[Templo de la Corona] Salon Principal

Las grandes puertas del templo de la corona se abrieron haciendo que la luz del dia entrara e iluminara un lugar que parecia desabitado por muchos años. Las pisadas se escuchaban con eco en toda la sala que cada vez se iba iluminando mas, pues a cada paso que daba se abrian unas ventanas que hacian que entraran tambien los rayos del sol por ellas. Cuando paso esto y se ilumino todo mucho mas se podia ver con claridad el lugar donde estaba.

El lugar donde se encontraban era una gran sala, en el medio habia un gran mesa rendonda para un total de diez personas, a los lados pasillos que lo mas probable es que llevara hacia otras partes del templo. Y al fondo del todo un asiento a una altura mas grande que los demas y frente a este habia una gran espada clavada, del techo salia una luz por una critalera que iluminaba esa espada.

Fye la miro con deseos de cogerla al fin, siguio caminando sin detenerse hasta llegar a donde estaba ese arma sagrada. Abel la conocia, era su arma mas poderosa, forjada por Hesfestos exrpesamente para el. Coloco sus dedos lentamente en el mango de ella, para luego sujetarla firmemente.

Jajajaja.........

Se pudo escuchar una risa proveniente de Fye, la sensacion de tener en ese momento la llave que abriria la fuente de su poder. La sujeto con fuerza y la comenzo a sacar del suelo hasta que finalmente salio. En ese momento un gran poder se desato y todo el templo se ilumino y parecio recobrar su esplendor, las paredes agrietadas ahora volvian a estar como el dia de su construccion, todo en perfecto estado.

JAJAJAJAJA!!

Rio con mas fuerza esta vez alzando su espada hacia ese ventanal del techo y mirando hacia el cielo que veia por el. Ya nadie lo conseguiria detender, Vergilius o el que fuera caeria a los pies de Abel hasta que este buscara su propia venganza contra su hasta hace unos segundos primo... Por que lo que ahora residia en el cuerpo de ese mortal humano era la viva encarnacion del dios Abel

Todo se habia completado, Abel estaba presente. Se giro hacia sus subordinados con esa cara de satisfacion en su rostro. Sabia lo que significaba eso, la muerte de Vergilius y hacer que Sophia fuera suya completamente. Esos motivos eran los que le motivaban.

Escuchad! Y contenplad el poder que habeis decicido seguir! Este es el comienzo de una nueva era!

Golpeo con su espada el suelo haciendo que una onda expansiva se produjera en el lugar. No volveria a perder nunca mas, eso era lo que pensaba. Tanto como Fye.. como Abel.. tenia muchas cosas que hacer. El dios de la corona solar habia estado mucho tiempo esperando este despertar, lo ultimo que recordaba de la ultima vez que estuvo despierto fue un encuentro con Athena que dejo a medias. Y por ahi continuaria..

Ignorar este mensaje, post anulado por administración.

El climax de su largo viaje hasta el Templo habia concluido. El sincretismo de su amo-Dios que observo en Roma habia llegado a su fin, con el despertar del gran Abel. Sin embargo ocurrio algo demasiado curiosesco, su ahora Dios se comportaba extrañamente a tal grado que llegase a pensar que sufria de alguna enfermedad mental, pero trataba de entender otra cosa, no queria parecer una loca amazonica que le tendria fobia a su Dios cuando se pusiera en ese estado y no era para quedar bien con su deidad, sino para salvaguardar su salud mental. Al menos una parte de ella asi lo queria intepretar.

Cuando habia llegado al recinto, pudo ver que Paolo se habia adelantado mucho mas que ella y Helena. Era extraño ver como un caballero hacia casi lo imposible para que su dios lo mirara. Ella odio eso como humana y mas aun al saber que seria la portadora de una armadura que protegeria a su amo, por que eso se le hacia realmente patetico y en cierta parte tonto. Si realmente te iban a reconocer, que fueran por tus meritos y logros y no por ser barbero; esa almenos era su filosofia.

