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Zona Secreta (Pasaje a Manantial subterraneo) Colindante a recamara de Diva
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Zona Secreta (Pasaje a Manantial subterraneo) Colindante a recamara de Diva
El sigiloso paso de Solomon se confundia con el de las pequeñas gotas de liquido que caian del techo abovedado del unico pasaje oculto de Palacio que no era conocido más que por los familiares del emperador, había sido enseñado como gran secreto por parte de la antigua esposa del emperador a sus hijos y sobrinos como último recurso de escabullirse en caso de emergencia.
Con el paso del tiempo, los tiempos de paz menguaron la idea de una posible rebelión o invasión extranjera, lo que dio pie a que el tan nombrado pasaje secreto solo sea visto como una escondite de juegos para los infantes familiares del imperio. Ese "lugar" magico de diversiones fue destruido a comienzos de la llegada de Diva, ese manantial fue el lugar de los lujuriosos encuentros del padre de Solomon y ella, luego fue lo mismo con el emperador, en cambio, aunque raro pareciera, con Solomon nunca ocurrio nada parecido, él nunca quizo pervertir aquel territorio guardado en sus recuerdos.
Pero allí estaba esperando a Diva, tal como le había mencionado ella misma aquel día en los jardines interiores, ella llegaria, pues sabía perfectamente el lugar predilecto para un encuentro que a todas vistas debia quedar como profundo secreto. El caballo del senador estaba pastando muy lejor de alli, y ni siquiera la servidumbre poseia las llaves que guiaban a aquel lugar, era en verdad un lugar perfecto.
Con el paso del tiempo, los tiempos de paz menguaron la idea de una posible rebelión o invasión extranjera, lo que dio pie a que el tan nombrado pasaje secreto solo sea visto como una escondite de juegos para los infantes familiares del imperio. Ese "lugar" magico de diversiones fue destruido a comienzos de la llegada de Diva, ese manantial fue el lugar de los lujuriosos encuentros del padre de Solomon y ella, luego fue lo mismo con el emperador, en cambio, aunque raro pareciera, con Solomon nunca ocurrio nada parecido, él nunca quizo pervertir aquel territorio guardado en sus recuerdos.
Pero allí estaba esperando a Diva, tal como le había mencionado ella misma aquel día en los jardines interiores, ella llegaria, pues sabía perfectamente el lugar predilecto para un encuentro que a todas vistas debia quedar como profundo secreto. El caballo del senador estaba pastando muy lejor de alli, y ni siquiera la servidumbre poseia las llaves que guiaban a aquel lugar, era en verdad un lugar perfecto.
Solomon- Dios/a
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Re: Zona Secreta (Pasaje a Manantial subterraneo) Colindante a recamara de Diva
No espere que estos mostraran sus respetos antes de irme, me retiraba hacia los jardines que daban vista a mi habitación dando el paseo a la que estaba acostumbrada cada día pero en realidad era para encubrir ahora mis nuevos encuentros con Solomon… mi mano arrugaba el papel que mantenía escondido dentro de esa capa.
Mi cuerpo se perdía de vista entre esos laberintos de arbustos que rodeaban el palacio, el rocío se pegaba a mi cuerpo bajando pronto las escaleras y encontrar una puerta algo ya oxidada por el tiempo, introducía la llave la cual giro con facilidad sin dejar que nadie me llegara a ver, el frío que sentí de inmediato recorrió por mi piel… tomaba una de las antorchas que siempre se mantenían encendidas en el exterior para alumbrar mi camino.
Una gran abertura se extendía, mis pasos se escabullían hasta ver ahí mismo el caballo de Solomon mientras este esperaba a un lado, la luz de inmediato se reflejó denotando de inmediato mi llegada, decidí avanzar hasta botar la antorcha que cayera cerca de un charco apagando la iluminación. Mi rostro era serio.. ni siquiera se veía esa sonrisa con el que siempre era recibido por mi parte, negaba con la cabeza fastidiada de su actitud… por extraño que sonara mostraba mi verdadera naturaleza sin que a este le importase tan ofensivo comportamiento para una dama como lo era la emperatriz de Roma. Respire profundamente para acercarme al corcel y acariciarlo un buen rato mientras pastaba… no me moleste a saludarlo, no estaba de humor.
Su presencia se hizo notable Senador al no presentarse a tal inusual conferencia esta mañana pero me imagino que estaba ocupado complaciendo a mi querida hija Lydia en su villa.
El animal no evito ponerse nervioso debido a la atmosfera tan tensa que destilaba en ese momento, sujetaba las riendas para mantenerlo quieto y seguir acariciándolo, ese era el menor de mis problemas ya que la llegada de ese nuevo General no estaba en mis planes además de que Solomon había saltado mi autoridad como emperatriz. Giraba mi cuerpo para verlo directamente… estaba molesta..
Solomon… haces cosas que me desagradan.. aun así… odio el deseo que desprendes en mi interior… simplemente eres un ser despreciable que merece solo la muerte.
Mi cuerpo se perdía de vista entre esos laberintos de arbustos que rodeaban el palacio, el rocío se pegaba a mi cuerpo bajando pronto las escaleras y encontrar una puerta algo ya oxidada por el tiempo, introducía la llave la cual giro con facilidad sin dejar que nadie me llegara a ver, el frío que sentí de inmediato recorrió por mi piel… tomaba una de las antorchas que siempre se mantenían encendidas en el exterior para alumbrar mi camino.
Una gran abertura se extendía, mis pasos se escabullían hasta ver ahí mismo el caballo de Solomon mientras este esperaba a un lado, la luz de inmediato se reflejó denotando de inmediato mi llegada, decidí avanzar hasta botar la antorcha que cayera cerca de un charco apagando la iluminación. Mi rostro era serio.. ni siquiera se veía esa sonrisa con el que siempre era recibido por mi parte, negaba con la cabeza fastidiada de su actitud… por extraño que sonara mostraba mi verdadera naturaleza sin que a este le importase tan ofensivo comportamiento para una dama como lo era la emperatriz de Roma. Respire profundamente para acercarme al corcel y acariciarlo un buen rato mientras pastaba… no me moleste a saludarlo, no estaba de humor.
Su presencia se hizo notable Senador al no presentarse a tal inusual conferencia esta mañana pero me imagino que estaba ocupado complaciendo a mi querida hija Lydia en su villa.
El animal no evito ponerse nervioso debido a la atmosfera tan tensa que destilaba en ese momento, sujetaba las riendas para mantenerlo quieto y seguir acariciándolo, ese era el menor de mis problemas ya que la llegada de ese nuevo General no estaba en mis planes además de que Solomon había saltado mi autoridad como emperatriz. Giraba mi cuerpo para verlo directamente… estaba molesta..
Solomon… haces cosas que me desagradan.. aun así… odio el deseo que desprendes en mi interior… simplemente eres un ser despreciable que merece solo la muerte.
Diva- Berseker de Ares
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Re: Zona Secreta (Pasaje a Manantial subterraneo) Colindante a recamara de Diva
La fulminante luz de una fogata anunciaba su llegada, venia vestida como acostumbraba, despampanante y con suma arrogancia, aquella combinación que hacia delirar a los hombres mas respetados del imperio, eso claro que lo incluía a él, a pesar de saber la verdad siniestra de un pasado tormentoso en donde su querido padre perdiera la vida. Ese mismo hechizo traído desde los confines de Egipto lo había dejado ciego por mucho tiempo, a pesar de los ruegos internos de su alma por tratar de repudiarla tantas veces, ese rostro níveo, esos ojos seductores que lo conllevarían a la muerte si era preciso para ella.
Pero esta vez Diva no actuaba como de costumbre, no se entregaba a sus brazos llena de pasión y deseo de placeres solo propios de la carne, se dirigía fríamente hacía él, ponía más atención al caballo que a propio hombre que tantas veces le había dado su amor eterno. De eterno no tenía nada, claro estaba ante sus ojos lo manipuladora que era.
No menciones a Lydia, que nada tiene q ver en esto Diva. Acaso crees que te engañaría con mi propia prima, tanto asó piensas que me cambiaste de ser aquel hombre bueno y noble?!
Solomon avanzó tratando de soportar en sus brazos la figura fina de su mujer, pero parecía evadirle, no era la misma de siempre. Sus ojos mostraban la preocupación por el actuar de Diva.
Estas molesta por no haber ido al senado...pero querida mía, no era necesario. Roma es grande y orgullosa, como actuarían como perros falderos y miedosos ante un reino casi conquistado como Egipto. Era obvia la negativa del senado a acatar una oferta de paz jajajajaja...
Pero la mirada de la emperatriz no traía nada bueno a Solomon. Él se inquieto, no cabía en su mente las palabras que iban formando, no quería atreverse a hablar, pero ante la duda lo hizo finalmente mientras con fuerza le tomaba del brazo.
Que paso en el Senado Diva!??
Pero esta vez Diva no actuaba como de costumbre, no se entregaba a sus brazos llena de pasión y deseo de placeres solo propios de la carne, se dirigía fríamente hacía él, ponía más atención al caballo que a propio hombre que tantas veces le había dado su amor eterno. De eterno no tenía nada, claro estaba ante sus ojos lo manipuladora que era.
No menciones a Lydia, que nada tiene q ver en esto Diva. Acaso crees que te engañaría con mi propia prima, tanto asó piensas que me cambiaste de ser aquel hombre bueno y noble?!
Solomon avanzó tratando de soportar en sus brazos la figura fina de su mujer, pero parecía evadirle, no era la misma de siempre. Sus ojos mostraban la preocupación por el actuar de Diva.
Estas molesta por no haber ido al senado...pero querida mía, no era necesario. Roma es grande y orgullosa, como actuarían como perros falderos y miedosos ante un reino casi conquistado como Egipto. Era obvia la negativa del senado a acatar una oferta de paz jajajajaja...
Pero la mirada de la emperatriz no traía nada bueno a Solomon. Él se inquieto, no cabía en su mente las palabras que iban formando, no quería atreverse a hablar, pero ante la duda lo hizo finalmente mientras con fuerza le tomaba del brazo.
Que paso en el Senado Diva!??
Solomon- Dios/a
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Re: Zona Secreta (Pasaje a Manantial subterraneo) Colindante a recamara de Diva
Mi rostro se tornaba despectivo cuando mencionaba tan ligeramente a Lydia, no creería en las palabras de un hombre en el que sus palabras
seguirían siendo mentiras, sus brazos me rodearon haciendo que me apartara del corcel. Por unos instantes me mantuve quieta percibiendo el calor de su cuerpo en el que me abrigaba recordando los momentos en que su piel había friccionado con la mía, cerraba los ojos queriendo concentrarme pero me resultaba difícil manteniendo esa cercanía entre nosotros, apretaba mis puños para interponerlos entre ambos y comenzar a forcejear con él para que me dejara ir.
Aún crees que sigues siendo ese hombre bueno y amable cierto?... más que nadie me gustaría creer en tus palabras pero está en la naturaleza del hombre el cumplir sus más bajos deseos.. ahí tienes a tu primo Vergilius… la disputa que tiene contra Fye no es acaso por esa niñita?. Además que te encuentras conmigo.. si fuera verdad sabrías la diferencia de lo que es correcto Solomon y no me tomarías entre tus brazos tal como lo haces ahora.
Deseaba que se frenará y me soltara, Solomon sabía que había algo mal en mí y no pudo evitar que después de esa broma se preocupara más para pasar a tomarme del brazo y preguntarme que fue lo que sucedía realmente, mi frente se posó en su torso resignada dejando que me apoyará sobre él.
No puedo permitir… no puedo permitir que Egipto y Roma efectúen esa alianza, no dejaré que Selene se robe una vez más mi reino!!
Mis manos se apoyaron arrugando las ropas de Solomon, estaba realmente tensa, me hundía cada vez en su cuerpo queriendo esconder mi frustración ante su mirada pero ya sabía en el interior que era lo que en verdad pensaba de mí, mordía mis labios imaginando como la sangre cubriría el cuerpo de Selene ante mis ojos… gozando el momento que llegaría para que pudiera derrocarla humillándola tal y como ella hizo conmigo, una risa ahogada salía de mi pecho…
Solomon, hasta donde llega tu amor por mí?
Lentamente alzaba mi rostro juntando nuestros cuerpos, ahora era yo quien lo abrazaba y tomaba con gentileza su mejilla aproximando nuestros rostros, mis labios se rozaron con los suyos en un pequeño jugueteo solamente para acercarlos después a su oído y seguir hablando con una dulzura que embelesaría a cualquier ser vivo.
Que serías capaz de dar para mantener mi felicidad?
seguirían siendo mentiras, sus brazos me rodearon haciendo que me apartara del corcel. Por unos instantes me mantuve quieta percibiendo el calor de su cuerpo en el que me abrigaba recordando los momentos en que su piel había friccionado con la mía, cerraba los ojos queriendo concentrarme pero me resultaba difícil manteniendo esa cercanía entre nosotros, apretaba mis puños para interponerlos entre ambos y comenzar a forcejear con él para que me dejara ir.
Aún crees que sigues siendo ese hombre bueno y amable cierto?... más que nadie me gustaría creer en tus palabras pero está en la naturaleza del hombre el cumplir sus más bajos deseos.. ahí tienes a tu primo Vergilius… la disputa que tiene contra Fye no es acaso por esa niñita?. Además que te encuentras conmigo.. si fuera verdad sabrías la diferencia de lo que es correcto Solomon y no me tomarías entre tus brazos tal como lo haces ahora.
Deseaba que se frenará y me soltara, Solomon sabía que había algo mal en mí y no pudo evitar que después de esa broma se preocupara más para pasar a tomarme del brazo y preguntarme que fue lo que sucedía realmente, mi frente se posó en su torso resignada dejando que me apoyará sobre él.
No puedo permitir… no puedo permitir que Egipto y Roma efectúen esa alianza, no dejaré que Selene se robe una vez más mi reino!!
