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[Villa del Casale] Extremo Oeste
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[Villa del Casale] Extremo Oeste
El tiempo pasaba y todo, los últimos hechos habian hecho que mi salida a la luz pública de Roma se acelerara más pronto de lo que había previsto.
Nía estaba siempre fuera de la gran hacienda, la otra melliza recluída en el palacio real o tal vez .... muerta, las dos por ahora no serían objeto de preocupación, ahora mismo debía salir del lugar donde tantos años me habían tenido confinada era prioridad además de recuperar lo que por derecho me pertenecía y entre más rápido lo haga, mejor.
Me encontraba sentada en una pequeña silla acolchonada, mirando mi imagen proyectaba en el gran espejo que tenia en frente, la hermosa tela negra que dia a dia recubría aquel cristal se encontraba en el suelo arrumada y divinamente cubriendo mis pies, llevé mi mano al fino cristal reflector, acaricié el rostro de la mujer que allí se reflejaba, si .... yo, aquella mujer de mirada perdida y un tanto ausente, sonriendo de placer con malicia inquitante en aquel gesto.
Retiré mi mano del espejo llevandola a posar sobre mis labios, la sonrisa picara se mantenia; la luz del día lentamente se iba convirtiendo en oscuridad, el día daba paso a la noche y con ella la entrada de las sombras y la maldad. Continué contemplando mi imagen, tomé el cepillo que se encontraba sobre la comoda y comencé a peinar mis cabellos negros sin perder de vista las acciones reflejadas en aquel cristal. De pronto detuve el cepillar y mi expresión facial se tornó dura, me levanté de la silla y me dirigí a un pequeño escritorio que se encontraba justo al lado de la cama, abrí el cajón y saqué de allí un pergamino enrollado.
Me senté en el borde de la cama, extendí mi mano y lo tomé apretandolo un poco fuerte con mi mano y comencé a golpear la palma de mi mano libre con él, mis acciones mostraban cierta intranquilidad, paré abruptamente y tomé con rapidez el cepillo que instantes antes habia dejado sobre la cama y lo lancé con furia y fuerza contra el espejo, haciendolo añicos en cuestión de segundos.
- Yo ... soy ... ROMA!!!!!
Mi mirada se mostraba perturbada y completamente distinta a la persona que momentos atrás tenía una mirada perdida y ausente, mis ojos reflejaban odio, vengaza y sed de destrucción, tiré el pergamino a la cama y me dirigí nuevamente hacia la silla donde estaba sentada mientras cepillaba mi cabellos negros, me incliné y tomé un trozo de espejo, de tamaño mediano, lo miré perdiendome de nuevo en mi propio reflejo, di un par de pasos hacia atrás, giré y apoyé mi cuerpo en la pared donde se encontraba colgado el marco del espejo, apreté el fragmento y mis manos heridas dejaban salir mi letal sangre, gota a gota manchaba el suelo y salpicaba a los demás trozos del cristal que se encontraba esparcido por el piso, tomé un poco de aquel líquido escarlata con la punta de mi dedo índice y pinté mis labios, un poco de sangre se derramó por mi labio inferior y dibujó un camino delgado en dirección a mi barbilla, sonreí al ver que aquel color poco a poco se tornaba oscuro producto de la oxidación, mis ojos brillaron y esbocé:
- Hasta mi propia sangre es del color de mi alma
Sostuve el trozo de espejo con un mano y con la otra acariciaba una vez más mi reflejo en él, manchando con mi sangre la superficie del cristal, aún sonriendo expresé:
- Dime … Klaudius … cómo nos recibira Roma una vez tomemos lo que por derecho nos pertenece …
Un voz más grave pero aún conservando ciertos toques delicados respondió:
- Ambrose … Mi querida Ambrose … tus ansias no dan espera … Mi pequeña traviesa … tendremos a Roma a nuestros pies … no desesperes mi alma inquieta … que tus deseos se harán realidad … porque tu y yo … somos … ROMA!!!!