La sorpresa enbargo a la joven al percatarse que todo el templo volvia a parecer como recien construido, ademas de ver la gran espada que portaba el ahora Abel. - Su espada es realmente grande y se ve poderosa, y el lugar es esplendido. Pero pasando a otra cosa no me sorprendo de que Paolo haya sido el primero en llegar hasta aqui y parecer cordero sin pastor; bueno a quien le importa eso, no creo que Paolo sea tan tonto , al menos Helena es otra cosa, al parecer asi lo es... - Miro a su amo, ahora como amazonica solo lo miraria y ya. Esperaba realmente que la confusion que habia sentido cuando llego por primera vez a Roma se esfumara para que le dejara pensar claramente. Ahora mismo tenia una gran mision, ser una amazonica digna del respeto no solo de su Dios, sino de sus compañeros y asi lo haria.

Se quedo cerca de sus compañeros, era hora de saber que destino queria tomar Abel y que vision tendria de ahora en adelante.

En una posicion mas alta Abel recien despertado y delante de el sus tres guerreros que habian llegado con el hasta este punto, podrian haber sido muchos mas o podria no haber sido ninguno, el destino habia querido que ellos fueran las tres personas elegidas para servir al diosa de la corona solar.

Ahora mientras los miraba, no necesitaba leer sus mentes con mi poder para saber lo que estaban pensando, sus gestos, sus miradas les delataban, quizas pensaron por unos segundos que se equivocaron de persona a la quien seguir. Pense que ellos serian diferentes pero por el momento me estaba equivocando, si le tienen miedo a la locura no serian grandes adversarion en el campo de batalla.

Alegria, tristeza, esperanza, ira, locura, pasion, sentimientos que como humano habia empezado a entender y que ahora siendo dios aprovecharia en mis beneficio, todos esos sentientos habia que asumirlos, habia que aceptarlos para convertise en el guerrero definitivo. Pero ahora delante de mi, por no entender la locura y verlo como un estorbo solo veia a tres guerreros confusos, y la confusion si que era un estorbo en la batalla. La locura te puede llevar a la valentia y esta a su vez a la victoria, el que no arriesga, no termina ganando nada.

No me esperaba esto. No a estas alturas.

Paolo al fin se adelanto a proncuniar lo que los demas no se atrevian a decir, muy valiente por su parte pero a la vez equivocado, sus palabras no eran mas que prubeas de su ingenuidad. Si pensaba que con calma y cabeza fria llegaria lejos en esta vida quedaria muy equivocado y menos cuando se habian sorprendido tanto por unas simples risas ya que era la unic que Abel habia mostrado.

Paolo, sera muy divertido ver como la vida propia te hace cambiar la vision de esa manera tan infantil que tienes ver al mundo. ¿Teneis miedo a la locura? ¿Pensais que por eso no actuare adecuadamente en esta guerra? Si es por eso no os preocupeis, de mi salud mental o como me sienta no os tiene que importar nada.

Abri mi mano y deje desaparecer mi espada, ahora que estaba ligada a ella podria hacerla aparecer cuando quisiera. Esta se desvanecia en una lluvia de particulas de cosmos que ascendian hasta desaparecer. No sabia que pensar ahora de mis guerreros, de todos modos, ellos me demostrarian de que estaban hechos y hasta donde llegaba su lealtad a medida que el tiempo pasara.

Podriamos discutir sobre este tema todo el dia, pero no tenemos tiempo. Ahora mismo quiero que dos de vosotros, Paolo y Helena vayan en busca de nuevos candidatos para portar el resto de las armaduras. En cuanto a Alexandra, te dare otra mision donde resarcirte de ultimo fracaso intentando traer de vuelta a Sophia. Ahora quiero que descubras su paradero e infoprmacion de ella. Pero ninguno de vosotros debe entrar en combate, aun no es el momento.

Esperaba que con eso vieran que mi supuesta locura no afectaba en nada a mi labor como lider. De todos modos si ellos no confiaban en mi no era ningun problema, los leales vivirian y los traidores moririan, asi debia ser la ley que regia este mundo.

