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Jardines del recinto
Recuerdo del primer mensaje :
Despertó de repente alterada como si hubiese tenido una pesadilla, ante tan brusca reacción pudo sentir el resentimiento en su cuerpo. Elevó el torso sentándose, con sus manos palmó algo suave y acolchonado, al parecer estaba en una cama. Llevó sus manitas a sus brazos tocando la textura de vendas por suerte el ardor de las quemaduras había disminuido bastante. Por su mente se repetían lo sucedido en la embarcación; y como entre el dolor, el llanto y la desesperación todo se fundió a negro, acunada por una dulce nana. Rápidamente se tocó los ojos…mas vendas. No se entendía a si misma, por qué seguía esperanzada a que vería donde estaba, el dolor le ataba a la realidad de que su mundo seria de ahora en adelante penumbras. Suspiró agachando su cabeza, resignada, y así se puso de pie sabiendo que se valía en ese instante por si misma. No había ni siquiera el indicio de otra respiración en esa habitación, estaba sola y no quería estarlo.
Lentamente dio unos pasos, sus manos se toparon con una pared y así fue guiándose saliendo a unos pasillos en absoluto silencio. Sus pies descalzos sintieron un piso frío y en su mayoría suave, mas tanto en él como en las paredes había surcos y magulladuras como si un gran alboroto hubiese ocurrido allí. No sabía si había alguien mas allí, y tampoco tenía la concentración como para percibirlo, estaba demasiado absorta en un sentir frío y vacío, sin sentido. Supuso que estaban ya en Grecia, volvió a suspirar por las tantas ansias que tenía de conocer esas tierras y sus bellos paisajes…Ya no podría admirarlos jamás.
Sintió una leve brisa y busco como pudo seguirla, los templos del santuario no tenían puertas, la brisa corría por sus umbrales. Y en ese templo, uno de los pocos restantes, el del Toro tenía unos jardines cuyo aroma le llamaban. Un poco entorpecida bajo a los alrededores del templo, hasta lograr sentarse entre los tersos pastos que acariciaban sus tobillos al mecerse con el viento. Acurruco sus piernas, envolviéndolas con sus brazos para estrechar las rodillas contra su pecho. La brisa gratificante acariciaba su rostro, volando alguna lagrimas que parecían derramarse de las húmedas vendas. Su rostro se quedó estático como perdido en la lejanía, como si pudiese admirar el horizonte o ver los leves rayos del sol, que se filtraban entre las nubes, iluminando el panorama. Con una mano acarició el prado, tocando cada flor en su camino, sintiendo sus texturas y sus fragancias. No pudo evitar que por su cabeza pasara la idea de que su viaje había sido en vano, que su gran aventura y el orgullo de su maestro, toda esa nueva vida que anhelaba estaba perdida. ¿Como podría ser una amazona estando ciega? No quiso pensar más en ello, no quiso pensar mas en nada, tan solo continuar intentando ver a través de sus sentidos, imaginar como sería aquellos parajes. Por un instante soltó las flores y buscó encontrar la pulsera de su madre con miedo de que se hubiese estropeado en la pelea del barco. Por suerte seguía allí en su muñeca, aunque estaba algo maltratada.
“Que haré ahora…” se dijo a si misma desesperanzada, en ese momento mas que nunca necesitaba a su madre, ese cariño y seguridad que ella le daba. Necesitaba un abrazo, escuchar un “todo estará bien”.
Lentamente dio unos pasos, sus manos se toparon con una pared y así fue guiándose saliendo a unos pasillos en absoluto silencio. Sus pies descalzos sintieron un piso frío y en su mayoría suave, mas tanto en él como en las paredes había surcos y magulladuras como si un gran alboroto hubiese ocurrido allí. No sabía si había alguien mas allí, y tampoco tenía la concentración como para percibirlo, estaba demasiado absorta en un sentir frío y vacío, sin sentido. Supuso que estaban ya en Grecia, volvió a suspirar por las tantas ansias que tenía de conocer esas tierras y sus bellos paisajes…Ya no podría admirarlos jamás.
