Campamento principal

Al fin… dije después de bostezar por milésima vez en lo que iba de día, al fin había llegado al campamento principal que habían montado mis hombres en las tierras Germanas finalmente arrasadas y conquistadas, suprimiendo las pocas sublevaciones que se habían alzado hasta el momento y con el agregado de que ahora tenía prisionera a la princesa del lugar…si, me había llevado un buen premio después de mi única participación realmente “activa” en la invasión de aquel frío y particular lugar.

Mi caballo se movía con lentitud deliberada, dando pasos cortos y concisos mientras los cascos de las patas resonaban secamente contra el piso de piedra cubierto por un manto de polvo que se elevaba conforme la brisa soplaba a intervalos irregulares. Distribuidas por todo el campamento había numerosas fogatas sobre las cuales se cocinaban diversos pedazos de carne atravesados por espadas, varas de metal e incluso de madera, en otras habían calderos que borboteaban y soltaban humaredas cuyo olor se desperdigaba por todo el lugar y se perdía finalmente en el cielo estrellado de la noche… eso último me hizo pensar en como se había hecho de noche sin yo notarlo, de seguro era por el cansancio que cargaba sobre mis hombros, después de todo era raro hacer tantas cosas acumuladas en un mismo día, mientras las horas pasaban como minutos y los minutos como meros segundos. Después de otro y prolongado bostezo vislumbre que llegaba hasta el final del campamento, donde había una tienda apostada frente a una hoguera mucho más grande que las demás…en resumen, había llegado por fin a mi destino.

Tomen…ya saben que hacer dije con impaciencia, bajándome de mi caballo y cargando de nuevo a la princesa Germana mientras le cedía las riendas de mi monta a uno de los custodios que se encontraba cerca. Además…no quiero que me molesten, tengo unos asuntos que atender…si vienen a joder, les corto la cabeza, entendido?

Si señor! Dijo el soldado, mirándome “disimuladamente” para luego fijarse en la chica inconsciente y mostrar una cara de comprensión bastante obvia.

Y bien? Que esperas? levante una ceja amenazadoramente...cosa que el custodio no pasó por alto, simplemente llevándose al caballo y dejándome el paso libre a mi tienda.

El interior estaba impecablemente ordenado…si es que unas pocas cosas distribuidas en un sitio y luego en otro se podía considerar “ordenado”. En comparación a otros Generales, yo no tenía demasiado en mi tienda, tan solo llevaba lo primordial y si necesitaba alguna otra cosa, tan solo veía la manera de compensar su falta o algo parecido. Con muy poco reparo lancé a la chiquilla a la cama que estaba al fondo, donde rebotó una sola vez y quedó simplemente inerte. Luego dejé la bolsa con la armadura bárbara al otro lado y recordé que si la chica se despertaba…era capaz de degollarme sin más…

Agh...cierto cierto… suspiré resignado, saliendo un momento de mi tienda y pidiendo de un grito una cadena con grilletes, que llevaron al instante. Después volví a bostezar conforme el cansancio me ganaba la partida, para de nuevo ponerme en marcha y encadenar a la chiquilla, apresando sus manos y piernas con los grilletes y afianzar el extremo de la cadena al suelo con una estaca hundida hasta el máximo…si, con lo entumida y flacucha que era la chiquilla, le sería imposible de escapar de allí…así que finalizado aquello… que quité la parte superior de la armadura, desencajando los seguros que mantenían unidas las piezas de la pechera con las de los hombros y estas a su vez con la de la espalda. Uh…que libertad… me dije, disfrutando la diferencia entre llevar las placas de metal encima comparadas con ir con el torso al descubierto…con mi clásica y bien reconocida panza al aire

Señor dijo uno de los soldados con voz pasiva y con un tono ligeramente asustado…

Que pasa? No dije que no quería que me molestaran? Son sordos o estúpidos? Respondí con evidente enfado en mi voz.

