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Jardines del recinto
Despertó de repente alterada como si hubiese tenido una pesadilla, ante tan brusca reacción pudo sentir el resentimiento en su cuerpo. Elevó el torso sentándose, con sus manos palmó algo suave y acolchonado, al parecer estaba en una cama. Llevó sus manitas a sus brazos tocando la textura de vendas por suerte el ardor de las quemaduras había disminuido bastante. Por su mente se repetían lo sucedido en la embarcación; y como entre el dolor, el llanto y la desesperación todo se fundió a negro, acunada por una dulce nana. Rápidamente se tocó los ojos…mas vendas. No se entendía a si misma, por qué seguía esperanzada a que vería donde estaba, el dolor le ataba a la realidad de que su mundo seria de ahora en adelante penumbras. Suspiró agachando su cabeza, resignada, y así se puso de pie sabiendo que se valía en ese instante por si misma. No había ni siquiera el indicio de otra respiración en esa habitación, estaba sola y no quería estarlo.
Lentamente dio unos pasos, sus manos se toparon con una pared y así fue guiándose saliendo a unos pasillos en absoluto silencio. Sus pies descalzos sintieron un piso frío y en su mayoría suave, mas tanto en él como en las paredes había surcos y magulladuras como si un gran alboroto hubiese ocurrido allí. No sabía si había alguien mas allí, y tampoco tenía la concentración como para percibirlo, estaba demasiado absorta en un sentir frío y vacío, sin sentido. Supuso que estaban ya en Grecia, volvió a suspirar por las tantas ansias que tenía de conocer esas tierras y sus bellos paisajes…Ya no podría admirarlos jamás.
Sintió una leve brisa y busco como pudo seguirla, los templos del santuario no tenían puertas, la brisa corría por sus umbrales. Y en ese templo, uno de los pocos restantes, el del Toro tenía unos jardines cuyo aroma le llamaban. Un poco entorpecida bajo a los alrededores del templo, hasta lograr sentarse entre los tersos pastos que acariciaban sus tobillos al mecerse con el viento. Acurruco sus piernas, envolviéndolas con sus brazos para estrechar las rodillas contra su pecho. La brisa gratificante acariciaba su rostro, volando alguna lagrimas que parecían derramarse de las húmedas vendas. Su rostro se quedó estático como perdido en la lejanía, como si pudiese admirar el horizonte o ver los leves rayos del sol, que se filtraban entre las nubes, iluminando el panorama. Con una mano acarició el prado, tocando cada flor en su camino, sintiendo sus texturas y sus fragancias. No pudo evitar que por su cabeza pasara la idea de que su viaje había sido en vano, que su gran aventura y el orgullo de su maestro, toda esa nueva vida que anhelaba estaba perdida. ¿Como podría ser una amazona estando ciega? No quiso pensar más en ello, no quiso pensar mas en nada, tan solo continuar intentando ver a través de sus sentidos, imaginar como sería aquellos parajes. Por un instante soltó las flores y buscó encontrar la pulsera de su madre con miedo de que se hubiese estropeado en la pelea del barco. Por suerte seguía allí en su muñeca, aunque estaba algo maltratada.
“Que haré ahora…” se dijo a si misma desesperanzada, en ese momento mas que nunca necesitaba a su madre, ese cariño y seguridad que ella le daba. Necesitaba un abrazo, escuchar un “todo estará bien”.
Lentamente dio unos pasos, sus manos se toparon con una pared y así fue guiándose saliendo a unos pasillos en absoluto silencio. Sus pies descalzos sintieron un piso frío y en su mayoría suave, mas tanto en él como en las paredes había surcos y magulladuras como si un gran alboroto hubiese ocurrido allí. No sabía si había alguien mas allí, y tampoco tenía la concentración como para percibirlo, estaba demasiado absorta en un sentir frío y vacío, sin sentido. Supuso que estaban ya en Grecia, volvió a suspirar por las tantas ansias que tenía de conocer esas tierras y sus bellos paisajes…Ya no podría admirarlos jamás.
Sintió una leve brisa y busco como pudo seguirla, los templos del santuario no tenían puertas, la brisa corría por sus umbrales. Y en ese templo, uno de los pocos restantes, el del Toro tenía unos jardines cuyo aroma le llamaban. Un poco entorpecida bajo a los alrededores del templo, hasta lograr sentarse entre los tersos pastos que acariciaban sus tobillos al mecerse con el viento. Acurruco sus piernas, envolviéndolas con sus brazos para estrechar las rodillas contra su pecho. La brisa gratificante acariciaba su rostro, volando alguna lagrimas que parecían derramarse de las húmedas vendas. Su rostro se quedó estático como perdido en la lejanía, como si pudiese admirar el horizonte o ver los leves rayos del sol, que se filtraban entre las nubes, iluminando el panorama. Con una mano acarició el prado, tocando cada flor en su camino, sintiendo sus texturas y sus fragancias. No pudo evitar que por su cabeza pasara la idea de que su viaje había sido en vano, que su gran aventura y el orgullo de su maestro, toda esa nueva vida que anhelaba estaba perdida. ¿Como podría ser una amazona estando ciega? No quiso pensar más en ello, no quiso pensar mas en nada, tan solo continuar intentando ver a través de sus sentidos, imaginar como sería aquellos parajes. Por un instante soltó las flores y buscó encontrar la pulsera de su madre con miedo de que se hubiese estropeado en la pelea del barco. Por suerte seguía allí en su muñeca, aunque estaba algo maltratada.
“Que haré ahora…” se dijo a si misma desesperanzada, en ese momento mas que nunca necesitaba a su madre, ese cariño y seguridad que ella le daba. Necesitaba un abrazo, escuchar un “todo estará bien”.
Sylvanas- Amazona Dorada
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Fuerza de voluntad
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Re: Jardines del recinto
Había avanzado desde debajo de todo hasta llegar por fin a la casa de Aries, donde no había un protector, así que ignore rápidamente esa casa y seguí corriendo hasta que me encontré frente a mi la imponente casa de Tauro, protegida por uno de los caballeros mas fuertes del santuario, aquel gigante que ya había conocido anteriormente, Aldebarán.
Mientras que subía me llamo la atención una fragancia que interprete como unas flores rápidamente, me dirigí hasta donde había sentido aquel perfume y vi como estaba la chica que acompañaba a Aldebarán aquel día en el bosque, la futura amazona de Tauro, la única que al parecer se encontraba en esos momentos en el templo. Me lleno de orgullo saber que la muchacha ya había aceptado su destino y se encontraba en el lugar que la vida le había dado, con orgullo defendiendo a una diosa que aun no mostraba la cara, pero que sabíamos que estaba allí y aparecería en el momento apropiado…
Sin embargo, su rostro parecía triste. Al parecer no estaba del todo feliz y necesitaba hablar con alguien o quizás un consejo. Me acerque lentamente mientras que dije unas cuantas palabras.
-Orgullosos los ojos que te ven, amazona de Tauro… -Mi trato era muy formal para dirigirme a una simple niña, pero eran con un tono de burla muy peculiar, para que ella supiera que solo bromeaba y la saludaba de esa manera por un simple halago. Me caía bien esa muchacha, había algo en ella que no terminaba de descubrir, pero que me llamaba la atención hacia tiempo- ¿Qué es lo que te sucede?
Remplace mis deseos de subir a mi templo por mi obligación de saber que le sucedía, era mi deber como caballero, hombre y compañero, el de ayudar a la muchachita en lo que necesitara o simplemente, escuchar si quería hablar o ayudar si necesitaba ayuda.
Mientras que subía me llamo la atención una fragancia que interprete como unas flores rápidamente, me dirigí hasta donde había sentido aquel perfume y vi como estaba la chica que acompañaba a Aldebarán aquel día en el bosque, la futura amazona de Tauro, la única que al parecer se encontraba en esos momentos en el templo. Me lleno de orgullo saber que la muchacha ya había aceptado su destino y se encontraba en el lugar que la vida le había dado, con orgullo defendiendo a una diosa que aun no mostraba la cara, pero que sabíamos que estaba allí y aparecería en el momento apropiado…
Sin embargo, su rostro parecía triste. Al parecer no estaba del todo feliz y necesitaba hablar con alguien o quizás un consejo. Me acerque lentamente mientras que dije unas cuantas palabras.
-Orgullosos los ojos que te ven, amazona de Tauro… -Mi trato era muy formal para dirigirme a una simple niña, pero eran con un tono de burla muy peculiar, para que ella supiera que solo bromeaba y la saludaba de esa manera por un simple halago. Me caía bien esa muchacha, había algo en ella que no terminaba de descubrir, pero que me llamaba la atención hacia tiempo- ¿Qué es lo que te sucede?
Remplace mis deseos de subir a mi templo por mi obligación de saber que le sucedía, era mi deber como caballero, hombre y compañero, el de ayudar a la muchachita en lo que necesitara o simplemente, escuchar si quería hablar o ayudar si necesitaba ayuda.
Leonard- Caballeros Dorados
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Defensa :
Control Mental Del Cosmos
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Re: Jardines del recinto
El intenso calor de aquel día parecía ser más grande en Grecia, que se acostumbraba a algo mas soleado. Por el prado caminaban Seisyll y Aldebarán, buscando algunas cosas en el Santuario, al menos algo que le sirviera para comer. Ya se habían dado cuenta de la Casa de Tauro y habían dejado reposar a Sylvanas ahí, luego de haber sido vendada correctamente. – Percibo algo…
Musitó Aldebarán, haciendo que Seisyll se detuviera un instante para observarle con una ceja en alto. Sin duda alguna aquel guerrero dorado había mejorado su cosmos en corto tiempo por lo que le había comentado el gigante en el camino. Estaban en los prados de la Casa de Tauro, un lugar bastante amplio que se situaba en la parte trasera del enorme Templo del Toro. - ¿Algo? ¿Cómo que? ¿Un cosmos? Yo no siento nada…
No, no… son como… latidos, sí, eso es. Provienen de por aquí cerca, quizás… - dijo para cerrar sus ojos y concentrarse un instante. El aura dorada creció alrededor de él, demostrando que era un prodigio en el arte cósmico. Había aprendido a dominar el cosmos mucho mejor de lo que un caballero dorado anteriormente lo había hecho. La tierra comenzó a temblar y colocó su mano en el suelo, abriendo un cráter enorme en él.
.::Flashback::.
El santuario… está todo arruinado. No era así cuando había venido aquí por primera vez… - musitó el hombre con un ojo vendado pues lo había perdido en la guerra contra Hades.
Tú y yo sobrevivimos. – musitó aquel para observar su mano pues había en ella un enorme huevo azulado. Su único ojo le miraba con amabilidad, pero el hombre siempre había sido alguien solitario y no iba a esperar a que naciera, pues no creía que sea el destino de él cuidar de un pequeño ser.
Había esperado por largos años que aquel huevo naciera, y por más que éste latiera dentro demostrando que estaba vivo aun, jamás salió del cascaron. Consultando a uno de los guerreros más experimentados del Santuario y Ex Patriarca, Kiki, le había dicho que ese huevo no nacería hasta la próxima era y quizás esa mascota sería de gran ayuda para un guerrero nuevo que nacería como uno de los más fuertes. – Tauro…
Musitó Ikuto posando su ojo en el huevo. Una sonrisa surcó su rostro, pues sabía que dentro de aquel embrión saldría una magnifica mascota que formaría gran importancia en la siguiente guerra sagrada; y mas aun por lo que había previsto Kiki en sus visiones, aquel que lo cuidaría sería muy fraternal con todo mundo, por lo que era el indicado.
Espero que lo cuides bien, apuesto a que mejor que yo lo harás seguro. – dijo para que la armadura que le envolviera, aquella de Fénix se dispersara de su cuerpo y se posara en los jardines de la Casa de Tauro. Con una fuerza cósmica bastante grande, comenzó a crear un agujero con sus puños y colocó el huevo en el mismo lugar que le había dicho Kiki que lo colocara, pues tendría el suficiente calor como para sobrevivir todos esos años. – Perfecto, ahora solo queda esperar… espero que lo encuentre.
.::Fin de Flashback::.
La mano que había enterrado en la tierra se había encontrado con algo, fue en ese que descendió su cosmos para no dañar el objeto y lo trajo hacia él, para observarle; era un enorme huevo azulado. Aldebarán rascó su cabeza y con una mueca de desconcierto musitó hacia Seisyll. – Creo que esto es comida.
¡No, no! ¿Dijiste que lo sentiste latir, no es cierto? Quizás aun esté vivo lo que esté dentro de él. – dijo el nórdico con rapidez y pensando si sus palabras eran correctas.
Sí, es verdad, lo sentí latir pero tengo hambre. Sin embargo, me gustaría ver que sale de aquí dentro y quizás haya más huevos enterrados alrededor del Santuario. Si está aquí es por algo, así que mejor lo conservaré y cuidaré de él. – Observó a Seisyll. – Cuidaremos…
Que así sea. Creo que siento el cosmos de Sylvanas, tenuemente pero lo siento. Deberíamos ir con ella, quizás se asuste al saber que no pueda ver y se sienta sola. – el de cabellos celestes comenzó a caminar hacia la Casa de Tauro y justo en ese momento salía la pequeña.
¡OH!… también está Leonard aquí. – musitó Aldebarán dándose cuenta que por los latidos no había sentido la presencia del caballero dorado de virgo que le había explicado todo acerca de lo guerreros atenienses.
Corrieron hacia ellos y pronto estuvieron al lado. Era bastante extraño, Sylvanas de estar sola pasaría a estar acompañada de tres hombres repentinamente. Sus vendas parecían manchadas y Aldebarán ya sabía porque era.
Pequeña, no te sientas mal, todo estará bien. – musitó el gigante para darle el huevo a Seisyll que lo atajó rápidamente y abrazó a la pequeña para cargarla en sus brazos.
He descubierto que hay un par de runas en el Recinto de Piscis, puedo leerlas, no sé porque quizás sean sabidurías que te regala la armadura. Pero esas runas explican un par de cosas acerca del cosmos, y al parecer todos los sentidos se fortalecen junto con el cosmos y aparte de los cinco sentidos humanos, tenemos el sexto de la percepción, los caballeros dorados somos aun mas poderosos persuasivamente; pero decía hay un séptimo que te permite llegar a niveles impensados. – Aldebarán no le había prestado atención a Leonard, estaba demasiado preocupado por la pequeña, no la quería ver llorar.
Perdona mis modales, buenas tardes Leonard. – dijo para mirar ahora a la pequeña que cargaba en sus brazos. – Bueno, las runas decían también que si uno de los sentidos falla eso potenciaría a otros, lo que quiere decir que, a pesar de que no puedas ver no es tan malo ya que serás mas poderosa cuando domines el cosmos, porque sé que lo harás.
