en la palabra de Afrodita quien estaba encargada de protegernos. Pero por otro lado, no era lo mismo sin Eris y eso me daba cierta angustia.

Pronto decidí contestar a la otra pregunta de mi compañera, quien al parecer deseaba salir a toda costa para realizar aquello que deseaba en ese momento. Compartía el mismo sentimiento, en cierto modo, el deseo por salir de ese lugar y volver a ver el exterior, pero no estaba segura de que fuera correcto, al menos iba a ser muy peligroso, lo que le hice saber entonces al fantasma del hambre.

-Creo que sería algo muy arriesgado el desobedecer a Eris, pues ella está segura de que en este momento la esperaremos aquí dentro y se decepcionaría mucho si salimos sin su consentimiento.- Hice una pequeña pausa.

Podía notarse que mi rostro era serio, pero a la vez estaba indecisa, pues era un hecho que yo también me sentía algo encerrada, y aunque no fuera por los mismos motivos que mi compañera, también quería salir cuanto antes. Aunque siempre le había sido fiel a la diosa de la discordia y no me atrevía a desobedecer.

-No quiero desobedecer a sus órdenes, y tampoco quiero que tú te arriesgues a que ella desconfíe de ti, y más con lo que está ocurriendo en este momento. Me siento atada de pies y mano, pues no puedo hacer nada y no creo que mis decisiones y opiniones valgan mucho. Pero sabes que siendo tu compañera fantasma más cercana te ayudaría en lo que fuera.-

Hice una pausa algo larga mientras me mostraba pensativa, con mi miraba fija en la nada. Sabía lo que debía sentir en ese momento Sheznarda y como deseaba salir. Pero no me sentía realmente segura de que pudiera ayudarla en algo, aunque lo intentara, pues temía que si ella salía de allí y llegara Eris, se metiera en problemas por mi culpa.

-Sería muy peligroso que salgas, pero si piensas que es lo correcto para ti, te apoyaré en tu decisión. Pero ya te lo he dicho, no me gustaría para nada que Eris desconfiara de ti, y debemos estar más unidas que nunca en este tiempo. Sabes que nuestra señora podría castigarnos por eso.-

Mi intención no era detenerla, pero no estaba segura de que desobedecer a la diosa le hiciera bien a alguien. Sabía que si Eris se enojaba podía hacer cualquier cosa, incluso podría quitarnos las armaduras si lo consideraba algo grave. Al menos eso creía yo.

-Pero sólo es mi opinión. Tú sabes que, personalmente yo, he hecho siempre al pie de la letra cada cosa que ella decía. Pero también depende de lo que tú pienses en este momento, no te dejes llevar sólo por mis palabras, ya que es solo mi punto de vista y sabes que nosotras somos muy diferentes.- dije por último en un tono suave.

Sabía que mi opinión no influiría mucho en lo que pensaba ella, pero al menos le estaba dando una especie de consejo, le decía lo que yo pensaba de todo eso.

-¿Tú crees que es lo correcto para ti hacer eso en este momento?- Le preguntaba para saber lo que ella creía correcto y lo que deseaba hacer. Ahora deseaba escuchar lo que ella pensaba de esa situación.

por Sheznarda Lun Ago 08, 2011 3:49 pm

Las palabras de Flori eran bastante lindas en relación a la diosa del amor y la lujuria, ella por su parte no podía decir nada acerca de ese ser ya que no la había visto tan de cerca. Pronto el asunto de hermano el fantasma del sufrimiento pasó a un plano más lejano, pues sabían que la diosa del amor no iba a hacerle nada a ese hombre por mucho que ese se mostrase imprudente e impertinente con ella. Eris no daba muchas señales de regresar aún y eso le preocupaba; no tanto por el hecho de que ella saliese lastimada, pues no pensaba eso, sino por el hecho de que podría matar a alguna deidad y traer otra guerra estresante encima haciendo que los fines de su superiora se viesen comprometidos.

Las palabras de Flori, eran severas aunque no mostraban autoritarismo ni eran dadas en orden imperativo. No había dudas de que su herman era una mujer muy sabia, era como si de pronto ella tuviese mil años más que la ladrona y por ende mil años más de sabiduría que ella; por más que lo mirase ella no podía evitar sentirse reprendida por su idea de salir de ese lugar sin pensar en las consecuencias, no sólo para ella sino para su hermana fanstasmal, quien estaba diciendo ahora lo mucho que ella podría apoyarla ya que no consideraba bueno menterse en esas cosas, o ponerse en contra de sus compañeros.

