En busca de la armadura ¿Valdrá la pena tanto esfuerzo?

Con tranquilidad la joven de los cabellos rubios llegó a la primera casa de las otras once que debía recorrer para poder así llegar a ver su armadura por primera vez. Estaba segura de que esa tarea iba a tomarle bastante tiempo, por lo que decidió no cansarse con corridas innecesarias para llegar a su lugar del destino; si había algo que ella había aprendido de todo lo que había pasado en su vida, era que tenía que dedicarse en el ir, más no en el llegar, ya que el llegar le quitaba lo divertido a su accionar. Algo le había dicho el hombre de los cabellos azules antes que se fuera, un comentario que le hacía pensar a Sheznarda que aquel caballero de Athena pensaba que ella no iba a poder encontrar su manto dorado, cosa que no la hizo sentir muy a gusto, luego de que ella hubiera sido tan amable con él, pero decidió pasarlo por alto, porque no prentendía amargarse por ello.

-Bueno. Definitivamente este no es el lugar en donde debería estar- Dijo la guerera mientras seguía su camino por el interior de la solitaria casa con su mascota siguiéndola detrás en silencio. Su camino era un poco largo y no podía desperdiciar su tiempo, ya que Athena pronto iba a necesitarla y ella tenía que estar disponible para ese día.