Dijo orgulloso Aldebarán y le dio un beso en la frente a la joven para calmarla. La sostuvo con una mano como si fuese un bebé y estiró el otro brazo para que Seisyll le diera el huevo, haciendo señas para ello. El nórdico le entregó aquel embrión y prontamente el caballero de Tauro lo puso en el estomago de la pequeña. – Mira, encontramos esto, quizás no lo puedas ver pero te explicaré, es un huevo y saldrá una criatura de ella. Tú me ayudarás a cuidarla y pronto saldrás adelante para que la falta de tu sentido no sea un problema, te lo repito pequeña, todo estará bien.
Musitó Aldebarán, haciendo que Seisyll se detuviera un instante para observarle con una ceja en alto. Sin duda alguna aquel guerrero dorado había mejorado su cosmos en corto tiempo por lo que le había comentado el gigante en el camino. Estaban en los prados de la Casa de Tauro, un lugar bastante amplio que se situaba en la parte trasera del enorme Templo del Toro. - ¿Algo? ¿Cómo que? ¿Un cosmos? Yo no siento nada…
No, no… son como… latidos, sí, eso es. Provienen de por aquí cerca, quizás… - dijo para cerrar sus ojos y concentrarse un instante. El aura dorada creció alrededor de él, demostrando que era un prodigio en el arte cósmico. Había aprendido a dominar el cosmos mucho mejor de lo que un caballero dorado anteriormente lo había hecho. La tierra comenzó a temblar y colocó su mano en el suelo, abriendo un cráter enorme en él.
.::Flashback::.
El santuario… está todo arruinado. No era así cuando había venido aquí por primera vez… - musitó el hombre con un ojo vendado pues lo había perdido en la guerra contra Hades.
Tú y yo sobrevivimos. – musitó aquel para observar su mano pues había en ella un enorme huevo azulado. Su único ojo le miraba con amabilidad, pero el hombre siempre había sido alguien solitario y no iba a esperar a que naciera, pues no creía que sea el destino de él cuidar de un pequeño ser.
Había esperado por largos años que aquel huevo naciera, y por más que éste latiera dentro demostrando que estaba vivo aun, jamás salió del cascaron. Consultando a uno de los guerreros más experimentados del Santuario y Ex Patriarca, Kiki, le había dicho que ese huevo no nacería hasta la próxima era y quizás esa mascota sería de gran ayuda para un guerrero nuevo que nacería como uno de los más fuertes. – Tauro…
Musitó Ikuto posando su ojo en el huevo. Una sonrisa surcó su rostro, pues sabía que dentro de aquel embrión saldría una magnifica mascota que formaría gran importancia en la siguiente guerra sagrada; y mas aun por lo que había previsto Kiki en sus visiones, aquel que lo cuidaría sería muy fraternal con todo mundo, por lo que era el indicado.
Espero que lo cuides bien, apuesto a que mejor que yo lo harás seguro. – dijo para que la armadura que le envolviera, aquella de Fénix se dispersara de su cuerpo y se posara en los jardines de la Casa de Tauro. Con una fuerza cósmica bastante grande, comenzó a crear un agujero con sus puños y colocó el huevo en el mismo lugar que le había dicho Kiki que lo colocara, pues tendría el suficiente calor como para sobrevivir todos esos años. – Perfecto, ahora solo queda esperar… espero que lo encuentre.
.::Fin de Flashback::.
La mano que había enterrado en la tierra se había encontrado con algo, fue en ese que descendió su cosmos para no dañar el objeto y lo trajo hacia él, para observarle; era un enorme huevo azulado. Aldebarán rascó su cabeza y con una mueca de desconcierto musitó hacia Seisyll. – Creo que esto es comida.
¡No, no! ¿Dijiste que lo sentiste latir, no es cierto? Quizás aun esté vivo lo que esté dentro de él. – dijo el nórdico con rapidez y pensando si sus palabras eran correctas.
Sí, es verdad, lo sentí latir pero tengo hambre. Sin embargo, me gustaría ver que sale de aquí dentro y quizás haya más huevos enterrados alrededor del Santuario. Si está aquí es por algo, así que mejor lo conservaré y cuidaré de él. – Observó a Seisyll. – Cuidaremos…
Que así sea. Creo que siento el cosmos de Sylvanas, tenuemente pero lo siento. Deberíamos ir con ella, quizás se asuste al saber que no pueda ver y se sienta sola. – el de cabellos celestes comenzó a caminar hacia la Casa de Tauro y justo en ese momento salía la pequeña.
¡OH!… también está Leonard aquí. – musitó Aldebarán dándose cuenta que por los latidos no había sentido la presencia del caballero dorado de virgo que le había explicado todo acerca de lo guerreros atenienses.
Corrieron hacia ellos y pronto estuvieron al lado. Era bastante extraño, Sylvanas de estar sola pasaría a estar acompañada de tres hombres repentinamente. Sus vendas parecían manchadas y Aldebarán ya sabía porque era.
Pequeña, no te sientas mal, todo estará bien. – musitó el gigante para darle el huevo a Seisyll que lo atajó rápidamente y abrazó a la pequeña para cargarla en sus brazos.
He descubierto que hay un par de runas en el Recinto de Piscis, puedo leerlas, no sé porque quizás sean sabidurías que te regala la armadura. Pero esas runas explican un par de cosas acerca del cosmos, y al parecer todos los sentidos se fortalecen junto con el cosmos y aparte de los cinco sentidos humanos, tenemos el sexto de la percepción, los caballeros dorados somos aun mas poderosos persuasivamente; pero decía hay un séptimo que te permite llegar a niveles impensados. – Aldebarán no le había prestado atención a Leonard, estaba demasiado preocupado por la pequeña, no la quería ver llorar.
Perdona mis modales, buenas tardes Leonard. – dijo para mirar ahora a la pequeña que cargaba en sus brazos. – Bueno, las runas decían también que si uno de los sentidos falla eso potenciaría a otros, lo que quiere decir que, a pesar de que no puedas ver no es tan malo ya que serás mas poderosa cuando domines el cosmos, porque sé que lo harás.
Dijo orgulloso Aldebarán y le dio un beso en la frente a la joven para calmarla. La sostuvo con una mano como si fuese un bebé y estiró el otro brazo para que Seisyll le diera el huevo, haciendo señas para ello. El nórdico le entregó aquel embrión y prontamente el caballero de Tauro lo puso en el estomago de la pequeña. – Mira, encontramos esto, quizás no lo puedas ver pero te explicaré, es un huevo y saldrá una criatura de ella. Tú me ayudarás a cuidarla y pronto saldrás adelante para que la falta de tu sentido no sea un problema, te lo repito pequeña, todo estará bien.
Aldebaran- Caballeros Dorados
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Re: Jardines del recinto
Con aquel extraño presentimiento de que algo o alguien la llamaba subió las escaleras sin ninguna prisa al ir subiendo se podía apreciar la fachada de una casa aunque por la fachada se diría que era un templo en ella se podía ver un símbolo del zodiaco el cual era Aries, al llegar a la entrada vio todo aquello con aún más asombro los frisos tallados en el mármol limpiamente sin dejar de lado ningún detalle hacían que sus ojos tomasen un brillo especial como si se tratase de algo sagrado y puro, se quedó examinando cada detalle delicado de aquel trabajo que parecía haber sido hecho por los dioses, aunque así no lo fuera ya que en algunos se podían ver pequeñas inscripciones de su creador.
- Me recuerda en cierto modo al templo dedicado a Athena en Mu - soltó recordando el esplendor de aquel templo finamente hecho a mano por distintos maestros artesanos el cual aún perduraba a pesar de tener siglos desde su creación, la joven tras aquello ingresó al templo el cual resonaba ligeramente con su cosmos al parecer el templo la llamaba, pero había algo más que guardaba el templo, lo cual aún no se iba a revelar ya que no tenía el nivel para tener una armadura y por ahora el templo no iba a dar más hasta que se superara a si misma.
Tras esto siguió su caminata hasta salir, allí vio más escalones los cuales comenzó a subir porque desde que había llegado se sentía la presencia de dos cosmos en algún lugar del Santuario, al ir subiendo comenzó a divisar el templo de Tauro, al cual ingresó con cautela hasta llegar a un jardín, al parecer Leonard ya había llegado allí luego del pequeño percance que tuvo la amazona entre los pasillos de Aries este la había adelantado sin que ella se diese cuenta. Se quedó mirando unos instantes al gran hombre que portaba una armadura dorada la cual por su forma y brillo único sería Tauro, sacudió la cabeza y se dirigió al lado de Leonard, hizo una leve reverencia con la cabeza para saludar a los presentes y pasar a retirarse del lugar con parsimonía en sus pasos como si el mundo no fuese a acabar nunca.
- Me recuerda en cierto modo al templo dedicado a Athena en Mu - soltó recordando el esplendor de aquel templo finamente hecho a mano por distintos maestros artesanos el cual aún perduraba a pesar de tener siglos desde su creación, la joven tras aquello ingresó al templo el cual resonaba ligeramente con su cosmos al parecer el templo la llamaba, pero había algo más que guardaba el templo, lo cual aún no se iba a revelar ya que no tenía el nivel para tener una armadura y por ahora el templo no iba a dar más hasta que se superara a si misma.
Tras esto siguió su caminata hasta salir, allí vio más escalones los cuales comenzó a subir porque desde que había llegado se sentía la presencia de dos cosmos en algún lugar del Santuario, al ir subiendo comenzó a divisar el templo de Tauro, al cual ingresó con cautela hasta llegar a un jardín, al parecer Leonard ya había llegado allí luego del pequeño percance que tuvo la amazona entre los pasillos de Aries este la había adelantado sin que ella se diese cuenta. Se quedó mirando unos instantes al gran hombre que portaba una armadura dorada la cual por su forma y brillo único sería Tauro, sacudió la cabeza y se dirigió al lado de Leonard, hizo una leve reverencia con la cabeza para saludar a los presentes y pasar a retirarse del lugar con parsimonía en sus pasos como si el mundo no fuese a acabar nunca.
Enya- Amazona Dorada
- Reino : Santuario de Athena
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Re: Jardines del recinto
Se concentraba en cada mínima sensación, en todo lo que podía percibir con más detalle que antes. La brisa había secado un poco sus lágrimas dejando solo el rastro de ellas como marcas secas en las vendas y delineando líneas en sus mejillas. Con sus dedos comenzó a jugar con la tierra y fue entonces que sintió a esta vibrar seguido del sonido de pasos. A medida que se se acercaba podía percibir con más claridad, el repicar metálico ya le parecía haberlo escuchado, una armadura. La calidez que emanaba su cosmos, sin embargo sus pasos eran livianos lo que le indicaba que no se trataba de Aldebarán. Cruzó por su cabeza la posibilidad de que ya se encontrasen en el santuario y hubiese otros caballeros. La voz del joven resonó por los prados, reconocía esa voz levemente, al parecer Leonard ya estaba allí también. Sin embargo la niña no respondió seguía ensimismada como si observase el horizonte, jugueteando con la tierra y las flores. El caballero pareció algo preocupado o tal vez curioso al preguntar que le sucedía, Syl dio apenas vuelta su torso hacia donde provenía la voz del hombre, iba a decir algo cuando sintió otra presencia mas, un retumbe mas bien.
-Hola Alde.- musito girando el rostro en la dirección en la que su maestro se acercaba, para luego volver a girar su rostro hacia el frente, pues si no escuchaba la voz de Leonard apenas si podía sentir donde estaba después de todo era liviano y ella recién estaba aprendiendo a guiarse por sus demás sentidos. –Hola Leonard.- añadió saludando para no ser descortés aunque sinceramente en ese momento no tenia muchas ganas de intentar tener modales. Intento rápidamente limpiar su rostro para borrar las marcas de las lagrimas cuando sintió un repentinamente que se elevaba, siendo acogida en los imponentes brazos de su compañero. Se abrazó al cuello del gigantón tanto para sostenerse como para sentirse mas segura, el le generaba un grato sentimiento, y la calmaba. Escuchó con atención lo que este le contaba sin embargo no había mucho cambio en la expresión de la pequeña.
-No te preocupes Alde, estaré bien. Supongo que estaba destinada a que ocurriera, por algo mis ojos siempre lucieron así.- murmuró en un tono un tanto mas natural y menos frío aunque aun podía escucharse en el la predecible decepción. Con sus dedos rozó apenas las vendas unos instantes para luego volver a levantar su rostro hacia su maestro. – Es extraño, pues ahora siento mucho mas de lo que antes me daba cuenta, por ejemplo las flores, el prado…- abrió sus manos mostrando una pequeña flor violeta, para tomarla entre sus dedos y que estos jueguen con ella. – Con su textura y su aroma se que es una amapola y de cierta forma la recuerdo y puedo imaginarla, dibujarla en mi mente como si estuviese viéndola.- Se pausó un momento tratando de visualizarla en su mente, para luego estirar apenas su cuerpo y dejar caer la flor al lugar de donde provenía. – Pero luchar… ¿Cómo podría luchar a ciegas? Y creo que no tengo mucho talento para el cosmos- inquirió mostrando claramente el punto de su mayor decepción, la idea de que la posibilidad de ser una amazona estuviese perdida y tratando de mantener cierta ironía al hecho de que el cosmos fue la causa de que ya no pudiese volver a ver. Básicamente estaba decepcionada de ella misma pues su infortunio y poca habilidad para aquello que debía aprender le hacía sentir que sería un fracaso, sin mencionar una mala alumna.
No tuvo tiempo para lamentarse o seguir dándole vueltas al asunto pues sintió como Alde apoyaba algo en su estomago. Ella lo abrazó sintiendo en su esplendor la inmensa calidez que emanaba, y los latidos que podían escucharse en su interior, al igual que el retumbar en su pecho. –Puedo escuchar sus latidos.- murmuró prácticamente interrumpiendo las ultimas palabras del grandote. Había vida dentro de aquello que había logrado reconocer como un gran huevo. Se concentró en él tratando de imaginarse que clase de criatura sería, las bellas sensaciones de aquella vida que estaba por nacer surcaron levemente en sus labios una pequeña y sosegada sonrisa. Sin embargo su oído que parecía cada vez agilizarse mas escuchó entre los latidos otro tenue repicar de pasos avecinándose, aun mas ligeros que los de Leonard. –Alguien mas viene.- expresó algo curiosa pues se estaban juntando varias personas allí y ni siquiera sabía cuanta mas gente podría estar habitando allí. Comenzó a pensar que no tenía ganas de que la vieran triste o mal, por lo que relajó un poco su expresión, sin sonreír pero mostrándose un poco menos decaída, y dentro de todo de a poco iba asimilando la situación y tomándola con mas tranquilidad…aceptándolo, pues ya nada había que pudiese hacer al respecto.
-Hola Alde.- musito girando el rostro en la dirección en la que su maestro se acercaba, para luego volver a girar su rostro hacia el frente, pues si no escuchaba la voz de Leonard apenas si podía sentir donde estaba después de todo era liviano y ella recién estaba aprendiendo a guiarse por sus demás sentidos. –Hola Leonard.- añadió saludando para no ser descortés aunque sinceramente en ese momento no tenia muchas ganas de intentar tener modales. Intento rápidamente limpiar su rostro para borrar las marcas de las lagrimas cuando sintió un repentinamente que se elevaba, siendo acogida en los imponentes brazos de su compañero. Se abrazó al cuello del gigantón tanto para sostenerse como para sentirse mas segura, el le generaba un grato sentimiento, y la calmaba. Escuchó con atención lo que este le contaba sin embargo no había mucho cambio en la expresión de la pequeña.