-Comprendo... Y tienes razón, después de todo ella cuenta con eso y si nosotros no tratamos de hacer algo tan sencillo como obedecer seguro ella se pondría molesta y no quiero causarte problemas a tí ni causárselos a la amiga de nuestra señora.- Sheznarda guardó silencio y recordó lo mucho que su deidad odiaba que ella se hubiese enamorado de ese ser que llamaba Jabranth, por lo que pudo comprender que sería diez veces peor su castigo si salía por una causa como esa. Pensando que su amiga se sentía igual que Eris acerca de eso, la joven de cabellos rubios preguntó:

-Linda... ¿Tú también me aborreces por haberme enamorado de ese berseker?

por Pandora1 Sáb Ago 13, 2011 1:36 am

Escuchaba y comprendía que tal vez Sheznarda había comprendido mis palabras y mi punto de vista acerca de lo que salir afuera y desobedecer la orden de Eris. Eso, sinceramente me aliviaba aunque no estaba segura si de verdad la fantasma del hambre estaba arrepentida; sospechaba de deseaba mucho el hacer aquel trabajo en ese justo momento, pero comprendía al parecer, lo que yo le había recomendado.

Pero pronto una pregunta surgió de su boca. Una pregunta que involucraba aquel susodicho Berseker del que tanto había oído siempre que me encontraba junto con Eris y Sheznarda. Y en aquellas oportunidades en que oía a la diosa de la discordia hablar de él, no precisamente lo hacía de una buena forma. Generalmente regañaba a la rubia.

-Escucha. Lo que yo puedo decirte es que el haber demostrado sentimientos humanos al enamorarte de él… fue una gran debilidad, no puedo negar eso. Pero quiero que sepas que no te aborrezco para nada por eso. Fue una decisión tuya y yo la respeto. Sólo remarco que como guerrera, no fue correcto, al menos desde mi punto de vista.- suspiré un momento, haciendo una pequeña pausa para mirar al suelo por un momento. Luego levanté la vista directo a los ojos de mi hermana del hambre.

–Pero debes saber que como tu compañera, siempre te apoyaré. No sería capaz de odiarte. Aunque no hablemos mucho ni nos llevemos tan bien como para llegar a ser amigas, te aprecio mucho. Y cada decisión que tomes la respetaré y no te despreciaré ni negaré tus pensamientos ni opiniones.- En ese momento sonteí, tal vez una de las pocas veces que mostraba una sonrisa amigable.

Esas palabras sonaban algo serias pero amables. Solía dar mis opiniones y puntos de vista a cada cosa que me dijeran, a pesar de que a muchos eso no les agradara, era mi forma de ser. Pero precisamente con Sheznarda sentía un vínculo especial… como espiritual, que me hacía empezar a querer acercarme más a ella como hermanas fantasmas. Y me había dado cuenta de eso, justamente por aquel momento de tensión en el cual Eris no estaba. Eso nos había dado un tiempo para hablar entre nosotras y acercarnos más para comprendernos. Quizás en aquel tiempo me había dado cuenta, al hablar con ella, que la compañía de alguien nunca es mala. Pues siempre había estado acostumbrada a la constante soledad.

-Disculpa si mis primeras palabras sonaron algo severas... sólo pretendo que comprendas mis pensamientos acerca de lo que con nuestras vidas como fantasma, ocurre.-

por Sheznarda Vie Ago 19, 2011 10:07 am

Sheznarda escuchò lo que decìa su hermana acerca de su comportamiento. Bastante le decìa acerca del error que habìa cometido al enamorarse de ese berseker y haber mostrado tal debilidad ante el enemigo de su deidad. Aunque ahora sabìa bien que ella no estaba de enemiga con èl, pero no por eso dejaba de ver a los esbirros del dios de la guerra como algo insignificante y bastante asqueroso. Sabìa claramente que su amiga estaba en lo cierto al decir que habìa demostrado debilidad y falta de cordura al enamorse asì, pero es que en realidad ella se habìa enamorado al estar en cociencia humana y aùn siendo fantasma ese amor no habìa desaparecido. Esta era la razòn por la que Sheznarda querìa refutar, sin embargo no dijo nada porque su amiga siguiò hablando diciendo otras cosas un poco màs amables que impulsaron a la fantasma del hambre a dejar esos argumentos de defensa donde estaban, es decir en su cabeza.

Parecìa que la ausencia de Eris habìa sido justamente para que esas dos mujeres se llevasen y se comprendiesen, para que el vìnculo que ellas tenìan se definiera y para que esas dos se comprendieran.

-Hermana... Puede ser que sea debilidad, pero parendì a amar cuando era humana, y es ese mismo senitmiento que aprendì el que hace que aùn ahora yo te quiera y aunque no hablemos tanto como se debiera incluso diese mi vida por tì para verte feliz.

Sheznarda dijo esto con sinceridad y se puso de pie para darle un abrazo a la fantasma, pero algo horrible pasò por la cabeza de Sheznara y una sensaciòn ahogante empezò a posicionar su ser. Una presiòn horrorosa en el pecho habìa hecho que la mujer de cabellos rubios de arrodillase en el suelo respirando agitadamente, pues sentìa que su señor estaba pasando por algo horrible. Aùn no sabìa què pero podìa sentir còmo la energìa de su querida señora estaba debilitàndose poco a poco abandonàndola con lentitud.