Mis manos se apoyaron arrugando las ropas de Solomon, estaba realmente tensa, me hundía cada vez en su cuerpo queriendo esconder mi frustración ante su mirada pero ya sabía en el interior que era lo que en verdad pensaba de mí, mordía mis labios imaginando como la sangre cubriría el cuerpo de Selene ante mis ojos… gozando el momento que llegaría para que pudiera derrocarla humillándola tal y como ella hizo conmigo, una risa ahogada salía de mi pecho…
Solomon, hasta donde llega tu amor por mí?
Lentamente alzaba mi rostro juntando nuestros cuerpos, ahora era yo quien lo abrazaba y tomaba con gentileza su mejilla aproximando nuestros rostros, mis labios se rozaron con los suyos en un pequeño jugueteo solamente para acercarlos después a su oído y seguir hablando con una dulzura que embelesaría a cualquier ser vivo.
Que serías capaz de dar para mantener mi felicidad?
Diva- Berseker de Ares
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Re: Zona Secreta (Pasaje a Manantial subterraneo) Colindante a recamara de Diva
Habla Solomon
Pienso
Cita de Diva
-------------------------------------------------------
La extrañeza de Diva aumentaba, sus cambios de humor eran notables, ahora se acercaba como no queriendo la cosa a los brazos de aquel hombre. Solomon no la separo pues en el fondo de su corazón había deseado siempre aquel instante en que el corazón frío de la emperatriz se revelara ante sus ojos. La tomo con fuerza y cariño, como lo haría con su hija, ella temblaba a pesar de sentirse en sus palabras la cólera guardada.
Alianza?...que diablos hizo el senado…mi mente no calza a concebir tamaña barbarie, acaso Octavius y Vergilius no fueron avisados?...debemos hablar con ellos de inmediato mi vida, si existe alguna llamarada de razón en este imperio que me muestras… esa la tendrán ellos…nuestra familia.
El senador no le increpo lo demás, sobre Lydia o asuntos del pasado, estaba estupefacto de saber la traición de los hombres del senado, quienes una vez ayudaron a su padre y tío, que clase de amenazas tendrían o que conveniencias podrían obtener de dicho asunto, era algo inexplicable para él. Diva se acurrucaba más en su cuerpo, pero su mirada seguía distante, una característica muy suya en otros tiempos.
Que le paso a la mujer fuerte de mirada penetrante que iba siempre en contra de la marea si así era preciso…que diantre sucedió cuando estaba en…en…
Mientras intentaba recordar, Diva le susurro con extraño cariño algo que lo dejo aun mas atónito, el gesto suyo era desencajado, no comprendía a carta cabal lo que veía y sentía.
Solomon, hasta donde llega tu amor por mí?
Extendiendo sus brazos ella le abrazo amorosamente, al momento en que jalo de su barbilla para verle el rostro, Solomon dejo su atontado comportamiento, no deseaba dejar que le note su profunda duda. La penumbra del lugar apenas daba percepción del rostro de su amada, pero esa era su voz. Una vez más volvió a oír, era ella sin duda.
Que serías capaz de dar para mantener mi felicidad?
Muchas cosas venían a su cabeza, una mezcla de intriga, preocupación y misterio rodeaban aquel sitio. Las gotas caían sobre la piedra caliza haciendo del todo algo casi místico, un páramo perdido de Morfeo. Solomon frunció el ceño tratando de no dejar navegar su mente por mares desconocidos y peligrosos.
Tu felicidad es la mía Diva y lo sabes…que es lo que pides ángel mío?
Pienso
Cita de Diva
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La extrañeza de Diva aumentaba, sus cambios de humor eran notables, ahora se acercaba como no queriendo la cosa a los brazos de aquel hombre. Solomon no la separo pues en el fondo de su corazón había deseado siempre aquel instante en que el corazón frío de la emperatriz se revelara ante sus ojos. La tomo con fuerza y cariño, como lo haría con su hija, ella temblaba a pesar de sentirse en sus palabras la cólera guardada.
Alianza?...que diablos hizo el senado…mi mente no calza a concebir tamaña barbarie, acaso Octavius y Vergilius no fueron avisados?...debemos hablar con ellos de inmediato mi vida, si existe alguna llamarada de razón en este imperio que me muestras… esa la tendrán ellos…nuestra familia.
El senador no le increpo lo demás, sobre Lydia o asuntos del pasado, estaba estupefacto de saber la traición de los hombres del senado, quienes una vez ayudaron a su padre y tío, que clase de amenazas tendrían o que conveniencias podrían obtener de dicho asunto, era algo inexplicable para él. Diva se acurrucaba más en su cuerpo, pero su mirada seguía distante, una característica muy suya en otros tiempos.
Que le paso a la mujer fuerte de mirada penetrante que iba siempre en contra de la marea si así era preciso…que diantre sucedió cuando estaba en…en…
Mientras intentaba recordar, Diva le susurro con extraño cariño algo que lo dejo aun mas atónito, el gesto suyo era desencajado, no comprendía a carta cabal lo que veía y sentía.
Solomon, hasta donde llega tu amor por mí?
Extendiendo sus brazos ella le abrazo amorosamente, al momento en que jalo de su barbilla para verle el rostro, Solomon dejo su atontado comportamiento, no deseaba dejar que le note su profunda duda. La penumbra del lugar apenas daba percepción del rostro de su amada, pero esa era su voz. Una vez más volvió a oír, era ella sin duda.
Que serías capaz de dar para mantener mi felicidad?
Muchas cosas venían a su cabeza, una mezcla de intriga, preocupación y misterio rodeaban aquel sitio. Las gotas caían sobre la piedra caliza haciendo del todo algo casi místico, un páramo perdido de Morfeo. Solomon frunció el ceño tratando de no dejar navegar su mente por mares desconocidos y peligrosos.
Tu felicidad es la mía Diva y lo sabes…que es lo que pides ángel mío?
Solomon- Dios/a
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Re: Zona Secreta (Pasaje a Manantial subterraneo) Colindante a recamara de Diva
La familia… la familia es algo que no existe.. incluso el lazo más fuerte puede corromperse para saciar su sed de superioridad.. por eso solo puedo confiar en ti Solomon…
Mi voz seguía sonando como en una pequeña tonada en mis palabras, posaba mi mano acariciando su cuello y besarlo repetidamente, mis labios chocaban sobre su piel humedeciéndolo sintiendo como sus brazos se volvían más fuertes sosteniéndome. Me detuve pues teníamos toda la noche a nuestra disposición así como toda una vida para estar con él si esos eran mis deseos el de permanecer a su lado, tomaba su rostro con ambas manos mirándolo tranquilamente solo para mantenerlo al tanto pues si me preocupaba por cosas que ya estaban hechas no tenía sentido alguno el dejarme abatir por cosas insignificantes.
Solomon.. tú como todo el imperio sabe la guerra que ha mantenido Roma contra Egipto para conquistar esas tierras desérticas.. pero tal parece que el General Edward no pudo con algo tan sencillo como para volver victorioso. Esta mañana una carta de la misma Reina de Egipto llego notificando que las legiones romanas habían sido capturadas… desesperados quisieron negociar la paz con ambos imperios para terminar todo esto. –podía ver como se dibujaba la confusión en los ojos de Solomon pero eso me tenía sin cuidado- sabes porque no creo en la familia amor mío?... porque jamás he llegado a confiar en nadie más que no seas tú?..
Yo alguna vez fui la reina de Egipto, me forzaron a casarme con mi hermano para mantener el “linaje”… un niño de 7 años!! Al que tenía que llamar mi esposo y faraón... –el tono de furia en mi voz cambiaba drásticamente sin soltar su rostro hasta que mis manos caían a mis costados notando el vacío de mis ojos-Nos consideraban dioses… incluso llegamos a creer en sus mentiras creyéndonos como tales para guiar la luz a nuestro reino. En ese entonces mi hermano era demasiado joven para manejar un cargo así por lo que pase a ser directamente responsable pero eso jamás me importo sabes… ya que era por el bienestar de mi gente.. pero para Selene.. mi hermana… nunca le pareció suficiente. Con el tiempo la gente por la que me había sacrificado llego a ver esta unión como una mera aberración, el pueblo comenzaba a sublevarse gracias a las mentiras de Selene, tratamos de combatir pero con la muerte de mi hermano me vi forzada a huir, desde ese entonces me prometí que haría todo lo posible para liberar a Egipto del poder de Selene… costara lo que costara.. pero todo eso cambio cuando te conocí.
Ladeaba mi rostro para escuchar los latidos de su corazón, cerraba los ojos para disfrutar la melodía de su constante ritmo.- Los hombres del Senado tal vez fueron los que llegaron a la resolución de aceptar la alianza de Egipto por miedo y cobardía… pero mi mayor decepción fue cuando los mismos hijos del Emperador fueron los que aceptaron tales condiciones por parte de mi hermana a pesar de mis advertencias. Octavius y ese Senador por nombre Mauritius fueron los que me humillaron con solo haberme negado a la alianza por proponer que la guerra continuase, diciéndome que mi lealtad quedaba en duda cuando mi sangre también pertenece a la de Egipto, es verdad pero ellos no tienen idea de lo que he sufrido todo por portar sangre divina como la suelen llamar… la verdadera gloria esta en Roma… Roma si es la que esta bendecida por los dioses y no Egipto.. quiero que me digan dónde están esos dioses en los que solía depositar mi fe para guiar a mi pueblo??!!
Ahora… tu misma familia forzara a uno de sus miembros a casarse con esa cosa!!, no puedo más que lamentarme por el destino que le espera a ese pobre joven… Gelum.
Ya casi no podía alcanzarse a ver nada dentro de esa cueva, solo el sonido de las gotas haciendo eco mientras que el frío trataba de penetrar en nuestros cuerpos para arrebatar nuestra temperatura.
Solo te pido que no me sueltes… pues siento que esto es como un terrible sueño que juega con mis sentimientos por el amor que te tengo. A veces he llegado a pensar que tú también me odias pero por mí está bien siempre y cuando me mantengas así entre tus brazos una vez más… quisiera huir lejos contigo pero no podría vivir con el remordimiento de que a la mujer que llegue a considerar mi hermana se aproveche destruyendo este mundo… Solomon.. tenemos que evitar esta boda.. solo así podemos ser felices finalmente.
Sin dudarlo tomaba su mentón guiándolo lentamente a mi rostro para vernos fijamente, mi respiración se dejaba caer sobre su boca haciéndole percibir una suave caricia por encima de sus labios.. el olor a rosas y jazmines se hacían más fuertes a medida que mi cuerpo se aproximaba con el suyo, mis labios acariciaban el contorno de su boca sin llegar a consumar ese beso tan ansiado para ambos o quizás mejor dicho para él, con cuidado cerraba los ojos oprimiendo con suavidad nuestros rostros… ese beso se formaba tan cálido que solo podía corresponderle moviéndome con lentitud sin que el tiempo me presionara, mi mano resbalaba tras su nuca empujándolo más y haciendo más profundo ese acercamiento, la fuerza se incrementaba llegando a veces dejarme llevar y morderlo unas cuantas veces tratando a la vez guardar la compostura. Con descaro empezaba a acariciar su torso para bajar a su costado presionando de esta forma la parte baja de su espalda e incitarlo a seguir con esa expresión leve de nuestro amor, de repente interpuse mis dedos entre nuestros labios deteniéndonos..
Ayúdame a destruir a Selene… y a aquellos que se oponen por el bienestar de Roma.
Eso debía de ser más que suficiente para que Solomon estuviera de mi lado.. todos los que se oponían a mi voluntad acabarían pronto además que él debía de saber con claridad el significado de mis palabras si deseaba realmente que le perteneciera por el resto de la eternidad.
Mi voz seguía sonando como en una pequeña tonada en mis palabras, posaba mi mano acariciando su cuello y besarlo repetidamente, mis labios chocaban sobre su piel humedeciéndolo sintiendo como sus brazos se volvían más fuertes sosteniéndome. Me detuve pues teníamos toda la noche a nuestra disposición así como toda una vida para estar con él si esos eran mis deseos el de permanecer a su lado, tomaba su rostro con ambas manos mirándolo tranquilamente solo para mantenerlo al tanto pues si me preocupaba por cosas que ya estaban hechas no tenía sentido alguno el dejarme abatir por cosas insignificantes.
Solomon.. tú como todo el imperio sabe la guerra que ha mantenido Roma contra Egipto para conquistar esas tierras desérticas.. pero tal parece que el General Edward no pudo con algo tan sencillo como para volver victorioso. Esta mañana una carta de la misma Reina de Egipto llego notificando que las legiones romanas habían sido capturadas… desesperados quisieron negociar la paz con ambos imperios para terminar todo esto. –podía ver como se dibujaba la confusión en los ojos de Solomon pero eso me tenía sin cuidado- sabes porque no creo en la familia amor mío?... porque jamás he llegado a confiar en nadie más que no seas tú?..
Yo alguna vez fui la reina de Egipto, me forzaron a casarme con mi hermano para mantener el “linaje”… un niño de 7 años!! Al que tenía que llamar mi esposo y faraón... –el tono de furia en mi voz cambiaba drásticamente sin soltar su rostro hasta que mis manos caían a mis costados notando el vacío de mis ojos-Nos consideraban dioses… incluso llegamos a creer en sus mentiras creyéndonos como tales para guiar la luz a nuestro reino. En ese entonces mi hermano era demasiado joven para manejar un cargo así por lo que pase a ser directamente responsable pero eso jamás me importo sabes… ya que era por el bienestar de mi gente.. pero para Selene.. mi hermana… nunca le pareció suficiente. Con el tiempo la gente por la que me había sacrificado llego a ver esta unión como una mera aberración, el pueblo comenzaba a sublevarse gracias a las mentiras de Selene, tratamos de combatir pero con la muerte de mi hermano me vi forzada a huir, desde ese entonces me prometí que haría todo lo posible para liberar a Egipto del poder de Selene… costara lo que costara.. pero todo eso cambio cuando te conocí.
