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[Villa del Casale] Comedor Social
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[Villa del Casale] Comedor Social
Atravesé el mismo pasillo que desde el patio principal llevaba a la habitación de Máximo, el arrastre de las espadas, la fricción que se producía entre el metal y el suelo seguían produciendo el infernal chirrido que destrozaría timpanos e indispondría a más de uno. Las luces cerca de la cocina estaban todas encendidas, señal de que estaban todos reunidos, apuré el paso y finalmente llegué a lo que parecía el comedor común, donde todos los sirvientes se reunían, abrí la puerta aún sosteniendo las dos armas, solo habían tres mujeres y un hombre, una de las mujeres una mujer robusta y pesada se encontraba en los hornos y haciendo el comer, asumí rápidamente que se trataba de la cocinera, las dos doncellas en una esquina calentaban agua, pensé: “¿Para los baños?” tendrían que ser bastante idiotas dado que nadie en esa villa por parte de los patronos tomaba un baño, no había nadie allí excepto yo por parte de los propietarios; el hombre estaba sentado en una larga banca con las codos sobre la mesa esperando por lo visto su cena.
Ingresé dirigiendome hacia la robusta mujer, mientras lo hacía saludaba cortesmente a los presentes:
- Buenas Noches … Haciendo una pequeña reverencia con la cabeza.
Las dos jovencitas detuvieron sus acciones y el hombre levantó su cabeza para mirar de quién se trataba, parecían tener cierta curisidad aunque volvieron rápidamente a sus acciones como si nada hubiese pasado. Me acerqué a la mesa y en la otra banca libre clavé las dos espadas, volví hacia la cocinera y tomé de su inventario dos cuchillos, ella me miró un tanto iracunda, simplemente le sonreí con dulzura con actitud juguetona, me alejé de ella regresando al lugar donde se encontraban las dos armas, en ese momento ingresaban al comedor los dos que faltaban, mis dos sirvientes y uno de ellos traía consigo el pergamino que momentos atrás le había encomendado.
Uno de ellos se sentó junto al otro hombre mientras “Mi Angel” se acercaba y me entregaba aquel bien, le susurré dulce y cálidamente:
- Ve y ponte en la puerta, cierra ésta y asegurala, nadie saldrá de aquí … mientras dura esta reunión.
El chico no tardó en obedecer mis órdenes, se ubicó en la puerta y la aseguró, tomando custodia de la misma, el ambiente se puso tenso, los dos hombres se miraron entre sí como si se pudieran comunicar de manera silenciosa, solo entre ellos, de pronto una risilla infantil que se volvía más y más traviesa, alivianando las tensiones en el ambiente se escuchó:
- jijijijijijijiji … jejejejejejejeje … Buenas noches a todos … Deberan disculparme por mi falta de modales y convocarlos a esta reunión extraordinaria … tomé aire y tragué saliva - …Muchos de uds, por no decir todos saben o bien deberían saber quién les habla… las mujeres comenzaron a cuchichear entre sí como un par de chismosas de plaza, dejé los cuchillos de manera delicada y elegante sobre la mesa, el tono de mi voz era dulce y amoroso, haciendo que el ambiente se mostrará confiable. Miré en dirección a las jovencitas, llevando mi dedo índice a posar sobre mis labios, hice:
- Ssssssssssssssssssssssssshhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
Guiñandoles un ojo, las chiquillas sonrieron y se sonrojaron ocultando un poco sus rostros, retomé el discurso, ya tenía la atención de todos excepto la de la cocinera, giré y fui por ella, tomandola de la mano y ella trayendo consigo un cucharon, le dije:
- Por unos minutos, sea ud mi invitada a esta humilde reunión… haciendo que se sentara justo al lado de las espadas. Con la atención de todos los sirvientes continué con la improvisada reunión:
- Soy la primogenita del gran senador Máximo, Ambrose una de las amas y señoras de esta villa, mis hermanas Nía y Nicolle que ahora se encuentran al servicio de nuestra gran Emperatriz Diva se han visto obligadas a alejarse de nosotros y de sus obligaciones, por lo que ahora mismo con la única que cuentan es conmigo. Hice una pausa para tomar aire, retomé: - Muchas historias y rumores se hacen a mi nombre, no les confirmaré ni negaré ninguna, sólo estoy aquí para agradecerles el servicio y la dedicación que en estos últimos años han entregado a Casale, es por ello que les entrego esto… Dejando caer sobre la mesa un gajo de monedas de oro y plata que venían dentro del par de bolsitas de terciopelo que había sacado juntos con las espadas del estante de Máximo.
