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De vuelta en casa ~
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De vuelta en casa ~
Roma: La misma ciudad patética y sumida en la hipocresía de siempre, me daba realmente asco caminar sus calles y darme cuenta que todavía seguía aquella forma tan frívola y asquerosa de la gente. Comportándose como verdaderas escorias de la sociedad; sociedad sumida en el yugo particular de un déspota Cesar que impartía sus largas y tediosas campañas en el extranjero mientras, nosotros: "el pueblo", dejábamos en manos de perniciosos y fraudulentos políticos el futuro de la gloriosa nación Romana. Todo sueño capaz de elevarse por si mismo era sinónimo de Roma: ahora es la prostituta de un mundo decadente.
Nuevamente me abría paso con un ritmo agigantado entre aquellas personas, mi paso desde el puerto hasta aquí, el mercado, me había mostrado una vez mas que todas y cada una de las miserias que había dejado atrás en mi huida había sido acentuada: claro ¿Como no iba a pasar desapercibido? si de todos los asesinos aquí, yo era el único que había trabajado gratis!
Podía verse a los políticos y mercaderes pagar por un asesinato bien planeado o simplemente contratar un paria que hiciera su trabajo de la manera mas despiadada y rustica, total el resultado era el mismo: se mataban entre los mercaderes para obtener el negocio de mas renta.
En el momento que llegue a tierra firme, me puse las ropas de entrenamiento, ambas prendas de color negras y camine como un hombre mas entre aquellas pequeñas bestias llamadas "humanos", pensaba en mi interior que deseaba ver a mi familia o lo que quedaba de ella, tal vez a mi joven hermana, sin embargo no podía arrebatar hacia mi hogar y pensar que me recibirían con los brazos abiertos... era una estupidez. Cuando volví en mi mismo, a mis pies estaba un pequeño niño que mendigaba por un mendrugo de pan, me arrodille con una gran sonrisa y este se acercó mas, no aparentaba mas de diez años; pero en el momento en que el borrego metió su mano a un lado de mis ropas donde colocaba mi bolsa con oro mi mano se aferro a sus cabellos y aplique un tremendo rodillazo, que lo hizo volar contra una pared y caer desmayado sobre un lado. Varios hombres se pusieron de pie para observarme y tratar de detenerme, pobre diablos, no tardaron en seguir la misma suerte.
Rápidamente me marche de ese lugar tan asqueroso, las calles empedradas de la polis romana no olían a otra cosa que bosta de caballo, ese olor acre y repugnante me ponía de mas mal humor... Así que decidí bajarme un buen trago para apagar aquellas ganas de asesinarlos a todos: a mi derecha había un bar llamado el pájaro dorado, estuve a punto de entrar, pero el aspecto de las personas dentro de este lugar se me antojo asqueroso así que evite entrar. Por el contrario junto a este encontré una taberna de aspecto oscuro y con pocas pulgas, por lo que sin dudarlo me adentré.
- No hay lugar para tomar nada aquí extranjero... vuelve en otro momento -
La voz del cantinero que no tenia mas de dos dientes se me antojo áspera y molesta, trataba de mostrarse superior ante mi persona, por lo que nunca podría perdonarle el creerse algo mas que yo. Mire hacia un lado de la puerta y entonces me senté en una mesa donde un borracho estaba semi dormido, con una pinta de cerveza, elevó su vista hacia mi y amagó a decir algo.
"Sonido de golpe", siguiente escena: un borracho sale volando por la puerta de la taberna, golpea su cuerpo contra un puesto de vasijas y una de ellas se le parte en la cabeza.
~ Parece que tienes una mesa libre, ahora tráeme algo que beber... ~
Mi voz sonó firme y maldita, Roma me ponía de ese humor tan particular, observe al bastardo a los ojos y asintió sin abrir la boca: no me extrañaría que luego viniese con algún grupo de malvivientes a molestarme, poco me importaba, solo ayudarían a descargar mi "buen humor". Dejo un vaso con algo junto a mi y sonrió con ese rostro tan deforme y estúpido: "regalo de la casa" dijo y entonces se marchó sonriendole a un grupo de pobres diablos.
