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Restos de la Recepción...
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Restos de la Recepción...
Y...esto no me lo esperaba. dijo una voz en medio de la soledad, al tiempo que una rasgadura en la fábrica del espacio tiempo se hacía presente para así dejar paso a un sujeto cubierto completamente por una capa y con la cabeza tapada por una capucha raída. Dando unos cuantos pasos hacia delante el recién llegado observó todos y cada uno de metros que antes habían conformado a la recepción del gran palacio del César en Roma.
Paredes chamuscadas, el piso ennegrecido y pedazos de madera que se elevaban en diferentes direcciones, partidos y al punto del colapso era lo único que se podía ver con claridad en aquel paraje…y por debajo de todo lo aparente, un rastro de cosmos violento que al parecer había sido la causa del desastre. Evidentemente los Berserkers volvían a estar en medio de aquel problema.
Egipto, Roma...ahora que falta? Germania? murmuró Aspros con recelo, avanzando y oyendo como sus pasos causaba un ligero sonido de materia apisonándose para levantar algo de bruma negra que se disipaba instantáneamente con el viento. Más allá sin embargo continuaba el resto del palacio que si no bien intacto, al menos se mantenía en pie.
Levantando una ceja Géminis continuó caminando, interesado en lo que pudiera hallar más adelante.
Paredes chamuscadas, el piso ennegrecido y pedazos de madera que se elevaban en diferentes direcciones, partidos y al punto del colapso era lo único que se podía ver con claridad en aquel paraje…y por debajo de todo lo aparente, un rastro de cosmos violento que al parecer había sido la causa del desastre. Evidentemente los Berserkers volvían a estar en medio de aquel problema.
Egipto, Roma...ahora que falta? Germania? murmuró Aspros con recelo, avanzando y oyendo como sus pasos causaba un ligero sonido de materia apisonándose para levantar algo de bruma negra que se disipaba instantáneamente con el viento. Más allá sin embargo continuaba el resto del palacio que si no bien intacto, al menos se mantenía en pie.
Levantando una ceja Géminis continuó caminando, interesado en lo que pudiera hallar más adelante.
Aspros- Caballeros Dorados
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Re: Restos de la Recepción...
Night comenzó a caminar, sin tener apuro ya que Poseidón nunca dijo que lo hiciera rápidamente, y si lo hizo el chico no había reparado en anotarlo en la memoria. De pronto se encontraba rondando en medio de calles destruidas y a su vez sentía un cosmos que no era fácil de ignorar.-Aspros.- Comentó secamente al sentir la energía del caballero de Géminis, del cual se había separado apenas hace algunas horas. Sinceramente no esperaba volver a encontrarse con él dentro de un largo tiempo, pero parecía que el destino insistía en juntarlo así que sólo quedaba aceptar que no se podría deshacer del hombre de cabellera azul tan fácilmente como creía.
Mientras avanzaba fue recordando el lugar que se hallaba al final del sendero. Estaba yendo hacia el palacio del Emperador. En algún momento su padre le indicó que si iba por ese camino iba a llegar a la residencia de la familia real. Prefería referirse a él como padre dado a que no recordaba mucho de su progenitor verdadero, por lo que él no cumplía la labor de ser un sustituto, en verdad era su padre, ya que un padre no es aquel que da la vida, es el que te cuida y se preocupa por ti, al menos eso tenía entendido Night.
El cuerpo de la mujer avejentada no era pesado, por lo que podía moverse loablemente sin requerir de mucho esfuerzo físico. Llegó al imponente palacio, aunque cuando llegó a la recepción ya no le pareció tan majestuoso como lo pudo haber imaginado al verlo desde la lejanía. El paraje estaba en condiciones similares al lugar en el que Aspros lo dejó caer. Entró al lugar. Parecía que no había nadie. Podía ser que la cantidad de sobrevivientes fuera un cero redondo. Caminó, buscando un lugar en donde dejar a ese cadáver que respiraba.
Mientras avanzaba fue recordando el lugar que se hallaba al final del sendero. Estaba yendo hacia el palacio del Emperador. En algún momento su padre le indicó que si iba por ese camino iba a llegar a la residencia de la familia real. Prefería referirse a él como padre dado a que no recordaba mucho de su progenitor verdadero, por lo que él no cumplía la labor de ser un sustituto, en verdad era su padre, ya que un padre no es aquel que da la vida, es el que te cuida y se preocupa por ti, al menos eso tenía entendido Night.
El cuerpo de la mujer avejentada no era pesado, por lo que podía moverse loablemente sin requerir de mucho esfuerzo físico. Llegó al imponente palacio, aunque cuando llegó a la recepción ya no le pareció tan majestuoso como lo pudo haber imaginado al verlo desde la lejanía. El paraje estaba en condiciones similares al lugar en el que Aspros lo dejó caer. Entró al lugar. Parecía que no había nadie. Podía ser que la cantidad de sobrevivientes fuera un cero redondo. Caminó, buscando un lugar en donde dejar a ese cadáver que respiraba.