Los hombres estiraron a más no poder sus brazos para tomar la mayor cantidad de monedas, del mismo modo que lo hacia la cocinera, me acerqué a las jovencitas y les entregué la otra bolsa, regresé a mi posición inicial, el ambiente se tornaba festivo, los hombres alzaban las monedas doradas y plateadas y las ponían contra la luz para hacerlas brillar; la alegría que expresaban y reflejaban sus ojos era pocas veces vista en aquellas pobre e infelices almas que tenían sus segundos contados. Permanecí en silencio, observando el bullicio de los presente, tomé el pergamino y lo introduje en la bolsa que había quedado vacía, anudandola bien y atandola al fino cinto que remarcaba mi cintura; el chico de la puerta se mostraba impaciente, le hice un gesto que se mantuviera donde estaba y él obedeció, esperé un par de minutos más y de pronto interrumpí aquella algarabía, diciendo:
- Digame Senador Klaudius… haciendo una pequeña pausa -…¿Qué debemos hacer con ellos? Haciendo un ademán con mi mano y señalando a toda la servidumbre allí reunida. Todos se quedaron mirandome desconcertados, allí no había nadie más, nadie que respondiera con el nombre de Klaudius y mucho menos que fuese senador, de pronto el tono de voz angelical desaparecía y daba paso a uno más grave, profunda y tenebrosa, respondiendo a la pregunta, dijo:
- Mi dulce Ambrose, néctar de los Dioses… bien sabes… qué el que mucho sabe … poco debe o bien deberia hablar … así que bien sabes lo que tienes que hacer … hazlos sentir parte de la familia Casale.
Sonreí al escuchar estas palabras, tomé uno de los cuchillos y se lo incrusté en el cuello a la cocinera, ésta haciendo movimientos con sus manos queriendose sacar el cuchillo de la traquea cayó sobre la mesa bañando aquella pieza de madera en sangre, en el momento en que asesinaba a la mujer, tomé con mi otra mano el cuchillo y lo lancé en dirección a la puerta, la pequeña arma se clavó sobre la madera y sin mirar al chico, le dije:
- Será mejor que no me hagas matar a esas dos!!! … porque te puede pasar lo mismo a ti … “Mi ángel” Sonriéndole dulcemente.
Los dos hombres confundidos y desconcertados sin saber que hacer o que tomar se levantaron de la mesa momento en que tomando las espada una en cada mano se las clavé en sus respectivos pechos, las monedas caían al suelo mientras mis espadas salía y entraban repetidas veces de los cuerpos de aquellos indefensos hombres, la sangre salpicaba dejando mi vestido completamente manchado al igual que mi rostro, mis ojos brillaban, mi cara mostraba placer y felicidad por mis acciones, seguía apuñalando a aquellos hombres que ya hacía instantes atrás estaban muertos una y otra vez, comencé a carcajear, las mujeres sollozaban pidiendo, implorando por sus vidas, acurrucadas, abrazadas entre si, lagrimeando y suplicando piedad, el chico temblaba no sabía que hacer, podía escuchar el palpitar de su corazón, su caminar era lento, terminé de dar las últimas puñaladas a aquellos cuerpos agujereados y lo miré, inquisitivamente, me reincorporé por completo, el enojo se reflejaba en mis ojos, se proyectaba en mi aura, agité ambas armas limpiando la sangre en ellas, el líquido sapilcó por el piso de aquella cocina, a paso delicado me fui acercando a él, éste ya se encontraba frente a las chicas, apretaba aquel cuchillo con sus fuerzas, sus manos le temblaban, me ubiqué detrás de él, soplé su oído derecho y el chico pegó un salto del susto, con un tono de voz dulce y angelical le susurré:
- Te dije que no te convenía que yo viniera a matar a estas dos… Levanté la cabeza y miré a las dos y con tono divertido les dije: -Ya les había dicho que se callaran!!! Jajajajajajajaja Rápidamente puse mis manos al costado del chico, estiré mis brazos y las puntas de las espadas atravesaron sus cuellos, escuchandose ahogos con su propia sangre, cambié de posición ahora susurrandole el oído izquierdo:
- Así es como se hace … Mi ángel … terminalas!!!!
El tono de mi voz se hizo duro, saqué mis armas de sus respectivos cuellos y me i media vuelta, dandole la espalda dejandole su espacio para terminar una tarea que estaba casi completa. A medida que me acercaba a la puerta sonreía con el mayor placer, destranqué la susodicha y la noche mostraba la misma satisfacción que yo, todo estaba hecho, todo estaba dicho, era el comienzo del fin.
- Sí más lo piensas, más te demorarás en darles muerte … no vez como sufren estás almas de Zeus … TERMINALAAAAAS!!!!! Que hay mucho que hacer.