-No te preocupes Alde, estaré bien. Supongo que estaba destinada a que ocurriera, por algo mis ojos siempre lucieron así.- murmuró en un tono un tanto mas natural y menos frío aunque aun podía escucharse en el la predecible decepción. Con sus dedos rozó apenas las vendas unos instantes para luego volver a levantar su rostro hacia su maestro. – Es extraño, pues ahora siento mucho mas de lo que antes me daba cuenta, por ejemplo las flores, el prado…- abrió sus manos mostrando una pequeña flor violeta, para tomarla entre sus dedos y que estos jueguen con ella. – Con su textura y su aroma se que es una amapola y de cierta forma la recuerdo y puedo imaginarla, dibujarla en mi mente como si estuviese viéndola.- Se pausó un momento tratando de visualizarla en su mente, para luego estirar apenas su cuerpo y dejar caer la flor al lugar de donde provenía. – Pero luchar… ¿Cómo podría luchar a ciegas? Y creo que no tengo mucho talento para el cosmos- inquirió mostrando claramente el punto de su mayor decepción, la idea de que la posibilidad de ser una amazona estuviese perdida y tratando de mantener cierta ironía al hecho de que el cosmos fue la causa de que ya no pudiese volver a ver. Básicamente estaba decepcionada de ella misma pues su infortunio y poca habilidad para aquello que debía aprender le hacía sentir que sería un fracaso, sin mencionar una mala alumna.
No tuvo tiempo para lamentarse o seguir dándole vueltas al asunto pues sintió como Alde apoyaba algo en su estomago. Ella lo abrazó sintiendo en su esplendor la inmensa calidez que emanaba, y los latidos que podían escucharse en su interior, al igual que el retumbar en su pecho. –Puedo escuchar sus latidos.- murmuró prácticamente interrumpiendo las ultimas palabras del grandote. Había vida dentro de aquello que había logrado reconocer como un gran huevo. Se concentró en él tratando de imaginarse que clase de criatura sería, las bellas sensaciones de aquella vida que estaba por nacer surcaron levemente en sus labios una pequeña y sosegada sonrisa. Sin embargo su oído que parecía cada vez agilizarse mas escuchó entre los latidos otro tenue repicar de pasos avecinándose, aun mas ligeros que los de Leonard. –Alguien mas viene.- expresó algo curiosa pues se estaban juntando varias personas allí y ni siquiera sabía cuanta mas gente podría estar habitando allí. Comenzó a pensar que no tenía ganas de que la vieran triste o mal, por lo que relajó un poco su expresión, sin sonreír pero mostrándose un poco menos decaída, y dentro de todo de a poco iba asimilando la situación y tomándola con mas tranquilidad…aceptándolo, pues ya nada había que pudiese hacer al respecto.
Sylvanas- Amazona Dorada
- Ataques :
AD - Eterno Resplandor (1850)
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Re: Jardines del recinto
En mi mente estaba bien claro lo que debía de hacer, entrenar rápido y arduamente para conseguir que mis habilidades incrementaran. Y si quería lograr esto, no me convenía estar por ahí conversando o distrayéndome, por mas bien que me cayeran las personas con las que hablaba. Decidí seguir con mi camino, aunque antes de eso presencie las palabras de la joven mientras que Aldebarán decía una verdad cierta y yo lo sabia mucho mas, porque era el santo de Virgo, un signo que casi siempre usaba esa facultad.
-Aldebarán tiene razón, muchacha. Él cosmos se puede incrementar si los sentidos no están completos, en cuanto a luchar… Yo he luchado gran parte de mi vida con los ojos cerrados. No necesitas de la visión para poder ganarle a tu rival, solo necesitas saber donde esta y donde quiere ir… que quiere hacer… Por más que tuvieras vista, eso no podrías de averiguarlo con tus ojos…
Dije mientras que me acerque lentamente a la muchachita y le acaricie un poco el pelo, por alguna razón me causaba ternura y eso no era conveniente. Ella era una guerrera de Athena y lo que debía causar era temor o respeto. Me pare erguidamente tras recordar esto y le toque la frente con la punta de mi dedo índice, mientras que retomaba mi marcha….
-Esta todo en tu cabeza, niña… recuérdalo… -Tras retomar mis pasos, las botas volvían a hacer ruido, dejando atrás a Aldebarán y a la niña para poder ir a mi templo, aquel que debía de estar. No sabia si la muchacha Enya me seguiría, pero esperaba que si- Fue un gusto saludarte nuevamente, Aldebarán.
-Aldebarán tiene razón, muchacha. Él cosmos se puede incrementar si los sentidos no están completos, en cuanto a luchar… Yo he luchado gran parte de mi vida con los ojos cerrados. No necesitas de la visión para poder ganarle a tu rival, solo necesitas saber donde esta y donde quiere ir… que quiere hacer… Por más que tuvieras vista, eso no podrías de averiguarlo con tus ojos…
Dije mientras que me acerque lentamente a la muchachita y le acaricie un poco el pelo, por alguna razón me causaba ternura y eso no era conveniente. Ella era una guerrera de Athena y lo que debía causar era temor o respeto. Me pare erguidamente tras recordar esto y le toque la frente con la punta de mi dedo índice, mientras que retomaba mi marcha….
-Esta todo en tu cabeza, niña… recuérdalo… -Tras retomar mis pasos, las botas volvían a hacer ruido, dejando atrás a Aldebarán y a la niña para poder ir a mi templo, aquel que debía de estar. No sabia si la muchacha Enya me seguiría, pero esperaba que si- Fue un gusto saludarte nuevamente, Aldebarán.
Leonard- Caballeros Dorados
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Re: Jardines del recinto
Hice un largo camino con aquella armadura en la misteriosa caja de bronce la cual llevaba en mi espalda, este camino consistía en atravesar la casa de Aries en la cual había gritado para ver si aquella persona se encontraba en aquel lugar pero al no contestar nadie decidí seguir mi camino hacía la siguiente casa del templo de Athena, me refería a la casa que representaba a Tauro otro de los signos del zodiaco y otra constelación la cual se puede observar en el cielo, según se ha dicho es una de las constelaciones mas grandes.
Una vez ya en la casa de Tauro grite fuertemente esperando a que alguien apareciera, pero al no ser así decidí que aquella casa estaba deshabitada y que debía seguir de casa en casa hasta encontrar a aquella persona que emitió aquel mensaje desde este antiguo santuario pero en aquel momento había sentido el mensaje de un lugar mas alto, como si quien emitió ese mensaje se encontraba en una de las ultimas casas del santuario dedicado a la diosa de la sabiduría.
-Bien, seguiré mi viaje hasta encontrar a esa persona y al encontrarla hacerla decir todo lo que sabe con respecto a este tema.-
Luego de pensar esto ultimo con la caja de mi armadura aun en mis hombros decidí seguir subiendo por aquellas escaleras las cuales eran bastantes yo diría demasiadas y tal vez no encontraría a esta persona misteriosa si las subía...
Una vez ya en la casa de Tauro grite fuertemente esperando a que alguien apareciera, pero al no ser así decidí que aquella casa estaba deshabitada y que debía seguir de casa en casa hasta encontrar a aquella persona que emitió aquel mensaje desde este antiguo santuario pero en aquel momento había sentido el mensaje de un lugar mas alto, como si quien emitió ese mensaje se encontraba en una de las ultimas casas del santuario dedicado a la diosa de la sabiduría.
-Bien, seguiré mi viaje hasta encontrar a esa persona y al encontrarla hacerla decir todo lo que sabe con respecto a este tema.-
Luego de pensar esto ultimo con la caja de mi armadura aun en mis hombros decidí seguir subiendo por aquellas escaleras las cuales eran bastantes yo diría demasiadas y tal vez no encontraría a esta persona misteriosa si las subía...
Genas- Caballeros de Bronce
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Re: Jardines del recinto
Bajaba por todos los templos con la caja de la armadura de fénix en mi espalda la cual me retrasaba un poco aunque era un buen entrenamiento para la que seria "mi misión" según el santo dorado de virgo el cual me había echo venir hasta Grecia con intención de contarme que sucedía y cuando llegue simplemente no me dijo nada, de todas maneras gracias a esto habia comprendido todo lo que había sucedido en aquel momento y por que portaba aquella caja tenia un fénix en ella ademas de esto había comprendido como hacer para que la armadura se ensamblase en mi y que había una energía misteriosa llamada cosmos la cual nos permitían realizar ataques y nos daban mas poder...
Al llegar a la casa de tauro seguí descendiendo no tenia por que quedarme en esta o por que preguntar por aquella persona a la cual ya había conocido y no fue nada agradable como se suponía.
-Ahora que lo pienso adonde iré, tal vez valla a Egipto allí aprenderé a manejar mejor mi cosmos y ademas mejorare para poder vencer a este santo creído de virgo que se cree superior a todos simplemente por tener una armadura dorada...-
Al pasar unos segundos de este pensamiento ya había dejado la casa de tauro y seguía descendiendo en dirección hacia la casa de aries la cual también pase sin detenerme, ya solo me quedaba abandonar el santuario.
Al llegar a la casa de tauro seguí descendiendo no tenia por que quedarme en esta o por que preguntar por aquella persona a la cual ya había conocido y no fue nada agradable como se suponía.
-Ahora que lo pienso adonde iré, tal vez valla a Egipto allí aprenderé a manejar mejor mi cosmos y ademas mejorare para poder vencer a este santo creído de virgo que se cree superior a todos simplemente por tener una armadura dorada...-
Al pasar unos segundos de este pensamiento ya había dejado la casa de tauro y seguía descendiendo en dirección hacia la casa de aries la cual también pase sin detenerme, ya solo me quedaba abandonar el santuario.
Genas- Caballeros de Bronce
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Re: Jardines del recinto
Aldebarán observaba como todos se marchaban en silencio, excepto Leonard que dejaba unas palabras antes de marcharse, que no fueron contestadas por el gigante que tan solo se quedó mirando a la niña. Estaban ahora solo los tres que residían en Tauro, Strife, Aldebarán y la pequeña Sylvanas. – Voy a preparar algo para comer, recogí algunas cosas en lo que parecía ser una huerta o algo así, pero estas cosas siguen teniendo buena pinta…
Está bien, ve… - contestó Aldebarán bastante seco al comentario que hacía Seisyll que se marchaba con una bolsa bastante cargadas de frutos y demás comida. Se colocó de cuclillas dejando a la pequeña de pie con el embrión en su mano. Corrió hacia un lado sus cabellos quitándolos de delante de las vendas y con suavidad le desató el vendaje.
Sé como te sientas, bah, en realidad no sé muy bien, pero debe ser muy doloroso. No tienes que fingir ahora que estamos solos, pero por favor, estamos viviendo en un momento mágico de nuestras vidas y no quiero arruinarlo por nada. – pegó un pequeño tirón dejando caer las vendas a un lado, cayendo esta por los hombros de la niña y con lentitud fue desenredándola de sus cabellos para lanzarlas hacia un lado.
No importa si estás ciega, si no sientes las piernas, los brazos, o lo que sea. No importa si estás a punto de morir, por favor… no bajes los brazos. Pueden haber muerto todos tus sentidos si así lo prefieres, pero no dejes morir al corazón. – dijo tocando con su dedo índice el pecho de la jovencita.
Ya dejé morir a mi maestro y era bastante importante para mi, ahora que te tengo me has hecho acercarme a una persona nuevamente, no me dejes perderte. Por favor, no bajes los brazos, yo te voy a ayudar a que los levantes y podrás ser mi mejor aprendiz, aunque vengan muchos mas, tu serás la única… ¿Me dejarás ayudarte? – musitó Aldebarán con una cara un tanto melancólica, sabiendo que lo que decía era de verdad, esa niña le había alegrado un poco la vida, a pesar de ser tan hiperactiva y un tanto torpe, tenía sus defectos pero el gigante tenía los suyos y ambos se sabían llevar; en el poco tiempo que se habían conocido.
Está bien, ve… - contestó Aldebarán bastante seco al comentario que hacía Seisyll que se marchaba con una bolsa bastante cargadas de frutos y demás comida. Se colocó de cuclillas dejando a la pequeña de pie con el embrión en su mano. Corrió hacia un lado sus cabellos quitándolos de delante de las vendas y con suavidad le desató el vendaje.
Sé como te sientas, bah, en realidad no sé muy bien, pero debe ser muy doloroso. No tienes que fingir ahora que estamos solos, pero por favor, estamos viviendo en un momento mágico de nuestras vidas y no quiero arruinarlo por nada. – pegó un pequeño tirón dejando caer las vendas a un lado, cayendo esta por los hombros de la niña y con lentitud fue desenredándola de sus cabellos para lanzarlas hacia un lado.
No importa si estás ciega, si no sientes las piernas, los brazos, o lo que sea. No importa si estás a punto de morir, por favor… no bajes los brazos. Pueden haber muerto todos tus sentidos si así lo prefieres, pero no dejes morir al corazón. – dijo tocando con su dedo índice el pecho de la jovencita.
Ya dejé morir a mi maestro y era bastante importante para mi, ahora que te tengo me has hecho acercarme a una persona nuevamente, no me dejes perderte. Por favor, no bajes los brazos, yo te voy a ayudar a que los levantes y podrás ser mi mejor aprendiz, aunque vengan muchos mas, tu serás la única… ¿Me dejarás ayudarte? – musitó Aldebarán con una cara un tanto melancólica, sabiendo que lo que decía era de verdad, esa niña le había alegrado un poco la vida, a pesar de ser tan hiperactiva y un tanto torpe, tenía sus defectos pero el gigante tenía los suyos y ambos se sabían llevar; en el poco tiempo que se habían conocido.
Aldebaran- Caballeros Dorados
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Re: Jardines del recinto
La pequeña se mantuvo en silencio, percibiendo como volvían a quedar solos, cada quien tenía su camino y por ello tan rápido como aparecieron se esfumaron. A la niña no le importaba mucho en ese momento los demás, mientras no estuviese sola, o mas especifico mientras Aldebarán no se fuese de su lado ella estaría bien. Era difícil arrancar la angustia que le compungía el pecho, y mas aun disimularla, pero ya había sido por demasiado tiempo una carga y no le gustaba eso. Sin embargo cuando Seisyll se marchó y quedaron tan solo el gigantón y la chiquilla, él comenzó a hablarle y podía sentirse en su voz la sinceridad y la melancolía con la que se dirigía a ella. Como verdaderamente todo aquello que le expresaba le provenía de lo mas hondo del corazón. Fue entonces cuando tristemente mencionó lo de su maestro que Sylvanas sintió como si le clavasen un puñal en el pecho. Pues era exactamente lo que ella sintió cuando su madre murió, ese remordimiento de creer que algo podría haber hecho para evitarlo, esa frialdad que de pronto le endureció el corazón y le hacía ver el mundo más distante. Desde que esa mujer se había marchado ya no se había vuelto a sentir cercana a nadie, ya casi había olvidado lo que era el cariño o la verdadera felicidad. Se escondía tras una eterna infantilidad desinteresada solo porque reír era mejor que llorar.
