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[Alejandria] Banquete de Noviasgo
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[Alejandria] Banquete de Noviasgo
La noche caía en las calles de Alejandría y se celebraba para todos el banquete de compromiso en el cual se anunciaba que la soberana del pueblo Egipcio, Selene, se comprometía en matrimonio con uno de los descendientes del emperador Romano, el joven Gelum. Los soldados Egipcios regalaban comida, flores, joyas, monedas de oro acunadas con el rostro de Selene y demases para celebrar la ocasión en la cual el pueblo parecía olvidar que su reina se estaba casando con uno de los bastardos de Roma que habían quemado mas de la mitad de Alejandria. Selene pensaba que al menos eso los mantendría felices pues aun faltaba la construcción del templo que Thanatos había pedido... y un pueblo feliz trabajaba mejor.
En lo más alto de la ciudad, afuera de la biblioteca justamente, se había arreglado una tienda gigantesca para la nobleza egipcia en la cual Selene ya habia hecho ingreso, vestida a la usanza romana, con una corona de laureles en su cabellera con la tipica peluca con adornos de oro en ella, esperando a que Gelum y los Romanos hicieran aparición. Ese era el día segun los augurios para celebrar la ceremonia, ese banquete que publicamente la hacia la novia de Gelum y en que se fijaba como fecha para su matrimonio 15 dias desde la fecha... ademas de que le tocaba a ella firmar el contrato que previamente había firmado Gelum en el cual se establecian las clausulas matrimoniales que tambien eran parte del tratado de paz entre Roma y Egipto.
Selene no se veía nada feliz. Estaba simplemente sentada en una mesa, esperando aburrida a Gelum... mientras la musica tocaba y las bailarinas hacian lo suyo. En algunas partes de la carpa hasta leves orgias se podian ver... todo eso le era indiferente. Estaba ahí por obligación no porque realmente quisiera estar ahi.
Ahora faltaba Gelum... y tal vez uno que otro invitado que se quisiera hacer presente.
Selene- Dama del Pecado
- Reino : Inframundo
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Capullo de Rosa
Cantidad de envíos : 342
Re: [Alejandria] Banquete de Noviasgo
La noche habia caido, cerrandose ahora los rayos del sol para ser tapados por la preencia sola de la luna rodeada de las estrellas que custiodaban el espacio, era ese momento, justo cuando los musicos comenzaban a afinar sus intrumentos y la carne se olia en el fuego, en esos insntates solo me encontraba en una gran piscina comenzandome a dar un buen baño, despues de lo que habia sucedido, en ese pequeño enfrentamiento que habia tenido con selene, la que ahora se vestia de galas porque hiba a casarse conmigo, solo recordaba el instante que ella hacia polvo un muro, la verdad se hizo escalofriante, desde ahora deberia de tener mas cuidado con ella, por ser simplemente la reyna de Egipto, con el grado de ser la esposa de un romano, que no tenia valor hacia ella, tañe con un poco de esencia de lavanda mi cuerpo, mientras rociaba el agua tibia sobre mi espalda, escurria, mientras unas cuantas quedaban impregnadas en mi piel, habia pasado un tiempo cuando los musicos comenzaron a tocar su melodia, tipica de Egipto y los asistentes comenzaban a gritar, a bailar a ser felices por esa noche, vino, carne, lo que hubiese serian bien recibidos.
Sali desnudo de la piscina, ya me estaban esperando en mi cuarto, unas doncellas para comenzar a vestirme, elegi una toga de las que habia dicho Selene, fue puesta sobre mi cuerpo con ayuda de las damas, mientras mi mirada se perdia en el mas alla, solo fui interrumpido cuando mire que ellas ya se hiban, habian terminado y por lo tanto era ya hora de ir a donde se encontraba mi esposa, camine por los pasillos de la mansion buscando donde era tan concurrida fiesta, mis oidos me llevaron donde la musica sonaba con mas fuerza, una carpa cubria el lugar, llegue al lugar solo para ver a selene, sentada en una mesa principal, era hora, asi que me encamine mas hacia donde estaba ella.
Llegue a su lado, me agache un poco para tomar su mano derecha, y darle un beso, aun no sabia como deberia tratar a la que seria mi esposa, talvez era un tonto, pero nadie me habia dicho como hacerlo, unos segundos, mis labios se fueron separando de su mano, para dejarla en su sitio de reposo... Siento la demora, esposa mia, he venido solo por estos momentos, los soldados romanos estan ocupados haciendo unas tretas en la playa, ya sabras como son de desconfiados, por lo cual te pido una disculpa..
Sali desnudo de la piscina, ya me estaban esperando en mi cuarto, unas doncellas para comenzar a vestirme, elegi una toga de las que habia dicho Selene, fue puesta sobre mi cuerpo con ayuda de las damas, mientras mi mirada se perdia en el mas alla, solo fui interrumpido cuando mire que ellas ya se hiban, habian terminado y por lo tanto era ya hora de ir a donde se encontraba mi esposa, camine por los pasillos de la mansion buscando donde era tan concurrida fiesta, mis oidos me llevaron donde la musica sonaba con mas fuerza, una carpa cubria el lugar, llegue al lugar solo para ver a selene, sentada en una mesa principal, era hora, asi que me encamine mas hacia donde estaba ella.
Llegue a su lado, me agache un poco para tomar su mano derecha, y darle un beso, aun no sabia como deberia tratar a la que seria mi esposa, talvez era un tonto, pero nadie me habia dicho como hacerlo, unos segundos, mis labios se fueron separando de su mano, para dejarla en su sitio de reposo... Siento la demora, esposa mia, he venido solo por estos momentos, los soldados romanos estan ocupados haciendo unas tretas en la playa, ya sabras como son de desconfiados, por lo cual te pido una disculpa..
Gelum- Caballeros Dorados
- Reino : Santuario de Athena
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AD - Polvo de Diamantes (1500)AD - Líneas de Muerte (1600)
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Pureza Cristalina
Cantidad de envíos : 212
Re: [Alejandria] Banquete de Noviasgo
El trayecto fue corto aunque memorable, la fiesta invadia la ciudad de Alejandria, en todos lados se podia divisar festines y risueños rostros morenos. Las pintas en papiros eran incomprensibles para él, pero, algo le daba a entender lo que pasaba, un escalofrio paso por su espalda, su gesto adusto veia con impaciencia el frente mientras tomaba de la mano a su prima.
Lydia, una vez te lo dije, venimos unicamente por los intereses de nuestra patria, Roma. De nadie más...
Solomon estaba más tenso de lo normal, pues a pesar de la alegria que le rodeaba, presentia algo más siniestro en el ambiente, por instantes pudo divisar el cielo gris, muy distinto al rojo que atentaba con Roma, quedaba en el aire la pregunta de si realmente la hermana de Diva fuera la causante real de la peste, o solo era un cabo más de la cadena de sucesos desafortunados.
Los toldos se volvian blancos, con ligeras franjas rojas, tal como las romanas, ahora escrito en perfecto latin estaba anunciada la boda del heredero Gelum con Selene, la hechizera egipcia. Solomon apreto sus puños mientras se detenia a ver a Lydia.
Eres de sangre imperial, tal como la mia...somos igual o más que el menor de Fye. Así que comportemonos a la altura de caso...
Los sacerdotes dejaron sus rendas y comenzaron a bajar, el senador hizo lo mismo con Lydia siempre a su lado, las miradas no se hicieron esperar, más por Lydia que por Solomon, pues lucia provocativa para quien no fuera de su propia sangre. La luna les alumbraba, emanandoles su frio temperamento, el viento aun más. Solomon portaba la sortija que lo acreditaba como enviado del senado, además claro del que o identificaba como parte de la familia imperial.
Los guardias egipcios abrieron paso, la fiesta estaba en un leve apogeo, nada comparado con los bacanales en honor a Dionisio, pero no se podia pedir mucho, la reina, quien lucia por encima de todos, era más pequeña de lo pensaba, incluso diria que era una niña de pecho, un sonrisa con la mirada fue suficiente acto de burla para él. Fue allí cuando pretendio convocar a los sacerdotes que les habian llevado, más no los encontro. Habían desaparecido.
El senador vio a Lydia de reojo, indicandole el desconcierto que le pasaba. Pero no dejo su camino, rumbo directo a la emperatriz egipcia.
Con el mismo ritmo llegaron caminando, altivos y orgullosos, como solo romanos de corazón puro actuarian. Solomon vio al sacerdote que estaba a los pies de la niña reina, Solomon hizo un ademan a uno de los criados que le acompañaba del viaje para que les anunciara.
El fiel siervo se inclino frente a la realeza para finalmente anunciar...
Ante usted, parte de la familia imperial de Roma, El senador Solomon y la princesa heredera Lydia!!!
El par de romanos se quedaria solo un segundo para mostrar sus respetos, pero algo ocurrió, Gelum llegaba rapidamente encaminandose hasta donde la niña se hallaba, tal fue su prisa que ni dio cuenta en sus primos, Solomon lo vio, solo diciendo.
Nos volvemos a ver, primo Gelum.
Lydia, una vez te lo dije, venimos unicamente por los intereses de nuestra patria, Roma. De nadie más...
Solomon estaba más tenso de lo normal, pues a pesar de la alegria que le rodeaba, presentia algo más siniestro en el ambiente, por instantes pudo divisar el cielo gris, muy distinto al rojo que atentaba con Roma, quedaba en el aire la pregunta de si realmente la hermana de Diva fuera la causante real de la peste, o solo era un cabo más de la cadena de sucesos desafortunados.
Los toldos se volvian blancos, con ligeras franjas rojas, tal como las romanas, ahora escrito en perfecto latin estaba anunciada la boda del heredero Gelum con Selene, la hechizera egipcia. Solomon apreto sus puños mientras se detenia a ver a Lydia.
Eres de sangre imperial, tal como la mia...somos igual o más que el menor de Fye. Así que comportemonos a la altura de caso...
Los sacerdotes dejaron sus rendas y comenzaron a bajar, el senador hizo lo mismo con Lydia siempre a su lado, las miradas no se hicieron esperar, más por Lydia que por Solomon, pues lucia provocativa para quien no fuera de su propia sangre. La luna les alumbraba, emanandoles su frio temperamento, el viento aun más. Solomon portaba la sortija que lo acreditaba como enviado del senado, además claro del que o identificaba como parte de la familia imperial.
Los guardias egipcios abrieron paso, la fiesta estaba en un leve apogeo, nada comparado con los bacanales en honor a Dionisio, pero no se podia pedir mucho, la reina, quien lucia por encima de todos, era más pequeña de lo pensaba, incluso diria que era una niña de pecho, un sonrisa con la mirada fue suficiente acto de burla para él. Fue allí cuando pretendio convocar a los sacerdotes que les habian llevado, más no los encontro. Habían desaparecido.
El senador vio a Lydia de reojo, indicandole el desconcierto que le pasaba. Pero no dejo su camino, rumbo directo a la emperatriz egipcia.
Con el mismo ritmo llegaron caminando, altivos y orgullosos, como solo romanos de corazón puro actuarian. Solomon vio al sacerdote que estaba a los pies de la niña reina, Solomon hizo un ademan a uno de los criados que le acompañaba del viaje para que les anunciara.
El fiel siervo se inclino frente a la realeza para finalmente anunciar...
Ante usted, parte de la familia imperial de Roma, El senador Solomon y la princesa heredera Lydia!!!
El par de romanos se quedaria solo un segundo para mostrar sus respetos, pero algo ocurrió, Gelum llegaba rapidamente encaminandose hasta donde la niña se hallaba, tal fue su prisa que ni dio cuenta en sus primos, Solomon lo vio, solo diciendo.
Nos volvemos a ver, primo Gelum.
Solomon- Dios/a
- Reino : Atlantida
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Muro Divino Mitológico
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Re: [Alejandria] Banquete de Noviasgo
La princesa de ROma llegó al palacio de Egipto, la verdad le parecía bastante hermoso y no le pedía ni un favor al aburrido palacio de ROma, por unos segundos la diosa se dio cuenta de que ella ni como humana o diosa sentía aprecio o apego por su nación, era como si el desapego por su reino hubiera nacido cuando Diva ocupó el trono o cuando su padre la dejó para irse a pelear a esa tierra mística que tanto le llamaba la atención.
La noche hacía que ese palacio tuviera el aire de muerte y desolación que tanto había gustado a la diosa quien no cambiaba su expresión fría e impasible, ni siquiera cuando su primo le djio algunas cosas que como siempre ella no creía ni porque jurara por el mismo Júpiter, de quien hacía tiempo no sabía nada tampoco, y es que al parecer el no había despertado puesto que no lo sintió en el olimpo.
-Si Solomon no tienes que decírmelo, eso dícetelo a tí- Lydia dijo esto en voz baja mientras miraba con desconfianza a los sacerdotes con tridente que hacían la vez de escolta. La princesa de ROmA entonces caminó con la misma gracia de una bailarina sintiendo las miradas de los presentes encima de ella, era como si de pronto al despertar como diosa todo su poder hipnotizante se hubiera manifestado de golpe en todo su ser; pensó en Mauritius y en la misión que le había encargado, esperaba por su bien que hiciera las cosas de manera eficiente si no quería perderla.
Una voz los anunció ante la reina de Egipto, esa mujer que había hecho de la vida de Diva un infierno. Ciertamente era hermosa, era más bien como una visión del haberno traída a la tierra para atormentar a los humanos inferiores, sus cabellos casi tan negros como los de ella estaban adornados tanto o más que los cabellos de las princesas de Roma o de otra nación; con una sonrisa en su hermoso rostro la princesa hizo una reverencia ante la reina de Egipto, porque eso era lo correcto en cuanto a la educación y daba igual si Solomon lo hacía también o no.
