Entrada a Roma

por Edward Jue Ene 20, 2011 2:41 pm

Los tres nuevos compañeros hicieron el viaje que debian hacer para llegar hasta Roma, durante todo ese camino habia terminado de salir el sol y la mañana se hacia presente. El chico ayudaba a las dos mujeres siempre a superar las dificultades del bosque por donde pasaron, un atajo que conocia Edward ya que estaba llegando a su hogar natal. Pronto mas de lo que se haria normalmente llegaron a una de las puertas de Roma. Los pajaros de la mañana cantaban cuando salian del bosque para acercase a la puerta principal.

Mire cada rincon de esa entrada, las veces que habia llegado entrando por ella triunfante de una batalla fueron incontables, simpre fui bien recibido, y aclamado, aunque no era esas cosas las que me importaban. Lo que ahora mismo mas sentia con nostalgia era ese volver a un hogar despues de tanto tiempo de ausencia.

Hemos llegado, al fin estamos en Roma.

No estariamos alli mucho tiempo, pero nadie podia quitarme ese sentimiento un poco de tristeza por que las cosas no eran lo mismo, ahora no serian recibido como antes, como uno de los hijos de Roma que vuelve a casa para descansar. Ese ya no podia ser mi hogar.

Entramos por el arco del porton para ver que lo primero que habia situado en la gran calle de la entrada eran ocupados por los mercaderes que llegaban temprano desde lejos para vender sus productos exoticos, estaba justamente a la entrada con las dos chicas detras de mi, con toda esa gente no era aconsejable separarse de ellas.

Ahora debemos seguir esa pista, la primera condicion la cumplimos, era llegar a Roma. Ahora debemos buscar a esa mujer llamada Sophia que nos guie a Athena.

por Seiren Vie Ene 21, 2011 11:37 pm

El camino del puerto hacia los bosques no era tan largo como imaginaba, agachaba la mirada recordando la carrera que emprendí guiándome por extrañas sensaciones pero quién diría que terminara justo al lado de Edward y Jezzara. Caminando dejaba que en algunas ocasiones mis dedos rozaran por los arbustos, las sombras de los arboles hacían sentir el ambiente un poco frío a pesar de que el día ya estuviera bastante avanzado.

Durante el camino mi atención se desviaba hacia aquella chica rubia, era lo opuesto a Selene por lo que no llegaba a comprender como era posible que fueran hermanas, además que eso no era lo único que lograba llenar de cosas mi cabeza pues no comprendía el hecho de que permaneciera junto a Edward ya que al tener el grado de princesa y ostentar la divinidad que posiblemente corría por sus venas al ser una de los descendientes directos del faraón terminara por caer teniendo que guiarse por el hombre que…

Sacudí mi cabeza cuando el romano extendió su mano para ayudarme atravesar algunas veredas, era tan amable como lo recordaba además que ese tono dulce en su voz en la que se dirigía a los demás no cambio en lo más mínimo experimentando una cierta nostalgia, mis dedos apenas rozaron con su punta su piel notando algunas cicatrices inusuales, seria me quedaba tratando de adivinar que podían ser ya que no eran unas quemaduras cualquieras que se hacen cuando el fuego te acaricia cuando te descuidas además que dudaba que fueran provocados por sus múltiples batallas ya que estas parecían ser algo recientes. No quería ser inoportuna por lo que cada vez que nos rozábamos o estábamos demasiado cercanos sentía algo que me estremecía pero intentaba ser indiferente, ya que dentro de mí era una especie de sensación electrizante que se disparaba cuando estaba justo a mi lado, no resistía estar tanto tiempo por lo que siempre que podía interponer la distancia entre nosotros lo hacía.

