Habitación de Cassie

La musa de Clío se mantenía corriendo sin rumbo fijo entre los pasillos del templo de las Artes y la luz. Sin darse cuenta el dolor de su cuerpo y la sensación de ser perseguida por aquel ente se había desvanecido, causando que aquella se detuviera y con ello suspirara. Lentamente comenzó a caminar percatándose que ahora estaba en el área habitacional del templo de su Dios. Mirando por doquier las sin fines de puertas que yacían por los costados la mujer buscaba su antiguo cuarto. Sus pasos se detuvieron sin previo aviso, ya que frente a ella al final de aquel extenso pasillo su viejo cuarto aún existía. Ladeando su rostro y surcando una sonrisa de alivio reposó ambas manos sobre la puerta y recorrió su piel sobre los relieves de ésta, con fuerza ligera empujaba el portal y asimismo se adentraba a aquel olvidado aposento.

No había cambiado en nada el cuarto de su vieja residente, los vestidos empacados y los adornos estéticos como broches y ligeras joyas sobre la mesa, la cama tendida y las ventanas habuelas. El mismo panorama que en la era pasada había dejado, ya que la guerra santa contra Hades ya se había desatado y la musa de esos tiempos no pudo disfrutar del mundo mortal… como lo hubiera querido.

Dándose la media vuelta la mujer con lentitud cerró la puerta y con ello una vez más la sensación de dolor surgió desde lo más profundo de su cuerpo, causando que esta cayera hincada al suelo, temblando por los constantes espasmos que la embriagaba. Nuevamente el derredor que surcaba a la musa y amante de Apolo perdía todo color dejando un baño completo de tinieblas y sensaciones gélidas.

Como pudo se levanto y dio media vuelta, aguantado el gesto y tan sólo abriendo los ojos y dilatando sus pupilas, pues frente a ella la extraña mujer de prendas blancas desgatadas se mantenía sonriéndole, de inmediato dicho ente tomaba las mejillas de Cassie, la sensación de sentir su piel muerta en la de ella causaba que esta temblara sin poder parar.

Cerrando los ojos, la mujer elevaba su cosmos lanzando así unas cuantas centellas de energía para poder desapartarse del aquel espíritu que le hacia tanto daño tenerle en frente, corriendo hacia el frente saliendo al palco la dama saltaba cayendo al suelo pastoso y viendo el cielo… por fin suspiraba de alivio al verse entre la vegetación de las afueras del Templo, ladeando su rostros y viendo la ventana de su cuarto, aquella musitó:

-¿Por qué me afecta mucho este nuevo poder? ¿Por qué diablos tengo miedo? Por todos lo dioses aquel espíritu si que es deforme y causa miedo… maldita mierda ahí viene… diablos.

Refutaba al ver como el ser salía de la ventan de su cuarto levitando en dirección de donde Cassie se mantenía tendida, como pudo se paró y salió corriendo rumbo a lo que paresia a ver sido en tiempos antiguos un jardín enorme…

Tercer post de cuatro con respecto al tema: Despertar de primer ataque medio
Maestría de Elemento: Manipulación de la muerte y las almas.

La dama una vez más se encontraba en su aposento, por lo visto el silencio era el mismo en todos lados: insólito y un tanto embriagador. Suspirando Cassie se adentró a la habitación y con ello cerró la ventana que daba vista al palco donde horas atrás se había lanzado queriendo escapar del espíritu aberrante. Mirando por doquier la mujer se decidió a bañarse para así comenzar su ritual para vestirse apropiadamente ante la fiesta que se venia ya muy pronto entre las paredes de aquel enorme y divino palacio.

Cassie se adentraba al cuarto de baño el cual yacía en un costado como sección anexa a su habitación. Quitándose despacio las vendas que cubrían su busto y pubis la mujer llegó a la bañera y con ello se adentró si no antes mencionar que había vertido una vasta cantidad de agua caliente perfumada. Quedando acostada entre el agua y el objeto de porcelana ésta comenzó a frotar delicadamente su cuerpo matando así toda impureza que pudiese estar entreverada en su pálida y tersa piel de doncella.

Minutos transcurrieron y con ello llegaba la pulcritud de su cuerpo y cabello generando que la musa desnuda se levantara y saliera de la bañera, para así contoneándose tomara una toalla y secara seductoramente su cuerpo. Comenzando con su rostro pasando después a su espalda, pechos y vientre para después limpiar con suavidad su área intima, muslos y piernas… Culminando tal acción ésta se enrolló un lienzo seco cubriendo sus partes púdicas y con la toalla ya húmeda la repaso entre su larga cabellera para después hacer un tipo de bulbo con su cabello y lienzo.

Saliendo del baño la dama comenzó a esculcar la ropa que yacía doblada en los cajones de un enorme y ya viejo ropero, nada apropiado para la fiesta encontraba por lo que la mujer tuvo que decidir sin tanto tapuje en descender al mundo mortal para comprar un hermoso vestido para lucirlo ante su amante Apolo.

Poniéndose un vestido de colores crema censillo la mujer salió de su aposento directo a los establos para tomar un caballo y así salir rápido de los lindares del templo de la luz antes de que su Dios llegara y no le encontrara.