Conectarse
User del Mes
Mapycozo
El gran ilusionista
El gran ilusionista
¡Prepárense para vivir las vacaciones en la playa!
Próximamente...
Últimos temas
Ganador de la 1º Era
Eras del Mundo
Deathless Love +18
Magical Hope
Damned Worlds
Vit Astrale
Digital Pocket
La cancion de Eventyr
Ilvermorny School
Fate/Requiem
Fate/Light of Extinction
Nine Beast, One Symbol
Neoarghia +18
Little Fears
Isla Cristina
2 participantes
Página 1 de 1.
Isla Cristina
Aguardaba al otro lado, esperando el paso de aquellos dos. Me quedé mirando el lugar aunque había pasado años y años y más........ años, aunque estaa abandonado en sì su esencia seguía igual.
Los recuerdos uno a uno llegaron a mi, aunque habían pasado décadas eran como si lo hubiese vivido ayer, el lugar parecía haber sido convertido en un convento o algo así. Me alejé del vórtice y fui en dirección a una banca cubierta de ramas, las ruinas de las columnas eran más diminutas, levanté mi vista hacia la edificación y ahí estaba la ventana, recordaba el desperta del antiguo Emperador Marino, la nostalgía, la melancolía embargaban por completo mi ser; sacudiendome un poco sin percatarme si habían cruzado o no expresé: - Todo... absolutamente todo lo que camine, respire y se arrastre.... MATENLO!!!
Volvì la mirada hacía la banca y sacando las ramas con mi tridente noté que Kaia y Ameri estaban también allí pronuncié: - Hijas mías pronto conocerán a su.... Padre. Invitandolas a sentarse a mi lado a mis nuevas hijas y levantando la vista hacia los hombres dije: - Hemos venido por nuestro Emperador ... si tienen que destruir toda la Isla no me importa, sólo .... hice una pausa, cerré mis ojos y pensé en el collar que debían buscar, con los ojos aún cerrados y en tono suave y delicado dije: - ...Encuentren un collar, medallón.... colgante.... como quieran llamarlo, como marinos sabrán reconocerlo en el momento en que lo vean. Llevé mi dedo pulgar derecho a mi boca y mordí la yema haciendola sangrar, en la frente de Kaia y Ameri dibujé el simbolo de Nereo, llevando nuevamente mi dedo a mi boca y chupando mi propia sangre diej: - Si uds dos se quieren unir al a búsqueda .... adelante yo esperaré y espero no tener que intervenir o hacer el trabajo de Uds. Señalando a los presentes.
Los recuerdos uno a uno llegaron a mi, aunque habían pasado décadas eran como si lo hubiese vivido ayer, el lugar parecía haber sido convertido en un convento o algo así. Me alejé del vórtice y fui en dirección a una banca cubierta de ramas, las ruinas de las columnas eran más diminutas, levanté mi vista hacia la edificación y ahí estaba la ventana, recordaba el desperta del antiguo Emperador Marino, la nostalgía, la melancolía embargaban por completo mi ser; sacudiendome un poco sin percatarme si habían cruzado o no expresé: - Todo... absolutamente todo lo que camine, respire y se arrastre.... MATENLO!!!
Volvì la mirada hacía la banca y sacando las ramas con mi tridente noté que Kaia y Ameri estaban también allí pronuncié: - Hijas mías pronto conocerán a su.... Padre. Invitandolas a sentarse a mi lado a mis nuevas hijas y levantando la vista hacia los hombres dije: - Hemos venido por nuestro Emperador ... si tienen que destruir toda la Isla no me importa, sólo .... hice una pausa, cerré mis ojos y pensé en el collar que debían buscar, con los ojos aún cerrados y en tono suave y delicado dije: - ...Encuentren un collar, medallón.... colgante.... como quieran llamarlo, como marinos sabrán reconocerlo en el momento en que lo vean. Llevé mi dedo pulgar derecho a mi boca y mordí la yema haciendola sangrar, en la frente de Kaia y Ameri dibujé el simbolo de Nereo, llevando nuevamente mi dedo a mi boca y chupando mi propia sangre diej: - Si uds dos se quieren unir al a búsqueda .... adelante yo esperaré y espero no tener que intervenir o hacer el trabajo de Uds. Señalando a los presentes.
Ambrose- Dios/a
- Reino : Atlántida
Ataques :
AD - Anunciación Marina (2400)
AM - Réquiem de Rosas Rojas Imperiales (2900)
AF - Llamado de las Estaciones (3600)
Defensa :
Puertas de la Atlántida
Cantidad de envíos : 173
Re: Isla Cristina
Cruzando el umbral y finalmente entrando en el territorio desconocido, el General de Lymnades tan solo se llevaba su enorme sierra de doble filo a los hombros para mirar el entorno que lo rodeaba.
En cualquier otro tiempo ese lugar hubiera sido considerado un total paraíso, el jardín a donde habían ido a parar era vasto y dejaba notar que en un pasado distante las flores dominaban toda la escena así como sus esencias y fragancias…pero ahora no era más que un simple cementerio vegetal.
Las columnas desperdigadas en cualquier lugar del jardín rodeando a una enorme mansión estaban totalmente erosionadas y ennegrecidas, sin contar que los accesos se habían derrumbado y más allá, cerca de un acantilado, la brisa marina del amanecer soplaba de forma que caerse no resultaba del todo descabellado, más si uno no se andaba con cuidado.
Y por supuesto, Sokaro no dejaría de señalar lo curioso de la situación.
Collar, medallón, colgante...me encanta lo “preciso” de esas indicaciones. ¿Alguna otra cosa más que señalar para facilitarnos la búsqueda? Preguntó el Marino con su voz carrasposa, avanzando unos tres metros para sentir en su alma las presencias del lugar intentando localizar el objeto que tanto parecía querer su jefa. Esperaba que al menos pudiera decirle algo más…buscar en esa enorme isla no iba a ser fácil, por más asombroso que fuera el General. ¿Entonces?
En cualquier otro tiempo ese lugar hubiera sido considerado un total paraíso, el jardín a donde habían ido a parar era vasto y dejaba notar que en un pasado distante las flores dominaban toda la escena así como sus esencias y fragancias…pero ahora no era más que un simple cementerio vegetal.
Las columnas desperdigadas en cualquier lugar del jardín rodeando a una enorme mansión estaban totalmente erosionadas y ennegrecidas, sin contar que los accesos se habían derrumbado y más allá, cerca de un acantilado, la brisa marina del amanecer soplaba de forma que caerse no resultaba del todo descabellado, más si uno no se andaba con cuidado.
Y por supuesto, Sokaro no dejaría de señalar lo curioso de la situación.