Sin embargo ahora ella se sentía diferente, Aldebarán en ese corto tiempo había logrado llegar a su corazón. Recién en ese instante se daba cuenta que para ella, él era como el padre que nunca tuvo. Y no quería perderlo, ni como maestro ni como amigo, no iba a permitir que sus ojos le quitaran eso. Si frente a todo lo que había vivido jamás había bajado los brazos no comenzaría a hacerlo ahora. Tomó entre sus manitas el rostro de Alde y en su tacto podía dibujar el recuerdo del rostro del hombre. Podía verlo porque podía recordar como lucía, y sabiendo que las vendas ya no cubrían sus ojos alzó su mirada por más ciega que estuviese y observó a su maestro a los ojos unos instantes. Sus labios se curvaban en una inmensa sonrisa y una leve risilla se escapaba algo ahogada como superando las lagrimas. Sin embargo no era ya una mascara, era real, ella era feliz.
-Frente a todo lo malo, frente al dolor, ante lo que venga yo sonreiré. Rendirse no es algo que exista para mí. Puede que me entristezca o me cueste, pero no bajare los brazos.- musitó Syl llena de determinación al tiempo que se abrazaba del cuello de Alde, o mejor dicho de su torso pues incluso estando él agachado era a lo que alcanzaba. –Seré tu mejor aprendiz, y seré la mejor amazona de Tauro, nada va a tirarme abajo, ni esto ni nada. Te prometo que no me perderás, y yo tampoco a ti. – ella se aferraba fuerte a él exclamando con firmeza aquello que ella anhelaba y que tanto a si misma como a él le juraba. Su temple se calmó, se sintió serena, y aun abrazada al grandote cerró sus ojos y sonriendo murmuró con mucha ternura y sinceridad:
-Te quiero mucho Alde.-
Sin embargo ahora ella se sentía diferente, Aldebarán en ese corto tiempo había logrado llegar a su corazón. Recién en ese instante se daba cuenta que para ella, él era como el padre que nunca tuvo. Y no quería perderlo, ni como maestro ni como amigo, no iba a permitir que sus ojos le quitaran eso. Si frente a todo lo que había vivido jamás había bajado los brazos no comenzaría a hacerlo ahora. Tomó entre sus manitas el rostro de Alde y en su tacto podía dibujar el recuerdo del rostro del hombre. Podía verlo porque podía recordar como lucía, y sabiendo que las vendas ya no cubrían sus ojos alzó su mirada por más ciega que estuviese y observó a su maestro a los ojos unos instantes. Sus labios se curvaban en una inmensa sonrisa y una leve risilla se escapaba algo ahogada como superando las lagrimas. Sin embargo no era ya una mascara, era real, ella era feliz.
-Frente a todo lo malo, frente al dolor, ante lo que venga yo sonreiré. Rendirse no es algo que exista para mí. Puede que me entristezca o me cueste, pero no bajare los brazos.- musitó Syl llena de determinación al tiempo que se abrazaba del cuello de Alde, o mejor dicho de su torso pues incluso estando él agachado era a lo que alcanzaba. –Seré tu mejor aprendiz, y seré la mejor amazona de Tauro, nada va a tirarme abajo, ni esto ni nada. Te prometo que no me perderás, y yo tampoco a ti. – ella se aferraba fuerte a él exclamando con firmeza aquello que ella anhelaba y que tanto a si misma como a él le juraba. Su temple se calmó, se sintió serena, y aun abrazada al grandote cerró sus ojos y sonriendo murmuró con mucha ternura y sinceridad:
-Te quiero mucho Alde.-
Sylvanas- Amazona Dorada
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Re: Jardines del recinto
Finalmente llegábamos de entre un mar de hojas y ramas habíamos pasado un largo y agotador camino, pero lo habíamos logrado. El Santuario de la Diosa finalmente podía deslumbrarse ante nuestros ojos, mi cuerpo se había acostumbrado rápidamente a la armadura que ahora portaba. Es mas podía sentirla tan ligera como una pluma, en el interior de aquel santuario podía sentir cosmos verdaderamente extraordinarios incluso superiores al mio, al menos me causaba un poco de gracia y alegría no ser el único santo en este lugar el cual parecía estar totalmente abandonado.
Caminaba lentamente por lo que parecía un pequeño templo con unas escaleras en este, nadie había pisado este santuario en años. Ya incluso podían verse las telarañas en su techo, al parecer este era el lugar indicado. En este pequeño templo podía explicarle a aquel muchacho que era en verdad el cosmos, recordaba exactamente las palabras de Edward. Si quería que el joven aprendiese que era el cosmos en verdad debía verlo con sus propios ojos. Estiraba mi puño izquierdo manteniendolo aun cerrado.
De mi puño cerrado algunas luces doradas salían de entre las pequeñas aberturas que impedían cerrar los dedos, al abrirla. Todo ese resplandor dorado se enfoco en una sola esfera de energía, la representación exacta del cosmos. Cosa que Arone debería de ver con sus propios ojos si quería algún día ser un caballero de Athena. Miraba fijamente a aquel chico y con un poco de lentitud comencé a decirle las mismas palabras que Edward me había dicho.
- Esto es el cosmos... una energia mas grande que el universo entero, y esta dentro de nosotros, solo que algunos la manifiestan en estos poderes mientras que otros no. Arone yo se con exactitud que tu puedes transformar esa cosmoenergia como yo lo he echo, el cosmos en este momento corre por tus venas. Esperando aquel glorioso momento, el momento en el que puedas hacerla explotar entre un mar infinito de estrellas por todo el glorioso Universo. Recuerda estas palabras, gracias a un viejo amigo yo logre usar a mi antojo este poder y le debo mucho. Ahora yo haré contigo el favor que el hizo conmigo no descansare hasta que logres usar tu cosmos al máximo. -
Decía seriamente, mis palabras no eran algo con lo cual se debería jugar. Esperaba que esas frases que salieron de entre mis labios al menos logre inspirar a aquel muchacho, veía potencial en el como Edward vio potencial en mi. El pequeño cosmos que se materializaba en una bola de energía ahora se dispersaba, mientras me daba media vuelta volví a girar mi cabeza haciéndole una señal a Arone para que me siguiera.
Subía por aquellas escalerillas para finalmente llegar al otro templo, pero finalmente al llegar nuestra sorpresa aumentaba. Finalmente podía ver algunas figuras allí reunidas, era un alivio saber que había otro hombre que portaba una armadura dorada como la mía. Estaba algo quieto pero no sorprendido, suspiraba un poco mientras que lentamente daba unos pequeños pasos y decia.
- Disculpen, pero ¿Se encuentran bien?. -
Caminaba lentamente por lo que parecía un pequeño templo con unas escaleras en este, nadie había pisado este santuario en años. Ya incluso podían verse las telarañas en su techo, al parecer este era el lugar indicado. En este pequeño templo podía explicarle a aquel muchacho que era en verdad el cosmos, recordaba exactamente las palabras de Edward. Si quería que el joven aprendiese que era el cosmos en verdad debía verlo con sus propios ojos. Estiraba mi puño izquierdo manteniendolo aun cerrado.
De mi puño cerrado algunas luces doradas salían de entre las pequeñas aberturas que impedían cerrar los dedos, al abrirla. Todo ese resplandor dorado se enfoco en una sola esfera de energía, la representación exacta del cosmos. Cosa que Arone debería de ver con sus propios ojos si quería algún día ser un caballero de Athena. Miraba fijamente a aquel chico y con un poco de lentitud comencé a decirle las mismas palabras que Edward me había dicho.
- Esto es el cosmos... una energia mas grande que el universo entero, y esta dentro de nosotros, solo que algunos la manifiestan en estos poderes mientras que otros no. Arone yo se con exactitud que tu puedes transformar esa cosmoenergia como yo lo he echo, el cosmos en este momento corre por tus venas. Esperando aquel glorioso momento, el momento en el que puedas hacerla explotar entre un mar infinito de estrellas por todo el glorioso Universo. Recuerda estas palabras, gracias a un viejo amigo yo logre usar a mi antojo este poder y le debo mucho. Ahora yo haré contigo el favor que el hizo conmigo no descansare hasta que logres usar tu cosmos al máximo. -
Decía seriamente, mis palabras no eran algo con lo cual se debería jugar. Esperaba que esas frases que salieron de entre mis labios al menos logre inspirar a aquel muchacho, veía potencial en el como Edward vio potencial en mi. El pequeño cosmos que se materializaba en una bola de energía ahora se dispersaba, mientras me daba media vuelta volví a girar mi cabeza haciéndole una señal a Arone para que me siguiera.
Subía por aquellas escalerillas para finalmente llegar al otro templo, pero finalmente al llegar nuestra sorpresa aumentaba. Finalmente podía ver algunas figuras allí reunidas, era un alivio saber que había otro hombre que portaba una armadura dorada como la mía. Estaba algo quieto pero no sorprendido, suspiraba un poco mientras que lentamente daba unos pequeños pasos y decia.
- Disculpen, pero ¿Se encuentran bien?. -
Strife- Caballeros Dorados
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Re: Jardines del recinto
Yo igual pequeña. – respondió Aldebarán con un tenue abrazo. Pues sintió rápidamente una pequeña energía que llegaba a su Recinto, realmente en poco tiempo había sentido energías tras energía, era como si en el Santuario se reunieran todos ese mismo día.
Falta Atenea y estamos completos… - dijo el gigante poniéndose de pie y dejando en baja estatura a Strife, pues veía algo familiar en su rostro. Se llevó la mano a su mentón, y se lo rascó un poco, pensando bien donde le había visto. – Sí, sí, nos encontramos bien…
Musitó observando de arriba abajo la armadura que portaba el pequeño. A pesar de parecer un jovencito a los ojos de Aldebarán tendría unos veinte años o más, a simple vista se notaba en sus rasgos faciales. El gigante sonrió y observó a Sylvanas y luego a Arone. – Veo que tú también tienes un discípulo…
Musitó para mirar ahora a Strife a los ojos, aquellos ojos tenían una energía eufórica increíble, quien lo hubiera dicho diría que era como un tigre o más que eso, un dragón. Hizo tronar sus nudillos y luego su cuello, acomodó su hombro dejándolo en un lugar exacto, soltando un pequeño “Crack” de sus huesos, para luego cruzarse de brazos.
El aire soplaba calido, había al menos más de cuarenta grados en aquel lugar, llevar la armadura dorada realmente era un martirio, pero no quemaba, sus corazones de seguro tenían más calor y fuerza, por el simple hecho de estar orgullosos de ello. – Aldebarán de Tauro, es un gusto conocer al…
Musitó con desconcierto, casi sin miedo a errarle al ver aquellas balanzas en forma de escudos sobre sus brazos. “Libra” se le pasó por su mente al saber que cada caballero dorado, se repartía en un signo por cada uno. Levantó una ceja en lo más alto, agachando su torso para observarle más de cerca a Strife y dijo. - … ¿Caballero de Libra, verdad?
Una sonrisa surcó su rostro, observando de soslayo a aquel que le seguía, a Arone. Tenía un aura bastante tenue, pero se podía sentir su corazón palpitar de emoción como todo ateniense , al menos en los oídos de Aldebarán así era. Suspiró mientras una gota de sudor recorría su sien trazando un camino cristalino hasta su mejilla. – Tu no tienes armadura, pero tu aura es idéntica a la amazona de cabellos violáceos que pasó anteriormente, de seguro estarás destinado a formar parte de estas huestes y ya tienes una futura amazona, felicitaciones, futuros camaradas…
Dijo extendiendo su mano para quien la quiera estrechar con él. La mano de Aldebarán era como la cabeza de Strife, incluso más grande, pero ante tanta amabilidad dudaban mucho que alguien le rechace aquel saludo, al menos no por ahora.
Falta Atenea y estamos completos… - dijo el gigante poniéndose de pie y dejando en baja estatura a Strife, pues veía algo familiar en su rostro. Se llevó la mano a su mentón, y se lo rascó un poco, pensando bien donde le había visto. – Sí, sí, nos encontramos bien…
Musitó observando de arriba abajo la armadura que portaba el pequeño. A pesar de parecer un jovencito a los ojos de Aldebarán tendría unos veinte años o más, a simple vista se notaba en sus rasgos faciales. El gigante sonrió y observó a Sylvanas y luego a Arone. – Veo que tú también tienes un discípulo…
Musitó para mirar ahora a Strife a los ojos, aquellos ojos tenían una energía eufórica increíble, quien lo hubiera dicho diría que era como un tigre o más que eso, un dragón. Hizo tronar sus nudillos y luego su cuello, acomodó su hombro dejándolo en un lugar exacto, soltando un pequeño “Crack” de sus huesos, para luego cruzarse de brazos.
El aire soplaba calido, había al menos más de cuarenta grados en aquel lugar, llevar la armadura dorada realmente era un martirio, pero no quemaba, sus corazones de seguro tenían más calor y fuerza, por el simple hecho de estar orgullosos de ello. – Aldebarán de Tauro, es un gusto conocer al…
Musitó con desconcierto, casi sin miedo a errarle al ver aquellas balanzas en forma de escudos sobre sus brazos. “Libra” se le pasó por su mente al saber que cada caballero dorado, se repartía en un signo por cada uno. Levantó una ceja en lo más alto, agachando su torso para observarle más de cerca a Strife y dijo. - … ¿Caballero de Libra, verdad?
Una sonrisa surcó su rostro, observando de soslayo a aquel que le seguía, a Arone. Tenía un aura bastante tenue, pero se podía sentir su corazón palpitar de emoción como todo ateniense , al menos en los oídos de Aldebarán así era. Suspiró mientras una gota de sudor recorría su sien trazando un camino cristalino hasta su mejilla. – Tu no tienes armadura, pero tu aura es idéntica a la amazona de cabellos violáceos que pasó anteriormente, de seguro estarás destinado a formar parte de estas huestes y ya tienes una futura amazona, felicitaciones, futuros camaradas…
Dijo extendiendo su mano para quien la quiera estrechar con él. La mano de Aldebarán era como la cabeza de Strife, incluso más grande, pero ante tanta amabilidad dudaban mucho que alguien le rechace aquel saludo, al menos no por ahora.