Sintió una leve brisa y busco como pudo seguirla, los templos del santuario no tenían puertas, la brisa corría por sus umbrales. Y en ese templo, uno de los pocos restantes, el del Toro tenía unos jardines cuyo aroma le llamaban. Un poco entorpecida bajo a los alrededores del templo, hasta lograr sentarse entre los tersos pastos que acariciaban sus tobillos al mecerse con el viento. Acurruco sus piernas, envolviéndolas con sus brazos para estrechar las rodillas contra su pecho. La brisa gratificante acariciaba su rostro, volando alguna lagrimas que parecían derramarse de las húmedas vendas. Su rostro se quedó estático como perdido en la lejanía, como si pudiese admirar el horizonte o ver los leves rayos del sol, que se filtraban entre las nubes, iluminando el panorama. Con una mano acarició el prado, tocando cada flor en su camino, sintiendo sus texturas y sus fragancias. No pudo evitar que por su cabeza pasara la idea de que su viaje había sido en vano, que su gran aventura y el orgullo de su maestro, toda esa nueva vida que anhelaba estaba perdida. ¿Como podría ser una amazona estando ciega? No quiso pensar más en ello, no quiso pensar mas en nada, tan solo continuar intentando ver a través de sus sentidos, imaginar como sería aquellos parajes. Por un instante soltó las flores y buscó encontrar la pulsera de su madre con miedo de que se hubiese estropeado en la pelea del barco. Por suerte seguía allí en su muñeca, aunque estaba algo maltratada.
“Que haré ahora…” se dijo a si misma desesperanzada, en ese momento mas que nunca necesitaba a su madre, ese cariño y seguridad que ella le daba. Necesitaba un abrazo, escuchar un “todo estará bien”.
Sylvanas- Amazona Dorada
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Fuerza de voluntad
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Re: Jardines del recinto
Una mano enorme se apoyó en el hombro del futuro guerrero de Aries. Era nada más y nada menos que la mano de Aldebarán, que tras ese enorme muro de fuego que había criado el chico, ahora estaban a salvo. – Un guerrero se hace guerrero viviendo sus propias batallas, te estas convirtiendo lentamente en uno, así que esta es tu batalla que te marcará como uno de los mejores, vívela, ¡Por Athena!
Dijo el gigante, con una sonrisa en su rostro, dando indicio de que esta era su batalla y que el no se iba a entrometer en tal. Estaba despertando el cosmos y sabía, confiaba fielmente que sería un futuro camarada, que no se dejaría vencer por esa bestia, pues él tenía todas las de ganar, con la confianza de Atenea de su parte.
Al tocar su hombro, dejó una pequeña estela dorada en el hombro de Arone, dando a conocer que lo estaba apoyando a pesar de no participar en dicha batalla. Se agachó un momento para tomar a Sylvanas en una mano y a Guren en la otra. – No te preocupes, prometo cuidar fielmente de tu mascota hasta que termines.
Dijo para dar un gran salto alejándose unos metros de aquella batalla, quedándose en lo que eran unas pequeñas montañas, observando la acción. El monstruo apuntó sus ojos hacia las manos de Aldebarán, observando a Guren, se veía o se notaba que había una pequeña furia contra el animal. El gigante le observó firme, para que la bestia se abalanzara sobre él, pero el caballero de Tauro seguía firme observando como aquella alimaña saltaba tan alto como podía intentando dar un golpe, Aldebarán no se defendería, este no era su combate y sabía muy bien que Arone lo haría por sorpresa, para finiquitar este combate. – Ya perdiste…
Musitó por lo bajo, soltando a Sylvanas y a Guren, dejándolos caer al suelo y cruzándose de brazos, pues de seguro Arone iba a hacer su aparición en el combate, el gigante contaba con ello. Pues su sonrisa no se le borraba ni un segundo.
Dijo el gigante, con una sonrisa en su rostro, dando indicio de que esta era su batalla y que el no se iba a entrometer en tal. Estaba despertando el cosmos y sabía, confiaba fielmente que sería un futuro camarada, que no se dejaría vencer por esa bestia, pues él tenía todas las de ganar, con la confianza de Atenea de su parte.
Al tocar su hombro, dejó una pequeña estela dorada en el hombro de Arone, dando a conocer que lo estaba apoyando a pesar de no participar en dicha batalla. Se agachó un momento para tomar a Sylvanas en una mano y a Guren en la otra. – No te preocupes, prometo cuidar fielmente de tu mascota hasta que termines.
