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Cocina Social
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Cocina Social
Había finalmente descendido las escaleras y me encontraba justo en frente de un pequeño y zarrapastroso patiecito, la mugre y el abandonó se evidenciaban a simple vista, levanté una ceja y miré a mi costado, un corto pasillo que parecía que comunicaba a la cocina de la servidumbre y al otro lado llevaba hacia otro pasillo que adentraba al Palacio. Giré mi cuerpo hacia el pasillo de la cocina, el camino fue corto, apoyé mis dos manos en los travesaños del marco de madera de la entrada, cerré mis ojos y sonreí.
Respiré el olor que emanaba de aquel lugar, un olor a moho y a rancio, di un primer paso ingresando a los aposentos, eché un detenido vistazo a lo que había en ella; hice un leve levantamiento de hombros, no había mucha diferencia de esta cocina con la cocina de Casa Casale, me adentré más en ella sentándome en la gran banqueta que estaba en todo el centro, golpeando la mesa con la palma de mi mano, esbocé: - Hmmmmmmmm .... así que to.. en ese momento vinieron a mi los recuerdos de lo ocurrido en la hacienda:
Volví a la realidad y mi mirada estaba en dirección a la puerta, suspiré melancólicamente y dije: - Esto está lleno de ratas y mi cocina está llena de huesos... un nuevo suspiro. Me levanté y comencé a pasearme por el lugar, pasando mis manos por aquellas mesas y utensilios sucios dejando caer alguno al mugriento suelo. Llegué a la pared sur del cuarto y me recosté en ella, cerré mis ojos y recordé lo que había pasado con Anfitrite:
Abrí mis ojos un tanto alterada, respirando agitadamente, alguna gotas de sudor se asomaban en mi frente y con la voz algo temblorosa expresé: - Uuuuffffffffff menos mal que la loca no se adueño de mi!!!! Me limpié la frente y salí de allí diciendo: - Este maldito lugar solo me recuerda a la desquiciada de Anfitrite!!!
Respiré el olor que emanaba de aquel lugar, un olor a moho y a rancio, di un primer paso ingresando a los aposentos, eché un detenido vistazo a lo que había en ella; hice un leve levantamiento de hombros, no había mucha diferencia de esta cocina con la cocina de Casa Casale, me adentré más en ella sentándome en la gran banqueta que estaba en todo el centro, golpeando la mesa con la palma de mi mano, esbocé: - Hmmmmmmmm .... así que to.. en ese momento vinieron a mi los recuerdos de lo ocurrido en la hacienda:
- Recuerdos:
- - Buenas Noches … Haciendo una pequeña reverencia con la cabeza.
Las dos jovencitas detuvieron sus acciones y el hombre levantó su cabeza para mirar de quién se trataba, parecían tener cierta curisidad aunque volvieron rápidamente a sus acciones como si nada hubiese pasado. Me acerqué a la mesa y en la otra banca libre clavé las dos espadas, volví hacia la cocinera y tomé de su inventario dos cuchillos, ella me miró un tanto iracunda, simplemente le sonreí con dulzura con actitud juguetona, me alejé de ella regresando al lugar donde se encontraban las dos armas, en ese momento ingresaban al comedor los dos que faltaban, mis dos sirvientes y uno de ellos traía consigo el pergamino que momentos atrás le había encomendado.
Uno de ellos se sentó junto al otro hombre mientras “Mi Angel” se acercaba y me entregaba aquel bien, le susurré dulce y cálidamente:
- Ve y ponte en la puerta, cierra ésta y asegurala, nadie saldrá de aquí … mientras dura esta reunión.
El chico no tardó en obedecer mis órdenes, se ubicó en la puerta y la aseguró, tomando custodia de la misma, el ambiente se puso tenso, los dos hombres se miraron entre sí como si se pudieran comunicar de manera silenciosa, solo entre ellos, de pronto una risilla infantil que se volvía más y más traviesa, alivianando las tensiones en el ambiente se escuchó:
- jijijijijijijiji … jejejejejejejeje … Buenas noches a todos … Deberan disculparme por mi falta de modales y convocarlos a esta reunión extraordinaria … tomé aire y tragué saliva - …Muchos de uds, por no decir todos saben o bien deberían saber quién les habla… las mujeres comenzaron a cuchichear entre sí como un par de chismosas de plaza, dejé los cuchillos de manera delicada y elegante sobre la mesa, el tono de mi voz era dulce y amoroso, haciendo que el ambiente se mostrará confiable. Miré en dirección a las jovencitas, llevando mi dedo índice a posar sobre mis labios, hice:
- Ssssssssssssssssssssssssshhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
Guiñandoles un ojo, las chiquillas sonrieron y se sonrojaron ocultando un poco sus rostros, retomé el discurso, ya tenía la atención de todos excepto la de la cocinera, giré y fui por ella, tomandola de la mano y ella trayendo consigo un cucharon, le dije:
- Por unos minutos, sea ud mi invitada a esta humilde reunión… haciendo que se sentara justo al lado de las espadas. Con la atención de todos los sirvientes continué con la improvisada reunión:
- Soy la primogenita del gran senador Máximo, Ambrose una de las amas y señoras de esta villa, mis hermanas Nía y Nicolle que ahora se encuentran al servicio de nuestra gran Emperatriz Diva se han visto obligadas a alejarse de nosotros y de sus obligaciones, por lo que ahora mismo con la única que cuentan es conmigo. Hice una pausa para tomar aire, retomé: - Muchas historias y rumores se hacen a mi nombre, no les confirmaré ni negaré ninguna, sólo estoy aquí para agradecerles el servicio y la dedicación que en estos últimos años han entregado a Casale, es por ello que les entrego esto… Dejando caer sobre la mesa un gajo de monedas de oro y plata que venían dentro del par de bolsitas de terciopelo que había sacado juntos con las espadas del estante de Máximo.