Una vez que terminó su reverencia se incorporó y al ver a su primo Gelum la emoción no se pudo guardar dentro de su pecho, pero como era una reunión de reyes y esas cosas ella se contuvo y solo dijo con su tono educado y eso sí muy aterciopelado lo siguiente:
-Dichosos los ojos que te ven primo, alegre el corazón que es tocado por tu voz, y afortunada el alma que te tiente frente a ella.
Lydia hizo otra reverencia y se puso al lado de SOlomon quien de seguro podría estar algo molesto por la situación antes presentada, pero ya nada podía hacer, puesto que esas eran las normas de educación por las que se regía una princesa de ROma.
Lydia- Dios/a
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Re: [Alejandria] Banquete de Noviasgo
La esponsalia, uno de las ceremonias sagradas precedentes al matrimonio entre una mujer y un hombre libre. Era exactamente esa la ceremonia que se celebraría entre Gelum y Selene, habiendose reunido los que necesitaban estar ahi para presenciarlo. Selene no quería que el tema se demorara más de la cuenta, el mero hecho de tener que vestir una toga a la usanza Romana la irritaba a un nivel que no podría haber explicado con palabras.
En dicha ceremonia la costumbre era que el novio presentara sus ofrendas a la novia, y que le pusiera un anillo en el dedo anular simbolizando que ambos estarian unidos de por vida. Por ultimo Selene debía firmar el tratado de paz que tambien era su acuero matrimonial, en el cual estaba establecida la dote que se le sería pagada a Gelum en las circunstancias que se le habian comunicado en el palacio. Ya todo estaba dicho, faltaban las formalidades para poder comenzar con la comida, ese hermoso banquete que los Egipcios le habían preparado a su reina para celebrar que finalmente tomaría un marido, fuera quien fuera.
Cuando Gelum llegó explicando el porque había llegado tarde, Selene no dijo nada, tan sólo miró hacia el asiento a su lado que indicaba que ese lugar de honor estaba reservado para él. Los sacerdotes y abogados a sus lados estaban completamente pendientes de que todo se hiciera tal cual se hacía en Roma. No había nada ilegal en todo el asunto, la ceremonia era tal cual la solemnidad lo exigía, todo hasta entonces estaba saliendo como era lo planeado...
- Terminemos esto de una vez... - Le dijo a uno de los abogados en idioma Egipcio, el que hizo un gesto con su mano y frente a Gelum empezaron a desfilar los regalos que Selene le ofrecía por ser su novio... entre ellos había flores, comida, se veía camellos, caballos, flamencos, le trajeron espadas adornadas con hermosas joyas azulescas, y lo ultimo fue un collar de lapiz lazuli en un cofre de madera, el tipo collar que usaba un faraon, con la piedra más cara que había en Egipto. Con eso, Selene ya cumplía con su parte, ahora faltaban los regalos de Gelum si es que tenía alguno, y que le pusiera el anillo en el dedo, cuando en el intermedio en el cual todos bebían dos presencias opacaron la ceremonia, entrando con altanería frente a ellos sin haber sido invitados o permitidos hablar.
Selene no dijo nada, pero sus ojos no podían evitar a la joven de larga cabellera negra. La energía que emanaba de ella era simplemente agobiante, era 100, 1000 un millón de veces más grande de la que había sentido en cualquier otro ser humano, incluyedo a Thanatos. La anunciaron como Lydia... la princesa Romana, una de las hijastras de su hermana Diva. Si no hubiese sido por aquella energía en Lydia, tal vez habría sentido en ese momento algo distinto en el otro muchacho con cara altanera, pero la energía de su prima simplemente aplastaba la suya. No le extraño a Selene que Gelum tuviera ese cosmo gélido, tal vez corría en su familia.
La joven saludó a Gelum con mucho afecto, más no le dirigió la palabra a ella, lo cual Selene pensó era una enorme falta de educación ya que no sólo habían interrumpido su noviasgo, sino que ni si quiera se presentaban como debían. Pero al menos esa joven había hecho una reverencia con mucha educación, tal cual una dama haría. Eso la diferenciaba a los ojos de Selene del muchacho a su lado a quien no miró pro un buen rato. Se puso de pie, educadamente, y bajó los peldaños hacia donde estaba Lydia, y tomó sus manos.
- Lydia, la hija del emperador, una de las joyas de Roma en mi propia ciudad... que honor. - Dijo con algo de sinceridad sin sonar sarcastica, sino más bien lo decía por educación. El latín de la joven era casi perfecto. Se notaba su manejo en el idioma pues era despues de todo parte de la realeza - Los rumores sobre su belleza resultaron ser ciertos. Por favor, únanse con nosotros a la celebración, sería un honor para mi que se sentara en mi mesa, junto a su primo Gelum. - Se acercó a la joven y besó una de sus mejillas diciendole en un susurro. - Se que Diva puede ser una harpía desalmada, espero que no piense que dicha cualidad corre en la familia... la compadezco por haber tenido que lidiar con ella todo este tiempo. - Una sonrisa aparecía en el rostro de Selene mientras besaba ambas mejillas de la mujer y le susurraba. - Será como una hermana mientras permanesca aquí y una amiga para toda la vida...
Tal vez todo esa muestra de afecto podría ser algo forzado, pero esas eran las costumbres entre la realeza que ahora ademas de todo serían familias. Además... quería tener cerca a esa muejr y averiguar quien podría ser ella... si tenía conciencia o no de que emanaba una cosmoenergía divina.
Luego Selene miró a Solomon, quien había sido grosero al no presentarse correctamente. Pero Selene era más madura que eso. Conocía la altanería de los romanos, y no dijo nada, sobre todo cuando vio que en uno de sus dedos estaba un anillo con el mismo sello con el cual habían firmado el papiro donde se expresaba el acuerdo del senado Romano para que ella se casara con Gelum.
- Veo que han mandado un representante del senado como testigo, uno de los primos de Gelum. Puede unirse al banquete en nuestra mesa tambien, senador Solomon. - Selene hizo una leve reverencia en la cual las mechas de cabello de su peluca negra adornada en oro se fueron hacia adelante haciendo un sonido parecido al de una campana. - Espero que Egipto le sea placentero.
De esa forma Selene les daba bienvenida a ambos para que se les unieran, irritada por dentro, pero mostrandose como la reina que era, no una plebeya campesina sin modales.
En dicha ceremonia la costumbre era que el novio presentara sus ofrendas a la novia, y que le pusiera un anillo en el dedo anular simbolizando que ambos estarian unidos de por vida. Por ultimo Selene debía firmar el tratado de paz que tambien era su acuero matrimonial, en el cual estaba establecida la dote que se le sería pagada a Gelum en las circunstancias que se le habian comunicado en el palacio. Ya todo estaba dicho, faltaban las formalidades para poder comenzar con la comida, ese hermoso banquete que los Egipcios le habían preparado a su reina para celebrar que finalmente tomaría un marido, fuera quien fuera.
Cuando Gelum llegó explicando el porque había llegado tarde, Selene no dijo nada, tan sólo miró hacia el asiento a su lado que indicaba que ese lugar de honor estaba reservado para él. Los sacerdotes y abogados a sus lados estaban completamente pendientes de que todo se hiciera tal cual se hacía en Roma. No había nada ilegal en todo el asunto, la ceremonia era tal cual la solemnidad lo exigía, todo hasta entonces estaba saliendo como era lo planeado...
- Terminemos esto de una vez... - Le dijo a uno de los abogados en idioma Egipcio, el que hizo un gesto con su mano y frente a Gelum empezaron a desfilar los regalos que Selene le ofrecía por ser su novio... entre ellos había flores, comida, se veía camellos, caballos, flamencos, le trajeron espadas adornadas con hermosas joyas azulescas, y lo ultimo fue un collar de lapiz lazuli en un cofre de madera, el tipo collar que usaba un faraon, con la piedra más cara que había en Egipto. Con eso, Selene ya cumplía con su parte, ahora faltaban los regalos de Gelum si es que tenía alguno, y que le pusiera el anillo en el dedo, cuando en el intermedio en el cual todos bebían dos presencias opacaron la ceremonia, entrando con altanería frente a ellos sin haber sido invitados o permitidos hablar.
Selene no dijo nada, pero sus ojos no podían evitar a la joven de larga cabellera negra. La energía que emanaba de ella era simplemente agobiante, era 100, 1000 un millón de veces más grande de la que había sentido en cualquier otro ser humano, incluyedo a Thanatos. La anunciaron como Lydia... la princesa Romana, una de las hijastras de su hermana Diva. Si no hubiese sido por aquella energía en Lydia, tal vez habría sentido en ese momento algo distinto en el otro muchacho con cara altanera, pero la energía de su prima simplemente aplastaba la suya. No le extraño a Selene que Gelum tuviera ese cosmo gélido, tal vez corría en su familia.
La joven saludó a Gelum con mucho afecto, más no le dirigió la palabra a ella, lo cual Selene pensó era una enorme falta de educación ya que no sólo habían interrumpido su noviasgo, sino que ni si quiera se presentaban como debían. Pero al menos esa joven había hecho una reverencia con mucha educación, tal cual una dama haría. Eso la diferenciaba a los ojos de Selene del muchacho a su lado a quien no miró pro un buen rato. Se puso de pie, educadamente, y bajó los peldaños hacia donde estaba Lydia, y tomó sus manos.
- Lydia, la hija del emperador, una de las joyas de Roma en mi propia ciudad... que honor. - Dijo con algo de sinceridad sin sonar sarcastica, sino más bien lo decía por educación. El latín de la joven era casi perfecto. Se notaba su manejo en el idioma pues era despues de todo parte de la realeza - Los rumores sobre su belleza resultaron ser ciertos. Por favor, únanse con nosotros a la celebración, sería un honor para mi que se sentara en mi mesa, junto a su primo Gelum. - Se acercó a la joven y besó una de sus mejillas diciendole en un susurro. - Se que Diva puede ser una harpía desalmada, espero que no piense que dicha cualidad corre en la familia... la compadezco por haber tenido que lidiar con ella todo este tiempo. - Una sonrisa aparecía en el rostro de Selene mientras besaba ambas mejillas de la mujer y le susurraba. - Será como una hermana mientras permanesca aquí y una amiga para toda la vida...
Tal vez todo esa muestra de afecto podría ser algo forzado, pero esas eran las costumbres entre la realeza que ahora ademas de todo serían familias. Además... quería tener cerca a esa muejr y averiguar quien podría ser ella... si tenía conciencia o no de que emanaba una cosmoenergía divina.
Luego Selene miró a Solomon, quien había sido grosero al no presentarse correctamente. Pero Selene era más madura que eso. Conocía la altanería de los romanos, y no dijo nada, sobre todo cuando vio que en uno de sus dedos estaba un anillo con el mismo sello con el cual habían firmado el papiro donde se expresaba el acuerdo del senado Romano para que ella se casara con Gelum.
- Veo que han mandado un representante del senado como testigo, uno de los primos de Gelum. Puede unirse al banquete en nuestra mesa tambien, senador Solomon. - Selene hizo una leve reverencia en la cual las mechas de cabello de su peluca negra adornada en oro se fueron hacia adelante haciendo un sonido parecido al de una campana. - Espero que Egipto le sea placentero.
De esa forma Selene les daba bienvenida a ambos para que se les unieran, irritada por dentro, pero mostrandose como la reina que era, no una plebeya campesina sin modales.
Selene- Dama del Pecado
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Re: [Alejandria] Banquete de Noviasgo
El destino daba un vuelco por completo cuando entre toda la multitud llegaba ahora Solomon, el mismo bastardo que me habia golpeado, y talvez el que pudo haberme envenenado para que el a sus anchas se viniera a Egipto antes que yo, y asi dejar ridiculizado a mi familia, ese que se hacia llamar primo llegaba como si fuese alguien grande, como si se tratase de alguien mas importante que yo como para llegar justo en ese momento que ya estaba feliz de tener ahora a selene como mi futura esposa, el coraje comenzo a llenar poco a poco mis venas, y con el pulso de mi corazon rapidamente comenze a querer asesinarlo ahi justo, pero no se veria bien puesto que estabamos justo en una celebracion, cuando toda la gente de egipto estaba viendo, no seria perdonado por ese imperio ni tampoco por el mio, seria un golpe a traicion.
Solomon que andas haciendo aqui- dije mientras trataba de contener mi ira,- pense que tenias mejores asuntos en el senado, porque cuando fue la decision de mi nombramiento no estabas tu, solo estaban el senador Alucard y Mauritius, mientras brillabas por tu ausencia, dime acaso, tenias otros planes?... Comenze a levantarme poco a poco mientras escuchaba lo que decia Selene.-Deberias de poner tus modales acorde al acontecimiento y a los observadores, que quieres que piensen que no saludamos siquiera a la reyna de otro lado?, vamos por lo menos eso deberias de hacer antes de incorporarte a la mesa...
Miraba a mi prima lydia, tambien habia llegado, pero como era posible que dos integrantes de mi familia hubiesen llegado justo en ese momento, cuando ni siquiera los necesitaba, temia por el contrato que habia firmado anteriormente, con solomon aqui no se podia tener todo aclarado, podria estallar una guerra.