-Flori dime que tù no lo estàs sintiento y que sòlo es cosa mìa...

por Pandora1 Mar Ago 23, 2011 4:23 pm

Escuchaba las palabras de Sheznarda, que sonaban muy sinceras con respecto a lo que yo le había dicho. La comprendía, y aunque yo era una mujer solitaria que no tomaba confianza por alguien en tan poco tiempo, sabía lo que ella decía. Cuando era nada más una simple sirvienta de la familia de Samantha, había tomado mucha confianza por ella, y en muy poco tiempo me había convertido en alguien muy importante para ella, así como ella para mí. Al igual que cuando conocí a la fantasma del hambre, aunque antes de obtener nuestras armaduras podía sentir su presencia pero no sabía de quien se trataba, poco a poco fui conociéndola y hoy en día podría dar la vida por verlas bien a ellas.

Sonreí y noté que ella se ponía de pie dirigiéndose hacia mí. En ese momento fue que comencé a sentirme algo extraña. No me sentía bien, algo pasaba con mi mente y mi cuerpo. Sentía algo muy doloroso en mi pecho, por lo que apoyé mi mano derecha allí y presioné con fuerza. No prestaba atención a mi alrededor, pero vi como mi compañera caía de rodillas al suelo. Algo pasaba… algo malo, algo horrible, pero no sabía de qué se trataba. La energía de nuestra señora se hacía débil, desaparecía poco a poco y podía sentirlo. Pasaba algo malo con ella… ¿Qué ocurría? ¿Por qué aquellas sensaciones?

-Si… Puedo sentirlo.- decía mientras entrecerraba los ojos y miraba hacia abajo. -¿Qué está pasando? Algo malo ocurre… no me siento bien- Decía luego mientras levantaba la vista mirando a Sheznarda. Podía verse un gesto de preocupación en mi rostro.

-Pero no sé de qué se trata. ¿Qué debemos hacer? ¿Crees que esté pasando algo malo con nuestra señora? Temo por eso... no sé que debamos hacer en este momento.- preguntaba dudosa, pero estaba casi segura de que algo pasaba con ella, porque podía sentirlo en mi ser. Pero a la vez estaba confusa, porque nunca había sentido algo así, y no sabía qué hacer en ese momento.

por Aramse Sáb Ago 27, 2011 10:40 pm

Aquel joven pelirrojo había tomado la caja de su armadura y se la había montado en la espalda y escuchando las palabras de la dama de cabellos negros partió corriendo fuera del salón de principal dejando allí la manzana que estaba comiendo y todo por el apuro y aquel dolor que sentía en su pecho continuaba corriendo con su mano derecha en el pecho pero sin darse cuenta se perdió ya que no recordaba aquel lugar así que se detuvo y respiro profundo tratando de calmarse emanando así un cosmos de color azul que pronto revivían sus memorias pasadas y se veía a si mismo portando al armadura del sufrimiento como un fantasmas caminando por los pasillos por lo que se encamino a seguirlo hasta que después de tanto caminar y cruce de pasillos logro encontrarse con al puerta que era la indicaba y aquel recuerda fantasmal desaparecía.

Aramse no tardo en abrir aquella puerto como si fuera su habitación y pudo ver que se encontraban allí Shezznarda y Flori sus hermanas Fantasmas, las cuales por sus expresiones parecían sentir lo mismo que el había presentido, su diosa había perdido la batalla contra Apolo. No tardo mucho en abrir su boca y decir.-De..Debemos ir a el salón principal... Flori ¿es verdad lo que siento? ¿acaso nuestra diosa ah perdido contra aquel dios?.-Interrogo a Flori ya que sabia que esta era la segunda al mando entre estos hermanos y la que confiaba ya que tenia mas tiempo siendo un fantasma.

por Sheznarda Sáb Ago 27, 2011 10:56 pm

La fantasma del hambre se había preocupado bastante porque lo que sentía era real y no sólo de su imaginación. Pasaba algo horrible con su deidad y lo podía sentir con aquel dolor en el pecho. ¡Es más! La mujer de los cabellos rubios podía sentir aquel dolor y claramente veía como el campo protectro de su señora estaba siendo poco a poco desvanecido y rápidamente reemplazado con otro, el cual ella no reconocía como bueno, pero al saber que su señora los había dejado a cargo de la otra deidad, comprendía que este era un método para lograr protegerlos hasta ver qué hacer.

-Flori... Siento cómo el cosmos de nuestra señora ha explotado con fuerza y luego se desvaneció como si no hubiese existido nunca... Es que jamás veremos a Eris con nosotros? ¿A caído acaso en los trucos y suscios y cobardes de esa otra deidad?

Sheznarda guardió silencio, puesto que vio entrar a su hermano el fantasma del sufrimiento con la mano sobre su pecho bastante agitado. No podía negarlo ahora sí era verdad que algo había pasado con su señora y pronto las lágrimas de la fantasma del hambre empezaron a notarse corriendo lentamente por sus mejillas dándole una apariencia un poco frágil, pero no le importaba, por que era por su deidad por quien lloraba. Era por Samantha por quien estaba en ese estado, porque sabía que ahora estaría sellada por mucho tiempo y que el poder encontrar la forma de sacar ese sello puesto por una deidad era algo bastante difícil para humanos como ellos. Por eso y por todas las cosas terribles que pensaba podían pasarle a su señora estando sellada, era que esta así.