Night- General Marino
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Re: Restos de la Recepción...
No tenía consciencia del tiempo en esos momentos podría haber pasado una hora y sería para mí igual que hubiese pasado toda una eternidad. Parecía que ese maldito día en la historia de mi vida sólo estaba destinada por los dioses a vivir desmayada hasta por el ver el volar de alguna osada paloma por Roma. Repudié mi propia condición pero por ahora sería mejor aguardar, debía saber que planes tenían los dos sujetos recién separados para mí.
El sujeto de cabellos negros y ojos rojos, continuaba su paso sin prisas ni apuros, cargándome, llevándome sin problema alguno en sus brazos. Aunque no estaba consciente del pasar del tiempo si lo estaba de lo que pasaba a mi alrededor; con los ojos cerrados por momentos sonriendo sutilmente para mí al escuchar el lamento de los romanos, el gritar de algunos heridos, el sollozos de los niños y sintiéndose sin problema el olor a quemado y a muerte por donde pasábamos. Me desconecté por momentos del mundo dedicando alguno que otro pensamiento a algo sumamente estúpido y otros tanto a encontrar o descifrar las intenciones ocultas de la Diosesucha que llevaba dentro mío, además de reírme del “revelador” hecho más que obvio de la gran Anfitrite querer poseer este, mí cuerpo.
Parecía que finalmente habíamos llegado, menos mal ya aburría hacerme pasar por inconsciente aunque tampoco estaba de más seguir con el teatro, podría con ello al menos enterarme de algunas cosas sin darle mucha explicación a nadie.
Se escuchaba el crujir de las rocas a cada paso que daba aquel sujeto, el polvo se levantaba con su caminar, ya comenzaba a expresar desagrado en mi rostro al sentir aquellas partículas en mi cara y el escuchar el molesto ruido de las piedras al hacerse añicos, sólo pensaba: - Dónde demonios me trajo este imbécil? ….. Acaso sus órdenes son … En ese momento se detuvo, sus movimientos me indicaban que buscaba un lugar; ya comenzaba a desesperarme porque no tenía ni la más remota idea de que planes tenía conmigo y lo que menos iba a permitir es que me matara así nomás, como si se tratase de un desdichado perro; sonreí al recordar al cachorro que perdió su vida por su infortunado encuentro conmigo, regresé rápido a la realidad, diciéndome mentalmente : -Debes seguir con vida Ambrose, aún tienes algunos asuntos pendientes con tu bien amada: Roma.
El tipo no hacía más nada, ni un quejido ni suspiro nada!!!, solo continuaba de pie ahí parado como busto romano, no sé si esperando algo o a alguien, en cambio yo movía mis dedos sobre mi abdomen mostrándome impaciente, por primera vez tenía consciencia del tiempo y a pesar de que hayan sido un par de minutos ya estaba completamente irritada, abrí mis ojos y lo miré, él con su mirada al frente girando la cabeza de un lado a otro sin lugar a dudas indicando que buscaba algo. Sin demoras expelé: - Ya puedes dejarme aquí. El tono de mi voz se hizo duro como si se tratara de una orden.
Desde que habíamos arribado a aquel lugar había algo en el ambiente que me estaba incomodando, no sabía de qué se trataba, al principio lo ignoré pero ya ahí detenidos aquella “molestia” se hacía más intensa. No le daría tiempo para que “ella” me encontrara si podía hacerlo yo misma; me moví de los brazos del sujeto casi haciendo que me dejara caer por aquella acción todo con el objetivo que dejara ya de cargarme.
Ya de pie di unos cuantos pasos hacia el frente me detuve y levanté una de mis cejas mirando detenidamente el panorama: - Vaya, vaya … al parecer toda Roma se encuentra en Ruinas … Me giré dejando que mi sucio vestido se ondeara con la suave brisa producida por aquel movimiento, quedando frente al hombre de cabellos negros y ojos rojos, mirándolo de manera inexpresiva le dije: - Acaso esto.... con mis dedos índices en dirección al cielo y girándolos : - … No es el Palacio del César?… Haciendo una nueva pausa caminando hacia él para ponerme justo a su lado mientras decía: - … General de Poseidón Dragón Marino … Me detuve abruptamente al decir esto último, de dónde había sacado las últimas palabras: - General de Poseidón Dragón Marino? Creo que pudo verse en mi rostro un poco el desconcierto de no saber o bien, de no entender (por ahora) mis propias palabras, rápidamente pensé: - No… No… No! … No es el momento para que Anfitrite venga con sus patéticos juego! Suspiré tratando de ocultar mi incomodidad, me dije a nueva cuenta: - … Cálmate Ambrose … tan sólo cálmate! En ese instante la molestia se sentía a escasos pasos, giré con rapidez mi cabeza a la izquierda, seria, irritada y expectante, aguardando con cierta curiosidad insana la aparición de lo que tanto ya me venía molestado de nuestra llegada a Palacio.