- HAHAHAHAHAHHAHAHAHAHAHAHAHAHHAHAHAHAHAHHAHAHAHAHA
Finalicé aquel discurso con una fuerte y perturbable carcajada, abriendo mi mano que sostenia el pedazo de espejo y dejando que este cayera e impactara contra el suelo, me acerqué a la entrada del cuarto de baño y tomé una tela limpia y tirando de ella, saqué dos trozos de tela los cuales envolví mis manos, conteniendo un par de minutos la pequeña hemorragia, sería cuestión de esperar mi poder de regeneración era asombroso por lo que esa herida no me preocupaba.
Emprendí camino hacia la puerta de entrada a mi cuarto, abrí las dos enormes puertas con gran júbilo, los dos sirvientes se encontraban en la entrada esperando ingresar a la habitación, los miré, lamí mis labios humedeciendo la sangre seca que se encontraba en ellos, con voz dulce y angelical les dije:
- Los espero … en el comedor general de la servidumbre … convoquen a todos los esclavos y sirvientes de esta gran hacienda!!! JAJAJAJAJAJAJAJAAJJAAJJAJAJAA
Me acerqué a uno de ellos, posé mi mano en su sucio rostro, sonreí tiernamente y le dije:
- Tú … tráeme el pergamino que se encuentra en mi cama al comedor … no tardes …. Mi ángel
Salí de alí dejando las dos grandes puertas abiertas
Nía estaba siempre fuera de la gran hacienda, la otra melliza recluída en el palacio real o tal vez .... muerta, las dos por ahora no serían objeto de preocupación, ahora mismo debía salir del lugar donde tantos años me habían tenido confinada era prioridad además de recuperar lo que por derecho me pertenecía y entre más rápido lo haga, mejor.
Me encontraba sentada en una pequeña silla acolchonada, mirando mi imagen proyectaba en el gran espejo que tenia en frente, la hermosa tela negra que dia a dia recubría aquel cristal se encontraba en el suelo arrumada y divinamente cubriendo mis pies, llevé mi mano al fino cristal reflector, acaricié el rostro de la mujer que allí se reflejaba, si .... yo, aquella mujer de mirada perdida y un tanto ausente, sonriendo de placer con malicia inquitante en aquel gesto.
Retiré mi mano del espejo llevandola a posar sobre mis labios, la sonrisa picara se mantenia; la luz del día lentamente se iba convirtiendo en oscuridad, el día daba paso a la noche y con ella la entrada de las sombras y la maldad. Continué contemplando mi imagen, tomé el cepillo que se encontraba sobre la comoda y comencé a peinar mis cabellos negros sin perder de vista las acciones reflejadas en aquel cristal. De pronto detuve el cepillar y mi expresión facial se tornó dura, me levanté de la silla y me dirigí a un pequeño escritorio que se encontraba justo al lado de la cama, abrí el cajón y saqué de allí un pergamino enrollado.
Me senté en el borde de la cama, extendí mi mano y lo tomé apretandolo un poco fuerte con mi mano y comencé a golpear la palma de mi mano libre con él, mis acciones mostraban cierta intranquilidad, paré abruptamente y tomé con rapidez el cepillo que instantes antes habia dejado sobre la cama y lo lancé con furia y fuerza contra el espejo, haciendolo añicos en cuestión de segundos.
- Yo ... soy ... ROMA!!!!!
Mi mirada se mostraba perturbada y completamente distinta a la persona que momentos atrás tenía una mirada perdida y ausente, mis ojos reflejaban odio, vengaza y sed de destrucción, tiré el pergamino a la cama y me dirigí nuevamente hacia la silla donde estaba sentada mientras cepillaba mi cabellos negros, me incliné y tomé un trozo de espejo, de tamaño mediano, lo miré perdiendome de nuevo en mi propio reflejo, di un par de pasos hacia atrás, giré y apoyé mi cuerpo en la pared donde se encontraba colgado el marco del espejo, apreté el fragmento y mis manos heridas dejaban salir mi letal sangre, gota a gota manchaba el suelo y salpicaba a los demás trozos del cristal que se encontraba esparcido por el piso, tomé un poco de aquel líquido escarlata con la punta de mi dedo índice y pinté mis labios, un poco de sangre se derramó por mi labio inferior y dibujó un camino delgado en dirección a mi barbilla, sonreí al ver que aquel color poco a poco se tornaba oscuro producto de la oxidación, mis ojos brillaron y esbocé:
- Hasta mi propia sangre es del color de mi alma
Sostuve el trozo de espejo con un mano y con la otra acariciaba una vez más mi reflejo en él, manchando con mi sangre la superficie del cristal, aún sonriendo expresé:
- Dime … Klaudius … cómo nos recibira Roma una vez tomemos lo que por derecho nos pertenece …
Un voz más grave pero aún conservando ciertos toques delicados respondió:
- Ambrose … Mi querida Ambrose … tus ansias no dan espera … Mi pequeña traviesa … tendremos a Roma a nuestros pies … no desesperes mi alma inquieta … que tus deseos se harán realidad … porque tu y yo … somos … ROMA!!!!