Junto a mi estaba sentado un anciano que no paraba de reírse, contaba sobre como estafó a una pobre anciana sus plantaciones y tierras, ahora, según el, viviría la gran vida... Yo por mi parte estaba a punto de tomar del vaso cuando me detuve: la mayoría del salón me estaba mirando, esperando ese momento, así que deje el vaso sobre la mesa y los observe... Todos devolvieron sus miradas a sus asuntos, así que no preste mayor atención, sin embargo para evitar malos "tragos" cambie mi vaso por el del anciano embustero... que luego de dar el primer trago cayó redondito sobre el piso con convulsiones. Bien! apenas había llegado y ya me querían matar...
~ Pobre... tenia toda una vida por delante ~
Dije con sarcasmo y entonces di un largo trago al vaso que estaba tomando.
Que lindo se sentía estar en casa...
Nuevamente me abría paso con un ritmo agigantado entre aquellas personas, mi paso desde el puerto hasta aquí, el mercado, me había mostrado una vez mas que todas y cada una de las miserias que había dejado atrás en mi huida había sido acentuada: claro ¿Como no iba a pasar desapercibido? si de todos los asesinos aquí, yo era el único que había trabajado gratis!
Podía verse a los políticos y mercaderes pagar por un asesinato bien planeado o simplemente contratar un paria que hiciera su trabajo de la manera mas despiadada y rustica, total el resultado era el mismo: se mataban entre los mercaderes para obtener el negocio de mas renta.
En el momento que llegue a tierra firme, me puse las ropas de entrenamiento, ambas prendas de color negras y camine como un hombre mas entre aquellas pequeñas bestias llamadas "humanos", pensaba en mi interior que deseaba ver a mi familia o lo que quedaba de ella, tal vez a mi joven hermana, sin embargo no podía arrebatar hacia mi hogar y pensar que me recibirían con los brazos abiertos... era una estupidez. Cuando volví en mi mismo, a mis pies estaba un pequeño niño que mendigaba por un mendrugo de pan, me arrodille con una gran sonrisa y este se acercó mas, no aparentaba mas de diez años; pero en el momento en que el borrego metió su mano a un lado de mis ropas donde colocaba mi bolsa con oro mi mano se aferro a sus cabellos y aplique un tremendo rodillazo, que lo hizo volar contra una pared y caer desmayado sobre un lado. Varios hombres se pusieron de pie para observarme y tratar de detenerme, pobre diablos, no tardaron en seguir la misma suerte.
Rápidamente me marche de ese lugar tan asqueroso, las calles empedradas de la polis romana no olían a otra cosa que bosta de caballo, ese olor acre y repugnante me ponía de mas mal humor... Así que decidí bajarme un buen trago para apagar aquellas ganas de asesinarlos a todos: a mi derecha había un bar llamado el pájaro dorado, estuve a punto de entrar, pero el aspecto de las personas dentro de este lugar se me antojo asqueroso así que evite entrar. Por el contrario junto a este encontré una taberna de aspecto oscuro y con pocas pulgas, por lo que sin dudarlo me adentré.
- No hay lugar para tomar nada aquí extranjero... vuelve en otro momento -
La voz del cantinero que no tenia mas de dos dientes se me antojo áspera y molesta, trataba de mostrarse superior ante mi persona, por lo que nunca podría perdonarle el creerse algo mas que yo. Mire hacia un lado de la puerta y entonces me senté en una mesa donde un borracho estaba semi dormido, con una pinta de cerveza, elevó su vista hacia mi y amagó a decir algo.
"Sonido de golpe", siguiente escena: un borracho sale volando por la puerta de la taberna, golpea su cuerpo contra un puesto de vasijas y una de ellas se le parte en la cabeza.
~ Parece que tienes una mesa libre, ahora tráeme algo que beber... ~
Mi voz sonó firme y maldita, Roma me ponía de ese humor tan particular, observe al bastardo a los ojos y asintió sin abrir la boca: no me extrañaría que luego viniese con algún grupo de malvivientes a molestarme, poco me importaba, solo ayudarían a descargar mi "buen humor". Dejo un vaso con algo junto a mi y sonrió con ese rostro tan deforme y estúpido: "regalo de la casa" dijo y entonces se marchó sonriendole a un grupo de pobres diablos.