El sujeto de cabellos negros y ojos rojos, continuaba su paso sin prisas ni apuros, cargándome, llevándome sin problema alguno en sus brazos. Aunque no estaba consciente del pasar del tiempo si lo estaba de lo que pasaba a mi alrededor; con los ojos cerrados por momentos sonriendo sutilmente para mí al escuchar el lamento de los romanos, el gritar de algunos heridos, el sollozos de los niños y sintiéndose sin problema el olor a quemado y a muerte por donde pasábamos. Me desconecté por momentos del mundo dedicando alguno que otro pensamiento a algo sumamente estúpido y otros tanto a encontrar o descifrar las intenciones ocultas de la Diosesucha que llevaba dentro mío, además de reírme del “revelador” hecho más que obvio de la gran Anfitrite querer poseer este, mí cuerpo.
Parecía que finalmente habíamos llegado, menos mal ya aburría hacerme pasar por inconsciente aunque tampoco estaba de más seguir con el teatro, podría con ello al menos enterarme de algunas cosas sin darle mucha explicación a nadie.
Se escuchaba el crujir de las rocas a cada paso que daba aquel sujeto, el polvo se levantaba con su caminar, ya comenzaba a expresar desagrado en mi rostro al sentir aquellas partículas en mi cara y el escuchar el molesto ruido de las piedras al hacerse añicos, sólo pensaba: - Dónde demonios me trajo este imbécil? ….. Acaso sus órdenes son … En ese momento se detuvo, sus movimientos me indicaban que buscaba un lugar; ya comenzaba a desesperarme porque no tenía ni la más remota idea de que planes tenía conmigo y lo que menos iba a permitir es que me matara así nomás, como si se tratase de un desdichado perro; sonreí al recordar al cachorro que perdió su vida por su infortunado encuentro conmigo, regresé rápido a la realidad, diciéndome mentalmente : -Debes seguir con vida Ambrose, aún tienes algunos asuntos pendientes con tu bien amada: Roma.
El tipo no hacía más nada, ni un quejido ni suspiro nada!!!, solo continuaba de pie ahí parado como busto romano, no sé si esperando algo o a alguien, en cambio yo movía mis dedos sobre mi abdomen mostrándome impaciente, por primera vez tenía consciencia del tiempo y a pesar de que hayan sido un par de minutos ya estaba completamente irritada, abrí mis ojos y lo miré, él con su mirada al frente girando la cabeza de un lado a otro sin lugar a dudas indicando que buscaba algo. Sin demoras expelé: - Ya puedes dejarme aquí. El tono de mi voz se hizo duro como si se tratara de una orden.
Desde que habíamos arribado a aquel lugar había algo en el ambiente que me estaba incomodando, no sabía de qué se trataba, al principio lo ignoré pero ya ahí detenidos aquella “molestia” se hacía más intensa. No le daría tiempo para que “ella” me encontrara si podía hacerlo yo misma; me moví de los brazos del sujeto casi haciendo que me dejara caer por aquella acción todo con el objetivo que dejara ya de cargarme.
Ya de pie di unos cuantos pasos hacia el frente me detuve y levanté una de mis cejas mirando detenidamente el panorama: - Vaya, vaya … al parecer toda Roma se encuentra en Ruinas … Me giré dejando que mi sucio vestido se ondeara con la suave brisa producida por aquel movimiento, quedando frente al hombre de cabellos negros y ojos rojos, mirándolo de manera inexpresiva le dije: - Acaso esto.... con mis dedos índices en dirección al cielo y girándolos : - … No es el Palacio del César?… Haciendo una nueva pausa caminando hacia él para ponerme justo a su lado mientras decía: - … General de Poseidón Dragón Marino … Me detuve abruptamente al decir esto último, de dónde había sacado las últimas palabras: - General de Poseidón Dragón Marino? Creo que pudo verse en mi rostro un poco el desconcierto de no saber o bien, de no entender (por ahora) mis propias palabras, rápidamente pensé: - No… No… No! … No es el momento para que Anfitrite venga con sus patéticos juego! Suspiré tratando de ocultar mi incomodidad, me dije a nueva cuenta: - … Cálmate Ambrose … tan sólo cálmate! En ese instante la molestia se sentía a escasos pasos, giré con rapidez mi cabeza a la izquierda, seria, irritada y expectante, aguardando con cierta curiosidad insana la aparición de lo que tanto ya me venía molestado de nuestra llegada a Palacio.