Cerrando mis ojos y respirando el aire semipuro de aquella noche fría, y dejando descansar mis brazos.
Ingresé dirigiendome hacia la robusta mujer, mientras lo hacía saludaba cortesmente a los presentes:
- Buenas Noches … Haciendo una pequeña reverencia con la cabeza.
Las dos jovencitas detuvieron sus acciones y el hombre levantó su cabeza para mirar de quién se trataba, parecían tener cierta curisidad aunque volvieron rápidamente a sus acciones como si nada hubiese pasado. Me acerqué a la mesa y en la otra banca libre clavé las dos espadas, volví hacia la cocinera y tomé de su inventario dos cuchillos, ella me miró un tanto iracunda, simplemente le sonreí con dulzura con actitud juguetona, me alejé de ella regresando al lugar donde se encontraban las dos armas, en ese momento ingresaban al comedor los dos que faltaban, mis dos sirvientes y uno de ellos traía consigo el pergamino que momentos atrás le había encomendado.
Uno de ellos se sentó junto al otro hombre mientras “Mi Angel” se acercaba y me entregaba aquel bien, le susurré dulce y cálidamente:
- Ve y ponte en la puerta, cierra ésta y asegurala, nadie saldrá de aquí … mientras dura esta reunión.
El chico no tardó en obedecer mis órdenes, se ubicó en la puerta y la aseguró, tomando custodia de la misma, el ambiente se puso tenso, los dos hombres se miraron entre sí como si se pudieran comunicar de manera silenciosa, solo entre ellos, de pronto una risilla infantil que se volvía más y más traviesa, alivianando las tensiones en el ambiente se escuchó:
- jijijijijijijiji … jejejejejejejeje … Buenas noches a todos … Deberan disculparme por mi falta de modales y convocarlos a esta reunión extraordinaria … tomé aire y tragué saliva - …Muchos de uds, por no decir todos saben o bien deberían saber quién les habla… las mujeres comenzaron a cuchichear entre sí como un par de chismosas de plaza, dejé los cuchillos de manera delicada y elegante sobre la mesa, el tono de mi voz era dulce y amoroso, haciendo que el ambiente se mostrará confiable. Miré en dirección a las jovencitas, llevando mi dedo índice a posar sobre mis labios, hice:
- Ssssssssssssssssssssssssshhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
Guiñandoles un ojo, las chiquillas sonrieron y se sonrojaron ocultando un poco sus rostros, retomé el discurso, ya tenía la atención de todos excepto la de la cocinera, giré y fui por ella, tomandola de la mano y ella trayendo consigo un cucharon, le dije:
- Por unos minutos, sea ud mi invitada a esta humilde reunión… haciendo que se sentara justo al lado de las espadas. Con la atención de todos los sirvientes continué con la improvisada reunión:
- Soy la primogenita del gran senador Máximo, Ambrose una de las amas y señoras de esta villa, mis hermanas Nía y Nicolle que ahora se encuentran al servicio de nuestra gran Emperatriz Diva se han visto obligadas a alejarse de nosotros y de sus obligaciones, por lo que ahora mismo con la única que cuentan es conmigo. Hice una pausa para tomar aire, retomé: - Muchas historias y rumores se hacen a mi nombre, no les confirmaré ni negaré ninguna, sólo estoy aquí para agradecerles el servicio y la dedicación que en estos últimos años han entregado a Casale, es por ello que les entrego esto… Dejando caer sobre la mesa un gajo de monedas de oro y plata que venían dentro del par de bolsitas de terciopelo que había sacado juntos con las espadas del estante de Máximo.
Los hombres estiraron a más no poder sus brazos para tomar la mayor cantidad de monedas, del mismo modo que lo hacia la cocinera, me acerqué a las jovencitas y les entregué la otra bolsa, regresé a mi posición inicial, el ambiente se tornaba festivo, los hombres alzaban las monedas doradas y plateadas y las ponían contra la luz para hacerlas brillar; la alegría que expresaban y reflejaban sus ojos era pocas veces vista en aquellas pobre e infelices almas que tenían sus segundos contados. Permanecí en silencio, observando el bullicio de los presente, tomé el pergamino y lo introduje en la bolsa que había quedado vacía, anudandola bien y atandola al fino cinto que remarcaba mi cintura; el chico de la puerta se mostraba impaciente, le hice un gesto que se mantuviera donde estaba y él obedeció, esperé un par de minutos más y de pronto interrumpí aquella algarabía, diciendo:
- Digame Senador Klaudius… haciendo una pequeña pausa -…¿Qué debemos hacer con ellos? Haciendo un ademán con mi mano y señalando a toda la servidumbre allí reunida. Todos se quedaron mirandome desconcertados, allí no había nadie más, nadie que respondiera con el nombre de Klaudius y mucho menos que fuese senador, de pronto el tono de voz angelical desaparecía y daba paso a uno más grave, profunda y tenebrosa, respondiendo a la pregunta, dijo:
- Mi dulce Ambrose, néctar de los Dioses… bien sabes… qué el que mucho sabe … poco debe o bien deberia hablar … así que bien sabes lo que tienes que hacer … hazlos sentir parte de la familia Casale.