Junto a mi estaba sentado un anciano que no paraba de reírse, contaba sobre como estafó a una pobre anciana sus plantaciones y tierras, ahora, según el, viviría la gran vida... Yo por mi parte estaba a punto de tomar del vaso cuando me detuve: la mayoría del salón me estaba mirando, esperando ese momento, así que deje el vaso sobre la mesa y los observe... Todos devolvieron sus miradas a sus asuntos, así que no preste mayor atención, sin embargo para evitar malos "tragos" cambie mi vaso por el del anciano embustero... que luego de dar el primer trago cayó redondito sobre el piso con convulsiones. Bien! apenas había llegado y ya me querían matar...
~ Pobre... tenia toda una vida por delante ~
Dije con sarcasmo y entonces di un largo trago al vaso que estaba tomando.
Que lindo se sentía estar en casa...
Theron- Cantidad de envíos : 6
Re: De vuelta en casa ~
Estaba harta de tanto haber caminado por las calles del mercado Romano. Había visto el esplendor de sus comerciantes y la basura de los estafadores, todo en un mismo día. Ahora era tiempo de relajarse y tomar un descanso de aquel largo paseo en el cual gasto la mitad del hermoso día soleado. Apenas unos metros la separaban de la taberna “El pájaro Dorado”, y estaba por entrar cuando al otro lado de la calle, por la ventana de un bar de mala muerte salió despedido un tipo totalmente ebrio. Sorprendida ante el violento acto, se acercó un par de pasos para observar quien había sido el perpetrador de la acción.
Cuando traspasó el umbral rápidamente un olor a alcoholes muy fuertes y suciedad se impregno en su nariz. El pequeño bar era una pocilga, pero al menos parecía que se podía beber en paz. Sin preguntar nada, ni esperando a que le dijesen algo, tomo asiento en la barra y le pidió al cantinero un vaso de su mejor y más amarga cerveza. Aquel viejo de aspecto demacrado se quedo observándola por un tiempo hasta que con tono molesto y mirándolo directamente a la cara, Aixa pregunto.
- ¿Qué acaso no me oíste inútil? Tráeme una pinta de cerveza de inmediato – El tonito de voz dulce y tranquilo que solía utilizar a menudo, había quedado atrás para dar paso a uno firme y demandante, sonaba como una verdadera arpía.
Cuando termino de reaccionar, el viejo fue por un vaso y le sirvió lo que había pedido. El primer sorbo le supo a gloria para la garganta reseca por el calor y la larga caminata. Luego fue tomándola lentamente, disfrutando la tranquilidad del sitio.
Como quien no quiere la cosa, observo por todos los rincones, hasta que diviso al hombre que había arrojado a aquel inmundo borracho por la ventana. Casi se atraganta con la bebida y el corazón le latía con fuerza. Él tenía cabellos oscuros y ojos profundamente azules, los más hermosos que jamás había visto…heredados de su padre. Sí, aquel hombre era nada más y nada menos que su hermano Theron, aunque pasaran años jamás podría olvidar sus facciones...hacía tanto tiempo que no lo veía. Con una sonrisa burlona dejo su lugar en la barra, para caminar con paso lento, felino hasta donde se encontraba el ojiazul. No estaba del todo segura de cómo reaccionaría al verla después de tanto.
- En Roma no son bienvenidos los extranjeros – una vez que obtuvo su atención, se acercó peligrosamente a su rostro, posando un níveo y delicado dedo en la barbilla de Theron - ¿Cómo estas querido hermano?
- Me pregunto, si despues de tanto tiempo...reconocera en mi a su pequeña hermanita Aixa.
Cuando traspasó el umbral rápidamente un olor a alcoholes muy fuertes y suciedad se impregno en su nariz. El pequeño bar era una pocilga, pero al menos parecía que se podía beber en paz. Sin preguntar nada, ni esperando a que le dijesen algo, tomo asiento en la barra y le pidió al cantinero un vaso de su mejor y más amarga cerveza. Aquel viejo de aspecto demacrado se quedo observándola por un tiempo hasta que con tono molesto y mirándolo directamente a la cara, Aixa pregunto.
- ¿Qué acaso no me oíste inútil? Tráeme una pinta de cerveza de inmediato – El tonito de voz dulce y tranquilo que solía utilizar a menudo, había quedado atrás para dar paso a uno firme y demandante, sonaba como una verdadera arpía.
Cuando termino de reaccionar, el viejo fue por un vaso y le sirvió lo que había pedido. El primer sorbo le supo a gloria para la garganta reseca por el calor y la larga caminata. Luego fue tomándola lentamente, disfrutando la tranquilidad del sitio.