Prima lydia bienvenida, me da gusto que nos puedas acompañar a la mesa, el viaje espero que halla sido placentero como para ti como para Solomon...
Solomon que andas haciendo aqui- dije mientras trataba de contener mi ira,- pense que tenias mejores asuntos en el senado, porque cuando fue la decision de mi nombramiento no estabas tu, solo estaban el senador Alucard y Mauritius, mientras brillabas por tu ausencia, dime acaso, tenias otros planes?... Comenze a levantarme poco a poco mientras escuchaba lo que decia Selene.-Deberias de poner tus modales acorde al acontecimiento y a los observadores, que quieres que piensen que no saludamos siquiera a la reyna de otro lado?, vamos por lo menos eso deberias de hacer antes de incorporarte a la mesa...
Miraba a mi prima lydia, tambien habia llegado, pero como era posible que dos integrantes de mi familia hubiesen llegado justo en ese momento, cuando ni siquiera los necesitaba, temia por el contrato que habia firmado anteriormente, con solomon aqui no se podia tener todo aclarado, podria estallar una guerra.
Prima lydia bienvenida, me da gusto que nos puedas acompañar a la mesa, el viaje espero que halla sido placentero como para ti como para Solomon...
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Re: [Alejandria] Banquete de Noviasgo
Con que esta es la razón de no solo el cambio en Roma.
Pensó mientras oía con detenimiento las palabras de su primo y su "futura reina". Solomon quien desde antes de su llegada clamaba por la venganza y consecuente muerte de quien sea que se presentara ante él como un obstáculo ya no sabía que pasó seguir. Sería capaz de matar a Gelum, a Lydia o a la propia reina quien educadamente lo invitaba a su mesa. La arrogante virilidad del cual fue preso a razón de tanta tristeza en Roma desaparecía, ya no percibía la furia, solo tristeza y soledad, las penas estaban surcando el mediterráneo tan solo para quebrantar su helado corazón, sintió remordimiento, y desilusión de si mismo.
Su rostro ya no era el mismo, no tenía las agallas para proseguir el rumbo que prometió seguir hasta el final. Estaba tan cerca de cumplir sus metas, pero no. Su arrogancia decayó, aunque no perdía la compostura, por la educación impuesta de su padre jamás la perdería.
Diva...hago lo correcto?
Pero no recibía respuesta, ni siquiera la esperanza de ver su rostro mentalmente. Solomon solo se permitió cerrar sus ojos, lanzando un suspiro profundo se encamino como ciego en la boca de lobo.
No tienes porque recordarme algo que se muy bien primo, de hecho me permito la insolencia que el caso amerita.
Sin entrar en mayores comentarios se dirigió hacía la hechicera, aun con el ánimo empobrecido seguiría con el plan. Un solo paso al frente en su dirección fue suficiente para que algunos guardias reaccionaran, sin duda estaba en territorio egipcio. Fue por eso que saco un pergamino, en el cual estaba escrito un mensaje que había escrito con su propio puño y letra en la corta noche a bordo del barco que lo trajo desde Roma. Solomon solo la vio a ella mientras entregaba con lentitud a Gelum.
Primo, las lisonjas de Lydia solo son propios de tiempos de paz, cosas que lamentablemente no pasan en estos días por tu tierra.
Lo dijo lo suficientemente claro para que escuchara la reina que al parecer entendía latin, a diferencia de los demás.
Has es el favor de pasarle el detalle escrito "a nuestra prometida". Creo que esperaba noticias de alguna compatriota en el palacio del Cesar.
Enfatizando en lo último dejo de hablar, solo quedo allí parado, esperando alguna reacción de parte de Gelum ó de Selene.
.................................................
Mensaje escrito:
"Un obsequio de Diva para su querida hermana."
Pensó mientras oía con detenimiento las palabras de su primo y su "futura reina". Solomon quien desde antes de su llegada clamaba por la venganza y consecuente muerte de quien sea que se presentara ante él como un obstáculo ya no sabía que pasó seguir. Sería capaz de matar a Gelum, a Lydia o a la propia reina quien educadamente lo invitaba a su mesa. La arrogante virilidad del cual fue preso a razón de tanta tristeza en Roma desaparecía, ya no percibía la furia, solo tristeza y soledad, las penas estaban surcando el mediterráneo tan solo para quebrantar su helado corazón, sintió remordimiento, y desilusión de si mismo.
Su rostro ya no era el mismo, no tenía las agallas para proseguir el rumbo que prometió seguir hasta el final. Estaba tan cerca de cumplir sus metas, pero no. Su arrogancia decayó, aunque no perdía la compostura, por la educación impuesta de su padre jamás la perdería.
Diva...hago lo correcto?
Pero no recibía respuesta, ni siquiera la esperanza de ver su rostro mentalmente. Solomon solo se permitió cerrar sus ojos, lanzando un suspiro profundo se encamino como ciego en la boca de lobo.
No tienes porque recordarme algo que se muy bien primo, de hecho me permito la insolencia que el caso amerita.
Sin entrar en mayores comentarios se dirigió hacía la hechicera, aun con el ánimo empobrecido seguiría con el plan. Un solo paso al frente en su dirección fue suficiente para que algunos guardias reaccionaran, sin duda estaba en territorio egipcio. Fue por eso que saco un pergamino, en el cual estaba escrito un mensaje que había escrito con su propio puño y letra en la corta noche a bordo del barco que lo trajo desde Roma. Solomon solo la vio a ella mientras entregaba con lentitud a Gelum.
Primo, las lisonjas de Lydia solo son propios de tiempos de paz, cosas que lamentablemente no pasan en estos días por tu tierra.
Lo dijo lo suficientemente claro para que escuchara la reina que al parecer entendía latin, a diferencia de los demás.
Has es el favor de pasarle el detalle escrito "a nuestra prometida". Creo que esperaba noticias de alguna compatriota en el palacio del Cesar.
Enfatizando en lo último dejo de hablar, solo quedo allí parado, esperando alguna reacción de parte de Gelum ó de Selene.
.................................................
Mensaje escrito:
"Un obsequio de Diva para su querida hermana."
Solomon- Dios/a
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Re: [Alejandria] Banquete de Noviasgo
La princesa de ROma escuchó las palabras de esa reina tan hermosa que bajaba las escaleras para saludarla más amablemente, no le molestaba para nada el tener que mostrarse educada con ella, cualquier persona que hubiera causado la desgracia de Diva era una eterna amiga a la cual alabaría y daría los mejores regalos para contentarla.
La reina de Egipto también estaba diciéndole cosas lindas que no hacían más que subir el ego de la princesa, quien al ser la diosa que era estaba más que llena de narcisismo y arrogancia; pero obvio que esa arrogancia no debía ser mostrada tan a la ligera, cosa que cuando la reina Selene dijo todas esas cosas la princesa contestó con notoria sinceridad: -Por favor hermosa reina no lo digan tan así, puesto que yo sólo soy el espejo que refleja la belleza encarnada de las mismas damas del haberno que harían pecar a cualquier ser humano.
Lydia dijo esto porque la joven que estaba frente a ella le parecía una de las jóvenes que representaban a una dama de perséfone, obvio que no era ella, pero la figura se le vino a la mente cuando la vió, además que la energía que desprendía le parecía oscura y tétrica, justo la que debería tener una joven del inframundo, pero eran solo sus presunciones.
-Jamás pensaría que una mujer tan hermosa podría tener esa cualidad tan desvirtuante.- dijo la diosa haciendo referencia a lo que dijo sobre Diva mientras tomaba las manos de la reina con mucho cariño. A diferencia de Solomon ella no tenía motivos para odiar a asa mujer. Las palabras de SOlomon hicieron que Lydia se molestara un poco, porque ella no decía esas cosas por mera educación si no porque de verdad se sentía así, pero no dijo nada al respecto puesto que pensaba que lo que tenía que decirle a su primo Gelum era más importante.
-Primo lamento haber venido así de improviso, pero cuando me enteré de que tú habías sido mandado a este lugar no pude evitar sentirme feliz, y con deseos de felicitarte en persona, el estar al lado de una nación tan hermosa y una reina incluso más bella es un honor que debe ser festejado con alguien de la familia.
Lydia guardó silencio y escuchó otra de las cosas que dijo Solomon, con disimulo entornó los ojos pensando que Solomon estaba de verdad deschabetado y que le sería imposible salvarlo, por unos segundo deseó quemar su hermoso rostro con uno de los candelabros que estaban en ese lugar; pero se dio cuenta de que eso era absurdo y que no tenía motivos para descargar un odio irracional hacia el. Ignorando por completo a Solomon, la princesa de Roma se acercó al sitio que era el indicado para el banquete y sencillamente esperó. Algo bueno se le podía ocurrir mientras esperaba.
Lydia- Dios/a
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Re: [Alejandria] Banquete de Noviasgo
Selene permaneció silenciosa observando como entre Gelum y el supuesto Solomon se hablaban de forma bastante inapropiada considerando que ella estaba presente y que esto era un banquete, una fiesta, un día para que su gente y sus sirvientes celebraran, pues no era cualquier día en que la reina de Egipto anunciaba su matrimonio. Al parecer en todas las familias habían ciertos roces y en la familia del emperador no era la excepción.
Aun así le parecía muy grande la falta de respeto de Solomon, en otra ocasión habria mandado que le cortaran la cabeza por insolente, por hablar de esa forma en su presencia... pero eso lo dejaría para otra ocasión. No había necesidad de manchar ese día con sangre que no valía si quiera la pena. Se hizo la desentendida del asunto entre los primos y la insolencia de Solomon, para tomar el brazo de Lydia y llevarla a la mesa con ella cuando de pronto algo le llamo la atención.
- Solomon ¿Verdad? Hijo del hermano segundo del emperador Romano, primogenito en su familia, hermano mayor de Samantha y Richard, los unicos mellizos de su familia, senador de Roma, un hombre que inspira respeto y moralidad donde quiera que va... - Selene sonrió, sabía todo respecto a ellos, despues de todo se iba a casar con uno de esos sujetos y había pedido que averiguaran a fondo sobre esa familia y pagado un altisimo precio por ello. - Y ademas el sujeto que se folla a mi hermana, al menos uno de ellos. - Una sonrisa apareció en los labios de Selene, no le importaba decir algo así, pues nadie en Egipto hablaba latín y sólo ellos tres entendían lo que estaba hablando. - Así que supongo que eso te convierte tambien en mi hermano. Bienvenido a mi pais, hermano... - besó su rostro con la mayor de las malicias, pues sabía que le había dado un golpe bajo, y no le importaba, el sujeto había sido tan grosero que se lo merecía. - Bienvenido a Egipto, el hogar de la ramera que se casó con el ingenuo de tu tío. Te recomendaría averiguar bien quien realmente es Diva antes de intentar hablar cosas que no sabes. Esa mujer trae solo ruina y perdición y cualquiera que la conosca de verdad lo sabe. Desprecio su nombre y la maldigo cien veces! - Selene se comenzaba a alterar, pues odiaba que le hablaran de esa forma. - Egipto goza de paz y prosperidad desde que esa zorra se fue con la cola entre las piernas de aquí, desde que derrotamos al ejercito Romano en la batalla de las puertas de Alejandría todo ha sido paz y prosperidad... batalla que yo misma lideré en la cual cayó la legión liderada por el General Edward.
Selene recordaba a la perfección ese día en el cual los hombres habían caido envenenados por vino y Arianne había quemado los campamentos. Eso era lo que merecían las armas que se levantaban contra Egipto, ser simplemente destruidas. Aquella guerra había empezado por un simple capricho de Diva que se había acabado casi al momento en que su esposo la había dejado sola en Roma y su pueblo comenzaba a pasar hambre al faltarles el grano Egipcio. Cualquier Romano con dos dedos de frente sabía que Egipto, aunque no gozara de la grandeza de antaño, era un pais riquisimo en grano y diferentes especies sin las cuales Roma simplemente se iba al carajo, Roma dependía de Egipto, les gustara o no. Cualquiera sabía eso.
- Por lo cual, senador, le recomendaría averiguar un poco antes de disparar cualquier estupidez en mi presencia, demasiado ya es que le permita comer conmigo, por mi, podría irse por el mismo lugar por el cual llegó... nunca hubiese imaginado un hijo de Roma, la cuna de la "civilización" con modales tan deplorables.
Selene sostenía el brazo de Lydia... le tocaba la piel sintiendo aquella cosmoenergía divina fluyendo por sus venas. ¿Estaría conciente esa mujer de quien era? Selene sabía que su propio dios la hubiese castigado de no haberle dado el trato correspondiente a una persona como esa y por lo mismo Selene se aseguraría que Lydia tuviera el trato de una verdadera reina en vida, pues fiosa o no, seguía siendo una de las hijas del emperador y eso la convertía en su nueva mejor amiga.
Iba a sentarse nuevamente cuando vio que Solomon le pasaba un papel a Gelum, una especie de papiro que le pedia le entregara a Selene. La curiosidad la invadió, ¿Por que ese sujeto no le entregaba de una vez a ella el papel?
- Si ese papiro efectivamente tiene palabras de Diva, pueden quemarlo. No me interesa nada de esa mujerzuela. - Dijo Selene a punto de darles la espalda para volver a su celebración de noviasgo, aun faltaba que Gelum pusiera el anillo en su mano, pero antes algo le quedó dando vueltas. - Oh, antes de que se me olvide... me podrían explicar ... ¿A que se refiere con "nuestra prometida"?... no creo que mi Latín sea tan pobre para haber malentendido sus palabras
Aun así le parecía muy grande la falta de respeto de Solomon, en otra ocasión habria mandado que le cortaran la cabeza por insolente, por hablar de esa forma en su presencia... pero eso lo dejaría para otra ocasión. No había necesidad de manchar ese día con sangre que no valía si quiera la pena. Se hizo la desentendida del asunto entre los primos y la insolencia de Solomon, para tomar el brazo de Lydia y llevarla a la mesa con ella cuando de pronto algo le llamo la atención.