Ambrose- Dios/a
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Re: Restos de la Recepción...
Dando un paso hacia delante mientras más nubes de polvo negro se levantaban con cada paso que daba, el gemelo de Cambre notó como se acercaba un cosmos más que conocido a su posición. Resoplando y apenas volteando la mirada cuando el pelinegro llegaba a lo que quedaba de la recepción del palacio del César levantó una ceja al notar que el General llevaba en sus brazos a un mujer que sin perder tiempo declaraba sus intenciones de sostenerse por sí misma.
Ahora eres la niñera marina, Night? inquirió el Santo de Géminis con una sonrisa socarrona y dejando que el viento le hiciera volar la capucha que cubría su rostro casi en su totalidad, liberando sus mechones azulados y agitándolos para cubrirle parcialmente la vista que tenía frente a sí. Exhalando sonoramente a través de sus fosas nasales el ex-senador dio un salto para así acercarse a donde se encontraba el peculiar dúo y pararse con actitud inquisitiva…aquella mujer se parecía bastante a…Diva…? dijo Aspros con extrañeza, recordando los viejos tiempos en Roma cuando la emperatriz mostraba una apariencia bastante semejante a la de la fémina que estaba parada a unos cuantos metros de su persona, la diferencia primordial era por supuesto la marcada edad que debía haber entre una y otra. Donde conseguiste al doble avejentado de la emperatriz, Night? preguntó el peliazul con algo de sorna pero verdadera curiosidad. Tal vez no fuera su asunto pero igual le causaba…algo de inquietud, después de todo esa persona no parecía ser la más sana o la más…cuerda. Levantando ambas cejas, el geminiano esperó una respuesta de parte del ex-Santo de Capricornio.
Ahora eres la niñera marina, Night? inquirió el Santo de Géminis con una sonrisa socarrona y dejando que el viento le hiciera volar la capucha que cubría su rostro casi en su totalidad, liberando sus mechones azulados y agitándolos para cubrirle parcialmente la vista que tenía frente a sí. Exhalando sonoramente a través de sus fosas nasales el ex-senador dio un salto para así acercarse a donde se encontraba el peculiar dúo y pararse con actitud inquisitiva…aquella mujer se parecía bastante a…Diva…? dijo Aspros con extrañeza, recordando los viejos tiempos en Roma cuando la emperatriz mostraba una apariencia bastante semejante a la de la fémina que estaba parada a unos cuantos metros de su persona, la diferencia primordial era por supuesto la marcada edad que debía haber entre una y otra. Donde conseguiste al doble avejentado de la emperatriz, Night? preguntó el peliazul con algo de sorna pero verdadera curiosidad. Tal vez no fuera su asunto pero igual le causaba…algo de inquietud, después de todo esa persona no parecía ser la más sana o la más…cuerda. Levantando ambas cejas, el geminiano esperó una respuesta de parte del ex-Santo de Capricornio.
Aspros- Caballeros Dorados
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Re: Restos de la Recepción...
Finalmente se mostraba lo que producía mi incomodidad, sin demoras una imponente y casi amenazante figura se mostraba ante nosotros, un hombre con capucha ocultando quizás su identidad pero no lo parecía porque conocía muy bien al tipo que momentos antes me traía en brazos.
Una brisa se levantó de repente, haciendo que el polvorín negro del suelo se elevará, cubrí mi rostro ya estaba harta que tanta porquería que me cayera a la cara, esperé un momento levanté la cabeza y dirigí la vista hacia el nuevo integrante, finalmente pude verle y también escucharle, me miraba inquisitivamtente mientras le hablaba al sujeto queriendo hacer de mi presencia algo sin importancia.
Esperé que terminara las 5 palabras que tal vez dijo, sin dejar que el pelinegro le respondiera comencé a aplaudir haciendo cada aplauso largo y prolongado, un fuerte sonido uno tras del otro, incrementando mi ira y con ello el mismo polvorín oscuro que instantes atrás se había levantado gracias a aquel sujeto de cabellos azules
Los aplausos fuertes iban acompañando mis palabras: - Bravo!!! ... Bravo!!! … Así que tu eres la pequeña molestia que desde hace un rato vengo sintiendo… No dejaba de aplaudir mientras lo miraba fijamente, reflejando en mis ojos el desagrado que me producía su presencia.
Dejé de aplaudir y esbocé en tono sarcástico: - Diva? … Tanto me parezco a nuestra querida … Emperatriz?... dejé de mirarlo, en cambio comencé a buscar a mi alrededor un lugar donde sentarme ya que parecía que este encuentro tenía tintas de ser largo; no muy lejos a unos cuantos pasos unas ruinas que parecían invitarme a posarme en ellas, caminé y tomé asiento retomando nuevamente: - Acaso la zorra egipcia aún vive … eso si que merece un aplauso… A nueva cuenta volví a aplaudir , un único chocar de mis palmas fuerte que el eco se propagó por todo el lugar.