Como quien no quiere la cosa, observo por todos los rincones, hasta que diviso al hombre que había arrojado a aquel inmundo borracho por la ventana. Casi se atraganta con la bebida y el corazón le latía con fuerza. Él tenía cabellos oscuros y ojos profundamente azules, los más hermosos que jamás había visto…heredados de su padre. Sí, aquel hombre era nada más y nada menos que su hermano Theron, aunque pasaran años jamás podría olvidar sus facciones...hacía tanto tiempo que no lo veía. Con una sonrisa burlona dejo su lugar en la barra, para caminar con paso lento, felino hasta donde se encontraba el ojiazul. No estaba del todo segura de cómo reaccionaría al verla después de tanto.
- En Roma no son bienvenidos los extranjeros – una vez que obtuvo su atención, se acercó peligrosamente a su rostro, posando un níveo y delicado dedo en la barbilla de Theron - ¿Cómo estas querido hermano?
- Me pregunto, si despues de tanto tiempo...reconocera en mi a su pequeña hermanita Aixa.
Re: De vuelta en casa ~
" Y es lo que hay, a veces uno busca y busca pero lo único que saca es desgracias... haceme caso, agarra lo primero que se te cruce... y dale murra (?)" Lord Mormegil
Y entonces otra vez problemas, uno siempre espera que su estancia en un lugar sea íntimamente tranquila, sin embargo hoy alguien mas se había despertado con los cables cruzados y algo que no me gusta es que me vengan a cruzar los cables cuando yo ya los tengo, previamente, completamente "pelados". Al escuchar el berrinche que tiro alguna de esas perras del mercado al entrar y amenazar a el jorobado (nuevo apodo del tabernero), me di media vuelta y me puse a mirar como todos abrían los ojos como ratas que ven un pedazo de queso.
¿Que tan buena podía estar aquella?
Apoyé las piernas sobre la silla que tenia en frente y me puse a mirar por la ventana como le robaban a un pobre diablo en un comercio, de alguna manera el cuadro me divirtió porque no era nada difícil darse cuenta, pero seguramente el dueño de esa bolsa de monedas tenia menos sensibilidad que una piedra.
Entonces la voz nuevamente de aquella resonó entre mis oídos, de algún lado me parecía conocerla, era esa voz chillona y fuerte que durante toda mi infancia me había sacado de quicio, pero con un tinte de mayor edad, igual... no se me antojo darme vuelta hasta que la susodicha hablo sobre los extranjeros.
~ ¿Que pasa querida vas a pedirme los documentos? ~ en ese momento en que me daba vuelta de mala gana, un dedo detuvo mis palabras y pude ver directamente a quien en un pasado era la pequeña niña de mi alma, mi pequeña hermanita Aixa, tanto tiempo había pasado que ahora parecía mas una de esas musas inspiradoras que la pequeña taciturna que divagaba en la nada cuando yo trataba de alentarla?
No pude evitarlo, la emoción de embargó y salte sobre ella, tropecé con una silla y fui a dar de bruces sobre ella mientras la abrazaba, la acurrucaba y la llenaba de besos. No tardamos mucho en terminar en el piso, sin embargo rápidamente la levanté y le acomode las túnicas.
~ Hermanita!... ¿Que comiste que te pusiste tan buena? ~ Dije en tono jocoso mientras sonreía como un enfermo, todos me observaban con sorpresa y murmuraban a mis espaldas, lo cual les valió que la mesa que tenia cerca saliera volando de una patada contra los que estaban mas cerca.
~ Cállense imbéciles retardados... acaso no ven que estoy hablando con mi hermanita? ~
Mientras decía esto tenia a mi hermana Aixa, la pequeña que tantas noches de sueño me había arrebatado con su tristeza, tomada por el hombro abrazándola, entonces me senté en mi mesa y la senté (literalmente) a Aixa junto a mi. Luego mire furtivamente al tabernero y lo intimé.
~ Trae unas bebidas de lo mejor que tengas, no esa porquería que le sirves a estos infelices sin vida! ¡Hoy estoy festejando una reunión! ~
Dije nuevamente de forma jocosa...