Sonreí al escuchar estas palabras, tomé uno de los cuchillos y se lo incrusté en el cuello a la cocinera, ésta haciendo movimientos con sus manos queriendose sacar el cuchillo de la traquea cayó sobre la mesa bañando aquella pieza de madera en sangre, en el momento en que asesinaba a la mujer, tomé con mi otra mano el cuchillo y lo lancé en dirección a la puerta, la pequeña arma se clavó sobre la madera y sin mirar al chico, le dije:
- Será mejor que no me hagas matar a esas dos!!! … porque te puede pasar lo mismo a ti … “Mi ángel” Sonriéndole dulcemente.
Los dos hombres confundidos y desconcertados sin saber que hacer o que tomar se levantaron de la mesa momento en que tomando las espada una en cada mano se las clavé en sus respectivos pechos, las monedas caían al suelo mientras mis espadas salía y entraban repetidas veces de los cuerpos de aquellos indefensos hombres, la sangre salpicaba dejando mi vestido completamente manchado al igual que mi rostro, mis ojos brillaban, mi cara mostraba placer y felicidad por mis acciones, seguía apuñalando a aquellos hombres que ya hacía instantes atrás estaban muertos una y otra vez, comencé a carcajear, las mujeres sollozaban pidiendo, implorando por sus vidas, acurrucadas, abrazadas entre si, lagrimeando y suplicando piedad, el chico temblaba no sabía que hacer, podía escuchar el palpitar de su corazón, su caminar era lento, terminé de dar las últimas puñaladas a aquellos cuerpos agujereados y lo miré, inquisitivamente, me reincorporé por completo, el enojo se reflejaba en mis ojos, se proyectaba en mi aura, agité ambas armas limpiando la sangre en ellas, el líquido sapilcó por el piso de aquella cocina, a paso delicado me fui acercando a él, éste ya se encontraba frente a las chicas, apretaba aquel cuchillo con sus fuerzas, sus manos le temblaban, me ubiqué detrás de él, soplé su oído derecho y el chico pegó un salto del susto, con un tono de voz dulce y angelical le susurré:
- Te dije que no te convenía que yo viniera a matar a estas dos… Levanté la cabeza y miré a las dos y con tono divertido les dije: -Ya les había dicho que se callaran!!! Jajajajajajajaja Rápidamente puse mis manos al costado del chico, estiré mis brazos y las puntas de las espadas atravesaron sus cuellos, escuchandose ahogos con su propia sangre, cambié de posición ahora susurrandole el oído izquierdo:
- Así es como se hace … Mi ángel … terminalas!!!!
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- Sí más lo piensas, más te demorarás en darles muerte … no vez como sufren estás almas de Zeus … TERMINALAAAAAS!!!!! Que hay mucho que hacer.
Cerrando mis ojos y respirando el aire semipuro de aquella noche fría, y dejando descansar mis brazos.
Ambrose- Dios/a
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Re: [Villa del Casale] Comedor Social
La oscuridad y la cobertura que confería la noche eran simplemente perfectas, y sumado al susurro del viento mi paso por el jardín de la Villa hacia la casona fue limpio e indetectable. Al llegar a una de las paredes cercanas a una ventana posé la espalda sobre esta y vislumbré un poco la escena dentro del lugar pero sin éxito alguno...desde aquel ángulo me sería totalmente imposible porque había algo tapando la vista, así que la mejor opción que tenía sería colarme por algún otro lado, el riesgo era que me atraparan o me viera algún guardia sorpresivo, lo que me dejaba con una sola opción de entrada (la cual había usado varias veces antes) y esa era subirme al techo y de ahí buscar por donde colarme.
... manteniendo la boca cerrada tan solo escalé sin demasiada dificultad la pared, colgándome de uno de los bordes del techo con una mano para hacer lo propio con la otro e impulsarme para dar un salto, finalmente cayendo sobre la seca y fría superficie sobre mis dos pies. Perfecto...creí que esta cosa ceder----- antes de poder completar la frase, justamente pasó lo que temía: aquellos pedazos viejos de madera y arcilla cedieron con mi peso para enviarme directamente a la habitación que había debajo y por tanto, dejándome en una situación un “poco” incómoda…diciéndolo de forma amable.