Miré al pelinegro, mostrando desinterés expelé: - Así que te llamas Night … al menos tienes un nombre y tú … giré mi cabeza a la dirección del recién llegado: - ... Quién rayos eres? Esta vez le miraba inquisitivamente, replicando al instante: - Puedo decirte que el Emperador no eres y mucho menos alguno de sus hijos … al menos la vejez me da la seguridad de saberlo.
Cruzando mis piernas, y posando mi brazo derecho sobre mis piernas para luego dejar descansar mi barbilla sobre el puño de mi mano mientras esperaba una respuesta de su parte sin dejar de mirarlo.
Una brisa se levantó de repente, haciendo que el polvorín negro del suelo se elevará, cubrí mi rostro ya estaba harta que tanta porquería que me cayera a la cara, esperé un momento levanté la cabeza y dirigí la vista hacia el nuevo integrante, finalmente pude verle y también escucharle, me miraba inquisitivamtente mientras le hablaba al sujeto queriendo hacer de mi presencia algo sin importancia.
Esperé que terminara las 5 palabras que tal vez dijo, sin dejar que el pelinegro le respondiera comencé a aplaudir haciendo cada aplauso largo y prolongado, un fuerte sonido uno tras del otro, incrementando mi ira y con ello el mismo polvorín oscuro que instantes atrás se había levantado gracias a aquel sujeto de cabellos azules
Los aplausos fuertes iban acompañando mis palabras: - Bravo!!! ... Bravo!!! … Así que tu eres la pequeña molestia que desde hace un rato vengo sintiendo… No dejaba de aplaudir mientras lo miraba fijamente, reflejando en mis ojos el desagrado que me producía su presencia.
Dejé de aplaudir y esbocé en tono sarcástico: - Diva? … Tanto me parezco a nuestra querida … Emperatriz?... dejé de mirarlo, en cambio comencé a buscar a mi alrededor un lugar donde sentarme ya que parecía que este encuentro tenía tintas de ser largo; no muy lejos a unos cuantos pasos unas ruinas que parecían invitarme a posarme en ellas, caminé y tomé asiento retomando nuevamente: - Acaso la zorra egipcia aún vive … eso si que merece un aplauso… A nueva cuenta volví a aplaudir , un único chocar de mis palmas fuerte que el eco se propagó por todo el lugar.
Miré al pelinegro, mostrando desinterés expelé: - Así que te llamas Night … al menos tienes un nombre y tú … giré mi cabeza a la dirección del recién llegado: - ... Quién rayos eres? Esta vez le miraba inquisitivamente, replicando al instante: - Puedo decirte que el Emperador no eres y mucho menos alguno de sus hijos … al menos la vejez me da la seguridad de saberlo.
Cruzando mis piernas, y posando mi brazo derecho sobre mis piernas para luego dejar descansar mi barbilla sobre el puño de mi mano mientras esperaba una respuesta de su parte sin dejar de mirarlo.
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Re: Restos de la Recepción...
Levantando ambas cejas y quedándose momentáneamente extrañado con una faz un tanto “atontada”, el gemelo de Cambre quiso saber exactamente quien demonios era aquella mujer que parecía haberse puesto como una furia tan solo por el hecho de haberla comparado con la emperatriz Diva. Resoplando y volteando la cara para no tener que mirarla y tratando de no parecer tan obvio, el ex-senador se sentía como en medio de una mala comedia…
Discúlpeme pero es un tanto obvio que no soy el emperador. No estoy ni tan viejo aún aparentando diez años más de los que en realidad ostento. contestó el peliazul con los brazos entrecruzados para así voltear de nuevo su cara y observar a Night de cerca. Donde te encontraste con esta anciana tan…malhumorada? Es como si estuviera en sus días. comentó el romano con las cejas levantadas mientras que volvía a resoplar y daba la vuelta, posando ambos brazos sobre la cintura sin hacerle demasiado caso al dúo que tenía a sus espaldas ya que después de todo lo que hacían o dejaran de lado no era su asunto. Si él estaba en Roma era por “negocios formales”, nada más.
Puedes llamarme…Géminis. finalizó el gemelo de Cambre mientras que a sus pies se abría una brecha dimensional de bordes dorados, dejando entrever los universos y planetas colindantes por todos lados más allá. Y si mi presencia la molestó, entonces le debo unas disculpas. Como sea, aquí nos volvemos a separar Night…ya sabes, asuntos “privados”. terminó declarando el Dorado para dar una zancada hacia atrás para hundirse en aquel portal al instante, perdiéndose en la inmensidad del infinito que ofrecía el tan solo usar semejante técnica. Ahora su destino se hallaba al este, cerca del Santuario pero no particularmente en aquel punto del globo…la localidad que planeaba visitar ahora era la Isla Kanon.