- Solomon ¿Verdad? Hijo del hermano segundo del emperador Romano, primogenito en su familia, hermano mayor de Samantha y Richard, los unicos mellizos de su familia, senador de Roma, un hombre que inspira respeto y moralidad donde quiera que va... - Selene sonrió, sabía todo respecto a ellos, despues de todo se iba a casar con uno de esos sujetos y había pedido que averiguaran a fondo sobre esa familia y pagado un altisimo precio por ello. - Y ademas el sujeto que se folla a mi hermana, al menos uno de ellos. - Una sonrisa apareció en los labios de Selene, no le importaba decir algo así, pues nadie en Egipto hablaba latín y sólo ellos tres entendían lo que estaba hablando. - Así que supongo que eso te convierte tambien en mi hermano. Bienvenido a mi pais, hermano... - besó su rostro con la mayor de las malicias, pues sabía que le había dado un golpe bajo, y no le importaba, el sujeto había sido tan grosero que se lo merecía. - Bienvenido a Egipto, el hogar de la ramera que se casó con el ingenuo de tu tío. Te recomendaría averiguar bien quien realmente es Diva antes de intentar hablar cosas que no sabes. Esa mujer trae solo ruina y perdición y cualquiera que la conosca de verdad lo sabe. Desprecio su nombre y la maldigo cien veces! - Selene se comenzaba a alterar, pues odiaba que le hablaran de esa forma. - Egipto goza de paz y prosperidad desde que esa zorra se fue con la cola entre las piernas de aquí, desde que derrotamos al ejercito Romano en la batalla de las puertas de Alejandría todo ha sido paz y prosperidad... batalla que yo misma lideré en la cual cayó la legión liderada por el General Edward.
Selene recordaba a la perfección ese día en el cual los hombres habían caido envenenados por vino y Arianne había quemado los campamentos. Eso era lo que merecían las armas que se levantaban contra Egipto, ser simplemente destruidas. Aquella guerra había empezado por un simple capricho de Diva que se había acabado casi al momento en que su esposo la había dejado sola en Roma y su pueblo comenzaba a pasar hambre al faltarles el grano Egipcio. Cualquier Romano con dos dedos de frente sabía que Egipto, aunque no gozara de la grandeza de antaño, era un pais riquisimo en grano y diferentes especies sin las cuales Roma simplemente se iba al carajo, Roma dependía de Egipto, les gustara o no. Cualquiera sabía eso.
- Por lo cual, senador, le recomendaría averiguar un poco antes de disparar cualquier estupidez en mi presencia, demasiado ya es que le permita comer conmigo, por mi, podría irse por el mismo lugar por el cual llegó... nunca hubiese imaginado un hijo de Roma, la cuna de la "civilización" con modales tan deplorables.
Selene sostenía el brazo de Lydia... le tocaba la piel sintiendo aquella cosmoenergía divina fluyendo por sus venas. ¿Estaría conciente esa mujer de quien era? Selene sabía que su propio dios la hubiese castigado de no haberle dado el trato correspondiente a una persona como esa y por lo mismo Selene se aseguraría que Lydia tuviera el trato de una verdadera reina en vida, pues fiosa o no, seguía siendo una de las hijas del emperador y eso la convertía en su nueva mejor amiga.
Iba a sentarse nuevamente cuando vio que Solomon le pasaba un papel a Gelum, una especie de papiro que le pedia le entregara a Selene. La curiosidad la invadió, ¿Por que ese sujeto no le entregaba de una vez a ella el papel?
- Si ese papiro efectivamente tiene palabras de Diva, pueden quemarlo. No me interesa nada de esa mujerzuela. - Dijo Selene a punto de darles la espalda para volver a su celebración de noviasgo, aun faltaba que Gelum pusiera el anillo en su mano, pero antes algo le quedó dando vueltas. - Oh, antes de que se me olvide... me podrían explicar ... ¿A que se refiere con "nuestra prometida"?... no creo que mi Latín sea tan pobre para haber malentendido sus palabras
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Re: [Alejandria] Banquete de Noviasgo
Lydia, me gusta que personas como tu en la familia vengan a visitarme, pero no crei que lo hicieras con Solomon, esto fue sorpresivo, y creo que tienes razon, este pais es hermosa, y con mas razon en esta mujer que sera mi esposa, tambien es mas bella que todo el pais junto, por eso es que ya he firmado, y justo le hiba a entregar el anillo, dije mientras que de mis ropas sustraje el anillo de mi madre, el que me habia encargado Sophia mi hermana, sabia que esto era lo que hubiese deseado desde hace mucho.
- Spoiler:
Despues de haberle contestado a mi prima, escuchaba atento ahora a las palabras de solomon, no tanto porque le tenia respeto, tan solo porque me interesaba lo que depararia el destino con el enmedio de todo esto, tome un respiro para aceptar el pergamino que estaba pasandome, pero ver asi a mi futura esposa me estaba enojando un poco mas, pero tenia que controlarme, sin duda el se valia de las expresiones para llevarlo en mi contra, desenrrolle el papel, y comenze a leer un poco, solo tenia marcado unas palabrerias, en verdad no entendia lo que decia, asumi que era una de las locuras de Solomon, puesto que no habia ago dictaminado, solo era su letra y nada mas, no habia una orden en general para cumplirse.
Solomon, pero que crees que estas haciendo al darme esta basura, y mas con la insolencia de decir "nuestra prometida" crees que con el solo hecho de aparecerte asi, de la nada, ¿puedes tener este mismo derecho?, solo te presentas como senador de Roma nada mas, no como familia, solo vienes a darme un golpe por la espalda y a ocultar la mano, eso no es de honor...rompi el pedazo de papiro que habia hecho, no queria saber mas de sus altanerias, era solo un desquiciado.
Terminando de romper el papel, escuche a Selene, que tambien estaba un poco furiosa por el comportamiento de Solomon en esa tierra, e imponia sus puntos del porque Egipto era libre, la campaña de Edward en este reino habia decaido, al igual que las ambiciones de Diva.
Bien queda claro que este papel era de poca importancia Solomon, e igual que selene quisiera que me explicaras porque has usado el prefijo "nuestra", por ahora solo yo tengo el derecho por parte de Roma para poder ser el esposo de la reyna de Egipto, a ti, ¿quien te dio el poder, o quien te ha desigado ser ahora el esposo?
Solomon, pero que crees que estas haciendo al darme esta basura, y mas con la insolencia de decir "nuestra prometida" crees que con el solo hecho de aparecerte asi, de la nada, ¿puedes tener este mismo derecho?, solo te presentas como senador de Roma nada mas, no como familia, solo vienes a darme un golpe por la espalda y a ocultar la mano, eso no es de honor...rompi el pedazo de papiro que habia hecho, no queria saber mas de sus altanerias, era solo un desquiciado.
Terminando de romper el papel, escuche a Selene, que tambien estaba un poco furiosa por el comportamiento de Solomon en esa tierra, e imponia sus puntos del porque Egipto era libre, la campaña de Edward en este reino habia decaido, al igual que las ambiciones de Diva.
Bien queda claro que este papel era de poca importancia Solomon, e igual que selene quisiera que me explicaras porque has usado el prefijo "nuestra", por ahora solo yo tengo el derecho por parte de Roma para poder ser el esposo de la reyna de Egipto, a ti, ¿quien te dio el poder, o quien te ha desigado ser ahora el esposo?
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Re: [Alejandria] Banquete de Noviasgo
Pienso
Hablo
--------------------------------
Golpe por la espalda!!!
Tan simples palabras, resonaban en la mente del senador como bulliciosas campanadas, acusandole, más no era la voz de su primo la que oia, sino, la suya propia. Palidecia y sus ojos quedaban estaticos mirando a la reina de Egipto, algo intentaba traerlo de vuelta a su estado antiguo, sereno y respetable, que clase de mal aquejaba su alma? una batalla silenciosa que lo llevaria tal vez a la muerte. Sentía como si algo le poco aire que le llegaba, jadeaba aunque levemente.
Que hago?!...el honor...si, mi honor, que cambio en mí...NO...solo el honor de Roma debe prevalecer.
La aflixión que le aquejaba desaparecio rapidamente, los pesares que auguraba para el futuro y el miedo al pasado ganaban a su corazón quien aun intentaba en vano ganar la guerra contra la "peste roja" que ahora solo parecían haber sido producto de alucinada imaginación, aunque claro, el no lo aceptase.
Cuida tus palabras primo, no vengo aqui a jugar a medias tintas, el papel que interpreto no es el de diplomatico, si no...el enviado del senado para contraer nupcias con la regente de Egipto.
Su voz fue clara y hasta cortante, era evidente que no le agradaba estar ahí. En realidad le producia asco estar tan cerca de la mujer a quien hechaba toda la culpa de sus males, la cual solo exteriorisaba como un absoluta frialdad. Definitivamente ya no era e mismo hombre que minutos previos dudaba de su accionar.
Solomon levanto su mano izquierda, en la cual, se hallaba el anillo de oro que simbolizaba las atribuciones que le había concedido el senado. Aunque se sorprendio al escuchar que Gelum ya había firmado el tratado de paz, el cual basicamente lo dejaba en teoria como prometido. Solo fruncio el seño, lo venia venir desde su arribo a esas tierras, tanta celebración, solo era el preludio de una boda ya firmada. Pero no, se resistia a pensar en que su actuación en este drama terminase así de facíl. Sonrio, no con la buena voluntad del pasado, sino con un toque de maldad y enojo. Dejando de lado a sus primos, vio a la lidereza que guardaba segun el la llave de la destrucción. Selene.
Pero vine a ser claro, los halagos ceremoniales estan demas aquí, en realidad, si Gelum o ydia dejan que usted se mofe de nuestro poderio belico o del nombre de la emperatriz que aunque no lo quieran representa a nuestra nación cosa de ellos. Pero modales, claro que los tenemos, pero no en situaciones como la que me trae aquí...negocios, nada más que eso.
mesure su boca, pues a llama mujerzuela a quien sera su pariente, a la que debera respeto. pues...DIVA...
Finalmente pronuncio aquel nombre, con la frialdad acostumbrada. El pueblo se horrorizo al instante, pues es era imposibe no conocer la palabra con la cual su primera reina se hizo a conocer en el imperio más poderoso de la tierra, el caos reino como era logico pensarlo, la sombra que había dejado Diva en Egipto aun era una herida difici de subsanar, aun con la supuesta paz que reinaba.
Los soldados se acercaron al senador, de seguro esperando ordenes por parte de Sene, más a Solomon no le interesaba nada respecto a su persona. Solo tenía un objetivo en su mente. Quien suspirando nuevamente...
Por eso era preferible a que leyera el mensaje, reina de Egipto...Roma nunca sera vencida, no mientras yo viva...
Jamas su sonrisa se vio más sincera, su postura firme, elegante y relajada era evidentemente una burla para la realeza egipcia.
Ahora soy quien pone los temas sobre la mesa, o me manda a encarcelar o se atreve a saber la razón que me trae aquí, pues...Diva vino conmigo.
Hasta los soldados quedaron estupefactos, el pueblo más bochinche de furia, rabio y miedo de volver a oir e nombre de la mujer a a que expulsaron años atras. Pero solo Selene entendia lo que decía y sabía que Solomon venía dispuesto a todo.
Hablo
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Golpe por la espalda!!!
Tan simples palabras, resonaban en la mente del senador como bulliciosas campanadas, acusandole, más no era la voz de su primo la que oia, sino, la suya propia. Palidecia y sus ojos quedaban estaticos mirando a la reina de Egipto, algo intentaba traerlo de vuelta a su estado antiguo, sereno y respetable, que clase de mal aquejaba su alma? una batalla silenciosa que lo llevaria tal vez a la muerte. Sentía como si algo le poco aire que le llegaba, jadeaba aunque levemente.
Que hago?!...el honor...si, mi honor, que cambio en mí...NO...solo el honor de Roma debe prevalecer.
La aflixión que le aquejaba desaparecio rapidamente, los pesares que auguraba para el futuro y el miedo al pasado ganaban a su corazón quien aun intentaba en vano ganar la guerra contra la "peste roja" que ahora solo parecían haber sido producto de alucinada imaginación, aunque claro, el no lo aceptase.
Cuida tus palabras primo, no vengo aqui a jugar a medias tintas, el papel que interpreto no es el de diplomatico, si no...el enviado del senado para contraer nupcias con la regente de Egipto.
Su voz fue clara y hasta cortante, era evidente que no le agradaba estar ahí. En realidad le producia asco estar tan cerca de la mujer a quien hechaba toda la culpa de sus males, la cual solo exteriorisaba como un absoluta frialdad. Definitivamente ya no era e mismo hombre que minutos previos dudaba de su accionar.
Solomon levanto su mano izquierda, en la cual, se hallaba el anillo de oro que simbolizaba las atribuciones que le había concedido el senado. Aunque se sorprendio al escuchar que Gelum ya había firmado el tratado de paz, el cual basicamente lo dejaba en teoria como prometido. Solo fruncio el seño, lo venia venir desde su arribo a esas tierras, tanta celebración, solo era el preludio de una boda ya firmada. Pero no, se resistia a pensar en que su actuación en este drama terminase así de facíl. Sonrio, no con la buena voluntad del pasado, sino con un toque de maldad y enojo. Dejando de lado a sus primos, vio a la lidereza que guardaba segun el la llave de la destrucción. Selene.