-Aramse... ¿Es eso lo que te ha dicho la mujer que está en el salón?- Preguntó Sheznarda mientras supiraba y trataba de calmarse un poco.

por Pandora1 Dom Ago 28, 2011 12:02 am

Aquello que sentía no me dejaba ni siquiera pensar en lo que podría hacer en ese momento. Estaba tan preocupada pensando en Eris, y en lo que podría haber pasado con ella que ni siquiera prestaba atención a lo que ocurría a mi alrededor, pero notaba como mi compañera sufría de la misma manera que yo. Aquello que pasaba no era cualquier ridiculez… algo grave le había ocurrido a nuestra señora y estaba consciente de eso, tanto yo como mi hermana del hambre.

Escuché las palabras que ella decía, se notaba claramente que no se sentía bien. Ese sentimiento nos estaba destrozando a ambas y no podíamos hacer nada al respecto. Me quedé un momento en silencio, para pronto contestarle, pero algo interrumpió ese momento.

El fantasma del sufrimiento, Aramse que hacía tanto tiempo estaba desaparecido, entró por la puerta a paso rápido, agitado y con una mano sobre su pecho. Eso me dio la pauta también, de que aquello era cierto… no éramos las únicas que lo sentíamos. Se dirigió a mí con una pregunta. No sabía de qué hablaba pues no nos habían dicho mucho. Sí podía sentir la presencia de alguien más, el cosmos de otro dios pero no sabía de qué se trataba.

Tras escuchar las palabras de Sheznrda, decidí agregar algo más a eso.

-Aramse… no sé lo que está ocurriendo. No hablé mucho con aquella deidad que se encuentra en el salón principal. Tan sólo me dijo que confiáramos en ella, que iba a protegernos. Ha pasado algo muy malo con nuestra señora, pero no sé de qué se trata.- hice una pequeña pausa y miré hacia abajo por un momento.

Aunque no lloraba como se veía en mi hermana, mi rostro se mostraba con un semblante de tristeza que se notaba con claridad. Miré de nuevo a Aramse. –Tú que has estado más tiempo con aquella mujer, dinos que te ha dicho…- repetí lo que dijo Sheznarda, mostrando que también deseaba saberlo.

por Aramse Mar Ago 30, 2011 12:56 pm

Aramse aferraba su mano a su pecho por el profundo dolor en este, un dolor sentimental y a la vez de presentimiento, aquel era indicado de que su diosa había sido sellada o solo había sido destruido su cuerpo mortal, sin embargo siendo cualquiera de las dos cosas este era una mala situación para y sus hermanas fantasmas. Tanto tiempo para despertar y pagado de estar forma, su diosa vencido por un dios odiado por el como es Apolo. Escuchando las palabras de su hermana Flori logro abrir su mente ya que entre su confianza al llegar al salón y la desesperación que sintió al salir había obviado por completo la cosmos energía de aquella mujer, había estado tratando a una diosa como si fuera cualquier mujer, pero de todas formas solo sentía respeto por Eris.

Al culminar aquellas palabras Flori y a la vez de ver como veía que su hermana Shezznarda lloraba por la perdida. Cada fantasma tomaba la perdida de forma diferente, Shezznarda lloraba, Flori solo mostraba tristeza en su rostro y Aramse comenzaba a sentir rabia por no estar allí en ese momento tan crucial pensando que podía haber hecho algo mas para salvar a su tan querida diosa pero solo volvió a abrir la boca para decir a sus hermanas.-Ella solo dijo que Eris iría a visitar a Apolo por que había hecho algo que le molestaba y ahora me mando a buscarlas para ir al salón.-

por Sheznarda Jue Sep 01, 2011 3:35 pm

Sheznarda estaba escuchando con atención lo que decía su hermana la fanstasma de la muerte a su hermano Aramse. No sabía mucho si era bueno que se precipitasen pensando que el destino de su deidad era realmente fatal, pero al darse cuenta de que el campo protector que los protegía fue desapareciendo para dejar paso a otro, no tan excelente como el de su señora, pero sí lo suficientemente fuerte para poder protegerlos por algunos momentos.

-Aramse... Creo que esa mujer no lo ha dicho por gusto. - Sheznarda se puso de pie tomando a su mascota y tratando de calmarse ante el hecho de tener que aceptar que quizá su deidad no iba a aparecer más, porque su cosmos ni siquiera se podía notar en ningún rincón de la tierra, era como si de pronto la mujer que tanto querían se había esfumado en cuestión de segundos. La fantasma del hambre lo sentía. Eris no estaba ahí, y no iba a regresar con ellos quien sabía hasta cuando.

-No creo que tenga sentido seguir... ¿Qué haremos si Eris no está con nosotros? No es posible que estemos en este lugar sin poder si quiera movernos todos los días. Con suerte y esa mujer nos dejará salir para poner fin a nuestras vidas buscando la venganza que tanto deseamos... O quizá... Eso sería precipitarse... ¿Se sentirá molesta en la otra era si hacemos eso?