Y entonces otra vez problemas, uno siempre espera que su estancia en un lugar sea íntimamente tranquila, sin embargo hoy alguien mas se había despertado con los cables cruzados y algo que no me gusta es que me vengan a cruzar los cables cuando yo ya los tengo, previamente, completamente "pelados". Al escuchar el berrinche que tiro alguna de esas perras del mercado al entrar y amenazar a el jorobado (nuevo apodo del tabernero), me di media vuelta y me puse a mirar como todos abrían los ojos como ratas que ven un pedazo de queso.
¿Que tan buena podía estar aquella?
Apoyé las piernas sobre la silla que tenia en frente y me puse a mirar por la ventana como le robaban a un pobre diablo en un comercio, de alguna manera el cuadro me divirtió porque no era nada difícil darse cuenta, pero seguramente el dueño de esa bolsa de monedas tenia menos sensibilidad que una piedra.
Entonces la voz nuevamente de aquella resonó entre mis oídos, de algún lado me parecía conocerla, era esa voz chillona y fuerte que durante toda mi infancia me había sacado de quicio, pero con un tinte de mayor edad, igual... no se me antojo darme vuelta hasta que la susodicha hablo sobre los extranjeros.
~ ¿Que pasa querida vas a pedirme los documentos? ~ en ese momento en que me daba vuelta de mala gana, un dedo detuvo mis palabras y pude ver directamente a quien en un pasado era la pequeña niña de mi alma, mi pequeña hermanita Aixa, tanto tiempo había pasado que ahora parecía mas una de esas musas inspiradoras que la pequeña taciturna que divagaba en la nada cuando yo trataba de alentarla?
No pude evitarlo, la emoción de embargó y salte sobre ella, tropecé con una silla y fui a dar de bruces sobre ella mientras la abrazaba, la acurrucaba y la llenaba de besos. No tardamos mucho en terminar en el piso, sin embargo rápidamente la levanté y le acomode las túnicas.
~ Hermanita!... ¿Que comiste que te pusiste tan buena? ~ Dije en tono jocoso mientras sonreía como un enfermo, todos me observaban con sorpresa y murmuraban a mis espaldas, lo cual les valió que la mesa que tenia cerca saliera volando de una patada contra los que estaban mas cerca.
~ Cállense imbéciles retardados... acaso no ven que estoy hablando con mi hermanita? ~
Mientras decía esto tenia a mi hermana Aixa, la pequeña que tantas noches de sueño me había arrebatado con su tristeza, tomada por el hombro abrazándola, entonces me senté en mi mesa y la senté (literalmente) a Aixa junto a mi. Luego mire furtivamente al tabernero y lo intimé.
~ Trae unas bebidas de lo mejor que tengas, no esa porquería que le sirves a estos infelices sin vida! ¡Hoy estoy festejando una reunión! ~
Dije nuevamente de forma jocosa...
Theron- Cantidad de envíos : 6
Re: De vuelta en casa ~
Aixa no pudo más que reír ante la actitud alegre de su querido hermano. Le agradaba verlo así, o mejor dicho que encantaba que con ella se comportara de esa forma. Era tanta su emoción, que prácticamente se abalanzo sobre la menuda jovencita, tropezándose en el intento, pero logrando afirmarla con fuerza luego. El calor de sus brazos le hacía sentir reconfortada en el fondo de su alma. Aquello le recordaba las tardes en las que se sentía sola y salía a caminar por la playa…
Flashback
Una niña de nueve años (pero que aparentaba trece o quizá catorce), con largos cabellos lilas y llamativos ojos color fucsia, se encontraba sentada en la costa de aguas cristalinas. Se había marchado al amanecer, y ahora, aún siendo casi de noche no sentía deseos de regresar. Había algo en el mar que lograba calmarla y hacerla sentir un poquito más en paz consigo misma. Nunca le busco explicación, tan solo lo hacía como un método para huir de toda esta tristeza que la embargaba a veces. El sol ya casi se había escondido por completo, dando paso a un tono azulado en el cielo, acompañado de la brillante y gigantesca luna.
- Aixa… ¿No crees que es hora de regresar a casa? – preguntó una voz profunda a sus espaldas.
No tuvo que voltear para ver de quien se trataba. Solo él sabía dónde encontrarla y también era el único capaz de hacerle regresar a su hogar.
- Eres una chiquilla traviesa… ¿Estabas esperando que venga a buscarte cierto?