Collar, medallón, colgante...me encanta lo “preciso” de esas indicaciones. ¿Alguna otra cosa más que señalar para facilitarnos la búsqueda? Preguntó el Marino con su voz carrasposa, avanzando unos tres metros para sentir en su alma las presencias del lugar intentando localizar el objeto que tanto parecía querer su jefa. Esperaba que al menos pudiera decirle algo más…buscar en esa enorme isla no iba a ser fácil, por más asombroso que fuera el General. ¿Entonces?
Sokaro- General Marino
- Reino : Atlantida
Ataques :
AD - Vibración Mortuoria (1650)
Defensa :
Giro Funerario
Cantidad de envíos : 117
Re: Isla Cristina
Suspiré ante la pregunta que hizo el General Sokaro, a simple vista parecía estúpido pero de tonto no tenía ni un pelo. Su actitud podría parecer insolente y atrevida pero particularmente me gustaba eso de mi subordinado, descruzandome de una pierna para cruzarme con otra, con los ojos cerrados, dí un suspiro profundo y moviendo mi mano con agilidad llevando mi tridente a su cuello tocando superficialmente su máscara de cuero esbocé: - Serás idiota, ¿acaso nunca has visto uno? un colgante blanco en forma circular y en su interior el tan famoso oricalcos, una piedra o un metal o eso.... ya ni sé que es y poco interesa, como bien dije.... abriendo los ojos y mirandolo fijamente retomé: - .... Al ser Marino lo identificaras sin problema alguno, cuando lo veas lo comprenderas. Sin previo aviso me levanté de la banca, golpeando el suelo con mi tridente la tierra templo, el ambiente, la tierra resopló, exhalando un aire impuro que tenía guardado en su interior, agitando mi cetro por el lado de sus tres puntas hice un movimiento de barrido a ambos lados, derecho e izquierdo e instantáneamente el jardín fue devastado dejando pequeñas y aisladas zonas de verde hierba, dejando grandes marcas de quemaduras como si un dragón hubiese devorado todo a su paso, caminando un par de pasos, dandoles la espalda musité: - Miren que buena soy, les facilité el trabajo entre la hierba, ahora busquen! girandome quedando frente a ellos, golpeando una vez más el suelo y a nueva cuenta éste volviendo a resoplar, con tono demandante mientras levantaba mi mano derecha con mi dedo índice extendido y sobre su punta comenzando a concentrarse energía color púrpura expresé: - Repito queridos mios: si tienen que hacer polvo la Isla entera haganlo solo encuentren el maldito medallón!!!!! El tiempo apremia y Genocidio no espera... Haciendo un gesto con mis ojos y un sutil movimiento de cabeza señalando la concentración de energía que cada vez adquiría un mayor tamaño, cambiando completamente de actitud comencé a dar saltitos moviendo mi cabeza de un lado a otro mientras tarareaba: - Tic Tac... Tic Tac... Yendo en dirección a la cazona.
Ambrose- Dios/a
- Reino : Atlántida
Ataques :
AD - Anunciación Marina (2400)
AM - Réquiem de Rosas Rojas Imperiales (2900)
AF - Llamado de las Estaciones (3600)
Defensa :
Puertas de la Atlántida
Cantidad de envíos : 173
Re: Isla Cristina
Repito queridos mios: si tienen que hacer polvo la Isla entera haganlo solo encuentren el maldito medallón!!!!! El tiempo apremia y Genocidio no espera...
Tic Tac... Tic Tac...
Menuda manera de decirlo. Igual no hay problema, con tal y no esté cubierto de salsa o algo extraño. Dijo Sokaro mientras se encogía de hombros, volviéndose a cargar la sierra de doble filo a la espalda mientras que daba un paso hacia delante notando aparte como era que Anfitrite se apeaba en dirección a la casona. ...sigh. Ahora veamos, por donde empez--- Justo en ese instante, sin previo aviso un sonido particular los detuvo a todos en sus pies, seguido de un movimiento sincronizado en el que todos levantaron sus cabezas para mirar al aire, específicamente en dirección al cielo oscuro que gobernaba aquella zona.
Duerme duerme, Emperador del Mar...
Duerme y sueña, sueña cosas terribles…
Cosas terribles, tan terribles que espanten tus sueños
Tan oscuras que tus ansias por despertar sean inaguantables…
Y así, de esa forma caerás por mi sentencia…
Mi Sentencia Caótica.
Duerme duerme…Poseidón.
Y eso…¿qué fue? Preguntó el General con una ceja levantada detrás de su máscara de cuero, volteándose para ver de cerca a su jefa mientras clavaba en el suelo su arma. Ahora no me digas que grabaste una canción en el cielo y nos la soltaste así como así…para ser dioses, todos están locos. Simplemente locos. Finalizó el hombre con desdén y algo de comicidad sardónica. En ese momento de verdad le parecía que su vida era una obra muy mala, actuada por tontos con malos libretos y aún peores efectos de escenario…pero quien sabía, de todas formas él no era muy dado a las “artes” escénicas. Ya solo faltaba ver la respuesta de la diosa pero igual algo les había quedado claro, si seguían la canción, podía que los llevaran directo a su objetivo.
Tic Tac... Tic Tac...
Menuda manera de decirlo. Igual no hay problema, con tal y no esté cubierto de salsa o algo extraño. Dijo Sokaro mientras se encogía de hombros, volviéndose a cargar la sierra de doble filo a la espalda mientras que daba un paso hacia delante notando aparte como era que Anfitrite se apeaba en dirección a la casona. ...sigh. Ahora veamos, por donde empez--- Justo en ese instante, sin previo aviso un sonido particular los detuvo a todos en sus pies, seguido de un movimiento sincronizado en el que todos levantaron sus cabezas para mirar al aire, específicamente en dirección al cielo oscuro que gobernaba aquella zona.
Duerme duerme, Emperador del Mar...
Duerme y sueña, sueña cosas terribles…
Cosas terribles, tan terribles que espanten tus sueños
Tan oscuras que tus ansias por despertar sean inaguantables…
Y así, de esa forma caerás por mi sentencia…
Mi Sentencia Caótica.
Duerme duerme…Poseidón.
Y eso…¿qué fue? Preguntó el General con una ceja levantada detrás de su máscara de cuero, volteándose para ver de cerca a su jefa mientras clavaba en el suelo su arma. Ahora no me digas que grabaste una canción en el cielo y nos la soltaste así como así…para ser dioses, todos están locos. Simplemente locos. Finalizó el hombre con desdén y algo de comicidad sardónica. En ese momento de verdad le parecía que su vida era una obra muy mala, actuada por tontos con malos libretos y aún peores efectos de escenario…pero quien sabía, de todas formas él no era muy dado a las “artes” escénicas. Ya solo faltaba ver la respuesta de la diosa pero igual algo les había quedado claro, si seguían la canción, podía que los llevaran directo a su objetivo.