A pesar de la sorpresa de la caída, no dejé de reaccionar y simplemente me acomodé para caer de pie en medio de una sala o comedor, lo que sea que fuera aquel sitio y ver unos cuantos cadáveres desperdigados por todo el lugar. Antes de poder abrir la boca siquiera, un pedazo de arcilla me había golpeado en la cabeza, por lo cual lo tomé y lo lancé a un lado, notando que tenía una compañera a unos pocos metros cerca de mí.
Eh...disculpe la interrupción… comencé, sacudiéndome el polvo con naturalidad y percatándome del aspecto de aquella mujer…por lo cual mis sentidos de alerta se agudizaron al instante. Creo que me equivoqué de fiesta…no sabrá por donde queda la salida? pregunté mientras intentaba mantener un tono amistoso y disimulado…si mostraba aunque fuera un poco de ansiedad, podría considerarme muerto: ya había aprendido a fiarme de mi instinto cuando este me gritaba en pleno oído a máxima potencia.
... manteniendo la boca cerrada tan solo escalé sin demasiada dificultad la pared, colgándome de uno de los bordes del techo con una mano para hacer lo propio con la otro e impulsarme para dar un salto, finalmente cayendo sobre la seca y fría superficie sobre mis dos pies. Perfecto...creí que esta cosa ceder----- antes de poder completar la frase, justamente pasó lo que temía: aquellos pedazos viejos de madera y arcilla cedieron con mi peso para enviarme directamente a la habitación que había debajo y por tanto, dejándome en una situación un “poco” incómoda…diciéndolo de forma amable.
A pesar de la sorpresa de la caída, no dejé de reaccionar y simplemente me acomodé para caer de pie en medio de una sala o comedor, lo que sea que fuera aquel sitio y ver unos cuantos cadáveres desperdigados por todo el lugar. Antes de poder abrir la boca siquiera, un pedazo de arcilla me había golpeado en la cabeza, por lo cual lo tomé y lo lancé a un lado, notando que tenía una compañera a unos pocos metros cerca de mí.
Eh...disculpe la interrupción… comencé, sacudiéndome el polvo con naturalidad y percatándome del aspecto de aquella mujer…por lo cual mis sentidos de alerta se agudizaron al instante. Creo que me equivoqué de fiesta…no sabrá por donde queda la salida? pregunté mientras intentaba mantener un tono amistoso y disimulado…si mostraba aunque fuera un poco de ansiedad, podría considerarme muerto: ya había aprendido a fiarme de mi instinto cuando este me gritaba en pleno oído a máxima potencia.
Milanor- Cantidad de envíos : 78
Re: [Villa del Casale] Comedor Social
Un último respiro, profundo, llenando mi alma con aquel aire frío y un tanto siniestro hacía, mi cuerpo se sentía bien, relajado, luego de tanto tiempo me sentía activa y podía comer, devorar y destrozar el mundo en ese preciso instante si así lo quisiese. La luna parecía cautiva, las nubes negras la ocultaban y su luz pocas veces se escapaba para tocar la corrupta tierra, seguía con los ojos cerrados, concentrada deleitandome con mis propias imágenes mentales, recreando una bizarra escena de la manera en que aquel sirviente ponía fin a dos pobres e infelices almas que estaban a segundos de cruzar el umbral al inframundo, imaginar sus últimos suspiros, como su piel se iba tornando fría; esbocé una sonrisa del más insano placer, de pronto un sonido extraño me sacó de mi pasatiempo, agudicé los sentidos mientras tensaba mis brazos y apretaba con fuerza los mangos de ambas espadas, giré mi cabeza hacia la derecha los sonidos venían de ese lado, súbitamente levanté la vista y simultáneamente abrí los ojos y los dirigí al techo, pequeños y sutiles pasos se escuchaban allí sin más ni más un estruendo se produjo y parte del techo colapsó y con los escombros una nueva sorpresa venía.
Giré un poco mi cuerpo en dirección al impacto, estiré mi brazo derecho y el filo de la espada produjo un destello, viré mi rostro en dirección al patio, el polvo que se produjo nublaba la visibilidad, permanecí así hasta que la nube de particulas se disipara, un inusual sonido se produjo, algo … nuevamente caía, pero esta vez era algo de metal, giré rápidamente en dirección a mi esclavo y estaba en shock, estupefacto, había dejado caer el cuchillo, temblaba, sus manos las tenia sobre su cabeza y con sus brazos ocultaba ésta, comenzó a murmurar, parecía rezar el muy estúpido, sin detallar más las acciones del inútil dirigí mi mirada al intruso en el momento en que daba sus primeras palabras, mi estado anímico había pasado de la completa satisfacción a la completa irritación, él chico se sacudía con una tranquilidad exasperante y parecía mofarse de lo que pasaba o bien, en la situación en la que se encontraba.