Pero vine a ser claro, los halagos ceremoniales estan demas aquí, en realidad, si Gelum o ydia dejan que usted se mofe de nuestro poderio belico o del nombre de la emperatriz que aunque no lo quieran representa a nuestra nación cosa de ellos. Pero modales, claro que los tenemos, pero no en situaciones como la que me trae aquí...negocios, nada más que eso.
mesure su boca, pues a llama mujerzuela a quien sera su pariente, a la que debera respeto. pues...DIVA...
Finalmente pronuncio aquel nombre, con la frialdad acostumbrada. El pueblo se horrorizo al instante, pues es era imposibe no conocer la palabra con la cual su primera reina se hizo a conocer en el imperio más poderoso de la tierra, el caos reino como era logico pensarlo, la sombra que había dejado Diva en Egipto aun era una herida difici de subsanar, aun con la supuesta paz que reinaba.
Los soldados se acercaron al senador, de seguro esperando ordenes por parte de Sene, más a Solomon no le interesaba nada respecto a su persona. Solo tenía un objetivo en su mente. Quien suspirando nuevamente...
Por eso era preferible a que leyera el mensaje, reina de Egipto...Roma nunca sera vencida, no mientras yo viva...
Jamas su sonrisa se vio más sincera, su postura firme, elegante y relajada era evidentemente una burla para la realeza egipcia.
Ahora soy quien pone los temas sobre la mesa, o me manda a encarcelar o se atreve a saber la razón que me trae aquí, pues...Diva vino conmigo.
Hasta los soldados quedaron estupefactos, el pueblo más bochinche de furia, rabio y miedo de volver a oir e nombre de la mujer a a que expulsaron años atras. Pero solo Selene entendia lo que decía y sabía que Solomon venía dispuesto a todo.
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Re: [Alejandria] Banquete de Noviasgo
Lydia escuchó las cosas que decía la reina acerca de su hermana, era algo dingno de escuchar o ver, las cosas estaban saliendo realmente lindas sin que ella lo arruinara todo, como solía hacerlo por puro aburrimiento, claro que las palabras de la joven reina contra Diva eran todas ciertas, y ahora su cara iba a caerse de verguenza por causa de Solomon, si el iba a hacer su tonterías porqué no las hizo bien? Ahora lo sabían también en Egipto; la diosa del amor y la lujuria sintió que hacía un gran esfuerzo por hacer que sus costillas no se rompieran, puesto que todolo que había dicho ella era verdad y no podía siquiera refutarlo, es más no quería, pero debía guardar apariencias.
Otra vez la voz de Solomon se hizo notar en ese lugar, de nuevos sus argumentos salidos de quien sabe donde no se hicieron esperar, su primo ya la estaba cansando y no estaba sintiéndose tan bien como antes a su lado, pero no haría nada aún en ese sitio, o por lo menos eso pensaba hasta que el dijo que ella permitía que Selene se mofara del imperio bélico de Roma. Eso si fue la gota que dearró el diminuto cántaro de paciencia que poseía la joven diosa, quien esta vez sin importar nada ni nadie se separó de la reina Selene y se acercó a Solomon tan rápido que cualquiera se quedaría pasmado con ello; una vez estando ahí la princesa de cabellos negros levantó su mano derecha y en menos de un segundo el sonido de una bofetada hizo eco en los pilares del jardín, era la primera vez que ella levantaba la mano contra ese hombre de rostro perfecto.
-Cómo te atreves si quiera a insinuar que yo voy a permitir que se mofen de Roma!- Lydia dijo esto sin importarle que todos la vieran, ya todo le daba igual realmente- Esa es una ofensa directa contra mí y bien podría yo mandarte a cortar la cabeza por ofender y por hacer quedar en la verguenza al imperio de Roma con tus deslices!- Lydia ya estaba enojada, había comprendido que el no podría ser salvado jamás porque el ya se había condenado para siempre sin remedio alguno.
-Obviamente que yo iba defender el honor de ROma, más no el de la emperatriz porque esto que ha dicho ella no solo lo saben en Egipto si no en toda Roma, y dices que la has traído a este lugar? Entonces para qué me has hecho venir? Esta boda era una alianza para impedir que Roma muera de hambre! El senado mismo ha decidido hacer la alianza y en la decisión del senado se debe confiar en un cien por ciento! O acaso dudas de las decisiones que se tomaron ahi?
Una vez dicho esto Lydia se volteó dando la espalda a su primo para poder ver a la reina a los ojos y decirle en un tono un tanto severo, no porque quisiera, sino porque lo que ella había dicho tenía que tener peso con sus acciones.
-Reina Selene... Esto que usted ha dicho acerca de ROma es una clara ofensa también que estoy segura usted no quiso cometer, pero se dejó llevar por el coraje que le causa el fatídico recuerdo de su hermana... Pero eso no es un justificativo, así que quisiera que por favor usted ofreciera disculpas públicas por este proceder.
Lydia esperó las reacciones de todos los presentes, no estaba esperando realmente las disculpas pero ya estaba cansada de tanto teatro e hipocrecías, si Solomon la odiaba, por lo menos que fuera entonces por ser sincera y mostrarse tal como es, en vez de estar con apariencias e hipocrecías que no tenían resultado alguno con nadie, como ya estaba probado.
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Re: [Alejandria] Banquete de Noviasgo
Había sido un largo y tortuoso camino bajo el sol, tan solo para que al llegar al palacio, con apenas aire en los pulmones de tanto correr, este estuviera vacío. Dos guardias que nunca abandonaban las puertas del lugar le informaron que se estaba celebrando la boda entre Egipto y Roma y que era algo exclusivo.
“¡Demonios! Si la boda se realiza se tornara difícil lo que buscaba lograr. No importa, algo debo hacer.” Pensé algo inquieta, para al instante echar a correr hacia la celebración de tan falsa alianza. Las arenas hacían mi andar mas lento a pesar de que usaba todas mis fuerzas para correr. Pero un sonido conocido me obligó a detenerme. Un ave se acercaba a mí y la reconocía, era mi mensajera. Elevé mi brazo dándole un lugar al ave para que descanse y pudiese tomar la nota que llevaba consigo. Abrí rápidamente el papel, era una carta de Danae.
“Por favor mi querida Danae, bríndame buenas noticias.” Me repetí a mi misma en mi interior antes de comenzar a leer. Mis ojos se ensancharon y una sonrisa increíblemente macabra y siniestra retorcía mis labios.
-HmhmhmhahahaHAHAHAHAHAHAHA Perfecto….- murmuré para acabar riendo desquiciadamente, que más podría esperar de la vil serpiente. Los soldados no podían mantener sus bocas cerradas y hasta en Hispania llegaban las noticias y rumores. No solo había ahora un precio por mi cabeza sino que el destino había jugado a mi favor, se había ocupado de dar con una de las venganzas que tanto ansiaba. Oh como amaba al destino en ese momento que el emperador había muerto. Una ficha crucial en el juego acababa de derrumbarse. Y a pesar de que por mi culpa Hispania sufría de maltratos la tensión se perdía entre ese regocijo desbocado. Mandé al ave a volar nuevamente a casa, sin mensaje alguno como respuesta. No había tiempo, ni forma, debía llegar a esa boda pues ahora tenía la forma de arruinarla.
Continué corriendo, acercándome cada vez mas a lo que parecía ser un banquete, allí estaba la respuesta, fuese propicia o no, era el momento. Me topé con múltiples guardias en la entrada que era de esperarse no me permitirían pasar. Pero mis ojos y mis sentidos percibían cierto miedo en sus ojos, intranquilidad. Tal vez se trataba del lúgubre aire que envolvía mi figura escondida entre las sombras de la capa cual espectral parca, o tal vez era la retorcida sonrisa que se asomaba entre las sombras de la capucha. Con una mano sostuve la capucha bien cerrada pues debía de haber romanos y ahora era buscada por ellos viva o muerta. Tomé aire y hablé con firmeza y frialdad, mi voz resonó profunda y grave, prácticamente de ultratumba… como la voz de ella, de Pandora.
-Llamad a la reina Selene, debo hablar con ella…urgentemente… Pero por favor con disimulo, no quisiera arruinar la ceremonia. Díganle que es un asunto de real importancia.- enfaticé mi tono en la palabra “real”, tomando entre mis manos el collar con el símbolo de la realeza hispana y asomándolo levemente entre los ropajes, para que los guardias lo vieran y fueran directo a informarle a Selene.
“¡Demonios! Si la boda se realiza se tornara difícil lo que buscaba lograr. No importa, algo debo hacer.” Pensé algo inquieta, para al instante echar a correr hacia la celebración de tan falsa alianza. Las arenas hacían mi andar mas lento a pesar de que usaba todas mis fuerzas para correr. Pero un sonido conocido me obligó a detenerme. Un ave se acercaba a mí y la reconocía, era mi mensajera. Elevé mi brazo dándole un lugar al ave para que descanse y pudiese tomar la nota que llevaba consigo. Abrí rápidamente el papel, era una carta de Danae.
“Por favor mi querida Danae, bríndame buenas noticias.” Me repetí a mi misma en mi interior antes de comenzar a leer. Mis ojos se ensancharon y una sonrisa increíblemente macabra y siniestra retorcía mis labios.
-HmhmhmhahahaHAHAHAHAHAHAHA Perfecto….- murmuré para acabar riendo desquiciadamente, que más podría esperar de la vil serpiente. Los soldados no podían mantener sus bocas cerradas y hasta en Hispania llegaban las noticias y rumores. No solo había ahora un precio por mi cabeza sino que el destino había jugado a mi favor, se había ocupado de dar con una de las venganzas que tanto ansiaba. Oh como amaba al destino en ese momento que el emperador había muerto. Una ficha crucial en el juego acababa de derrumbarse. Y a pesar de que por mi culpa Hispania sufría de maltratos la tensión se perdía entre ese regocijo desbocado. Mandé al ave a volar nuevamente a casa, sin mensaje alguno como respuesta. No había tiempo, ni forma, debía llegar a esa boda pues ahora tenía la forma de arruinarla.
Continué corriendo, acercándome cada vez mas a lo que parecía ser un banquete, allí estaba la respuesta, fuese propicia o no, era el momento. Me topé con múltiples guardias en la entrada que era de esperarse no me permitirían pasar. Pero mis ojos y mis sentidos percibían cierto miedo en sus ojos, intranquilidad. Tal vez se trataba del lúgubre aire que envolvía mi figura escondida entre las sombras de la capa cual espectral parca, o tal vez era la retorcida sonrisa que se asomaba entre las sombras de la capucha. Con una mano sostuve la capucha bien cerrada pues debía de haber romanos y ahora era buscada por ellos viva o muerta. Tomé aire y hablé con firmeza y frialdad, mi voz resonó profunda y grave, prácticamente de ultratumba… como la voz de ella, de Pandora.
-Llamad a la reina Selene, debo hablar con ella…urgentemente… Pero por favor con disimulo, no quisiera arruinar la ceremonia. Díganle que es un asunto de real importancia.- enfaticé mi tono en la palabra “real”, tomando entre mis manos el collar con el símbolo de la realeza hispana y asomándolo levemente entre los ropajes, para que los guardias lo vieran y fueran directo a informarle a Selene.
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Re: [Alejandria] Banquete de Noviasgo
Selene permanecía fría como siempre ante todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor. Sentía que estaba perdiendo la paciencia rápidamente, pues no estaba acostumbrada a las personas tan irrespetuosas. Nadie en Egipto hablaba si ella no lo permitía y menos hacia ella directamente. Ver que esa chusma romana entraba como si ese fuera su reino la irritaba, la llenaba de una ira que iba controlando lentamente pero que sentía en cualquier momento saldría de control.
Miró a Gelum con sorpresa cuando lo escuchó halagándola. Pensó que si alguien la odiaba sería él, pues estaba obligado a casarse con una mujer como ella que ni si quiera conocía y que no se dignaba si quiera a mirarlo a los ojos. Y fue entonces que vio el anillo que portaba Gelum, el anillo que por lo que entendió era el supuesto para ponerle fin a esa ceremonia.
Mientras seguía hablando miró a uno de sus abogados y en Egipcio le preguntó,
- ¿Un anillo así cumple las formalidades? Tenía entendido que debía ser de hierro.
- Sí mi señora… el anillo es meramente simbólico… traditio ficta.
Su vista volvió a la escena familiar entonces y esperó que terminaran de hablar. Se llevó una grata sorpresa al ver la fortaleza que estaba mostrando Gelum en una situación tan desagradable. No esperaba que su futuro esposo fuera más que un niño debilucho y mimado, al menos en esa situación se estaba mostrando como todo un hombre. Era revelador verlo de esa forma, enfrentando sin ningún titubeo a sus primos mayores, por lo cual Selene no pudo evitar que la mitad de su boca sonriera altanera al ver cual de los primos tenía más escrúpulos en ese segundo… sorpresivamente, era el menor. Aun así no podía entender porque Solomon la miraba de esa forma helado, como si miles de cosas pasaran por su mente. Selene siguió sonriendo hasta que Gelum terminó de hablar y las palabras de Solomon empezaron.