- HAHAHAHAHAHHAHAHAHAHAHAHAHAHHAHAHAHAHAHHAHAHAHAHA
Finalicé aquel discurso con una fuerte y perturbable carcajada, abriendo mi mano que sostenia el pedazo de espejo y dejando que este cayera e impactara contra el suelo, me acerqué a la entrada del cuarto de baño y tomé una tela limpia y tirando de ella, saqué dos trozos de tela los cuales envolví mis manos, conteniendo un par de minutos la pequeña hemorragia, sería cuestión de esperar mi poder de regeneración era asombroso por lo que esa herida no me preocupaba.
Emprendí camino hacia la puerta de entrada a mi cuarto, abrí las dos enormes puertas con gran júbilo, los dos sirvientes se encontraban en la entrada esperando ingresar a la habitación, los miré, lamí mis labios humedeciendo la sangre seca que se encontraba en ellos, con voz dulce y angelical les dije:
- Los espero … en el comedor general de la servidumbre … convoquen a todos los esclavos y sirvientes de esta gran hacienda!!! JAJAJAJAJAJAJAJAAJJAAJJAJAJAA
Me acerqué a uno de ellos, posé mi mano en su sucio rostro, sonreí tiernamente y le dije:
- Tú … tráeme el pergamino que se encuentra en mi cama al comedor … no tardes …. Mi ángel
Salí de alí dejando las dos grandes puertas abiertas
Ambrose- Dios/a
- Reino : Atlántida
Ataques :
AD - Anunciación Marina (2400)
AM - Réquiem de Rosas Rojas Imperiales (2900)
AF - Llamado de las Estaciones (3600)
Defensa :
Puertas de la Atlántida
Cantidad de envíos : 173
Re: [Villa del Casale] Extremo Oeste
Y esta casa es más monótona que los bosques de pinos…ni idea de cómo estos tipos pueden distinguir un lado del otro… comenté con una ceja levantada al tiempo que seguía corriendo sin rumbo fijo a través de aquella vivienda. Los pasillos se sucedían uno tras del otro, intercalados de vez en cuando con caminos abiertos que dejaban ver partes del oscuro jardín que se extendía más allá de lo que podía vislumbrar con una simple mirada.
De un momento a otro llegué a una bifurcación, tan bien iluminada como la cabeza de la dueña de la Villa. No podía dar por seguro que alguna de mis opciones me llevara a algún lugar útil pero al menos el intento descartaría algo de la lista de quehaceres…y posiblemente haría que me cayera encima la tipa desquiciada, de nuevo; y si antes no estaba molesta, ahora estaría completamente furiosa y ansiosa por usar aquellas feas espadas en mí…debía encontrar algún botín cuanto antes, no me iba a marchar con tan solo una bolsita y mi carismática sonrisa así como así tras haber sido visto y amenazado por una vieja loca, no no no. Mi primera reacción en aquel instante fue…ir por la derecha y descubrir una simple par de puertas nada decoradas abiertas de par en par.
Puertas dobles? Cual es el propósito? Ni que la anciana fuera una bola de manteca… inquirí con curiosidad, entrando a la habitación que había más allá y ver pedazos de espejo desperdigados por el suelo. Cristales rotos, la moda romana de decoración por excelencia al parecer…bola de maniáticos, creo que nos equivocamos de ciudad… finalicé con ambas cejas en alto, sin siquiera molestarme en imaginar porque diablos el sueño estaba cubierto con aquellos fragmentos. Solo quedaba buscar las cosas de valor, si es que había alguna…y empezaba a dudarlo. Mmm…
Tras una rápida inspección se habían confirmado mis sospechas: no había nada.