E-es que pensé que querría la cena…

Ah…cierto cierto… mascullé, sacando la cabeza por la entrada de la tienda así como un brazo, extendiéndolo para que me entregaran un plato hondo metálico bastante ancho con un contenido rebosante de sopa…y de nuevo, maldije la estúpida dieta a la que estaba sometido desde el inicio de aquella empresa de conquista a los bárbaros, pero por fin después de tres largos años había acabado, ya en la mañana empezaría la marcha ininterrumpida hasta llegar a territorio Romano y volvería a una vida “normal” por un corto periodo de tiempo…corto, pero ameno…

La flojera que me empezaba a embargar era exagerada, pero el calor de la sopa al menos me animaba un poco, así como el olor que despedía por lo cual me senté en el borde de mi lugar de reposo y empecé a comer con deliberada lentitud, hasta que me di cuenta de que unos murmullos llegaban desde el mismo interior de la estancia: tirada en el suelo después de que la había encadenado, la princesa conquistada empezaba a recobrar la consciencia…

Al fin despierta? pregunté, mientras me comía los pedazos de vegetales y carne que venían incluidos en la sopa del día con paciencia, sin siquiera mirar a la chiquilla y concentrándome tan solo en esa tarea, después de todo el hambre que tenía había despertado en toda su intensidad haciendo que mi estómago reclamara por más y más “combustible” y realmente no me iba a rehusar a darle lo que pedía. Si no fuera porque una parte de mi cerebro estaba al pendiente de lo que hacía la princesa germana, ni siquiera hubiera recordado que estaba allí y ni me hubiera molestado en moderar mis modales…pero diablos, esa era otra cosa que el jefe Vergilius me había inculcado: cierta educación para comer si se encontraba acompañado, fuera quien fuera y eso incluía por supuesto, las prisioneras de guerra. Así pasaron algunos minutos, en los cuales terminé de sorber el caldo y me quedaba disfrutando el ligero sabor hasta que finalmente, me volví a levantar de la cama relamiéndome los labios y acercándome a la entrada de la tienda, sacando de nuevo la cabeza y un brazo, para pegar otro grito y pedir una nueva ración de sopa, un gran pedazo de carne y una jarra de agua para la sed… como se notaba que los tenía bien entrenados, ni siquiera se tardaron 10 segundos en traer lo que les había pedido, a lo cual respondí con un ceño fruncido y una seña de cabeza, de todos modos ya los chicos conocían como era mi actitud frente a todo.

Justo antes de regresar a sentarme en la cama volví a bostezar, esta vez de manera más ruidosa y perezosa… de seguro que la chiquilla estaría maldiciendo dentro de sí misma y quien sabe, podría ser incluso que planeara la manera en como liquidarme por la noche…era algo realmente cómico y pintoresco de ver, en el caso de que pudiera levantarse sin caer por el cansancio y la debilidad obviamente. Eso me recordó que tampoco haría nada con una prisionera muerta de hambre y sed, y además tampoco escaseaba la comida en la Legión y…que mas daba ya?

Toma dije, sin ningún tipo de emoción por delante, tan solo dejándole el plato hondo rebosante de sopa al frente junto a la jarra de agua…ya vería ella si comía o no, realmente no dependía de mi…aunque seguro se tomaría ese gesto como burla o una nueva forma de humillarla y…me encogí de hombros, regresando a mi lecho mientras me comía el pedazo de carne extra que había pedido con impaciencia, acabando con él en poco tiempo…y listo, después de haber engullido tanta comida el sueño terminaba por apoderarse de mi y de nuevo bostecé de manera aún más ruidosa que antes. Algo que decir antes de que nos acostemos? Petición, ruego o amenaza de muerte? Pregunté desinteresadamente al tiempo que terminaba de tirar a un lado la protección de las piernas junto a las demás prendas de ropa que cargaba encima y me acostaba boca arriba en la cama, esperando la respuesta de la rubia…de seguro que sería curiosa de escuchar