Ladeaba mi rostro para escuchar los latidos de su corazón, cerraba los ojos para disfrutar la melodía de su constante ritmo.- Los hombres del Senado tal vez fueron los que llegaron a la resolución de aceptar la alianza de Egipto por miedo y cobardía… pero mi mayor decepción fue cuando los mismos hijos del Emperador fueron los que aceptaron tales condiciones por parte de mi hermana a pesar de mis advertencias. Octavius y ese Senador por nombre Mauritius fueron los que me humillaron con solo haberme negado a la alianza por proponer que la guerra continuase, diciéndome que mi lealtad quedaba en duda cuando mi sangre también pertenece a la de Egipto, es verdad pero ellos no tienen idea de lo que he sufrido todo por portar sangre divina como la suelen llamar… la verdadera gloria esta en Roma… Roma si es la que esta bendecida por los dioses y no Egipto.. quiero que me digan dónde están esos dioses en los que solía depositar mi fe para guiar a mi pueblo??!!
Ahora… tu misma familia forzara a uno de sus miembros a casarse con esa cosa!!, no puedo más que lamentarme por el destino que le espera a ese pobre joven… Gelum.
Ya casi no podía alcanzarse a ver nada dentro de esa cueva, solo el sonido de las gotas haciendo eco mientras que el frío trataba de penetrar en nuestros cuerpos para arrebatar nuestra temperatura.
Solo te pido que no me sueltes… pues siento que esto es como un terrible sueño que juega con mis sentimientos por el amor que te tengo. A veces he llegado a pensar que tú también me odias pero por mí está bien siempre y cuando me mantengas así entre tus brazos una vez más… quisiera huir lejos contigo pero no podría vivir con el remordimiento de que a la mujer que llegue a considerar mi hermana se aproveche destruyendo este mundo… Solomon.. tenemos que evitar esta boda.. solo así podemos ser felices finalmente.
Sin dudarlo tomaba su mentón guiándolo lentamente a mi rostro para vernos fijamente, mi respiración se dejaba caer sobre su boca haciéndole percibir una suave caricia por encima de sus labios.. el olor a rosas y jazmines se hacían más fuertes a medida que mi cuerpo se aproximaba con el suyo, mis labios acariciaban el contorno de su boca sin llegar a consumar ese beso tan ansiado para ambos o quizás mejor dicho para él, con cuidado cerraba los ojos oprimiendo con suavidad nuestros rostros… ese beso se formaba tan cálido que solo podía corresponderle moviéndome con lentitud sin que el tiempo me presionara, mi mano resbalaba tras su nuca empujándolo más y haciendo más profundo ese acercamiento, la fuerza se incrementaba llegando a veces dejarme llevar y morderlo unas cuantas veces tratando a la vez guardar la compostura. Con descaro empezaba a acariciar su torso para bajar a su costado presionando de esta forma la parte baja de su espalda e incitarlo a seguir con esa expresión leve de nuestro amor, de repente interpuse mis dedos entre nuestros labios deteniéndonos..
Ayúdame a destruir a Selene… y a aquellos que se oponen por el bienestar de Roma.
Eso debía de ser más que suficiente para que Solomon estuviera de mi lado.. todos los que se oponían a mi voluntad acabarían pronto además que él debía de saber con claridad el significado de mis palabras si deseaba realmente que le perteneciera por el resto de la eternidad.
Diva- Berseker de Ares
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Re: Zona Secreta (Pasaje a Manantial subterraneo) Colindante a recamara de Diva
Hablo
Pienso
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Que extraña sensación le embargaba el cuerpo, sentía el latir de su corazón al unísono con el de ella, el calor que despedía le embriagaba, poseía ternura y comprensión, la actitud de ella era suave y no parecía reclamar si no pedir…
Pero nunca se había comportado así, y la conocía desde hacía muchos años, ¿que estaba cambiando tanto en ella en tan solo unos pocos días? Sería acaso otro hechizo de aquella vil y venenosa serpiente, su mirada era distinta, un truco tal vez, pero no, la calidez de aquellos ojos demostraban sinceridad. Algo extraño ocurrió en aquel instante, el pequeño cuadro donde se hallaban se iluminaba levemente, parecía percibir mejor las formas y colores entre aquellas penumbras, al menos lo suficiente como para poder verle el rostro con la suficiente claridad, para ver aquellas vivas pupilas púrpuras.
Solomon quedo sorprendido y de inmediato la atrajo más hacia su cuerpo posando su cabeza sobre su hombre, de inmediato la imagen de aquel suceso tan misterioso ocurrido días atrás en los jardines de palacio vino a su mente, algo ocurrió en aquellos minutos y ese algo tenía que ver indudablemente con las extrañas decisiones del senado, de su familia y el cambio de aparición tanto física como emotiva de Diva.
De pronto ella se retiro para ver el rostro del senador, Diva actuaba con soltura sin darse cuenta aparentemente de la confusión de su antiguo amante, seguía hablando de lo sucedido entre Egipto y Roma; a pesar de la errática razón del joven aun mantenía el oído atento para escuchar a quien se decía a si misma como Diva.
Esa mujer conocía muy bien su historia, era exactamente la misma que escucho hacia años de la propia boca de la amante de su padre y tío, los labios de Solomon temblaban tenuemente mientras que aquella fémina le estrechaba cada vez más, pero su conmoción como hombre tenía que desaparecer para ser ocupada por la de político y estratega.
Su mirada se neutralizo aun conteniendo las dudas en su corazón y la piel erizada por sobre todo su cuerpo, un bochorno habría de delatarlo si no fuera por la oscuridad del sitio, cerrando los ojos solo imagino a la Diva que había conocido, internarse en la piel del antiguo senador que una vez fue y poder hablar sin que sospechase nada la mujer que le apretaba como víbora constrictora.
Se muy bien tu historia Diva, claro que la se…pero lo que me sorprende es que Gelum fuera nombrado por el senado…
Trataba de continuar hablando pero la aflicción de no saber donde se estaba metiendo era casi asfixiante, trago un sorbo de saliva viendo la cueva más pequeña de la que recordaba, sus latidos aumentaron y hasta el punto en que sus labios se entreabrieron para tomar bocanadas de aire.
Acaso esto es un plan de Diva! no…no puede ser…que paso con…
Sus pensamientos lo comenzaban a llevar a terrenos impropios para su actual situación, debía ser frío y calculador, tal como ella le había enseñado, Solomon hizo de tripas corazón evitando imaginar el destino no solo de Diva, si no de muchos otros. Si era el único testigo de un gigantesco complot, lo averiguaría después, ahora debía aprovechar las circunstancias a su favor…
Justo en ese instante ella, la nueva Diva, comenzó a acariciarle el cuello acercándole sus carnosos labios a los de él, mantenía los ojos cerrados suspirando levemente sobre el rostro de Solomon quien armándose de valor tomo el papel que le correspondería, el de su fiel y amado sirviente.
Diva…mi amada Diva…que paso contigo.
La imagen mental de aquella mujer de corazón inclemente y feroz actitud le hacía recuperar fuerzas y no perder la razón en el momento. Sí. Si algo le habría de dejar aquella arpía como lección, era el fingimiento del corazón. Acepto el beso sin denotar absolutamente nada, su cara ahora lucia serena y su voz prodigiosamente complaciente.
Aun no hemos perdido mi amor, este obstáculo es remediable solo si encuentro a Gelum antes de su partida.
Solomon se alejo brevemente de las caricias de le nueva emperatriz nunca dejando de ser cariñoso, tomo su mano izquierda y se la llevo al pecho.
Gelum no ira a Egipto Diva…ahora ve y dile a Octavius que un senador será el encargado de velar por este asunto. No interesa lo que diga, a cualquier precio deberás de demorarle mientras yo me ocupo de lo demás.
El caballero se retiro soltándole finalmente el brazo, salía presuroso rumbo a donde estaba su caballo, la villa de Fye no estaba muy lejos y si todo salía bien…
Poso su mano a la altura de la salida más próxima, dio vuelta para ver la figura oscura de la que se suponía era su maldición.
Nos volveremos a ver….Diva.
Finalmente partió desapareciendo de escena.
Pienso
----------------------------
Que extraña sensación le embargaba el cuerpo, sentía el latir de su corazón al unísono con el de ella, el calor que despedía le embriagaba, poseía ternura y comprensión, la actitud de ella era suave y no parecía reclamar si no pedir…
Pero nunca se había comportado así, y la conocía desde hacía muchos años, ¿que estaba cambiando tanto en ella en tan solo unos pocos días? Sería acaso otro hechizo de aquella vil y venenosa serpiente, su mirada era distinta, un truco tal vez, pero no, la calidez de aquellos ojos demostraban sinceridad. Algo extraño ocurrió en aquel instante, el pequeño cuadro donde se hallaban se iluminaba levemente, parecía percibir mejor las formas y colores entre aquellas penumbras, al menos lo suficiente como para poder verle el rostro con la suficiente claridad, para ver aquellas vivas pupilas púrpuras.
Solomon quedo sorprendido y de inmediato la atrajo más hacia su cuerpo posando su cabeza sobre su hombre, de inmediato la imagen de aquel suceso tan misterioso ocurrido días atrás en los jardines de palacio vino a su mente, algo ocurrió en aquellos minutos y ese algo tenía que ver indudablemente con las extrañas decisiones del senado, de su familia y el cambio de aparición tanto física como emotiva de Diva.
De pronto ella se retiro para ver el rostro del senador, Diva actuaba con soltura sin darse cuenta aparentemente de la confusión de su antiguo amante, seguía hablando de lo sucedido entre Egipto y Roma; a pesar de la errática razón del joven aun mantenía el oído atento para escuchar a quien se decía a si misma como Diva.
Esa mujer conocía muy bien su historia, era exactamente la misma que escucho hacia años de la propia boca de la amante de su padre y tío, los labios de Solomon temblaban tenuemente mientras que aquella fémina le estrechaba cada vez más, pero su conmoción como hombre tenía que desaparecer para ser ocupada por la de político y estratega.
Su mirada se neutralizo aun conteniendo las dudas en su corazón y la piel erizada por sobre todo su cuerpo, un bochorno habría de delatarlo si no fuera por la oscuridad del sitio, cerrando los ojos solo imagino a la Diva que había conocido, internarse en la piel del antiguo senador que una vez fue y poder hablar sin que sospechase nada la mujer que le apretaba como víbora constrictora.
Se muy bien tu historia Diva, claro que la se…pero lo que me sorprende es que Gelum fuera nombrado por el senado…
Trataba de continuar hablando pero la aflicción de no saber donde se estaba metiendo era casi asfixiante, trago un sorbo de saliva viendo la cueva más pequeña de la que recordaba, sus latidos aumentaron y hasta el punto en que sus labios se entreabrieron para tomar bocanadas de aire.
Acaso esto es un plan de Diva! no…no puede ser…que paso con…
Sus pensamientos lo comenzaban a llevar a terrenos impropios para su actual situación, debía ser frío y calculador, tal como ella le había enseñado, Solomon hizo de tripas corazón evitando imaginar el destino no solo de Diva, si no de muchos otros. Si era el único testigo de un gigantesco complot, lo averiguaría después, ahora debía aprovechar las circunstancias a su favor…
Justo en ese instante ella, la nueva Diva, comenzó a acariciarle el cuello acercándole sus carnosos labios a los de él, mantenía los ojos cerrados suspirando levemente sobre el rostro de Solomon quien armándose de valor tomo el papel que le correspondería, el de su fiel y amado sirviente.
Diva…mi amada Diva…que paso contigo.
La imagen mental de aquella mujer de corazón inclemente y feroz actitud le hacía recuperar fuerzas y no perder la razón en el momento. Sí. Si algo le habría de dejar aquella arpía como lección, era el fingimiento del corazón. Acepto el beso sin denotar absolutamente nada, su cara ahora lucia serena y su voz prodigiosamente complaciente.
Aun no hemos perdido mi amor, este obstáculo es remediable solo si encuentro a Gelum antes de su partida.
Solomon se alejo brevemente de las caricias de le nueva emperatriz nunca dejando de ser cariñoso, tomo su mano izquierda y se la llevo al pecho.
Gelum no ira a Egipto Diva…ahora ve y dile a Octavius que un senador será el encargado de velar por este asunto. No interesa lo que diga, a cualquier precio deberás de demorarle mientras yo me ocupo de lo demás.
El caballero se retiro soltándole finalmente el brazo, salía presuroso rumbo a donde estaba su caballo, la villa de Fye no estaba muy lejos y si todo salía bien…
Poso su mano a la altura de la salida más próxima, dio vuelta para ver la figura oscura de la que se suponía era su maldición.
Nos volveremos a ver….Diva.
Finalmente partió desapareciendo de escena.
Solomon- Dios/a
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Re: Zona Secreta (Pasaje a Manantial subterraneo) Colindante a recamara de Diva
Me mostraba demasiado condescendiente ante Solomon, no me agradaba tener que mostrar ese lado pero si quería convencerlo de detener a toda costa esa boda haría lo que sea para ponerlo de mi lado, podía notar como levemente dudaba después de insinuarle mis próximos planes e incluso donde lo incluirían a él pero su lealtad aunque no le gustase estaba más que probada y jamás me delataría si eso representase sobre todo un peligro para Roma.
Ahora él me apartaba de ese abrazo para dejar que colocara mi mano sobre su pecho, lo miraba desafiante pues si se negaba no solo sería un problema para mí pues tendría que deshacerme de alguien demasiado preciado que utilizaba como una herramienta para consumar mis planes, además que me desharía de un buen amante pero ese asunto tendría que solucionarlo bastante después hasta encontrar otro posible candidato. No hubo que pensar tanto… Solomon aceptaba sin ninguna vacilación el detener a toda costa la boda, acariciaba por última vez su rostro cuando se alejó y montaba para encaminarse hacia el encuentro de Gelum, viendo como partía entre las penumbras volvía a percibir lo gélido que se tornaba el lugar.
Por un momento me hiciste dudar de ti… ahora.. no será sencillo encarar a Octavius… después de lo que paso con esa inmunda hispana dudo demasiado que se presente con las intenciones de cobrar su propia venganza.
Las gotas de la cueva hacían un imperceptible eco, no había mucho tiempo disponible y tenía que regresar a palacio antes de que se les ocurriera buscarme, daba media vuelta dando pasos firmes para salir del sitio.