La mujer de cabellos rubios se acercó al marco de la puerta del cuarto de su hermana y miró hacia el pasillo donde se podía sentir el cosmos de la amiga de su ausente y querida Samantha. No quería ir así no más sola para presentarse con esa mujer porque no la conocía y pensaba que en esa situación lo mejor era que se presentara ante esa diosa con sus hermanos.

-Chicos... Creo que en este momento debemos ir juntos a hablar con esa mujer y enfrentar la realidad. Espero esto no termine peor de lo que ya estaba... Aún me preocupa este lugar.

por Pandora1 Jue Sep 01, 2011 11:30 pm

No podía prestar mucha atención ciertamente a lo que mis compañeros decían. Sentí que estaba metida en un gran lío, en el que yo ni ellos podíamos hacer nada para avanzar. Estábamos condenados si era cierto que aquello que más temíamos había ocurrido con Eris. Aún no estaba segura, pero pude sentir claramente como el cosmos de la diosa de la discordia desaparecía de repente, quedando uno más débil. Ya no estábamos seguros en ese templo y lo mejor era que obedeciéramos a la otra deidad que seguramente nos estaba esperando.

-Sheznarda… estoy más que segura que Eris se molestaría mucho si hacemos las cosas mal. Tenemos que tratar de pensar correctamente y hacer lo que para nosotros es lo mejor, aunque queramos actuar solos y desesperadamente en ese mismo instante. Eso sería muy arriesgado. Vayamos al salón principal y tratemos de averiguar qué es realmente lo que está pasando.- Dije en un tono sereno aunque un poco preocupada. También estaba muy mal por lo que sentía en mi ser y no podía evitar mostrarlo.

-Por mi parte no soporto más esta situación, y mientras más rápido aclaremos nuestras dudas, será cuando comprenderemos y podamos hacer algo al respecto. Pues sería ridículo que hicieramos una tontería que empeorara aún más la situación.- Mencioné en el mismo tono.

No sabía muy bien lo que tenía que hacer, me encontraba muy confundida con lo que estaba pasando, pero confiaba en que el estar al lado de aquella diosa iba a ser lo más correcto. Al menos sus palabras dirigidas hacia mí en aquel momento, de su deber de protegernos, sonaban sinceras. Me guiaba mayormente por eso, pero mi mente ya no sabía qué pensar.

-Será mejor que le hagamos caso y vayamos al salón principal. Tenemos que actuar los tres juntos en este momento...- dije por último en un tono más serio y resignado. Entonces me di media vuelta y comencé a caminar, esperaba que mis hermanos fantasmas me acompañaran.

por Octavius Mar Sep 06, 2011 12:16 am

No irás a ninguna parte… gran guerrera.

Una voz, desconocida hasta entonces, hizo su aparición en el momento en que la muchacha de los cabellos grises se aprestaba para salir al encuentro con Afrodita.

Sin embargo, su camino ahora había sido interrumpido por la imponencia de un sujeto de gran estatura, cubierto por una túnica negra, con un collar de oro y los cabellos anaranjados cayéndole por encima de los hombros. Poseía una envergadura anormal, incluso para un humano… o hasta para un Dios. En un pestañeo, había aparecido de una chispa de fuego proveniente desde la oscuridad.

Veo que Eris ha decidido descansar por un período de tiempo… y sus soldados han quedado en el limbo a la espera de que el destino los intente devolver con su señora. – Agregó el sujeto, que caminó un par de pasos hasta pararse justo frente a la muchachita de ojos rojos, que lucía diminuta al lado de su enorme humanidad.

En vista de lo ocurrido, y ya que una Diosa os ha venido a reclamar por vuestra seguridad… he decidido no ser menos, y en este caso, yo te reclamo a ti para que me acompañes a mi templo. Mi nombre… es Ares.

Pequeñas llamas salían desde el cuerpo del enorme sujeto, aunque no se despegaban mucho de su piel ni representaban una amenaza para la mujer a la que eran dirigidas sus palabras. Levantó la cabeza y observó a los otros dos presentes…

Supongo que ustedes preferirán marchar con ella… – Dijo, haciendo alusión a la mujer allí afuera. – No obstante, las puertas de mi templo están abiertas… un pacto de alianza, es un pacto de alianza. – Cerró con rigidez, sin mostrar ningún tipo de humor o tonalidad en cuestión, mostrándose con una frialdad que bien podía resultar abrumadora y demostraban que él era un tipo totalmente indiferente.

No tengo intenciones de permanecer aquí mucho tiempo… habla ahora, mujer de ojos rojos.

Comprendía muy bien la situación que se estaba viviendo en ese minuto, en su templo todavía aguardaban sus guerreras y tenía bastantes cosas que meditar todavía. No obstante, el espíritu guerrero de esa muchacha le había llamado su atención, incluso a través de las fronteras entre las disputas entre los dioses. Había algo muy, muy particular y especial en dicha mujer...

por Pandora1 Mar Sep 06, 2011 1:25 am

Iba a marcharme hacia el salón principal del templo, sin siquiera prestar atención a mi alrededor. Esperaba que mis hermanos me siguieran, pero de pronto escuché una imponente voz, la cual no pude ignorar y me detuve de inmediato. Ahí fue cuando, en menos de dos segundos, vi frente a mí a un hombre vestido de negro, bastante más alto que yo, en realidad era sorprendente sentir esa presencia. Sin mencionar su cosmos, podía saber que no se trataba de un simple guerrero.