Buena respuesta niña, realmente me agradó… comenté mientras revolvía entre las cosas que habían en la cama, finalmente levantando una enorme y gruesa manta que podría abrigar a alguien dos veces de mi altura para lanzársela a la chiquilla, cubriéndola parcialmente y de seguro si la usaba, estaría caliente y “confortable” dentro de lo que pudiera estar mientras se encontrara encadenada…con eso cubría una parte de lo que me quedaba por hacer, lo otro era…SOLDADOS! al instante se pudo oír un golpeteo de botas y placas metálicas que se acercaron poco a poco a la tienda y a través de la lona que separaba el interior del exterior se podía distinguir levemente una figura alta y evidentemente fornida: uno de los tantos soldados que siempre utilizaba como guardia personal en las noches, había llegado el momento de poner la usual defensa alrededor de mi lecho, después de todo, siempre era el objetivo de tantos atentados que ya hasta me disponía a anunciar con creces donde me encontraba…si, a pesar de lo riesgoso que era, resultaba divertido ser la víctima de tan risibles intentos de asesinarme…y si ahora tenía a una princesa encadenada como mascota, sería una presa mucho más apetitosa, incluso entre el montón de simios que tenía bajo mi mando, o mejor dicho, entre el montón de monos que tenía bajo mi mando, consideraba que habían dos hienas que debían ser tratadas con especial cuidado dadas las últimas circunstancias…

Si señor?

Redoblen la seguridad esta noche…quiero 12 guardias apostados aquí y otros más patrullando regularmente el perímetro…no permitan que nadie se acerque, bajo ninguna circunstancia…sea quien sea…si tienen que matar, empalar o lo que sea…no hay problema, tienen permiso de asesinar primero y averiguar después dije con voz bastante seria aunque con un toque de burla muy poco evidente Si no son miembros de la guardia que acabo de asignar…despedácenlos….no hay problema, entendido?

A la orden! En ese instante, el soldado había empezado a movilizarse y al cabo de unos minutos un extenso grupo se había formado alrededor de la tienda con una perfección y con una eficacia que hizo que una ligera sonrisa de autosuficiencia se marcara en mi cara…

…sonrisa que fue ultimada por un último y más largo bostezo con el cual cerré los ojos y apoyé la cabeza en un enorme almohadón a la cabecera de la cama al tiempo que entrecruzaba las piernas y empezaba a dormitar…

… Sin mucho más finalmente había caído rendido ante el cansancio y la flojera, durmiéndome prácticamente en el acto mientras posaba mi antebrazo derecho encima de mis párpados cerrados, mientras que con la mano izquierda me rascaba el ombligo casi por inercia hasta que…simplemente cedí a la inconsciencia por completo, dejando que la negrura del sueño me envolviera y dejara transcurrir el tiempo de manera rápida e imperceptible… aunque…

Saludos heredero del trono de Roma…sea bienvenido a la 12va Legión, me presento…soy Breda, el General a cargo de este regimiento en específico. Saludé con cordialidad al chiquillo de 16 años que había entrado a la tienda de campaña que teníamos armada en las afueras de la Nación más poderosa del continente, justamente en los bosques ubicados al noroeste de la Capital en medio de un claro lo bastante amplio como para envergar a tal cantidad de soldados al mismo tiempo. Según me habían informado, el chico era todo un genio en estrategias además de ser un prodigio en el manejo de las armas, por lo que tan solo se encontraba allí para “observar” como lo hacía una de las Legiones con una reputación un poco más sobresaliente sobre las demás… en lo personal, no me molestaba y ni siquiera me importaba en lo más mínimo, igual, para ese entonces no había mucha acción más que suprimir levantamientos ocasionales de grupos rebeldes que se negaban a aceptar el poderío del Imperio.

Saludos General, estoy a su completa disposición de ahora en adelante para lo que necesite, si hay algo que pueda hacer, no dude en pedirlo. Dijo el chico, haciendo una ligera reverencia de cabeza mientras saludaba con el brazo en un típico gesto militar que era comúnmente visto en los soldados con los que usualmente trataba…pero en mi opinión aquello estaba demás, después de todo éramos tan solo él y yo en la tienda, dado que había pedido que aquella primera discusión fuera a solas y tampoco es que me gustaran mucho las formalidades…pero claro, debía recordar que la educación a la que había sido sometido mi interlocutor había sido rígida y bastante diferente en comparación a la mía, así que descartar los modales básicos no parecía una opción viable en un encuentro donde las primeras impresiones importaban tanto.