Al fin un arco se alzaba anunciando una de las tantas entradas hacia la ciudad romana, extrañamente me sentía familiar aunque las experiencias por las cuales tuve que pasar me hicieron un poco retraída, avanzando notaba como la mirada de Edward cambiaba drásticamente aunque en su rostro no se reflejara pero el haber pasado tanto tiempo a su lado me hizo conocerlo hasta en los más pequeños detalles cuando algo podía afligirlo pues esa era la misma mirada cuando me relataba sus historias de una ciudad de grandezas y llena de proezas como lo había sido Egipto. Solo unos segundos fueron los que percibi ese sentimiento de su parte ya que cambio de tema diciendo la nueva misión que ambos se impusieron, no me contaba como tal ya que solo era alguien que los acompañaba, volteando hacia Jezzara me adelante unos pasos para alcanzar a Edward.

Sé que no es de mi incumbencia pero se necesita más de un nombre para encontrar a alguien en esta ciudad. ¿Al menos sabes cómo es o si es de alguna clase en especial?

por Jezzara Miér Ene 26, 2011 4:08 pm

Caminaba al lado de Edward y Seiren, por momentos el chico nos ayudaba, fue así hasta que superamos el bosque que llevaba de camino a Roma, para hacer el viaje más corto y menos agotador. Aunque no tenía idea de quien sea esa mujer llamada Sophía a la que íbamos a buscar, nunca la había visto, tan vez oí de ella durante mi estadía en Roma pero fue muy poco tiempo y no tuve oportunidad de saber nada de ella, en otras palabras me sentía desinformada. Solo escuchaba lo que Edward comentaba de la ratos. Extrañamente el camino que habíamos tomado me parecía un poco conocido, aunque tenía recuerdos borrosos acerca de Roma ya que no cuando estuve ahí estaba muy débil y sin ánimos, no tenía un rumbo fijo pero ahora todo era diferente, tenía dos personas a mi lado, con el mismo sentido de justicia y aprecio por el bien que llevaba en mis pensamientos, dos nuevos compañeros que me iban a mostrar el verdadero camino, estaba segura de eso porque lo presentía en mí.

Por fin en frente se alzaba el gran arco que daba la entrada a Roma. Estaba contenta de que por fin habíamos conseguido nuestro primer objetivo, estaba cumplido, habíamos llegado a nuestro destino. Ahora había que buscar a aquella persona. Pero una palabra me llamó mucho la atención, cuando Edward mencionó a Athena. Un escalofrío recorrió mi cuerpo pero me sentía con fuerzas, sabía que eso iba a guiarme hacia mi verdadero camino, debía llegar hasta Athena al igual que mis compañeros, era el plan. Aunque Roma era muy grande, iba a ser muy difícil encontrar a esa mujer llamada sophía entre tanto sitios. Entonces noté que Seiren dijo unas palabras, tenía razón, necesitábamos alguna guía para encontrar a alguien allí. Decidí comentar algo que estaba en mis pensamientos.

-Si, Roma es muy grande, si no tenemos una pista sería muy difícil encontrar a una persona. En lo personal, durante el tiempo que estuve en Roma... nunca he oído de ella....- Mencioné aunque con un poco de vergüenza, no sabía como podía reaccionar Edward, además yo no era de hablar mucho, era una chica demasiado tímida que hablaba lo necesario, pero me quedé esperando alguna respuesta al mismo tiempo que seguía a Edward, adelantándome un poco, no quería perder el paso.

por Edward Vie Ene 28, 2011 11:02 am

La primera en hablar de las dos fue Seiren, era una chica muy inteligente y perspicaz para lo callada que solia ser, se habia dado cuenta que con tan poca informacion que tenia sobre la persona que debiamos de buscar era una tarea practicamente imposible. Jezzara pensaba lo mismo y ambas tenian razon, pero no por nada habia decidido emprender este viaje casi imposible que me habia llevado de vuelta a Roma.

Sonrei y me acerque a ambas, les debia mostrar que estaba seguro de lo que habia y como lo hacia, para que no se arrepintieran de seguirme y estuvieran pensando que perdian el tiempo al estar con un nombre como yo.