Ahora él me apartaba de ese abrazo para dejar que colocara mi mano sobre su pecho, lo miraba desafiante pues si se negaba no solo sería un problema para mí pues tendría que deshacerme de alguien demasiado preciado que utilizaba como una herramienta para consumar mis planes, además que me desharía de un buen amante pero ese asunto tendría que solucionarlo bastante después hasta encontrar otro posible candidato. No hubo que pensar tanto… Solomon aceptaba sin ninguna vacilación el detener a toda costa la boda, acariciaba por última vez su rostro cuando se alejó y montaba para encaminarse hacia el encuentro de Gelum, viendo como partía entre las penumbras volvía a percibir lo gélido que se tornaba el lugar.
Por un momento me hiciste dudar de ti… ahora.. no será sencillo encarar a Octavius… después de lo que paso con esa inmunda hispana dudo demasiado que se presente con las intenciones de cobrar su propia venganza.
Las gotas de la cueva hacían un imperceptible eco, no había mucho tiempo disponible y tenía que regresar a palacio antes de que se les ocurriera buscarme, daba media vuelta dando pasos firmes para salir del sitio.
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Re: Zona Secreta (Pasaje a Manantial subterraneo) Colindante a recamara de Diva
Solomon había llegado desde hacía una hora, algo dubitativo de la respuesta que encontraría por parte de Diva permaneció fuera viendo de muy lejos a la guardia de rutina que yacía por frente del portón de entrada. Solomon no perdería tiempo, pues ya veía nuevamente a la bruma roja rondando el perímetro de palacio, no existía duda alguna, aquella nube actuaba manipulada por alguien o algo.
Diva, me rehusó a creer lo que los hechos me indican, acaso tu también me abandonaste?!
El joven paso asolapado rodeando el palacio, encontrando próximo a un conjunto de arboles en las afueras un agujero tapado por algunos arbustos, era la ruta subterránea secreta que comunicaba al palacio con el mundo exterior, su lugar era estratégico y bien pensado por algún antepasado pues yacía muy lejos de la mirada de posibles traidores. Solomon se interno en la oscuridad perpetua del corredor, pasando por la gruta diviso como el agua diáfana que siempre corrió desde hacia cientos de años convertirse en sangre.
No solo el cielo, ahora el agua!!!
Algo asustado prosiguió, no sabía que la sangre vista no era causada por las nubes rojas del cielo, sino, por el despertar del dios de la guerra. El sol parecía mas anaranjado en el medio del jardín de su tía difunta, todo se veía ligeramente distinto, los colores de las flores, la posición de las distintas clases de arboles y hasta sus formas. Solomon estaba decidido, vería a Diva a como diera lugar.
Diva, me rehusó a creer lo que los hechos me indican, acaso tu también me abandonaste?!
El joven paso asolapado rodeando el palacio, encontrando próximo a un conjunto de arboles en las afueras un agujero tapado por algunos arbustos, era la ruta subterránea secreta que comunicaba al palacio con el mundo exterior, su lugar era estratégico y bien pensado por algún antepasado pues yacía muy lejos de la mirada de posibles traidores. Solomon se interno en la oscuridad perpetua del corredor, pasando por la gruta diviso como el agua diáfana que siempre corrió desde hacia cientos de años convertirse en sangre.
No solo el cielo, ahora el agua!!!
Algo asustado prosiguió, no sabía que la sangre vista no era causada por las nubes rojas del cielo, sino, por el despertar del dios de la guerra. El sol parecía mas anaranjado en el medio del jardín de su tía difunta, todo se veía ligeramente distinto, los colores de las flores, la posición de las distintas clases de arboles y hasta sus formas. Solomon estaba decidido, vería a Diva a como diera lugar.
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Re: Zona Secreta (Pasaje a Manantial subterraneo) Colindante a recamara de Diva
Me descalcé en ese momento quería sentir lo tibio de aquella sangre derramada en el piso, se sentía tan cálida, tan fresca que sonreí en el instante mismo que lo conseguía. Tomé las amarras de aquel caballo con mi mano limpia y comencé a arrastrarlo, mis pasos eran pausados, mi caminar suave, podía sin llevar a verlo como mi vestido se ondeaba con la pequeña brisa que se levantaba por momentos, aquel animal no pesaba nada yo seguía arrastrándolo mientras cantaba a baja voz, como si murmurara al viento:
♫“Anfitrite, diosa y reina, mar que rodea el mundo.
Reina, reyes y dragones, un castillo para ellos es el mar, repasar mi cuerpo con tu lengua apenas fue agua del océano.
Anfitrite, diosa y reina, mar que rodea el mundo.
Esposa de dios, sirena oculta, pasillos de corales, guijarros en caminos y pétalos de éxtasis. Anfitrite, reina, diosa y mar.”♫
Se podía ver la felicidad en mi rostro, cantando cada palabra de aquella poesía que las ninfas marinas habían hecho para mí. Respiré profundo y noté su perfume, su olor estaba envuelto en aquellas cortinas de arbustos secos, yo seguía caminando con paso elegante y fino, el cadáver del caballo por momentos se quedaba atascado en alguno que otro obstáculo pero eso no me impedía seguir, yo continuaba cantando la plegaria en mi nombre mientras aspiraba y llenaba mis pulmones de su perfume, en una exhalación murmuré: - Aquí estuviste Poseidón...
Aquel aroma me guiaba haciendo que me introdujera más y más en un sendero que a medida del pasar los metros se tornaba cada vez más oscuro, sin demoras parecía que había llegado a un pasadizo secreto, la humedad y el moho se percibía en el ambiente pero el perfume de él se sentía con más intensidad a medida que me adentraba a aquel lugar. Finalmente había llegado a “algo” lo único que lo impedía una puerta con cerradura; en mis labios se dibujó una maléfica sonrisa, estiré mi mano la que estaba cubierta por sangre, envuelta en un aura negra toqué la cerradura y ésta se abrió, aún sin entrar se podía escuchar el sonido del agua, la brisa era muy fresca, tan fresca como si te tele transportara a la Atlántida, empujé la puerta con uno de mis pies y finalmente ingresé, un cuarto con un cuerpo de agua estancada, de hecho era una bóveda que en su interior custodiaba un hermoso manantial. Eché un vistazo rápido al lugar, nada llamativo además de aquella concentración de agua color turquesa, me detuve a unos cuantos metros después de la entrada, el olor a Poseidón era más que evidente, sujeté con fuerza las amarras de la bestia y musité: - ¿Dónde estás amado esposo mío?
Me acerqué lo suficiente al manantial aún arrastrando aquel cadáver conmigo, solté las amarras y me quedé mirando la calma de las aguas, era hipnotizante verlas, la tranquilidad y la paz que transmitían era único, sin pensarlo comencé a introducirme en el manantial, nadando hasta el centro de él, giré lentamente mirando desde allí todo lo que tenía a mi alrededor, quedando de frente a la entrada, sumergida completamente exceptuando de la nariz hacia arriba mirando fijamente el portón, de pronto en una rápida mirada al reflejo del agua me vi, sonriendo y con una mirada extraña en los ojos, alcancé a sacar mi cabeza mientras decía: - Ambrose y el reflejo me respondía: - Anfitrite y de golpe me hundían, en cuestión de segundos mientras me sumergía rápidamente grité: - POSEIDOOOOOOOOOOOOOOOOON!!!!!! para finalmente solo dejar tras mi rastro un par de burbujas en el agua y desaparecer completamente de la superficie.
♫“Anfitrite, diosa y reina, mar que rodea el mundo.
Reina, reyes y dragones, un castillo para ellos es el mar, repasar mi cuerpo con tu lengua apenas fue agua del océano.
Anfitrite, diosa y reina, mar que rodea el mundo.
Esposa de dios, sirena oculta, pasillos de corales, guijarros en caminos y pétalos de éxtasis. Anfitrite, reina, diosa y mar.”♫
Se podía ver la felicidad en mi rostro, cantando cada palabra de aquella poesía que las ninfas marinas habían hecho para mí. Respiré profundo y noté su perfume, su olor estaba envuelto en aquellas cortinas de arbustos secos, yo seguía caminando con paso elegante y fino, el cadáver del caballo por momentos se quedaba atascado en alguno que otro obstáculo pero eso no me impedía seguir, yo continuaba cantando la plegaria en mi nombre mientras aspiraba y llenaba mis pulmones de su perfume, en una exhalación murmuré: - Aquí estuviste Poseidón...
Aquel aroma me guiaba haciendo que me introdujera más y más en un sendero que a medida del pasar los metros se tornaba cada vez más oscuro, sin demoras parecía que había llegado a un pasadizo secreto, la humedad y el moho se percibía en el ambiente pero el perfume de él se sentía con más intensidad a medida que me adentraba a aquel lugar. Finalmente había llegado a “algo” lo único que lo impedía una puerta con cerradura; en mis labios se dibujó una maléfica sonrisa, estiré mi mano la que estaba cubierta por sangre, envuelta en un aura negra toqué la cerradura y ésta se abrió, aún sin entrar se podía escuchar el sonido del agua, la brisa era muy fresca, tan fresca como si te tele transportara a la Atlántida, empujé la puerta con uno de mis pies y finalmente ingresé, un cuarto con un cuerpo de agua estancada, de hecho era una bóveda que en su interior custodiaba un hermoso manantial. Eché un vistazo rápido al lugar, nada llamativo además de aquella concentración de agua color turquesa, me detuve a unos cuantos metros después de la entrada, el olor a Poseidón era más que evidente, sujeté con fuerza las amarras de la bestia y musité: - ¿Dónde estás amado esposo mío?
Me acerqué lo suficiente al manantial aún arrastrando aquel cadáver conmigo, solté las amarras y me quedé mirando la calma de las aguas, era hipnotizante verlas, la tranquilidad y la paz que transmitían era único, sin pensarlo comencé a introducirme en el manantial, nadando hasta el centro de él, giré lentamente mirando desde allí todo lo que tenía a mi alrededor, quedando de frente a la entrada, sumergida completamente exceptuando de la nariz hacia arriba mirando fijamente el portón, de pronto en una rápida mirada al reflejo del agua me vi, sonriendo y con una mirada extraña en los ojos, alcancé a sacar mi cabeza mientras decía: - Ambrose y el reflejo me respondía: - Anfitrite y de golpe me hundían, en cuestión de segundos mientras me sumergía rápidamente grité: - POSEIDOOOOOOOOOOOOOOOOON!!!!!! para finalmente solo dejar tras mi rastro un par de burbujas en el agua y desaparecer completamente de la superficie.
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Re: Zona Secreta (Pasaje a Manantial subterraneo) Colindante a recamara de Diva
La gruta que fue testigo del hundimiento irremediable de aquella gloriosa alma...Solomon...ahh Solomon. Siempre parece ser perseguido por las malas influencias, tanto así que ni aun en tal profundo sueño se libra de cualquier desequilibrada mental al acecho.
En todo caso, un llamado era un llamado sin importar el estado de cordura del máster. Porque así lo era, lo quiera o no Dark Archer(Poseidón). En pocos segundos aquella habitación cubierta por moho y uno que otro helecho se veía sumergida en una espesa neblina que había venido introduciéndose desde el primer pie puesto por parte de Ambrose. Su concentración aumentaba exponencialmente a medida que los desvaríos peligrosos de la mujer aumentaban.
El agua violácea en la cual su cuerpo se terminaba por sumergir era rápidamente acariciado por un sinuoso viento colorido e impregnado del olor de la sangre de los berserker, seguidamente una mano era introducida para sacar de los pelos a quien parecía intentar suicidarse como un último acto de avidez histriónica.
Fue un jalón brusco aunque lo suficientemente suave como para no sacar de raíz su azabache cabellera. Sobre el frio piso Solomon o lo que fuese él la terminaba por dejar. Habiéndola salvado su interés en aquella doncella desapareció, no aguardando para verla recuperarse y mucho menos esperar gracias comenzó a avanzar dejando que las huellas de sus pies mancharan de rojo carmín el oscuro suelo.
Al umbral de una de las tanas salidas o entradas a la recamara secreta se detuvo pues no la oía respirar. Un pequeño rastro de luz solar caía sobre su espalda alumbrando claramente la espalda llena de heridas que llevaba debajo de aquel modesto traje color perla.
Que pensabas con gritar el nombre de aquel dios…
Dijo claramente indiferente mientras su rostro yacía oculto tras el velo que le cubría.
En todo caso, un llamado era un llamado sin importar el estado de cordura del máster. Porque así lo era, lo quiera o no Dark Archer(Poseidón). En pocos segundos aquella habitación cubierta por moho y uno que otro helecho se veía sumergida en una espesa neblina que había venido introduciéndose desde el primer pie puesto por parte de Ambrose. Su concentración aumentaba exponencialmente a medida que los desvaríos peligrosos de la mujer aumentaban.
El agua violácea en la cual su cuerpo se terminaba por sumergir era rápidamente acariciado por un sinuoso viento colorido e impregnado del olor de la sangre de los berserker, seguidamente una mano era introducida para sacar de los pelos a quien parecía intentar suicidarse como un último acto de avidez histriónica.
Fue un jalón brusco aunque lo suficientemente suave como para no sacar de raíz su azabache cabellera. Sobre el frio piso Solomon o lo que fuese él la terminaba por dejar. Habiéndola salvado su interés en aquella doncella desapareció, no aguardando para verla recuperarse y mucho menos esperar gracias comenzó a avanzar dejando que las huellas de sus pies mancharan de rojo carmín el oscuro suelo.
Al umbral de una de las tanas salidas o entradas a la recamara secreta se detuvo pues no la oía respirar. Un pequeño rastro de luz solar caía sobre su espalda alumbrando claramente la espalda llena de heridas que llevaba debajo de aquel modesto traje color perla.
Que pensabas con gritar el nombre de aquel dios…
Dijo claramente indiferente mientras su rostro yacía oculto tras el velo que le cubría.
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Re: Zona Secreta (Pasaje a Manantial subterraneo) Colindante a recamara de Diva
- Disfrutaré el momento en que tu existencia se extinga en mi propias manos, estas manos que alguna vez fueron tuyas!!!! Dije o tal vez pensé sintiéndome impotente por no poder destruir a la humana que se volvía más y más molesta con el pasar del tiempo.