Aldebaran- Caballeros Dorados
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Re: Jardines del recinto
Después de la larga caminata por el bosque llegamos al santuario al santuario de Athena al fin aviamos llegado al lugar donde debíamos estar, pero cuando nos comenzamos a adentrar en el santuario llegamos a una especie de templos, entonces pensé que este templo debía de ser la primera casa del zodiaco.-Aries…-dije al verlo sin pensarlo era algo extraño al adentrarnos en el sentí que algo palpitaba en mi como si despertara algo comenzara a despertar era raro pero el aura que rodeaba esa casa me hacia sentir cómodo he identificado con ella, solo caminaba al lado de Strife pensando que era o porque sentía esto en ese preciso instante como si esta templo de Aries tuviera algo que ver con migo
Al ir caminando solo observa el interior de la primera casa el como se encontraba cubierta por el polvo, eso significaba que no había sido habitada desde hace mucho tiempo pero algo me distrajo fue Strife que estiro su brazo al parecer para que miraba como de su puño salía una luz dorada y al momento de abrirla se formo como una especie de esfera dorada, pare de caminar para observar esa esfera pensando que es lo que era pero al escuchar las palabras de Strife pude entender mejor lo que era.-Con que…eso es el cosmos.-me encontraba fascinado por la forma en que se podía manejar esa energía que podía ser mas grande que el mismo universo escuchaba el como me alentaba Strife solo asenté con la cabeza entusiasta a sus palabras.
Seguía sus pasos mientras que cargaba a Guren que seguía dormido me extrañaba que todavía siguiera dormido pero por una parte me tranquilizaba que se encontrara descansando al salir de la casa de Aries me detuve para mirarlo antes de continuar tenia el presentimiento de que ese templo tendría que ver con migo, seguí caminado por esas escaleras hasta volver a alcanzar a Strife al alcanzarlo nos encontrábamos en la entrada de otro templo pero este a diferencia del anterior se sentía habitado por alguien al adentrarnos mas observamos a unas personas al acercarnos note que uno de ello portaba una armadura como mi compañero.
Al verlo mas de cerca me sorprendió su estatura parecía un gigante pero algo en su aura me provocaba tranquilidad, no lo sentía como una amenaza, mire un poco mejor el lugar y note que se encontraba un joven al lado de ese gigante la mira un momento y también presentía que ella seria una aliada a cada paso me alegraba y emocionaba saber que tendría a tantos aliados eso provocaba que un pequeña sonrisa se reflejara en mi rostro mientras escuchaba el nombre de ese hombre el cual fue Aldebarán pero aun no sabia el nombre de la joven así que hable dirigiéndome a los dos.-Yo soy Arone y el pequeño animal que cargo es Guren mucho gusto…tu eres el toro dorado verdad.-dije mientras sonreía y estiraba mi mano para estrecharla con el luego dirija mi mirada a la joven.-cual es tu nombre, tu eres la amazona de Tauro no?.-pero unas de sus palabras me llamaron la atención-Mi amazona…-quería saber quien era la joven que compartía la esencia de mi cosmos.
Al ir caminando solo observa el interior de la primera casa el como se encontraba cubierta por el polvo, eso significaba que no había sido habitada desde hace mucho tiempo pero algo me distrajo fue Strife que estiro su brazo al parecer para que miraba como de su puño salía una luz dorada y al momento de abrirla se formo como una especie de esfera dorada, pare de caminar para observar esa esfera pensando que es lo que era pero al escuchar las palabras de Strife pude entender mejor lo que era.-Con que…eso es el cosmos.-me encontraba fascinado por la forma en que se podía manejar esa energía que podía ser mas grande que el mismo universo escuchaba el como me alentaba Strife solo asenté con la cabeza entusiasta a sus palabras.
Seguía sus pasos mientras que cargaba a Guren que seguía dormido me extrañaba que todavía siguiera dormido pero por una parte me tranquilizaba que se encontrara descansando al salir de la casa de Aries me detuve para mirarlo antes de continuar tenia el presentimiento de que ese templo tendría que ver con migo, seguí caminado por esas escaleras hasta volver a alcanzar a Strife al alcanzarlo nos encontrábamos en la entrada de otro templo pero este a diferencia del anterior se sentía habitado por alguien al adentrarnos mas observamos a unas personas al acercarnos note que uno de ello portaba una armadura como mi compañero.
Al verlo mas de cerca me sorprendió su estatura parecía un gigante pero algo en su aura me provocaba tranquilidad, no lo sentía como una amenaza, mire un poco mejor el lugar y note que se encontraba un joven al lado de ese gigante la mira un momento y también presentía que ella seria una aliada a cada paso me alegraba y emocionaba saber que tendría a tantos aliados eso provocaba que un pequeña sonrisa se reflejara en mi rostro mientras escuchaba el nombre de ese hombre el cual fue Aldebarán pero aun no sabia el nombre de la joven así que hable dirigiéndome a los dos.-Yo soy Arone y el pequeño animal que cargo es Guren mucho gusto…tu eres el toro dorado verdad.-dije mientras sonreía y estiraba mi mano para estrecharla con el luego dirija mi mirada a la joven.-cual es tu nombre, tu eres la amazona de Tauro no?.-pero unas de sus palabras me llamaron la atención-Mi amazona…-quería saber quien era la joven que compartía la esencia de mi cosmos.
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Re: Jardines del recinto
Al parecer no había tal cosa como privacidad en el santuario pues a cada momento mas y mas personas llegaban. A la pequeña le molestaba un poco el no poder verlos como lucían, pero comenzaba a darse cuenta que por sus pies la tierra era sus ojos, podía sentir quien se avecinaba o quien estaba ya allí con ellos. Permanecí en silencio pues Alde se estaba ocupando de responderle al joven que había aparecido, al parecer la otra persona a su lado era el discípulo del caballero de libra. Le pareció escuchar un leve sonidito y un latir, y no provenía del huevo que ella sostenía, Se acercó guiada por sus sentidos sin decir nada y abrazando el huevo que Alde le había dado. Elevó su mano y sin timidez alguna acarició a la criatura que parecía contenta ante el gesto de cariño de la chiquilla.
-¡Holaaaaaaaaaaa!- exclamó la niña con entusiasmo, en un chillido algo ensordecedor, continuaba con su atención en la mascota pues de que le valía intentar mirar hacía donde estuviese el rostro del joven si no podía verlo. –Sylvanas... no lo soy aún pero lo seré…- respondió sonriente para luego voltear el rostro a donde Aldebarán se encontraba y añadir algo simple peor importante con gran determinación. –…Algún día.-
Corrió con gran rapidez a treparse a la espalda de su maestro como tanto le agradaba, peor con mas cuidado pues cargaba con el huevo azulado. Se sentó en los hombros del grandote y envolvió entre sus brazos a la futura criatura, apoyando su mentón en esta para sentir sus latidos y brindarle calor. Su mirada se perdía en el horizonte pues al no estar en la tierra no tenía ni idea de nada, no podía ver hacia donde estaban parados los dos hombres, peor suponía que en ese momento no era importante verlos y además aun tenía su ágil oído.
-¡Holaaaaaaaaaaa!- exclamó la niña con entusiasmo, en un chillido algo ensordecedor, continuaba con su atención en la mascota pues de que le valía intentar mirar hacía donde estuviese el rostro del joven si no podía verlo. –Sylvanas... no lo soy aún pero lo seré…- respondió sonriente para luego voltear el rostro a donde Aldebarán se encontraba y añadir algo simple peor importante con gran determinación. –…Algún día.-
Corrió con gran rapidez a treparse a la espalda de su maestro como tanto le agradaba, peor con mas cuidado pues cargaba con el huevo azulado. Se sentó en los hombros del grandote y envolvió entre sus brazos a la futura criatura, apoyando su mentón en esta para sentir sus latidos y brindarle calor. Su mirada se perdía en el horizonte pues al no estar en la tierra no tenía ni idea de nada, no podía ver hacia donde estaban parados los dos hombres, peor suponía que en ese momento no era importante verlos y además aun tenía su ágil oído.
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Re: Jardines del recinto
Miraba a Aldebarán y Sylvanas feliz porque serian mis futuros compañeros.-Mucho gusto Sylvas.-En el momento en que la joven fue a acariciar a Guren el despertó no disgustado sino alegre ya que había descansado y no le molesto el pequeño gesto que le hiso, salto de mis brazos para subirse a mis hombros donde casi siempre permanecía, sonreía hasta que recordé algo que provocó que mirara al suelo y mi rostro fuera tapado por mi cabello ya que algo de melancolía invadió mis pensamientos.-Ustedes conocen mas sobre el cosmos que yo no es así.- Quería que alguno de ellos resolviera una duda que se convertía en una preocupación para mi.-El cosmos es el aura que rodea el nuestros cuerpo no es así?.-Con cada pregunta sentía que me acercaba a mis temores.
Quiero saber porque algunas personas tienen un aura clara y brillante mientras que otras un aura oscura y opaca?.-Quería que respondieran a esas preguntas para saber con certeza que es lo que le ocurría tanto a mi primo Hang como a Alessa la joven que me ayudo en el mercado romano después de haberme sentido tan mal, tenia curiosidad que era lo que significaba esa aura oscura de color purpura que los rodeaba, una especie de aura espectral, también porque la nuestra era diferente a la de ellos.-Y que es esa aura dorada que nos rodea?.-Tenia tantas preguntas que creía que ellos podría responder y sino por lo menos me ayudarían a encontrar las respuestas.
Solo miraba el piso mientras esperaba sus respuestas me encontraba nostálgico y algo triste por saber que mis preocupaciones y suposiciones fueran verdad, de echo savia que eran verdad pero no lo quería admitir, quería evadir la realidad sobre el futuro de esas dos personas, savia muy bien que significaba esa aura espectral que emanaban de sus cuerpos.-Tienen un futuro sombrío…-Dije en voz baja ya que yo mejor que nadie aun sin saber sobre el cosmos, dentro de mis visiones pude saber parte del futuro y el de ellos era oscuro como su aura, incluso puedo decir casi con exactitud que seremos enemigos pero no lo quiero aceptar.
Quiero saber porque algunas personas tienen un aura clara y brillante mientras que otras un aura oscura y opaca?.-Quería que respondieran a esas preguntas para saber con certeza que es lo que le ocurría tanto a mi primo Hang como a Alessa la joven que me ayudo en el mercado romano después de haberme sentido tan mal, tenia curiosidad que era lo que significaba esa aura oscura de color purpura que los rodeaba, una especie de aura espectral, también porque la nuestra era diferente a la de ellos.-Y que es esa aura dorada que nos rodea?.-Tenia tantas preguntas que creía que ellos podría responder y sino por lo menos me ayudarían a encontrar las respuestas.
Solo miraba el piso mientras esperaba sus respuestas me encontraba nostálgico y algo triste por saber que mis preocupaciones y suposiciones fueran verdad, de echo savia que eran verdad pero no lo quería admitir, quería evadir la realidad sobre el futuro de esas dos personas, savia muy bien que significaba esa aura espectral que emanaban de sus cuerpos.-Tienen un futuro sombrío…-Dije en voz baja ya que yo mejor que nadie aun sin saber sobre el cosmos, dentro de mis visiones pude saber parte del futuro y el de ellos era oscuro como su aura, incluso puedo decir casi con exactitud que seremos enemigos pero no lo quiero aceptar.
Arone- Caballeros Dorados
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Re: Jardines del recinto
Los jóvenes comenzaban a conocerse y Aldebarán observaba esto de brazos cruzados y, asintiendo esa buena relación con los camaradas con una sonrisa. Pero el joven repentinamente comenzó a poner un temple mas serio, como perdiéndose entre la amargura de alguna acción impropia de alguien, pero no fue así. Tan solo musitó de sus labios una pequeña oración que tenía bastante certeza. – Conozco bastante, me he informado acerca de esto, ya sea por mi propia cuenta e intentando a veces.
Musitó el caballero dorado, alzando su aura tenuemente sin agresividad, para mostrar aquel hermoso dorado que también invadía el cuerpo de Sylvanas por permanecer en su espalda colgada. Pequeñas chispas brillantes, como si de fuego se tratase liberaba, de un tono color dorado hermoso capaz de iluminar hasta la más completa oscuridad. – Claro que sí, el cosmos es el aura que envuelve nuestros cuerpos, lo que nos representa.
¡Jajajaja! – respondió con una risa Aldebarán, sabiendo hacia donde se dirigía el chico.
Nadie tiene un aura determinada, no está con nosotros por siempre, es verdad sí, que el cosmos solo lo pueden despertar algunos, aquellos que se esfuerzan y son entrenados para ello. Pero… el aura que nos rodea, es brillante u opaca según los pensamientos de aquel que la porta, ya sea para inspirar temor o provocar tranquilidad. – Dijo Aldebarán alzando su diestra para que su aura se tiñera de un rojizo oscuro intenso, al mismo tiempo de que su rostro parecía tomar una faz mas seria. Aquella aura provocaba como representación, imponente figura de superioridad y provocaba temor.
Prontamente aquella aura color carmesí fue desvaneciéndose y un aura dorada se formó a su alrededor, comenzando a volver a su estado normal, como si nada hubiese pasado. Tratando de demostrar que aquellos que no dominaban el cosmos a la perfección, no podrían entenderlo, algo que le parecía muy gracioso. – Como ya te dije, el aura no tiene un color predeterminado y creo haber contestado a tu pregunta. Solo aquellos que se dejan dominar por el cosmos, es porque son débiles de mente, simples marionetas de poder que nunca llegarán a nada, porque no usan su mente para evolucionar.
Por eso uso esta aura dorada, después de todo… ¡Soy la luz! – dijo para sonreír y crear una pequeña esfera dorada en su mano, la cual introdujo en el pecho de Arone.
Tu corazón no palpita como siempre, no como hace rato… ¿Hay algo que quieras decirme? – musitó con seriedad, sabía que si había tipos malos ahí afuera, era momento de entrar en acción y demostrar que tanto podía hacer por Atenea.
Musitó el caballero dorado, alzando su aura tenuemente sin agresividad, para mostrar aquel hermoso dorado que también invadía el cuerpo de Sylvanas por permanecer en su espalda colgada. Pequeñas chispas brillantes, como si de fuego se tratase liberaba, de un tono color dorado hermoso capaz de iluminar hasta la más completa oscuridad. – Claro que sí, el cosmos es el aura que envuelve nuestros cuerpos, lo que nos representa.
¡Jajajaja! – respondió con una risa Aldebarán, sabiendo hacia donde se dirigía el chico.
Nadie tiene un aura determinada, no está con nosotros por siempre, es verdad sí, que el cosmos solo lo pueden despertar algunos, aquellos que se esfuerzan y son entrenados para ello. Pero… el aura que nos rodea, es brillante u opaca según los pensamientos de aquel que la porta, ya sea para inspirar temor o provocar tranquilidad. – Dijo Aldebarán alzando su diestra para que su aura se tiñera de un rojizo oscuro intenso, al mismo tiempo de que su rostro parecía tomar una faz mas seria. Aquella aura provocaba como representación, imponente figura de superioridad y provocaba temor.
Prontamente aquella aura color carmesí fue desvaneciéndose y un aura dorada se formó a su alrededor, comenzando a volver a su estado normal, como si nada hubiese pasado. Tratando de demostrar que aquellos que no dominaban el cosmos a la perfección, no podrían entenderlo, algo que le parecía muy gracioso. – Como ya te dije, el aura no tiene un color predeterminado y creo haber contestado a tu pregunta. Solo aquellos que se dejan dominar por el cosmos, es porque son débiles de mente, simples marionetas de poder que nunca llegarán a nada, porque no usan su mente para evolucionar.
