Orillas de la laguna

La princesa de Roma llegó al fin a la laguna de su templo, estaba algo acalorada y se sentía muy confundida, su viaje a la tierra no le había hecho bien, ahora todo estaba patas arriba, todo estaba hecho un desastre y sin quererlo había arruinado la vida de una jovencita que más amaba fervientemente al dios Apolo, pero lo peor era aquello de que descubrió que su amante, el senador Mauritius era realmente el dios del
olimpo, el soberano de los dioses, el que destronó a Chronos y la obligó a esa unión fatídica con el dios de la forja.

-No puede ser posible que esto me suceda en esta reencarnación, estoy harta todos los hombres son unos imbéciles- Lydia usó su poder para hacer de su laguna una sustancia jabonosa y poder así limpiar su ser, la consigna era sacar de su cuello o sus piernas la escencia de Apolo, y sus perfumes lo harían en pocos segundos, una vez que la sustancia jabonosa cumplió su función la hermosa princesa de Roma usó su poder para hacer del agua de espuma, un agua cristalina y hermosa que sacó el jabón de su piel y le permitió al fin estar limpia por completo; como nadie estaba en ese lugar, nadie podía verla sin ropa, por lo que salió de la laguna y antes de ataviarse con sus vestidos y sus joyas, la diosa del amor y la lujuria hizo aparecer en su mano derecha una botella morada que tenía un perfume exquisito, sin pensarlo dos veces la diosa lo puso en su mano y lo esparció por su cuerpo haciendo énfasis en su cuello y muslos logrando así borrar la escencia de su primo el dios Apolo.

-Está bien no es para tanto, al final no importa cuánto me esfuerce en ello, ese hombre es Zeus y no creo que yo entre en sus planes, es una pena porque lo quería conmigo pero no podrá ser.

Lydia se puso un vestido lila con negro y secó sus cabellos con su cosmos, luego se sentó en una roca que estaba frente al espejo que ella usaba para contemplarse mientras pensaba en qué era lo que tenía que hacer, no tenia deseos aún de ir a ver a su primo, otra de sus tantas decepciones.

La diosa del amor y la lujuria llegó al fin a la laguna en donde se daría su baño, esas lagunas en las que también sus ángeles se divertían jugando hasta el cansancio en otro tiempo en los que las cosas eran diferentes. Ahora todo había cambiado y estaba en completa soledad, sólo algunos pájaros pasaban por ahí y se se entretenían con las flores que crecían en la orilla, con su poder mágico, la diosa hizo aparecer un chitón corto de color rosado y se metió lentamente en aquellas aguas tranquilas a las que tuvo acceso por las hermosas escalinatas que terminaban justo donde comenzaba el agua; como era cosa de esperarse el tiempo que habían pasado Lydia y Mauritius había sido largo, por lo que la luna ya no se reflejaba más.

-Ya ha salido el sol... He pasado mucho tiempo con el, pero la verdad es que yo siento que he pasado poco tiempo a su lado, bueno no todo es diversión, además si el acepta aquello de la alianza podré verlo mucho más aunque aún no estoy segura de ir contra Ares sólo porque Samantha me lo pida, sin embargo el poder vencerlo representa poder....

Lydia se sumergió en el agua y mojó sus cabellos, lentamente salió del agua y la tornó jabonosa con el fin de poder al fin limpiar su cuerpo de las impurezas, después de todo su vanidad no le permitía estar luciendo de una forma desarreglada o desaliñada, además de eso su aroma puro tenía que ser conservado y ser agradable a los sentidos de los demás, y justo esa agua jabonosa era lo que necesitaba para ello.

Aún quedaba en su mente aquel asunto de Ares, ella iba a hacer alianza con Eris quien quería derrotar al dios de la guerra, en realidad ella no es que tenía deseos de matarlo y sellarlo, pero ya estaba harta que todos la subestimaran y pensaran que ella no era una diosa poderosa, ahora quería por lo menos hacer algo medianamente diferente, después de todo el poder que ella buscaba requería esfuerzo y tenía que ir poco a poco en ello y el primer paso era hacer que Zeus entrara en aquella alianza con ellos.

La diosa el amor carnal estaba dándose un baño ahora con aquella agua que tornó bastante jabonosa, lentamente el las burbujas empezaron a cubrir su piel, tenía que hablar de asuntos importantes y eso era lo único que le molestaba y tornaba su baño algo un poco estresante, ya que por lo general Afrodita no gustaba mucho de tomarse con demasiada seriedad las cosas. Un cosmos fuerte y poderoso se sintió en aquella estancia y el sol iluminó frente a Lydia la silueta perfecta del senador que era recipiente de Zeus, quien tan desvergonzado como siempre se metió en aquella laguna totalmente desnudo.