Parecía como si mis piernas estuvieran amarradas a una gran piedra que me hacía hundir en aquel estanque, curioso porque desde el exterior no parecía ser profundo; las burbujas salía de mi nariz y poco a poco me quedaba sin aire, de pronto sentí que me tomaban del cabello y halaban de él, no entendía que pasaba pero la escases de oxigeno comenzaba a afectar este cuerpo, solo sentía que aquella masa de carne y hueso era empujada hacia arriba y sin más ni más me habían sacado del agua, no sé por obra de qué o quién.
Una bocanada de aire tan profunda que llenaba de golpe mis pulmones de oxigeno, el "ente" me halaba de los pelos para finalmente ponerme tendida en aquel frío suelo, comencé a toser, expulsando el agua que había tragado, no paraba de toser y en medio de la confusión de los hechos pude escuchar algo: "..... Que pensabas con gritar el nombre de aquel dios…"
Terminando de expulsar el líquido tragado me senté y dándole la espalda luego de recuperar casi todo mi aliento, esbocé: - Así que fuiste tú.... tosí una vez más y de mi boca salieron las siguientes palabras: - Finalmente apareciste Me quedé inmóvil y sorprendida porque las palabras no eran mías, eran de ella. Me levanté rápidamente y las telas de aquel vestido blanco estaban aferradas a mi cuerpo como una segunda piel, la transparencia no dejaba mucho a la imaginación, caminé hacia el portón donde se encontraba aquel hombre, aún sorprendida y un tanto asustada pero sin reflejarlo en mi rostro dije: - No fui yo quien le llamo .... fue la desquiciada. Lo suficientemente cerca de él, aspiré, cerré mis ojos y susurré: - Finalmente has venido esposo mio... Pegando este cuerpo a su espalda y abrazándole por el pecho y le murmuraba: - Pronto estaré de vuelta .... Poseidón!
Abrí mis ojos y no sé que pasaba pero mis labios se entreabrieron y sin poder moverme por el asombro de estar abrazando a aquel hombre, sonreí maliciosamente mientras quitaba mis manos de su pecho y las llevaba a sus hombros mientras le susurraba al oído: - Y tú!!... Qué haces aquí? y lo más importante... Hemos dejado el Palacio? Soltando mis manos y esperando una respuesta, mientras temblaba dado que comenzaba a sentir frío.
Parecía como si mis piernas estuvieran amarradas a una gran piedra que me hacía hundir en aquel estanque, curioso porque desde el exterior no parecía ser profundo; las burbujas salía de mi nariz y poco a poco me quedaba sin aire, de pronto sentí que me tomaban del cabello y halaban de él, no entendía que pasaba pero la escases de oxigeno comenzaba a afectar este cuerpo, solo sentía que aquella masa de carne y hueso era empujada hacia arriba y sin más ni más me habían sacado del agua, no sé por obra de qué o quién.
Una bocanada de aire tan profunda que llenaba de golpe mis pulmones de oxigeno, el "ente" me halaba de los pelos para finalmente ponerme tendida en aquel frío suelo, comencé a toser, expulsando el agua que había tragado, no paraba de toser y en medio de la confusión de los hechos pude escuchar algo: "..... Que pensabas con gritar el nombre de aquel dios…"
Terminando de expulsar el líquido tragado me senté y dándole la espalda luego de recuperar casi todo mi aliento, esbocé: - Así que fuiste tú.... tosí una vez más y de mi boca salieron las siguientes palabras: - Finalmente apareciste Me quedé inmóvil y sorprendida porque las palabras no eran mías, eran de ella. Me levanté rápidamente y las telas de aquel vestido blanco estaban aferradas a mi cuerpo como una segunda piel, la transparencia no dejaba mucho a la imaginación, caminé hacia el portón donde se encontraba aquel hombre, aún sorprendida y un tanto asustada pero sin reflejarlo en mi rostro dije: - No fui yo quien le llamo .... fue la desquiciada. Lo suficientemente cerca de él, aspiré, cerré mis ojos y susurré: - Finalmente has venido esposo mio... Pegando este cuerpo a su espalda y abrazándole por el pecho y le murmuraba: - Pronto estaré de vuelta .... Poseidón!
Abrí mis ojos y no sé que pasaba pero mis labios se entreabrieron y sin poder moverme por el asombro de estar abrazando a aquel hombre, sonreí maliciosamente mientras quitaba mis manos de su pecho y las llevaba a sus hombros mientras le susurraba al oído: - Y tú!!... Qué haces aquí? y lo más importante... Hemos dejado el Palacio? Soltando mis manos y esperando una respuesta, mientras temblaba dado que comenzaba a sentir frío.
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Re: Zona Secreta (Pasaje a Manantial subterraneo) Colindante a recamara de Diva
Un sepulcral silencio embargaba cada rincón de aquel ya lúgubre recinto, se podía percibir como la poca vida dependiente de aquel manantial rogaba por oxigeno, elemento que escaseaba rápidamente ante la acción predadora del viento rojo. Pese a esto, Solomon no yacía tranquilo, en su pétreo rostro apenas una mueca de disgusto se dibujaba.
Pensando en un exceso suyo, seguramente daba por muerta a la lunática esa, pues, no la oía, ni la percibía, cosa inexplicable pues ni siquiera los berserker lograron ocultar sus presencias. Entonces sólo quedaba de conclusión que aquella mujer estaba muerta. ¿Era acaso así?
Pronto unos pasos comenzaron a escucharse. Solomon aun erguido no comprendía en absoluto lo que sucedía.
Imposible!
Exclamo en medio de su mente. Era irremediable que al moverse soltara aunque sea un tibio aliento, un leve respiro. Cosa que no oía y siendo su oído justo un don bien preciado hacía imposible cualquier error. Por tanto...
No fui yo quien le llamo.... fue la desquiciada.
Su percepción fue correcta. Permaneció quieto esperando algún dato interesante de aquella divinidad que guardaba en su interior la mujer.
- Pronto estaré de vuelta.... Poseidón!
Aquello le enfurecía, más debía guardar la calma para esperar algo bueno. Aquella señora definitivamente no era humano, y aun siendo un dios o diosa más se asemejaba a los demonios vistos de Ushuriel. Sin mayores contemplaciones avanzo un paso dejándola en el aire. Dando la vuelta de inmediato se quito el velo que le cubría descubriendo la careta de hierro que nuevamente ocultaba sus ojos de la luz del sol.
Dime...quien eres?!
Desato apenas fríamente esas únicas palabras sin responder a lo último dicho por Ambrose. Poseía un tino de desafío su pregunta que iba directamente no a la doncella en frente si no a lo que yacía como parasito arraigado a su alma.
Pensando en un exceso suyo, seguramente daba por muerta a la lunática esa, pues, no la oía, ni la percibía, cosa inexplicable pues ni siquiera los berserker lograron ocultar sus presencias. Entonces sólo quedaba de conclusión que aquella mujer estaba muerta. ¿Era acaso así?
Pronto unos pasos comenzaron a escucharse. Solomon aun erguido no comprendía en absoluto lo que sucedía.
Imposible!
Exclamo en medio de su mente. Era irremediable que al moverse soltara aunque sea un tibio aliento, un leve respiro. Cosa que no oía y siendo su oído justo un don bien preciado hacía imposible cualquier error. Por tanto...
No fui yo quien le llamo.... fue la desquiciada.
Su percepción fue correcta. Permaneció quieto esperando algún dato interesante de aquella divinidad que guardaba en su interior la mujer.
- Pronto estaré de vuelta.... Poseidón!
Aquello le enfurecía, más debía guardar la calma para esperar algo bueno. Aquella señora definitivamente no era humano, y aun siendo un dios o diosa más se asemejaba a los demonios vistos de Ushuriel. Sin mayores contemplaciones avanzo un paso dejándola en el aire. Dando la vuelta de inmediato se quito el velo que le cubría descubriendo la careta de hierro que nuevamente ocultaba sus ojos de la luz del sol.
Dime...quien eres?!
Desato apenas fríamente esas únicas palabras sin responder a lo último dicho por Ambrose. Poseía un tino de desafío su pregunta que iba directamente no a la doncella en frente si no a lo que yacía como parasito arraigado a su alma.
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Re: Zona Secreta (Pasaje a Manantial subterraneo) Colindante a recamara de Diva
Su frialdad, su indiferencia eran muestra de la arrogancia que definía a aquel sujeto que parecía sin lugar a dudas jugar un papel importante en mi vida como en la vida misma de Roma.
Trataba, mejor dicho disimulaba muy bien su malestar hacia mi pero quizás la curiosidad de saber "ciertas" cosas lo mantenían allí en aquel recinto. Mi mirada estaba fijamente en él, de pronto en medio de aquel silencio lúgubre expresó: - Dime...quien eres?!
Comencé a reírme haciendo que el estruendoso eco hiciera temblar la fina y húmeda tierra: - HAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHHAHAHAHAHA esto es Increible!!!!! ... son tal para cual!!!! .... tomándole por el brazo y mirándolo de manera indiferente repliqué: - Para preguntas estúpidas, respuestas estúpidas... cambiando el tono de mi voz, haciéndolo más frío: - ...Soy ... tu .... MADREEEEEEE!!!! HAHAHAHAHHAHAHAHAAHAHAHHAHAHA Lo solté en el mismo momento que replicaba: - Eres demasiado estúpido para ser un dios, porque asumo que cuando ella te llamó y respondiste a su llamado, lo hiciste porque eres Poseidón, o me equivoco? Mirándole con cierto desagrado aunque por momento me perdía en su presencia misma, ensimismándome por momentos. Me acerqué lo suficiente a él y comencé a respirar el aroma de su piel, frotando aquel cuerpo contra el suyo, le pasaba las uñas por su pecho y delineaba con la yemas de los dedos aquel tatuaje que días atrás le había dejado en su pecho. Puse mi frente contra la suya, posando los labios sobre los suyos, murmurando sobre ellos dije: - Acaso ya olvidaste que estamos unidos amado esposo mio.... Me alejé, rodeándolo mientras lo acariciaba con una de las manos, estando a su espalda, apoyé dicho cuerpo contra ella y susurrando con tono sensual dije: - Sé que se siente compartir un cuerpo ..... soplé su oreja y me cambié a la otra y retomaba en un susurro: - Pero tú ... tienes una tendencia y cierto gusto insano a compartir y disputarte los cuerpos que era tras era eliges como tus recipientes, Poseidón ....
Levanté su brazo y aún a su espalda extendí el mio y entrelacé nuestros dedos mientras decía: - No sé como lo haces, más bien no sé como lo toleras ... esta asquerosa humana es insoportable .... no veo la hora de ... Un momento de silencio cuando se escuchó: - No ves la hora de qué? JAJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJA de deshacerte de mi Anfitrite, si que me subestimas demasiado.
Desligué cualquier unión pudiera existir entre mi cuerpo y el de aquel sujeto, me le quedé mirando, como descifrándolo, levanté una ceja mientras pensaba: - Algo debe tener este imbécil que Anfitrite además de ponerse en celo adquiere más poder sobre mi cuerpo haciendo que yo pierda control y consciencia sobre el mismo. No me conviene estar cerca de este sujeto. Suspiré, me giré dándole la espalda y con desgano dije: - Se nota que la educación que reciben los dioses es distinta a la que recibimos nosotros los humanos, y sobre todo nosotros los aristócratas y pensar que es a uds a quien dirigimos nuestras plegarias, nuestros rezos y nuestras ofrendas y un insignificante dios como tu no es capaz de responder a las preguntas de una estimada y bien formada señorita, además de ser yo la primera en haber planteado alguna en esto que podemos llamar "conversación".
Caminé en dirección al bordillo de adoquines del manantial, me senté y puse mis piernas juntas sobre el cadáver de aquel viejo caballo, comencé a mirarme las manos y se mostraban desgastadas, suspiré nuevamente poco a poco parecía que me iba desanimando de todo aquello, levanté la vista y esbocé: - A ver ... repito por si tus olímpicos oídos no escucharon: Seguimos en el Palacio del César? Esperando alguna respuesta mientras en mi rostro se reflejaba la impaciencia.
Trataba, mejor dicho disimulaba muy bien su malestar hacia mi pero quizás la curiosidad de saber "ciertas" cosas lo mantenían allí en aquel recinto. Mi mirada estaba fijamente en él, de pronto en medio de aquel silencio lúgubre expresó: - Dime...quien eres?!
Comencé a reírme haciendo que el estruendoso eco hiciera temblar la fina y húmeda tierra: - HAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHHAHAHAHAHA esto es Increible!!!!! ... son tal para cual!!!! .... tomándole por el brazo y mirándolo de manera indiferente repliqué: - Para preguntas estúpidas, respuestas estúpidas... cambiando el tono de mi voz, haciéndolo más frío: - ...Soy ... tu .... MADREEEEEEE!!!! HAHAHAHAHHAHAHAHAAHAHAHHAHAHA Lo solté en el mismo momento que replicaba: - Eres demasiado estúpido para ser un dios, porque asumo que cuando ella te llamó y respondiste a su llamado, lo hiciste porque eres Poseidón, o me equivoco? Mirándole con cierto desagrado aunque por momento me perdía en su presencia misma, ensimismándome por momentos. Me acerqué lo suficiente a él y comencé a respirar el aroma de su piel, frotando aquel cuerpo contra el suyo, le pasaba las uñas por su pecho y delineaba con la yemas de los dedos aquel tatuaje que días atrás le había dejado en su pecho. Puse mi frente contra la suya, posando los labios sobre los suyos, murmurando sobre ellos dije: - Acaso ya olvidaste que estamos unidos amado esposo mio.... Me alejé, rodeándolo mientras lo acariciaba con una de las manos, estando a su espalda, apoyé dicho cuerpo contra ella y susurrando con tono sensual dije: - Sé que se siente compartir un cuerpo ..... soplé su oreja y me cambié a la otra y retomaba en un susurro: - Pero tú ... tienes una tendencia y cierto gusto insano a compartir y disputarte los cuerpos que era tras era eliges como tus recipientes, Poseidón ....
