<< Riachuelo // Sendero del bosque hacia el mercado >>

Tras haberme ido del pequeño lago proseguí mi camino sin rumbo alguno por alguna extraña razón no deseaba ir al Santuario por ahora, había algo que no me gustaba un mal presentimiento me atormentaba desde mi ida de aquel lugar, coloque la palma de una de mis manos en mi frente pasando a llevar mi flequillo que usualmente cubría dos puntos claros que tenía en lugar de cejas, quité la mano lentamente estaba inquieta así que comencé a caminar más rápido hasta que tropecé con mis propios pies cayendo al suelo húmedo ensuciando mis ropas que hace un rato se encontraban limpias y secas, al parecer tendría que buscar algún lugar con agua para limpiarme a mi y mis vestiduras, no muy lejos de allí se podía escuchar el sonido del agua el cual al parecer se movía tal vez un río o algo más pequeño, pero por el momento me servía seguí el sonido a paso lento no vaya a ser que otra vez me tropiece y quede aún mas café de lo que ya me encontraba en aquel momento, mis pasos hacían crepitar algunas ramas en el suelo del bosque con cuidado evitaba ramas más grandes al llegar al lugar de donde provenía el ruido me sorprendió que hubiera una laguna, pero era mejor para mí, deje mis cosas colgadas en la rama de un árbol cercano para luego proseguir a quitarme la parte superior de mi vestimenta esta la tiré al suelo mientras me quitaba el resto hasta quedar solamente con las vendas que cubrían mis partes pudientes, las cuales retiré con delicadeza mientras las enrollaba, estas se encontraban limpias así que las metí en el morral, me acerque al agua para lavar primeramente la ropa quitando el barro seco al terminar colgué la ropa en las ramas de un árbol cercano, luego mire la laguna a la cual corrí para comenzar a meterme a ella, al llegarme el agua a la altura de los hombros me sumergí en ella.

Sumergida bajo el agua miraba el fondo de aquella laguna el cual tenia piedras, arena y algunos restos de ramas y hojas como era común en aquellos lugares en medio del bosque, algunos peces nadaban con rapidez miedosos de mi persona pero me daba igual, necesitaba un pequeño tiempo para relajarme y aquel momento era el indicado a pesar de que una guerra inevitablemente amenazaba la vida de todos y pronto llegaría, el pensamiento banal sobre aquello seria “Cuando podría volver a bañarme otra vez”, pero en vez de eso pensaba en lo mucho que sufrirían inocentes en medio de aquella batalla entre dioses y sus caballeros, la pérdida de vidas en batalla eran demasiadas yo no deseaba que alguien muriese sino que quería de poder hacerlo salvar a todos aunque no se me agradeciera no me importaba iba a proteger la vida de la gente inocente que no tenía nada que ver con la rivalidad entre dioses. Salí a la superficie pegando una larga bocanada de aire hasta comenzar a respirar normalmente, nadé hasta la orilla de la laguna saliendo del agua sin pudor alguno para proceder a colocar mis vendas con cuidado hasta cubrir totalmente mis pechos y zona pudiente, tras esto tomé mi cabello el cual enrolle y estrujé para que cayeran algunos hilillos de agua seguidos de gotas de la misma al suelo, tomé mis ropas aún húmedas y me las coloque para luego ponerme el morral y comenzar nuevamente mi caminata.

Con cada paso que daba me sentía algo extraña, un cosmos demasiado poderoso me perturbaba en la inmensidad del bosque un guerrero quizá, no pensé con más detenimiento aquel cosmos era demasiado poderoso como para ser el de un caballero era algo más poderoso un dios, pero que dios sería en aquel lugar despoblado y sin ninguna alma que desease estar más que un mero instante allí, esto no me gustaba para nada lo mejor sería no meter mis narices en el asunto aunque si solamente me concentrase en el cosmos en el lugar para saber de quien se trata podría ser muy útil, detuve mi pasos para luego cerrar mis ojos y proceder a concentrarme en aquella gran energía proveniente del bosque.
- Oscuridad, muerte, caos - estas palabras salieron de mis labios al sentirlo, esa sensación que generaba aquel dios no podría ser otro más que el señor de los muertos y la muerte - Hades - no había duda alguna de que era aquel dios, pero que tramaría en aquel lugar inhóspito la curiosidad se esta apoderando lentamente de mi mente hasta que mi cobardía natural la dejaron de lado, lo mejor sería alejarme no quería pelear ni mucho menos morir por intrusa además cerca de él se encontraban otras presencias menores pero que no dejaban de ser preocupantes, la mejor decisión era irme.

El camino era bastante bien conocido por Morticus, era el mismo que tomaba para ir hacia Roma. Era por ahora el regreso a casa. Detuvieron el paso para desenganchar a las bestias de carga. Les removieron las correas dejando las bridas únicamente en ellos. Dos de los custodios acudieron al llamado de su jefe el cual por disposición de un conocedor de las cercanías les indicó llevarlos hacia el riachuelo circundante.

Por supuesto que los esclavos también tuvieron permiso para bajar de su prisión ambulante seguidos muy de cerca de sus vigilantes. Andaban en grupo, ninguno podía separarse más de dos metros de la mayoría. Todos en unanimidad comenzaron a seguir a los de punta, quienes a su vez seguían los pasos de los caballos y mulas. El sonido del caudal crecía a medida que se acercaban al río.

La zona era un claroscuro producto de las frondosas copas de los árboles pero que al final del camino desembocaba en un riachuelo del agua más clara que pudiera haberse visto. La fauna marina daba un realce más a la vista. Pequeños pececillos transitaban en contracorriente como si estuvieran jugando para después desbordarse en diferentes direcciones. Zelghadis les miraba embelesado hasta que aquél pequeño descanso terminó ante un agudo silbido.

Los custodios entendieron y en su lenguaje natal y con las manos en sus armas indicaban que debían regresar hacia la ubicación del nuevo amo. Zelg fue el último en moverse, no había tiempo para contemplar más aquel sitio. Entro con los otros al carromato observando como ayudantes y jefe preparaban los caballos. La estadía aunque breve fue para los prisioneros como un día de campo.