Sokaro- General Marino
- Reino : Atlantida
Ataques :
AD - Vibración Mortuoria (1650)
Defensa :
Giro Funerario
Cantidad de envíos : 117
Re: Isla Cristina
Me detuve abruptamente, movimiendo mi mano con un delicado ademán, cerrandola suavemente y con ello desapareciendo el inicio de Genocidio. Un susurro melodioso, un canto en el ambiente me había detenido, moviendo mi cabeza de aqui para allá, desenfrenada buscando el origen del sonido. Alerta agudizando mis sentidos, corría de un lado a otro como una enferma buscando el motivo de mis delirios, de pronto escuché: "Ahora no me digas que grabaste una canción en el cielo y nos la soltaste así como así…para ser dioses, todos están locos. Simplemente locos." Yendo hacia él a una velocidad sorprendente, con pequeños pasos escalofriante al ver; notandose la locura en mis ojos y aun moviendo mi cabeza de aqui para allá, tratando de ubicar la fuente sonora dije: - Shhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.... ¿escuchaste eso? sin esperar respuesta me alejé de él rapidamente y a nueva cuenta corría de un lado a otro mientras el dulce viento transportaba las melodias, volviendose a escuchar la singular estrofa, deteniendome a medio camino cogiendome los cabellos, halando de ellos y gritando: - Asi no EEEEEEEEEESSSSSS!!!!!!! moviendome de adelante hacia atrás, como si me estuviera meciendo y entrando en un estado autista comencé a cantar:
Duerme... duerme Emperador del Mar....
Duerme y sueña... sueña ya....
Sueña cosas terribles.... ese es tu final...
Quedando en silencio por un instante, retomando la marcha y tarareando un par de segundos lo que parecía ser un lamento para luego retomar el cántico diciendo:
Cosas terribles, tan horribles que te espantarán....
Tan oscuras que tus ansias por despertar no aguantarán más…
Y así, de esa forma caerás por mi hermosa sentencia…
Mi Sentencia Caótica.... que te acabará!!!
El silencio volvía a hacerse presente para ser resquebrajado por una demoniaca carcajada
- HAHAHAHAHAHAHHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA
Riendo como demente al finalizar la estrofa, volteandome ante todos para quedar frente de ellos y sonriendo expresé: - ¿Escucharon eso? ... Está aquí.... está aquí!!!!!! No me había dado cuenta, estaba al borde del precipicio, de espaldas al vacio y mirandolos de forma endemoniada musité: - ENCUENTRENLO!!!! sonriendo con suma malicia y con un brillo inusual en mis ojos me deje caer susurrando: - Buscaré aqui abajo Entregandome a los aires.
Duerme... duerme Emperador del Mar....
Duerme y sueña... sueña ya....
Sueña cosas terribles.... ese es tu final...
Quedando en silencio por un instante, retomando la marcha y tarareando un par de segundos lo que parecía ser un lamento para luego retomar el cántico diciendo:
Cosas terribles, tan horribles que te espantarán....
Tan oscuras que tus ansias por despertar no aguantarán más…
Y así, de esa forma caerás por mi hermosa sentencia…
Mi Sentencia Caótica.... que te acabará!!!
El silencio volvía a hacerse presente para ser resquebrajado por una demoniaca carcajada
- HAHAHAHAHAHAHHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA
Riendo como demente al finalizar la estrofa, volteandome ante todos para quedar frente de ellos y sonriendo expresé: - ¿Escucharon eso? ... Está aquí.... está aquí!!!!!! No me había dado cuenta, estaba al borde del precipicio, de espaldas al vacio y mirandolos de forma endemoniada musité: - ENCUENTRENLO!!!! sonriendo con suma malicia y con un brillo inusual en mis ojos me deje caer susurrando: - Buscaré aqui abajo Entregandome a los aires.
Ambrose- Dios/a
- Reino : Atlántida
Ataques :
AD - Anunciación Marina (2400)
AM - Réquiem de Rosas Rojas Imperiales (2900)
AF - Llamado de las Estaciones (3600)
Defensa :
Puertas de la Atlántida
Cantidad de envíos : 173
Re: Isla Cristina
Loca. Fue lo único que respondió Sokaro ante la particular manera de actuar de la deidad marina, observando como esta encontraba la fuente de la canción que por lo visto, provenía desde el fondo del acantilado que tenían a unos cuantos metros de distancia. Si bien era bueno saber que el objeto que buscaban estaba cerca, lo malo era que la demencia de la mujer no disminuía sino que más bien, aumentaba con cada estrofa que entonaba. Y eso era contraproducente al saber que si se descuidaba, le tocaría vivir otro momento de debilidad y se rompería el cuello de forma ridícula.
Loca suicida. Sigh. Ustedes tres, vayan por el caminito. Nos vemos allá abajo. Dijo Sokaro lanzándose en pos de su jefa después de tomar impulso. La ventaja de la situación era que al ser más voluminoso y pesado, le sería fácil alcanzarla y justamente eso hizo: con su mano derecha la tomaba por la cintura y así evitaba que se rompiera algún hueso en el descenso. Aterrizando con los dos pies en la arena blanca que contrastaba con la oscuridad del cielo de la isla, el General dejaba de lado a la albina no sin antes levantar una pierna y sacudir los granos que se habían introducido en su calzado.
La próxima vez que te tires, hazlo cuando puedas sacar alitas de hada maravillosa y volar. No puedo ir salvando tu cuellecito de romperse todo el tiempo. Comentó el Marino rascándose el trasero con la siniestra, mirando alrededor con ligero aburrimiento marcado en su rostro oculto por el cuero: estaban en un amplio banco de arena en el que las algas, la suciedad y pedazos de roca sobresalientes como tumbas no faltaban; más allá estaba el mar, chocando contra la arena de la orilla con una pereza inconmensurable y en las lejanías, la entrada de una cueva de arco amplio, teniendo como mucho unos cuatro metros de alto. Si debían buscar el medallón, lo más probable era que estuviera enterrado cerca de la posición donde ambos se encontraban erguidos.
Bien bien, los otros tres tardarán un rato en llegar. Así que…¿ideas? Preguntó el General dando un vistazo panorámico a todo su entorno, notando de pronto algo bastante inusual y para otra persona, macabro: un brazo descompuesto que surgía de la arena asiendo un objeto que se asemejaba a…Suerte, perra suerte.