Discúlpeme pero es un tanto obvio que no soy el emperador. No estoy ni tan viejo aún aparentando diez años más de los que en realidad ostento. contestó el peliazul con los brazos entrecruzados para así voltear de nuevo su cara y observar a Night de cerca. Donde te encontraste con esta anciana tan…malhumorada? Es como si estuviera en sus días. comentó el romano con las cejas levantadas mientras que volvía a resoplar y daba la vuelta, posando ambos brazos sobre la cintura sin hacerle demasiado caso al dúo que tenía a sus espaldas ya que después de todo lo que hacían o dejaran de lado no era su asunto. Si él estaba en Roma era por “negocios formales”, nada más.
Puedes llamarme…Géminis. finalizó el gemelo de Cambre mientras que a sus pies se abría una brecha dimensional de bordes dorados, dejando entrever los universos y planetas colindantes por todos lados más allá. Y si mi presencia la molestó, entonces le debo unas disculpas. Como sea, aquí nos volvemos a separar Night…ya sabes, asuntos “privados”. terminó declarando el Dorado para dar una zancada hacia atrás para hundirse en aquel portal al instante, perdiéndose en la inmensidad del infinito que ofrecía el tan solo usar semejante técnica. Ahora su destino se hallaba al este, cerca del Santuario pero no particularmente en aquel punto del globo…la localidad que planeaba visitar ahora era la Isla Kanon.
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Re: Restos de la Recepción...
El marino continuaba ahí a modo estatua sin pronunciar palabra alguna quizás atento a cada una dicha por aquel sujeto de cabellos azules, yo mientras seguía mirándolo sabía que hablaba pero mi cerebro estaba desconectado en sí. No quitaba mis ojos de sus labios los veía moverse pero mis oídos no escuchaban nada, todo era demasiado aburrido: él, él otro, hasta podría decir que yo misma también lo era; los minutos pasaban o tal vez segundos pero nada parecía cambiar, el cambio más significativo fue que deje de apoyar mi cabeza en mi mano y mi dedo índice izquierdo acariciaba sin parar mi labio inferior sintiendo como mi respiración salía de mi boca. Continuaba en aquella pose de mujer educada y atenta, pero nada tenía de verdadero aquel simulado estado.
De pronto algo llamó mi atención, algo en medio de la nada, alterando la composición del tiempo y el espacio comenzaba a materializarse, un agujero que aquel tipo formaba con un poder desconocido, no mostré ningún tipo de asombro pero si me encontraba expectante, esperando que saldría de aquella manifestación rarísima de poder, sin más ni más el hombre pelíazul ingresó a lo que parecía un portal dimensional desapareciendo de nuestra vista. Comencé a reirme tan fuerte que me pudiera escuchar toda Roma y dije: - JA! Ahora resulta que todos salieron magos!!! HAHAHAHHAHAHAHAHAHAHAHHAHAHAHAHAHAHAHAHHAHAHAHAAHAHA De pronto se me vinó a la mente el recuerdo de mi padre, el gran Senador Máximo Casale, como si hubiese entrado en un nuevo estado mi mano derecha comenzó a moverse, en un gesto de despedida, mis labios se entreabrieron y de mi boca salía: - Adiós Padre!!!! … Buen viaje Papá!!!!!!
Me incliné hacía un lado y tomé un poco de polvo negro que se encontraba en el piso, miraba atentamente el montículo negruzco en mi mano, sonreía como niña moviendo lento y suavemente mi mano, jugando con lo que tenía en ella, de pronto una voz se escuchó, diciéndome: - Él todo lo hizo…. Lo hizo por ti… Soplando aquel polvillo en dirección a aquel portal viendo como aquella nube negra de partículas se desplazaba, moviéndose entre sí, siempre siguiendo su camino hacia el frente, incliné mi cabeza hacia el lado izquierdo sonriendo divertidamente mirando como aquel cúmulo poco a poco se alejaba de mí, desvaneciéndose lentamente en el ambiente. En el momento en que aquel polvillo desapareció me levanté, moví mi cabeza y ahí lo vi, caminé rápidamente a su encuentro, levanté mis manos a la altura de mi pecho, sonreí mostrando los dientes, ya cerca a él llevé mis manos a su rostro, con mis dedos pulgares acariciaba sus mejillas, lo besé en ellas un par de veces, lo miré fijamente, lo besé en los labios y expresé: - Nada cambiará el hecho que eres mi único … Hijo, Máximo!!! Y volví a besarlo ahora con un beso más prolongado.