Dadas estaban las ordenes, me quede algo pensativo en la actitud que habia tenido Paolo en ese momento, nohabia hecho el intento de leerle la mente para saber cuales eran sus intenciones, pero si algo era verdad, que de sus tres guerreros por el momento el que le daba mas dudas era el. Seria bastante interesante ver como evoluciona y que termina mostrandome que es capaz de hacer, ver si se convertiria en un guerrero fiel o un traidor, me ardia la sangre de impaciencia para que ese momento llegara cuanto antes.

Jum.. esperare con ansias ese momento.

Alexandra aun no se habia marchado, aunque le habia mandado la mision permanecia alli al lado mia por si necesitaba algo mas, siempre habia sido asi, tan preocupada por mi. Podia decir que de ella nuca dudaria pues habia estado conmigo desde hace mucho tiempo, siendo mi fiel sirviente y ella conocia cosas de mi y acciones que habia hecho que ni mis hermanos conocian.

Baje las pocas escaleras que nos separaban para acercarme a ella, puede que fuera un buen momento para tener una charla con ella como las que teniamos hace tiempo. Total, el tiempo me pertenecia mientras tuviera este ojo, no habia nada que temer. Cogio su parche y volvio a colocarselo en su ojo, aunque ya no lo necesitaba era algo de lo que aun no se queria desprender.

Si que puedes hacer algo. Quiero hablar contigo sobre un asunto. Llevas mucho tiempo a mi lado y he aprendido que puedo confiar en ti. Vayamos mas adentro del templo Alexandra..

- Mi señor Fye siento que debo marcharme ahora, lamento no poder quedarme mas tiempo pero he sentido la energia que pequqeño amo Gelum muy cerca de la señorita Sophia, le promento que vendre lo mas rapidamente posible para poder concluir aquello que me desee decir... - Al decir esto la joven amazonica se encontraba de rodillas ante su Dios. Ella ya habia sentido las presencias de la señorita Sophia y del amo Gelum cerca y presentia que no estaba muy lejos. Estaba segura que podria aprovechar para poder realizar sus entrenamientos para poder mejorar y conseguir lo que tanto anhelaba.

-Me retiro mi señor, cualquier cosa que necesite tan solo llameme y estare con usted lo mas rapido posible...... - Dijo mientras se levantaba y haciendo una reverencia ante su Dios salio corriendo del recinto. Tenia que aprovechar el tiempo que tenia a la perfeccion.

Alexandra se marcho, solo se fue… Sin permiso… Algo no marchaba bien. Sentia como mis guerreros lentamente comenzaban a darme mas dudas de las que ya tenia. No confiaba en ellos, en ningúno. Pero el tiempo era lo que determinaría esta confianza, quizás debía dejar que los segundos pasaran, los minutos, las horas, los meses…Debia dejar que todo siguiera su curso sin interrumpir con las desiciones mortales por ahora, no valia la pena intervenir por guerreros que no eran de fiar y sobretodo, por aquellos en los que se podía oler ese aroma a traición tan cercano. Ese interés solo en poder, no en admiración. Aquellos que no estaban a su lado por placer, si no por temor…

-Ve…

Le dije a la muchacha para no quedarme en silencio, no tenia bien en claro las intenciones, ni el estado en que los dioses se encontraban. Mi voluntad divina era poderosa, pero también estaban aquellas de mis pares, de los otros dioses que habitaban y ya estaban depiertos en el planeta. Sin mucho que decir, mucho menos que hacer. Levante mi espada y atravesé por la puerta principal de la habitación, mientras esta se cerraba lentamente tapando su imagen. Entre en la sala mas lujosa y adornada de todo el templo, después de mi habitación, la sala del trono. Mire con nostalgia aquel lugar, ciertamente lo extrañaba .Sin embargo, no era tiempo de recuerdos. De hecho, tenia mucho tiempo por delante. Pero lo mejor era quedarme en un estado de suspensión. Al menos hasta que todo tomara su ciclo, me quede sentado en mi trono esperando las reacciones de los guerreros ante mi ausencia…

Era el tiempo de la verdad…