Igualmente joven Vergilius. Contesté a su vez, apoyando la mejilla izquierda en la mano del mismo lado del cuerpo, mirando con interés a tan particular persona…en comparación al Emperador, el chiquillo era un tanto más “delicado”, de seguro que sus rasgos había sido heredados del lado materno de la familia o al menos eso era lo que me figuraba al tiempo que intentaba descifrar algo más allá de esos ojos fríos, penetrantes y a cierto nivel, tristes… cosa imposible, así que resoplé desinteresadamente, rascándome el abdomen con la mano que tenía libre.

Por un lado, me parecía un poco intrigante la manera en que el pelinegro actuaba, era bastante misterioso y se me hacía indescifrable el tan solo verlo, en síntesis no podía leerlo en lo absoluto… tal vez era la diferencia entre uno y otro: por mi lado, era un tipo ancho y con músculos bien formados, con especial fuerza en los brazos y hombros, un contraste evidente con Vergilius, quien era flacucho y parecía que desfallecería al momento de empuñar una espada, ni hablar si intentaba usar mi arma personal… aunque más allá de eso, de seguro contaba más el porte, el suyo era más honorífico y elevado, mientras que yo era…… bajo y rufián, algo de lo que me enorgullecía enormemente, sí, la fama que me precedía tampoco pasaba por desapercibida, y de seguro el otro estaba plenamente consciente de ello…

…

Por mí, pueden masacrarlos a todos… da igual, mujeres, niños, ancianos…el enemigo es el enemigo, todos representan una posible amenaza y la forma de evitar fallos es reducir cualquier peligro a cero… Mascullé entre dientes con el ceño fruncido mientras golpeteaba mi frente con el índice, mostrando mi simple y puntual modo de ver las cosas al momento de invadir y conquistar territorio enemigo…después de una inusual conversación con el heredero al trono, habíamos llegado a un punto en el cual había surgido el particular tema iniciado por el tópico de expansión del territorio Romano. Sin ningún foco de infección, las enfermedades no se pueden extender y eventualmente desaparecen sin más.

No estoy de acuerdo expresó Vergilius, con las manos entrelazadas y posadas en frente de su rostro… por primera vez desde que habíamos empezado a hablar, había podido notar un ligero toque de disgusto en su voz.

Uh? Tan solo levanté una ceja, esperando a que el pelinegro continuara… había llamado mi atención con aquel pequeño, casi imperceptible y efímero despliegue de emoción. …ese es el modo en que hacemos en esta Legión…dígame majestad, que tiene que agregar?

Ese puede ser el modo en que se manejan los asuntos en esta unidad…pero el hacerlo en semejante demostración de barbarie e indignidad no los hace mejor que los animales salvajes…no, de hecho, los convierte en algo mucho peor que eso, bajo el ojo de un ciudadano (por quienes trabajamos, sudamos y sangramos) serían mucho peor que las más bajas demostraciones de vileza de los pueblos con quienes intentamos compartir la gloria y la grandeza…al menos, así lo veo General. Declaró el segundo vástago del Emperador con tono claro y decisivo sin cambiar ni un ápice su expresión severa.

Hmm… tanto se nota que soy una lacra? Pregunté con una sonrisa ancha y sincera…la primera en bastante tiempo, años o tal vez décadas, no lo sabía con certeza…de lo que si estaba seguro es que tal vez no pasara tanto tiempo entre esa y la próxima.

…grr…---Agh- Me había despertado de improvise justo cuando estaba a mitad de un largo ronquido, ahogándome ligeramente y levantando la parte superior de mi cuerpo que de lejos era, la más ancha…monstruosamente ancha en comparación a la época que había rememorado entre un sueño relativamente tranquilo…Ju…doy pena recordando estas cosas…me hacen sentir viejo… me dije a mi mismo, palmeándome con fuerza la frente tan solo por permitirme recordar semejantes eventos aunque fuera involuntariamente a través de sueños…si, sin saberlo ni pretenderlo había cambiado radicalmente en el transcurso de unos fugaces 5 años…quien sabe, tal vez fuera que el jefe había influido de alguna manera en mí, tal vez era por él que ahora ni se moderaba al comer…si, quien lo sabía?...con un segundo y más fuerte manotón a mi cabeza me levanté y me estiré, haciendo crujir mis huesos uno por uno y disfrutando del aire matutino que ahora nos rodeaba a mí y a la princesa bárbara, de quien me había olvidado hasta que reparé en una respiración entrecortada que rayaba en el cansancio…si, era obvio que no había dormido ni un poco durante toda la noche