No entendía que le daba el derecho a Solomon de decir que el elegido para casarse con ella era él y no Gelum. Sus emisarios en Roma habían sido claros respectos a las discusiones y votaciones que se habían hecho en el Senado respecto a su matrimonio con Gelum y además… lo más importante, era que el tratado de paz ya había sido firmado, sólo faltaba la firma de Selene para finalizar toda esa negociación.
- Mis propios emisarios mandaron palabras sobre que la decisión del senado era que mis nupcias que contrajeran con Gelum. ¿Tiene alguna prueba de que esto efectivamente ha cambiado? – Selene miraba el anillo, ¿pero que prueba era esa? Jamás en su vida había escuchado que el Senado diera “anillos” como símbolo de representación. Las decisiones del senado eran escritas de otros modos, pero no con Anillos. Por lo cual a Selene y seguramente a todos sus abogados les daría exactamente igual el anillo de Solomon, a sus ojos legales no tenía valor alguno de que sus palabras eran ciertas, en cambio las de Gelum sí lo eran pues Rain había estado en medio de aquella negociación e incluso su hermana Diva había hablado en dicha reunión del Senado.- De cualquier manera, ¿Qué mas da si me caso con peras o manzanas? Me es indiferente si me caso contigo o con Gelum, el tratado seguirá siendo el mismo, una oferta de paz entre dos reinos puestos a luchar uno con otro por la ambición de una mujer sin vergüenza de su propia cara. Decidan con cual me casaré y basta de este escándalo.
Pero la altanería de Solomon iba más allá de lo que Selene estaba dispuesta a aguantar. El tema era un negocio y Selene estaba de acuerdo completamente con ello, pero la forma en que le hablaba como si ella fuera algo inferior a el siendo que era la maldita reina de Egipto la sacaba de cualquier control sobre su propio temperamento que hubiese podido guardar hasta entonces.
- Perfecto. Ambos estamos de acuerdo que este matrimonio es tan solo un negocio cuyas estipulaciones están claramente señaladas en el papel que Gelum ya ha firmado. – Intentó calmarse de a poco pero no lo conseguía, intentaba explicarle al senador que los tramites legales ya estaban listos. Pero… - Esperaba que se mandará hoy con nuestro noviazgo sellado a Roma como lo dice el mismo tratado. –Las palabras de Solomon simplemente la enfurecían, esa arrogancia y altanería frente a ella que era una diosa y una reina por derecho propio… acaso ese gusano pensaba que estaba tratando con una simple mujer estúpida, si ese era el caso Selene se encargaría que se comiera sus palabras una a una con su habitual desinterés en todo lo que no le beneficiara de alguna forma. - ¿Entonces que pretendes? ¿Que alabe tus modales de interrumpir una ceremonia de una reina? Por favor. ¿Quién te crees que eres tú para venir a decirle a una reina que puede o no decir en su propio reino, basura? ¡INSECTO! Retírate de mi vista. Egipto es mi reino, mi tierra, aquí no soy una plebeya a quien se le puedan dar condiciones ni mandar, aprende tu lugar remedo de hombre.
Sus palabras habían sido claras, ya no había nada más que tratar con ese sujeto que hablaba de Diva como si a Selene le importara donde estaba o que hacía Diva. Selene ODIABA a Diva, y su destino le tenía sin cuidado. Egipto había marchado a la perfección por bastante tiempo con ella al mando y Diva no la asustada, pero si le indignaba que el amante de su hermana viniera a Egipto a con esos humos.
- Y tú – Dijo con frialdad mirando a Lydia con desprecio. – Mide tus palabras pues no estas en Roma donde eres una princesa. Aquí eres lo que yo digo que eres. Una comunera como tú no me va a venir a decir que hacer, insolente…
Los guardias se iban acercando hacia Selene, notaba en aquel latín la molestia de su señora. Aun así ella con un gesto de su mano les ordenó que mantuvieran su lugar. Terminó el asunto mirando a Lydia y Solomon.
- ¿Quién se creen que son ustedes y donde creen que están parados? Esto es EGIPTO no ROMA. ¡La reina de EGIPTO ES SELENE Y NO LYDIA NI SOLOMON!
Si entre ambos se habían puesto de acuerdo para ser unos animales sin modales ni saber cual era su lugar en un reino ajeno, lo habían conseguido con creces. Selene no tenía nada mas que tratar con ninguno de los dos, por ella se podían ir al diablo.
- Suficiente con este teatro barato. No son bienvenidos en Egipto, por lo cual se pueden largar por donde llegaron.
Chasqueo sus dedos dos veces. Sus abogados se acercaron a ella con el tratado de paz firmado por Gelum. Dejaron caer cera de una vela roja sobre el tratado y Selene mirando a Gelum puso su anillo con el sello real sobre la cera, dejando constancia completa de que estaba de acuerdo con casarse con él. Se acercó al joven y retiró con brusquedad el anillo de la mano de Gelum y se lo puso ella misma con rapidez en su dedo. Miró a sus abogados casi preguntándoles si ese era el dedo correcto a lo cual los hombres afirmaron. Con la misma brusquedad le dio un rápido beso en los labios a Gelum, poniéndole fin al asunto. Estaban formalmente comprometidos en matrimonio y el tratado estaba firmado.
- El matrimonio será efectuará mañana a medio día. Lleven el tratado a Roma. Que se lea en el foro y se deposite en el cofre sagrado del senado como la alianza entre Egipto y Roma.
Miró su mano y entendió que se iba a casar. Suspiró con resignación y miró a su futuro esposo para despedirse pues no tenía nada mas que hablar con esa gente indeseada.
- Gelum, creo que esta demás decir que tu parentela no es bienvenida en Egipto ni esta invitada a nuestra ceremonia. Que se retiren de mis tierras, para siempre. – Tomó la mano de Gelum, la tradición y la apariencia exigía que entre ellos ahora hubiese un nuevo trato, y recordando la forma en que sus padres se trataban hizo lo mismo, llevando sus labios a la mano de Gelum, dándole un beso para luego soltarlo. - Me retiro por ahora, si necesitas algo dispones de la guardia real y de mis doncellas a tu antojo… Futuro Rey.
Selene les dio la espalda a todos y empezó a caminar retirándose del banquete para dirigirse a sus carros que la llevarían al palacio en Alejandría. Todo ese asunto la había dejado de mal humor, cuando de pronto uno mas de sus guardias se le acercó.
- Mi señora… hay una emisaria de Hispana…
- ¿Hispana? Hispania es una mera colonia Romana. Deja de molestarme con asuntos tan insignificantes… Tengo negocios que atender. Si es un mensaje urgente que se haga por escrito como todo lo que llega a mi…
Y así se subió a la carroza y se retiró del lugar, sin más interés en el asunto.
Miró a Gelum con sorpresa cuando lo escuchó halagándola. Pensó que si alguien la odiaba sería él, pues estaba obligado a casarse con una mujer como ella que ni si quiera conocía y que no se dignaba si quiera a mirarlo a los ojos. Y fue entonces que vio el anillo que portaba Gelum, el anillo que por lo que entendió era el supuesto para ponerle fin a esa ceremonia.
Mientras seguía hablando miró a uno de sus abogados y en Egipcio le preguntó,
- ¿Un anillo así cumple las formalidades? Tenía entendido que debía ser de hierro.
- Sí mi señora… el anillo es meramente simbólico… traditio ficta.
Su vista volvió a la escena familiar entonces y esperó que terminaran de hablar. Se llevó una grata sorpresa al ver la fortaleza que estaba mostrando Gelum en una situación tan desagradable. No esperaba que su futuro esposo fuera más que un niño debilucho y mimado, al menos en esa situación se estaba mostrando como todo un hombre. Era revelador verlo de esa forma, enfrentando sin ningún titubeo a sus primos mayores, por lo cual Selene no pudo evitar que la mitad de su boca sonriera altanera al ver cual de los primos tenía más escrúpulos en ese segundo… sorpresivamente, era el menor. Aun así no podía entender porque Solomon la miraba de esa forma helado, como si miles de cosas pasaran por su mente. Selene siguió sonriendo hasta que Gelum terminó de hablar y las palabras de Solomon empezaron.
No entendía que le daba el derecho a Solomon de decir que el elegido para casarse con ella era él y no Gelum. Sus emisarios en Roma habían sido claros respectos a las discusiones y votaciones que se habían hecho en el Senado respecto a su matrimonio con Gelum y además… lo más importante, era que el tratado de paz ya había sido firmado, sólo faltaba la firma de Selene para finalizar toda esa negociación.
- Mis propios emisarios mandaron palabras sobre que la decisión del senado era que mis nupcias que contrajeran con Gelum. ¿Tiene alguna prueba de que esto efectivamente ha cambiado? – Selene miraba el anillo, ¿pero que prueba era esa? Jamás en su vida había escuchado que el Senado diera “anillos” como símbolo de representación. Las decisiones del senado eran escritas de otros modos, pero no con Anillos. Por lo cual a Selene y seguramente a todos sus abogados les daría exactamente igual el anillo de Solomon, a sus ojos legales no tenía valor alguno de que sus palabras eran ciertas, en cambio las de Gelum sí lo eran pues Rain había estado en medio de aquella negociación e incluso su hermana Diva había hablado en dicha reunión del Senado.- De cualquier manera, ¿Qué mas da si me caso con peras o manzanas? Me es indiferente si me caso contigo o con Gelum, el tratado seguirá siendo el mismo, una oferta de paz entre dos reinos puestos a luchar uno con otro por la ambición de una mujer sin vergüenza de su propia cara. Decidan con cual me casaré y basta de este escándalo.
Pero la altanería de Solomon iba más allá de lo que Selene estaba dispuesta a aguantar. El tema era un negocio y Selene estaba de acuerdo completamente con ello, pero la forma en que le hablaba como si ella fuera algo inferior a el siendo que era la maldita reina de Egipto la sacaba de cualquier control sobre su propio temperamento que hubiese podido guardar hasta entonces.
- Perfecto. Ambos estamos de acuerdo que este matrimonio es tan solo un negocio cuyas estipulaciones están claramente señaladas en el papel que Gelum ya ha firmado. – Intentó calmarse de a poco pero no lo conseguía, intentaba explicarle al senador que los tramites legales ya estaban listos. Pero… - Esperaba que se mandará hoy con nuestro noviazgo sellado a Roma como lo dice el mismo tratado. –Las palabras de Solomon simplemente la enfurecían, esa arrogancia y altanería frente a ella que era una diosa y una reina por derecho propio… acaso ese gusano pensaba que estaba tratando con una simple mujer estúpida, si ese era el caso Selene se encargaría que se comiera sus palabras una a una con su habitual desinterés en todo lo que no le beneficiara de alguna forma. - ¿Entonces que pretendes? ¿Que alabe tus modales de interrumpir una ceremonia de una reina? Por favor. ¿Quién te crees que eres tú para venir a decirle a una reina que puede o no decir en su propio reino, basura? ¡INSECTO! Retírate de mi vista. Egipto es mi reino, mi tierra, aquí no soy una plebeya a quien se le puedan dar condiciones ni mandar, aprende tu lugar remedo de hombre.
Sus palabras habían sido claras, ya no había nada más que tratar con ese sujeto que hablaba de Diva como si a Selene le importara donde estaba o que hacía Diva. Selene ODIABA a Diva, y su destino le tenía sin cuidado. Egipto había marchado a la perfección por bastante tiempo con ella al mando y Diva no la asustada, pero si le indignaba que el amante de su hermana viniera a Egipto a con esos humos.
- Y tú – Dijo con frialdad mirando a Lydia con desprecio. – Mide tus palabras pues no estas en Roma donde eres una princesa. Aquí eres lo que yo digo que eres. Una comunera como tú no me va a venir a decir que hacer, insolente…
Los guardias se iban acercando hacia Selene, notaba en aquel latín la molestia de su señora. Aun así ella con un gesto de su mano les ordenó que mantuvieran su lugar. Terminó el asunto mirando a Lydia y Solomon.
- ¿Quién se creen que son ustedes y donde creen que están parados? Esto es EGIPTO no ROMA. ¡La reina de EGIPTO ES SELENE Y NO LYDIA NI SOLOMON!
Si entre ambos se habían puesto de acuerdo para ser unos animales sin modales ni saber cual era su lugar en un reino ajeno, lo habían conseguido con creces. Selene no tenía nada mas que tratar con ninguno de los dos, por ella se podían ir al diablo.
- Suficiente con este teatro barato. No son bienvenidos en Egipto, por lo cual se pueden largar por donde llegaron.
Chasqueo sus dedos dos veces. Sus abogados se acercaron a ella con el tratado de paz firmado por Gelum. Dejaron caer cera de una vela roja sobre el tratado y Selene mirando a Gelum puso su anillo con el sello real sobre la cera, dejando constancia completa de que estaba de acuerdo con casarse con él. Se acercó al joven y retiró con brusquedad el anillo de la mano de Gelum y se lo puso ella misma con rapidez en su dedo. Miró a sus abogados casi preguntándoles si ese era el dedo correcto a lo cual los hombres afirmaron. Con la misma brusquedad le dio un rápido beso en los labios a Gelum, poniéndole fin al asunto. Estaban formalmente comprometidos en matrimonio y el tratado estaba firmado.
- El matrimonio será efectuará mañana a medio día. Lleven el tratado a Roma. Que se lea en el foro y se deposite en el cofre sagrado del senado como la alianza entre Egipto y Roma.
Miró su mano y entendió que se iba a casar. Suspiró con resignación y miró a su futuro esposo para despedirse pues no tenía nada mas que hablar con esa gente indeseada.
