Salón del arquero

por Seiren Mar Jul 12, 2011 4:47 pm

No tenía nada más que mencionar, bajando la vista observaba las ondulaciones que se formaban en el agua logrando ver como mi imagen se distorsionaba, el brillo de una nueva vestimenta se me fue otorgado. Mi corazón latía intranquilo, ¿merecía portar una armadura?.. no me creía del todo capaz, más eso no era lo que en realidad pensaba…

Inmersa solo dejaba que el tiempo siguiera transcurriendo y fue cuando entonces Aspros me sujetaba para atraparme. Mi mano fue hacia su antebrazo sujetándolo más no trataba de liberarme, cubriendo mi rostro dejaba que la oscuridad me absorbiera pues aquello lo consideraba como una señal de afecto, deseaba que me sostuviera así por el resto de la eternidad pero no sería tan fácil.

Asustada al decirme que se marcharía lo sostenía para que no se atreviera, gritando en mi mente una y otra vez “no te vayas… no me abandones”…

Tenía que hablarle, mi cuerpo seguía sin reaccionar. Cada minuto, cada segundo… mi voz se ahogaba entrecortándose, más las lágrimas se negaban a salir o al menos no en ese momento.

Su cosmos se percibía diferente, no estaba segura si quería olvidar lo que me paso… al menos no estaba segura de nada. Mis dedos presionaron sobre el frío metal mientras que mis labios temblaban tratando de articular una sola palabra. Dejando que esa energía penetrara en mis recuerdos me provocaba un cansancio inexplicable, el peso de mi cuerpo recaía en el abrazo del geminiano evitando mi caída.

Debía resistir por lo que apenas parpadeando alcanzaba a reconocer su técnica que traspasaba las dimensiones, en un intento sostuve su mano para mirarlo con tristeza hasta que todo… se apagó.

Siendo lanzada a ese portal era separada de su lado, solo teniendo como único recuerdo la calidez de su tacto, justo cuando mis dedos acariciaron por última vez la palma de su mano. Al otro extremo mi cuerpo se depositaba en medio del salón del templo, quedando en ese sitio inconsciente hasta que volviera a despertar del sueño que se me fue inducido

por Seiren Vie Ago 05, 2011 10:05 pm

Un escalofrío recorrió mi cuerpo de una manera sumamente precipitada, apoyándome en ambos brazos notaba la ligera prenda que poseía. Una bata larga que entrecruzaba mi cuerpo al igual que mi cabello recogido en un lazo.

!Aspros! -de inmediato recordaba en un mero impulso su nombre, giraba por el salón confundida, quería encontrarlo. Un temblor involuntario me hizo trastabillar y finalmente terminar por caer, no entendía pero la fuerza era como si se esfumara de todo mi ser. Recordando la partida de un amigo… mis pensamientos se hallaban en el bosque y la ocasión de…

Algo faltaba, cerraba los ojos intentándolo pero nada parecía funcionar, el corazón se desbocaba acelerando su palpitar, uno que ignoraba rotundamente al encontrarme en ese estado de ansiedad. Obligándome me colocaba de pie.. el camino parecía ser largo pero al final descubría la entrada, lo que me parecía una vista lejana se presentaba ante mí. Escaleras descendían por múltiples templos.

Imposible

Una resonancia me atrajo, era un sonido fuerte aunque al mismo tiempo algo tan sutil como un suave canto, al girar descubría esa vestimenta dorada. Apuntándome como la primera vez.

Salón del arquero

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