Rompeolas al extremo de la playa~

Al recorrer de extremo a extremo la enorme playa me di cuenta de varias cosas. Primeramente, aquel sitio rara vez era visitado aún cuando era algo imperdible…a saber que diablos tenían los romanos o al menos los que vivían cerca como para no pasarse un rato por allá a disfrutar de semejante paisaje; segundo: la vista que ofrecía el rompeolas de aquel extremo (uno mucho más alto y escarpado que el que había visto con anterioridad del lado contrario de toda la playa) me permitiría reconocer toda la zona con una facilidad inusitada, simplemente tendría que escalar un poco y cuidarme los pasos…de ahí, localizaría mi siguiente objetivo en la particular búsqueda que me tocaba hacer de mis lacayos, menuda banda de idiotas que se habían perdido de una manera casi impensable, más sabiendo lo idiota que podían llegar a ser todos ellos. Dejando eso de lado tan solo comencé a escalar aquel montón de rocas mojadas y cubiertas por la sal del mar que las golpeaban con cada ronda de olas empujadas por una fuerza invisible que supuestamente se debían a espíritus oceánicos que golpeaban o algo por el estilo…aunque de aquello último no estaba completamente seguro, mi actitud podía denominarse como un “sano escepticismo”.

La escalada no resultaba nada fácil, había espacios muy reducidos en los cuales poner los pies resultaba una completa tortura mientras que las rocas mojadas impedían un agarre eficaz…ni hablar de los resbalones producidos por la sal y el fuerte viento que soplaba a aquella hora de la noche. Sin embargo y con algo de perseverancia logré mi cometido: había llegado a la cima del rompeolas, sentándome cómodamente en la roca que hacía de tope. Ahí pude apreciar la extensión del mar…justo al frente, mientras que en la izquierda y muuucho más allá había un pequeño pueblo, tal vez los chicos hubieran parado ahí para encontrar provisiones y reabastecerse…no sería una mala llegarse hasta el sitio y preguntar, además de descansar en una posada dado que simplemente lo necesitaba.

Mmm...y también necesito algo de comida y ciertas…cosas. Sigh. comenté en voz baja, levantándome para posteriormente estirarme con algo de pereza. Asegurándome de que todo continuaba en su sitio (Luna Plateada y el botín especialmente) me dispuse a descender por otro costado del rompeolas, aparte de ver el pueblo también pude notar un camino de bajada más sencillo de seguir y eso era algo que agradecía bastante. Una vez abajo retomé el paso a través de la playa, dejando pasos marcados en la arena que poco a poco fueron borrados por el ir y venir del oleaje del mar.