Vieja...loca...y pobre, menuda combinación. finalicé mientras daba varios pasos y salía de aquel cuarto sin demora…solo quedaba ver si los demás estaban tan vacíos como ese.
De un momento a otro llegué a una bifurcación, tan bien iluminada como la cabeza de la dueña de la Villa. No podía dar por seguro que alguna de mis opciones me llevara a algún lugar útil pero al menos el intento descartaría algo de la lista de quehaceres…y posiblemente haría que me cayera encima la tipa desquiciada, de nuevo; y si antes no estaba molesta, ahora estaría completamente furiosa y ansiosa por usar aquellas feas espadas en mí…debía encontrar algún botín cuanto antes, no me iba a marchar con tan solo una bolsita y mi carismática sonrisa así como así tras haber sido visto y amenazado por una vieja loca, no no no. Mi primera reacción en aquel instante fue…ir por la derecha y descubrir una simple par de puertas nada decoradas abiertas de par en par.
Puertas dobles? Cual es el propósito? Ni que la anciana fuera una bola de manteca… inquirí con curiosidad, entrando a la habitación que había más allá y ver pedazos de espejo desperdigados por el suelo. Cristales rotos, la moda romana de decoración por excelencia al parecer…bola de maniáticos, creo que nos equivocamos de ciudad… finalicé con ambas cejas en alto, sin siquiera molestarme en imaginar porque diablos el sueño estaba cubierto con aquellos fragmentos. Solo quedaba buscar las cosas de valor, si es que había alguna…y empezaba a dudarlo. Mmm…
Tras una rápida inspección se habían confirmado mis sospechas: no había nada.
Vieja...loca...y pobre, menuda combinación. finalicé mientras daba varios pasos y salía de aquel cuarto sin demora…solo quedaba ver si los demás estaban tan vacíos como ese.
Milanor- Cantidad de envíos : 78
Re: [Villa del Casale] Extremo Oeste
- Día 2-
Había atravesado toda la hacienda Casale para dirigirme a mi antiguo cuarto, hacía tanto tiempo que no ponía un pie allí pero las circunstancias lo ameritaban. Empujé ambas puertas que estaban a medio abrir, ingresando por completo a la habitación, todo parecía tal cual, como si el tiempo nunca hubiese pasado por allí, el polvo y las telarañas solo daban muestra del abandono, pero los cristales rotos, la sangre seca, el tocador, la cama, todo absolutamente todo permanecía igual. Sin darle mucho detalle a la limpieza y estado del cuarto fui directamente a las gavetas donde guardabas unas piezas muy especiales para mi, solo debía sacar y usar en el momento adecuado.
Retirando el material de las 3 gavetas, sacando la sábana polvorienta de un jalón, extendí las ropas que son tanto recelo había guardado tanto tiempo atrás. Sonreí al ver todo ahí puesto sobre aquel lecho, la vieja y bien conservada túnica de mi padre el Senador Máximo Casale, una réplica de sus sandalias y un peculiar y bien elaborado peluquín de cabellos naturales, del mismo color del cabello de mi difunto y bien muerto padre, un color blanco cenizo; con la sábana polvorienta me dirigí al pedazo de espejo que aún quedaba en pie, tomando la tela limpié el polvo que acumulaba el cristal dejándolo de cierta manera nítido. Regresé a la cama y tomé las cosas, pero antes me desvestí dejando solo la ropa que cubría mis partes íntimas, volviendo de nuevo a pararme frente al espejo vistiendo de manera desprolija la túnica, las sandalias y el peluquín, no paraba de contemplar aquella imagen cuando depronto comencé a reír: - HAHAHAHAHAHAHHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA Bienvenido a casa Tio Klaudius Olvidando por completo el "problemita" llamado Anfitrite.
.....................................
- Día 3 al 5 -
No sé cuantos días habían pasado, ni cuántas noches había dejado de dormir, estaba completamente enfocada en mi transformación en el Senador Klaudius Casale, investigando y preparando ungüentos, pegamentos y demás cosas, debía a toda costa evitar ser descubierta y que se notara de algún modo mi apariencia femenina.