Levanté su brazo y aún a su espalda extendí el mio y entrelacé nuestros dedos mientras decía: - No sé como lo haces, más bien no sé como lo toleras ... esta asquerosa humana es insoportable .... no veo la hora de ... Un momento de silencio cuando se escuchó: - No ves la hora de qué? JAJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJA de deshacerte de mi Anfitrite, si que me subestimas demasiado.
Desligué cualquier unión pudiera existir entre mi cuerpo y el de aquel sujeto, me le quedé mirando, como descifrándolo, levanté una ceja mientras pensaba: - Algo debe tener este imbécil que Anfitrite además de ponerse en celo adquiere más poder sobre mi cuerpo haciendo que yo pierda control y consciencia sobre el mismo. No me conviene estar cerca de este sujeto. Suspiré, me giré dándole la espalda y con desgano dije: - Se nota que la educación que reciben los dioses es distinta a la que recibimos nosotros los humanos, y sobre todo nosotros los aristócratas y pensar que es a uds a quien dirigimos nuestras plegarias, nuestros rezos y nuestras ofrendas y un insignificante dios como tu no es capaz de responder a las preguntas de una estimada y bien formada señorita, además de ser yo la primera en haber planteado alguna en esto que podemos llamar "conversación".
Caminé en dirección al bordillo de adoquines del manantial, me senté y puse mis piernas juntas sobre el cadáver de aquel viejo caballo, comencé a mirarme las manos y se mostraban desgastadas, suspiré nuevamente poco a poco parecía que me iba desanimando de todo aquello, levanté la vista y esbocé: - A ver ... repito por si tus olímpicos oídos no escucharon: Seguimos en el Palacio del César? Esperando alguna respuesta mientras en mi rostro se reflejaba la impaciencia.
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Re: Zona Secreta (Pasaje a Manantial subterraneo) Colindante a recamara de Diva
Aquella risa desaforada que tenía le crispaba tanto o más que la repugnante careta de cinismo que ahora mostraba frente suyo. No parecía temerle absolutamente, y aquello no saldría delo usual si fuera aquella diosa la que le contestase pero...ésta era el recipiente.
Quedaba inexpresivo ante su respuesta, no pretendía discutir las razones de su aparición en el instante preciso de su rescate. La razón era simple, ni el mismo conocía del todo el misterio que le había obligado a aparecerse en aquel recinto olvidado. ¿Que fue la causa de su resurrección? La diosa o la mujer. Aquello era algo que al parecer sería difícil de resolver. La lógica le decía que debía ser la divinidad, y aunque odiase por dentro algún nexo con ella debía aceptarlo y pretender sacarle mejor provecho de aquello.
Ella pasaba maliciosamente sus delicados dedos, y aun cuando los pasara por sobre la tela se podía sentir la suavidad de sus yemas. Definitivamente no eran las manos de una pueblerina o una comerciante. Eso no, pero...si de clase alta se tratara ¿Acaso no la recordaría? Solomon en mejor vida había sido todo un senador y no debía existir persona noble en el imperio que no conociese.
Una vez más el nombre de "Poseidon" se repetía. Aquello solo carcomía la poco estable paciencia del hombre que aun mantenía aquel gesto indiferente, sin embargo la atmosfera se cargaba de tensión siendo capaz de ser cortada con un cuchillo. Pero aquel amenazador sentimiento no llegaba a la mente de la mujer que se le acercaba rozando sus labios de forma provocadora, con un tono de voz distinto y mencionando "esposo". Sin duda alguna, esta debía ser Anfitrite, la reina del mar...
Era ella...quien creía en realidad hablar con su esposo, sin darse cuenta de la verdad. Una sonrisa macabra apenas era contenida por Solomon al darse cuenta de la estúpida. Su cariz cobraba cierto resplandor a medida que testificaba de los extraños cambios de personalidad que aquejaban a la mujer.
Matarla...
Ella se daba vuelta y comenzaba a caminar...
Acabar con su lastimera vida. Sería un acto piadoso.
Terminaba por sentarse sobre un pedazo de carne. Tal vez desanimada de darse cuenta que su compañía resultaba ser más un muerto que vivo. Una vez más preguntaba su situación en palacio a lo cual Solomon sólo avanzo hacía ella, sin decir o hacer más nada que ponerse a un paso de distancia.
No esperes más de mí. Si quieres lárgate o respóndeme ¿Quién manda en tu cuerpo...Anfitrite?
Pronunciando casi coloquialmente se detuvo elevando su rostro y quedando como estatua...esperando una respuesta que marcaria las acciones que llevaría con ella.
Quedaba inexpresivo ante su respuesta, no pretendía discutir las razones de su aparición en el instante preciso de su rescate. La razón era simple, ni el mismo conocía del todo el misterio que le había obligado a aparecerse en aquel recinto olvidado. ¿Que fue la causa de su resurrección? La diosa o la mujer. Aquello era algo que al parecer sería difícil de resolver. La lógica le decía que debía ser la divinidad, y aunque odiase por dentro algún nexo con ella debía aceptarlo y pretender sacarle mejor provecho de aquello.
Ella pasaba maliciosamente sus delicados dedos, y aun cuando los pasara por sobre la tela se podía sentir la suavidad de sus yemas. Definitivamente no eran las manos de una pueblerina o una comerciante. Eso no, pero...si de clase alta se tratara ¿Acaso no la recordaría? Solomon en mejor vida había sido todo un senador y no debía existir persona noble en el imperio que no conociese.
Una vez más el nombre de "Poseidon" se repetía. Aquello solo carcomía la poco estable paciencia del hombre que aun mantenía aquel gesto indiferente, sin embargo la atmosfera se cargaba de tensión siendo capaz de ser cortada con un cuchillo. Pero aquel amenazador sentimiento no llegaba a la mente de la mujer que se le acercaba rozando sus labios de forma provocadora, con un tono de voz distinto y mencionando "esposo". Sin duda alguna, esta debía ser Anfitrite, la reina del mar...
Era ella...quien creía en realidad hablar con su esposo, sin darse cuenta de la verdad. Una sonrisa macabra apenas era contenida por Solomon al darse cuenta de la estúpida. Su cariz cobraba cierto resplandor a medida que testificaba de los extraños cambios de personalidad que aquejaban a la mujer.
Matarla...
Ella se daba vuelta y comenzaba a caminar...
Acabar con su lastimera vida. Sería un acto piadoso.
Terminaba por sentarse sobre un pedazo de carne. Tal vez desanimada de darse cuenta que su compañía resultaba ser más un muerto que vivo. Una vez más preguntaba su situación en palacio a lo cual Solomon sólo avanzo hacía ella, sin decir o hacer más nada que ponerse a un paso de distancia.
No esperes más de mí. Si quieres lárgate o respóndeme ¿Quién manda en tu cuerpo...Anfitrite?
Pronunciando casi coloquialmente se detuvo elevando su rostro y quedando como estatua...esperando una respuesta que marcaria las acciones que llevaría con ella.
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Re: Zona Secreta (Pasaje a Manantial subterraneo) Colindante a recamara de Diva
No sé si era impresión mía pero algo parecía inquietar a aquel sujeto, aunque sus acciones y sus palabras no fuesen reveladoras tenía la extraña sensación de que algo pasaba o le pasaba.
Aún seguía esperando una respuesta de su parte, con el desanimo que enmarcaba los últimos minutos continué mirando mis manos, dándole la vuelta una y otra vez teniendo una distracción en esos momentos. El tiempo pasaba y no había respuesta alguna de su parte sospeché que no tardaría en irse y dejarme allí tirada por lo cual suspiré resignada, de pronto él se encontraba a un paso de mí mostrando la misma indiferencia que venía expresando desde su llegada, no le mostré interés alguno al contrario, me mantuve mirando mis manos sin levantar la vista y así dedicarle una rápida mirada; en ésas se volvían a escuchar sus palabra: - No esperes más de mí. Si quieres lárgate o respóndeme ¿Quién manda en tu cuerpo...Anfitrite?
Permanecí quieta e inmóvil, quizás procesando o buscándole un sentido lógico a la pregunta que hacía el señor, tan sólo pensé: - Podrá ser tan imbécil este sujeto... podrá tanta divinidad reunir tanta estupidez!!!! suspiré nuevamente ahora de manera más prolongada, me levanté y me coloqué a su lado, mi hombro tocaba el suyo y sobre él apoyé mi mano y dije: - Eso deberás averiguarlo tu mismo. Quité mi mano y caminé lento y elegante hacia la salida, a mitad de camino me detuve y esbocé: - Por cierto, uno de tus perros anda por ahí rondando por si quieres jugar con él .... a fin de cuentas para hablar con mudos mejor le hablo a los muertos ... no piensas lo mismo caballito JAJAJAJAJJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJJAAJAJAJA Retomando mi marcha en dirección al portón.
Aún seguía esperando una respuesta de su parte, con el desanimo que enmarcaba los últimos minutos continué mirando mis manos, dándole la vuelta una y otra vez teniendo una distracción en esos momentos. El tiempo pasaba y no había respuesta alguna de su parte sospeché que no tardaría en irse y dejarme allí tirada por lo cual suspiré resignada, de pronto él se encontraba a un paso de mí mostrando la misma indiferencia que venía expresando desde su llegada, no le mostré interés alguno al contrario, me mantuve mirando mis manos sin levantar la vista y así dedicarle una rápida mirada; en ésas se volvían a escuchar sus palabra: - No esperes más de mí. Si quieres lárgate o respóndeme ¿Quién manda en tu cuerpo...Anfitrite?
Permanecí quieta e inmóvil, quizás procesando o buscándole un sentido lógico a la pregunta que hacía el señor, tan sólo pensé: - Podrá ser tan imbécil este sujeto... podrá tanta divinidad reunir tanta estupidez!!!! suspiré nuevamente ahora de manera más prolongada, me levanté y me coloqué a su lado, mi hombro tocaba el suyo y sobre él apoyé mi mano y dije: - Eso deberás averiguarlo tu mismo. Quité mi mano y caminé lento y elegante hacia la salida, a mitad de camino me detuve y esbocé: - Por cierto, uno de tus perros anda por ahí rondando por si quieres jugar con él .... a fin de cuentas para hablar con mudos mejor le hablo a los muertos ... no piensas lo mismo caballito JAJAJAJAJJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJJAAJAJAJA Retomando mi marcha en dirección al portón.
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Re: Zona Secreta (Pasaje a Manantial subterraneo) Colindante a recamara de Diva
Pensamientos
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De pronto aquel estado de tensión acrecentó a medida que la osadía propagaba por aquella doncella persistía oculto tras aquel desganado tono que traía desde poco después de la llegada de Solomon. Pero aquello no significaba nada para él, lo que le hacía rabiar era el comportamiento de la mujer que ya venía alejándose hacía una de las salidas.
Mísera alimaña...
Apretando sus puños su sangre comenzaba a hervir, la presión aumentaba involuntariamente al deseo de Solomon quien no podía controlar su fuerza aun desconocida. Lo único que pensaba era en la mofa socarrona y la posibilidad de que ésta haya salido de lo que más odiaba...una deidad.
Acercándose aun más eleva sus manos pausadamente, ya había soportado suficiente. Los dioses eran sólo una abominación de la naturaleza, debían ser exterminados y si algo conocía era que él o mejor dicho sus ojos eran capaces de aniquilar a quien sea.
Sin mostrar una mueca más que el de su aparente apatía comenzaba a tocar con ambas manos la careta que cubría la parte superior de su faz. Las llevaba a los lados para sujetar con sutil fuerza la media máscara de hierro.
Sin brindar ninguna advertencia la alza librando un enceguecedor rojo carmín, como si la propia muerte se ocultase éntrela luz cientos de lamentos retumbaron la recamara seguidos de una aterrador silencio. Los iris del ex-senador era más que fuego, siendo imposibles de describir más que un vistazo al propio infierno.
Su inexpresivo rostro marcado por una ira misteriosa desaparecía en un santiamén al notar cómo la luz emanada bajaba lentamente en potencia hasta finalmente extinguirse dejando sus iris rojo fuego en un marrón como sangre muerta.
Las nubes habían desaparecido con la explosión invisible dejando en su lugar una recamara cubierta de bellos talismanes de diversos colores, en su mayoría cuarzo o amatista. Aun más, los helechos cristales, el agua topacio, insectos y ratas esmeraldas...hasta aquel caballo yacía hecho en cristal...todo el cuarto cubierto de pies a cabeza en finas joyas. Todo menos aquella mujer...!!!
Mierda!
Expreso para sí al darse cuenta de no solo la ineficacia de su poder, si no de la extinción permanente o momentánea de la maldición que llevaba en sus ojos. Sin retroceder vio por primera vez a la doncella, detenidamente quería conocer a la persona que no solo le había dado nueva vida, sino aparentemente se escapaba de su propia muerte.
Quedando atónito y aun pensativo quedo allí parado. Definitivamente había subestimado a la mujer que de espaldas resultaba idéntica a Diva...a la primera...desde luego era imposible...pero...
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De pronto aquel estado de tensión acrecentó a medida que la osadía propagaba por aquella doncella persistía oculto tras aquel desganado tono que traía desde poco después de la llegada de Solomon. Pero aquello no significaba nada para él, lo que le hacía rabiar era el comportamiento de la mujer que ya venía alejándose hacía una de las salidas.
Mísera alimaña...
Apretando sus puños su sangre comenzaba a hervir, la presión aumentaba involuntariamente al deseo de Solomon quien no podía controlar su fuerza aun desconocida. Lo único que pensaba era en la mofa socarrona y la posibilidad de que ésta haya salido de lo que más odiaba...una deidad.
Acercándose aun más eleva sus manos pausadamente, ya había soportado suficiente. Los dioses eran sólo una abominación de la naturaleza, debían ser exterminados y si algo conocía era que él o mejor dicho sus ojos eran capaces de aniquilar a quien sea.
Sin mostrar una mueca más que el de su aparente apatía comenzaba a tocar con ambas manos la careta que cubría la parte superior de su faz. Las llevaba a los lados para sujetar con sutil fuerza la media máscara de hierro.
Sin brindar ninguna advertencia la alza librando un enceguecedor rojo carmín, como si la propia muerte se ocultase éntrela luz cientos de lamentos retumbaron la recamara seguidos de una aterrador silencio. Los iris del ex-senador era más que fuego, siendo imposibles de describir más que un vistazo al propio infierno.