Por eso uso esta aura dorada, después de todo… ¡Soy la luz! – dijo para sonreír y crear una pequeña esfera dorada en su mano, la cual introdujo en el pecho de Arone.
Tu corazón no palpita como siempre, no como hace rato… ¿Hay algo que quieras decirme? – musitó con seriedad, sabía que si había tipos malos ahí afuera, era momento de entrar en acción y demostrar que tanto podía hacer por Atenea.
Aldebaran- Caballeros Dorados
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Re: Jardines del recinto
Seguía con la mirada baja hasta que escuche las palabras de Aldebarán explicándome lo que quería saber.-Así que si es nuestra aura el cosmos.-Miraba como su aura dorada era clara y brillante casi como el sol me encontraba sorprendido mientras seguía explicándome sobre el color del aura que nos rodea que no era igual en todos.-Por sus pensamientos?...-Esa era la razón del tono de color que tienen dependiendo de los pensamientos de cada quien, escuchaba atentamente todo lo que decía ya que tenia que comprender que es lo que era el cosmos para poder utilizarlo como quisiera, pero aun yacía la duda dentro de mis pensamientos.
Al darme cuenta el aura de Aldebarán comenzó a ponerme nervioso y sentía una especie de presión por su aura cuando lo mire mas detalladamente era rodeado por un aura oscura y rojiza, que era agresiva, ella era la causante de esa presión tan imponente que estaba sintiendo, pero después de unos momentos se fue disipando para convertirse en el aura dorada que originalmente había visto en el.-Así que uno puede controlar el cosmos para que su aura refleje lo que se desea.-Miraba y escucha el como se podía manejar el cosmos además de que decía que los débiles de mente eran controlados por el cosmos y pensé que si eso habría ocurrido con Hang y Alessa.
Seguía dentro de las sombras que causaban mis dudas y temores.-La luz?.-Mire como en su mano se formaba una esfera dorada que después coloco el mi pecho, me pareció que ella disipo esa oscuridad que cubría mi mente y me tranquilizaba un momento pero al mismo tiempo me abrió los ojos para mirar la verdad que quería evadir, una pequeña lagrima corrió por mi mejilla mientras apretaba los puños, pero no era lo único que hizo la esfera dorada sino que sentí que mi cosmos despertó un poco mas de lo que los hizo en la casa de Aries mostrando un aura dorada junto con un aura rojiza, ambas brillantes y cálidas como el fuego, saliendo de mi y de Guren cubriéndonos a los dos.
Mire los ojos de Aldebarán.-Si hay algo que quisiera decir.-Recordé el aura que rodeaba a Hang junto con la silueta que se encontraba detrás suyo, relaje mis puños para poder hablar.-Me dijiste que el color del aura depende de cada quien y de sus pensamientos, cuando me mostraste esa aura carmesí fue algo aterradora pero no perdía su esencia humana, en cambio la de mi primo Hang que su aura siempre fue brillante la ultima vez que lo vi su aura era oscura pero no tenia esa esencia humana sino…que tenia la esencia de la muerte y su aura era espectral.-Deje un momento de hablar pero aun no contaba todo quería respirar un momento para que no me ganara el sentimiento de tristeza.-Además de que esa aura espectral tomaba la forma de un ave oscura, tambiën cuando nos dirigíamos al santuario sentí esa misma aura y fue acompañada de una voz diciéndome que el pronto recuperaría su alma de guerrero espectral y que ya no existía el Hang que conocía.
Al darme cuenta el aura de Aldebarán comenzó a ponerme nervioso y sentía una especie de presión por su aura cuando lo mire mas detalladamente era rodeado por un aura oscura y rojiza, que era agresiva, ella era la causante de esa presión tan imponente que estaba sintiendo, pero después de unos momentos se fue disipando para convertirse en el aura dorada que originalmente había visto en el.-Así que uno puede controlar el cosmos para que su aura refleje lo que se desea.-Miraba y escucha el como se podía manejar el cosmos además de que decía que los débiles de mente eran controlados por el cosmos y pensé que si eso habría ocurrido con Hang y Alessa.
Seguía dentro de las sombras que causaban mis dudas y temores.-La luz?.-Mire como en su mano se formaba una esfera dorada que después coloco el mi pecho, me pareció que ella disipo esa oscuridad que cubría mi mente y me tranquilizaba un momento pero al mismo tiempo me abrió los ojos para mirar la verdad que quería evadir, una pequeña lagrima corrió por mi mejilla mientras apretaba los puños, pero no era lo único que hizo la esfera dorada sino que sentí que mi cosmos despertó un poco mas de lo que los hizo en la casa de Aries mostrando un aura dorada junto con un aura rojiza, ambas brillantes y cálidas como el fuego, saliendo de mi y de Guren cubriéndonos a los dos.
Mire los ojos de Aldebarán.-Si hay algo que quisiera decir.-Recordé el aura que rodeaba a Hang junto con la silueta que se encontraba detrás suyo, relaje mis puños para poder hablar.-Me dijiste que el color del aura depende de cada quien y de sus pensamientos, cuando me mostraste esa aura carmesí fue algo aterradora pero no perdía su esencia humana, en cambio la de mi primo Hang que su aura siempre fue brillante la ultima vez que lo vi su aura era oscura pero no tenia esa esencia humana sino…que tenia la esencia de la muerte y su aura era espectral.-Deje un momento de hablar pero aun no contaba todo quería respirar un momento para que no me ganara el sentimiento de tristeza.-Además de que esa aura espectral tomaba la forma de un ave oscura, tambiën cuando nos dirigíamos al santuario sentí esa misma aura y fue acompañada de una voz diciéndome que el pronto recuperaría su alma de guerrero espectral y que ya no existía el Hang que conocía.
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Re: Jardines del recinto
La voz del joven que se había presentado como Arone sonaba con inocencia pero al mismo tiempo aflicción, por lo que la atención de la niña se centró en aquello que preguntaba. Ella no podía responderle puesto que no sabía bien las respuestas, aun debía de aprender todos los misterios que encerraba ese nuevo destino que había emprendido junto a Aldebarán. El grandote se disponía a responder a sus dudas, ella escuchó con curiosidad e interés a cada palabra, al tiempo que comenzaba a sentir aquella bella sensación de paz y calidez emanando de su maestro. Syl apoyó su cabeza en el hombro de Alde sonriendo sosegadamente disfrutando del poder de su luz, pero pronto comenzó a sentir como todo a su alrededor se enturbiaba, el corazón de su compañero latía en un ritmo mas lento y marcado. La presión los envolvió y en su interior la chiquilla pudo sentir una extrema frialdad, ese sentimiento de una persona que emana seriedad y es cortante. Escondió su cabeza en la espalda de Alde como si quisiese ocultarse de esa alteración pero envolvía por completo a ambos. Por suerte su maestro volvió a calmar su temple regresando a ese estado de serenidad, a ese aire agradable.
Sylvanas rió ante el comentario de Alde, pero dejó de hacerlo al instante para abrir ampliamente sus ojos pues podía ver una estela brillante. Sí, podía verla y aunque no entendiera como era posible eso simplemente la hizo sonreír como antes solía hacerlo.
-¡Alde! ¡Puedo verlo! ¡Puedo ver la luz!- aparentemente el cosmos iba mas allá de los sentidos humanos tal y como le había dicho antes su inmenso amigo, era verdad, incluso ciega podía ver el brillo dorado alumbrando la oscuridad. Sin embargo la conversación continuó su curso y ella siguió escuchando a cada instante, pero como era usual en su persona su mente en cierto punto comenzó a distraerse entre pensamientos y recuerdos o simplemente en nimiedades. Pero hubo algo que le llamó la atención y que provoco que su boca se torciera en una mueca.
-Lo que dices me recuerda a una historia que escuche en las calles…sobre personas abrazadas por la mismísima muerte, con un peso oscuro en sus hombros, destinados a cargarlo entre los eternos tormentos del infierno. El ejercito del temido Plutón, o como se diría aquí en Grecia…de Hades.- musitó la pequeña haciendo un gesto con sus manos como si se tratara de una historia de terror.
-Mi madre me dijo una vez que cada persona es diferente, tiene un aroma, una apariencia, un color. Que todo es una esencia, pero hay más de una. En partes esta aquella que es parte de nosotros, como somos, nuestra alma. Y otra que cambia según lo que sentimos y lo que hacemos de ese sentimiento.- añadió sin importarle que fuera algo completamente aparte de lo que había mencionado antes o que abarcaba los temas desde cualquier lado, yéndose asimismo por las ramas. Apoyó cómodamente sus brazos en el hombro de su maestro posando su mentón en ellos, mostrándose relajada y desinteresada, sin embargo sus palabras mostraban que de hecho lo que decía lo decía muy en serio.
-Cuando era pequeña pensaba que eran solo eso…historias. Pero si lo piensas, se supone que protegeremos a Athena, pero de quién aun no lo se. El mundo vive sumido en guerras, pero si los dioses disputan, ¿que será de las vidas humanas si ellos rigen todo lo que conocemos? ¿Que hay si todos los mitos y leyendas son reales?-
Sylvanas rió ante el comentario de Alde, pero dejó de hacerlo al instante para abrir ampliamente sus ojos pues podía ver una estela brillante. Sí, podía verla y aunque no entendiera como era posible eso simplemente la hizo sonreír como antes solía hacerlo.
-¡Alde! ¡Puedo verlo! ¡Puedo ver la luz!- aparentemente el cosmos iba mas allá de los sentidos humanos tal y como le había dicho antes su inmenso amigo, era verdad, incluso ciega podía ver el brillo dorado alumbrando la oscuridad. Sin embargo la conversación continuó su curso y ella siguió escuchando a cada instante, pero como era usual en su persona su mente en cierto punto comenzó a distraerse entre pensamientos y recuerdos o simplemente en nimiedades. Pero hubo algo que le llamó la atención y que provoco que su boca se torciera en una mueca.
-Lo que dices me recuerda a una historia que escuche en las calles…sobre personas abrazadas por la mismísima muerte, con un peso oscuro en sus hombros, destinados a cargarlo entre los eternos tormentos del infierno. El ejercito del temido Plutón, o como se diría aquí en Grecia…de Hades.- musitó la pequeña haciendo un gesto con sus manos como si se tratara de una historia de terror.
-Mi madre me dijo una vez que cada persona es diferente, tiene un aroma, una apariencia, un color. Que todo es una esencia, pero hay más de una. En partes esta aquella que es parte de nosotros, como somos, nuestra alma. Y otra que cambia según lo que sentimos y lo que hacemos de ese sentimiento.- añadió sin importarle que fuera algo completamente aparte de lo que había mencionado antes o que abarcaba los temas desde cualquier lado, yéndose asimismo por las ramas. Apoyó cómodamente sus brazos en el hombro de su maestro posando su mentón en ellos, mostrándose relajada y desinteresada, sin embargo sus palabras mostraban que de hecho lo que decía lo decía muy en serio.
-Cuando era pequeña pensaba que eran solo eso…historias. Pero si lo piensas, se supone que protegeremos a Athena, pero de quién aun no lo se. El mundo vive sumido en guerras, pero si los dioses disputan, ¿que será de las vidas humanas si ellos rigen todo lo que conocemos? ¿Que hay si todos los mitos y leyendas son reales?-
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Re: Jardines del recinto
Empecé a escuchar las palabras de Sylvanas pero aun me sentía afligido por lo que temía fuera verdad.-Una historia?.-La joven menciono una historia que le habían contado eso me dio algo de curiosidad ya que podría tratarse de algo que me ayudaría, por una parte si era lo que quería saber pero al parecer si tenia razón en mis preocupaciones sobre el futuro de mi primo.-El ejercito de Hades…-Quizás eso tiene que ver con lo que vi en el ese destino sombrío que llevan aquellos que están al servicio de ese dios.-Los tres jueces del inframundo.-La voz de Guren resonó en mi mente pero al parecer los demás no la habían escuchado.-Los tres jueces del inframundo.-Dije en voz un poco alta sin darme cuenta, me preguntaba que tenían que ver ellos con todo lo que había preguntado.
Sylvanas menciono algo sobre las esencias de las personas que con cada quien la esencia era diferente.-Si pero…mmm…ya no se que pensar.-Suspire al sentirme incapaz de hacer algo o tan siquiera averiguar la verdad acerca de todo lo que puede pasar, por un momento llegue a pensar que Guren sabría algo ya que el era un espíritu, pero decidí mejor solo olvidarlo por ahora regresando a mi animo de siempre, pero aun pensaba que tendrían que ver los jueces del infierno en todo esto, pero al escuchar las palabras sobre que , si los mitos y leyendas eran reales o no.-Quizás si lo sean.-Levante una mano para alcanzar a Guren que se encontraba en mi hombro y lo acaricie.-Ya que hay muchas cosas las cuales no hemos visto pero eso no significa que no existan.
Se cuentan muchas historias sobre criaturas fantásticas y espíritus naturales.-Me encontraba en si hablando de que todo eso era real ya que nosotros y Guren eran la prueba de ello.-Si existen historias es porque alguien logro ver ese mundo fantástico, lleno de todas esa criaturas y por medio de esas historias se nos paso ese conocimiento mo creen?.-Por un momento me deje llevar por esas palabras que decía, pero tenia que volver a la realidad, la razón por la cual vine al santuario.-Quisiera que me enseñaran a controlar el cosmos…-Dije con mi tono despreocupado de siempre pero al mismo tiempo serio.
Sylvanas menciono algo sobre las esencias de las personas que con cada quien la esencia era diferente.-Si pero…mmm…ya no se que pensar.-Suspire al sentirme incapaz de hacer algo o tan siquiera averiguar la verdad acerca de todo lo que puede pasar, por un momento llegue a pensar que Guren sabría algo ya que el era un espíritu, pero decidí mejor solo olvidarlo por ahora regresando a mi animo de siempre, pero aun pensaba que tendrían que ver los jueces del infierno en todo esto, pero al escuchar las palabras sobre que , si los mitos y leyendas eran reales o no.-Quizás si lo sean.-Levante una mano para alcanzar a Guren que se encontraba en mi hombro y lo acaricie.-Ya que hay muchas cosas las cuales no hemos visto pero eso no significa que no existan.
Se cuentan muchas historias sobre criaturas fantásticas y espíritus naturales.-Me encontraba en si hablando de que todo eso era real ya que nosotros y Guren eran la prueba de ello.-Si existen historias es porque alguien logro ver ese mundo fantástico, lleno de todas esa criaturas y por medio de esas historias se nos paso ese conocimiento mo creen?.-Por un momento me deje llevar por esas palabras que decía, pero tenia que volver a la realidad, la razón por la cual vine al santuario.-Quisiera que me enseñaran a controlar el cosmos…-Dije con mi tono despreocupado de siempre pero al mismo tiempo serio.