Todo estaba listo, limpio y preparado, de manera sorprendente pude conseguir rentar un coche para que en dos días viniera por el Senador Klaudius y llevarlo al encuentro con el General Sokaro, posteriores idas al despacho de mi padre me permitieron terminar de leer el contenido de la carta y saber el nombre de quien lo mandaba, parecía ser un hombre peculiar y lo que me daba a entender era el único General activo dentro de las fuerzas romanas y ser un opositor de la toma del poder de Solomón.
Ropas de Máximo, mi hijo, piel un tanto bronceada, entrenamiento de voz, cabello recogido fueron los últimos detalles a considerar para efectuar dicha transformación. El pegamento debía permitirme durar 18 horas al día con el peluquín sin sufrir problema alguno, las pocimas que había ingerido en las ultimas 72 horas alteraron la gravedad de mi voz y una faja más vendas en mi parte superior del cuerpo camuflaban a la perfección mis pequeños pechos. Toda estaba listo y procedí a hacer el cambio.
...................................
- Día 6 -
- Ya estoy listo para ti.... Roma!!!!
Dije en el momento en que apreciaba el gran cambio efectuado a mi persona, ya no era más Ambrose, de ahora en adelante hasta nueva orden sería Klaudius Casale. Me miraba de un lado a otro, de perfil hasta por momento me levantaba la túnica, me tocaba el pecho y se sentía completamente plano. No era el hombre más fuerte ni tenía apariencia de ser soldado u hombre de guerra, era más bien la apariencia de un hombre bastante frágil y delicado, no muy alto, bajo en comparación a la mayoría de los romanos pero tenía el poder que muchos en toda su vida anhelaban ser: Un Senador de Roma.
- Ambrose, querida mía .... he vuelto a casa extendiendo mi mano para que un ser imaginario la sostuviera y la besara. como si alguien lo hiciese asentí y adopté una de las tantas posturas que hacia mi padre, dirigiéndome a Ambrose repliqué: - Ahora vamos a reclamar lo que por derecho nos pertenece mi querido Néctar de los dioses En ese momento abrí mis ojos de par en par y palidecí, grité de impotencia: - Maldita seaaaaaaaaaaa!!!! todo esto es en vano si no tenemos el maldito pergamino que acredita como representante de la familia y sucesor al senado a Klaudius.... por los malditos dioses del Olimpo!!!! había hablado como yo, Ambrose caminando de un lado a otro pensando donde podía estar aquel papel dado que sin él mucho no podía servir.
Seguía caminando de aquí para allá, recordando haciendo un recuento de los movimientos que hice en los últimos meses, rememorando donde diablos había dejado o visto por última vez la bolsita de terciopelo negro donde lo había guardado con tanto recelo, de pronto como se me hubiese iluminado el cerebro esbocé: - Nicole!!!! sonriendo dado que podía ya saber donde estaba.
- Vamos tio ... Roma, Sokaro .... el "nuevo" Emperador HAHAHAHAHHAHAHAHAHAHAHAHAHA nos espera Saliendo de mi cuarto rumbo a la capital.
Había atravesado toda la hacienda Casale para dirigirme a mi antiguo cuarto, hacía tanto tiempo que no ponía un pie allí pero las circunstancias lo ameritaban. Empujé ambas puertas que estaban a medio abrir, ingresando por completo a la habitación, todo parecía tal cual, como si el tiempo nunca hubiese pasado por allí, el polvo y las telarañas solo daban muestra del abandono, pero los cristales rotos, la sangre seca, el tocador, la cama, todo absolutamente todo permanecía igual. Sin darle mucho detalle a la limpieza y estado del cuarto fui directamente a las gavetas donde guardabas unas piezas muy especiales para mi, solo debía sacar y usar en el momento adecuado.