- Gelum, creo que esta demás decir que tu parentela no es bienvenida en Egipto ni esta invitada a nuestra ceremonia. Que se retiren de mis tierras, para siempre. – Tomó la mano de Gelum, la tradición y la apariencia exigía que entre ellos ahora hubiese un nuevo trato, y recordando la forma en que sus padres se trataban hizo lo mismo, llevando sus labios a la mano de Gelum, dándole un beso para luego soltarlo. - Me retiro por ahora, si necesitas algo dispones de la guardia real y de mis doncellas a tu antojo… Futuro Rey.
Selene les dio la espalda a todos y empezó a caminar retirándose del banquete para dirigirse a sus carros que la llevarían al palacio en Alejandría. Todo ese asunto la había dejado de mal humor, cuando de pronto uno mas de sus guardias se le acercó.
- Mi señora… hay una emisaria de Hispana…
- ¿Hispana? Hispania es una mera colonia Romana. Deja de molestarme con asuntos tan insignificantes… Tengo negocios que atender. Si es un mensaje urgente que se haga por escrito como todo lo que llega a mi…
Y así se subió a la carroza y se retiró del lugar, sin más interés en el asunto.
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Re: [Alejandria] Banquete de Noviasgo
Comenzaba a impacientarme ante la larga espera, pero sabía que la reina Selene no era alguien que podía ser apurada u ordenársele algo, tenía fama por ser una mujer dura así que debí mantenerme serena y simplemente esperar pues para la realeza yo no era mas que una reina sin corona, una esclava mas de Roma. Por fin el guardia regresó, pero estaba solo y traía consigo malas noticias.
-La reina se ha retirado, especificó que si tiene algún mensaje urgente se le entregue una carta. –
Traté de mantenerme calma, debía de esperarme que no sería tan fácil y que probablemente la gobernante de Egipto no tuviese intenciones de hacer nada pero al menos lo había intentado. En mi rostro podía verse la seriedad y la decepción, mas no la furia, esa se ocultaba en la tensión que mi cuerpo contenía.
-Dadme entonces un papiro y algo para escribir.- murmuré con frialdad, uno de los hombres acudió a mi pedido trayéndome los elementos para que dejara una carta. Mi mano se detuvo unos instantes sobre el papel, pues tenía que encontrar las palabras para resumirlo todo y demostrarle el respeto que pretendía cara a cara. Las palabras comenzaron a fluir, lo que escribía comenzaba a tomar forma y sentido.
“Gran Reina Selene debido a que no he podido hablar con usted personalmente trataré de hacer esto lo mas corto y simple como me sea posible. Mi nombre es Lucy, soy la actual reina de Hispania aunque ese titulo no tenga importancia bajo el dominio romano. Soy también la hermana de la antigua emperatriz de Roma, aquella que su hermana Diva mató para usurpar su lugar y corromper al imperio. Pero no es ese el punto de mi visita, he escuchado que celebra un matrimonio forzado para lograr que la paz se mantenga. Tal vez le interese saber que no es necesario que haga tal sacrificio, traigo conmigo la noticia de la muerte del Cesar. Diva no podrá conservar el poder sin la figura de un emperador y mi sobrino mayor, el legitimo heredero al trono sabe la verdad tras las tretas de Diva al igual que yo fui descubriendo. Sus traiciones y crímenes son el fundamento que puede derrocarla. He venido en busca de tu ayuda, no solo como su hermana sino como la gobernante de una gran nación que no debería de estar en la situación en la que esta. Ambos imperios se han tolerado y mantenido la paz por largo tiempo, la guerra no esta en las manos de Roma sino en la de la corrupción de su emperatriz. Mi reino sufre a pesar de obedecer a toda orden y reclamo, busco su ayuda pues la verdad me ha condenado a muerte en dondequiera que haya dominio romano. Si he de enfrentar la muerte lo haré pero con la más mínima fracción de su ayuda, ambas naciones podrían salvarse de la discordia que esta reinando. Queda a su decisión.
He de marcharme a Grecia por el momento, de todos modos no parece haber lugar en Egipto de momento para una simple emisaria. Si desea algo de mí podrá encontrarme, si no es de su interés el tema lamento haber tomado parte de su tiempo.”
-Entregadlo directo a las manos de Selene, nadie mas debe de verlo.- exclamé con severidad al guardia que se mostró algo intimidado ante la pura esencia oscura que emanaba mi cuerpo y enturbiaba el mismísimo aire a mi alrededor. Mi voz había sido fuerte y sombría, como si le advirtieran que si no hacía lo que le decía algo malo le ocurriría. Podía ser solo una mujer y de aspecto frágil, pero mi espíritu y mi locura plasmada en mis ojos eran las de un monstruo.
Ya no había nada que pudiera hacer allí, no iba a esperar sin saber siquiera si ese tiempo habría valido la pena o resultaría perdido. Me dispuse a tomar mi camino hacia Grecia, nuevamente empezaba un viaje extenuante, pero no era el camino sino el destino lo que importaba. Las respuestas que iría a encontrar allí. La cruel voz en mi interior parecía complacida, y alteraba aún más la ansiedad por llegar.
“Heinstein…”
-La reina se ha retirado, especificó que si tiene algún mensaje urgente se le entregue una carta. –
Traté de mantenerme calma, debía de esperarme que no sería tan fácil y que probablemente la gobernante de Egipto no tuviese intenciones de hacer nada pero al menos lo había intentado. En mi rostro podía verse la seriedad y la decepción, mas no la furia, esa se ocultaba en la tensión que mi cuerpo contenía.
-Dadme entonces un papiro y algo para escribir.- murmuré con frialdad, uno de los hombres acudió a mi pedido trayéndome los elementos para que dejara una carta. Mi mano se detuvo unos instantes sobre el papel, pues tenía que encontrar las palabras para resumirlo todo y demostrarle el respeto que pretendía cara a cara. Las palabras comenzaron a fluir, lo que escribía comenzaba a tomar forma y sentido.
“Gran Reina Selene debido a que no he podido hablar con usted personalmente trataré de hacer esto lo mas corto y simple como me sea posible. Mi nombre es Lucy, soy la actual reina de Hispania aunque ese titulo no tenga importancia bajo el dominio romano. Soy también la hermana de la antigua emperatriz de Roma, aquella que su hermana Diva mató para usurpar su lugar y corromper al imperio. Pero no es ese el punto de mi visita, he escuchado que celebra un matrimonio forzado para lograr que la paz se mantenga. Tal vez le interese saber que no es necesario que haga tal sacrificio, traigo conmigo la noticia de la muerte del Cesar. Diva no podrá conservar el poder sin la figura de un emperador y mi sobrino mayor, el legitimo heredero al trono sabe la verdad tras las tretas de Diva al igual que yo fui descubriendo. Sus traiciones y crímenes son el fundamento que puede derrocarla. He venido en busca de tu ayuda, no solo como su hermana sino como la gobernante de una gran nación que no debería de estar en la situación en la que esta. Ambos imperios se han tolerado y mantenido la paz por largo tiempo, la guerra no esta en las manos de Roma sino en la de la corrupción de su emperatriz. Mi reino sufre a pesar de obedecer a toda orden y reclamo, busco su ayuda pues la verdad me ha condenado a muerte en dondequiera que haya dominio romano. Si he de enfrentar la muerte lo haré pero con la más mínima fracción de su ayuda, ambas naciones podrían salvarse de la discordia que esta reinando. Queda a su decisión.
He de marcharme a Grecia por el momento, de todos modos no parece haber lugar en Egipto de momento para una simple emisaria. Si desea algo de mí podrá encontrarme, si no es de su interés el tema lamento haber tomado parte de su tiempo.”
-Entregadlo directo a las manos de Selene, nadie mas debe de verlo.- exclamé con severidad al guardia que se mostró algo intimidado ante la pura esencia oscura que emanaba mi cuerpo y enturbiaba el mismísimo aire a mi alrededor. Mi voz había sido fuerte y sombría, como si le advirtieran que si no hacía lo que le decía algo malo le ocurriría. Podía ser solo una mujer y de aspecto frágil, pero mi espíritu y mi locura plasmada en mis ojos eran las de un monstruo.
Ya no había nada que pudiera hacer allí, no iba a esperar sin saber siquiera si ese tiempo habría valido la pena o resultaría perdido. Me dispuse a tomar mi camino hacia Grecia, nuevamente empezaba un viaje extenuante, pero no era el camino sino el destino lo que importaba. Las respuestas que iría a encontrar allí. La cruel voz en mi interior parecía complacida, y alteraba aún más la ansiedad por llegar.
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Re: [Alejandria] Banquete de Noviasgo
Hablo
Pienso
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La cachetada de su prima no hacía nada más que acercar más los pensamientos de Solomon a su tierra, Roma, le era peculiar notar que la historia se repetia una y otra vez, como si diera circulos alrededor de un eje imaginario, primero fue su mano la que impacto en la faz de su hermana y ahora era él quien lo recibia por parte de su prima, pero resultaria frustrante para ella, pues nada ganaba con gastar sus fuerzas, era en vano, Solomon ya no se consideraba un ser humano, solo un arma y escudo en potestad de su eterno amor, El imperio.
Su rostro quedo a donde el golpe le habia dejado, estatico, sin mostrar enojo, ni repudio a los actos de Lydia o a los futuros de la propia reina. Su mejilla estaba marcada por la silueta de su mano resultaba ser más helada de lo normal para alguien vivo. La imagen de algunos siervos de la corte reclamando con furia en egipcio a la realeza le llevo a notar, que si bien eran hombres y mujeres perfectamente sanos, estaban ligados por el infortunio, a seguir las ordenes de algunos pocos nobles, deformes y tirados a la perdición, tratando de tapar sus inperfecciones con joyas y pelucas.
Nunca adverti en Flori...
Solomon volvio su rostro para dar cuenta que el golpe de Lydia habia sacudido algo más que su cerebro, sus ideas estaban siendo revolucionadas. Porque la clase dominante dependeria de su cantidad de dinero?
Acto seguido escucho y vio los actos de la reina, quien parecía horrorisada, perfecta actuación, muy similar a la de su hermana, pero para él, solo era una niña, no sabía el porque pero algo le daba a entender aquello.
Reinas...¿?
Fue cuando reacciono de su letargo, cuando vio aceptar Selene a Gelum como su esposo y futuro rey. Su paz momentanea desaparecio por completo, recordo unica motivación, sintio un cambio rapido de emociones, rabia y pena por ser testigo de la sentencia de Roma a pasar a una nueva era de caos. De inmediato avanzó, estaba fuera de sí, mataria a la propia Selene si así fuera el caso, pero los guardías avanzaron con sus filos por delante. Era ya claro que la reina se sentia segura de su alianza, en especial al haberla ya firmado.
No pudiendo avanzar más, solo quedo allí, con Lydia y con el inmaduro de Gelum, la gente seguía acercandose, el pueblo y la nobleza estaba indignado y no cabia duda que terminaria todo en tragedia.
Sintio lastima por todo, tanto esfuerzo perdido, estando tan cerca...lloraria si pudiera, pero las lagrimas las llevaba por dentro. Melancolico vio a su prima y luego a Gelum, que con tono aspero y de resignación le dijo.
Gelum, eres un idiota en pensar en el amor o el cariño, solo son negocios, si aun te crees romano, te pido, que domines estas tierras. Mi tiempo acabo aquí, más, sin embargo...
Se detuvo al no saber como completar su oración, estaba claro que no dejaría que tamaña futuro apocaliptico llegase a consolidarse, pero la forma aun no le quedaba clara. Dejo de lado a Gelum y vio a Lydia, ya no perdería más su tiempo en intentar hacer reaccionar a su primo menor.
Lydia si deseas quedate...ya me demostraste que tu odio a Diva es mayor al amor que deberias tener por Roma.
Visiblemente indignado se retiro, viendo nuevamente al noble cojo con su sierva, su anillo brillaba ante la luz del fogon como si algo intentara decirle, mientras veia aquel suceso extraño no dio cuenta en que la gente aun rabiosa que le rodeaba no se atrevia a acercarsele a menos de tres pasos de distancia, aunque saber el porque seguiria sendo una incognita.
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Re: [Alejandria] Banquete de Noviasgo
Lydia estaba ahora escuchando las palabras de Selene, pronto comprendió que entre Diva y ella no había diferencia alguna, ambas estaban completamente seguras en su poderío humano y nada más que eso, pensaban que sus soldados y su imperio decadente las salvaría,cosa que no era así, por unos segundos sintió ganas de agarrar de los cabellos a la joven egipcia y lanzarla contra los pilares del palacio para dejarle en claro que ella era una diosa y hacía lo que se le venía en gana, pero ciertamente comprendió que no podía darse el lujo de rebajarse hasta ese nivel.
El papel que le dijeron que entregaran en foro Roma pasó por los ojos de Lydia quien sencillamente no se ocupó de tomarlo, ni nada por el estilo, estaba contenta y no podía distraerse de su alegría por las cosas que decía una egipcia que no tenía idea de con quien hablaba; al final su plan había resultado, no esperaba que su primo fuera el único en Egipto al que todos miraban mal, al final había tenido que irse al revolcar en el mismo lodo que su primo para no dejarle solo, no importaba cuanto pretendiera odiarlo y joderle cada plan que el hiciera, estaba más que dispuesta a tratar de acompañarlo aunque fuera para mal, aunque estuviera cayendo en un círculo vicioso de odio, rencor y autodestrucción, porque a ese hombre que tanto aprecio tenía no se lo podía querer sin condiciones, pero ahora resultaba para Lydia que tampoco lo podía odiar,así el estuviera condenado por sus actos.