En tu ex-reino no se enseñaba a saludar por las mañanas? O es que la realeza también pasa de los buenos modales? pregunté volviéndome casualmente hacia la chiquilla, esperando a ver otra de sus entretenidas e impredecibles respuestas, mientras me colocaba el pantalón y las botas con lentitud, tan solo atento a la rubia cuyo aspecto dejaba mucho que desear en esos instantes

Un título se conserva para siempre, eso queda para tu historial de manera permanente…la historia no te recordará como la “antiguamente conocida como princesa de Germania” cierto? El adjetivo está bien mi estimada niña… dije con una sonrisa maliciosa mientras me rascaba la panza con desdén. En ese instante me volví y me puse a rebuscar entre mis cosas para finalmente sacar un instrumento alargado de color plata, que era una rareza total puesto que yo mismo lo había diseñado y posteriormente forjado. Aunque pareciera algo así como una aguja muy ancha y con punta roma, su verdadera función era bastante alejada a la de ser un instrumento de tortura, de hecho, provocaba todo lo contrario: era un “relajante”. En todo caso, me atrevería a decir que tenemos a varios soldados tuyos encima…es imposible haber acabado con todos…al menos, un puñado habrán quedado vivos, es el escenario más lógico, no te parece? Pero lo que si no puedo imaginar es…son tus compatriotas tan fieles como para seguir el rastro de mi Legión y salvarte el triste pellejo?...si son como mis soldados, considérate muerta finalicé, sacando un pequeño frasco con un tapón de cera fácilmente removible. Son fieles mientras me encuentre aquí…pero tengo bien en cuenta que si desaparezco o quedo inutilizado, estoy jodido…aunque al parecer en Germania no son así, de cierta forma, me da envidia. comenté mientras introducía uno de las puntas con paciencia y la sacaba después de asegurarme que estuviera bien impregnada del contenido del frasco …ugh, que maldito dolor de cabeza……bien, creo que es hora de marcharnos, puedes ir despidiéndote de tu reino…o al menos de lo que queda de él, hoy mismo desapareceremos ya que un General como yo debe reportarse ante el gran jefe…de seguro que te agradará ver a alguien de su calibre en persona…si, puedes considerarlo un honor finalicé, saliendo de la tienda y dirigiéndome a la fogata que seguía encendida frente a esta, acercando la punta impregnada para esperar a que se calentara lo suficiente y empezara a humear un sustancia gaseosa de tono un tanto difuminado que impedía precisar el color con exactitud. Después de aquello simplemente aspiré el humo y sentí al instante el efecto anestésico del opio, que mermaba el dolor de cabeza que me afectaba y lo disminuía a niveles en los cuales mis pensamientos se hacían más y más claros.

El viento en aquel momento empezaba a soplar un poco más fuerte en dirección a Roma, casi parecía querer que empezáramos a movernos hacía la capital del Imperio, cosa que…porque no habría de ser cierta? Después de todo no había nada mejor que hacer en aquel sitio y ya habían reprimido a las últimas fuerzas rebeldes de Germania, mientras que de seguro Vergilius también iría de camino a casa…con un último resoplido di un grito y ordené con firmeza:

EMPAQUEN TODO, NO VAMOS DE ESTA MIERDA DE UNA VEZ!

Aquel mismo día habríamos de salir de Germania y en unos cuantos días más llegaríamos a Roma, ya que si se retrasaban más de lo necesario, serían vistos como una vergüenza tardía y eso era justamente lo peor por lo que podía ser reconocida una Legión: incumplir con el deber o ser deshonrosos de alguna u otra manera, y en todo el tiempo que había tenido a esos mocosos bajo mi mando, nunca había sucedido tal cosa y no iba a empezar ahora

Llamen a Manigoldo y Kardia!…si es que el par de zánganos se encuentran aquí, claro está…de seguro se perdieron toda la noche, dúo de imbéciles… murmuré después de dar la orden y quedarme con los brazos cruzados, aspirando el humo de opio que surgía del curioso instrumento de metal con lentitud. …a ver que fue lo que hicieron con el castillo…

Y…Manigoldo, donde se supone que quedo Kardia?