Los hombres estiraron a más no poder sus brazos para tomar la mayor cantidad de monedas, del mismo modo que lo hacia la cocinera, me acerqué a las jovencitas y les entregué la otra bolsa, regresé a mi posición inicial, el ambiente se tornaba festivo, los hombres alzaban las monedas doradas y plateadas y las ponían contra la luz para hacerlas brillar; la alegría que expresaban y reflejaban sus ojos era pocas veces vista en aquellas pobre e infelices almas que tenían sus segundos contados. Permanecí en silencio, observando el bullicio de los presente, tomé el pergamino y lo introduje en la bolsa que había quedado vacía, anudandola bien y atandola al fino cinto que remarcaba mi cintura; el chico de la puerta se mostraba impaciente, le hice un gesto que se mantuviera donde estaba y él obedeció, esperé un par de minutos más y de pronto interrumpí aquella algarabía, diciendo:
- Digame Senador Klaudius… haciendo una pequeña pausa -…¿Qué debemos hacer con ellos? Haciendo un ademán con mi mano y señalando a toda la servidumbre allí reunida. Todos se quedaron mirandome desconcertados, allí no había nadie más, nadie que respondiera con el nombre de Klaudius y mucho menos que fuese senador, de pronto el tono de voz angelical desaparecía y daba paso a uno más grave, profunda y tenebrosa, respondiendo a la pregunta, dijo:
- Mi dulce Ambrose, néctar de los Dioses… bien sabes… qué el que mucho sabe … poco debe o bien deberia hablar … así que bien sabes lo que tienes que hacer … hazlos sentir parte de la familia Casale.
Sonreí al escuchar estas palabras, tomé uno de los cuchillos y se lo incrusté en el cuello a la cocinera, ésta haciendo movimientos con sus manos queriendose sacar el cuchillo de la traquea cayó sobre la mesa bañando aquella pieza de madera en sangre, en el momento en que asesinaba a la mujer, tomé con mi otra mano el cuchillo y lo lancé en dirección a la puerta
Volví a la realidad y mi mirada estaba en dirección a la puerta, suspiré melancólicamente y dije: - Esto está lleno de ratas y mi cocina está llena de huesos... un nuevo suspiro. Me levanté y comencé a pasearme por el lugar, pasando mis manos por aquellas mesas y utensilios sucios dejando caer alguno al mugriento suelo. Llegué a la pared sur del cuarto y me recosté en ella, cerré mis ojos y recordé lo que había pasado con Anfitrite:
- Recuerdos:
- - Qué se siente regresar y ...... morir en casa querida Ambrose ...... HAHAHAHAHAHAHHAHAHAHAHA. La carcajada me dejó sorda pero mis ojos no se despegaban del espejo que comenzaba a desaparecer para dejarnos en la cocina de la hacienda de la familia Casale. Volví a sentir el mismo dolor punzante, algo me atravesaba haciéndome arquear a nueva cuenta, caía al suelo de rodillas, tosiendo y escupiendo sangre por todo lo que estaba sintiendo mi cuerpo, de pronto se sintió el sonido del metal golpeando el suelo rápidamente miré en dirección donde se producía tal ruido. Un cuchillo caía salpicando algunas gotas de sangre que sentí que impactaban directamente en mi rostro. Me giré sentandome como pude para quedar frente a frente a mi perpetradora y ahí estaba ella, sonriente y soberbia, caminando lento y elegantemente mientras yo me desplazaba hacía atrás sintiendo por primera vez miedo, aquella mujer me producía el mayor pavor que nunca antes había sentido. Mis ojos no se despegaban de ella, no entendía porque de sus uñas goteaba sangre si había usado un cuchillo para apuñalarme, miré hacía el cuchillo y no estaba, no entendía que sucedía, regresé mi vista a la mujer, a mi! .... su sonrisa se hacía más maligna, más demoniaca, yo seguía desplazándome hacía atrás hasta que sentí la piel fría se las chiquillas que estaban allí muertas. No había más a donde ir, de pronto la mujer, mi otra yo me toma por el cuello y me levanta, comencé a quedarme sin aire, moviendo mis pies por la falta del mismo, mi sangre comenzaba a "ensuciar" las ropas, el mismo vestido azul marino que llevaba yo en ese momento, la visión se hizo borrosa y en ese momento ella volvía a dirigirse a mi:- Dime Ambrose ..... Qué se siente vivir una vida que de entrada ya no te pertenecía ... Qué se siente ser un juguete de nosotros los dioses?
En ese momento el color de su cabello cambiaba a blanco y el color de sus uñas se hicieron negras, sin esperar una respuesta de mi parte ella esbozó: - Sssssssshhhhhhhhhhhh ... Llevando su dedo índice a sus labios, retomando nuevamente: - .... No tienes que decir nada .... al fin y al cabo, los muertos no .... hablan!!!! HAHAHAHHAHHAHAHAAHAHAHAHAHA
El aire escaseaba, ya todo se hacía borroso, comenzaba a perder las fuerzas hasta que finalmente sentí que algo me volvía a atravesar ahora desde mi vientre hacía mi espalda.
Abrí mis ojos un tanto alterada, respirando agitadamente, alguna gotas de sudor se asomaban en mi frente y con la voz algo temblorosa expresé: - Uuuuffffffffff menos mal que la loca no se adueño de mi!!!! Me limpié la frente y salí de allí diciendo: - Este maldito lugar solo me recuerda a la desquiciada de Anfitrite!!!
Ambrose- Dios/a
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