Manantial oculto en el bosque

- Este parece un lugar idóneo para establecer un punto de guardia en lo que pasa la noche.

Pronunció el general romano a su compañero mientras bajaba de su caballo. Noah y Drayden habían cabalgado por un par de horas cuando la noche se les había venido encima. No era inteligente avanzar más allá con sus caballos cansados necesitaban tenerlos frescos para poder llegar a su destino sin incidentes.

Drayden frunció el ceño ante las palabras de Noah. ¿Era posible que él estuviera tan cauteloso en terreno romano? Parecía un tanto extrañado que su viaje no continuara a las tierras congeladas. Lo cierto era que Noah no tenía mucho interés por llegar a la legión germánica, comenzaba un poco a sopesar estar en la milicia. Era cierto que nada se comparaba con la batalla, la muerte y la satisfacción de imponerse contra los adversarios.

¿Pero por qué hacerlo para un imperio que cada vez era una completa desgracia? Sus pensamientos serían una clara traición a las instituciones, al legado militar que él tenía que continuar. Sólo por eso aún no había mandado su mundo a la mierda en la búsqueda de otro tipo de vida. Él no era de esos sujetos que abandonaba su lugar, prefería la muerte antes que eso pero ahora sus cimientos ideológicos se cimbreaban.

Había una brecha en su conducta que bien podía ser la causa de integrarse a un ejercito más capaz, mas estructurado que no dependiera de alianzas, de mercenarios y simpatizantes. Si por él fuera habría mandado a desmembrar a cualquier general que hubiera fraternizado con el enemigo y era ahora que lo ponían al mando de germanos reclutados para ser legionarios. Una bofetada directa a su personalidad, la mella que le faltaba en su vida, pura basura que debía asumir por ser sólo un simple general.

- Drayden, encargate de que los caballos se hidraten y aseguralos en un perímetro no más allá de cincuenta pasos. En las primeras horas de la mañana tendremos que emprender la marcha.

Aquel sujeto endeble bajaba de su caballo al tiempo que Noah se le aproximaba. Éste último buscó entre su armadura un objeto mismo que no tardó en encontrar.

- Ya no hace falta que andes esposado, incluso podrías ser de gran utilidad si nos vemos forzados en pelear contra algún imbécil que crea nos pueda asaltar. No es que yo no pueda derrotar a quien se nos cruce pero no seré tu guardaespaldas personal si nos vemos arrastrados a esas circunstancias. Y por lo otro eres inteligente y sabes que una acción estúpida por escapar no te serviría. Al menos no hasta que llegues a los linderos de tu hogar.

Drayden esbozó una media sonrisa de falsedad y asumió una teatral sumisión mientras Noah liberaba sus muñecas de aquellos grilletes que se ceñían a sus muñecas. No estaba aún en posición para demostrar su verdadera personalidad, Noah podía ser extremadamente fuerte y habilidoso, pero aún era un poco ingenuo comparado con su intelecto. Le seguiría y vería hasta donde podía tomar provecho de aquella inusual alianza.

- Claro que no. No podría salir adelante habiendo tantos peligros por el mundo.

Expresó mientras tomaba las bridas de los corceles dirigiéndolos hacia un extraño manantial. El reflejo del agua apenas si dibujaba las copas de los árboles que les rodeaban y su superficie poco a poco iba colorándose con tonalidades púrpuras y azules por motivo de la noche entrante.

Habiéndose establecido en un pequeño claro, Noah y Drayden miraban con un ligero interés el fuego nutrido de una fogata. Sus rostros quedaban ligeramente iluminados por el color naranja de las llamas mientras estas crepitaban y se fusionaban con los sonidos reinantes de la noche. Probaban un poco las raciones de las cuales se habían servido hasta entonces. Sintiendo curiosidad por aquel sujeto fue el mismo Noah el que interrumpió su silencio.

- Resulta extraño que un individuo de Asgard haya ido a parar a un reino tan lejano como lo es el egipcio.

- No tanto como observar a un general en el mercado. Creí que los romanos conquistaban y no andaban de invitados a los lugares que visitan.

- Pfff... cosas de la vida, mera rutina de nuestros ilustres gobernantes. Hay que chingarse pero qué sabes tú de los deberes que tenemos los militares. ¿Cuál es tu historia gusano? ¿Por qué una persona como tú terminó siendo un esclavo arrebatado de lo que según era tu reino?

- Bueno, es una historia un tanto larga y plasmada de matices tan inusuales como el que ahora nos mantiene charlando...

Drayden lanzó una sonrisa incomoda. Noah asintió con su cabeza y en todo momento manteniendo un semblante tan parco que parecía un muerto.

- ... pero que servirá para pasar este incomodo momento.

Y así, ante las llamas de la fogata, Drayden daba paso a su historia. Enfatizando la traición de sus camaradas y otras tantas desventuras en su búsqueda por un poder mucho más grande. Algo que le garantizaba someter a los pueblos bárbaros bajo su tutela. Con forme las ideas y las palabras iban tomando forma y sentido, Noah advirtió en Drayden un enemigo demasiado peligroso, alguien a quien tendría que eliminar tan pronto tuviera la posibilidad de hacerlo, pero mientras tanto le conservaría con vida si es que quería realizar una adaptación fortuita en un lugar hostil para cualquier romano que pisara y mancillara la hegemonía de aquellas tierras frías...