Pregunte en el instante en que el que era considerado como uno de los dos demonios que servían bajo mi mando hacía acto de presencia en la tienda principal del campamento que en aquellos momentos estaba siendo recogido por mis hombres, puesto que ya no había nada mejor que hacer en esas tierras actualmente devastadas. Con un movimiento fluido y bastante desinteresado volví a inhalar el humo que soltaba el opio recalentado, resintiendo los efectos anestésicos al instante con lo cual me parecía que mi cráneo se libraba de una presión monstruosa…de cierta forma, era el modo de dejar a un lado el peso de tantos pensamientos, recuerdos y asuntos pendientes que se acumulaban en mi cerebro a través de los años y que en determinados puntos empezaban a molestar en gran medida, lo que generaba migrañas, jaquecas y realmente, mal humor, un último agregado que por mera casualidad no estaba presente, asi que tan solo sonreí con sorna al ver la cara de alegría de mi subordinado.

Que pasó? Mala noche? Racha mala? Ya deberías estar acostumbrado, no es así? Pero tranquilo, que en una semana más o menos estaremos en Roma y podrás metérsela cuantas veces quieras a Bárbara durante varias noches seguidas. comenté mientras volvía a inhalar y exhalaba con lentitud premeditada, tan solo para ver cualquier mueca que se pudiera formar en la cara de mi interlocutor dado que siempre era interesante ver como esos ojos se retorcían en expresiones de odio, desprecio y quien sabe que más. Como sea, eso no es el asunto por el cual te llamé…tan solo quería saber algo…que pasó con ustedes apenas me fui del castillo? Algo interesante que destacar o que tengas que declarar? Con lujo de detalles…sabes que no me gustan las lagunas cuando hablamos...suelta toda la sopa… pedí con cierta “amabilidad”, después de todo, que podría ocultar Manigoldo en aquel punto? La verdad, nada…lo conocía demasiado bien, tanto como para saber si mentía o hablaba con franqueza, más aún cuando estaban separados el uno del otro…sin apoyo ambos eran presas relativamente fáciles de coger desprevenidas. Que pasó con la mujer que tenían acorralada? Se la violaron? La cortaron en rodajas? La tiraron a un foso? La rompieron hasta que dejo de respirar? O simplemente destruyeron todo lo que quedaba en pie? El humo del opio seguía elevándose poco a poco, formando círculos curiosos por sobre mi cabeza y siendo un espectáculo un tanto curioso para los ojos de cualquier persona que no fuera de aquella Legión en particular…así como mi hábito de rascarme la panza desnuda con una pereza incomparable, lo que me daba un aire ciertamente estúpido y lo mejor era que…me gustaba aquello…

Yo solamente mencione una puta en particular, quien de hecho es la encargada de darme mis baños especiales, supongo que no habrás olvidado ese detalle, cierto? Pregunté con especial énfasis, porque lo mas seguro es que Manigoldo no se hubiera pasado aquel punto en especial sobre la relación que manteníamos con la pequeña Bárbara…si, podía que el se la tirara cuantas veces quisiera sin pagar, pero en mi caso particular ella me proporcionaba un servicio mucho más personal que tan solo abrir las piernas y dejarse embestir una y otra vez hasta dejarla mojada tanto por dentro como por fuera. Como sea…si si si…tienes razón, no eres la niñera de Kardia comenté como quien no quiere la cosa mientras volvía a inhalar más del espeso humo del opio, que se elevaba con lentitud y se quedaba flotando por sobre nuestras cabezas. En mi opinión, era extrañísimo que ese par en particular se encontrara separado el uno del otro, si bien no se profesaban amor fraternal y mutuo aprecio también era cierto que toda sus asquerosas vidas habían transcurrido en compañía…ju…curioso par de monigotes que me había encontrado hacía ya un tiempo atrás.

