[Templo de la Corona] Entrada

Abel y sus guerreros estaban por fin en Grecia y ahora debian buscar el templo. Para empezar se adentraron en las montañas en busca de su templo. Caminaron largo rato , durante varias horas. Fye a la cabeza de sus tres guerreros, el camino eran montañoso asi que lo mejor era ir con precaucion por ese sendero. Ya tenia planeado cual seria nuestros primeros movimientos para todos mis guerreros y tambien para mi mismo.

De pronto Fye se detuvo, si queria encontrar el templo deberia recurrir a su yo interior, es decir a Abel. Habia andado lo suficiente asi que creyo que era la hora de usar aquello. Llevo sus manos a su cabeza y empezo a quitarse el parche que cubria su izquierdo. Aun tenia la cicatriz que le hizo Vergilius, eso seria una marca que tendria para siempre, y no sanaria hasta tener la cabeza de ese insolente en sus manos.

Fye abrio poco a poco su ojo y se pudo ver de nuevo ese ojo de color dorado que ahora habia sustituido a su perdido ojo. Pero este empezo a cambiar, y en el iris se empezo a formar una espiral, su ojo estaba cambiando de nuevo. Con ese nuevo ojo Fye miraba a su alrededor en busca de su templo.

Por aqui.

Menciono tras dar con el camino correcto, siguieron caminando otro buen rato hasta que llegaron a una zona que parecia estar muerta, arboles secos, todo rocoso y al fondo, unas construcciones que parecian demolidas, era.. un templo, el antiguo templo de Fye que con el tiempo habia perdido toda su magestuosidad.

Bievenidos.. al templo de la corona mis guerreros.

Comenco a andar por el camino principal que les llevaria hasta la entrada del templo. A su paso todo comenzo a coger vida, los arboles volvian a hacer crecer sus ojos, la tierra ya no era arida sino que el pasto verde volvia a reinar, y cada vez que Fye seguia andando, a su paso, estaba reviviendo todo el templo, hasta que llegaron a la entrada del templo, mas este aun no cambiaba su forma, no hasta que recogiera lo que habia dentro que le terminaria nombrando finalmente dios Abel.

Una vez dentro, Abel despertara completamente y su templo volvere a alzarse glorioso.

Fye miraba hacia sus dos amazonas y sonreia al ver como ambas estaban listas para lo que se les venia encima, dejarian ser mujeres que se dedicaban a la caza como mucho y a las tareas del hogar de unos grandes señores a convertirse en guerreras que estarian en primera fila de batalla y no solo ellas dos.. sino que Paolo tambien lo estaria, aunque de nuevo.. se habia quedado atras.

Miraba detras de ellas y el no aparecia, se habia atrasado en el puerto y sino llegaba pronto no veria el despertar de su dios.

Todo lo que rodeaba el recinto del templo cada vez cobrara mas vida, el templo de la corona era un lugar hermoso, con prados llenos de flores y fuentes de agua cristalina, parecia que estaban en los eliseos dado la belleza que volvia a despertar en aquel lugar.

Lo unico que aun permanecia muerto era el propio templo, sentia como algo dentro cada vez me estaba llamando mas y mas. Un objeto de dentro retumbaba llamando a su dueño que se trataba de Fye.

Entremos, llego la hora del despertar.

Fye comenzo a andar hacia delante y colocarse entre los pilares a la entrada del templo. Coloco su mano en uno de ellos, parecian que en cualquier momento se iban a caer, movia mi mano y trozos de piedra cain al suelo, era como si a Abel no le gustara ver su templo en ese estado, pero pronto cambiaria, se decidio y entro dentro del templo de la corona.

La mirada de la joven rubia comenzaba a cambiar de emocion a determinacion. Este momento tenia que ser memorable, y lo seria, por que al fin su Dios surgiria en su templo y el esplendor de este bañaria a todo el recinto, cambiando todo a su paso, inclusive ellos. Aquellos jovenes que se dedicaban a las tareas domesticas se transformarian en los autenticos guerreros que protegerian al gran Abel.

Hasta ahora, su compañera Helena habia demostrado muchas aptitudes favorables en cuanto a su poder, Paolo era otra cuestion, pues sabia que en el fondo, tenia sus habilidades, por ahora no se preocuparia por el, por que durante su estancia en la Villa apesar de llegar al final, lo hacia bien. El cosmos de Fye, parecia que activaba al Templo con un simple toque, esto era realmente interesante ya que siempre se pregunto como podia estar en perfecto esta, ahi estaba su respuesta. Una sonrisa de entusiasmo ilumino su rostro, las palabras de su deidad habian sido declamadas. Al fin su Dios estaria despierto completamente. Aquel individuo que como humano adoro, dejaria esa simbiosis para comvertirse en el ser supremo que el alma de la chica no solo admiraba, sino algo mas aguardaba en su corazon. Por un momento creyo estar enamorada de su amo, pero ahora sabia que esta sensacion era aun mayor de lo que pensaba, aquello que creia se volvia muy poco, comparado a lo que en este momento sentia. Era algo inexplicable.

La voz de Paolo hizo que saliera de sus pensamientos, una sonrisa salio de nuevo, de satisfaccion. Realmente no se habia equivocado con el. Miro a sus compañeros, que al igual que ella anhelaban entrar para poder ver al fin, el despertar de su todopoderoso.

- Helena, Paolo. Concuerdo con ustedes, ha llegado el momento de convertirnos en sus guerreros de nuestro Dios, en los protectores del Dios Abel. - En ese momento comprendia que tenia que haber trabajo en equipo y colaboracion, al fin y al cabo iban a ser compañeros siguiendo un mismo objetivo.

- Lo se Helena, vayamos compañera. - Siguio a sus compañeros y Dios, adentrandose a aquella que los conduciria a un nuevo horizonte.