El Regreso de Genas 1ª parte.

la brisa cálida soplaba, el sol ya se encontraba afuera, un cielo con pocas nubes hacia presencia sobre los cielos, los galopes de mi corcel era lo único que se escuchaba fuertemente en aquellos parajes lejanos de roma y de las villas, me gustaba tomar un camino menos transitado, un camino mas solo, tranquilo donde pudiese escuchar mis pensamientos mientras cabalgaba, aquel lugar eran los distritos que se encontraban al otro lado del Tíbet, ya cerca al rio se podía escuchar el agua deslizarse por sobre las rocas que al mismo tiempo se pulían al chocarse, una nube de polvo era lo que me dejaba a mi paso por aquellos senderos.

esto es tranquilo, no se porque todos los lugares a los que voy no se puede sentir esta tranquilidad, de pronto detuve a mi corcel un poco, comencé a seguir mi camino pero mas despacio, cerca mío se encontraba el que parecía un joven, con algo envuelto, sentado en una banca, sus harapos notaban el trajín y dificultades que pasaba o había pasado, decidí llegar hasta donde se encontraba y detuve por completo mi caballo frente a él, joven, ¿quien es usted? y ¿porque se encuentra en ese estado de abandono extremo?, vi algunas marcas que parecían de maltrato, ¿que le ha sucedido?, usted no tiene rasgos de ser extranjero así que no es un esclavo, por favor dígame que le a sucedido y si lo puedo ayudar, caí en cuenta un segundo de mi presentación, soy Paolo y trabajo en una villa a lo lejos, le dije, mis palabras no eran dramáticas ni llenas de preocupación o nostalgia, eran serias y directas, luego calle para quedarme allí a la espera de una respuesta.

una respuesta corta y concreta era la que había recibido de aquel joven que parecía no un niño ni tampoco un anciano, por decirlo de cierta manera, tenia aproximadamente mi edad lo detalle mire sus expresiones y vi que no mentía, de pronto cuando se levanto y quedo frente a mi mirándome fijamente pude darme cuenta de que tenia a un perro en sus brazos, me inspiro confianza.

bueno Genas si gusta lo puedo llevar a algún lado a si no tiene que estar caminando largos trayectos en las condiciones en las que se encuentra y si no tiene un lugar.. puede si gusta a acompañarme, me dirijo hacia los mercados pero siempre tomo este camino que aunque largo es mas silencioso, puedo prestarle ayuda mientras retorna por completo a roma, como osan aquellos egipcios a hacer a un romano un esclavo, nosotros que somos fuertes guerreros, bendecidos por todos lo dioses y uno es esclavizado, que humillante, bueno uno no varios, esto debe acabar pero no con el casamiento del joven Gellum solamente si no con la destrucción de roma, me incorpore nuevamente aquellas palabras anteriores las siguieron otras, tome, le dije mientras me quitaba un trozo de tela blanca que tenia acompañando mis ropajes, siempre la llevaba como si fuese parte de mi vestimenta para cualquier emergencia, extendí mi mano y se la ofrecí, cúbrase con esto y dígame como lo puedo ayudar, luego de aquellas palabras volví a silenciar mi voz, solo expectante a la reacción del joven.

una brisa cálida soplaba en aquella mañana los animales silvestres jugaban por los alrededores de nuestra ubicación, mientras yo continuaba hablando con aquel joven, el sonido del rio inundaba el ambiente, el roció del amanecer que hacia poco había acabado se mantenía en las plantas, las nubes se podían ver moviéndose lentamente en el extenso cielo, me he detenido en este lugar ayudar a este joven dejando a un lado el encargo del señor Fye, si se entera de seguro un fuerte castigo me podría esperar, sin embargo, no puedo dejar a este hombre aquí, y ya le ofrecí mi ayuda, luego de unos minutos mi mente volvió a mi cuerpo presente, preste atención a las palabras de Genas, al parecer quería regresar a su casa y pues la verdad no creía que me demorase mucho, mientras se termino de cambiar, mire a los cielos intentado ver como seria este día.

Quisiera ir a la villa a ver a mi familia y a mi antigua casa para descansar un rato, si puede ser posible, le extendí mi mano, adelante Genas toma mi mano y súbete a mi caballo te llevare hasta la villa de tus padres, no será ninguna molestia, espero que en el camino no me encuentre con alguno de los amos de la Villa porque me iría muy mal, estaría desobedeciendo una orden directa del amo, pero no puedo dejar a este joven aquí, espero el amo me comprenda, de igual forma salí muy temprano así que estaré a tiempo en la villa con el encargo que se me pidió, luego de unos instantes y de mis palabras me silencie, solo quede a la espera de una respuesta por parte suya para poder marcharnos de aquel lugar y llevarlo de regreso a su hogar.

Sin demora Genas tomo mi mano, aferrándose firme y con mi ayuda lo impulse haciéndolo subir a la parte trasera de mi caballo, en su otra mano llevaba a aquel perro que lo acompañaba, escuche su indicación y tome esa dirección, arre, dije a mi corcel, agárrate fuerte de la silla de este caballo ya que es uno de los mas veloces, al decirle esto volví a mover las riendas de mi corcel, arre, pronuncie y aquel animal agilizo su paso, el viento ondeaba mi cabello hacia atrás y la brisa traía consigo un aroma dulce que chocada directamente en mi cara y a nuestro paso solo una nube de polvo color café dejábamos, con gran prisa marchábamos ya que era necesario que Genas descansara y se notaba además que debía comer algo, rápidamente iré en una curva y me dirigí a los caminos que conducían a todas las villas a las afueras de la gran ciudad de Roma, debo apresurarme se me hace tarde, no me pueden ver por aquellos lares a estas horas y además este joven se nota que necesita asistencia con rapidez para que reponga fuerzas, llegaremos pronto al camino hacia las villas como sabes, estando allí indícame por favor donde es que queda tu hogar, le dije para nuevamente guardar silencio y continuar el camino, a lo lejos se podia ver aquel camino lleno de arboles, algunas carrosas por halli trancitando y sirvientes en caballos saliendo a realizar los deberes que cada amo les encomendaba, aquellas imagenes me recordaban una y otra vez que yo tenia un deber que cumplir y rapido ya que me lo habia ordenado el mismo amo y no podia desobedecerlo ni retrasarme aun mas.