Escuché sus primeras palabras, mientras lo miraba fijamente. Se refería a lo que había ocurrido entre Eris y los demás dioses que habían estado involucrados en aquella batalla. A mi parecer tenía toda la razón. Desde que el cosmos de la diosa de la discordia había desaparecido, nosotros, los tres fantasmas que le servíamos a ella, estábamos perdidos, sin poder encontrar explicaciones y sin ella no éramos nada. A pesar de estar al supuesto cuidado de Afrodita, no me sentía del todo bien. Sospechaba que si Eris no volvía pronto estaríamos perdidos, pues nadie nos daba explicaciones y no podíamos ser guerreros sin tener un motivo de existencia.

No dije nada y permití que siguiera hablando. Entonces me di cuenta que efectivamente no era cualquier ser… ni siquiera cualquier dios. Se trataba del mismísimo Ares, el hermano de mi señora. Sabía que entre dichos dioses no había conflicto alguno… había otras prioridades que ameritaban la atención de ellos.

Ni siquiera me inmuté cuando él se acercó a mí, seguía viéndolo firmemente y escuchando cada palabra que pronunciaba. Sabía que me estaba hablando a mí en primer lugar. Ares pretendía mi presencia en su templo, por alguna razón. Y yo que quería hacer algo en ese justo momento, en vez que quedarme de brazos cruzados esperando una respuesta que quizás tardaría en llegar, no dudaría en aceptar su palabra. Después de todo, se trataba de una especie de alianza con el ejército del dios de la guerra. Sabía que no iba a hacer nada en contra de nosotros, los fantasmas, ya que así traicionaría a Eris, pero ella no se encontraba en ese momento. No quedaba otra cosa más que actuar.

-Señor Ares.- Dije de inmediato en un tono algo bajo, pero enseguida añadí con total seriedad. –Lo que usted dice es la inevitable verdad y me temo que yo y mis hermanos no sabemos qué hacer con respecto a lo ocurrido.-

Dije nada más en pocas palabras. No pretendía dar muchas explicaciones pues sabía que tratándose de un dios como lo era Ares, estaría al tanto de todo lo ocurrido en ese sitio.

-Haría lo que sea por cumplir los deseos de mi diosa y no defraudarla. No pretendo quedarme de brazos cruzados esperando una respuesta que sé que no tendré pronto.- Era un fantasma de Eris, una verdadera guerrera. No iba a estar parada en ese templo por largo tiempo hasta que alguien se decidiera a hacer algo. Una guerra es una guerra.

-“Los débiles no sobreviven. Y si tengo que hacer algo, lo haré sin remordimientos.”- me dije en mi mente y tomé aire para volver a hablar dirigiendo unas palabras hacia Ares.

-Mi intención es hacer caso a su palabra, señor Ares. Voy a acompañarlo a su templo.- concluí con aquellas palabras.

Una de mis preferencias y cualidades era causar muerte y caos, y, como fantasma de Eris era algo que no podía faltarme. Iría con Ares, sí. Al menos hasta que las cosas lograran aclararse un poco. No perdía nada, y si lo hacía, no tenía mucho. Mi único interés era pelear por los objetivos que sabía que tenía mi diosa.

Miré a mis hermanos que estaban a unos pasos detrás de mí. No sabía que decisión irían a tomar ellos. No tenía idea de lo que por sus mentes pasaban. Pero no era una buena idea seguir lamentándose por lo de Eris. Esperaba que esa decisión que tomé haya sido la correcta.

-Aramse… Sheznarda. No sé que harán ustedes, pero desde mi punto de vista estamos muy débiles sin nuestra señora en este momento. ¿Esperarán más respuestas? ¿O quieren seguridad mientras Eris no se encuentra? Quiero proteger lo que Eris representa y ya he decidido. La guerra ha comenzado, hermanos fantasmas, y ha tomado como víctima a nuestra señora. No pienso quedarme sin hacer nada como hasta ahora.- dije por último para volver a mirar al dios que se encontraba al frente. Tal vez me arriesgaba un poco con esa desición, pues no sabía lo que en verdad iba a ocurrir conmigo, pero miedo... era lo que menos sentía en ese momento.

-Estoy lista.- comenté luego.

por Octavius Mar Sep 06, 2011 1:28 pm

El señor de la guerra continuaba con su expresión de indiferencia en todo su rostro, erguido totalmente frente a la muchacha y a la espera de una respuesta por parte de la última. Sólo cuando la obtuviera, procedería a marcharse de vuelta hasta su templo y con ello, comenzaría con la reunión que por tanto tiempo había aplazado con sus guerreras.