-Gelum me compadezco de tí porque vas a casarte con una mujer que es nada más y nada menos una vil copia de Diva... Espero no suceda lo que sucede en Roma, y créeme que yo no me voy a olvidar de esto jamás.
Una vez dicho esto con toda la tranquilidad hacia su primo, como si eso fuera una conversación normal, y su comentario hubiera sido de lo más halagueño la joven princesa caminó con prisa dejando ese lugar sin mirar a los guardias insignificantes que bien ella podría cargarse sin problemas, en ese lugar. Pronto alcanzó a Solomon y lo haló del brazo con furia, quería verle a los ojos y escucharle, y le daba igual si para eso tenía que lastimarlo o empujarlo para que callera de boca al piso.
-Tú me has demostrado que tu amor hacia Diva es más grande que Roma y no por eso me rasgo las vestiduras, porque hace mucho que dejé de lamentarme y llorar amargamente por eso.- La diosa del amor y la lujuria sin quererlo elevó medianamente su cosmos haciendo que un aura rosada se viera a su alrededor sólo por unos segundos cortos.
-Solomon déjame decirte que en primer lugar no iba a permitir que tú fueras el único que sería mal visto por Egipto, no quiero que tú soporte es escarnio y la mirada insidiosa de esta gente solo, únicamente por eso me atrevía a hacer lo que hice y me atreví a decir lo que dije.
Lydia o más bien Afrodita, aún no se había ambientado completamente a la forma de ser de su parte humana, aún le faltaba recordar bien como era su proceder cuando era una diosa del olimpo, sin embargo estaba ya aprendiendo sobre la marcha, y eso era bueno, porque por lo menos sabía que cosas no volvería a hacer ni diría nunca más.
-Si por mí fuera ya hubiera quemado esta ciudad hacia sus cimientos, para mí es muy sencillo hacerlo y creo que tú tienes ya conocimiento de ello, pero por lo menos tengo que dejar pasar un timpo ¿Crees tú que me interesan las alianzas? Diva puede perder su poder tranquilamente cuando mi padre muera, cosa que estoy segura ya está sucediendo, sólo era cuestión de esperar ... Pero no! Tú tenías que llegar a enfurecer a esa niña mimada, y lo peor es que si retrocediese el tiempo volvería a hacer lo mismo con el fin de intentar salvarte así estuvieras ya condenado.
Lydia guardó silencio, porque ya su parte divina le estaba diciendo que se callara que parecía catarnita, pero también hizo silencio porque estaba frustrada, su primo no entendía que todo lo que hacía lo hacía con el fin de ayudarle, porque aún quedaba algo de cariño hacia el en su corazón, pero sucedía que Solomon quería hacer las cosas a lo bestia según su opinión y por esos motivos sus planes para terminar con Egipto y restaurar la gloria de Roma una vez qaue su padre hubiera muerto en la guerra, como esperaba que sucediera pronto; fueran derrumbados en menos de un segundo por la insolencia de su primo.
-Piensa lo que quieras pero lo que te digo es verdad.
El papel que le dijeron que entregaran en foro Roma pasó por los ojos de Lydia quien sencillamente no se ocupó de tomarlo, ni nada por el estilo, estaba contenta y no podía distraerse de su alegría por las cosas que decía una egipcia que no tenía idea de con quien hablaba; al final su plan había resultado, no esperaba que su primo fuera el único en Egipto al que todos miraban mal, al final había tenido que irse al revolcar en el mismo lodo que su primo para no dejarle solo, no importaba cuanto pretendiera odiarlo y joderle cada plan que el hiciera, estaba más que dispuesta a tratar de acompañarlo aunque fuera para mal, aunque estuviera cayendo en un círculo vicioso de odio, rencor y autodestrucción, porque a ese hombre que tanto aprecio tenía no se lo podía querer sin condiciones, pero ahora resultaba para Lydia que tampoco lo podía odiar,así el estuviera condenado por sus actos.
-Gelum me compadezco de tí porque vas a casarte con una mujer que es nada más y nada menos una vil copia de Diva... Espero no suceda lo que sucede en Roma, y créeme que yo no me voy a olvidar de esto jamás.
Una vez dicho esto con toda la tranquilidad hacia su primo, como si eso fuera una conversación normal, y su comentario hubiera sido de lo más halagueño la joven princesa caminó con prisa dejando ese lugar sin mirar a los guardias insignificantes que bien ella podría cargarse sin problemas, en ese lugar. Pronto alcanzó a Solomon y lo haló del brazo con furia, quería verle a los ojos y escucharle, y le daba igual si para eso tenía que lastimarlo o empujarlo para que callera de boca al piso.
-Tú me has demostrado que tu amor hacia Diva es más grande que Roma y no por eso me rasgo las vestiduras, porque hace mucho que dejé de lamentarme y llorar amargamente por eso.- La diosa del amor y la lujuria sin quererlo elevó medianamente su cosmos haciendo que un aura rosada se viera a su alrededor sólo por unos segundos cortos.
-Solomon déjame decirte que en primer lugar no iba a permitir que tú fueras el único que sería mal visto por Egipto, no quiero que tú soporte es escarnio y la mirada insidiosa de esta gente solo, únicamente por eso me atrevía a hacer lo que hice y me atreví a decir lo que dije.
Lydia o más bien Afrodita, aún no se había ambientado completamente a la forma de ser de su parte humana, aún le faltaba recordar bien como era su proceder cuando era una diosa del olimpo, sin embargo estaba ya aprendiendo sobre la marcha, y eso era bueno, porque por lo menos sabía que cosas no volvería a hacer ni diría nunca más.
-Si por mí fuera ya hubiera quemado esta ciudad hacia sus cimientos, para mí es muy sencillo hacerlo y creo que tú tienes ya conocimiento de ello, pero por lo menos tengo que dejar pasar un timpo ¿Crees tú que me interesan las alianzas? Diva puede perder su poder tranquilamente cuando mi padre muera, cosa que estoy segura ya está sucediendo, sólo era cuestión de esperar ... Pero no! Tú tenías que llegar a enfurecer a esa niña mimada, y lo peor es que si retrocediese el tiempo volvería a hacer lo mismo con el fin de intentar salvarte así estuvieras ya condenado.
Lydia guardó silencio, porque ya su parte divina le estaba diciendo que se callara que parecía catarnita, pero también hizo silencio porque estaba frustrada, su primo no entendía que todo lo que hacía lo hacía con el fin de ayudarle, porque aún quedaba algo de cariño hacia el en su corazón, pero sucedía que Solomon quería hacer las cosas a lo bestia según su opinión y por esos motivos sus planes para terminar con Egipto y restaurar la gloria de Roma una vez qaue su padre hubiera muerto en la guerra, como esperaba que sucediera pronto; fueran derrumbados en menos de un segundo por la insolencia de su primo.
-Piensa lo que quieras pero lo que te digo es verdad.
Lydia- Dios/a
- Reino : Olimpo
Templo de Afrodita
Ataques :
AD - Flama de Lujuria (4400)
AD - Ovillo de Espinas Rojas (4500)
AM - Canto de la Lamia (4900)
AM - Renacer de la titania (5000)
AF - Jardín de Rosas Negras (*6200)
AF - Penitencia (5700)
AFa - Encanto de lo oscuro (6600)
AFa - Esencia de feromona (6700)
Defensa :
Laberinto de Lujuria
DE - Danza de los cinco tokens
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Re: [Alejandria] Banquete de Noviasgo
Lentamente mire como se alejaba mi nueva esposa, cuando justo despues de haberse puesto el anillo, solo me habia dado un beso, vacio sin mucho amor, con simple cercania, frios, todo el coraje que estaba pasando ahora cuasado por mis familiares, por parte de lydia no la habia visto asi, lentamente fui mirando como se hiba alejando solomo, y una simple mueca se noto en mi cara, no sabia porque demonios habia llegado justo en esa celebracion, mas con la compañia de mi prima, maldicion todo se estaba poniendo en mi contra, por algun motivo me sentia mal por como se habian dirigido a la que seria mi esposa.
Solomon, tu no tienes porque decirme lo que tengo que hacer, solo cumplo mandatos de Roma, los propios senadores quisieron esto, no me vengas con tretas para quitarme este puesto, y tu lydia, no deberias de estar hablando justo ahora, primero llegaste a Egipto hablando pestes de Diva, y tenias razon con todo, menos que selene sea igual que esa mujer, mi esposa esta encontra de todo lo que venga de su parte, asi que no me digas que me tienes lastima, yo te tengo lastima por como te trata Solomon, te tiene practicamente arrastrandote y tu no te das cuenta que solo te esta usando, pero antes de que siga, porfavor haz el favor de marcharte, y no vuelvas por lo tanto.
Rerpire, un poco mientras viean como se marchaban, mientras tanto veia a todos los egipcions, se me habian quedado viendo extraño, todos esos mirares, cada piel distinto al mio, todos ellos, serian ahora gobernados por mi, ya selene me habia dado el rango, pero antes no lo habia admitido, seria solo una nueva treta, todo era confuso.
¡¡GUARDIAS!! enseguida aparecieron una docena de estos, Sigan a esos dos, asegurense de que para la madrugada se retiren de estas tierras, ya lo ha dicho mi esposa, y yo lo confirmo, saquenlos de aqui...
Los guardias se encaminaron detras de ellos, apenas pude escuchar los murmuros, pero mis sentidos estaban un poco mas avanzados despues de esa pequeña pelea que habia tenido con Selene, jum parece ser que ella sabe todo, su existencia es clara...
Solomon, tu no tienes porque decirme lo que tengo que hacer, solo cumplo mandatos de Roma, los propios senadores quisieron esto, no me vengas con tretas para quitarme este puesto, y tu lydia, no deberias de estar hablando justo ahora, primero llegaste a Egipto hablando pestes de Diva, y tenias razon con todo, menos que selene sea igual que esa mujer, mi esposa esta encontra de todo lo que venga de su parte, asi que no me digas que me tienes lastima, yo te tengo lastima por como te trata Solomon, te tiene practicamente arrastrandote y tu no te das cuenta que solo te esta usando, pero antes de que siga, porfavor haz el favor de marcharte, y no vuelvas por lo tanto.
Rerpire, un poco mientras viean como se marchaban, mientras tanto veia a todos los egipcions, se me habian quedado viendo extraño, todos esos mirares, cada piel distinto al mio, todos ellos, serian ahora gobernados por mi, ya selene me habia dado el rango, pero antes no lo habia admitido, seria solo una nueva treta, todo era confuso.
¡¡GUARDIAS!! enseguida aparecieron una docena de estos, Sigan a esos dos, asegurense de que para la madrugada se retiren de estas tierras, ya lo ha dicho mi esposa, y yo lo confirmo, saquenlos de aqui...
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Gelum- Caballeros Dorados
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Re: [Alejandria] Banquete de Noviasgo
un recuerdo amargo solo era la vista que tenia de mis primos despidiendose, la verdad me preocupaba un poco por la visita de ambos, pero no habia mucho que decir, ya habia enviado varios soldados a acompañarlos a la salida, esperaba que eso no fuera detonador en la alianza, suspire al ver que todo se esta comenzando a acabar, la gente que habia estado desde el principio con el pasar de los minutos, horas, se hiban, puesto que solo me veian como un extranjero mas, su reyna ya se habia ido desde hace varias horas, y yo no sabia que hacer entre tanta muchedumbre, asi que decidi mejor retirarme, la noche hiba tornandose mas pesada, puesto que ya eran varias horas de las madrugadas, un pequeño bozteso se noto en mi rostro, estaba cansado de todo, la familia, y un poco el nuevo cargo que tendria que solo seria, ser el gigolo de la reyna de aquel lugar, no podia ser posible, ¿que tan bajo habia caido?, talvez solomon tenia razon, pero que demonios pensaba, todo lo referente a ese, deberia desaparecer de mi cabeza, tal vez un momento con ella seria la unica respuesta, talvez podria decirle lo que empezaba a sentir por ella, o quizas solo acoplarme de nueva manera a su vida, todo hiba a comenzar como tal, lo que era, su esposo.
Maldito Solomon solo interfiere en mi vida, no se porque no se quedo en Roma justo tenia que venir a hacerme la vida imposible, deberia de haberse quedado con esa mujer, diva que igual son tal para cual, e incluso podria decir que por eso a venido, diva deberia de haberle dado la orden de destruirme, lo bueno que firme antes el contrato pero no debo de conformarme con eso, debo hacerme fuerte, pero ahora, ¿donde esta mi esposa?- me pregunte para mi mismo, talves se habia ido a su habitacion quise verla, no se porque necesitaba hacerlo algo dentro de mi estaba cambiando hacia ella.
Maldito Solomon solo interfiere en mi vida, no se porque no se quedo en Roma justo tenia que venir a hacerme la vida imposible, deberia de haberse quedado con esa mujer, diva que igual son tal para cual, e incluso podria decir que por eso a venido, diva deberia de haberle dado la orden de destruirme, lo bueno que firme antes el contrato pero no debo de conformarme con eso, debo hacerme fuerte, pero ahora, ¿donde esta mi esposa?- me pregunte para mi mismo, talves se habia ido a su habitacion quise verla, no se porque necesitaba hacerlo algo dentro de mi estaba cambiando hacia ella.
Gelum- Caballeros Dorados
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