Aunque si me suena extraño que no se hubieran traído nada con ustedes…y desde cuando unos dientes faltantes los ha detenido de aprovechar unas buenas piernas? Lo único que hacen es tirarla, taparle la boca para que no se queje o intente morderlos y se la meten hasta que queda destrozada o hasta que la polla se les quede seca. No digo que no sea verdad lo que dices enano, pero… Más y más humo se elevaba, mientras me rascaba la panza con la mano libre para luego palmearla varias veces de manera seca y concluyente. Resulta de lo más curioso, pero bueno, supongo que eso cubre el reporte de lo que pasó con la fortaleza Germana así que…vete alistando, en 1 hora salimos hacia Roma y ya sabes lo que eso significa…días y días de marcha ininterrumpida detrás de mi pedorro caballo, seguro que disfrutarás la marcha, eh? Pero alégrate, cuando termine podrás ir a la Sobajera y darte varios días de gracia, eso en el caso de que no surja algo más que hacer cuando hable con el jefe……… en ese instante inhale y exhalé con una sonrisa socarrona que mostraba todos mis dientes en fila ………huejejeje…jajaja…JAJAJA!!!

Huhu~…

Fue lo único que pude resoplar ante la salida de Manigoldo de mi tienda…me había resultado un poco cómica la manera en que había respondido y siendo sinceros, casi todo me parecía gracioso en aquel momento en el que mi cerebro estaba parcialmente anestesiado, aunque al contrario de lo que podrían pensar, tampoco era que entraba en un estado de estupidez casi absoluta en el cual me era imposible pensar correctamente…no no no, no era así, más bien al contrario: sin migraña pensar se me hacía muchísimo más fácil y todo me parecía tan estúpido, sin sentido y simple que lo único que hacía era reírme de cuantos problemas se creaban todos en asuntos cuya resolución era endiabladamente sencilla. Fue en ese momento que escuché el murmullo que se escapaba de la boca de la princesa Germana, mascullando algo que me hizo alzar un ceja casi con incredulidad.

Oye oye...estoy en mis cinco sentidos, en la mañana estoy más repuesto que en ningún otro momento del día…y si lo dices por el opio… en ese instante inhale más lentamente que antes para soltar la bocanada de humo grisáceo por la boca con paciencia, haciendo que el humo tomara numerosas formas de acuerdo a los movimientos perezosos que ejecutaba mi lengua en la cavidad bucal Esto tan solo es para aclararme las ideas y quitarme el maldito dolor de cabeza… Inmediatamente me arrodillé frente a ella y me quede mirándola a la cara y de verdad que su expresión no podía mostrar nada más que cansancio y de cierta forma, pesar…tal vez más… Y lo dije hace unos 10 minutos…lo que haré contigo en Roma…iremos a ver al gran jefe en persona y lo demás es…una sorpresa… dije como quien no quiere la cosa, palmeando la cabeza de la chiquilla para luego enmarañarle el ya de por sí deshecho peinado Así que…que hacemos aquí? Realmente nada, por lo cual mi estimada princesita es hora de marcharnos…espero que sepas mantenerte encima de un caballo, aunque como eres mi premio personal tendré que llevarte conmigo, por lo tanto…espero que sepas aguantar tus impulsos asesinos, puede que al final del viaje te quite los grilletes, no son muy elegantes en alguien de tu calaña… no estás de acuerdo? comenté mientras me levantaba y empezaba a caminar en pos de la salida de la tienda para echar un vistazo afuera y ver como los soldados se preparaban para salir de una buena vez por todas de tierras bárbaras Bien…ya todos los demás se preparan, así que nos toca a nosotros ahora…vamos vamos vamos princesita, levantándose…quédate con la manta si quieres, es muy poco práctica para alguien como yo. Finalicé, empezando con los preparativos para iniciar el largo viaje que nos llevaría de vuelta a Roma, la capital del imperio en el cual se contaba ahora Germania y todas las tierra adyacentes, una noticia que a pesar de no ser nueva, era bastante agradable al saber que los últimos focos de resistencia habían sido apagados y el único vestigio de su existencia residían en una princesa que estaba al borde de la inconsciencia y bajo mi custodia…Roma se había contado otra victoria más.

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OFFROL: Dado que estamos cronológicamente una semana atrasados con la historia general que se lleva en Roma, se hará un flashforward hasta la Capital...lol