Loca suicida. Sigh. Ustedes tres, vayan por el caminito. Nos vemos allá abajo. Dijo Sokaro lanzándose en pos de su jefa después de tomar impulso. La ventaja de la situación era que al ser más voluminoso y pesado, le sería fácil alcanzarla y justamente eso hizo: con su mano derecha la tomaba por la cintura y así evitaba que se rompiera algún hueso en el descenso. Aterrizando con los dos pies en la arena blanca que contrastaba con la oscuridad del cielo de la isla, el General dejaba de lado a la albina no sin antes levantar una pierna y sacudir los granos que se habían introducido en su calzado.
La próxima vez que te tires, hazlo cuando puedas sacar alitas de hada maravillosa y volar. No puedo ir salvando tu cuellecito de romperse todo el tiempo. Comentó el Marino rascándose el trasero con la siniestra, mirando alrededor con ligero aburrimiento marcado en su rostro oculto por el cuero: estaban en un amplio banco de arena en el que las algas, la suciedad y pedazos de roca sobresalientes como tumbas no faltaban; más allá estaba el mar, chocando contra la arena de la orilla con una pereza inconmensurable y en las lejanías, la entrada de una cueva de arco amplio, teniendo como mucho unos cuatro metros de alto. Si debían buscar el medallón, lo más probable era que estuviera enterrado cerca de la posición donde ambos se encontraban erguidos.
Bien bien, los otros tres tardarán un rato en llegar. Así que…¿ideas? Preguntó el General dando un vistazo panorámico a todo su entorno, notando de pronto algo bastante inusual y para otra persona, macabro: un brazo descompuesto que surgía de la arena asiendo un objeto que se asemejaba a…Suerte, perra suerte.
Sokaro- General Marino
- Reino : Atlantida
Ataques :
AD - Vibración Mortuoria (1650)
Defensa :
Giro Funerario
Cantidad de envíos : 117
Re: Isla Cristina
Me había lanzado al vacío olvidando que aún conservaban mi estado como humana, dejandome llevar por mis acciones descendía por aquel abismo con suma tranquilidad, de pronto sentí que me tomaban por la cintura y sin tardar mucho me dejaban sobre la blanca arena, escuchando inmediatamente: "La próxima vez que te tires, hazlo cuando puedas sacar alitas de hada maravillosa y volar. No puedo ir salvando tu cuellecito de romperse todo el tiempo." Me encogí de hombros y girandome para darle la espalda respondí: - Para eso te tengo.... ¿o no?
Permaneciendo en mi posición tan solo pateando la arena o haciendo figuritas con mi tridente, miré de reojo y noté algo muy particular, caminando en esa dirección y sonriendo ante lo que estaba viendo, pateé una vez más levantando la arena alrededor del objeto, clavando mi cetro a un costado, poniendome de rodillas y escarbando con las manos comencé a sacar la arena, parecía un perro desenterrando su hueso alocadamente sacando la arena con frenesí, en ese instante Sokaro volvía a dirigirme la palabra que sin prestarle atención simplemente respondí: - Ssssssshhhhhhhhh girandome hacia su dirección y haciendo el gesto con mis manos para luego retomar y seguir escarvando en la arena. Ya había cavado un hoyo profundo alrededor del objeto, dejando ver en casi su totalidad el brazo que superficialmente se había mostrado, sonriendo casi al punto del babeo, viendolo con deseo y con voz demencia musité: - Solomon... así, sorpresivamente el brazo comenzo a corroerse pasando al estado de descomposición de la carne, en un abrir y cerrar de ojos, dejando a la luz del sol el mero hueso, mis ojos no se desprendían de aquel miembro, de la manera más bizarra el hueso era nuevamente cubierto por los tejidos blandos, los vasos capilares, las venas, las arterias, los músculos y la piel, cubierndo en su totalidad aquel segmento oseo, era magnifico el poder que tenía ante mi. Una y otra vez veía como todo se consumía y como volvía a nacer, sonreí como niña chiquita, extendí mis manos para tomarlo cuando de pronto al mero contacto un choque eléctrico me atravesó por completo, riendo ante el suceso sin preocuparme de nada lo tomé y lo agarré con fuerza, al sacarlo de la arena, entre sus dedos entrelazado a ellos un collar con un peculiar medallón, tomando el miembro con mi mano derecha y con la otra cogiendo el colgante comencé a halar para deshacerme del agarre que ejercía sobre mi objeto preciado dicho brazo, algo pasaba el collar no se soltaba, yo tiraba de ambos objetos en direcciones opuestas y nada lograba quitar la unión entre ellos. Iracunda y en tono alterado expelé: - Solomon.... sueltalo ya!!!! tomando el collar y golpeando el brazo o bien, el trozo de brazo contra la arena una y otra vez, una y otra vez. Las cosas no parecían cambiar, ahora pisaba el trozo de carne y hueso y tiraba del collar, no me importaba partir los dedos a fin de cuentas "eso" estaba muerto. Tiraba y tiraba y no conseguía nada, desesperada comencé a gritar: - Sueltalo ya maldito Emperador.... damelo damelo damelo ya!!!!! Descontrolada levanté el brazo y mordí aquella mano tirando con mis dientes para despegar el colgante de ella, todo resultaba inútil, escupiendo pedazos de carne que me quedaron en la boca, lo tiré nuevamente al suelo, desenvainé mi espada y en el momento que me destinaba a hacer el corte a milesimas de los dedos, el medallón brilló con tal fuerza que la espada se detuvo sin generar el corte. Guardé mi espada, cerré mis ojos, suspiré, dando un último pisotón esbocé: - Ok ok .... si así lo quieres maldita rata así será.... Miré al General Marino y le dije: - Lymnades levanta esta mierda y traela, nos ha llegado una mano..... extra HAHAHAHAHHAAHHAHAHAHAHAHAHA Ajusté mi espada y tome mi tridente y reiniciando la marcha me dirigí hacia la cueva que se encontraba justo a unos cuantos metros de nosotros, los otros tres ya habían llegado pasando por su lado murmuré: - Caminen!.... siguiendo mi trayecto hacia el interior de la cueva.