Al voltear a verlo, le sonrió con dulzura como solo a su hermano podría hacerlo. Y se acercó lentamente hasta donde estaba de pie, esperándola. Siempre había sido así, él iba a buscarla, a llevarla al Castillo. Era también una de las pocas cosas que le hacía sentir bien, el pasar tiempo con su hermano mayor, Theron.
- Sé que siempre volverás por mi – la picardía en sus ojos provoco un leve sonrojo en el ojiazul.
- Y espero que nunca dejes de hacerlo – pensó a la vez que se acercaba para rodearle el cuello con sus delicados brazos y darle un fugaz beso en los labios. Eso paecío aturdirlo por un momento, y cuando hubo reaccionado, la pelilila se hecho a correr por la playa en dirección al gran Palacio Khrisomallys.
- Alcánzame si puedes – le grito entre risitas.
Fin del Flashback
Ahora, de vuelta a la realidad, estaba increíblemente de feliz de haberse reunido con él tras tantos años separados. Pude sentir como me tomaba entre sus brazos y me única en un lugar a su lado. Sin duda no se le había quitado la manía de tratarme como una pequeña sin importar cuantos años tuviese, pero en el fondo no me molestaba aquella actitud.
Por un rato mientras hablaban, se quedo mirando al apuesto hombre en el que se había convertido Theron. Siempre había sido un adolescente de buena contextura física y muy hermoso, pero ahora era algo que la ponía bastante nerviosa.
Al poco rato llego el cantinero con dos jaros de un excelente vino. La jovencita vio le dio un trago para luego apoyarse tiernamente en el hombro de su hermano.
- ¿Qué hiciste en estos años? – pregunto en un susurro.
Flashback
Una niña de nueve años (pero que aparentaba trece o quizá catorce), con largos cabellos lilas y llamativos ojos color fucsia, se encontraba sentada en la costa de aguas cristalinas. Se había marchado al amanecer, y ahora, aún siendo casi de noche no sentía deseos de regresar. Había algo en el mar que lograba calmarla y hacerla sentir un poquito más en paz consigo misma. Nunca le busco explicación, tan solo lo hacía como un método para huir de toda esta tristeza que la embargaba a veces. El sol ya casi se había escondido por completo, dando paso a un tono azulado en el cielo, acompañado de la brillante y gigantesca luna.
- Aixa… ¿No crees que es hora de regresar a casa? – preguntó una voz profunda a sus espaldas.
No tuvo que voltear para ver de quien se trataba. Solo él sabía dónde encontrarla y también era el único capaz de hacerle regresar a su hogar.
- Eres una chiquilla traviesa… ¿Estabas esperando que venga a buscarte cierto?
Al voltear a verlo, le sonrió con dulzura como solo a su hermano podría hacerlo. Y se acercó lentamente hasta donde estaba de pie, esperándola. Siempre había sido así, él iba a buscarla, a llevarla al Castillo. Era también una de las pocas cosas que le hacía sentir bien, el pasar tiempo con su hermano mayor, Theron.
- Sé que siempre volverás por mi – la picardía en sus ojos provoco un leve sonrojo en el ojiazul.
- Y espero que nunca dejes de hacerlo – pensó a la vez que se acercaba para rodearle el cuello con sus delicados brazos y darle un fugaz beso en los labios. Eso paecío aturdirlo por un momento, y cuando hubo reaccionado, la pelilila se hecho a correr por la playa en dirección al gran Palacio Khrisomallys.
- Alcánzame si puedes – le grito entre risitas.
Fin del Flashback
Ahora, de vuelta a la realidad, estaba increíblemente de feliz de haberse reunido con él tras tantos años separados. Pude sentir como me tomaba entre sus brazos y me única en un lugar a su lado. Sin duda no se le había quitado la manía de tratarme como una pequeña sin importar cuantos años tuviese, pero en el fondo no me molestaba aquella actitud.
Por un rato mientras hablaban, se quedo mirando al apuesto hombre en el que se había convertido Theron. Siempre había sido un adolescente de buena contextura física y muy hermoso, pero ahora era algo que la ponía bastante nerviosa.
Al poco rato llego el cantinero con dos jaros de un excelente vino. La jovencita vio le dio un trago para luego apoyarse tiernamente en el hombro de su hermano.