Dijo para dar un gran salto alejándose unos metros de aquella batalla, quedándose en lo que eran unas pequeñas montañas, observando la acción. El monstruo apuntó sus ojos hacia las manos de Aldebarán, observando a Guren, se veía o se notaba que había una pequeña furia contra el animal. El gigante le observó firme, para que la bestia se abalanzara sobre él, pero el caballero de Tauro seguía firme observando como aquella alimaña saltaba tan alto como podía intentando dar un golpe, Aldebarán no se defendería, este no era su combate y sabía muy bien que Arone lo haría por sorpresa, para finiquitar este combate. – Ya perdiste…
Musitó por lo bajo, soltando a Sylvanas y a Guren, dejándolos caer al suelo y cruzándose de brazos, pues de seguro Arone iba a hacer su aparición en el combate, el gigante contaba con ello. Pues su sonrisa no se le borraba ni un segundo.
Aldebaran- Caballeros Dorados
- Reino : Santuario de Athena
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Defensa :
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Re: Jardines del recinto
Cuarto post de defensa en maestría de control del cosmos, fuego
No mire directamente a Aldebarán por tener mi vista fija en esa criatura infernal pero si le prestaba atención a sus palabras que me alentaban.-Por Athena estoy aquí...-Dije ya que así era las visones que he tenido hasta ahora sobre este lugar y sobre la diosa que he de proteger cuando este listo para ser unos de sus guardianes, mire un momento atrás para mira como tomaba Aldebarán a la joven Sylvanas y a Guren para llevarlos lejos para que no corrieran peligro.- Guren se encuentra en buenas manos.-Después de que se alejaron mire como esa criatura intento ir por ellos.-Si no mal recuerdo venias por mi…o no?
Dije de manera seria para que me quisiera volver a atacar de nuevo.-Si tienes razón mi objetivo eres tu pero primero me tengo que deshacer de esa alimaña que te protege.-Lo dijo con un grito acabando con un rugido ensordecedor.-No dejare que les pongan una garra enzima.-Mi mirada ya no mostraba miedo sino determinación, me puse enfrente de la bestia que había saltado para alcanzar a los otros y así impedirle su paso, estire mi brazo mientras habría la palma de mi mano.-Debo controlarlo o de lo contrario…-Serré un pequeño instante mis ojos para concentrar mi energía en mi mano, me costaba algo de trabajo así que trate de recordar todo lo que había pasado.
Una pequeña estela roja comenzó a brillar y sin darme cuenta una pequeña flama apareció en mi mano, pero sabia que seria inútil en ella pero imaginaba que en el suelo seria de mas ayuda, al soltarla para dejarla caer no toco el suelo sino que se quedo estática a unos cuantos centímetros de el comenzando a formar un circulo a mi alrededor con una especie de runas en el.-Aun no es suficiente.-Lo decía porque sabia que eso solo me protegería a mi pero y los demás?...me trate de concentrar mas para que ellos no salieran heridos entonces esa aura dorada me comenzó a cubrirme mientras brillaba de forma intensa.-Se el muro que nos protegerá.-De momento ese cosmo dorado se empezó a materializar en un muro tranparente y muy parecido al cristal.
Crees que con eso me acabaras.-Le hice caso omiso a sus palabras ya que estaba concentrado en que se formara bien ese gran muro.-No lo creo lo se…-Ese muro de transparente había terminado de formarse.-ESE MURO PARECE CRISTAL…Y SE ROMPERA COMO TAL…-Lo decía con furia pero no me preocupaban sus amenazas ya que le había perdido todo el miedo que sentía por el, a chocar sus garras contra la muralla parecía que absorbían su energía en lugar de resquebrajarse, la bestia rujia de dolor intentando despegarse de ella pero cuando lo logro parecía muy débil ya que no se podía mover.
Enseguida la muralla de energía se comenzó a dividir por a mitad, la superior se convirtió en una esfera dorada mientras que la otra era absorbida por el circulo de fuego, esa esfera comenzó a bajar hasta el punto de quedar entre mis manos.-Ve con ellos.-Al decirlo la esfera dorada fue disparada a donde se encontraba Aldebarán, Sylvanas y Guren, quedo enzima de ellos pero se comenzó a fragmentar en lo que parecía un polvo dorado que los comenzó a rodear pare que con la energía que tomo de la bestia curara tanto a Guren como a los que se encontraban siendo rodeados por el.