Permaneciendo en mi posición tan solo pateando la arena o haciendo figuritas con mi tridente, miré de reojo y noté algo muy particular, caminando en esa dirección y sonriendo ante lo que estaba viendo, pateé una vez más levantando la arena alrededor del objeto, clavando mi cetro a un costado, poniendome de rodillas y escarbando con las manos comencé a sacar la arena, parecía un perro desenterrando su hueso alocadamente sacando la arena con frenesí, en ese instante Sokaro volvía a dirigirme la palabra que sin prestarle atención simplemente respondí: - Ssssssshhhhhhhhh girandome hacia su dirección y haciendo el gesto con mis manos para luego retomar y seguir escarvando en la arena. Ya había cavado un hoyo profundo alrededor del objeto, dejando ver en casi su totalidad el brazo que superficialmente se había mostrado, sonriendo casi al punto del babeo, viendolo con deseo y con voz demencia musité: - Solomon... así, sorpresivamente el brazo comenzo a corroerse pasando al estado de descomposición de la carne, en un abrir y cerrar de ojos, dejando a la luz del sol el mero hueso, mis ojos no se desprendían de aquel miembro, de la manera más bizarra el hueso era nuevamente cubierto por los tejidos blandos, los vasos capilares, las venas, las arterias, los músculos y la piel, cubierndo en su totalidad aquel segmento oseo, era magnifico el poder que tenía ante mi. Una y otra vez veía como todo se consumía y como volvía a nacer, sonreí como niña chiquita, extendí mis manos para tomarlo cuando de pronto al mero contacto un choque eléctrico me atravesó por completo, riendo ante el suceso sin preocuparme de nada lo tomé y lo agarré con fuerza, al sacarlo de la arena, entre sus dedos entrelazado a ellos un collar con un peculiar medallón, tomando el miembro con mi mano derecha y con la otra cogiendo el colgante comencé a halar para deshacerme del agarre que ejercía sobre mi objeto preciado dicho brazo, algo pasaba el collar no se soltaba, yo tiraba de ambos objetos en direcciones opuestas y nada lograba quitar la unión entre ellos. Iracunda y en tono alterado expelé: - Solomon.... sueltalo ya!!!! tomando el collar y golpeando el brazo o bien, el trozo de brazo contra la arena una y otra vez, una y otra vez. Las cosas no parecían cambiar, ahora pisaba el trozo de carne y hueso y tiraba del collar, no me importaba partir los dedos a fin de cuentas "eso" estaba muerto. Tiraba y tiraba y no conseguía nada, desesperada comencé a gritar: - Sueltalo ya maldito Emperador.... damelo damelo damelo ya!!!!! Descontrolada levanté el brazo y mordí aquella mano tirando con mis dientes para despegar el colgante de ella, todo resultaba inútil, escupiendo pedazos de carne que me quedaron en la boca, lo tiré nuevamente al suelo, desenvainé mi espada y en el momento que me destinaba a hacer el corte a milesimas de los dedos, el medallón brilló con tal fuerza que la espada se detuvo sin generar el corte. Guardé mi espada, cerré mis ojos, suspiré, dando un último pisotón esbocé: - Ok ok .... si así lo quieres maldita rata así será.... Miré al General Marino y le dije: - Lymnades levanta esta mierda y traela, nos ha llegado una mano..... extra HAHAHAHAHHAAHHAHAHAHAHAHAHA Ajusté mi espada y tome mi tridente y reiniciando la marcha me dirigí hacia la cueva que se encontraba justo a unos cuantos metros de nosotros, los otros tres ya habían llegado pasando por su lado murmuré: - Caminen!.... siguiendo mi trayecto hacia el interior de la cueva.
Ambrose- Dios/a
- Reino : Atlántida
Ataques :
AD - Anunciación Marina (2400)
AM - Réquiem de Rosas Rojas Imperiales (2900)
AF - Llamado de las Estaciones (3600)
Defensa :
Puertas de la Atlántida
Cantidad de envíos : 173
Re: Isla Cristina
Siguiendo la línea de lo que anteriormente había sentido el General, el espectáculo cómico no se detenía: ahora la lucha era entre Anfitrite y el brazo que mantenía firmemente sujeto el medallón de color blanco, siendo el ganador la extremidad cortada en lo que era tiempo record. Menuda forma de perder contra algo que ni siquiera estaba vivo, por más cosmos y energía que este despidiera para evitar que la diosa lo reclamara como suyo.
Lymnades levanta esta mierda y traela, nos ha llegado una mano..... extra HAHAHAHAHHAAHHAHAHAHAHAHAHA
Chiste malo. Dijo Sokaro con ambas cejas levantadas, aprovechando que su rostro era indescifrable gracias a su máscara de cuero para así acercarse al sitio donde el brazo seguía erguido. No estaría mal probar esto…sigh, al menos no tiene algas encima. Murmuró haciendo girar su arma una vez, luego dos y luego de forma que ya sus vueltas se hacían imposibles de seguir. De un momento a otro el filo se movió en dirección al brazo y contrario a lo que había pasado con su dueña, el brazo cercenado no pudo sino recibir el impacto y ser cortado de forma limpia, cayendo con un simple “puf” encima de la arena.
Esta cosa da asco… Dijo Lymnades con desprecio. Incluso al haber vivido en un periodo conflictivo y lleno de cadáveres, esa extremidad era particularmente aberrante…era algo antinatural, como si su naturaleza humana rechazara por instinto lo que fueran esos huesos que se regeneraban una y otra vez. Y por lo mismo en lugar de tomarlo con las manos desnudas, el General tan solo clavó la punta de Madness en un extremo para luego levantarlo. Si Anfitrite no lo podía tocar, perfecto…él tampoco lo haría, aunque por motivos obviamente diferentes. Y ahora...¿q--- Ah, ¿la cueva?
Aquello empezaba a resultar extraño, casi como una serie de eventos que se confabulaban para llevarlos de un lado a otro…como si alguien jugara con ellos.
Cosa rara. Mmm…¿ahora buscaremos una alga mítica o algo por el estilo? Preguntó Lymnades dando por fin el primer paso dentro de la cueva…y justamente si antes le parecía raro lo que hacían, ahora todo se tornaba ligeramente más bizarro.
Dentro de la cueva, que más bien parecía ser un techo alto sobre un enorme “claro” de arena mojada y unos cuantos pozos de agua aquí y allá no existía más que oscuridad. Ni siquiera el ruido del agua moviéndose en la bahía, a menos de diez metros de distancia parecía llegar…era como el umbral a otro mundo, extendiéndose hacia una negrura infinita más y más lejana que a primera vista, parecía implicar el olvido permanente.
No solo el General se dio cuenta de ello.
No puedo pasar. Dijo Kaia con ligero temor, deteniéndose un metro antes del cambio entre la arena blanca y la arena apisonada que existía dentro de la cueva.
Ni yo…no me gusta y…y…no puedo caminar más de aquí. Replicó Ameri obviamente más asustada que su “hermana”.
