Salón Principal Ala Norte [Villa Adriana]

Luego de haber ido a mi habitación y haber tomado un baño relajante, me coloque una de las mejores túnicas que tenia entre mis antiguas procesiones, me marche de aquel lugar al cual pensé no volver nunca y me adentre en los pasillos de la villa, salí del ala central de aquellos parajes y me dirigí hacia el salón de reuniones y festejos, el salón principal del Ala norte de la majestuosa villa Adriana, entre y sus pasillos estaban decorados en mármol y esculturas de los dioses y diosas de antaño, el blanco predominaba y las rosas blancas acompañadas de girasoles, continué en silencio mi camino, mis pasos se escuchaban en rededor, el eco de mis pisadas era el único ruido, y la brisa cálida entraba por las ventanas, moviendo así mis cabellos y ropajes.

Que majestuoso lugar, esta muy bien para haber sido construidos por mortales insignificantes, aquellas palabras fueron en susurro casi, era un murmullo al viento, llegue hasta la entrada del gran salón que poseía en su entrada el escudo de armas de la familia, del imperio Romano, pose mi mano en el, y encendiendo mi cosmos transforme aquel símbolo en el del Olimpo y detrás suyo el del Sol, aquella puerta tomo tintes dorados y se agrando, aquella entrada ya no daría al salón de la villa si no al del templo de la luz, donde una fiesta tendría lugar. No dije palabra alguna, solo me mantuve allí, por esa puerta solo podría pasar la familia real y algunos invitados e Eris, Afrodita o mio, así que baje mi mano, apague mi cosmos y me quede esperando la aparición de Arwen

Un viento cálido entro por la ventana, el trinar de las aves a unisono se podía escuchar y el olor a la naturaleza inundaba el lugar, mezclándose con la fragancia de aquellas hermosas flores que adornaban el ala norte. Sin mucho esperar en aquellos parajes, de entre las flores y la gran luz que circundaban el lugar aprecio Arwen, esplendida, radiante, con un porte completamente de la realeza romana, la observe detenidamente, escuche sus palabras para luego responder tranquilamente. Te vez muy hermosa Arwen, y eso creo que no hay necesidad que yo te lo diga, eres tan radiante como la luna cuando esta en su cenit allí, en lo mas alto del velo nocturno, hice una pausa, aquellas palabras aunque no pareciese no las había controlado y una imagen había aparecido en mi mente, un visión que era algo dispersa, sin embargo, no mostré mi inquietud y proseguí.

Extendí mi mano derecha ofresiendocela a mi prima y con la izquierda abrí la puerta del salón, de inmediato una gran luz blanca aprecio detrás de la puerta, un cálido viento soplo desde aquel magnifico lugar adornado bellamente y con grandes acabados en marmol y dejo ver el salón principal del templo de las artes y la luz, mi templo, por favor sígueme, quiero que conozcas a alguien y muy pronto otros invitados aran presencia, luego de decir aquellas palabras solo aguarde a la respuesta de la dama, se la presentaría a mi querida Cassie y pronto al resto de la familia.