Escuchad atentamente... no hableis.. solo cerrad los ojos, escuchad, y sentid todo lo que hay a vuestro alrededor...

El primero en hacerlo era Edward, muy confiado de lo que hacia cerro los ojos y comenzo a agudizar sus sentidos, queria que ellas entendieran que algo habia, una extraña fuerza que siempre guiaba a las personas a coger el camino correcto, era el cosmos y para ellos, personas de gran poder.. al menos Edward y Jezzara por el momento... su guia era ese cosmos..

Todo lo que necesitamos esta aquí...

Coloco su mano en su pecho, justamente en su corazon. Los sentimientos, las emociones, eran algo que conectaban a unas personas con otras, lazos invisibles e irrompibles que todas las personas tenian, pero algunos los desconocian o simplemente no creian en ellos..

Podeis notarlo? Quizas no sea claro.. pero algo me dice que estamos por el buen camino, quizas ya no este aquí esa persona, pero se que podemos encontrarlo, yo confio en lo que me dice mi corazon.

Bajo la mano y volvio a abrir los ojos, no todas las personas escuchan palabras tan sentimentales como esas, pero al menos esperaba que esas dos chicas esas palabras les hubieran servido al menos de reflexion. Las estaba castigando con demasiadas cosas a la vez, y a penas las dejaba descansar as i que penso en alguna manera de recompensarla.

Vayamos a comer algo antes de seguir, es bueno seguir tu destino, pero tambien hay que recobrar fuerzas. Conozco un lugar donde un viejo amigo nos dara de comer con gusto.

Comence a andar en direccion a la taberna donde descansariamos y comeriamos un poco antes de seguir, ademas asi de esa manera podria charlas mas tranquilamente con Seiren, tenia varias cuestiones que atender con ella. La energia que sentia entre ambos no era causal, queria saber si ella tambien la sentia. Y en cuanto a Jezzara, habia viajado bastantes horas en barco sin descansar, y es la que mas necesitaba descansar.

por Seiren Vie Ene 28, 2011 7:36 pm

Veía fijamente a Edward de que lo que nos insinuaba era… mis ojos buscaban en él algún rastro más que ese nombre, mantenía la distancia cuando trato de avanzar hacia a mí pero para entonces Jezzara se adelantaba para apoyar lo que decía, ocultándome detrás de ella dejaba que interviniera, lo más seguro es que ambos se dieran cuenta de mi distanciamiento, pudiendo provocar pensamientos equivocados en ellos.

Miraba por todos lados como si algo hubiera llamado mi atención, mi vista se perdía entre las personas que llevaban sus mercancías y en las construcciones detrás de los puestos. Ligeramente dirigí mi rostro por encima de mi hombro cuando hablo de algo similar a lo que sentí antes, volteando hacia Jezzara veía que entendía lo que ese hombre trataba de decirnos.

Inclinaba mi cabeza apoyando mi mano justo en el centro de mi pecho, exhalaba fuertemente, si era similar casi a mis anteriores encuentros con otras personas entonces…

Mantuve mi mente en blanco, no pensaba en nada más que en esa sensación electrizante, otro suspiro más… y encontraba como algo me atraía fuertemente, casi como algo magnético. Todo se volvía quieto y silencioso por un instante, podía escuchar firmemente los latidos de mi corazón resonando en ese espacio vacío, todo se desplazaba lentamente a mi alrededor. La voz de ese ex general se volvía lenta y pausada.. arrastrándose contra el viento en un eco o al menos así lo percibía.

Como un golpe al devolverme a la realidad de las cosas sentía que un momento más y algo en mí despertaría pero el miedo de no poder controlarlo me invadió antes de poder seguir, al alejar mi mano observaba como unos finos hilos de la misma electricidad se enredaban entre mis dedos acalambrándome, sacudí mi mano fuertemente para que no pudieran darse cuenta pero el brillo pudo dar la alusión de estar atrapada, sosteniéndola veía fijamente si lo que ocurrió no era mi imaginación pero rápidamente intervino Edward para no armar un espectáculo y además no era el lugar indicado para tratar ese asunto.