Y-yo tampoco… Completó Nasus encogiéndose ligeramente, dando un paso hacia atrás casi llamando tanto a Sokaro como a Anfitrite quienes ya pisaban el agua más allá del umbral de la cueva.
Tú dirás. Le dijo finalmente el General a la albina, moderando el movimiento de su arma para evitar que el brazo se soltara. Podían continuar ellos dos solos y dejar a los otros tres detrás, de toda forma mucho no cambiaban…el caso era ver si la mujer accedía, más conociendo su típica demencia y extraños caprichos. Deberíamos continuar y ya. Por lo visto hay algo más interesante allá…¿no?
Lymnades levanta esta mierda y traela, nos ha llegado una mano..... extra HAHAHAHAHHAAHHAHAHAHAHAHAHA
Chiste malo. Dijo Sokaro con ambas cejas levantadas, aprovechando que su rostro era indescifrable gracias a su máscara de cuero para así acercarse al sitio donde el brazo seguía erguido. No estaría mal probar esto…sigh, al menos no tiene algas encima. Murmuró haciendo girar su arma una vez, luego dos y luego de forma que ya sus vueltas se hacían imposibles de seguir. De un momento a otro el filo se movió en dirección al brazo y contrario a lo que había pasado con su dueña, el brazo cercenado no pudo sino recibir el impacto y ser cortado de forma limpia, cayendo con un simple “puf” encima de la arena.
Esta cosa da asco… Dijo Lymnades con desprecio. Incluso al haber vivido en un periodo conflictivo y lleno de cadáveres, esa extremidad era particularmente aberrante…era algo antinatural, como si su naturaleza humana rechazara por instinto lo que fueran esos huesos que se regeneraban una y otra vez. Y por lo mismo en lugar de tomarlo con las manos desnudas, el General tan solo clavó la punta de Madness en un extremo para luego levantarlo. Si Anfitrite no lo podía tocar, perfecto…él tampoco lo haría, aunque por motivos obviamente diferentes. Y ahora...¿q--- Ah, ¿la cueva?
Aquello empezaba a resultar extraño, casi como una serie de eventos que se confabulaban para llevarlos de un lado a otro…como si alguien jugara con ellos.
Cosa rara. Mmm…¿ahora buscaremos una alga mítica o algo por el estilo? Preguntó Lymnades dando por fin el primer paso dentro de la cueva…y justamente si antes le parecía raro lo que hacían, ahora todo se tornaba ligeramente más bizarro.
Dentro de la cueva, que más bien parecía ser un techo alto sobre un enorme “claro” de arena mojada y unos cuantos pozos de agua aquí y allá no existía más que oscuridad. Ni siquiera el ruido del agua moviéndose en la bahía, a menos de diez metros de distancia parecía llegar…era como el umbral a otro mundo, extendiéndose hacia una negrura infinita más y más lejana que a primera vista, parecía implicar el olvido permanente.
No solo el General se dio cuenta de ello.
No puedo pasar. Dijo Kaia con ligero temor, deteniéndose un metro antes del cambio entre la arena blanca y la arena apisonada que existía dentro de la cueva.
Ni yo…no me gusta y…y…no puedo caminar más de aquí. Replicó Ameri obviamente más asustada que su “hermana”.
Y-yo tampoco… Completó Nasus encogiéndose ligeramente, dando un paso hacia atrás casi llamando tanto a Sokaro como a Anfitrite quienes ya pisaban el agua más allá del umbral de la cueva.
Tú dirás. Le dijo finalmente el General a la albina, moderando el movimiento de su arma para evitar que el brazo se soltara. Podían continuar ellos dos solos y dejar a los otros tres detrás, de toda forma mucho no cambiaban…el caso era ver si la mujer accedía, más conociendo su típica demencia y extraños caprichos. Deberíamos continuar y ya. Por lo visto hay algo más interesante allá…¿no?
Sokaro- General Marino
- Reino : Atlantida
Ataques :
AD - Vibración Mortuoria (1650)
Defensa :
Giro Funerario
Cantidad de envíos : 117
Re: Isla Cristina
No habíamos tardado en entrar a la cueva, el frío y lo tenso del ambiente era lo primero que nos recibía, oscuridad y nada más que oscuridad a excepción de unos cuantos pozos alejados entre sí no se veía nada más, la arena se sentía mojada. Por primera vez en un buen rato aquel lugar me dejaba sin palabras.
Parecía aislado del mundo exterior, de hecho era como entrar a un territorio de alguna dimensión desconocida, fui la primera en entrar y adentrarme seguida de Sokaro, me detuve a mitad de camino cuando escuché su dulce voz: "No puedo pasar" era Kaia quien inexplicablemente claudicaba y se quedaba atrás. Di un paso más, por una extraña razón mis pies querían dar un paso atrás, lo levanté sutilmente de la arena para cumplir su deseo deteniendome en el momento en que volvía escuchar: "Ni yo…no me gusta y…y…no puedo caminar más de aquí." ahora por cuenta de Ameri, algo pasaba, algo parecía frenar a mis acompañantes. Caminé hacia adelante, dos pasos con exactitud di, podía sentir como un frío intenso me recorría desde los pies a la cabeza, no era un frío normal de hecho, parecía una serpiente helada que se trepaba en mí. Volví a escuchar: "Y-yo tampoco…" era el enano sirviente, sin mirar atrás y con tono autoritario expresé: - Lo que no sirve, estorba.... Para lloriqueadas Uds. dos quedense aquí .... pero tu Nasus vienes con nosotros. En ese momento miré a Lymnades que estaba ahí a mi lado, no parecía estar alterado o similar, más bien parecía que todo le daba igual y pronunciaba: "Tú dirás..... Deberíamos continuar y ya. Por lo visto hay algo más interesante allá…¿no?" Apretando mi tridente, suspirando profundamente y tomando fuerzas o quizás valor y con un tono de voz serio musité: - Así es ...... Mi tumba. Retomando mi marcha, con paso firme pero pausado, adentrandome poco a poco. la oscuridad seguía dandonos la bienvenida y nos dejaba bien claro que lo que había adelante no sería para nada ni mucho menos agradable.