Deslicé mis manos por sus brazos, se sentían duros, fríos como si tocase metal, no entendía el porque dado que yo lo veía con sus tradicionales ropas, Máximo permanecía inexpresivo e inerte, acerqué mi cuerpo más al suyo, froté mi mejilla contra la suya para luego susurrarle: - Aunque estés muerto no tienes que comportarte como tal… Máximo!!!! Un último beso pero esta vez fue más un rose de labios sobre labios, me alejé de él para mirarlo, entreabrí mis labios quedándome sin aire, no dejaba de mirarlo no podía pronunciar palabra, mis ojos no creía de quien se trataba, era nada más que el sujeto que respondía al nombre de Night, me llevé una de mis manos a mi rostro y la otra a mi vientre y comencé a reír, moviendo mi cuerpo como si se bailará con aquella risa, era estrepitosa, ruidosa y se propagaba por todo aquel destruido recinto, lentamente me iba calmando, aún con mi mano en el rostro, ocultándolo, mirando a través de las aberturas de mis dedos dije: - He superado mi propio límite!!! Me giré dándole la espalda a aquel sujeto sin darle tiempo a darme una respuesta o esperar una reacción por su parte, caminé en dirección a las escaleras que con antelación el sujeto de cabellos azules había usado para llegar a nosotros, quería ver un poco más de aquel lugar que tantos recuerdos había tenido en mi niñez.
Caminando casi a punto de adentrarme en las escaleras esbocé: - Y sigo esperando ... hice una pausa limpiando mi garganta y retomé: - Más bien aún quiero saber qué planes o qué órdenes te fueron asignadas con respecto a mi … Night Le dí una última mirada, una mirada fría e indiferente, volví mi vista al frente e ingresé finalmente a ellas.
De pronto algo llamó mi atención, algo en medio de la nada, alterando la composición del tiempo y el espacio comenzaba a materializarse, un agujero que aquel tipo formaba con un poder desconocido, no mostré ningún tipo de asombro pero si me encontraba expectante, esperando que saldría de aquella manifestación rarísima de poder, sin más ni más el hombre pelíazul ingresó a lo que parecía un portal dimensional desapareciendo de nuestra vista. Comencé a reirme tan fuerte que me pudiera escuchar toda Roma y dije: - JA! Ahora resulta que todos salieron magos!!! HAHAHAHHAHAHAHAHAHAHAHHAHAHAHAHAHAHAHAHHAHAHAHAAHAHA De pronto se me vinó a la mente el recuerdo de mi padre, el gran Senador Máximo Casale, como si hubiese entrado en un nuevo estado mi mano derecha comenzó a moverse, en un gesto de despedida, mis labios se entreabrieron y de mi boca salía: - Adiós Padre!!!! … Buen viaje Papá!!!!!!
Me incliné hacía un lado y tomé un poco de polvo negro que se encontraba en el piso, miraba atentamente el montículo negruzco en mi mano, sonreía como niña moviendo lento y suavemente mi mano, jugando con lo que tenía en ella, de pronto una voz se escuchó, diciéndome: - Él todo lo hizo…. Lo hizo por ti… Soplando aquel polvillo en dirección a aquel portal viendo como aquella nube negra de partículas se desplazaba, moviéndose entre sí, siempre siguiendo su camino hacia el frente, incliné mi cabeza hacia el lado izquierdo sonriendo divertidamente mirando como aquel cúmulo poco a poco se alejaba de mí, desvaneciéndose lentamente en el ambiente. En el momento en que aquel polvillo desapareció me levanté, moví mi cabeza y ahí lo vi, caminé rápidamente a su encuentro, levanté mis manos a la altura de mi pecho, sonreí mostrando los dientes, ya cerca a él llevé mis manos a su rostro, con mis dedos pulgares acariciaba sus mejillas, lo besé en ellas un par de veces, lo miré fijamente, lo besé en los labios y expresé: - Nada cambiará el hecho que eres mi único … Hijo, Máximo!!! Y volví a besarlo ahora con un beso más prolongado.
Deslicé mis manos por sus brazos, se sentían duros, fríos como si tocase metal, no entendía el porque dado que yo lo veía con sus tradicionales ropas, Máximo permanecía inexpresivo e inerte, acerqué mi cuerpo más al suyo, froté mi mejilla contra la suya para luego susurrarle: - Aunque estés muerto no tienes que comportarte como tal… Máximo!!!! Un último beso pero esta vez fue más un rose de labios sobre labios, me alejé de él para mirarlo, entreabrí mis labios quedándome sin aire, no dejaba de mirarlo no podía pronunciar palabra, mis ojos no creía de quien se trataba, era nada más que el sujeto que respondía al nombre de Night, me llevé una de mis manos a mi rostro y la otra a mi vientre y comencé a reír, moviendo mi cuerpo como si se bailará con aquella risa, era estrepitosa, ruidosa y se propagaba por todo aquel destruido recinto, lentamente me iba calmando, aún con mi mano en el rostro, ocultándolo, mirando a través de las aberturas de mis dedos dije: - He superado mi propio límite!!! Me giré dándole la espalda a aquel sujeto sin darle tiempo a darme una respuesta o esperar una reacción por su parte, caminé en dirección a las escaleras que con antelación el sujeto de cabellos azules había usado para llegar a nosotros, quería ver un poco más de aquel lugar que tantos recuerdos había tenido en mi niñez.
