Puertos de Londinium

por Manigoldo Miér Oct 06, 2010 10:00 pm

Manigoldo había camino lo más rapido posible intentando perder al inutil de Kardia por el camino. Su hermano era algo que no quería tener que soportaren un clima tan humedo como ese. Recordaba alguna que otra ocasion donde ambos habían pasado bastante tiempo en el barro, sobre todo cuando eran niños y el río Tiber crecía. Era horrible tener que sentir el frío calando los huesos durante el invierno y la lluvia los mojaba... podía sentirse un poco indentificado con aquellos muertos de hambres que caminaban descalzos sn un camino al cual realmente podían llamar suyos, todo ese reino realmente pertenecía a Roma.

Y ahi, sentado en una especie de banca, mirando como cargaban los barcos... pudo ver en las orillas del mar a los espiritus de los guerreros que habían caido peleando en ese lugar para defender las costas de las invasiones. Miró hacía arriba irritado mientras su boca formaba una mueca. Era desagradable verlos donde quiera que fuera... pensaba que los muertos se iban a quedar en Roma, pero había sido inocente, por no decir estupido, pensar que en Britania no habían almas de gente caida.

- Por los dioses, por que no se van ya al bajo mundo y dejan de joder. - Puso sus manos en la cara suspirando, realmente era irritante ver gente que no estaba ahi donde quiera que fuera. - Que cerbero les coma el culo cuando lleguen, pero dejen de perseguirme donde quiera que voy.

Escuchaba sus lamentos y para no escucharlos comenzó a silbar indiferente. Pero había algo diferente ultimamente... ya no era como antes que de vez en cuando los veía a lo lejos. Ahora era como, como si el fuera un iman de esas cosas, ya que no los podía llamar humanos. A veces los veía con claridad, semitransparentes pero claros, estaban ahi, aunque sus pies desaparecieran... aveces solo veia pequeñas esferas de energía azul, como llamaradas heladas... sabía que algo tenían que ver con los muertos pero no sabía que.

Volvió a suspirar y se apoyó contra la pared mohosa y fría esperando que Archer terminara sus asuntos y estuviera listo para ir a Roma. Se preguntaba como se habrían tomado todos allá lo ocurrido con Breda... lo mas posible era que fueran tomados como traidores, pero ya había solucionado eso, como siempre... el no tomaría la culpa de aquellos platos quebrados, no era parte de su naturaleza tomar responsabilidad por nada.

por Archer Sáb Oct 09, 2010 5:29 pm

El silbido de los legionaros llegaban por todas partes, provenian de los primeros guardías quienes recien llegaban a la acera del puerto de Britania, detras suyo una elegante tropa vestido con su uniforme de gala custodiando al aun gobernador Archer quien era el unico que seguía luciendo como hibrido entre civil y militar.

Los pasos fuertes de cada guerrero hacían temblar el suelo, todo rastro de gente en su camino se evaporaba, las ratas, basura, etc ya no existia frente a la mirada del general quien desde la sucesión de su padre había decretado tacitamente tales actos que consideraba abominantes para la sociedad.

Los gestos petreos de los subordinados persistian mientras pasaban al lado del par de hermanos, Solo Archer se detuvo con un par de sus legionarios mientras el resto de su "comite" proseguia rumbo al extremo norte del puerto.

Legionarios provenientes de roma...

Dijo con exclamación de por medio al ver al par distraido de visitantes, Archer no tenía tiempo, ni ganas de perder su tiempo en tener que repetir sus palabras, era algo que le irrtaba hacer.

El barco por el cual regresaremos se encuentra al otro lado, siganme.

El barco en cuestión, era uno mucho mejor de los generalmente usados, pertenecia a una de las familias más ricas de Britania que por coincidencia servian fielmente a los intereses a Archer. Aquella nave sería capaz de llevarles en menor cantidad de días de los que de seguro es habria tomado a Manigoldo y Kardia en ellgar a las costas britanicas. Sin apartarse nunca de su libro el gobernador subio seguido de sus demás guardias, una hora quedaba para sarpar.

Archer de inmediato se metio en su recamara cerrando la puerta tras de él dejando un guardia de confianza afuera de su estancia. El viaje sería silencioso, lo suficiente para no inquietar al general.

por Manigoldo Lun Oct 11, 2010 1:04 am

Manigoldo suspiró mientras sus pies estaban en alto apoyados en un banco y masticaba una manzana esperando que finalmente llegara Archer. De Kardia no se veía ni la sombra, algo que lo tenía bastante aliviado pues su hermano solía ser muy... digamos que Kardia tenía la habilidad unica de meterse en todo tipo de problemas y arrastrarlo con él, algo que no le gustaba para nada. El día era bastante calido, se podía sentir el olor a la sal y el mar en aquel puerto mientras se veía como las gaviotas se cagaban sobre todo. El movimiento era bastante, todos moviendose de un lado para otro descargando y cargando mercaderia, buscando redes, vendiendo veces... lo tipico de un puerto.