Parecía aislado del mundo exterior, de hecho era como entrar a un territorio de alguna dimensión desconocida, fui la primera en entrar y adentrarme seguida de Sokaro, me detuve a mitad de camino cuando escuché su dulce voz: "No puedo pasar" era Kaia quien inexplicablemente claudicaba y se quedaba atrás. Di un paso más, por una extraña razón mis pies querían dar un paso atrás, lo levanté sutilmente de la arena para cumplir su deseo deteniendome en el momento en que volvía escuchar: "Ni yo…no me gusta y…y…no puedo caminar más de aquí." ahora por cuenta de Ameri, algo pasaba, algo parecía frenar a mis acompañantes. Caminé hacia adelante, dos pasos con exactitud di, podía sentir como un frío intenso me recorría desde los pies a la cabeza, no era un frío normal de hecho, parecía una serpiente helada que se trepaba en mí. Volví a escuchar: "Y-yo tampoco…" era el enano sirviente, sin mirar atrás y con tono autoritario expresé: - Lo que no sirve, estorba.... Para lloriqueadas Uds. dos quedense aquí .... pero tu Nasus vienes con nosotros. En ese momento miré a Lymnades que estaba ahí a mi lado, no parecía estar alterado o similar, más bien parecía que todo le daba igual y pronunciaba: "Tú dirás..... Deberíamos continuar y ya. Por lo visto hay algo más interesante allá…¿no?" Apretando mi tridente, suspirando profundamente y tomando fuerzas o quizás valor y con un tono de voz serio musité: - Así es ...... Mi tumba. Retomando mi marcha, con paso firme pero pausado, adentrandome poco a poco. la oscuridad seguía dandonos la bienvenida y nos dejaba bien claro que lo que había adelante no sería para nada ni mucho menos agradable.
Ambrose- Dios/a
- Reino : Atlántida
Ataques :
AD - Anunciación Marina (2400)
AM - Réquiem de Rosas Rojas Imperiales (2900)
AF - Llamado de las Estaciones (3600)
Defensa :
Puertas de la Atlántida
Cantidad de envíos : 173
Re: Isla Cristina
Así es ...... Mi tumba.
¿Quieres que te lleve un ramo de algas o una corona de juncos? Seguro que el maricón este no tiene problema alguno en hacer algo así ahora mismo. Dijo Sokaro mientras le daba una patada a Nasus, haciendo que trastabillara frente a ellos dos y avanzara a regañadientes. Dada el aura antinatural de ese lugar bien les hacía tener a ese sujeto por delante…si se presentaba algún imprevisto de seguro que él sería el primero en caer. Mejor el idiota que la jefa y el General sin duda.
Caminando y dejando atrás el arco a través del cual habían accedido, el presentimiento de que se alejaban más y más de la realidad se hacía más prominente. Si antes parecía que el silencio reinaba ahora era una certeza. Los charcos se hacían más y más grandes, la arena se notaba más “extraña” y la negrura se volvía más sólida, al menos desde la perspectiva de Lymnades.
Mmm...me pregunto: ¿exactamente qué tanto se extiende esta cueva? Por el ángulo y la distancia que hemos caminado, bien podríamos haber salido de la isla…así que supongo que nos “desconectamos”…¿cierto? Preguntó el General con un tono serio y ciertamente, cauteloso…algo que no era propio en él y que para los que lo conocían, no auguraba nada bueno.
Esto es peligroso…esto es peligroso…volvamos, volvamos… Murmuraba Nasus con las manos cerca de la cara, intentando tapar su vista y evitar observar lo que había más adelante…ahí fue que Sokaro vio el primer indicio de la locura…
¿Quieres que te lleve un ramo de algas o una corona de juncos? Seguro que el maricón este no tiene problema alguno en hacer algo así ahora mismo. Dijo Sokaro mientras le daba una patada a Nasus, haciendo que trastabillara frente a ellos dos y avanzara a regañadientes. Dada el aura antinatural de ese lugar bien les hacía tener a ese sujeto por delante…si se presentaba algún imprevisto de seguro que él sería el primero en caer. Mejor el idiota que la jefa y el General sin duda.
Caminando y dejando atrás el arco a través del cual habían accedido, el presentimiento de que se alejaban más y más de la realidad se hacía más prominente. Si antes parecía que el silencio reinaba ahora era una certeza. Los charcos se hacían más y más grandes, la arena se notaba más “extraña” y la negrura se volvía más sólida, al menos desde la perspectiva de Lymnades.
Mmm...me pregunto: ¿exactamente qué tanto se extiende esta cueva? Por el ángulo y la distancia que hemos caminado, bien podríamos haber salido de la isla…así que supongo que nos “desconectamos”…¿cierto? Preguntó el General con un tono serio y ciertamente, cauteloso…algo que no era propio en él y que para los que lo conocían, no auguraba nada bueno.
Esto es peligroso…esto es peligroso…volvamos, volvamos… Murmuraba Nasus con las manos cerca de la cara, intentando tapar su vista y evitar observar lo que había más adelante…ahí fue que Sokaro vio el primer indicio de la locura…
Sokaro- General Marino
- Reino : Atlantida
Ataques :
AD - Vibración Mortuoria (1650)
Defensa :
Giro Funerario
Cantidad de envíos : 117
Re: Isla Cristina
Finalmente la luz natural, la luz propia del sol, era la primera vez que me sentía agradecida de volver a sentirla, esa maldita Isla si que enfermaba. Estaba tan entretenida, o bien ensimismada en querer desaparecer aquella abominación de tumba que en el recorrido de vuelta a la playa había olvidado saludar a mis dos hijas, Kaia y Ameri seguían allí esperando, con sus ojos expectantes, con su mirada llena de preocupación, incertidumbre y angustia, al vernos atravesar esa habitación oscura que ya no producía ningún terror en nadie, les dio ese alivio que tiempo atrás estaban necesitando.
El féretro caía en la arena, yo me desprendía de mi armadura, las dos jovencitas venían a mi encuentro y se abrazaban a mi como si en verdad fuera su madre, aquel episodio me hizo rememorar el rostro de Máximo.
Alrededor del sarcófago, la arena parecía ser succionada, devorada por el poder mismo del ataúd, sonreí al notarlo y alejando a las niñas, yendo hacia la costa, moviendo mis manos para traer helecho marino el cual poco a poco se iba amontonando en la orilla, entrelazándose para convertirse en una tela improvisada de plantas del mar. Pinchándome un dedo, dejando que mi sangre corriera por encima de aquel helecho negro, tomé la manta "viviente" y cubrí el féretro con ella. Ameri había alcanzado a verlo, con su curiosidad de niña había dado sus pasitos para ir a tocarlo, momento en que la manta caía sobre él, con tierna y maternal voz le decía: - No es una buena idea... Ameri. La niña seguía inquieta, quería saber de que se trataba, como pudo filtró su manita por entre la manta y tocó el ataúd, gritó al instante, llorando rápidamente producto del dolor, tocando su brazo hice que se "despegara" de él y con voz indiferente pronuncié: - Humanos así es de la única manera en la que aprenden...