-Tienes suerte de que mi lindo angelito aún no arribe en este lugar, sino no estarías tan sonriente aquí metido.

Lydia elevó su cosmos e hizo cambiar la consistencia de esa agua jabonosa haciendo que se hiciera más viscosa y emanara un olor a frutas muy embriagador, para una vez más regresarla a su estado normal, para al fin poder quitar aquellas burbujas de su cuerpo esbelto cubierto por ese chitón rosado que usaba para darse los baños en su laguna.

-Ahora podemos dejar un poco la diversión y enfocarnos en algo importante mi querido senador.- Lydia bajó un poco más por la laguna y llegó a una parte un tanto más honda, luego hizo una seña para que Mauritius fuera hacia ella; como no estaban tan lejos el uno del otro la diosa empezó a decirle a su amante lo que quería conversar hace ya bastante tiempo.

-Mauritius lo que yo quería decirte era que entre la diosa Eris, Apolo tu querido hijo y yo, existe ya una alianza formada, pero la cosa es que para esta alianza también se necesita tu participación, después de todo no me gustaría que te quedaras fuera de la diversión... Por ahora los objetivos que tenemos son menores; la verdad que algunos caprichos, como ir contra Egipto, armar algo de destrucción, pero Eris también desea ir contra Ares, por lo tanto quiero que tú me digas si estás dispuesto a formar alianza con nostros o no. La verdad me gustaría que sí lo hicieras.

Lydia empezó a mover el agua lentamente con su mano derecha, aunque estaba en una laguna esta no era como las normales, había ciertas partes más hondas que otras y podía llegar a ser tan peligrosa como el mismo océano ellos dos fueran humanos comunes y corrientes. La princesa de Roma sabía que no estaba diciendo todo en claro a su amante, pero ella esperaba que el preguntara para poder al fin decirle con claridad todo, puesto que ella pensaba que la mejor forma de explicar algo, era contestando exactamente las interrogantes que otra persona tenía acerca de lo que quería saber.

Lydia sonrió ante las respuestas de Mauritius, puesto que después de todo ya estaba hecha la primera parte del proceso de convencimiento, sin embargo aún faltaba más, tenía que saber contra cuales dioses ir, la verdad era que ella movida por la ambición del poder decidió que estaba bien ir contra Ares, sin embargo aún no tenía más dioses en la lista; eso sí, tenía muy claro que de iguales maneras iba a inventar algún motivo para ir contra cualquier otro dios que estuviera despierto y que le aburriera, pero tenía que encontrar un buen motivo, aunque la idea de hacer un desastre de proporciones babilónicas le llamaba bastante la atención.

Con una sonrisa bastante incitadora, la diosa del amor y la lujuria movió otra vez sus manos para agitar el agua, estaba pensando las palabras correctas para poder hablar con su amante, de modo que sus respuestas no fueran tan entusiastas y demostraran demasiado sentimentalismo, ahuyentando tontamente la racionalidad que debería tener el asunto en cuestión.

-De hecho, esa es la razón por la que estoy en este lugar hablándote de esta alianza, ellos me han aceptado aquella petición que les hice ese día, puesto que apenas me enteré de lo que se planeaba no pude pensar en tenerte a ti como elemento de nuestro grupo. Ahora ciertamente es Ares el ser contra el que vamos a pelear, porque hay algo que tenemos que considerar. Tu hijito es el dios que más guerreros tiene, eso no es bueno. Si te fijas con atención, pocos son los guerreros que tenemos nosotros, somos un blanco fácil si estamos solos; tu mencionaste algo de las ganancias, pues deja que te diga que ganancia mayor al estar aliados es una protección un poco más alta para nuestros guerreros, el poder que obtendremos al vencer a tu hijo vendrá después, así como la gloria que tanto deseas obtener.

Lydia guardó silencio para observar con atención el proceder de su amante, quien ahora se encontraba perdiendo el tiempo ignorando lo que ella estaba explicando por andar jugando con su legionario a mandarse mensajes, pero entendió que eso era necesario para que las cosas sucedieran con el curso normal que deberían conservar, por lo que al final solo sonrió pensando en que ella también debería hacer lo mismo con Lin y siguió diciendo:

-En cuanto a lo de Egipto, Eris irá contra esa ciudad por petición mía y de Apolo, según el, sus motivos son simples, para el destruir Egipto es sólo una de sus tantas actividades para crear caos, el desorden despista bastante, yo no me quejo porque escoja esa nación, después de todo, mi odio por esa ciudad es grande, debido a que esa ciudad fue la que dio origen a Diva,a quien de buena gana iría a matar si no fuera porque mis manos quedarían manchadas con sangre al hacer tal cosa, ademas que... Digamos que es un regalo que quiero concederle a alguien por el momento. Zeus mi querido dios del rayo, no desconfíes, tú ganarás más que nadie con esto.- Lydia se acercó a Zeus y le dio un beso en la mejilla derecha, seguido de una caricia en su mejilla izquierda, esperaba poder convencerlo de unirse a ellos, de verdad lo quería con ellos en ese lugar.