Caminando casi a punto de adentrarme en las escaleras esbocé: - Y sigo esperando ... hice una pausa limpiando mi garganta y retomé: - Más bien aún quiero saber qué planes o qué órdenes te fueron asignadas con respecto a mi … Night Le dí una última mirada, una mirada fría e indiferente, volví mi vista al frente e ingresé finalmente a ellas.
Ambrose- Dios/a
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Re: Restos de la Recepción...
Ese sitio parecía que ya había sido saqueado y destruido, así que no debía preocuparse de que alguien más viniera, por lo que podía calificarlo como seguro. Ignorando la conversación que el peliazul mantenía con la anciana, ya que le daba muy por igual lo que dijeran entre sí, se puso a pensar en qué tipo de batalla o evento catastrófico pudo haber tenido origen en el palacio. Aunque algo le decía que estaba estrechamente relacionado con el consultorio en ruinas, ya que la apariencia era igual. Pero algo era seguro: no fue un simple incendio. Se mantuvo de pie, inexpresivo y con una actitud que apestaba. No le agradaba estar cuidando a una señora mayor, pero esperaba que con dejarla allí fuera suficiente para cumplir con las no específicas órdenes dadas por el emperador de los mares. El pelinegro, no soportando la aparente burla del guardián de Géminis se limitó a quedarse callado y a cruzarse de brazos una vez esa mujer se le escapó: si ella quería andar por ahí, pues no iba a impedirlo. El dios sólo le dijo llévala a un lugar seguro, más nada.
Aquel hombre de ropajes dorados se marchó, no sin antes arrancar una sonrisa de los labios de Night con uno de sus comentarios, especialmente su observación del parentesco que existía entre la zorra de Egipto y esa anciana loca. Él mismo no había caído en ese detalle, ya que no les ponía atención a las mujeres, ni a lo que decían o cómo se veían. También se había reído un poco sobre el dato sobre su edad, ya que en verdad lucía más viejo de lo que aparentaba, de hecho hasta que se lo dijo creía que tenía una edad aproximada a la de su padre. –Adiós.- Bufó. No era que le desagradara la presencia de Aspros, pero tenerlo a él y a esa loca, al mismo tiempo, no era precisamente la combinación ganadora. Uno debía irse para que Night no agotara su muy escasa paciencia. Vio inútil dar su nombre de nuevo, puesto que el de larga melena azul ya había intercedido por él. Sobre los planes de Poseidón, tampoco tenía una idea clara, sumándole a eso el hecho de que tampoco le comunicó nada en especial.
-No tengo la menor idea.- Respondió con sinceridad y buen humor.- Si me disculpa, señora, estaré afuera montando vigilancia. Mi misión es mantenerla segura.- Confesó el chico con una gran sonrisa, usando eso como pretexto para alejarse de ella. Se estiró un poco mientras se viraba por la dirección por la que había llegado.
Aquel hombre de ropajes dorados se marchó, no sin antes arrancar una sonrisa de los labios de Night con uno de sus comentarios, especialmente su observación del parentesco que existía entre la zorra de Egipto y esa anciana loca. Él mismo no había caído en ese detalle, ya que no les ponía atención a las mujeres, ni a lo que decían o cómo se veían. También se había reído un poco sobre el dato sobre su edad, ya que en verdad lucía más viejo de lo que aparentaba, de hecho hasta que se lo dijo creía que tenía una edad aproximada a la de su padre. –Adiós.- Bufó. No era que le desagradara la presencia de Aspros, pero tenerlo a él y a esa loca, al mismo tiempo, no era precisamente la combinación ganadora. Uno debía irse para que Night no agotara su muy escasa paciencia. Vio inútil dar su nombre de nuevo, puesto que el de larga melena azul ya había intercedido por él. Sobre los planes de Poseidón, tampoco tenía una idea clara, sumándole a eso el hecho de que tampoco le comunicó nada en especial.
-No tengo la menor idea.- Respondió con sinceridad y buen humor.- Si me disculpa, señora, estaré afuera montando vigilancia. Mi misión es mantenerla segura.- Confesó el chico con una gran sonrisa, usando eso como pretexto para alejarse de ella. Se estiró un poco mientras se viraba por la dirección por la que había llegado.
Night- General Marino
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