Estoy mareada…

Murmuraba antes de irnos, a pesar de que no hice ningún esfuerzo de cualquier tipo lo que acababa de sucederme me debilito de una forma que no creía posible.

por Jezzara Sáb Ene 29, 2011 7:03 am

A penas terminé de hablar Edward se acercó a nosotras y comenzó con sus palabras, escuchaba atentamente, sabía que lo que el muchacho decía era muy cierto, estaba realmente el lo correcto y era algo que no había pensado antes. Ahora creía que el camino que yo había recorrido, el reencuentro con mi hermana, y todo lo que había pasado, las cosas que había conseguido para mi bien, todo lo había hecho con la fuerza de mi corazón, con mi intuición, quizás ese sentimiento que se encontraba en mi interior me había ayudado mucho y no me había dado cuenta en ningún momento de ello. Por un momento me distraje recordando todo eso, mi mirada se encontraba perdida en la nada, sin mirar realmente ningún punto específico de aquel sitio, solo tenía mis ojos abiertos pero mi mente estaba en otro sitio, o al menos eso era lo que sentía.

Casi por instinto coloqué la mano derecha en mi pecho, justo en mi corazón, sintiendo los lentos y relajados latidos que golpeaban mi pecho, sabía que para lograr mi objetivo debía seguir a mi corazón, era la forma correcta de actuar siempre, porque el corazón siempre tenía la razón, era quien me había ayudado a encontrar el camino correcto junto a mi nuevo compañero Edward y junto a aquella jovencita Egipcia de nombre Seiren, que con el tiempo iba a ir conociendo con más profundidad, sabía que ellos iban a guiarme por el sendero correcto y junto a personas como ellos no iba a equivocarme a la hora de elegir mi camino.

Unas palabras de una voz femenina interrumpieron mis pensamientos, fue a penas un murmullo que llegó hasta mis oídos, no entendí muy bien lo que decía pero, bajando mi mano nuevamente me volteé observando a Seiren, se veía pálida y cansada, no sabía que podía haberle ocurrido en tan poco tiempo pero algo la cambió mucho, se veía rara.

-Seiren...- Logré decir primero, iba a preguntarle si se encontraba bien pero la voz de Edward cortó mi diálogo, diciendo que debíamos ir a descansar y comer algo. Entonces me volteé y asentí con la cabeza contestando con un tono dulce. -De acuerdo... creo que todos necesitamos un descanso...- Dije y luego volví mi vista por sobre mi hombro mirando con preocupación a la muchacha, sospechaba que algo le estaba ocurriendo aunque no lograba saber que era. Entonces emprendí camino tras Edward hacia donde el quería guiarnos.

por Suzaku Dom Feb 13, 2011 7:44 pm

Andaba muy bien sin saber donde ir, solo tenia ese parche de Alessa en la mano, me encontraba agotado, cansado, iba dando pasos hacia la nada por aquellas calles de Roma, sentia hambre y sueño por el gasto de energia, por haber visto la muerte lo mas cerca que jamas la habia llegado a ver. Despues de esa especie de batalla me preguntaba que era lo que habia estado haciendo todo este tiempo desde que decidi llegar a Roma, no entendia para que habia salido de Hispania dejando atras a mi familia...

Muchos habian pasado al lado mia y seguia sin encontrar el camino verdadero, primero fue Sabii, luego fue Seiren, y finalmente Alessa, personas muy diferentes entre si pero que no sabia si de verdad eran las personas que debia encontrar en ese momento.

Pensaba demasiado quizas por el transtorno que tenia en ese momento. Sin quererlo llegue a la entrada de Roma, donde me desplome, llegando a girarme para quedar sentado en la entrada como mi espalda apoyada en el arco que daba acceso a Roma. Parecia un chico vagabundo, extranjero y sin nada mas que lo que los demas podian ver en mi.