Su inexpresivo rostro marcado por una ira misteriosa desaparecía en un santiamén al notar cómo la luz emanada bajaba lentamente en potencia hasta finalmente extinguirse dejando sus iris rojo fuego en un marrón como sangre muerta.
Las nubes habían desaparecido con la explosión invisible dejando en su lugar una recamara cubierta de bellos talismanes de diversos colores, en su mayoría cuarzo o amatista. Aun más, los helechos cristales, el agua topacio, insectos y ratas esmeraldas...hasta aquel caballo yacía hecho en cristal...todo el cuarto cubierto de pies a cabeza en finas joyas. Todo menos aquella mujer...!!!
Mierda!
Expreso para sí al darse cuenta de no solo la ineficacia de su poder, si no de la extinción permanente o momentánea de la maldición que llevaba en sus ojos. Sin retroceder vio por primera vez a la doncella, detenidamente quería conocer a la persona que no solo le había dado nueva vida, sino aparentemente se escapaba de su propia muerte.
Quedando atónito y aun pensativo quedo allí parado. Definitivamente había subestimado a la mujer que de espaldas resultaba idéntica a Diva...a la primera...desde luego era imposible...pero...
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Re: Zona Secreta (Pasaje a Manantial subterraneo) Colindante a recamara de Diva
Terminé de reírme mientras me acercaba ya a la salida, estando ya justo a dos pasos del portón dí un último suspiro al ver que por parte de él no se producía ni siquiera la más mínima reacción negativa o positiva de su parte, a punto de salir un frío indescriptible recorrió mi espina dorsal, rápidamente lo miré y él seguía dandome la espalda y una voz interior muy bien conocida me gritaba: - Será mejor que me dejes salir AMBROSE!!!! No entendía nada, por primera vez el miedo, la angustia y el desespero me invadían, sólo me repetía una y otra vez: - Debo salir de aquí!!!! .... Debo salir de aquí!!!! De pronto como si se hubiese detenido el tiempo, todo se tornó lento, no podía musitar palabra ni siquiera podía moverme, estaba consciente de lo que sucedía pero solo podía ver nada más que eso, el frío seguía extendiendose por todo el lugar, mi vista ahora dirigida al suelo comenzó a ver con asombro como todo era cubierto por una densa capa de cristal, de todas las variedades y colores, mis pies desnudos solo sentían bajo ellos como se desplegaba el cristal cubriendo toda vida y toda muerte, y convirtiendola en una pieza de máxima belleza y esplendor.
Permanecí inmóvil, con la cabeza gacha, sacudiendo mis manos alocadamente de pronto aquel movimiento se detuvo abruptamente y se escuchó en aquel silencio sepulcral los chasquidos de mis dedos.
Se sentía fría, tan fría como el ambiente en el que estabamos inmersos él y yo, lo separé un poco del cristalino suelo y con tal poder golpeé el mismo en el momento en que me giraba para mirarlo, él seguía dandome la espalda, cerré los ojos y de aquel golpe una gran grieta se extendía en su dirección ramificándose para extenderse por todo el recinto. Di un par de pasos mientras a dura voz expresaba: - Acaso querías matarme ... Poseidón o tu idea desde un inicio era saber quién gobernaba este cuerpo?
Esta vez levanté un poco más alto el tridente, aquella arma que se había ya manifestado en aquella ocasión ante y entre nosotros; y con ella volvía a ejecutar un golpe contundente contra el suelo, ahora más fuerte haciendo que el mineral que estaba bajo nuestros pies se fragmentara convirtiendolo una nube de fino cristal que se esparció rápidamente creando una división polvorienta entre ambos. Mi voz se hizo más dura y en un tono retador dije: - Siempre has tenido ante ti la que alguna vez fue tu esposa .... Siempre has tenido ante ti la que alguna vez fue tu amante .... pero nunca lo olvides siempre ha estado frente a ti a LA SOBERANA Y EMPERATRIZ DE LOS MARES POSEIDÓN!!!!!! levantando con ambas manos mi tridente y golpeando a nueva cuenta la tierra la cual tembló y enterrando mi cetro en ella dispersando cualquier particula de polvo en el ambiente dejandonos nuevamente a él y a mi frente a frente. Súbitamente se desplegó una enorme concentración de agua que nos envolvió girando a nuestro alrededor, mis cabellos comenzaron a agitarse con violencia por momentos parecían pequeñas serpientes que se movían esperando con ansias atacar su presa, abrí mis ojos en el momento en que retomé el paso, mi mirada era oscura, tan negra como la línea que atravesaba mis dos brazos, entreabrí mis labios y de mi boca un humillo negruzco salía de allí: - No te cansas de lo mismo Emperador dije con voz tenebrosa: - Acaso ésta es la única forma que conoces de darle la bienvenida a tu esposa? A cada paso el cristal se hacía polvo, frente a él extendí mi mano y lo tomé por el cuello apretandolo lo suficiente mientras elevaba mi mano libre y retomaba: - Al menos espera a que despierte como Diosa y hagamos de nuestra muerte .... algo mucho más divertido, aunque si así lo quieres... hice una pausa mientras esbosaba una sonrisa demoniaca: - ... terminemos con todo esto ahora... concentrando una gran cantidad de poder en la palma de mi mano que poco a poco incrementaba su tamaño y cambiaba de color tornandose un violeta oscuro casi llegando al negro, acerqué mi rostro al suyo y susurrandole como si le escupiera mis palabras dije: - GENOCI... Cerrando mi mano y desvaneciendo aquel poder, saqué la lengua y se la pasé por el costado derecho del rostro y murmurando: - No vale la pena matarte ahora, así como estás no eres más que un asqueroso humano que no acepta su divinidad lo solté del cuello mientras le propinaba un puñetazo en el abdomen y mostrando la ira en mis palabras dije: - Eres realmente patético Poseidón, tú y todos los recipientes humanos que escoges!!! Chasqueando mis dedos para volver a tener en mi mano el tridente, mirandolo fria y despiadadamente repliqué: - Sólo me provocas asco y sólo mereces terminar como tu añorada Atlántida ..... hecha polvo. Acercandole los filos del tridente a su piel.
Permanecí inmóvil, con la cabeza gacha, sacudiendo mis manos alocadamente de pronto aquel movimiento se detuvo abruptamente y se escuchó en aquel silencio sepulcral los chasquidos de mis dedos.
Se sentía fría, tan fría como el ambiente en el que estabamos inmersos él y yo, lo separé un poco del cristalino suelo y con tal poder golpeé el mismo en el momento en que me giraba para mirarlo, él seguía dandome la espalda, cerré los ojos y de aquel golpe una gran grieta se extendía en su dirección ramificándose para extenderse por todo el recinto. Di un par de pasos mientras a dura voz expresaba: - Acaso querías matarme ... Poseidón o tu idea desde un inicio era saber quién gobernaba este cuerpo?
Esta vez levanté un poco más alto el tridente, aquella arma que se había ya manifestado en aquella ocasión ante y entre nosotros; y con ella volvía a ejecutar un golpe contundente contra el suelo, ahora más fuerte haciendo que el mineral que estaba bajo nuestros pies se fragmentara convirtiendolo una nube de fino cristal que se esparció rápidamente creando una división polvorienta entre ambos. Mi voz se hizo más dura y en un tono retador dije: - Siempre has tenido ante ti la que alguna vez fue tu esposa .... Siempre has tenido ante ti la que alguna vez fue tu amante .... pero nunca lo olvides siempre ha estado frente a ti a LA SOBERANA Y EMPERATRIZ DE LOS MARES POSEIDÓN!!!!!! levantando con ambas manos mi tridente y golpeando a nueva cuenta la tierra la cual tembló y enterrando mi cetro en ella dispersando cualquier particula de polvo en el ambiente dejandonos nuevamente a él y a mi frente a frente. Súbitamente se desplegó una enorme concentración de agua que nos envolvió girando a nuestro alrededor, mis cabellos comenzaron a agitarse con violencia por momentos parecían pequeñas serpientes que se movían esperando con ansias atacar su presa, abrí mis ojos en el momento en que retomé el paso, mi mirada era oscura, tan negra como la línea que atravesaba mis dos brazos, entreabrí mis labios y de mi boca un humillo negruzco salía de allí: - No te cansas de lo mismo Emperador dije con voz tenebrosa: - Acaso ésta es la única forma que conoces de darle la bienvenida a tu esposa? A cada paso el cristal se hacía polvo, frente a él extendí mi mano y lo tomé por el cuello apretandolo lo suficiente mientras elevaba mi mano libre y retomaba: - Al menos espera a que despierte como Diosa y hagamos de nuestra muerte .... algo mucho más divertido, aunque si así lo quieres... hice una pausa mientras esbosaba una sonrisa demoniaca: - ... terminemos con todo esto ahora... concentrando una gran cantidad de poder en la palma de mi mano que poco a poco incrementaba su tamaño y cambiaba de color tornandose un violeta oscuro casi llegando al negro, acerqué mi rostro al suyo y susurrandole como si le escupiera mis palabras dije: - GENOCI... Cerrando mi mano y desvaneciendo aquel poder, saqué la lengua y se la pasé por el costado derecho del rostro y murmurando: - No vale la pena matarte ahora, así como estás no eres más que un asqueroso humano que no acepta su divinidad lo solté del cuello mientras le propinaba un puñetazo en el abdomen y mostrando la ira en mis palabras dije: - Eres realmente patético Poseidón, tú y todos los recipientes humanos que escoges!!! Chasqueando mis dedos para volver a tener en mi mano el tridente, mirandolo fria y despiadadamente repliqué: - Sólo me provocas asco y sólo mereces terminar como tu añorada Atlántida ..... hecha polvo. Acercandole los filos del tridente a su piel.
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OffRol: Toda manipulación realizada fue debidamente acordada ^^
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Re: Zona Secreta (Pasaje a Manantial subterraneo) Colindante a recamara de Diva
Pensamientos
DIalogo
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Dejarte salir...
Susurro apenas sin darse cuenta que leía a la perfección y con gran naturalidad el interior de la doncella, sólo aquella introspección aguda acabaría con las palabras de lo que probablemente se revelaba como la diosa.
Su carácter había cambiado, hasta un tridente yacía a su lado, no existían dudas al respecto de su identidad, era Anfitrite, ni más ni menos que la hija de titanes. Aun absorto permaneció con aparente tranquilidad aun a pesar de la gran cantidad de energía que iba emergiendo alrededor de la mujer. Estaba convencido que su destino le había llevado a aquel día.
Apenas avanzando hacia ella fue detenido estrepitosamente por una inmensa cantidad de fuerza, resultaba invisible pero temible, venía de ella que con solamente incrustar la punta de su arma destruía la belleza sepulcral que les rodeaba. Solomon desde luego no mostro temor o inquietud. Parecía ser una divinidad difícil de manejar, pero lo haría...por él y toda la humanidad.
Concentrándose comenzó el contraataque frio y silente contra la desbordante energía que amenazaba con hacer colapsar el techo agrietado. Una cortina inestable aparecía entre ambos, una línea de vida o muerte que era formada por el polvo de aquellas preciosas joyas.
Conociendo que aun podía brindar mayor resistencia Solomon dio un paso adelante intentado demostrar su supremacía pese a perder la ventaja de sus ojos místicos. Tenía clavada en lamente que todo era un desafío, que debía superarlo con intereses demostrándose a asimismo que sería capaz de aniquilar a cuanto olímpico sele presente.
Pero algo cambiaba y muy rápidamente, incluso para sus oídos especializados, un fulminante silbido apenas se le fue advertido para luego venir con demoledora inclemencia el aun oculto poderío de la reina marina quien avanzo en menos tiempo delo que los ojos de Solomon pudieron registrar, sus ojos negros y cabellera viviente le recordaron a los monstros de las leyendas, pero, esto era lo que en realidad estaba pasando. Como si de nada tratase para ella, repelía toda barrera infringida por él, le tomaba del cuello velozmente y con la misma sonrisa descarada.
...
Su delicada mano parecía hacer algo más que estrangularle, pues a diferencia de los humanos, él ya no necesitaba de oxigeno para vivir, pero algo le incitaba a anhelarlo apenas ella le había tomado del cuello. Era como si su solo tacto eliminara los poderes que se le habían otorgado volviéndole algo más que un simple mortal. Aun con suficientes fuerzas abría con fuerza los ojos intentando hacer reaccionar su finiquitada habilidad, pero resultaba tan útil como sus vanos intentos por poblar aquella pequeña recamara nuevamente de su energía. Sencillamente las nubes rojas eran repelidas por el agua arremolinándose alrededor como una muralla.
Hastiado la tomaba de la cintura, pero ella ya iba muchos minutos adelantada y lista para exclamar el nombre de lo que sería un colosal ataque. Si bien no logro mencionarlo por completo fue suficiente para que Solomon lo reconociese.
Más que furioso ante la humillación de ser soltado quedo allí sentado murmurando persistentemente la idea de acabar con ella acosta que fuera. Pero la aun desconocida Ambrose se retiraba, satisfecha de demostrar algo, una pizca de sus verdaderos poderes.
Ni cuenta dando del golpe certero que le hacía sangrar amargamente dispuso su rostro contra el de ella ahora altiva.
Te equivocas basura...
Dijo con rabia al ver claramente el desdeño de la diosa/humana. De inmediato algo de brillo nació de sus ojos. Un muro invisible partió en dos las paredes tras suyo. El espacio se desgarraba siendo penetrado brutalmente por una espada de oro.
Nuevamente, todo se hacía un caos llegando a casi igualar al brindado por ella. Solomon habría mostrado una sonrisa sí su orgullo no estuviese marcado, usaría Genocidio. Tal como aquella vez con los berserker. Pues a diferencia de Anfitrite, él no era Poseidón y no brindaba ninguna resistencia a la muerte. Aun siendo diosa, su cuerpo era mortal y si no calculaba mal aquella mujer seria vuelta polvo apenas libradas las silabas de "GENOCIDIO".