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Re: Jardines del recinto
Luego de aquello que había contado volvió a distraerse, como si su mente no quisiese darle mucha importancia l tema sino mas bien a su alrededor, seguía interesada en las flores y el viento o el canto de los pájaros. El tono de preocupación que había en su voz al preguntarse todas esas cuestiones que podían marcar sus vidas había desaparecido como si no hubiese estado desde un principio. Sonreía sosegadamente apoyando su mentón en el hombro de su maestro. Sus expresión se tornó algo asombrada al escuchar las palabras del joven.
-Si, esos.- Respondió así de simple como si fuesen solo personajes de la historia que había escuchado y no la posibilidad de un peligroso enemigo. Era extraño pues ella en verdad consideraba la seriedad de todo aquello y la frustración que podía generarle, solo no lo mostraba. En su exterior y en el fondo de su mente y su corazón seguía siendo una niña desinteresada y revoltosa, siempre alegre y juguetona. Sería tal vez la costumbre a los malos sucesos de su vida que habían trastornado su mentecita llevándola por momentos a un trance de felicidad y color, de euforia infantil. Por eso jamás parecía crecer. La chiquilla volvía a escuchar su voz pidiendo por ayuda para controlar su cosmos, saliendo así de sus pensamientos para fruncir el ceño algo confundida.
-¿No es él tu maestro?- Señaló a donde debía de estar el otro visitante que había llegado con él. Pero no fue hasta ese momento que se dio cuenta que no había pronunciado palabra alguna, no había hecho extraños movimientos. ¿Estaría tal vez abstraído en sus pensamientos o le pasaba algo?
No pudo evitar sentir cierto celo de que le estuviese pidiendo ayuda a Aldebarán pues ella recién había logrado conseguir ser su aprendiz y deseaba poder compartir aquel vínculo con el grandote. Sin embargo lo disimuló, mostrándose desinteresada al tema, sin perder en ningún momento su sonrisa claro.
-Solo ten cuidado, todo descuido tiene consecuencia jejejeje.- rió la chiquilla llevándose las manos un instante a los ojos, cubriéndoselos, para luego volver a envolver con sus brazos el cuello del gigantón sutilmente para abrazarse a su espalda.
Off: Lamento la tardanza ^^
-Si, esos.- Respondió así de simple como si fuesen solo personajes de la historia que había escuchado y no la posibilidad de un peligroso enemigo. Era extraño pues ella en verdad consideraba la seriedad de todo aquello y la frustración que podía generarle, solo no lo mostraba. En su exterior y en el fondo de su mente y su corazón seguía siendo una niña desinteresada y revoltosa, siempre alegre y juguetona. Sería tal vez la costumbre a los malos sucesos de su vida que habían trastornado su mentecita llevándola por momentos a un trance de felicidad y color, de euforia infantil. Por eso jamás parecía crecer. La chiquilla volvía a escuchar su voz pidiendo por ayuda para controlar su cosmos, saliendo así de sus pensamientos para fruncir el ceño algo confundida.
-¿No es él tu maestro?- Señaló a donde debía de estar el otro visitante que había llegado con él. Pero no fue hasta ese momento que se dio cuenta que no había pronunciado palabra alguna, no había hecho extraños movimientos. ¿Estaría tal vez abstraído en sus pensamientos o le pasaba algo?
No pudo evitar sentir cierto celo de que le estuviese pidiendo ayuda a Aldebarán pues ella recién había logrado conseguir ser su aprendiz y deseaba poder compartir aquel vínculo con el grandote. Sin embargo lo disimuló, mostrándose desinteresada al tema, sin perder en ningún momento su sonrisa claro.
-Solo ten cuidado, todo descuido tiene consecuencia jejejeje.- rió la chiquilla llevándose las manos un instante a los ojos, cubriéndoselos, para luego volver a envolver con sus brazos el cuello del gigantón sutilmente para abrazarse a su espalda.
Off: Lamento la tardanza ^^
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Re: Jardines del recinto
Primer post de defensa en maestría de control del cosmos, fuego
Si él es mi maestro pero parece estar en un tipo de trance.-le respondí a la joven mientras miraba a Strife, pero reconsidere mis palabras pensando que quizás podría disgustarlos por mi manera tan repentina de pedir que me enseñaran.-Si tal vez sea demasiado para mi…pero no pierdo nada con intentarlo.-les di la espalda un momento para mirar un prado que me estaba llamando la atención dentro de este inmenso jardín ya que me parecía que se encontraba seco comencé a caminar hacia ese sitio sin darme cuenta, algo en el me llamaba.-Y creo que quizás sería mejor que Aldebarán no me enseñara ya que mi maestro será Strife, pero por el momento solo quiero que me ayuden un poco.
Solo quiero que me ayuden a no perder el control.-En ese momento lo decía de forma seria aunque no supiera bien el por qué lo decía, tal vez sabía algo de lo cual debía preocuparme pero no lo podía recordar.-Quiero ir ese lugar.-Señale a ese prado el cual parecía descuidado pero que sentía que me atraía a el, mientras esperaba que me siguieran.-Algo en ese lugar no me agrada, pare peligroso no para los demás pero si para ti.-Guren lo decía ya que quizás se podría encontrar una especie de lugar espiritual cerca y yi era susceptible a ellos ya que casi me mataron cuando era pequeño.
No sé si sea peligroso o no pero siento que debo ir hacia el.-En ese momento la mayor parte de mis sentidos se encontraban concentrados en ese sitio, como si no existiera nada más que el, con cada paso sentía como si perdiera la conciencia sobre lo que se encontraba pasando a mi alrededor, incluso comenzaba a desconocer en donde me encontraba o quienes se encontraban conmigo, me comencé a sentir perdido por un instante, hasta que sentí que Guren se encontraba mordiéndome lo mire confuso ya que no sabía porque se encontraba mordiéndome.-Despierta...no te dejes engullir por la oscuridad de nuevo.
Con que te atreves a interferir en esta ocasión también…-Escuche por un momento una tétrica voz la cual por alguna razón me provoco sentir un miedo que no había tenido antes causando que me quedara petrificado por la impresión que tuve, no sabía si los demás la pudieron escuchar, tal vez lo hicieron ya que resonó esa voz gracias al viento que circulaba los prados.-Qui…quien eres?...-Acaso ya no recuerdas a los que te devoraron una vez hace tantos años atrás?
Si él es mi maestro pero parece estar en un tipo de trance.-le respondí a la joven mientras miraba a Strife, pero reconsidere mis palabras pensando que quizás podría disgustarlos por mi manera tan repentina de pedir que me enseñaran.-Si tal vez sea demasiado para mi…pero no pierdo nada con intentarlo.-les di la espalda un momento para mirar un prado que me estaba llamando la atención dentro de este inmenso jardín ya que me parecía que se encontraba seco comencé a caminar hacia ese sitio sin darme cuenta, algo en el me llamaba.-Y creo que quizás sería mejor que Aldebarán no me enseñara ya que mi maestro será Strife, pero por el momento solo quiero que me ayuden un poco.
Solo quiero que me ayuden a no perder el control.-En ese momento lo decía de forma seria aunque no supiera bien el por qué lo decía, tal vez sabía algo de lo cual debía preocuparme pero no lo podía recordar.-Quiero ir ese lugar.-Señale a ese prado el cual parecía descuidado pero que sentía que me atraía a el, mientras esperaba que me siguieran.-Algo en ese lugar no me agrada, pare peligroso no para los demás pero si para ti.-Guren lo decía ya que quizás se podría encontrar una especie de lugar espiritual cerca y yi era susceptible a ellos ya que casi me mataron cuando era pequeño.
No sé si sea peligroso o no pero siento que debo ir hacia el.-En ese momento la mayor parte de mis sentidos se encontraban concentrados en ese sitio, como si no existiera nada más que el, con cada paso sentía como si perdiera la conciencia sobre lo que se encontraba pasando a mi alrededor, incluso comenzaba a desconocer en donde me encontraba o quienes se encontraban conmigo, me comencé a sentir perdido por un instante, hasta que sentí que Guren se encontraba mordiéndome lo mire confuso ya que no sabía porque se encontraba mordiéndome.-Despierta...no te dejes engullir por la oscuridad de nuevo.
Con que te atreves a interferir en esta ocasión también…-Escuche por un momento una tétrica voz la cual por alguna razón me provoco sentir un miedo que no había tenido antes causando que me quedara petrificado por la impresión que tuve, no sabía si los demás la pudieron escuchar, tal vez lo hicieron ya que resonó esa voz gracias al viento que circulaba los prados.-Qui…quien eres?...-Acaso ya no recuerdas a los que te devoraron una vez hace tantos años atrás?
Arone- Caballeros Dorados
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Re: Jardines del recinto
Observaba como los dos jóvenes hablaba sin musitar una palabra, al igual que Strife, Aldebarán estaba completamente sumido en otros pensamientos por momentos. Observó con mirada cómplice a aquel que también portaba una armadura dorada y con una sonrisa musitó tranquilamente. – Veo que también te has dado cuenta de eso.
Dijo para observar hacia el horizonte, al mismo tiempo que Strife observaba sin musitar palabra alguna. Se sentía una cosmoenergía muy fuerte, en lugares bastantes alejados de allí, pero que estaban en un punto especifico de la tierra. La sensibilidad de percepción cósmica que tenían ambos guerreros dorados era magnifica y sin contestar el caballero dorado de Libra se echó a correr, quizás conocía esa energía o creyó conveniente ir a investigar, mientras que Aldebarán se cruzaba de brazos con toda tranquilidad.
Parece ser que tu maestro se marchó un momento, espero que vuelva. Por el bien de él y de Atenea. – musitó con frialdad el hombre sabiendo que no podía moverse del Santuario, pero observó hacia la sexta casa, de seguro ahí estaría el caballero de Virgo.
El joven que tenía enfrente estaba como en un trance, y recién hasta ahora recordaba la fragilidad del huevo que tenía anteriormente Sylvanas. Lo tomó con suavidad y lo guardó en un morral que él tenía al llegar a aquel lugar. – Ahí estará mas seguro.
El caballero de Tauro se acercó dos pasos hacia Arone, para tocar su hombro. El peso de Sylvanas no influía en su movimiento y prontamente le miraba de cerca, estaba como hablando consigo mismo, entre susurros mas pudo sentir una voz algo tétrica, que a pesar de querer atemorizar al joven, a Aldebarán no le asustaba en lo mas mínimo. – Niño, ¿Estás bien?
Musitó algo preocupado Aldebarán mientras los dedos de su mano derecha danzaban como muchas serpientes, haciendo un rechinar del acero de su guantelete, estaba preparado para lo peor en caso de tener que controlar al joven. Ya a este paso, no se podía confiar de nadie, a pesar de que el chico parecía tener un aura de bien. – Sal de aquí Sylvanas o mantente alejada…
Off: Bueno, en su ausencia Strife dijo que podiamos manipularlo y me parece un poco desconcertante el hecho de que no hable así que lo saqué de escena, espero no moleste a nadie. Por lo pronto, perdón por la tardanza y, feliz navidad y año nuevo, Arone.
Dijo para observar hacia el horizonte, al mismo tiempo que Strife observaba sin musitar palabra alguna. Se sentía una cosmoenergía muy fuerte, en lugares bastantes alejados de allí, pero que estaban en un punto especifico de la tierra. La sensibilidad de percepción cósmica que tenían ambos guerreros dorados era magnifica y sin contestar el caballero dorado de Libra se echó a correr, quizás conocía esa energía o creyó conveniente ir a investigar, mientras que Aldebarán se cruzaba de brazos con toda tranquilidad.
Parece ser que tu maestro se marchó un momento, espero que vuelva. Por el bien de él y de Atenea. – musitó con frialdad el hombre sabiendo que no podía moverse del Santuario, pero observó hacia la sexta casa, de seguro ahí estaría el caballero de Virgo.
El joven que tenía enfrente estaba como en un trance, y recién hasta ahora recordaba la fragilidad del huevo que tenía anteriormente Sylvanas. Lo tomó con suavidad y lo guardó en un morral que él tenía al llegar a aquel lugar. – Ahí estará mas seguro.
El caballero de Tauro se acercó dos pasos hacia Arone, para tocar su hombro. El peso de Sylvanas no influía en su movimiento y prontamente le miraba de cerca, estaba como hablando consigo mismo, entre susurros mas pudo sentir una voz algo tétrica, que a pesar de querer atemorizar al joven, a Aldebarán no le asustaba en lo mas mínimo. – Niño, ¿Estás bien?
Musitó algo preocupado Aldebarán mientras los dedos de su mano derecha danzaban como muchas serpientes, haciendo un rechinar del acero de su guantelete, estaba preparado para lo peor en caso de tener que controlar al joven. Ya a este paso, no se podía confiar de nadie, a pesar de que el chico parecía tener un aura de bien. – Sal de aquí Sylvanas o mantente alejada…
Off: Bueno, en su ausencia Strife dijo que podiamos manipularlo y me parece un poco desconcertante el hecho de que no hable así que lo saqué de escena, espero no moleste a nadie. Por lo pronto, perdón por la tardanza y, feliz navidad y año nuevo, Arone.
Aldebaran- Caballeros Dorados
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Re: Jardines del recinto
Segundo post de defensa en maestría de control del cosmos, fuego con
Nosotros somos aquellos que nacieron de la oscuridad de los corazones corrompidos por el odio y la envidia.-Me quede petrificado algo en mi mete me provocaba ese miedo que tenia hacia esa extraña voz.-Pero porque me persigues.-Se notaba el miedo en mi voz ya que comenzaba a recordar que fue esa misma voz, la que me ataco en el tempo escondido en Alejandría, esa voz que le pertenecía a un espíritu demoniaco que se alimenta de las almas puras.-Recuerda el temor de ese día y aliméntame con el…JAJAJA…-Su risa era tétrica y malévola, las miraba con temor el como las sombras de los arboles comenzaba señalar un solo lugar hasta formar una sola y gran masa que se fue convirtiendo en una forma solida pero aun no muy bien definida.
Pero aun con todo ese miedo reaccione un poco y comencé a correr lejos de donde se encontraban cerca.-Aléjense de mi, al el solo le intereso yo…ustedes váyanse.-Decía mientras me alejaba sin saber si era seguido por los demás ya que mi atención se encontraba en esa masa de sombras.-No volverás a escapar, no esta vez.-Mire como ese cumulo de sombras saltaba de forma brusca de donde se encontraba para lanzarse al aire y seguirme aunque me encontrara corriendo a toda velocidad sentía como me comenzaba a alcanzar, mis pasos fueron largos pero llego un momento en que sentí que mis pies eras sujetados, al mirar al suelo observe como mis pies eran sujetos por manos esqueléticas y putrefactas.-Que te parecen mis súbditos…son todas aquellas almas que devore y ahora se encuentran en pena…
Yo no lo permitiré.-Escuche la vos de Guren mientras que con sus garras desgarraba haciendo que se desvanecieran esa manos de almas que fueron devoradas de una manera muy cruel por ese demonio.-Con que volverás a interferir con mis deseos haa?...si ese es el caso entonces desaparece en la oscuridad.-Mire como Guren se estaba preparando para atacarlo, cuando lo quiso envestir de esa sombra salió como un tipo de látigo, el mismo con el que ataco a Guren aventándolo a mi lado herido y casi muerto.-Estas bien?...-Decía con lagrimas en los ojos sabiendo que no lo estaba, pero quería saber que lo estaba o que por lo menos reaccionaba a mis palabras, me le acerque mientras que también me incaba para cargarlo y mira como estaba pero al levantarlo mire el pequeño charco de sangre y el como mis manos se manchaban por ella.