Miraba al cielo , hacia el sol, poniendo mis dedos para cubrir los potentes rayos, algunos pajaros estaban girando cerca, cuervos que a lo mejor estaba esperando a que cayera muerto. Pero lo unico que paso es que cai con la cabeza apoyada, en un profundo sueño... uno que esperaba que me mostrara la luz al final del camino.

por Suzaku Mar Feb 22, 2011 4:47 pm

Estuve dormido casi todo ese dia en la entrada a Roma, me encontraba muy agotado por las heridas y tambien por el gasto de cosmos que habia realizado, no estaba acostumbrado a usar tanto ese poder que habia descubierto dentro de mi. Aunque aun no sabia que era ni por que lo tenia. Algunas buenas personas cuando pasaban al lado mia me lanzaba algunas monedas con las que realmente no iba a poder comprar nada, era chatarra. Otros en cambio me tiraban piedras como diversion, pero ni esos golpes me despertaban.

El dia fue callendo hasta que dio paso a la noche, mi sueño me habia llevado a un lugar diferente y que nunca habia visto. En el habia muchos templos, pero no eran iguales a los romanos, parecian antiguos de una epoca mas atras. Y de uno de ellos salia un hermoso cabello blanco, con la crin tambien blanca, era precioso. Pero era diferente a los demas, y su diferencia era que tenia unas grandes alas blancas, algo increible para un caballo, un caballo que podia volar.

Alzo el vuelo y comenzo a dirigirse hacia mi cada vez mas rapido, y en el momento de chocar desperte de mi sueño sobresaltado en plena noche. No se veia casi nada. En la entrada habian encendido ya las antorchas que era lo unico que me iluminaba.

Me encontraba mucho mas descansado, con las fuerzas de nuevo al maximo y me quede pensando en ese caballo con alas que se me venia a la mente una y otra vez. Tambien pense en los templos que no eran romanos y que quizas era momento de abandonar la ciudad y buscar en otro sitio tanto esos templos como ese caballo, quizas era un locura perseguir un animal que no existe.. pero crei firmemente en el, asi que cogi mi bolsa, el parche de Alessa y me puse en camino fuera de Roma.

por Talos Sáb Mar 12, 2011 11:14 pm

La caravana que traia consigo al cuerpo del difunto emperador consistía en 10 soldados en caballos que se encargaban de escoltar el cuerpo, un carruaje que lo transportaba, dos médicos que se encargaban de mantener en buen estado el cadáver tratando de retardar su descomposición con una parte del mismo sistema que los egipcios empleaban en las momificaciones, es decir haber retirado los órganos que se encontraban en el pecho y manteniéndole rodeado de sal, lo bueno del viaje desde Persia es que el clima seco y la poca humedad había ayudado en el proceso de conservación del cadáver y cuatro esclavos que se encargaban de atender a las fuerzas del ejercito, ah y un emisario especial quien había sido enviado por parte de los cuatro generales que se habían quedado en Persia, cuya misión era entregar una serie de importantes documentos a Talos, que definitivamente cambiarian el curso de muchas cosas en Roma. Aquella caravanna se encontraba ya en la ciudad marchando en silencio sin dar a conocer la noticia, un grupo de curiosos miraban a los soldados intentando saber que era lo que pasaba y cuando un habitante se atrevió a acercarse en ese momento Talos apareció, evitando cualquier contecto entre el pueblo y los soldados.

- General Talos, debe revisar estos documentos inmediatamente… una información de suma importancia, hemos encontrado un traidor! – exclamo el emisario al ver al general de cabellos plateados, quien tomo aquel grupo de papeles y los examino, confirmando sus sospechas lo que aun le daba mas fuerzas para no echarse atrás en lo que tenia planeado hacer.