Sin mi armadura cubriéndome el cuerpo, se podía evidenciar sobre la tela rasgada del vestido sucio y manchado que llevaba encima, todo por lo que habíamos pasado. La sangre demostraba lo intenso de la batalla y había señales, cicatrices que ni mi condición de diosa pudieron sanar. Nasus no estaba por lo que no podía esperar que apareciera con alguna prenda de vestir para mi. Me agaché justo al lado del féretro, lo acaricié un par de veces y con dulce voz musité: - Nunca te he abandonado... Encendiendo mi cosmos, chasqueando los dedos y viniendo a mi de nuevo mi tridente, hice un corte en el aire abriendo un pasaje dimensional, los miré a todos, levanté el sarcófago con las cadenas que nos mantenía unidos a los dos y con determinación dije: - Ya no tenemos nada que hacer aquí... vámonos! Siendo la primera en ingresar al portal llevando a mi lado el ataúd envuelto.
El féretro caía en la arena, yo me desprendía de mi armadura, las dos jovencitas venían a mi encuentro y se abrazaban a mi como si en verdad fuera su madre, aquel episodio me hizo rememorar el rostro de Máximo.
Alrededor del sarcófago, la arena parecía ser succionada, devorada por el poder mismo del ataúd, sonreí al notarlo y alejando a las niñas, yendo hacia la costa, moviendo mis manos para traer helecho marino el cual poco a poco se iba amontonando en la orilla, entrelazándose para convertirse en una tela improvisada de plantas del mar. Pinchándome un dedo, dejando que mi sangre corriera por encima de aquel helecho negro, tomé la manta "viviente" y cubrí el féretro con ella. Ameri había alcanzado a verlo, con su curiosidad de niña había dado sus pasitos para ir a tocarlo, momento en que la manta caía sobre él, con tierna y maternal voz le decía: - No es una buena idea... Ameri. La niña seguía inquieta, quería saber de que se trataba, como pudo filtró su manita por entre la manta y tocó el ataúd, gritó al instante, llorando rápidamente producto del dolor, tocando su brazo hice que se "despegara" de él y con voz indiferente pronuncié: - Humanos así es de la única manera en la que aprenden...
Sin mi armadura cubriéndome el cuerpo, se podía evidenciar sobre la tela rasgada del vestido sucio y manchado que llevaba encima, todo por lo que habíamos pasado. La sangre demostraba lo intenso de la batalla y había señales, cicatrices que ni mi condición de diosa pudieron sanar. Nasus no estaba por lo que no podía esperar que apareciera con alguna prenda de vestir para mi. Me agaché justo al lado del féretro, lo acaricié un par de veces y con dulce voz musité: - Nunca te he abandonado... Encendiendo mi cosmos, chasqueando los dedos y viniendo a mi de nuevo mi tridente, hice un corte en el aire abriendo un pasaje dimensional, los miré a todos, levanté el sarcófago con las cadenas que nos mantenía unidos a los dos y con determinación dije: - Ya no tenemos nada que hacer aquí... vámonos! Siendo la primera en ingresar al portal llevando a mi lado el ataúd envuelto.
Ambrose- Dios/a
- Reino : Atlántida
Ataques :
AD - Anunciación Marina (2400)
AM - Réquiem de Rosas Rojas Imperiales (2900)
AF - Llamado de las Estaciones (3600)
Defensa :
Puertas de la Atlántida
Cantidad de envíos : 173
Re: Isla Cristina
Observando o por lo menos, percibiendo como la diosa marina se encargaba de cubrir el asqueroso sarcófago con una enorme capa de algas marinas el General tan solo avanzó en el mismo instante en que esta abría un portal con su tridente insignia. Había llegado el momento de abandonar esa isla abandonada por sus regentes y regresar al sitio que ahora bien era considerado como su “base principal”: Welheim.
Mejor así…ya me estaba hartando de tanto olor a salitre. Respondió el militar con desdén mientras avanzaba, dejando que las dos niñas lo adelantaran y se metieran en el portón sobrenatural. Una vez adentro la sensación de encontrarse bajo el agua se repetía: las formas eran confusas, distorsionadas por acción del cosmos de Anfitrite junto con las sombras inherentes del fondo del mar…por otro lado estaba aquel susurro persistente, como si el paso del tiempo fuera acelerado con cada segundo que corría.
De un momento a otro, el portal volvía a abrirse justo en la dirección contraria a la anterior. Una vez todos hubieron pasado se encontraron en un terreno bastante familiar, habían arribado a la entrada del edificio que coronaba la colina de la isla de Welheim…habían llegado al territorio sagrado y por fin, podían tomarse un respiro.
Mejor así…ya me estaba hartando de tanto olor a salitre. Respondió el militar con desdén mientras avanzaba, dejando que las dos niñas lo adelantaran y se metieran en el portón sobrenatural. Una vez adentro la sensación de encontrarse bajo el agua se repetía: las formas eran confusas, distorsionadas por acción del cosmos de Anfitrite junto con las sombras inherentes del fondo del mar…por otro lado estaba aquel susurro persistente, como si el paso del tiempo fuera acelerado con cada segundo que corría.
De un momento a otro, el portal volvía a abrirse justo en la dirección contraria a la anterior. Una vez todos hubieron pasado se encontraron en un terreno bastante familiar, habían arribado a la entrada del edificio que coronaba la colina de la isla de Welheim…habían llegado al territorio sagrado y por fin, podían tomarse un respiro.
Sokaro- General Marino
- Reino : Atlantida
Ataques :
AD - Vibración Mortuoria (1650)
Defensa :
Giro Funerario
Cantidad de envíos : 117
Temas similares
» [Isla Kanon] - El mar...en camino a la isla
» [Jerusalen] Isla
» Isla de Evia
» Isla de Creta
» Dejando la isla
» [Jerusalen] Isla
» Isla de Evia
» Isla de Creta
» Dejando la isla
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Lun Nov 18, 2024 2:26 pm por Nathaniel
» Magical Hope {Afiliación élite}
Miér Jul 17, 2019 2:41 am por Invitado
» Hantā no Odessei {Afiliación Elite}
Mar Jul 16, 2019 9:20 pm por Invitado
» Busquedas de Rol
Lun Jul 08, 2019 7:11 pm por MapyCozo
» Ficha de Entrenamiento de Alderion De tauro
Jue Jul 04, 2019 12:31 pm por Alderion
» Ficha de entrenamiento de Virgil Juez de Griffo
Miér Jul 03, 2019 1:23 pm por Sasha
» Petición Caballeros de Athena
Miér Jul 03, 2019 1:16 pm por Sasha
» [Reino de Poseidón - Alta] La Manzana Dorada
Dom Jun 30, 2019 10:24 pm por Boreas