Al desaparecer la diosa de la discordia, que también representaba a su supuesta hermana, automáticamente se había fijado en la presencia de un cosmos en su templo. Ya antes la había analizado, pero sólo hasta entonces consideró la posibilidad de presentarse ante ella y verla con sus propios ojos. Era una guerrera formidable, casi tanto como las suyas propias, y otro par más que existía en el inframundo. Su cosmo no había pasado desapercibido para él en su llegada al Olimpo, y le daba curiosidad el poder ver que su “hermana” contara con soldados tan fuertes entre sus filas. Al fin y al cabo, por lo general los guerreros fuertes estaban en otras huestes.

Respiraba lenta y pausadamente, dando la impresión de que ni siquiera consumía aire en realidad. Sus ojos estaban fijos en la mujer, aunque también era capaz de penetrar en toda la sala y reconocer a los otros miembros en su interior, los cuales correspondían a otra guerrera bastante fuerte y a un muchacho, el único varón del grupo. La invitación también era para ellos, aunque suponía que no todos los del grupo estarían muy confiados en su persona. Estaban en su derecho, y él no tenía en sus objetivos obligarlos a seguirle. Después de todo, sin su diosa eran libres hasta nuevo aviso.

La respuesta de la mujer no se hizo esperar. Con un tono bajo, producto de la pérdida de su señora, pero serio, demostrando que mantenía su ímpetu y fortaleza a pesar de estar pasando por una situación poco alentadora. No escapaba a Ares el hecho de que, siempre que un guerrero perdía al Dios que servía, su espíritu y su alma quedaban en el mundo de manera errante y casi, como una especie de zombie que se negaba a continuar con su vida. Desde la negación, pasando por la locura o la ira, hasta la muerte auto inflingida, los humanos que tenían la suerte de cruzarse con una deidad jamás volvían a ser los mismos sin ella. Exceptuando por supuesto, los casos en que los propios dioses ahuyentaban el recuerdo de su existencia como leales seguidores y les devolvían su estadio primario, de mortales para habitar la tierra y nada más.

Luego de darle el espacio suficiente para que respondiera, e inclusive se dirigiera a sus hermanos, movió un poco su cuello, despacio, y sin dejar de mostrar su apariencia poco amigable, prosiguió con sus dichos de la misma manera en que había hablado primeramente.

Declarada sea la voluntad del fantasma de seguirme… no hay más que una deidad como yo deba hacer aquí. - Declaró firme y concreto, sin mirar a nadie en específico.

El fuego que le rodeaba comenzó a extenderse, hasta que finalmente los cubrió a ambos y sin más preparativos, una gran llamarada que duro un único segundo, fue suficiente para taparlos a los dos y, al instante, desaparecer y dejar sólo un rastro de cenizas en su lugar.

Su destino: El templo de la guerra.

por Sheznarda Miér Sep 07, 2011 2:27 pm

Sheznarda ya iba a ir hacia donde estaba la mujer de los cabellos blancos, pero alguien irrumpió en aquel lugar y se dirigió especialmente a Flori, quien estaba tomando una actitud bastante extraña a su parecer, ahora que su deidad no estaba. COn algo de ironía sonrió, puesto que no podia sorprenderse por el proceder de su amiga. Ela además de ser fuerte, tenía unos conceptos bastantes peculiares, por así decirlo, y no era de extrañar que ella al final terminase actuando como lo estaba haciendo ahora. El dios de la guerra estaba mostrando claramente su interés en que la fantasma de la muerte se fuera con él, así que ella no tenía por qué pretender si quiera ir con ella, puesto que tenía demasiadas cosas que hacer, ya que a diferencia de su hermana, la fantasma del hambre sentía y comprendía que no estaba esperando una respuesta que no sabía si iba a venir porque ella lo podía sentir, tenía una certeza que no iba a borrarse sólo porque Eris no estaba temporalmente.

Es que podía sentirlo en su corazón. Samantha había muerto, pero la escencia de Eris tal y como era no había sufrido ese mismo destino. Lo comprendió cuando sintió la forma en la que se apagó el cosmos de su deidad. NO fue como si hubiese muerto, sino como se hubiese mermado, o se hubiese quedado sellado en algún lugar del mundo.

-Flori... Yo no te puedo juzgar, tu tienes el derecho de hacer lo que desees, pero yo no puedo estar de acuerdo contigo. Además al igual que tú sol puedo brindarte mi apoyo en todo lo que hagas y recordarte que siempre seré tu hermana.- Sheznarda miró al hombre que estaba en ese lugar y siguió diciendo- No me parecer mal que usted quiera ofrecerle protección a mi hermana, me gusta mucho que alguien respete una alianza mientras su compañero de la misma está en condiciones estables.- La fantasma miró a su hermano del fantasma del sufrimiento y siguió diciendo en un tono tranquilo- Aramse si tú deseas puedes ir con ella, porque no me gustaría que mi hermana fuese sola, pero como no desconfío del señor de la guerra te aconsejaría que te quedases conmigo y mejor fuésemos a hablar con la diosa que esta en la otras sala. Recuerda que no debes dejarla sola, es una falta de respeto que Eris no perdonará, recuerda que quien murió fue Samantha.