Esto se acabo…-Esas fueron las ultimas palabras que le dije a ese ser de oscuridad.-COMO TE ATREBES MALDITO MOCOSO.-De nuevo se lanzo al ataque en mi contra pero ese circulo de fuego se alzo para quedar en frente de el comenzó a girar de una manera muy rápida volviéndose mas pequeño ya que estaba concentrando la energía que tenia para contraatacar, a estar completamente concentrada se formo una gran y poderosa llamarada que acabo casi enseguida con ese criatura.-Como dije se acabo.-Di la vuelta para ir con los demás pero al dar solo un paso me comencé a marear y a mirar todo borroso, me había agotado demasiado por eso solo sentí como mis piernas se comenzaron a doblar, y el como caía al suelo, después todo se volvió oscuridad.
No mire directamente a Aldebarán por tener mi vista fija en esa criatura infernal pero si le prestaba atención a sus palabras que me alentaban.-Por Athena estoy aquí...-Dije ya que así era las visones que he tenido hasta ahora sobre este lugar y sobre la diosa que he de proteger cuando este listo para ser unos de sus guardianes, mire un momento atrás para mira como tomaba Aldebarán a la joven Sylvanas y a Guren para llevarlos lejos para que no corrieran peligro.- Guren se encuentra en buenas manos.-Después de que se alejaron mire como esa criatura intento ir por ellos.-Si no mal recuerdo venias por mi…o no?
Dije de manera seria para que me quisiera volver a atacar de nuevo.-Si tienes razón mi objetivo eres tu pero primero me tengo que deshacer de esa alimaña que te protege.-Lo dijo con un grito acabando con un rugido ensordecedor.-No dejare que les pongan una garra enzima.-Mi mirada ya no mostraba miedo sino determinación, me puse enfrente de la bestia que había saltado para alcanzar a los otros y así impedirle su paso, estire mi brazo mientras habría la palma de mi mano.-Debo controlarlo o de lo contrario…-Serré un pequeño instante mis ojos para concentrar mi energía en mi mano, me costaba algo de trabajo así que trate de recordar todo lo que había pasado.
Una pequeña estela roja comenzó a brillar y sin darme cuenta una pequeña flama apareció en mi mano, pero sabia que seria inútil en ella pero imaginaba que en el suelo seria de mas ayuda, al soltarla para dejarla caer no toco el suelo sino que se quedo estática a unos cuantos centímetros de el comenzando a formar un circulo a mi alrededor con una especie de runas en el.-Aun no es suficiente.-Lo decía porque sabia que eso solo me protegería a mi pero y los demás?...me trate de concentrar mas para que ellos no salieran heridos entonces esa aura dorada me comenzó a cubrirme mientras brillaba de forma intensa.-Se el muro que nos protegerá.-De momento ese cosmo dorado se empezó a materializar en un muro tranparente y muy parecido al cristal.
Crees que con eso me acabaras.-Le hice caso omiso a sus palabras ya que estaba concentrado en que se formara bien ese gran muro.-No lo creo lo se…-Ese muro de transparente había terminado de formarse.-ESE MURO PARECE CRISTAL…Y SE ROMPERA COMO TAL…-Lo decía con furia pero no me preocupaban sus amenazas ya que le había perdido todo el miedo que sentía por el, a chocar sus garras contra la muralla parecía que absorbían su energía en lugar de resquebrajarse, la bestia rujia de dolor intentando despegarse de ella pero cuando lo logro parecía muy débil ya que no se podía mover.
Enseguida la muralla de energía se comenzó a dividir por a mitad, la superior se convirtió en una esfera dorada mientras que la otra era absorbida por el circulo de fuego, esa esfera comenzó a bajar hasta el punto de quedar entre mis manos.-Ve con ellos.-Al decirlo la esfera dorada fue disparada a donde se encontraba Aldebarán, Sylvanas y Guren, quedo enzima de ellos pero se comenzó a fragmentar en lo que parecía un polvo dorado que los comenzó a rodear pare que con la energía que tomo de la bestia curara tanto a Guren como a los que se encontraban siendo rodeados por el.