-No desconfíes, si no fuera como te digo, yo misma no te lo estaría pidiendo, es más yo no estaría con ellos de no ser como te lo digo. Acepta... No te vas a arrepentir, no quiero estar en una alianza que no te incluya a ti....

La princesa de Roma escuchó lo que decía su amante, al final todo lo que había dicho había servido para que su amante hiciera exactamente lo que ella quería, aunque sabía bien que si la alianza no cumplía con las expectativas del dios del rayo ella se vería en la obligación de usar otra serie de argumentos para poder convencerlo de que siguiera con ella en ese grupo.

-De hecho, acerca de hablar con Eris... En dos días exactos habrá una fiesta para poder encontrarnos todos, creo que el anfitrión será Apolo, lo puedo determinar que será ahí porque Eris dijo que me notificaría a mí, si acaso fuera en mi reino, y como no me ha dicho nada, creo que será en el templo de las artes y la luz. En cuanto a la lista es más que una buena idea el que tú estés pensando en aquello, pero recuerda argumentar bien el por qué los consideras enemigos potenciales.

Lydia se sumergió una vez más antes de apoyarse en una roca para poder salir. Zeus estaba ahora tomando rumbo a salir de la laguna, al parecer tenía cosas que hacer y no podía quedarse más tiempo, por esta vez Lydia se lo dejaba pasar, pero la próxima vez que estuvieran hablando de un tema serio no lo iba a dejarse ir tan rápido.

-Está bien Zeus ve no más, pero una cosa recuerda lo de la invitación y una advertencia... Nosotros no podemos mandar sobre los guerreros de los otros dioses, que no se te olvide, es una alianza, se debe mantener una línea de respeto, por mi parte yo prometo tratar bien a tu guerrero siempre y cuando el no se atreva a hacerle daño a mi angelito, por lo demás eso es todo, iré ya mismo a decirle a Eris de tu unión, por lo pronto debo ir a buscar a LIn.

Lydia seguí sentada en la roca que había usado para salir del agua, el chitón rosa que llevaba puesto estaba pegado a su silueta marcando más su figura perfecta, era de verdad una visión digna de admirar, esta diosa del amor, que de amorosa no tenía nada. Por unos segundos se vio tentada a bajar para ver la ciudad de ROma, pasarse por el senado y ver qué pasaba, pero la verdad es que eso le iba a causar aburrimiento y prefería quedarse no más en ese sitio hasta que llegara su ángel a verla.

-Antes que te vayas quiero pedirte algo más, quiero que te averigües qué pasa por es el senado y me cuentes lo que veas en ese lugar querido, necesito estar informada y me da pereza disfrazarme pera ello.

Lydia tenía planeado esperar a que su amante se marchara para poder dedicarse a buscar a su querido ángel de la pureza, pero la verdad era que el asunto de la fiesta ya estaba acercándose bastante y ella necesitaba poner a LIn al tanto de todo lo que estaba pasando, además de eso, necesitaba saber qué cosas habían sucedido con Diva en el palacio, ya que después de todo ella podría ser la llave para poder ir contra Egipto mucho más rápido, por lo tanto aunque quisiera matarla, deseaba que no tuviera un final fatal demasiado pronto, ya que eso arruinaría sus planes.

-Mauritius lindo, me gustaría quedarme a ver cómo te vas, pero necesito irme a buscar a mi ángel, después de todo ya ha llegado mi ángel del amor y tengo que ir a atender algunos asuntos con el.

Una vez dicho esto Lydia se puso de pie sobre la roca donde estaba sentada e hizo brillar su cuerpo para ataviarlo con un vestido hermoso de color rosado que tenía en su superficie bordados color dorado, todo para hacer ver a la diosa del amor y la lujuria más hermosa y provocativa, puesto que a más de sus adornos tenía un profundo e insinuante escote que haría que cualquier hombre desviara su vista hacia la prominencia de los hermoso pechos que se asomaban ligeramente.

-Espero verte en la fiesta entonces, pórtate bien mi querido senador, Eris no es fea y yo sé la fama de mujeriego que te gastabas antes de estar conmigo, incluso teniendo a Hera de esposa.

Una vez dicho esto la diosa del amor pasional se bajó de la roca y llegó a las escaleras de la laguna mientras le daba la espalda a su amante, una vez estando ahí caminó con lentitud para irse por los pasillos de su templo y así poder llegar al portón del templo, donde todos los visitantes arriban para poder presentare ante ella.