Sheznarda terminó de decir esto y se alejó de su hermana y esperó a que se marchase en compañía de esa deidad y luego de que ambos desaparecieron, la mujer de cabellos rubios suspiró, pues aún cuando había dicho todo esto acerca de su certeza de ver otra vez a su señora, estaba preocupada, puesto que sabía que ella podría demorar un poco y que justo en eso constaba la prueba que ella tenía que pasar en relación a su fé depositada sobre la deidad de la discordia.

-Aramse yo creo que tenemos que ir donde está esa mujer- Sheznarda miró a su hermano, quien no se había marchado con Flori y siguió con su diálogo- Después de todo tenemos que buscar la forma de llegar a un sitio seguro. El templo de la guerra no lo era, puesto que se ve que Ares sólo quería a Flori para tenerla con ella, la reconoce como una guerrera más importante que nosotros- Sheznarda rió otra vez- Además no sé hasta qué punto Eris puede enojarse con ella, así que en este caso sólo puedo dejar que mi amiga tome su decisión y prometerme a mí misma defenderla la ira de nuestra diosa-

por Aramse Miér Sep 07, 2011 7:24 pm

Aramse escuchaba silenciosamente las palabras de sus hermanas y pronto se digno a seguir a su hermana Flori puesto ya no tenia mas nada que decir en su opinión y ene se momento solo tenia ganas de callar y dar un tiempo de silencio pero este no se cumpliría por los momentos ya que cuando Flori se acerco a la puerta se escucho una voz extraña y pronto apareció un hombre de gran tamaña mas o menos a la altura de Aramse tan solo unos centímetros mas altos que Aramse y de gran musculatura. Aquel hombre solo se digno a decir unas cuantas palabras hacia Flori y los otros fantasmas, pero que se veían claramente que iban directamente a Flori para que esta se fuera con Ares a su templo y se uniera a él que pronto digno a invitar a los otros dos fantasmas del Hambre y Sufrimiento.

Este chico de cabellos rojizos no presto atención a la petición de aquel Dios Ares puesto su diosa Eris ya les había dejado a cargo con Afrodita y no haría nada que esta le molestaría ademas que seria de mala educación y dejaría mal a Eris con Afrodita. Aramse solo chisto un poco y volteo el rostro a un lado ignorándolo para luego escuchar a su hermana Shezznarda lo que el parecía extraño que ella se quedara y no Flori considerando que su amado se encontraba en ese ejercito sangriento. Aquel chico se había quedado anonadado ante el acto de Shezznarda pero no lo suficiente para responder. -Tienes toda la razón Shezznarda y estoy de acuerdo contigo no te preocupes ademas Flori se puede cuidar sola, después de todo hasta ahora es la mejor de nosotros pero no se puede hacer nada con su decisión de irse con Ares.-

Silencio sus palabras enseguida para verlos marchar en un mar de llamas que los rodeaban dejando así cenizas de donde estaban Flori y Ares. Volvió a escuchar las palabras de su hermana y se dirigió a la puerta para abrirla y mirar a su hermana con una pequeña sonrisa de medio lado.-Si supongo mejor vamos Hermana no hay que hacer esperar a esa diosa y dejar mal a la nuestra.- Volvió a callar y siguió caminando esperando que Shezznarda lo siguiera,

por Sheznarda Lun Sep 12, 2011 2:52 pm

Con la partida de su amiga, la fantasma del hambre sentía que los problemas no harían sino empezar y agrandarse más, puesto que una cosa era que estuviesen en alianza y otra era que su alidado se llevase a uno de sus esbirros sin que le pidiese permiso para ello. NO había duda de que cuando su deidad despertase y se entarara de aquello, esta se pondría molesta por la forma de proceder de su fantasma y del señor de la guerra, pero también presentía que ella podría extender ese enojo hacia ellos dos por no haber impedido que Flori se marchase, pero es que ella no podía hacer nada. Su hermana quiso irse y ella no iba a ponerse a pelear y discutir en ese lugar.

La energía de la diosa del amor pasional pareció desaparecer o atenuarse un poco, cosa que hizo pensar a Sheznarda que talvez esa mujer los había abandonado a su suerte, cosa que no le preocupaba tanto en lo que a ella concernía, pues estaba más que dispuesta a enfrentar todo lo que viniese de frente hasta que su señora despertase otra vez, puesto que quería darle a entender que no sólo si fantasma favorito y ahora bastante ausente, era capaz de enfrentarse a todas las adversidades posibles sin perder los estribos y sin ningún tipo de miedo.

-Espero igual que esa mujer no se haya marchado. Es que ahí si no sabré qué decirle a Eris cuando ella despierte. No puedo ni pensar en lo que ella dirá cuando lo sepa todo... Y más que nada... No quiero imaginar lo que ella sería capaz de hacer en cuanto sepa que Flori fue capaz de marcharse con Ares mientras ella no estaba. NO sé cómo haré para poder suavizar esto.- Dijo la mujer mientras salía del recinto de la muerte con su mascota corriendo tras ella.

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