- ¿Qué hiciste en estos años? – pregunto en un susurro.
Re: De vuelta en casa ~
La observo absorta en sus pensamientos, sumida en el mas profundo de los sopores. El aroma de su cabello llega hasta mi e inunda cada uno de mis inhalaciones, mis sentidos se recrean en cada una de sus características: el dulce aroma de su cabello, la tersura de su piel, las curvas de su cuerpo, el sonido angelical de su voz y el sabor de su dulce piel al besar su mejilla. Por un momento aquel bar de mala muerte pasa de ser un escondrijo de maleantes a un cuarto sin nadie mas que Aixa y yo, mis manos se deslizan por debajo de su brazo y la atraigo hacia mi sin restricciones: era imperante sentirla junto a mi como no lo había hecho en tantos años, y se extrañaba tener a alguien tan querido cerca, sobre todo cuando era la única que sabia la verdad de lo que había pasado aquel día en los peñascos de la costa, cuando estábamos juntos e intervino nuestro hermano.
No quise divagar en el recuerdo doloroso de la violencia, no mientras estuviese con ella al lado, su voz me trajo al mundo nuevamente cuando pregunto que había sido de mi vida en estos años.
Tome la jarra de vino y di un trago generoso, este si tenia el verdadero sabor de un vino de gran calidad, entonces me toco decirle que había hecho ¿ Podría ella entender que su hermano se había convertido en la peor calaña de hombre?
El suspiro hizo que lentamente comenzara a hablar.
~ Estuve mucho tiempo en el mar, dejando que Neptuno me guié... ~
Nuevamente el jarro volvió a mis labios y sonreí amargado.
~ Aunque nadie quiere a un exiliado extranjero, por lo que tuve que ganarme la vida como pirata en las lejanas tierras del sur... el continente negro...~
Recordé las largas jornadas en el mar, con extenuante calor del continente negro, un continente virgen de gran belleza y mortalidad. Las riquezas con las que contaban procedían de barcos de comercio griegos o romanos. Había hecho amistad con Egipcios y Espartanos, no era raro que me conocieran por ser una persona de mucho carácter y violencia desmedida. Sin embargo allí era simplemente un hermano mayor junto a su querida hermana.
~ Sin embargo tu si me sorprendes Aixa... estas hecha toda una dama!... ya no veo aquella sombra de tristeza en tus ojos... ~
La observe directamente a los ojos, para luego sonreirle, la sensación de estar en casa era completa. Mis manos estaban aun aferradas a la cintura de mi hermanita, en ese momento me percate que aquel trato era demasiado familiar para con mi hermana, quien ya no podía ver como una simple niña, si no como toda una señorita.
~ Espero que no haya por ahí algún novio escondido... si no deberá probar el filo de mi daga... ~
Dicho esto saque de entre mis ropas la daga de serpientes y la clave contra la mesa, todos llevaron la mirada a ese objeto y rápidamente se volvieron a sus temas, yo de manera de advertencia deslicé mi mano por el mentón de Aixa y termine poniéndolos sobre sus labios mientras le hablaba.
~ Aunque haya estado fuera mucho tiempo, aun me perteneces... ~
Mis ojos brillaron y una sonrisa maliciosa de dibujo sobre mi rostro.
No quise divagar en el recuerdo doloroso de la violencia, no mientras estuviese con ella al lado, su voz me trajo al mundo nuevamente cuando pregunto que había sido de mi vida en estos años.
Tome la jarra de vino y di un trago generoso, este si tenia el verdadero sabor de un vino de gran calidad, entonces me toco decirle que había hecho ¿ Podría ella entender que su hermano se había convertido en la peor calaña de hombre?
El suspiro hizo que lentamente comenzara a hablar.
~ Estuve mucho tiempo en el mar, dejando que Neptuno me guié... ~
Nuevamente el jarro volvió a mis labios y sonreí amargado.
~ Aunque nadie quiere a un exiliado extranjero, por lo que tuve que ganarme la vida como pirata en las lejanas tierras del sur... el continente negro...~
Recordé las largas jornadas en el mar, con extenuante calor del continente negro, un continente virgen de gran belleza y mortalidad. Las riquezas con las que contaban procedían de barcos de comercio griegos o romanos. Había hecho amistad con Egipcios y Espartanos, no era raro que me conocieran por ser una persona de mucho carácter y violencia desmedida. Sin embargo allí era simplemente un hermano mayor junto a su querida hermana.