La punta de mi espada estaba a escasos centímetros de su cuello, la moví haciéndola que se pegara justo de su barbilla, con gran sarcasmo dije:
- Vaya, vaya … mira la rata que nos han mandado los dioses … Lo miré de arriba abajo, escaneando la pequeña figura del enano de cabellos claros que tenía en frente
El extraño invitado se mantenía tranquilo, no mostraba ni un ápice de ansiedad, temor o bien angustia, mis ojos seguían posados en él, sin perder detalle alguno de cualquier movimiento por más minimo de su parte, de pronto el sirviente comenzó a delirar gritando frases sin sentido y cayó de rodillas al piso, no me molesté en mirarlo simplemente me remití a decirle:
-Será mejor que te levantes y termines lo que te ordené … cuando termines con ellas ve por una pala y la carreta que está en los pastisales y será mejor que no me hagas esperar … Mi Ángel
El jovencito nos dedicaba una vez más sus palabras, las escuché atentamente, parecía que se tomaría en gracia el momento que atravesaba. Con la dureza reflejada en mi rostro y del mismo modo en mi tono de voz, expresé:
- El boleto de salida es el mismo que usaron esos… Haciendo un sútil movimiento con mi cabeza señalando al centro del cuarto donde se encontraban los cuerpos, sin esperar a una reacción de su parte comencé a acercarme a él, levantando mi espada de la mano derecha y poniéndola en posición oblicua a su cuello y la otra por debajo de su barbilla, suspiré antes de retomar y procedí a decirle: - Antes de enviarte al infierno … ¿Quién eres y a qué has venido? … Nadie te ha invitado a Casale.
Giré un poco mi cuerpo en dirección al impacto, estiré mi brazo derecho y el filo de la espada produjo un destello, viré mi rostro en dirección al patio, el polvo que se produjo nublaba la visibilidad, permanecí así hasta que la nube de particulas se disipara, un inusual sonido se produjo, algo … nuevamente caía, pero esta vez era algo de metal, giré rápidamente en dirección a mi esclavo y estaba en shock, estupefacto, había dejado caer el cuchillo, temblaba, sus manos las tenia sobre su cabeza y con sus brazos ocultaba ésta, comenzó a murmurar, parecía rezar el muy estúpido, sin detallar más las acciones del inútil dirigí mi mirada al intruso en el momento en que daba sus primeras palabras, mi estado anímico había pasado de la completa satisfacción a la completa irritación, él chico se sacudía con una tranquilidad exasperante y parecía mofarse de lo que pasaba o bien, en la situación en la que se encontraba.
La punta de mi espada estaba a escasos centímetros de su cuello, la moví haciéndola que se pegara justo de su barbilla, con gran sarcasmo dije:
- Vaya, vaya … mira la rata que nos han mandado los dioses … Lo miré de arriba abajo, escaneando la pequeña figura del enano de cabellos claros que tenía en frente
El extraño invitado se mantenía tranquilo, no mostraba ni un ápice de ansiedad, temor o bien angustia, mis ojos seguían posados en él, sin perder detalle alguno de cualquier movimiento por más minimo de su parte, de pronto el sirviente comenzó a delirar gritando frases sin sentido y cayó de rodillas al piso, no me molesté en mirarlo simplemente me remití a decirle:
-Será mejor que te levantes y termines lo que te ordené … cuando termines con ellas ve por una pala y la carreta que está en los pastisales y será mejor que no me hagas esperar … Mi Ángel
El jovencito nos dedicaba una vez más sus palabras, las escuché atentamente, parecía que se tomaría en gracia el momento que atravesaba. Con la dureza reflejada en mi rostro y del mismo modo en mi tono de voz, expresé:
- El boleto de salida es el mismo que usaron esos… Haciendo un sútil movimiento con mi cabeza señalando al centro del cuarto donde se encontraban los cuerpos, sin esperar a una reacción de su parte comencé a acercarme a él, levantando mi espada de la mano derecha y poniéndola en posición oblicua a su cuello y la otra por debajo de su barbilla, suspiré antes de retomar y procedí a decirle: - Antes de enviarte al infierno … ¿Quién eres y a qué has venido? … Nadie te ha invitado a Casale.