Retirando el material de las 3 gavetas, sacando la sábana polvorienta de un jalón, extendí las ropas que son tanto recelo había guardado tanto tiempo atrás. Sonreí al ver todo ahí puesto sobre aquel lecho, la vieja y bien conservada túnica de mi padre el Senador Máximo Casale, una réplica de sus sandalias y un peculiar y bien elaborado peluquín de cabellos naturales, del mismo color del cabello de mi difunto y bien muerto padre, un color blanco cenizo; con la sábana polvorienta me dirigí al pedazo de espejo que aún quedaba en pie, tomando la tela limpié el polvo que acumulaba el cristal dejándolo de cierta manera nítido. Regresé a la cama y tomé las cosas, pero antes me desvestí dejando solo la ropa que cubría mis partes íntimas, volviendo de nuevo a pararme frente al espejo vistiendo de manera desprolija la túnica, las sandalias y el peluquín, no paraba de contemplar aquella imagen cuando depronto comencé a reír: - HAHAHAHAHAHAHHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA Bienvenido a casa Tio Klaudius Olvidando por completo el "problemita" llamado Anfitrite.
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- Día 3 al 5 -
No sé cuantos días habían pasado, ni cuántas noches había dejado de dormir, estaba completamente enfocada en mi transformación en el Senador Klaudius Casale, investigando y preparando ungüentos, pegamentos y demás cosas, debía a toda costa evitar ser descubierta y que se notara de algún modo mi apariencia femenina.
Todo estaba listo, limpio y preparado, de manera sorprendente pude conseguir rentar un coche para que en dos días viniera por el Senador Klaudius y llevarlo al encuentro con el General Sokaro, posteriores idas al despacho de mi padre me permitieron terminar de leer el contenido de la carta y saber el nombre de quien lo mandaba, parecía ser un hombre peculiar y lo que me daba a entender era el único General activo dentro de las fuerzas romanas y ser un opositor de la toma del poder de Solomón.
Ropas de Máximo, mi hijo, piel un tanto bronceada, entrenamiento de voz, cabello recogido fueron los últimos detalles a considerar para efectuar dicha transformación. El pegamento debía permitirme durar 18 horas al día con el peluquín sin sufrir problema alguno, las pocimas que había ingerido en las ultimas 72 horas alteraron la gravedad de mi voz y una faja más vendas en mi parte superior del cuerpo camuflaban a la perfección mis pequeños pechos. Toda estaba listo y procedí a hacer el cambio.
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- Día 6 -
- Ya estoy listo para ti.... Roma!!!!
Dije en el momento en que apreciaba el gran cambio efectuado a mi persona, ya no era más Ambrose, de ahora en adelante hasta nueva orden sería Klaudius Casale. Me miraba de un lado a otro, de perfil hasta por momento me levantaba la túnica, me tocaba el pecho y se sentía completamente plano. No era el hombre más fuerte ni tenía apariencia de ser soldado u hombre de guerra, era más bien la apariencia de un hombre bastante frágil y delicado, no muy alto, bajo en comparación a la mayoría de los romanos pero tenía el poder que muchos en toda su vida anhelaban ser: Un Senador de Roma.
- Ambrose, querida mía .... he vuelto a casa extendiendo mi mano para que un ser imaginario la sostuviera y la besara. como si alguien lo hiciese asentí y adopté una de las tantas posturas que hacia mi padre, dirigiéndome a Ambrose repliqué: - Ahora vamos a reclamar lo que por derecho nos pertenece mi querido Néctar de los dioses En ese momento abrí mis ojos de par en par y palidecí, grité de impotencia: - Maldita seaaaaaaaaaaa!!!! todo esto es en vano si no tenemos el maldito pergamino que acredita como representante de la familia y sucesor al senado a Klaudius.... por los malditos dioses del Olimpo!!!! había hablado como yo, Ambrose caminando de un lado a otro pensando donde podía estar aquel papel dado que sin él mucho no podía servir.
Seguía caminando de aquí para allá, recordando haciendo un recuento de los movimientos que hice en los últimos meses, rememorando donde diablos había dejado o visto por última vez la bolsita de terciopelo negro donde lo había guardado con tanto recelo, de pronto como se me hubiese iluminado el cerebro esbocé: - Nicole!!!! sonriendo dado que podía ya saber donde estaba.
- Vamos tio ... Roma, Sokaro .... el "nuevo" Emperador HAHAHAHAHHAHAHAHAHAHAHAHAHA nos espera Saliendo de mi cuarto rumbo a la capital.
Ambrose- Dios/a
- Reino : Atlántida
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AD - Anunciación Marina (2400)
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