Esto se acabo…-Esas fueron las ultimas palabras que le dije a ese ser de oscuridad.-COMO TE ATREBES MALDITO MOCOSO.-De nuevo se lanzo al ataque en mi contra pero ese circulo de fuego se alzo para quedar en frente de el comenzó a girar de una manera muy rápida volviéndose mas pequeño ya que estaba concentrando la energía que tenia para contraatacar, a estar completamente concentrada se formo una gran y poderosa llamarada que acabo casi enseguida con ese criatura.-Como dije se acabo.-Di la vuelta para ir con los demás pero al dar solo un paso me comencé a marear y a mirar todo borroso, me había agotado demasiado por eso solo sentí como mis piernas se comenzaron a doblar, y el como caía al suelo, después todo se volvió oscuridad.
Arone- Caballeros Dorados
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AM- Spiriti Fiammeggianti (2250)
AM- Cristallo Rosso (1350)
AM- Di Lava Esplosione (2650)*
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Muralla de Cristal
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Re: Jardines del recinto
La fuerza de Aldebarán alejándola, acogiéndola en sus brazos para asegurarla logro calmar el agitado corazón de Sylvanas al igual que su respiración. Pero eso fue tan solo instantes pues podía sentir aquella oscura criatura acercándose velozmente y emanando una terrible hostilidad. Inhaló corta y rápidamente algo ahogada por el susto de que su maestro se encontrara desprotegido. Su cosmoenergía se encendía como preparándose para hacer lo que fuese por protegerlo, sin embargo se detuvo a si misma. Él estaba tranquilo, su cosmos no perdía su calidez ni su brillo, no era que no pudiese defenderse. Es que no quería hacerlo…
Entonces entendió, en ese preciso momento en el que percibía en la tierra los fluidos movimientos del joven Arone, que debía dejar que las cosas siguieran su curso y que el chico lograra usar su cosmos y vencer esa batalla que era básicamente una cuestión personal. La chiquilla se mantuvo estática percibiendo con sus demás sentidos como todo acababa para el siniestro rival, para finalmente justo cuando su presencia desaparecía sacarle la lengua burlona y despectivamente. En sus labios se curvó una mueca sosegada y orgullosa de lo que el caballero había logrado, sin embargo recordó a la inusual criatura que acompañaba al chico que a pesar de estar mas tranquila podía sentir que estaba sufriendo el malestar de lo ocurrido. Justo en ese instante vió que Arone caía agobiado, se acercó para asegurarse que estuviese bien y así era solo se había exigido mucho. Llevó su dedo índice a su boca reflexionando un instante, mientras su nariz parecía olisquear algo. Pronto se puso de pie sonriente como siempre.
-Creo que por aquí puede haber una hierbas que los ayuden.- musitó Syl acercandose al suelo para tocarlo y sentir, y así poder ver un poco mejor. – Alde cuidalos unos momentos. Por cierto no se si tú lo notaste...pero su compañero no parece ser cualquier criatura.- espetó intrigada recordando como se sentía un inmenso poder y calor cuando lo tuvo en sus manos.
-Ya vuelvo.- exclamó juguetona, guiñandole el ojo para velozmente adentrarse entre saltos y acrobacias hacia los bosques de los alrededores. Colgándose de los árboles, buscando aquello que le llamaba la atención a su olfato.
Entonces entendió, en ese preciso momento en el que percibía en la tierra los fluidos movimientos del joven Arone, que debía dejar que las cosas siguieran su curso y que el chico lograra usar su cosmos y vencer esa batalla que era básicamente una cuestión personal. La chiquilla se mantuvo estática percibiendo con sus demás sentidos como todo acababa para el siniestro rival, para finalmente justo cuando su presencia desaparecía sacarle la lengua burlona y despectivamente. En sus labios se curvó una mueca sosegada y orgullosa de lo que el caballero había logrado, sin embargo recordó a la inusual criatura que acompañaba al chico que a pesar de estar mas tranquila podía sentir que estaba sufriendo el malestar de lo ocurrido. Justo en ese instante vió que Arone caía agobiado, se acercó para asegurarse que estuviese bien y así era solo se había exigido mucho. Llevó su dedo índice a su boca reflexionando un instante, mientras su nariz parecía olisquear algo. Pronto se puso de pie sonriente como siempre.