~ Sin embargo tu si me sorprendes Aixa... estas hecha toda una dama!... ya no veo aquella sombra de tristeza en tus ojos... ~
La observe directamente a los ojos, para luego sonreirle, la sensación de estar en casa era completa. Mis manos estaban aun aferradas a la cintura de mi hermanita, en ese momento me percate que aquel trato era demasiado familiar para con mi hermana, quien ya no podía ver como una simple niña, si no como toda una señorita.
~ Espero que no haya por ahí algún novio escondido... si no deberá probar el filo de mi daga... ~
Dicho esto saque de entre mis ropas la daga de serpientes y la clave contra la mesa, todos llevaron la mirada a ese objeto y rápidamente se volvieron a sus temas, yo de manera de advertencia deslicé mi mano por el mentón de Aixa y termine poniéndolos sobre sus labios mientras le hablaba.
~ Aunque haya estado fuera mucho tiempo, aun me perteneces... ~
Mis ojos brillaron y una sonrisa maliciosa de dibujo sobre mi rostro.
Theron- Cantidad de envíos : 6
Re: De vuelta en casa ~
Aixa estaba muy divertida con la actitud de su hermano, a decir verdad le había hecho mucha falta durante todos esos años de su ausencia. En ese tiempo fue cuando creció cuando mujer y aprendió muchas cosas gracias a su madre. También ocurrió aquel accidente en el que despertó con su raro dije de sirena hada en el cuello. Esperaba que Theron no se fuera pronto, pues quería tenerlo a su lado todo el tiempo que fuese posible, para charlar sobre sus vidas y ponerse al corriente de todo.
Una sonrisa se dibujo en los labios de Aixa cuando el ojiazul saco de entre su ropa una bella daga cuya hoja estaba compuesta por dos serpientes entrelazadas, y la clavo en la mesa a la vez que le advertía que cualquier novio suyo que estuviese por ahí probaría el filo de aquella arma.
Iba a replicarle, cuando sintió sus manos curtidas por el trabajo y los años en el mar, deslizarse por su mentón hasta llegar a sus labios. La jovencita fijo sus ojos en los de él, nerviosa y algo inquieta ante la situación.
- Aunque haya estado fuera mucho tiempo, aun me perteneces...
- No hay otra persona en este mundo – con cuidado quito aquella mano de sus labios y le sonrió con dulzura, intentando calmar el ambiente – Que pueda decir eso
Aquel brillo en los ojos de Theron junto con su sonrisa maliciosa, le dejaron bien en claro que no estaba bromeando. Pero la mujer tampoco lo hacía, ningún hombre jamás sería capaz de reemplazar aquellos sentimientos y esa devoción que tenía por su hermano mayor.
- Espero... - suavemente se acercó al rostro de él hasta casí rozar sus labios, sin dejar de mirarlo a los ojos en ningun momento - Que yo no tenga que saldar cuentas con ninguna amante...
Una sonrisa se dibujo en los labios de Aixa cuando el ojiazul saco de entre su ropa una bella daga cuya hoja estaba compuesta por dos serpientes entrelazadas, y la clavo en la mesa a la vez que le advertía que cualquier novio suyo que estuviese por ahí probaría el filo de aquella arma.
Iba a replicarle, cuando sintió sus manos curtidas por el trabajo y los años en el mar, deslizarse por su mentón hasta llegar a sus labios. La jovencita fijo sus ojos en los de él, nerviosa y algo inquieta ante la situación.
- Aunque haya estado fuera mucho tiempo, aun me perteneces...
- No hay otra persona en este mundo – con cuidado quito aquella mano de sus labios y le sonrió con dulzura, intentando calmar el ambiente – Que pueda decir eso
Aquel brillo en los ojos de Theron junto con su sonrisa maliciosa, le dejaron bien en claro que no estaba bromeando. Pero la mujer tampoco lo hacía, ningún hombre jamás sería capaz de reemplazar aquellos sentimientos y esa devoción que tenía por su hermano mayor.
- Espero... - suavemente se acercó al rostro de él hasta casí rozar sus labios, sin dejar de mirarlo a los ojos en ningun momento - Que yo no tenga que saldar cuentas con ninguna amante...
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