Manigoldo lanzó lejos el corazón de manzana y pudo darse cuenta que por el camino venía caminando Archer, el general de la legión... a quien ahora serviría y tendría que obedecer. Sólo esperaba que no fuera como el gordo maricon que hablaba con los conejos imaginarios y las ladillas de sus propias pelotas. Pensarlo si quiera le dio un escalofrío.

El general le indicó que lo siguiera pues al otro lado del lugar había un barco mucho mas adecuado para ellos. Manigoldo sonrió pues no se imaginaba haber estado otros quince dias en aquel barco de mierda... era pequeño y había tenido que dormir practicamente entre las ratas. Siguió a la comitiva de soldados que acompañaba a Archer y subieron al nuevo barco. A la distancia notó que Archer se encerraba en una habitación... no le molestaba, el tambien tenía cosas mas interesantes que hacer que compartir el día con gente que no conocía, lo unico que deseaba era llegar rapido a Roma.

por Kardia1 Mar Oct 04, 2011 4:29 pm

Llegué al puerto y no había nada que me interesara ni nadie a quien pudiera pedir que me llevara Roma cuanto antes. Estaba todo tan desierto que a los lados mucha arena y pocos barcos. Los pocos que había no tenían nada, ni siquiera un puto marinero o cuidador. Entonces me dejé caer al suelo y cerré los ojos mientras estaba allí sentado. Suspiré mi me dediqué despreciarme en mi interior. ¿Qué clase de idiota puede quedarse dormido con los ojos abiertos, y que lo abandonen en un palacio en donde no quedó nadie? Sí yo, que ironía, pero bueno, tenía que esperar, aunque no era lo mío lo de la paciencia.

-¡Alístense que en veinte minutos partimos a Roma, muchachos!- fue lo que escuché enseguida y sin pensarlo abrí los ojos, viendo al frente a un viejo que le hablaba a sus marineros, o eso creía a simple vista.

-¿Dijo en veinte a Roma? Jajaja!! ¡Genial! Hoy estoy de suerte- exclamé levantándome de un salto dejando volar un poco de polvo del suelo.

Me acerqué a aquel viejo para hablarle. No era lo mío tener que hacer todo el trabajo para conseguir algo, pero bueno… estaba solo y no iba a quedarme en ese asqueroso lugar a pudrirme de por vida. Tenía que irme y qué mejor que esa oportunidad.

-Oye tú, me puedes llevar en tu barco ¿Verdad?- dije en un tono frío y sin muchas palabras.

El viejo se dio vuelta y me miró de arriba abajo, después se me quedó mirando como un bobo.

-¿Qué me miras así? ¿Te gusto o qué, viejo achacoso?-

-No, olvídelo. Disculpe, soy el capitán de este navío. ¿A dónde quiere ir usted, joven?- preguntó luego con algo de indiferencia. Odiaba que no me tomaran enserio, aunque yo hiciera lo mismo jajaja.

-A Roma.-

-Pues nosotros partimos en veinte minutos hacia allá. Si quiere ir no habría problema.-

-Ya lo sabía, y era mi plan… no causaré problemas, creo. Ahora mueve ese culo y ponte a trabajar que me quiero ir ya mismo.-

-Disculpe, pero tardaré lo que sea necesario para viajar seguros.- contestó el viejo algo molesto.

-Como sea, no me jodas. Entonces vengo cuando se dignen a terminar con todos sus preparativos.- Suspiré. Bueno, al parecer ya tenía transporte gratis asegurado, genial, iba a poder descansar un tiempo así que no hablé más y simplemente me alejé de aquel tipo para esperar a que se hiciera la hora de partida.

Pasaron algunos minutos y los marineros y demás iban subiendo al barco. Entonces sin más caminé a paso lento y como podía hasta aquel barquito y me subí luego de ellos. Ya iba a partir en camino a su destino, y sólo me quedaba esperar. Entonces me dejé caer en el suelo de madera contra la pared y cerré los ojos.

por Vice Jue Ene 26, 2012 11:55 pm

Vice se encontraba muy contenta y no realmente por el viaje si no porque sus padres le habían confiado esa misión tan importante, no había mucha gente en el puerto cuando Vice levanto la mirada para observar el cielo que tenía muchas nubes cuando su padre llego con un sombrero bastante grande y se lo puso en la cabeza –Es bastante hermoso- su padre solo le respondió con una enorme sonrisa.

Había un enorme barco realmente hermoso donde suelen trasportarse el alto mando de Britania no cualquiera podía subir en el, un hombre uniformado se acerco a ellos –Estamos a punto de zarpar señorita por favor aborde lo mas rápido posible- aquel hombre se alejo. Vice se despidió de sus padres y sin equipaje abordo, las amarras fueron soltadas, y el ancla levantada cuando comenzó a moverse alejándose poco a poco mientras Vice movía su mano de un lado a otro despidiéndose mientras sus padres le correspondían –¡Los extrañare!-

Al observar que estaba lo bastante lejos los padres de la chica se encomendaron a Poseidón para pedirle que su hija llegue con bien a su destino

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