Banco de Roma

por Ambrose Dom Feb 13, 2011 2:21 pm

Finalmente me encontraba en uno de los destinos que tenía previsto en mi estadía en la ciudad capital, permanecí dentro del carruaje un par de minutos, recomponiendome de aquella y extraño recuerdo, suspiré un par de veces, descendiendo del coche y en todo indiferente me dirigí al cochero: - Espere aquí por favor!

Organicé mis prendas, había olvidado que había una capa dentro del carruaje, me regresé, la tomé y me la puse, ya era algo tarde y la noche se mostraba un tanto fría, subí la capucha ocultando mi rostro y finalmente ingresé al local.

La iluminación estaba algo baja, supusé que por ser tan tarde estaban a punto de cerrar, caminé con cierta prisa, mis ropas se ondeaban con suma gracia, me acerqué al mostrador donde había un hombre de cabellos grises ordenando unos papeles. Sin retirarme la capucha, sacando el anillo del Senador Máximo, esbocé:

- Buenas noches, podría darme 25 monedas de plata y 25 monedas de oro

El anciano se acercó un tanto sorprendido por aquel pedido, tomó el anillo y verificó que fuese real y genuino, dejó el objeto sobre el mostrador y replicó: - Veo que es de la casa Casale, podría decirme ¿Quién es ud señorita?

Él permaneció espectante y yo en silencio, al cabo de unos cuantos segundos llevando mis manos a la capucha la retiré dejando ver por completo mi rostro, aquel hombre dio dos pasos hacia atrás y musitó: - Augusta Casale ... pero ella .... está ...

Sonreí al escuchar sus palabras, su rostro estaba pálido y el susto de ver a un fantasma era un placer que pocos se podían dar, viendole en ese estado con una cálida y un tanto burlona voz dije: - Efectivamente Augusta de la casa Casale está muerta ... yo soy el vivo retrato de mi madre.

El tipo parecía no escuchar, tardó varios minutos en volver en sí, sacudió su cabeza y golpeando con sus manos sus mejillas dijo: - Disculpe Ud ... solo conozco las mellizas pero ... hizo una pausa mostrandose un poco temeroso de continuar con sus palabras, le dediqué una dulce sonrisa a la cual respondió de igual manera, tomó un poco de valor y retomó nuevamente: - ... estoy seguro que la Señora Augusta había tenido primero una hija, cómo se llamaba ... hmmmmmmm hmmmmmmm ... Amber ... Interrumpiendo al viejo dije: - Ambrose ... su nombre es Ambrose. El anciano se le iluminaron los ojos y su voz mostraba júbilo: - Ese, Ambrose!!!!

El anciano seguía hablando mientras yo acentaba con la cabeza, no le prestaba atención, solo pensaba: - Ssshhhhhhhh cállate viejo ... no estoy para tus ridiculas historias del pasado, si tanto me recuerdas porque no hiciste nada por sacarme de mi encierro. Sonreí a nueva cuenta y mostrando un poco más de seriedad y firmeza en mis palabras dije: - Soy yo, soy la primera hija de Augusta Casale ... disculpeme Ud mi señor, pero guardo un poco de prisa, mi hermana Nicole se encuentra convaleciente y debo pagar sus cuentas médicas, perdone que lo apure con el pedido.

Tomé el anillo y lo guardé en la bolsita de terciopelo, el hombre sonrió y se disculpo y fue por el encargo, mientras esperaba jugando con mis uñas a golpear la madera del mostrador pensaba: - Hmmmm .... parece que los viejos de esta ciudad recuerdan que Augusta tuvo una hija ... no será tan dificil después de todo aparecer ante la gran sociedad romana como Ambrose Casale, los ancianos pueden dar fe de mi existencia.

En ese momento el banquero aparecía cargando dos bolsas rojas, las acercó al mostrador, rápidamente fue a su escritorio y trajo unos papeles, parecía que debía firmar y quedar constancia de la transacción. Acercó los papeles luego de que él mismo me los leyera sin prestarle atención dijo: - Firme aqui a nombre de Ambrose de la familia Casale y use el anillo de su hermano y deje huella aqui. Señalo ambos lugares, firmé y saqué el anillo dejando de una vez por todas aquellos trámites. Sonreí casi de manera forzosa y sin nigún tipo de tono característico le expresé: - Gracias buen ciudadano que los dioses lo acompañen. Retirandome de aquel mostrador y buscando nuevamente la salida.

por Drakins Dom Mayo 15, 2011 7:34 am

Llegando a su destino el gran banco de roma, el caballero ateniense, seria con su mismo entusiasmo. Su caminar era totalmente rápido, su velocidad , se mantenía, tenía que pasar por ese gran banco rápidamente, cada vez estaba mas cerca de entrenar, cada paso que daba el joven guerrero, era un paso más para obtener su armadura que lo identificara como un calero de athena. En su camino hacia el banco se encontró con una viejito, que sin querer lo trompes antes que el viejito se callera drakins lo agarra para que no se callera.

Disculpe señor no lo vi, mil disculpas.

El viejito no cambia su expresión ni dice nada, sitio su camino, pero a pesar de esa forma de actual drakins no dejo de mirarlo era extraño que no digiera nada, ni una mueca en su rostro, parecía como si no le importara nada, o quizás era más importante llegar a donde tenía que llegar que cualquier otra cosa. Parecía un mensaje extraño que le tocaba descifrar al mismo drakins ya que nadie le diría esa respuesta.

Parece que todo en este camino me motiva cada vez más para cumplir mis sueños ser un caballero de athena. Y obtener la gran armadura del fénix.

En su mente estaba su sueño, en sus pies el camino, y en su vista, el lugar todo ya dependía de llegar para ese lugar para el cual iba.

Banco de Roma

Banco de Roma

Re: Banco de Roma