- General? –

- Ustedes, diríjanse al senado, yo debo arreglar asuntos en Castrum y no hablen con nadie… es una orden! -

por Alice Miér Jul 06, 2011 11:37 pm

La grandes columnas de las puertas de Roma se erigían en la distancia, no tuve que caminar mucho desde la playa para llegar aquel sendero daba directamente al camino principal el cual es mucho más corto que los caminos no tradicionales que hay entre la maleza o el bosque y ciertamente son más peligrosos, pero como no quise arriesgar opté por este camino. Mis pasos lentos levantaban parte de la fina capa de polvo que cubría el camino que pasó de tierra y piedrecillas a lozas de piedra que recubrían el suelo ingresando a Roma, la verdad no le di importancia a los detalles al entrar por el portón por ahora no era de mi interés a menos que mi Señor Ares decidiera ocupar aquella ciudad como su fortaleza en tierras mortales, cosa que podría hacer si él lo desease y era bastante fácil de proteger puesto que tenía un gran muro de piedra protegiendo la ciudad de posibles ataques, además de sus intrincados callejones sería complejo para un posible enemigo llegar a donde se encontrara el dios, sacudí mi cabeza este no era tiempo de eso, no aún si podía obtener algo de ese lugar debería de ser valioso para mi señor, seguí caminando entrando al mercado.

por Alice Dom Jul 31, 2011 3:07 am

Volví al lugar más atestado de gente en toda Roma, y pensar que hace un rato estaba prácticamente sola lejos de está asquerosa y apestosa multitud, necesitaba movilizarme rápido y pronto, el problema radicaba en lo primero ya que la marea de gente prácticamente guiaba mi andar parecía una corriente marina a la cual le estaba haciendo frente, con mi andar descuidado no estaba pensando claramente en este rato mi mente se encontraba perturbada, debía de salir de allí lo más pronto posible, tengo que salir de Roma ya no era un lugar relativamente seguro debo escapar, mi cobardía se estaba haciendo presente prácticamente pero algo me decía sin dudas que ya no estaba segura allí la desesperación se notaba en mi energía más no en mi rostro, haciendo caso a mi impulso pase a través de la masa con más rapidez y cierta desesperación puesta en mi objetivo momentáneo, hasta que llegue a la entrada del mercado ya su vez una de las entradas de Roma, respire tranquila ya había escapado de la gente tan revoltosa ahora podía irme de aquel lugar de una vez por todas.

por Invitado Dom Jul 31, 2011 3:51 am

Que lugar..........Me recuerda mi hogar, penso mientras caminaba por auqella calle empedrada que ara igual a la que el en muchas ocasiones habia caminado cuando era guerrero en su tierra natal y por las cuales habia dirigido muchas carvanas repletas de prisioneros para ser sacrificados -jajajaja- solto una sonrisa cuando paso eso por su mente, pero enfin ya no era su hogar era otro lugar que tambien era esplendido.
Vio unas columnas que se erguian a los lados de la inmensa entrada y penso por un momento en aquella ciudad que habia destruido junto con su ejercito.
vaaa tonto olvidalo ya se dijo asi mismo Aqui podras hacer nuevas cosas sonrio al penzar en las cosas que le gusta hacer, si matar, pelear, destruir, todo lo que mi señor Ares me prometio aquel dia en que lo vi, si vanganza su jesto cambio derepente a un tono mas enojado y diabolico al pensar en aquello ultimo, y dio un golpe a la muralla que se extendia hasta donde su vista alcanzava -Venganza-

por Kardia1 Vie Oct 07, 2011 9:40 pm

Caminé, caminé y caminé sin rumbo aparente, pues no sabía ni a donde ir. No encontraba a nadie que conociera ni tampoco me interesaba hablar con nadie. Estaba molesto conmigo mismo y con el mundo, pero no sabía por qué. Tal vez por toda la mierda de viaje que tuve que pasar hasta llegar a Roma y conmigo mismo sólo... por ser un idiota. Pero bueno, no había tiempo de pensar en esas estupideces, ya iba entrando en Roma. Frente a mí estaba aquel enorme arco que indicaba la entrada a la ciudad, y delante, inundando las calles como cucarachas en la basura, estaban todos los comerciantes haciendo sus negocios y vendiendo porquerías. Pero estaban todos tan juntos y distraídos que a decir verdad era el lugar perfecto para llevarse algo sin permiso. Aunque me resultaba completamente molesto caminar por sitios sí.