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Re: [Villa del Casale] Comedor Social
Definitivamente había ido a parar a una casa de locos, aquella tipa estaba completamente desquiciada. Sí hacía una deducción simple, había sido ella quien se había ocupado de matar a todas aquellas personas con las espadas que justo en ese mismo instante estaban cercanas a cercenarme la cabeza…eso claro, en caso de que estuviera dispuesto a dejarme amedrentar por semejante lunática y claro, ese no era el caso. Antes de que mi particular interlocutora tuviera tiempo de hacer algo más tan solo tomé mi Luna Plateada y la hice girar rápidamente, tirando sus espadas hacia otro lado.
Oye anciana, esa no es la manera de recibir a un invitado. Es que a las personas en Roma no le enseñan a tratar a la gente? Bueno, no me podía esperar más de una vieja bruja, eh?... comenté con desagrado, en ese punto era totalmente inútil ocultar que aquella tipa me causaba escalofríos. Y como tengo mejores modales que usted, no veo problema en presentarme- comencé al tiempo que desenganchaba la cuerda de mi arma y la hacía girar lo más casualmente posible, sin dejar de mirar directamente los ojos azules de la vieja loca Puedes llamarme Milanor, el Lobo Plateado y esto es- completé en un instante al tiempo que lanzaba la cuerda en dirección a la mujer o más específicamente, a su cintura para justamente atrapar la bolsa con el gancho que iba atado al final…menos de un segundo después ya tenía la bolsa en mis manos y por supuesto, no me iba a quedar esperando a que se me lanzara encima tras lo cual le guiñé un ojo y finalicé con un Esto es mío! Gracias por su contribución mi estimada ancianita! Sin más, tan solo pegué un carretón en dirección a la puerta más próxima no sin antes saltar, cayendo encima del único sirviente vivo y pisarle la cabeza con mis particulares botas de cuero. Estás en el camino compadre, los lentos mueren!
Ahí salí a los pasillos de aquella casucha, esperando poder encontrarme con algo más que tan solo una bolsa llena de quien sabía que cosa (bastante ligera)…ya estaba allí, era hora de buscar algo de oro, plata, joyas y…similares. Tener a aquella lunática tras mis pasos lo hacía algo atrevido, pero sin embargo interesante y hasta divertido en cierta forma…igual, no debía desviarme del objetivo: encontrar algo de valor.
Oye anciana, esa no es la manera de recibir a un invitado. Es que a las personas en Roma no le enseñan a tratar a la gente? Bueno, no me podía esperar más de una vieja bruja, eh?... comenté con desagrado, en ese punto era totalmente inútil ocultar que aquella tipa me causaba escalofríos. Y como tengo mejores modales que usted, no veo problema en presentarme- comencé al tiempo que desenganchaba la cuerda de mi arma y la hacía girar lo más casualmente posible, sin dejar de mirar directamente los ojos azules de la vieja loca Puedes llamarme Milanor, el Lobo Plateado y esto es- completé en un instante al tiempo que lanzaba la cuerda en dirección a la mujer o más específicamente, a su cintura para justamente atrapar la bolsa con el gancho que iba atado al final…menos de un segundo después ya tenía la bolsa en mis manos y por supuesto, no me iba a quedar esperando a que se me lanzara encima tras lo cual le guiñé un ojo y finalicé con un Esto es mío! Gracias por su contribución mi estimada ancianita! Sin más, tan solo pegué un carretón en dirección a la puerta más próxima no sin antes saltar, cayendo encima del único sirviente vivo y pisarle la cabeza con mis particulares botas de cuero. Estás en el camino compadre, los lentos mueren!
Ahí salí a los pasillos de aquella casucha, esperando poder encontrarme con algo más que tan solo una bolsa llena de quien sabía que cosa (bastante ligera)…ya estaba allí, era hora de buscar algo de oro, plata, joyas y…similares. Tener a aquella lunática tras mis pasos lo hacía algo atrevido, pero sin embargo interesante y hasta divertido en cierta forma…igual, no debía desviarme del objetivo: encontrar algo de valor.
Milanor- Cantidad de envíos : 78
Re: [Villa del Casale] Comedor Social
El enano de cabellos claros permanecía inmóvil ... por el momento mientras esperaba una respuesta de su parte, no tardó en darmela y con ella una serie de reproches absurdos, al fin y al cabo no era mi invitado no tendría porque mostrar hospitalidad hacía él, mi sirviente seguía arrodillado y su cabeza ahora tocaba el suelo, era patético.
