El barco a Roma

Después de unas horas de ardua caminata bajo el sol logré llegar al puerto desde el cual saldría a Roma, pero antes decidí tomar un descanso pues el ambiente estaba sofocante.
Cerca de los barcos había un pequeño bar, no tenía la costumbre de beber alcohol asique pedí un vaso de agua. Mientras tomaba mi vaso saqué de mi bolsillo el escudo familiar y vi el infame emblema que me obligó a iniciar mi viaje; cerré mis ojos y recordé las penurias que sufrí: Las burlas de mis hermanastros cuando perdía en prácticas contra ellos, la gente me miraba en menos por considerarme un inútil, al crecer mi fama se acercaban por interés y luego, el maligno plan que mi padrastro y hermanastros planearon en mi contra; todo surgía una y otra vez en mi mente, sentía ira, frustración, pena, en fin muchas emociones que estaban ya a punto de estallar.
*-Señor.- Dijo el barman Su cuenta.- Agregó al darme un papel.
*-Muy bien, gracias.- Dije mientras controlaba mis sentimientos.
{Cobrar por un vaso de agua, mph.} Pensé mientras salía del bar.
{14:30 ya va siendo hora de que vaya a buscar el barco a Roma.} Ya era hora de ir a buscar mi barco al puerto.

{Puerto 1..Puerto 2...ajá! puerto 4} Por fin había dado con el barco que sellaría mi destino. No era particularmente grande ni bello, y a mi ver, el diseño se veía bastante frágil pero mientras pudiera navegar poco y nada me importaba.
El interior del barco era bastante rústico y nada interesante, incluso la gente perecía causarme cierto malestar y eso que yo no solía relacionarme mal con las personas. Rápidamente salí a cubierta y eché un vistazo a mi alrededor: La gente trajinando de aquí para allá, como hormigas, inmersas en sus propios mundos, persiguiendo sus sueños; bah, nadie entendería por las cosas que yo estaba pasando.
Rápidamente di media vuelta y contemple el mar, no se veía nada de tierra en el horizonte, el viaje sería largo y aburrido, sin embargo, nada hacía presagiar que en aquel barco obtendría valiosa información que me haría elegir un bando los eventos que se desatarían después.
Por fin había llegado la hora de zarpar, pedí prestados unos binoculares y le eché una última mirada a Grecia que se imponía a la distancia *-Adiós-* Susurré *-Hasta que los vientos de la guerra me traigan para ver tu caída-*.

Llegó la hora del almuerzo, finalmente recargaría energías luego de una larga caminata; horrible: La peor comida que había ingerido en mucho tiempo, sin embargo tuve que comerla {Mmmmm... las cosas no están resultando como esperé, sin embargo no hay vuelta atrás, debo cumplir mi objetivo.} Pensaba al cortar un trozo de carne de modo elegante, a decir verdad, no había pensado mucho en mi vida luego de que partí de Grecia las cosas habían estado algo desfavorables para mí, mucho caminar y poca información ¿Qué se supone que debía hacer? ¿Qué se supone que haría al llegar a Roma? ¿A donde se suponía que iría?, muchas preguntas y pocas respuestas; {¿Qué pasó? Yo no soy así!.} Y era cierto, siempre planeaba las cosas que haría, incluso planeaba que las cosas en la semana desde el primer día; pero ahora era diferente, actué guiado por la impulsividad y la ira de lo ocurrido, mi madre solía decir que si uno esperaba lo suficiente las cosas buenas llegarían por montón y todo lo que nos causaba dolor y aflicción desaparecería pero ¿Cuándo? ¿Cuándo me llegaría ese momento?. Angustiado y con un nudo en la garganta subí a cubierta y me senté en una pequeña banca mirando la inmensidad del mar, mientras mi mente, poco a poco, se aquietaba.