-Creo que por aquí puede haber una hierbas que los ayuden.- musitó Syl acercandose al suelo para tocarlo y sentir, y así poder ver un poco mejor. – Alde cuidalos unos momentos. Por cierto no se si tú lo notaste...pero su compañero no parece ser cualquier criatura.- espetó intrigada recordando como se sentía un inmenso poder y calor cuando lo tuvo en sus manos.
-Ya vuelvo.- exclamó juguetona, guiñandole el ojo para velozmente adentrarse entre saltos y acrobacias hacia los bosques de los alrededores. Colgándose de los árboles, buscando aquello que le llamaba la atención a su olfato.
Sylvanas- Amazona Dorada
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Re: Jardines del recinto
¿Qué demonios paso aquí? – musitó un recién llegado, era Seisyll que observaba con desconcierto al joven tirado en el suelo. Podía sentir la presencia de Sylvanas alejarse y Aldebarán tan solo le observó con una sonrisa, para que supiera que todo estaba bien.
No sucede nada, Seisyll. Por favor, lleva al joven a la misma cama que usamos con Sylvanas para que reposara, presiento que va a necesitar un buen descanso después de la gran hazaña que acaba de hacer. – observó el gigante, apuntando su mirada para lo que eran tan solo cenizas de lo que alguna vez fue una bestia indómita.
Como diga, maestro. – dijo el de cabellos turquesas para tomar con suavidad el cuerpo inerte de Arone y cargarlo, lo llevaba dentro de la casa de Tauro. Aldebarán pensaba un instante su siguiente movimiento y observó la criatura que yacía en el suelo, necesitaba un poco de atención en sus heridas, sin embargo parecía sanar más rápido. – Es cierto lo que dijo Sylvanas de ti, veamos que secreto guardas, criaturita.
Tomó a Guren entre sus manos, que se veía muy pequeño en ellas y lo cargó, siguiendo el rastro de Seisyll, observando una vez más hacia atrás, para el lugar donde se había ido Sylvanas. El guerrero de Tauro observó con más seriedad ese lugar y con una sonrisa en sus labios musitó al aire. – Cuídate, pequeña.
Los pasos metálicos no se podían sentir en los prados, pero una vez que caminó unos instantes, el suelo de piedra se formaba dando paso al enorme recinto de Tauro, en la habitación iban a reposar tranquilo ambos, luego de tan agitado día y la silueta del enorme caballero dorado se perdía entre la oscuridad del Recinto.
Off: >>>Pulsa aquí para ir a la habitación donde te llevó Aldebarán<<<
No sucede nada, Seisyll. Por favor, lleva al joven a la misma cama que usamos con Sylvanas para que reposara, presiento que va a necesitar un buen descanso después de la gran hazaña que acaba de hacer. – observó el gigante, apuntando su mirada para lo que eran tan solo cenizas de lo que alguna vez fue una bestia indómita.
Como diga, maestro. – dijo el de cabellos turquesas para tomar con suavidad el cuerpo inerte de Arone y cargarlo, lo llevaba dentro de la casa de Tauro. Aldebarán pensaba un instante su siguiente movimiento y observó la criatura que yacía en el suelo, necesitaba un poco de atención en sus heridas, sin embargo parecía sanar más rápido. – Es cierto lo que dijo Sylvanas de ti, veamos que secreto guardas, criaturita.
Tomó a Guren entre sus manos, que se veía muy pequeño en ellas y lo cargó, siguiendo el rastro de Seisyll, observando una vez más hacia atrás, para el lugar donde se había ido Sylvanas. El guerrero de Tauro observó con más seriedad ese lugar y con una sonrisa en sus labios musitó al aire. – Cuídate, pequeña.
Los pasos metálicos no se podían sentir en los prados, pero una vez que caminó unos instantes, el suelo de piedra se formaba dando paso al enorme recinto de Tauro, en la habitación iban a reposar tranquilo ambos, luego de tan agitado día y la silueta del enorme caballero dorado se perdía entre la oscuridad del Recinto.
Off: >>>Pulsa aquí para ir a la habitación donde te llevó Aldebarán<<<
Aldebaran- Caballeros Dorados
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