Escuché atentamente el parlamento del enano extranjero, cada vez que repetía la palabra "Anciana" me hacía sonreír, porque negarlo, efectivamente era una anciana así los espejos reflejaran lo contrario, en un fantástico movimiento desenganchó algo que parecía una hacha con una larga cadena, la hizo girar, mis ojos no se desprendían de los suyos y mis oidos seguían atentos el, los sonidos producidos por su inusual arma, de pronto aquella "cosa" se lanzó hacia mí, rápidamente di un salto hacia atrás y en el momento en que lo hacia, la punta de aquella hacha desprendió de mi cinto la pequeña bolsa de terciopelo que guardaba el pergamino. Enfurecí entrando en un estado de completa demencia, el pigmeo dio varios saltos por todo el cuarto, buscando una salida, la única que había estaba justo detrás de mí.
Permanecí inmóvil, con la cabeza gacha y sombría, mis dos manos sujetando las espadas y éstas apoyadas contra el suelo, mis oídos seguían sus movimientos, en uno de ellos piso algo y produjo un quejido, en el instante en que sentí un pequeño cambio en la corriente de aire, me lancé hacia su encuentro, abrí los ojos y chiquillo de cabellos blanquecinos le dedicaba unas palabras al inútil de mi sirviente, carcajeé al escucharlas, levanté mi espada derecha, sonriendo y mostrando mis dientes expresé en tono divertido:
- HAHAHAHAHAHHAHAHAA que gran verdad te ha dicho la rata plateada ... los lentos ... siempre ... MUEREEEEEEEEEN!!!!!
Y en un rápido movimiento decapité al temeroso y completamente fuera de sí de esclavo que me servía, me giré casí instantáneamente que la cabeza se desprendía y rodaba unos centímetros más allá del cuerpo del jovenzuelo cuando ví atravesar al enano la salida, instintivamente lancé mi espada izquierda hacia la puerta y ésta se clavó en la madera, en el marco de la puerta. La sombra del chiquillo desaparecía y con ella mi última gota de cordura, en tono perturbador esbocé a dulce grito:
- MILANOOOOOOOOOOOOOR!!!!! ..... maldita rata plateada .... corre .... huye .... porque si te encuentro ..... te mando al infierno!!!!
Caminé hacia la puerta, desencajé la espada y respiré profundo, esta noche sería larga ... muy larga. Sali de allí en busca de mi .... presa.
Escuché atentamente el parlamento del enano extranjero, cada vez que repetía la palabra "Anciana" me hacía sonreír, porque negarlo, efectivamente era una anciana así los espejos reflejaran lo contrario, en un fantástico movimiento desenganchó algo que parecía una hacha con una larga cadena, la hizo girar, mis ojos no se desprendían de los suyos y mis oidos seguían atentos el, los sonidos producidos por su inusual arma, de pronto aquella "cosa" se lanzó hacia mí, rápidamente di un salto hacia atrás y en el momento en que lo hacia, la punta de aquella hacha desprendió de mi cinto la pequeña bolsa de terciopelo que guardaba el pergamino. Enfurecí entrando en un estado de completa demencia, el pigmeo dio varios saltos por todo el cuarto, buscando una salida, la única que había estaba justo detrás de mí.
Permanecí inmóvil, con la cabeza gacha y sombría, mis dos manos sujetando las espadas y éstas apoyadas contra el suelo, mis oídos seguían sus movimientos, en uno de ellos piso algo y produjo un quejido, en el instante en que sentí un pequeño cambio en la corriente de aire, me lancé hacia su encuentro, abrí los ojos y chiquillo de cabellos blanquecinos le dedicaba unas palabras al inútil de mi sirviente, carcajeé al escucharlas, levanté mi espada derecha, sonriendo y mostrando mis dientes expresé en tono divertido:
- HAHAHAHAHAHHAHAHAA que gran verdad te ha dicho la rata plateada ... los lentos ... siempre ... MUEREEEEEEEEEN!!!!!
Y en un rápido movimiento decapité al temeroso y completamente fuera de sí de esclavo que me servía, me giré casí instantáneamente que la cabeza se desprendía y rodaba unos centímetros más allá del cuerpo del jovenzuelo cuando ví atravesar al enano la salida, instintivamente lancé mi espada izquierda hacia la puerta y ésta se clavó en la madera, en el marco de la puerta. La sombra del chiquillo desaparecía y con ella mi última gota de cordura, en tono perturbador esbocé a dulce grito:
- MILANOOOOOOOOOOOOOR!!!!! ..... maldita rata plateada .... corre .... huye .... porque si te encuentro ..... te mando al infierno!!!!
Caminé hacia la puerta, desencajé la espada y respiré profundo, esta noche sería larga ... muy larga. Sali de allí en busca de mi .... presa.
Ambrose- Dios/a
- Reino : Atlántida
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