¿Cuánto pasó? ¿Una, dos, o quizás más horas? No lo sabía con certeza, lo único que sabía era que un pequeño se acercó a hablarme de repente *-Hola señor, ¿me podría dar mi juguete por favor?-* dijo el niño apuntando al suelo cerca de mis pies *-............Oh!, perdón, por supuesto amigo-* dije inclinándome para alcanzar la diminuta figura, parecía una especie de guerrero, revestido con una especie de armadura que al parecer podía desmontarse; eso me recordaba a una escena de mi infancia: Era un soleado día de otoño, había un gran alboroto en mi pueblo, no entendía que ocurría, mi padre andaba de aquí para allá corría a lo máximo que su obeso cuerpo le permitía, los comerciantes y floristas venían a pedirle oro y el lo entregaba sin chistar; mi madre limpiaba el exterior de la casa lo cual era raro ya que a ella le encantaba las flores que y plantas que dejaba exhibir desde la calle. Mi padre me pidió que por favor saliera, que me sorprendería, algo atónito le hice caso y salí a ver que pasaba en la calle, mucha gente había formado una especie de pasaje y abriéndome paso logré llegar al frente: a lo lejos se veía un resplandor, mi curiosidad era incontenible, poco a poco el resplandor tomaba forma hasta que pasó frente a mí, con gran majestuosidad, ¡un caballero dorado! Quedé maravillado mi nueva meta era convertirme en un majestuoso guerrero como él, por eso comencé a practicar lucha con mis hermanastros, aunque no era muy bueno.
Je, sueños de niñez, la vida se vuelve tan dura después *-Aquí tienes, cuídalo se ve un buen modelo-* dije estrechándole el muñeco *-Muchas gracias señor! Lo cuidaré, algún día me volveré caballero y protegeré a Grecia de todos los males-* *-Urk!-* {Es griego!}.

*-¿Está bien señor?-* Preguntó inocentemente el niño {Tranquilo Balainch, es solo un niño}. Pensé mientras me calmaba *-Claro que sí, gracias por preocuparte-* Le dije en un tono sereno, el niño no era mal chico sin embargo era ateniense, motivo suficiente para causarme repugnancia *-jejeje... me agrada señor, usted conoce a los santos dorados?-* *-Mmmmm, pues una vez vi a uno, más desconozco mucho sobre ellos-* dije en tono serio *-Pues déjeme compartir algo de información con usted!-* El niño estaba emocionado, entendí que debía dejarlo hablar y escuchar pacientemente.
*-A ver... ¿por dónde empiezo?...-* Dijo el niño pensativo *-Pues los santos dorados son increíbles! Según cuentan rumores su cosmo excede de un modo enorme a un guerrero normal!-* *-¿Cosmo?-* Inquirí *-Cosmo. La gente lo define como un universo dentro de ti mismo, las partículas que componen toooooooodas las cosas y seres vivos pueden manipularse fácilmente usando este gran poder y en éste se basan los santos para realizar sus increíbles y poderosas técnicas. Según he oído, hay un sexto sentido: la mente; este sentido rige a los otros cinco (oído, tacto, olfato, vista y gusto). Pero hay un sentido que va más allá de todos los demás, un sentido que es el cosmos en sí: el séptimo. Se dice, que los santos dorados pueden despertar este sentido a gusto incrementando su poder más allá que el de un santo ordinario, dicho poder les permite crear técnicas de todo tipo: Elementales, ilusorias, físicas, etc.
En cuanto a la historia de los santos dorados; han protegido a Athena desde tiempos inmemoriales, sus armaduras representan a las 12 grandes constelaciones que circundan nuestro sistema solar y los dividen 12 tiempos exactos. De entre los santos de Atenas ellos son los mas fuertes, su habilidad y astucia supera con creces a la de un santo de bronce y han participado en las más épicas guerras contra los diosas enemigos de Athena.
Son lo máximo! Me encantaría ser un caballero. -*
Al niño parecían brillarle los ojos, estaba totalmente apasionado en su relato caminaba de aquí para allá, haciendo ademanes y demás gestos como si fuera un guerrero. Para ser un niño sabía bastantes cosas.