Posada [Habitación de Chrystalle]

Tras una corta caminata en las calles de la capital del imperio o simplemente Roma, Chrystalle regresó al lugar donde esta alojada por ahora. Una posada de tamaño mediano con ambiente agradable y tranquilo y que se situaba en la ciudad a diferencia de las villas, era de suponerse que el lugar no era tan grande como las villas a las afueras del lugar que por cierto eran hermosas pero era lo suficiente cómodo para Chrystalle.

El cuarto se encontraba en el segundo piso, era mediano con una buena iluminación y una vista de las calles del lugar, la joven se acercó a la ventana que daba justamente a la calle, observó a las personas que caminaban calmada-mente otras apuradas, cada una siguiendo su propio camino. Levanto la vista hacia el frente y de ahí a lo lejos vio una gran villa, desconocía quien era dueño de aquel lugar. Su vista se perdió en aquellos recuerdos de su infancia que aun no desaparecían de ella y que quizás jamas lo harían.

Recordó el lugar donde vivía, su familia, su mansión y demás cosas que le habían sido arrebatadas. Después de un rato dejó de lado esos pensamientos, ya hace buen tiempo que se había acostumbrado a tener una vida sencilla, cosa que no le molestaba. Se alejó de la ventana y se recostó sobre la cama.

¿Ahora que puedo hacer aquí en Roma?

Ya había pasado una hora y la joven aún estaba recostada sobre la cama. La serenidad a la que estaba acostumbrada se mostraba en su rostro a pesar de ser una faceta suya no mostraba lo que en verdad pensaba ni siquiera en los momentos que se encontraba sola.

Su largo cabello se extendía por la sabana blanca y aquel vestido sencillo del mismo color que portaba se fundía en uno solo con la sabana. Después de unos minutos se recostó de costado provocando que su vestido se levantara un poco dejando a la vista sus piernas. Junto sus brazos sobre su pecho como si estuviera rezando, acercó sus rodillas a su torso, adoptando una posición tierna e infantil.

Cerró sus ojos disponiéndose a dormir y dejar descansar su mente de todas las ideas que tenia de su nueva vida que le esperaría en Roma, estuvo así un corto periodo de tiempo, abrió sus ojos repentinamente con una idea nueva...

Aun no conozco del todo este lugar, lugar que fue la casa de mi padre por muchos años. Lo mas conveniente es que vaya a conocer la ciudad en vez de perder mi tiempo descansando...quien sabe y encuentre algo que valga la pena o mejor aun un buen libro del que pueda disfrutar.

Chrystalle se levanto de la cama, arreglo su cabello y su vestido, llevo consigo una gabardina por si el frió aumentaba, cosa que no la molestaba en absoluto pues ella provenía de tierras aun más heladas. De todas formas salió del cuarto y se dirigió a la ciudad.

La puerta de la habitación se abrió repentinamente dejando entrar a la joven que lucia menos alterada que hace unos momentos en las plazas del coliseo. Ella cerro la puerta y recosto su espalda sobre la vieja madera de la que estaba hecha la puerta, sus ojos se mantenían cerrados desde que había ingresado. Quería olvidar todo lo que había pasado pero mientras más lo pensaba más segura estaba que no sería la última vez que lo vería.

Unos minutos después Chrystalle se paró firmemente y camino hasta la ventana cercana, la noche llegó bañando la ciudad de Roma en la más amplia oscuridad. A lo lejos vio las luces pertenecientes a las villas cercanas, respiro el aire limpio profundamente como si le faltara oxigeno provocado por sus recuerdos y por el calor que azotaba la ciudad de día y noche.

Se recostó sobre la cama y dejo que el sueño se la llevara por un par de horas antes de empezar un nuevo recorrido o un nuevo destino.

La joven de cabellos verdes despertó tras unas horas de descanso, su sueño había resultado placentero ayudando la a olvidar aquellos momentos tristes y de dolor que hasta hace unas horas recordo de manera casual. Chrystalle se sentó sobre la cama recostando su espalda sobre la cabecera de ésta, su mirada viajó hasta la ventana que mostraba los cálidos colores del amanecer.

Se levanto con firmeza del lecho tomando la decisión de dejar la capital del Imperio, no sabía exactamente adonde debía ir pero eso no le preocupo demasiado ya buscaría un lugar donde quedarse, un lugar agradable y permitiendo que el viento la guiara en su camino que no tenía un destino. Había estado en situaciones peores así que aquel disparatado viaje que estaba a punto de comenzar no resultaba tan inquietante. Chrystalle cogió lo poco con lo que contaba y dejo aquella habitación de la misma forma como la había encontrado.

-¿Regresare otra vez aquí?... Veremos después de un tiempo-

Recorrio las calles de Roma con paso lento, no había apuros si no había destino fijo así, con paciencia camino en cualquier dirección.