Veía como su respiración era rápida incluso podía notar que lo hacia con dificultad.-Guren…-Decía triste ya que el era como mi mejor amigo ya que siempre me acompañaba cuando me encontraba solo mientras que mis padres se marchaban por sus deberes de investigación. No me importaba que el fuera también un espíritu pero para mi el era mi amigo.-Ahora es tu turno de morir para que te devore.-De momento pase de la tristeza a un enojo que se podía notar en mi rostro, mire como me quería atacar con ese mismo látigo pero al hacerlo se formo un muro de fuego que me protegió.
Nosotros somos aquellos que nacieron de la oscuridad de los corazones corrompidos por el odio y la envidia.-Me quede petrificado algo en mi mete me provocaba ese miedo que tenia hacia esa extraña voz.-Pero porque me persigues.-Se notaba el miedo en mi voz ya que comenzaba a recordar que fue esa misma voz, la que me ataco en el tempo escondido en Alejandría, esa voz que le pertenecía a un espíritu demoniaco que se alimenta de las almas puras.-Recuerda el temor de ese día y aliméntame con el…JAJAJA…-Su risa era tétrica y malévola, las miraba con temor el como las sombras de los arboles comenzaba señalar un solo lugar hasta formar una sola y gran masa que se fue convirtiendo en una forma solida pero aun no muy bien definida.
Pero aun con todo ese miedo reaccione un poco y comencé a correr lejos de donde se encontraban cerca.-Aléjense de mi, al el solo le intereso yo…ustedes váyanse.-Decía mientras me alejaba sin saber si era seguido por los demás ya que mi atención se encontraba en esa masa de sombras.-No volverás a escapar, no esta vez.-Mire como ese cumulo de sombras saltaba de forma brusca de donde se encontraba para lanzarse al aire y seguirme aunque me encontrara corriendo a toda velocidad sentía como me comenzaba a alcanzar, mis pasos fueron largos pero llego un momento en que sentí que mis pies eras sujetados, al mirar al suelo observe como mis pies eran sujetos por manos esqueléticas y putrefactas.-Que te parecen mis súbditos…son todas aquellas almas que devore y ahora se encuentran en pena…
Yo no lo permitiré.-Escuche la vos de Guren mientras que con sus garras desgarraba haciendo que se desvanecieran esa manos de almas que fueron devoradas de una manera muy cruel por ese demonio.-Con que volverás a interferir con mis deseos haa?...si ese es el caso entonces desaparece en la oscuridad.-Mire como Guren se estaba preparando para atacarlo, cuando lo quiso envestir de esa sombra salió como un tipo de látigo, el mismo con el que ataco a Guren aventándolo a mi lado herido y casi muerto.-Estas bien?...-Decía con lagrimas en los ojos sabiendo que no lo estaba, pero quería saber que lo estaba o que por lo menos reaccionaba a mis palabras, me le acerque mientras que también me incaba para cargarlo y mira como estaba pero al levantarlo mire el pequeño charco de sangre y el como mis manos se manchaban por ella.
Veía como su respiración era rápida incluso podía notar que lo hacia con dificultad.-Guren…-Decía triste ya que el era como mi mejor amigo ya que siempre me acompañaba cuando me encontraba solo mientras que mis padres se marchaban por sus deberes de investigación. No me importaba que el fuera también un espíritu pero para mi el era mi amigo.-Ahora es tu turno de morir para que te devore.-De momento pase de la tristeza a un enojo que se podía notar en mi rostro, mire como me quería atacar con ese mismo látigo pero al hacerlo se formo un muro de fuego que me protegió.
Arone- Caballeros Dorados
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Re: Jardines del recinto
El chico tenía razón, era necesario aprender a controlar el poder dentro de uno mismo, eso ahora la pequeña lo sabía bien. Y debido a las circunstancias del maestro de Arone, era entendible, Sylvanas le sonrió amablemente demostrándole que no tenía problema. Pero algo parecía querer interrumpir el momento, el aire se enturbió debido a una oscura presencia. Su voz como eco en el viento parecía dirigirse al joven. Mis ojos no podían ver, pero podía escuchar la vibración de la sombría voz retumbando no muy lejos, y la tierra estremeciéndose al igual que mi cuerpo que rápidamente se inquietaba.
Me sostuve con fuerza de Alde al sentir que se apresuraba a alcanzar a Arone, mas cuando estuvimos cerca todos aquellos indicios de una presencia perturbadora y peligrosa se exacerbaron provocando que mi cuerpo entero se tensase e hiciera caso a la advertencia de su maestro, bajándose de su espalda y alejándose unos pasos. No tenía miedo pero le inquietaba, y ella aun no sabía controlar su cosmos, no estaba segura de poder pelear. Sin embargo cuando sintió el chillido de la criatura que acompañaba al joven sus pies se movieron por puro impulso, corriendo zigzagueante a gran velocidad hasta alcanzar al pobre que yacía malherido en el suelo. Antes de que pudiera hacer cualquier movimiento sus pies sintieron una alteración en la tierra acercándose hacía ella, probablemente por haberse acercado tanto. En un impulso sus brazos se elevaron hacia el frente a la altura de su mirada, sus pies se afirmaron al suelo, agrietando la tierra mientras se hundían levemente sus pies. Su cosmos se expandió velozmente en una ola que se elevó como un muro llevando consigo grandes pedazos de tierra creando una fortaleza que protegió a ambos de las presencias al menos por los escasos instantes en los que ella tomó a la criatura entre sus brazos y dando acrobáticos saltos logró alejarse un poco para poner a ambos a salvo.
La agitada respiración de la criatura quemaba las manos de la pequeña, ella percibió en ese animal un poder interno importante, pero su cuerpo estaba muy dañado. Aun inconsciente de sus acciones cerró sus ojos y posó ambas manos en la criatura. Tenuemente su cosmos dorado se encendía envolviéndolo en calidez y tranquilidad. Sylvanas no podía entenderse a si misma, como es que había logrado defenderse de esa forma hace apenas instantes, ni porque estaba envolviendo levemente con su cosmos al animal, no sabía si la curaría pero parecía estarle haciendo bien. Lo dejó con delicadeza en el prado, quedándose arrodillada tocando con asombro sus manos. Pero pronto volvió a percatarse que no era momento para perderse en reflexiones sino de prestar atención a lo que ocurría. Su mirada se desvió hacía donde podía sentir el peso del grandote, como esperando por alguna respuesta o reacción, alguna guía después de todo el era su maestro.
-¡¿Alde?!-
Me sostuve con fuerza de Alde al sentir que se apresuraba a alcanzar a Arone, mas cuando estuvimos cerca todos aquellos indicios de una presencia perturbadora y peligrosa se exacerbaron provocando que mi cuerpo entero se tensase e hiciera caso a la advertencia de su maestro, bajándose de su espalda y alejándose unos pasos. No tenía miedo pero le inquietaba, y ella aun no sabía controlar su cosmos, no estaba segura de poder pelear. Sin embargo cuando sintió el chillido de la criatura que acompañaba al joven sus pies se movieron por puro impulso, corriendo zigzagueante a gran velocidad hasta alcanzar al pobre que yacía malherido en el suelo. Antes de que pudiera hacer cualquier movimiento sus pies sintieron una alteración en la tierra acercándose hacía ella, probablemente por haberse acercado tanto. En un impulso sus brazos se elevaron hacia el frente a la altura de su mirada, sus pies se afirmaron al suelo, agrietando la tierra mientras se hundían levemente sus pies. Su cosmos se expandió velozmente en una ola que se elevó como un muro llevando consigo grandes pedazos de tierra creando una fortaleza que protegió a ambos de las presencias al menos por los escasos instantes en los que ella tomó a la criatura entre sus brazos y dando acrobáticos saltos logró alejarse un poco para poner a ambos a salvo.
La agitada respiración de la criatura quemaba las manos de la pequeña, ella percibió en ese animal un poder interno importante, pero su cuerpo estaba muy dañado. Aun inconsciente de sus acciones cerró sus ojos y posó ambas manos en la criatura. Tenuemente su cosmos dorado se encendía envolviéndolo en calidez y tranquilidad. Sylvanas no podía entenderse a si misma, como es que había logrado defenderse de esa forma hace apenas instantes, ni porque estaba envolviendo levemente con su cosmos al animal, no sabía si la curaría pero parecía estarle haciendo bien. Lo dejó con delicadeza en el prado, quedándose arrodillada tocando con asombro sus manos. Pero pronto volvió a percatarse que no era momento para perderse en reflexiones sino de prestar atención a lo que ocurría. Su mirada se desvió hacía donde podía sentir el peso del grandote, como esperando por alguna respuesta o reacción, alguna guía después de todo el era su maestro.
-¡¿Alde?!-
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Re: Jardines del recinto
Tercer post en maestría de control del cosmos, fuego
Me encontraba muy sorprendido al ver como un muro de fuego me protegió del ataque de ese oscuro ser no esperaba que algo así pasara y mire a donde se encontraban Aldebarán y Sylvanas que al parecer habían hecho caso omiso a mis palabras, observe como Sylvanas tenía a Guren entre sus brazos eso me tranquilizo un poco ya que el se encontraba fuera de peligro o por lo menos eso pensaba en esos momentos pero aun no habían acabado mis problemas con ese extraño ser, se encontraba algo lejos de mi pero aun así la influencia de su aura sobre mi era muy grande incluso comencé a sentirme mareado por la presión que sentía que el ejercía en mi.
Con que aun lo proteges aun en tu lecho de muerte no es así Touda?.-Aun era rodeado por esa nube de energía oscura pero su voz resonaba en los alrededores, y con cada palabra que escuchaba venir de el un tremendo escalofrió recorría mi espalda, me encontraba incado sin poderme moverá causa del miedo que sentía en esos momentos a causa de ese ser.- Entonces no me contendré mas para matarte…y con ello morirá ese mocoso ya que por lo que puedo ver sus almas y destinos están unidos por un hilo…-Dentro de esa nube se comenzaron a generar una especie de pequeños rayos que tronaban y resonaban en el jardín.
Esa nube con cada tueno que se escuchaba provenir de el comenzaba a tomar una forma humanoide primero se comenzaron a mostrar unos largos brazos con unos picudos huesos sobresaliendo de ellos, su manos mostraban unas largar y filosas garras, se fue notando el resto de su cuerpo, unas piernas y pies largas y anchas, sus pies igual que sus manos grandes y huesudas, se podía mirar como su carne se encontraba muy pegaba pegada a sus tendones, su torso no parecía mostrar piel solo se mostraban los músculos que también finalizaban en un gran pico de hueso.
Su rostro era chato pero con una gran mandíbula llena de filosos dientes, y en lugar de pelo tenia unos cuernos que se entrelazaban entre si, al comenzar a disiparse la nube se noto mejor su aspecto tenía un color como entre rojizo y purpura con grandes alas carcomidas, y sus ojos con un color similar al de la sangre, me quede petrificado por el miedo al ver cómo era realmente, pero mire como de nuevo intentaba atacar a Guren y a Sylvanas mientras se encontraban descuidados, eso provoco que aun con mi miedo me levantara, colocándome en frente de ellos dos esperando que el golpe me tocara a mí y no a ellos.
Sentía que ese sería mi final, me sentía melancólico por no haber ayudado a nadie incluso unas lagrimas se apreciaban en mi rostro, serré mis ojos mientras esperaba el golpe pero al momento en que una lagrima cayó al suelo sentí como si un lago en calma hiciera eco con esa pequeña gota, en esos momentos sentí como si algo palpitara en mi pecho además de mi corazón.-El…cosmo…-Un aura dorada me estaba rodeando mientras que colocaba mis brazos delante de mi como si fueran escudos, cuando se acerco para dar el golpe una muralla dorada nos protegió del impacto.
Me encontraba muy sorprendido al ver como un muro de fuego me protegió del ataque de ese oscuro ser no esperaba que algo así pasara y mire a donde se encontraban Aldebarán y Sylvanas que al parecer habían hecho caso omiso a mis palabras, observe como Sylvanas tenía a Guren entre sus brazos eso me tranquilizo un poco ya que el se encontraba fuera de peligro o por lo menos eso pensaba en esos momentos pero aun no habían acabado mis problemas con ese extraño ser, se encontraba algo lejos de mi pero aun así la influencia de su aura sobre mi era muy grande incluso comencé a sentirme mareado por la presión que sentía que el ejercía en mi.
Con que aun lo proteges aun en tu lecho de muerte no es así Touda?.-Aun era rodeado por esa nube de energía oscura pero su voz resonaba en los alrededores, y con cada palabra que escuchaba venir de el un tremendo escalofrió recorría mi espalda, me encontraba incado sin poderme moverá causa del miedo que sentía en esos momentos a causa de ese ser.- Entonces no me contendré mas para matarte…y con ello morirá ese mocoso ya que por lo que puedo ver sus almas y destinos están unidos por un hilo…-Dentro de esa nube se comenzaron a generar una especie de pequeños rayos que tronaban y resonaban en el jardín.
Esa nube con cada tueno que se escuchaba provenir de el comenzaba a tomar una forma humanoide primero se comenzaron a mostrar unos largos brazos con unos picudos huesos sobresaliendo de ellos, su manos mostraban unas largar y filosas garras, se fue notando el resto de su cuerpo, unas piernas y pies largas y anchas, sus pies igual que sus manos grandes y huesudas, se podía mirar como su carne se encontraba muy pegaba pegada a sus tendones, su torso no parecía mostrar piel solo se mostraban los músculos que también finalizaban en un gran pico de hueso.
Su rostro era chato pero con una gran mandíbula llena de filosos dientes, y en lugar de pelo tenia unos cuernos que se entrelazaban entre si, al comenzar a disiparse la nube se noto mejor su aspecto tenía un color como entre rojizo y purpura con grandes alas carcomidas, y sus ojos con un color similar al de la sangre, me quede petrificado por el miedo al ver cómo era realmente, pero mire como de nuevo intentaba atacar a Guren y a Sylvanas mientras se encontraban descuidados, eso provoco que aun con mi miedo me levantara, colocándome en frente de ellos dos esperando que el golpe me tocara a mí y no a ellos.
Sentía que ese sería mi final, me sentía melancólico por no haber ayudado a nadie incluso unas lagrimas se apreciaban en mi rostro, serré mis ojos mientras esperaba el golpe pero al momento en que una lagrima cayó al suelo sentí como si un lago en calma hiciera eco con esa pequeña gota, en esos momentos sentí como si algo palpitara en mi pecho además de mi corazón.-El…cosmo…-Un aura dorada me estaba rodeando mientras que colocaba mis brazos delante de mi como si fueran escudos, cuando se acerco para dar el golpe una muralla dorada nos protegió del impacto.
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