Pero en un rapto delucidez sobrenatural su instinto le sacudía, no sabía el porqué pero empezaba a dar por hecho el que Anfitrite no se detendría ni aun con la destrucción de su cuerpo huésped. Algo en su interior le indicaba que no era el momento. Fue asique se detuvo. Pronto aquella espada desapareció como neblina.
Todo regresaba a la calma dejando un rastro defiera contienda, siendo irreconocible la fuente donde...cierto...la excitación de la batalla le había hecho obviar que aquella mujer resultaba idéntica en todo aspecto a la Diva que recordaba antes de que fuera corrompida por Ares. Su gesto de furia incontenible pasó entonces a la habitual frialdad. Solomon ya daba por hecho que su poder no le igualaba, se había confiado...en realidad debía ser más poderoso que aquellos guerreros de roja armadura, pero un dios(aun en este caso medio dormido) resultaba un límite totalmente inalcanzable...al menos de momento.
Levantándose sin recriminar, ni volverse violento la miraba. Como nada hubiese ocurrido. Quizás por el hecho que conocía que no existía forma de ganarle, tal vez esperar a que se tranquilice sea la mejor estrategia. Pero él ya no era hombre de modales o de absoluta paciencia, fue entonces que se levanto su máscara y se la puso a esperar a que su fuerza se restableciera.
No interesa cuan fuerte me hayas demostrado ser...sola morirás inevitablemente. Te queda aquel destino?
Menciono algo misterioso mientras daba media vuelta lentamente para aproximarse ala salida...pensando en que él también morirá si no encontraba otra manera de acabar con ellos a quienes intentaba asesinar.
DIalogo
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Dejarte salir...
Susurro apenas sin darse cuenta que leía a la perfección y con gran naturalidad el interior de la doncella, sólo aquella introspección aguda acabaría con las palabras de lo que probablemente se revelaba como la diosa.
Su carácter había cambiado, hasta un tridente yacía a su lado, no existían dudas al respecto de su identidad, era Anfitrite, ni más ni menos que la hija de titanes. Aun absorto permaneció con aparente tranquilidad aun a pesar de la gran cantidad de energía que iba emergiendo alrededor de la mujer. Estaba convencido que su destino le había llevado a aquel día.
Apenas avanzando hacia ella fue detenido estrepitosamente por una inmensa cantidad de fuerza, resultaba invisible pero temible, venía de ella que con solamente incrustar la punta de su arma destruía la belleza sepulcral que les rodeaba. Solomon desde luego no mostro temor o inquietud. Parecía ser una divinidad difícil de manejar, pero lo haría...por él y toda la humanidad.
Concentrándose comenzó el contraataque frio y silente contra la desbordante energía que amenazaba con hacer colapsar el techo agrietado. Una cortina inestable aparecía entre ambos, una línea de vida o muerte que era formada por el polvo de aquellas preciosas joyas.
Conociendo que aun podía brindar mayor resistencia Solomon dio un paso adelante intentado demostrar su supremacía pese a perder la ventaja de sus ojos místicos. Tenía clavada en lamente que todo era un desafío, que debía superarlo con intereses demostrándose a asimismo que sería capaz de aniquilar a cuanto olímpico sele presente.
Pero algo cambiaba y muy rápidamente, incluso para sus oídos especializados, un fulminante silbido apenas se le fue advertido para luego venir con demoledora inclemencia el aun oculto poderío de la reina marina quien avanzo en menos tiempo delo que los ojos de Solomon pudieron registrar, sus ojos negros y cabellera viviente le recordaron a los monstros de las leyendas, pero, esto era lo que en realidad estaba pasando. Como si de nada tratase para ella, repelía toda barrera infringida por él, le tomaba del cuello velozmente y con la misma sonrisa descarada.
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Su delicada mano parecía hacer algo más que estrangularle, pues a diferencia de los humanos, él ya no necesitaba de oxigeno para vivir, pero algo le incitaba a anhelarlo apenas ella le había tomado del cuello. Era como si su solo tacto eliminara los poderes que se le habían otorgado volviéndole algo más que un simple mortal. Aun con suficientes fuerzas abría con fuerza los ojos intentando hacer reaccionar su finiquitada habilidad, pero resultaba tan útil como sus vanos intentos por poblar aquella pequeña recamara nuevamente de su energía. Sencillamente las nubes rojas eran repelidas por el agua arremolinándose alrededor como una muralla.
Hastiado la tomaba de la cintura, pero ella ya iba muchos minutos adelantada y lista para exclamar el nombre de lo que sería un colosal ataque. Si bien no logro mencionarlo por completo fue suficiente para que Solomon lo reconociese.
Más que furioso ante la humillación de ser soltado quedo allí sentado murmurando persistentemente la idea de acabar con ella acosta que fuera. Pero la aun desconocida Ambrose se retiraba, satisfecha de demostrar algo, una pizca de sus verdaderos poderes.
Ni cuenta dando del golpe certero que le hacía sangrar amargamente dispuso su rostro contra el de ella ahora altiva.
Te equivocas basura...
Dijo con rabia al ver claramente el desdeño de la diosa/humana. De inmediato algo de brillo nació de sus ojos. Un muro invisible partió en dos las paredes tras suyo. El espacio se desgarraba siendo penetrado brutalmente por una espada de oro.
Nuevamente, todo se hacía un caos llegando a casi igualar al brindado por ella. Solomon habría mostrado una sonrisa sí su orgullo no estuviese marcado, usaría Genocidio. Tal como aquella vez con los berserker. Pues a diferencia de Anfitrite, él no era Poseidón y no brindaba ninguna resistencia a la muerte. Aun siendo diosa, su cuerpo era mortal y si no calculaba mal aquella mujer seria vuelta polvo apenas libradas las silabas de "GENOCIDIO".
Pero en un rapto delucidez sobrenatural su instinto le sacudía, no sabía el porqué pero empezaba a dar por hecho el que Anfitrite no se detendría ni aun con la destrucción de su cuerpo huésped. Algo en su interior le indicaba que no era el momento. Fue asique se detuvo. Pronto aquella espada desapareció como neblina.
Todo regresaba a la calma dejando un rastro defiera contienda, siendo irreconocible la fuente donde...cierto...la excitación de la batalla le había hecho obviar que aquella mujer resultaba idéntica en todo aspecto a la Diva que recordaba antes de que fuera corrompida por Ares. Su gesto de furia incontenible pasó entonces a la habitual frialdad. Solomon ya daba por hecho que su poder no le igualaba, se había confiado...en realidad debía ser más poderoso que aquellos guerreros de roja armadura, pero un dios(aun en este caso medio dormido) resultaba un límite totalmente inalcanzable...al menos de momento.
Levantándose sin recriminar, ni volverse violento la miraba. Como nada hubiese ocurrido. Quizás por el hecho que conocía que no existía forma de ganarle, tal vez esperar a que se tranquilice sea la mejor estrategia. Pero él ya no era hombre de modales o de absoluta paciencia, fue entonces que se levanto su máscara y se la puso a esperar a que su fuerza se restableciera.
No interesa cuan fuerte me hayas demostrado ser...sola morirás inevitablemente. Te queda aquel destino?
Menciono algo misterioso mientras daba media vuelta lentamente para aproximarse ala salida...pensando en que él también morirá si no encontraba otra manera de acabar con ellos a quienes intentaba asesinar.
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Re: Zona Secreta (Pasaje a Manantial subterraneo) Colindante a recamara de Diva
Había algo extraño en él, este humano, este contenedor era completamente diferente a los demás, Poseidón no mostraba la misma agresividad de épocas pasadas, definitivamente algo pasaba dentro de ese cuerpo que no dejaba ver el verdadero poder del Emperador de los mares.
No parecía querer responder ni reaccionar ante ninguna de mis provocaciones e insultos, ese no era el esposo que era tras era había conocido, había amado y había matado, esta vez era diferente, como si algo lo contuviese, me alejé de él mientras con naturalidad y sereno el tomaba su máscara de hierro y se la colocaba nuevamente. Caminé hacia atrás sin dejar de verlo ni un segundo, con la suficiente distancia entre nosotros y haciendo una reverencia ante él murmuré: - No es el momento .... Poseidón.... de pronto una neblina se formaba en medio de todo, las paredes colapsaron del mismo modo que el agrietado techo, todo se desmoronaba poco a poco, más impulsado y motivado por el choque de nuestros poderes, repentinamente sentí un pequeño incremento de poder, sonreí y aún con aquel muro de polvo nublando la visión podía verle y pude ver la materialización de una espada dorada, sin demoras incremente mi poder y aún en posición inclinada musité: - Caladbolg y en mi mano izquierda que se encontraba a mi espalda se manifestó mi otra arma, apreté fuerte el tridente, sabía que si Poseidón se decidía a atacarme podía llevar las de perder dado que aún no había despertado como diosa y Ambrose como recipiente no ayudaba mucho, aunque algo había en ella que me permitía manifestarme de manera singular y hacer uso de mi poder sin problemas. Continué mirándolo cuando en un pestañeo su espada desapareció junto con la neblina, me erguí y mientras lo hacía abría mi mano izquierda dejando caer mi espada y ésta desapareciendo mientras caía. Sacudí mi cabeza en un delicado movimiento de derecha izquierda, agitando mis negros cabellos, humedecí mis labios con la mirada aún puesta en él, tomé aire y exhalé en el momento en que me dirigía unas palabras: "- No interesa cuan fuerte me hayas demostrado ser...sola morirás inevitablemente. Te queda aquel destino?" No dejaba de mirarlo, se encontraba totalmente calmado, algo sumamente beneficioso para mi dado que no podía darme el lujo de exponerme y abusar de aquel cuerpo sin tener completo control sobre él, sonreí tiernamente en el momento en que me giraba para darle la espalda, caminé unos cuantos pasos y con tono de voz dulce y delicado repliqué: - Esto aún amado esposo mío no ha terminado, nuestros "juegos" siempre nos llevan a una muerte segura ... hablas de destino ... Mi destino está en tus manos como el tuyo está en las mías, nunca lo olvides Poseidón, nunca lo olvides .... porque en el momento en que lo hagas podrías estar perdiendo este sádico juego sin ni siquiera empezar. Levanté mi tridente y con sus filos corté el espacio generando así un portal dimensional, con los últimos escombros de aquel recinto cayendo y dejando en ruinas todo el lugar y dándole una última mirada a aquel hombre esbocé: - Hasta pronto Poseidón, Solomon o como quieras llamarte .... aún no es nuestro tiempo .... hice una pausa volviendo mi mirada al vortex y con tono desmotivado repliqué: - Sí deseas algo de mí ya sabes donde encontrarme Emperador o quien demonios seas... Sólo te aseguro algo, la próxima vez que nos veamos es posible que.... Cayé abruptamente, la decepción que me producía aquel encuentro me dejaba sin mucho que decir, finalmente ingresé en el portal y desapareciendo del lugar, solo dejando una suave llovizna tras mi salida del manantial.
No parecía querer responder ni reaccionar ante ninguna de mis provocaciones e insultos, ese no era el esposo que era tras era había conocido, había amado y había matado, esta vez era diferente, como si algo lo contuviese, me alejé de él mientras con naturalidad y sereno el tomaba su máscara de hierro y se la colocaba nuevamente. Caminé hacia atrás sin dejar de verlo ni un segundo, con la suficiente distancia entre nosotros y haciendo una reverencia ante él murmuré: - No es el momento .... Poseidón.... de pronto una neblina se formaba en medio de todo, las paredes colapsaron del mismo modo que el agrietado techo, todo se desmoronaba poco a poco, más impulsado y motivado por el choque de nuestros poderes, repentinamente sentí un pequeño incremento de poder, sonreí y aún con aquel muro de polvo nublando la visión podía verle y pude ver la materialización de una espada dorada, sin demoras incremente mi poder y aún en posición inclinada musité: - Caladbolg y en mi mano izquierda que se encontraba a mi espalda se manifestó mi otra arma, apreté fuerte el tridente, sabía que si Poseidón se decidía a atacarme podía llevar las de perder dado que aún no había despertado como diosa y Ambrose como recipiente no ayudaba mucho, aunque algo había en ella que me permitía manifestarme de manera singular y hacer uso de mi poder sin problemas. Continué mirándolo cuando en un pestañeo su espada desapareció junto con la neblina, me erguí y mientras lo hacía abría mi mano izquierda dejando caer mi espada y ésta desapareciendo mientras caía. Sacudí mi cabeza en un delicado movimiento de derecha izquierda, agitando mis negros cabellos, humedecí mis labios con la mirada aún puesta en él, tomé aire y exhalé en el momento en que me dirigía unas palabras: "- No interesa cuan fuerte me hayas demostrado ser...sola morirás inevitablemente. Te queda aquel destino?" No dejaba de mirarlo, se encontraba totalmente calmado, algo sumamente beneficioso para mi dado que no podía darme el lujo de exponerme y abusar de aquel cuerpo sin tener completo control sobre él, sonreí tiernamente en el momento en que me giraba para darle la espalda, caminé unos cuantos pasos y con tono de voz dulce y delicado repliqué: - Esto aún amado esposo mío no ha terminado, nuestros "juegos" siempre nos llevan a una muerte segura ... hablas de destino ... Mi destino está en tus manos como el tuyo está en las mías, nunca lo olvides Poseidón, nunca lo olvides .... porque en el momento en que lo hagas podrías estar perdiendo este sádico juego sin ni siquiera empezar. Levanté mi tridente y con sus filos corté el espacio generando así un portal dimensional, con los últimos escombros de aquel recinto cayendo y dejando en ruinas todo el lugar y dándole una última mirada a aquel hombre esbocé: - Hasta pronto Poseidón, Solomon o como quieras llamarte .... aún no es nuestro tiempo .... hice una pausa volviendo mi mirada al vortex y con tono desmotivado repliqué: - Sí deseas algo de mí ya sabes donde encontrarme Emperador o quien demonios seas... Sólo te aseguro algo, la próxima vez que nos veamos es posible que.... Cayé abruptamente, la decepción que me producía aquel encuentro me dejaba sin mucho que decir, finalmente ingresé en el portal y desapareciendo del lugar, solo dejando una suave llovizna tras mi salida del manantial.
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