-Pfff… aquí vamos.- murmuré mientras me acercaba más y más hacia donde estaba toda esa rejunta de “animales”.

Entonces para poder avanzar empecé a empujar gente mientras caminaba sin importarme los insultos y cosas que me gritaban cuando se daban cuenta que era yo quien estaba atropellándolos. Resultaba tan gracioso al voltearme y ver a todos tirados ahí sin poder levantarse… que importaba poco lo que llegaran a intentar contra mí. Si querían golpearme estaría listo, claro… no me vendría mal pelear un rato; hacía bastante tiempo que no intentaba algo como eso y la verdad ya deseaba armar algún alboroto por ahí.

-Consíganse algo mejor que hacer, desgraciados.- murmuraba mientras caminaba mirando el suelo y golpeando alguno de otro transeúnte. Tenía hambre y ya ni una miserable moneda de oro me quedaba. Algo debía hacer en ese momento.

Al alejarme de toda esa molesta multitud, suspiré y me detuve mirando en todas direcciones, buscando algún sitio en el que pudiera quedarme a comer algo. Estaba hambriento y por el momento no quería hacer nada más. Pronto levanté mi mano derecha, en la que poseía un trozo de tela envuelto que contenía algunas monedas de oro dentro, la miré por un momento y sonreí. Ese truco de atropellar a esos inútiles había funcionado. Cualquiera cometería un pequeño crimen como ese para comer algo.

-Imbéciles, entre tanto alboroto se les cayeron algunas moneditas. A mí me servirán.- murmuré en un tono irónico mientras caminaba hacia un local bastante pequeño el cual poseía una puerta de madera y sobre esta un letrero bastante grande en el que decía “Taberna: El pájaro dorado”. Ese letrero con hermosas letras doradas me llamó tanto la atención... perfecto para robarlo y conseguir algunas monedas con algún idiota por ahí, per no, era demasiado trabajo. El lugar se veía demasiado lujoso y bonito… asqueroso para mí, que no estaba acostumbrado a sitios así, pero bueno en fin tenía hambre y nada más que hacer por el momento. Si de perder tiempo se trataba, no podía hacerlo de otra manera que intentar conseguir lo que en ese instante necesitaba.

-¿Qué es esta mierda? Bah, no me gusta para nada y menos en medio de este camino de porquería que está lleno de tarados sin nada que hacer de su puta vida. Pero qué mierda me importa a mí eso.- murmuraba en un tono algo molesto y así empujé con fuerza y algo de furia aquella puerta que se abrió de par en par.

por Anhai Jue Dic 22, 2011 12:33 pm

**Después de tomar un baño relájate decidí irme del lugar y continuar mi camino, ahora entraba a roma, una ciudad imponente por su historia y trayectoria además de todos los mitos que la envuelven lo que lo convierte en un lugar místico en cierto sentido.
Aunque también no deja de ser un lugar como cualquier otro, gente común tratando de salir adelante vendiendo o trabajando honradamente con el fin de llevar a casa un pedazo de pan para alimentar a los miembros de la familia y también hay los que gustan de tomar lo ajeno sin importar a quien afectan, todos los lugares son iguales en cierto sentido.
Caminaba de forma lenta para poder admirar la belleza del lugar, me gusta grabar en mi mente algunos paisajes para cuando tenga la oportunidad de volver, elija mis lugares favoritos y regrese a ellos con alegría en el corazón.
Mi katana la llevaba en la espalda cubierta con un pedazo de tela para no asustar a nadie, no soy una asesina pero tampoco una debilucha si alguien tratase de sobrepasarse conmigo tendría que hacer uso de ella, mientras no.

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